S�, a Nieves le hab�a gustado que la follaran y pronto
tendr�a oportunidad de repetirlo porque lleg� el fin de semana y sus padres,
volvieron a dejarla para salir de viaje.

Como cada viernes, la llevaron en coche, confiados, la
dejaron en la puerta y la chica subi� pero el abuelo, no estaba solo, una vez
m�s�

"Hola guapa, da un beso a tu abuelo!" le dijo el hombre
mientras meti�ndole la lengua en la boca, jugaba con la de la chiquita que
obediente la succionaba al tiempo que sent�a que el viejo era todo manos
toquete�ndola con la confianza del que la siente suya.

"Mira que guapa es, Sebasti�n" El amigo acudi� al encuentro
de ambos. Era un hombre grasiento, bajo, como la ni�a, bastante calvo y los
pocos pelos que le quedaban sobre la cabeza los ten�a bastante descuidados y
canosos, con un barrig�n enorme, ojos saltones y una boca gorda y babosa deseosa
de lamer aquel cuerpo pueril ansioso de abrirse a los placeres que hubiesen de
venir.

Sebasti�n levant� la falda tableada de Nieves, bajo la cual
llevaba unas infantiles bragas de algod�n. Aquello era demasiado, ten�a la polla
completamente erecta y necesitaba quitarse la ropa cuanto antes.

El abuelo Pepe, le indic�, "vamos a sentarnos mientras esta
preciosidad se desnuda para nosotros"

Se sentaron en el sof� uno al lado del otro, aun vestidos,
pero ambos se sacaron la polla que empezaron a menearse ante la ni�a, que
sonrojada se desabrochaba la blusita blanca de su uniforme escolar, bajo la que
llevaba una de esas camisetitas de encaje propias de las chiquillas tiernas que
aun no necesitan del sujetador.

Baj� la cremallera de la falda de cuadros, realmente, estaba
muy avergonzada, no se atrev�a a levantar la vista ya que los hombres se
pajeaban sin cesar.

Sebasti�n estaba provisto de una verga descomunal, llena de
pelos canosos, era una polla muy grande, curvada hacia arriba, que chorreaba de
la excitaci�n. Cuando la ni�ita en un momento dado, levant� t�midamente la vista
y la vio, tuvo miedo, esperaba que su abuelo no permitiera que se la metiera el
hombre aquel, ten�a claro que solo Pepe meter�a su instrumento, porque aquello
tan grande, ten�a claro que le producir�a bastante dolor, pero nada m�s lejos de
la realidad.

Los hombres, se desnudaron de cintura para abajo, Sebasti�n,
se dej� las sandalias con calcetines blancos, no ten�a ganas de perder el tiempo
en quitarse m�s, se abri� la camisa dejando al descubierto aquel pecho lleno de
canas y aquella barrigota gorda y todo �l sudaba como un puerco, el abuelo se
qued� totalmente desnudo y ambos no dejaban de mene�rsela ante la chiquilla que,
provista tan solo de las bragas de algod�n intentaba cubrirse los incipientes
pechitos de ni�a, avergonzada.

"Qu�tate las bragas tambi�n, peque�a" le dijo Sebasti�n,
anda, que quiero ver ese chochito tuyo. La ni�a movi� la cabeza de un lado a
otro en se�al negativa, pero el hombre continu�: "Si te dejas de hacer cosas y
eres buena, te dar� 10 euros de regalo"

Nieves se baj� las bragas hasta los tobillos, sac� los pies y
se qued� totalmente desnuda ante dos personas que m�s que hombres, eran como
animales deseosos de poseer un tierno manjar, algo tan exquisito que era
inalcanzable para ellos.

El abuelo, se situ� por detr�s, pellizc�ndole los pezoncitos,
se re�a mientras comentaba a su amigo "Mira, te gusta, eh?" El amigo solo pod�a
asentir con la cabeza mientras que Pepe, dirigi� a su nieta cerca de aquella
bestia peluda cuyos dedos, gordos y grasoso paseaba con descaro por la suavidad
de la a�n casi ni�ez de la joven. El abuelito desde atr�s, le abri� las
piernitas y situ� la polla entre ellas, as�, sin meterla. Solo sentir el calor
del miembro del anciano, la chiquilla, cerr� sus muslos en torno a �l, deseando
sentirlo cerca, como cuando ella se tocaba con los dedos, como un pajarito que
se le fuese a escapar, que gusto sentir aquella barra dura en la puerta de su
co�ito jugoso�!

Sebasti�n miraba anonadado toda la escena, la ni�a, con los
ojos cerrados del placer y el abuelo pel�ndose la polla, frotando aquella
almejita viciosa y ya no pod�a m�s, pero cual fue su sorpresa cuando Pepe,
cogiendo por las piernas bien abiertas de la chiquita, en vuelo, la posicion� de
tal manera que antes que ella reaccionara la hab�a sentado sobre la gruesa polla
de aquel viejo salido.

Mientras que de la garganta de Nieves, se escap� un gemido
infernal, presa de un dolor infinito, el gordinfl�n sinti� que su verga jam�s se
hab�a metido en un agujero tan peque�ito y delicioso. Agarr� el cuello de la
ni�a y la morre� hasta dejarla sin aliento, llegando a sentir el asco m�s
profundo que jam�s pudiera sentirse al olor de aquella boca maloliente que la
embadurnaba de babas sexagenarias.

El abuelo Pepe, aprovechando que la pareja se lo montaba de
locura, met�a la lengua en el agujero del culo de la joven, esta estaba fuera de
s�, entregada totalmente al placer que le empezaba a procurar el grueso cipote
dentro de su a�n estrechita cavidad, de tal manera que sin miramientos besaba al
compa�ero que tanto gustito le procuraba desde lo m�s profundo de su cuerpo, esa
polla la reventar�a pero la ten�a clavada hasta el fondo, notaba lo enorme que
era cuando el t�o la bamboleaba de arriba abajo a su antojo. Era flacucha, f�cil
de manejar y esto facilitaba much�simo las cosas. S�, definitivamente,
foll�rsela era un privilegio.

Mientras, atr�s, cuando Pepe not� que la muchacha estaba lo
suficientemente entregada a los placeres del sexo, lo suficientemente distraida
como para no darse cuenta de lo que planeaba, se escupi� bien la polla y
enfil�ndola para su culito, comenz� a penetrarla despacio�

"No, no, por favor, no, no!!!" In�til. Aquellos gritos eran
in�tiles, porque el abuelito Pepe, estaba dispuesto a follarse aquel culito
virginal y nadie iba a convencerlo de lo contrario.

"B�sala Sebasti�n, m�tele bien la lengua que no grite"
Mientras la besaba aquel macho, el viejo Pepe le meti� toda la minga hasta notar
los huevos pegados al culo de la muchacha que no cesaba de llorar.

Comenz� a bambolear, despacio, muy despacio, sintiendo que
cada vez se le abr�a m�s como una flor ante su espada. La sacaba despacio para
dejarse caer hasta el fondo al tiempo que mug�a como un toro bravo poseyendo a
la hembra de su especie.

Ah� estaba la peque�a Nuria. Tierna como una rosa, a sus 12
a�os follada por el culo por la polla gorda de un abuelo grande y seboso
mientras que por 10 euros le follaba el co�o cualquier t�o que lo deseara, ahora
era Sebasti�n, pero ma�ana, podr�a ser cualquiera, en todo caso, ella disfrutaba
y se olvidaba del pudor cuando su cuerpo se abr�a dando paso a aquel trozo de
carne que empujaba m�s y m�s como queriendo meterse hasta los cojones de aquel
s�tiro.

Cuando ambos se le corrieron casi a la misma vez dentro de
los agujeros la dejaron en el sof� hecha una mu�eca, a la espera de su despertar
y seguir disfrutando del elixir de juventud que aquel �ngel pose�a.