Los días pasaron y con ellos
el dolor, mi cuerpo volvía a la normalidad y mi vagina a su tamaño
original , cosa que nunca creí que podía suceder.
Mi esposo se extrañaba mucho
el por qué yo no quería tener sexo, estúpidos pretextos
salían de mí. Claro nunca pensaba decirle la verdad, él
tal vez podría aceptar una infidelidad, pero no creo que comprendiera
la de este tipo.
Reconozco que al principio tuve
mucho miedo, hay veces que cuando estamos muy calientes no pensamos en
lo que hacemos y eso fue por lo que yo pasé. Pero el recuerdo de
mi pasión prohibida volvía a mi mente y con ella la excitación.
Dejé pasar un tiempo prudencial
y volví a tener sexo con mi marido. Todo quedó en el pasado
por un tiempo, pero nunca pude olvidarme lo que había hecho.
Un día mi marido me dijo
que tenía que salir de viaje de negocios todo el fin de semana,
yo me enojé, no me gustaba que me dejase sola, pero él insistió
que no podía posponerlo y me dijo que invitara alguna amiga para
que no me quedara sola.
Llegó el día marcado
y él se marchó, bien temprano por la mañana, al rato
llegó mi amiga Carla, iría a pasar conmigo todo el fin de
semana . Ella es una morena grandota con un cuerpo muy bien formado, recientemente
divorciada y sin hijos , así que le venía bien despejarse
un poco en el campo.
Paseamos un rato por el campo, charlamos
bastante y por la noche comimos una rica cena nos embriagamos con un buen
vino y nos fuimos a dormir. Todo hasta ahí transcurrió normalmente.
A la mañana siguiente yo
me desperté muy excitada decidí masturbarme un poco pero
eso no podía apagar mi fuego. Fui a buscar a Carla y observé
que dormía, ella siempre fue de dormir hasta muy tarde , así
que me marché tranquila en búsqueda de mi amor, Relámpago.
Sólo quería jugar
un rato con él, tal vez franelearlo un poco. Entré al establo
cerré la puerta y me dirigí directo a él. Comencé
a darle pequeños besitos en la boca y él me lamía
toda con su gran legua. Lo saqué de la caballeriza y lo ubiqué
en el medio del establo lo até a un poste y me senté en un
banquito muy cerca de su miembro. Comencé a acariciarlo y fue de
a poco creciendo. Qué hermoso volver a tocarlo después de
tanto tiempo , cómo lo extrañaba. Despreocupada y tranquila
a sabiendas que Carla aún dormía, me comencé a desnudar
toda y luego a masturbarlo con las dos manos, ya para ese entonces Relámpago
estaba a casi su máxima potencia y comenzaba a relinchar, se ponía
un poco inquieto pero yo lo calmaba.
Tomando con las dos manos ese súper
mástil comencé a darle pequeños besitos en la punta
hasta irme acostumbrando de a poco a ese fuerte olor del miembro. El tiempo
volaba y yo también pero por las nubes, realmente estaba tan excitada
que me olvide de todo. Lo masturbaba me detenía para besarlo y chuparlo
un poco, luego lo pasaba por mis pechos, era realmente incasable jugar
con ese tremendo falo. Tenía unas terribles ganas de volver a introducírmelo,
pero el recuerdo del dolor me lo impedía.
En eso siento la voz de Carla que
me llamaba y la puerta del establo que se abría. Todo fue tan rápido
como un abrir y cerrar de ojos, hace un segundo estaba disfrutando como
la mejor, y al otro segundo estaba siendo descubierta por mi amiga en las
mas terribles de mis perversiones. Me quedé congelada sentada en
el banquito con el pené de relámpago en mis manos y la vista
clavada en la cara de sorprendida de mi amiga, viendo lo que yo estaba
haciendo. Ninguna habló yo seguía estática no sabía
qué decir, pasaron unos segundos que parecieron años y por
fin me decidí a decir algo.
Soltando lo que tenía en
mis manos tapándome con algo de ropa que estaba en el suelo, le
dije a mi amiga - Nunca hago esto es que estaba muy excitada y no sé
lo que hacia - ella me respondió - Es asqueroso lo que estas haciendo,
pero nunca había visto una pija tan grande y al verla hasta me calienta
- cuando dijo esas palabras comprendí que compartíamos algo
y me sentí un poquito aliviada. Entonces yo le susurré -
querés tocarlo, mira que no creo que tengas otra oportunidad de
hacerlo- Ella sin contestarme se dirigió muy despacito hacia relámpago
sin quitar la vista de su miembro y me preguntó si era manso, yo
le respondí que era súper tranquilo solo ahora esta un poco
inquieto porque está precisando de una yegua.
Carla tomó con las dos manos
el tremendo miembro y no lo soltaba parecía poseída, yo solté
mi ropa y me agaché para demostrarle a Carla con hechos lo que yo
sabía hacer.
Ella no decía nada estaba
totalmente entregada, masturbaba a Relámpago con las dos manos y
mientras yo abría mi boca para poder chupar la cabeza del pené,
lograba introducirla un poco en mi boca y eso a ella la ponía aún
más caliente.
Carla sin decir una sola palabra
se desnudó por completo y se acomodó junto a mí, dándole
besitos muy de a poco al súper miembro, pero poniendo cara de que
le daba impresión. Yo estaba súper excitada pero mi amiga
creo que estaba aún mucho más que yo era capaz de cualquier
cosa.
Nos turnábamos para pajearlo,
pero Carla no quería chuparlo, no le agradaba el olor que tenía
pero sí le encantaba frotárselo por su cuerpo desnudo o sentirlo
en sus manos. Luego logré acomodarme poniéndome de cuatro
debajo del caballo y le dije a Carla que lo frotara por mi vagina. Ella
no se hizo rogar y obedeció inmediatamente a mi pedido.
Qué lindo era volver a sentir
esa tremenda vara golpeado las puertas de mi vagina , tenía miedo
a la penetración y no quería volver a hacerlo por temor al
dolor, pero Carla además de frotarlo me introducía sus dedos
mojados para agrandarme la vagina, eran obvias sus intenciones.
Estuvimos así un buen rato
mis brazos me dolían por la posición pero la calentura era
más fuerte. Carla ya me había trabajado muy bien mi vagina
y creo que ya introducía casi toda su mano, así que sin más
preludio la sacó y me dijo ahora llegó la hora de la verdad
y me comenzó a introducir la tremenda manguera de Relámpago.
Qué placer indescriptible, no dolía mucho porque Carla fue
muy cuidadosa. Muy de a poco fui sintiendo ese tremendo sable entrar en
mí , podía sentir como mi cuerpo comenzaba a partirse en
dos , y Carla seguía empujando más y más dentro mío,
hasta que en un momento grité basta , sabía que más
no se podía meter. Quería que ese instante fuera eterno qué
calentura qué placer cómo lo disfrutaba , nunca más
quería volver a tener sexo con ningún hombre sólo
Relámpago sería mi amante. En eso Relámpago comenzó
a moverse yo le grité a Carla que lo sujetara tenía miedo
que avanzara un solo paso y terminara literalmente toda reventada por dentro.
Carla se paró lo sujetó por delante y desde abajo yo podía
observar cómo lo acariciaba para calmarlo, entonces sin perder tiempo
comencé a moverme muy despacito para adelante y para atrás,
sentía cómo salía y entraba esa manguera, estaba tranquila
ya que Carla seguía calmando al caballo , yo me movía sin
parar y estaba a punto de llegar a mi orgasmo ay qué placer no me
detenía ni por un segundo, aunque mi cuerpo cansado y dolorido me
lo pedía a gritos pero yo le seguía dando duro. Entonces
vino mi delicioso orgasmo y caí desfallecida al piso dejando detrás
de mí el pene de Relámpago. Pude sentir cómo salía
de dentro de mí, a medida que mi cuerpo caía, era como si
se desprendiera de golpe una parte de mi cuerpo, pero después de
eso perdí la conciencia por unos segundos.
Continúa....
Esa fue una experiencia única,
que le recomendaría a toda mujer que realmente quiera disfrutar
de un miembro descomunal. Claro que son cosas que sólo le cuento
a ustedes y no sabe nadie de esto, porque es una pasión prohibida.
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SANDY