Mi suegra Yolanda
Cada vez que veo la foto que ahora sostengo entre mis dedos
no puedo evitar estremecerme e inundarme de ese calor que parece quemar mi
est�mago. La foto corresponde a un Verano de hace ya algunos a�os y la mujer
que en ella aparece es mi exsuegra Yolanda. Aqu� puedo verla radiante, en su
cocina, con su media melena de cabello liso, ese pelo caoba tan hermoso que
sobresal�a entre sus mechas rubias. Sus cejas eran delgadas y bi�n preparadas
por su hija estetici�n. En esta foto guarda una sonrisa lejana, su rostro de
mujer con personalidad
Y madura. Ten�a 44 a�os cuando la fotografiaron, y en ella
puede verse a�n su tremendo cuerpo de hembra en todos los sentidos de la
palabra. Su camiseta de tiras dejaba al aire su cuello y sus hombros de mujer
madura, y una cadena de oro colgaba de su pecho hasta el surco que anunciaba
dos grandes y preciosas tetas. No puedo contener la erecci�n al recordarlo.
Esa mujer fue mia, completamente mia. Mi lengua se pase� campeando esa cadena
y esos hombros. Su figura en la cocina resplandece a�n m�s al llegar a sus
anchas caderas, ese contorno de peligrosas curvas que las mujeres cuarentonas
poseen. En su mano derecha, su anillo de mujer casada, y esa sonrisa, esa
hermosa sonrisa ilumin�ndolo todo.
Todo sucedi� hace tiempo, despu�s de dos a�os de mi
separaci�n con su hija. No la hab�a vuelto a ver desde entonces. Aquel
atardecer sal� a ejercitarme como de costumbre, aunque ese dia me hab�a
retrasado en exceso y ya anochec�a. No me import� en absoluto e incluso vari�
mi itinerario. Fue el destino que decidiera pasar a orillas de la casa de mis
exsuegros, un poco alejada de la carretera principal. Justo al acercarme a la
parte de atr�s de su casa, justo d�nde ten�an el amplio garage del coche
advert� luz en el interior de �ste. Una excitaci�n desorbitada se apoder� de
mi. Estar�a dentro mi suegra. Ella hab�a sido mi pasi�n y la �nica raz�n de
que mi matrimonio aguantara tanto. La hab�a deseado desde el primer dia en que
la v�. Incluso consegu� que mi mujer me consentiera llamarla con su nombre y
vestirla con un par de vestidos suyos, hasta poseerla en su cama materna. A mi
mujer le excitaba pensar en la forma en que yo pod�a poseer a su madre, aunque
no me cre�a capaz de hacerlo, por eso acced�a a mis juegos.
Me acerqu� a la parte de atr�s del garage lentamente y ech�
un ojo.
Efectivamente all� estaba Yolanda recogiendo cosas en el
maletero del coche de su marido. Llevaba un vestido flojo de Verano azul. El
mismo que le hab�a puesto a su hija en una ocasi�n. Me excit� tanto que no
pens� en nada de lo que pudiera pasarme si entraba. S�lo entr� y me acerqu�
casi jadeando a ella. La deseaba y deb�a hacerla mia.
En ese momento estaba de espaldas, con su cabeza metida
dentro del maletero. Me abalanc� a ella con furia. Yolanda solt� un grito y
quiso incorporarse. Rapidamente le tap� la boca y le avis� que si gritaba que
la matar�a. Me reconoci� al instante. �T�u??. �Si, yo, yo mismo!!
Comenc� a magrearle sus tetas, su culo. Su cuerpo se tens�
al instante, aquello la estaba excitando a�n en contra de su voluntad. No hizo
falta decirle dos veces que no gritara, no volvi� a hacerlo.Mis manos hac�an
lo que quer�an en su cuerpo. S�lo cuando mi mano se col� entre sus piernas y
por debajo de su vestido que ya me hab�a permitido el lujo de susb�rselo hasta
su cintura esboz� indignada:
-Por favor, d�jame, esto te costar� muy caro.
-No voy a hacerte da�o, Yoli, s�lo quiero follarte, nada
m�s, no grites y haz lo que te digo y todo saldr� bi�n-
-est�s loco, verdad? Completamente loco!
Mi mano se paseaba por sus muslos de mujer cuarentona,
arriba y abajo, con suavidad y fuerza al mismo tiempo. Yo lam�a su nuca, sus
hombros, hasta su vestido y su pelo. La ol�a y eso me volv�a loco. Mi suegra
Yolanda dej�ndose hacer por su yerno. Llegu� a u braga y los dos exalamos un
quejido: yo de placer y dominaci�n, y ella de resignaci�n por lo que iba a
suceder. De un tir�n la incorpor� y pude comprobar que era de mi justa
estatura, m�s alta que mi exmujer y mucho m�s hembra. Busqu� su boca y ella me
rechaz�. Le di una sonora ostia y le dije amenazantemente: -Dame tu lengua,
puta.
Su boca se abri� para mi y yo no pod�a evitar resoplar y
gemir en su boca. La boca de mi suegra. Acariciaba sus brazos morenos, sus
enormes tetas. Sent�a sus pezones debajo del vestido. Hab�an sido muchas
noches corri�ndome en el co�o de su hija y nombr�ndola a ella, urgando en los
cajones de su mesilla y oliendo sus bragas y sus sujetadores, su perfume, sus
vestidos. Ahora la ten�a a ella. Lam� sus labios, su saliva era de un sabor
fuerte pero muy agradable. Mi lengua baj� a su cuello. De un golpe romp� su
vestido y su sujetador. Susu enormes tetonas quedaron ante mi mostr�ndome un
ancho y gordo pez�n, sobresaliendo de una aureola obscura y muy ancha. Yolanda
suspiraba y temblaba toda. No pod�a creerlo. Chup� sus tetas, mord� sus
pezones hasta arrancarle un grito de dolor.
-Vamos, Yoli, sube al coche, voy a follarte en tu propio
coche, como a una puta, como a tu hija, que le encantaba ser follada en
aparcamientos y descampados.
-Dios, est�s loco...
Sub� con ella en el asiento del acompa�ante y tras
reclinarlo del todo me sub� encima de mi suegra para montarla como a una
vulgar zorra.
Volv� a morrearla, a lamerla, a manosearla toda mientras
sacaba mi polla de su ya demasiada apretada bragueta. Fue entonces cuando supo
que no podr�a evitarlo. � No lo hagas por Di�s, olvidar� lo que pas� hasta
ahora, no se lo dir� a nadie, pero no sigas, ahh, dios, dios mio...- Mi suegra
estaba llorando pero manten�a sus brazos abiertos.
Lejos de escucharla romp� su braga negra de punto y le
acerqu� mi polla. Casi me corro al sentir su calor, su humedad y ese enorme
matorral de pelos negros. Toqu� su co�o y ella se retorci�. Y de un golpe met�
mi rabo hasta el fondo de su vagina cuarentona.-Ugghh- La muy puta gru�� como
una perra. Mi polla parec�a que reventaba. Desde la primera penetrada Yoli
empez� a gemir. Primero gemidos contenidos, casi gru�idos de vieja asquerosa.
Luego gemidos m�s claros y altos. Mi polla resbalaba en su vagina de casada
una y otra vez. Tocaba y tiraba de sus pezones con mis dedos, le sujetaba sus
carnosos brazos de mujer adulta y la endi�aba como a su hija. Era increible la
gen�tica, pero se abr�a igual que su hija, gem�an casi de la misma forma y
pon�a la misma cara de puta que ella. Pero su madre era m�s hembra, su cuerpo
era carnoso y duro, sus indicios de celulitis le daban m�s morbo, y el
bamboleo de sus tetas a un lado y a otro. Gru�� encima de ella, gem�, mi
cuerpo sudoroso se restregaba al suyo con enorme lascibia. La follaba entera,
y ella juro que tambi�n follaba. No era como con el cornudo de su marido. Su
hija me hab�a confesado que los escuchaba por las noches y siempre gem�a antes
su padre, despu�s su madre y despu�s silencio. Ahora dispon�a de una polla de
verdad, de un macho de verdad y por eso gem�a.-te gusta Yoli, te gusta lo que
te hace tu yerno??, ehh puta??? Dime que te gusta la polla que se tragaba cada
noche tu puerca hija!!! D�melo!!!
No dec�a nada pero sus gemidos eran m�s altos. No me
import� que nos descubriera nadie, ni en eso pens�, s�lo en foll�rmela.Cerr�
los ojos un instante y dej� que los gemidos controlarana el espacio y el
tiempo. Escuchaba jadear a mi suegra, sent�a su carnoso cuerpo removi�ndose
debajo del mio, aspiraba el olor que desprend�a de hembra poseida, y por un
instante record� a su hija espatarrada en este coche, lami�ndome, follando
como una puta, corri�ndose al escucharme gemir con el nombre de su madre en
sus labios: Ahhh, Yolanda, Yoli, ahh Yoli, Yoli... Abr� los ojos de nuevo y mi
suegra me miraba mientras yo daba mis contoneos en busca de su m�ximo placer.
Una gota de sudor cay� sobre su cara. De pronto me mir� fijamente y susurr�:-
Ahh, ahh, si, si me gusta, ahh, cabr�n, eres un cabr�n de mierda!,ahh,ahh...
La morre� con devoci�n, mi lengua en su boca, la cog� sus
dos tetonas y de unas embestidas brutales le grit�:- Me corro,ahhh, me corro
en tu vagina Yolanda,ahhh,ah, as�, asiiii, c�rrete, c�rreteee!! Ella empez� a
convulsionarse y por primera vez me abraz�, me bes� con fuerza y empez� a
gemir de igual forma que su hija cuando se corr�a, gritando como una vulgar
perra.-Aghhh, ahhhh, ahhhh,mmmm, ahhh, Dios mio-. �As� Yolanda, asiii, toma
toda mi leche, todaaa.
Mi cuerpo se tens� como nunca antes pude imaginar. Me
corr�a dentro de mi suegra Yolanda. Dentro de su vagina cuarentona. Dentro de
esa hembra rotunda. En su propio coche. All�, esparramada como una zorra,
jadeando, sudando, sus muslos abiertos de mujer madura. Quise alargar ese
momento de climax al m�ximo, pero mi leche comenz� a brotar con fuerza dentro
del co�o de mi suegra, a borbotones. Mi polla sal�a y entraba m�s despacio de
su co�o, derramando esa leche que tantas noches habia tragado su hija. Ahora
la derramaba en su madre. Mi leche entr� en lo m�s profundo de su vagina, pero
tambi�n sali� hasta su culo, mojando sus muslos ya entrados en edad. As�
qued�, con mi polla a�n reg�ndola con la �ltima leche por sus piernas, su
barriguita, su pelambrera de hembra...
Nos quedamos en silencio, con mi cuerpo goteando sudor
encima del suyo,tambi�n completamente encharcado. Mi suegra casi no se atrev�a
a mirarme. Antes de que dijese nada le pregunt�. -Est� tu marido y tu hija en
casa, Yoli?- Me mir� con miedo, pero al mismo tiempo con enorme morbosidad. No
hay nadie hasta ma�ana, se quedan en Gij�n por motivos de trabajo de mi
marido. Mi mirada se ilumin�...