Hola, soy Aria. Este escrito trata de ampliar la imagen de la
autora, en respuesta a las sugerencias, que me han participado, los hermosos
hombres (y mujeres) que han le�do mis relatos anteriores. Por eso, perm�tanme
pecar de narcisismo e imaginen, con este intento, como es Aria.
Soy una mujer rubia, mi piel es muy blanca, por eso, me gusta
mucho el tono que adquiere cuando me bronceo en la playa. A mis amantes les
encanta. Tengo muy poco vello en general en mi cuerpo, de hecho, no necesito
depilar mis piernas para mantenerlas tersas, suaves y acariciables.
Mi vello p�bico es rubio y muy fino, pero, tambi�n, bastante
escaso. Siento que, a algunos hombres, les gusta que las mujeres tengamos
abundante vello en esa parte de su cuerpo. Sin embargo, en lo que se refiere a
m�, quienes me han cogido, les encanta como tengo los labios de mi sexo, mi
cl�toris y mi vagina. Les gusta mucho su olor, me han dicho. En ocasiones,
cuando me pongo alguna tanga, por dem�s min�scula, me depilo las partes
laterales de mi pubis, a fin de que no salgan mis pelitos rubios por los lados.
En alguna ocasi�n, incluso, me depil� completamente el pubis. Creo que se ve�an
sensacionales mis labios �ntimos, ya que tenuemente contrastaban con el color
rosado de mi cl�toris y vagina. Me encanta ser mujer, me fascina tener las
partes adecuadas para gozar y hacer gozar, hasta el l�mite, con esos hermosos
hombres que te penetran con su miembro viril en los insondables tesoros del sexo
palpitando y ardiente. Ser penetrada y recibir los jugos del macho, es uno de
los placeres m�s exquisitos que nos ofrece la naturaleza.
Mis gustos sexuales, no son tan extraordinarios. Me gusta que
me digan piropos sobre mi cuerpo, mi cara, mis piernas, mis tetas y mis nalgas,
Eso, hace que me humedezca la vagina y se me inflame el cl�toris. Me gusta que
mi hombre me exhiba, me lleve a cenar o a una disco, a tomar alguna copa. Me
encantan, los tocamientos, discretos, en situaciones p�blicas. Ya en la cama, me
calienta mucho que me hagan el sexo oral, me gusta acariciar los penes y
pon�rmelos en mis tetas, me gusta mucho sentir los fluidos en mis pezones. Me
gusta que me penetren en la posici�n "de perrito". Bueno, en fin, soy muy
caliente. Cuando estoy cogiendo soy muy gritona, muy expresiva. Me gusta gozar
al m�ximo de toda experiencia sexual.
Despu�s de que conoc� a Rodrigo, experiment� situaciones que,
me siguen encendiendo. Por ejemplo, por las ma�anas, cuando llegaba a la
empresa, lo primero que �l hac�a, era visitarme en mi oficina para verificar,
seg�n �l, si " segu�an mis nalgas y tetas igual de buenas". Me las tocaba,
subi�ndome el vestido y deten�a sus dedos en mi cl�toris, hasta humedecerme.
Tambi�n, en ocasiones, nos encerr�bamos en el archivo, y ah�, me abr�a la blusa,
me bajaba las pantaletas, y me penetraba parada. Eso era muy rico, ya que a solo
unos metros, escuch�bamos el bullicio de la oficina. Entonces, como ahora, me
encantaba ponerme esas minifaldas que tanto calientan a los hombres hermosos y,
en numerosas ocasiones, sol�a llegas sin bragas a la oficina, solo por sentir el
placer de que, cuando, me tocara Rodrigo, encontrara la suave desnudez de mi
cuerpo, debajo de la falda.
En ese tiempo, mi marido, no sab�a que mi relaci�n con
Rodrigo era tan intensa, que foll�bamos casi a diario, en los lugares y
circunstancias m�s diversas. En algunas ocasiones, a la salida de la jornada de
trabajo, me ped�a que se la sacara y mamara durante el trayecto a su piso. En
otras, me abr�a la blusa y jugaba con mis tetas. Dec�a que, tan ricas tetas, no
pod�an mantenerse en secreto, que deb�a ense��rselas al mundo.
Generalmente, cuando llego a casa, me cambio de bragas y me
quito el brassier, si es el caso que traiga, y me pongo c�moda, visti�ndome con
un peque�o bat�n color azul p�lido, que es el que m�s me gusta. En alguna
ocasi�n, en la �poca que me follaba Rodrigo, descubr� que mi marido, revisaba
mis bragas, las ol�a y notaba, que siempre, ten�a los residuos blancuzcos del
semen que chorrea despu�s de que te han inundado y te pones las bragas.
En otras ocasiones, �l notaba que, aunque cuando sal�a
llevaba medias, al regresar no tra�a o ten�an evidentes restos de semen, incluso
en el bra. Imaginen, cuando la braga era color negro, los restos de semen eran
notables y abundantes. En ocasiones, mi marido, esperaba a que me durmiera, se
levantaba, tomaba mis bragas llenas de restos de semen y se iba al aseo a
masturbarse. Ol�a y chupaba mis bragas y despu�s se las pon�a en su polla y se
corr�a sobre de ellas. Se pon�a excitad�simo.
En otras ocasiones, hac�amos el amor. Es muy agradable,
sentir la mezcla de jugos en tu vagina, cuando dos hombres te han dejado
inundada con su semen.
En fin, creo que me convert� en una mujer mucho muy ardiente.
Me arreglaba mucho m�s y desarroll� una coqueter�a incre�ble. Mi guardarropa se
modific� y mis salidas se multiplicaron Lo fabuloso, es que, en todo, mi marido
se port� muy condescendiente, incluso fue, b�sicamente, el c�mplice de mis
andanzas.
Aprend� a disfrutar, su mirada brillante de lujuria, cuando,
por la ma�ana, me ve�a prepararme para ir a la oficina. Cuidadosamente me
observaba c�mo, sal�a desnuda del ba�o, me pon�a las min�sculas bragas de
encaje, mis medias, el suave perfume que esparc�a en mi pubis, ah�, donde mis
rubios y tersos "pelitos", anticipan el inicio de los labios de mi sexo, el
cuidadoso maquillaje en mi bell�sima cara, el retoque de rouge a mis carnosos
labios agregando un sugerente brillo final, la crema de aroma que con finos
movimientos me untaba en mis pronunciadas nalgas, el fino retoque a unos
cabellos cuidadosamente arreglados por alg�n estilista de moda, los aretes de
fino acabado que cuidadosamente incrustaba en mis orejas con movimientos lentos
y sensuales, las u�as de mis manos largas y cuidadosamente pintadas que destacan
unas finas manos cuyos dedos ans�an cerrarse alrededor de un hermoso pene, el
minivestido que entallaba peg�ndose a cada curva de mi cuerpo y, finalmente, mi
voz suave y aterciopelada, dici�ndole: "hasta la noche, querido, no te preocupes
si llego un poco tarde, mmmmmmmm, te quiero mucho, amor".
Mi imagen se convirti� en el de una mujer en plenitud,
hermosa, deseable. Hoy, cuando salgo a la calle, siento con placer, las
m�ltiples insinuaciones y expresiones de los hombres que se atraviesan en mi
camino. Mi forma de caminar, vestir y hablar, destacan mi cautivadora feminidad
y erotismo. Hummmmmmmm, me encanta, ser mujer.
Gracias por sus comentarios, y espero, que este relato, haya
sido de su agrado. Con amor, Aria.
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