Relato: Carlos y Jimenita



Relato: Carlos y Jimenita

Cuando el padre de Carlos se jubil�, el cargo de encargado del colegio Plaza Mayor pas� a su hijo.
Carlos no estaba tan contento con ese hecho, pero no le qued� otra que hacerse cargo del trabajo, la cosa no estaba bien materia laboral, y era un trabajo seguro, y si bien el sueldo no era demasiado alto, a �l que era soltero, y sin nadie a cargo le alcanzaba para sus gastos, que no eran muchos.
El Plaza Mayor era el colegio m�s caro de la ciudad, y a pesar de que pr�cticamente no exist�an ya los colegios exclusivos para chicos de un solo sexo, este establecimiento tradicionalmente hab�a sido siempre para se�oritas, y as� lo segu�a siendo.
Las chicas que estudiaban en ese colegio eran de las familias m�s ricas de la ciudad, y usaban un uniforme que consist�a en una camisa blanca, corbata roja, y una pollera tableada de color gris claro. Ninguna de las alumnas tomaba un transporte p�blico para llegar al establecimiento, por lo que las polleritas las usaban muy cortas, algunas las llevaban tan cortas que apenas le tapaban la cola.
A Carlos le llam� la atenci�n la forma descarada en que las chicas iban vestidas. El ten�a veintid�s a�os y sus hormonas estaban a full, y la visi�n de las chicas, que ten�an entre diecisiete y catorce a�os, vestidas con sus falditas de colegialas lo hac�an estar excitado todo el tiempo. Esa visi�n de piernas adolescentes, y colas redondas lo hizo gastar gran parte de su primer sueldo en un celular con c�mara.
Era un tel�fono con una c�mara de diez megap�xel, por lo que ten�a una muy buena resoluci�n, adem�s ten�a Internet, etc.
Como varias de las aulas estaban en el primer piso del colegio, las chicas ten�an que subir por unas escaleras, y Carlos aprovechaba esto para filmar y sacar fotos de las chicas en las escaleras. La mayor�a de las adolescentes debajo de la falda usaban shorcitos de lycra, pero como algunos de los mismos eran muy peque�os, terminaban metidos entre las nalgas de las chicas, por lo que las fotos que sacaba Carlitos eran s�per sexys.
Muchas de las muchachas eran unas verdaderas bellezas, pero a Carlos una en especial directamente le vol� la cabeza. Se llamaba Jimena Larramendi, y era hija de una jueza del Superior Tribunal de Justicia. La madre de Jimena era una mujer muy ocupada, y la atenci�n que le daba a su hija era bastante escasa, lo que si siempre la llevaba al colegio, ya que le quedaba de paso en su viaje a tribunales. A la salida Jimenita llamaba a un remise para que la lleve a su casa, ya que su madre no volv�a sino hasta la hora de la cena. Pero lo que pasaba era que la madre una o dos, o hasta tres veces a la semana la llevaba tarde al colegio.
Jimena era una chica sumamente hermosa, ten�a el pelo color rubio, la tez siempre bronceada que destacaba con unos ojos de color verdes clar�simos, y una boca de labios gruesos que parec�an hechos para provocar el deseo. Aparte la chica estaba en el equipo de pat�n art�stico, por lo que sus piernas y su cola eran dignos de admirar.
Un d�a como siempre Jimenita llegaba tarde y Carlos estaba a punto de dejar de tomar fotos y filmar a las chicas mientras sub�an las escaleras cuando ella pas� casi corriendo al lado del portero.
La jueza la hab�a despertado sobre la hora, y la chica no encontr� el shorcito que usaba debajo de la pollera, y no tuvo m�s remedio que irse de la casa con la tanguita que llevaba puesta.
Carlos al verla pasar tan apurada, y con una pollerita que apenas que le tapaba la cola, directamente la sigui� filmandola.
Mientras ella sub�a los escalones de dos en dos la faldita acompa�aba el movimiento subiendo y bajando, y dejando al descubierto la tanguita blanca que la chica llevaba puesta, y que por supuesto se le hab�a metido entre las nalgas dejando al descubierto una cola que hubiese hecho tener una erecci�n hasta a un hombre muerto.
Carlos miraba extasiado lo que ten�a adelante, y cuando finalmente ella lleg� al final de la escalera, �l ten�a una erecci�n fenomenal.
Ella ni siquiera se dio cuenta que el portero la hab�a seguido dos escalones detr�s metiendo su tel�fono casi debajo de su pollera. Jimenita no era una chica de grandes luces, intelectualmente hablando, m�s bien todo lo contrario. Eso y el hecho de que hab�a sido producto de un matrimonio fallido hab�an hecho que la madre de la ni�a la dejara de lado. No era brillante como su madre, sino que estaba muy por debajo del coeficiente intelectual de una chica de su edad, y esto la hac�a objeto de todo tipo de bromas de sus crueles compa�eras de a�o. Ella era una chica de catorce a�os que tampoco se hab�a dado cuenta de lo sensual que era, y los celos y la envidia que provocaba en sus compa�eras de colegio.
Apenas Carlos lleg� a su casa lo primero que hizo fue bajar las filmaciones de las chicas a su pc. Cuando vio la filmaci�n de Jimena no pudo reprimir las ganas de masturbarse, y lo hizo no una, sino dos veces.
La chica pas� a ser una obsesi�n para el portero, pero lo que �l no sab�a era que no era el �nico interesado en Jimena.
Laura Calzada era dos a�os mayor que Jimenita, y era tambi�n muy hermosa, con el pelo corto como un muchacho, y sus ojos azules era una adolescente muy llamativa. Pero Luarita no ten�a nada de femenino en su forma de vestir, ni en su forma de actuar, ten�a una naturaleza casi salvaje que se trasluc�a en su mirada y en su forma de actuar. Laura se destacaba en todos los deportes, ten�an un f�sico espectacular, tal vez demasiado musculoso para una chica. Sus piernas eran casi como las de un fisicoculturista, as� como sus brazos y sus hombros, que ten�an una definici�n muscular asombrosa. Al principio Laura se hab�a anotado en el equipo de vollley del colegio, pero a pesar de que de inmediato se convirti� en la mejor del equipo, a ella le gustaban m�s los deportes de contacto, si hubiese habido un equipo de rugby, ella hubiese sido la primera en anotarse, pero se tuvo que conformar con entrar en los de hockey y basquet. El que mas disfrutaba era el basketball, aunque sus compa�eras de equipo rehu�an a jugar contra ella en las pr�cticas, un poco por la manera brusca que ten�a de marcarlas en la cancha, y mucho m�s cuando ella les hac�a marca personal, en donde las manos de Laurita siempre terminaban tocandoles los pechos, o incluso con la excusa de intentar quitarles la pelota alguna que otra vez aprovechaba para meterles la mano entre las piernas.
Pero nadie se animaba a decirle nada a Laurita, todas le ten�an miedo, ella hab�a llegado con el pase de otro colegio en donde se rumoreaba que hab�a tenido un �episodio desafortunado� con una alumna de un curso inferior al suyo. Nadie hablaba, pero todas sab�an que a Laurita le gustaban las chicas, y de no ser porque el padre era un poderoso empresario, ni siquiera la hubiesen aceptado en el colegio.
El padre de Laura era uno de los hombres m�s ricos e influyentes de la ciudad, y se hab�a abierto paso as�a la sima por sus propios medios, o m�s bien usando cualquier medio. Estaba divorciado de la madre de Laura, quien viv�a en otro pa�s, por lo que la crianza de la chica estuvo a cargo de Don Eduardo Calzada.
El la quer�a mucho a Laurita, y trataba de prestarle la mayor cantidad de tiempo posible a la chica, pero ese tiempo era bastante escaso. Desde su divorcio, Eduardo hab�a tenido decenas de parejas, muchas de las cuales incluso llegaron a vivir en la casa con ellos, y fue una de estas parejas, la que le ense�� a Laura los placeres que las mujeres se pueden dar entre si. Laurita en ese tiempo era tres a�os menor, y apenas ten�a trece cuando conoci� a Constanza, y como estaban la mayor parte del tiempo solas en la casa pronto se hicieron amigas, y algo m�s. Constanza ten�a veintid�s a�os, y Eduardo en ese entonces ten�a cuarenta y dos. La chica era una amante incansable y a pesar de su corta edad, ya lo hab�a probado todo. Una tarde lluviosa Laurita se estaba ba�ando cuando su madrastra se meti� en la ducha con ella. Al principio Laura no entendi� nada pero al ver a Constanza desnuda una nube de excitaci�n se apoder� de ella, y ya no pudieron contenerse. El a�o en que Constanza vivi� con ellos en la casa, para Laura fue el mejor a�o de su vida. Las dos chicas ten�an sexo casi todos los d�as, y sus besos y caricias no paraban desde la ma�ana hasta la noche. Pero un d�a el padre de Laurita decidi� que la relaci�n con la chica no daba para m�s y la cort�, a pesar de los ruegos, y las lagrimas de su hija, que �l atribuy� al cari�o que se hab�a despertado en la ni�a. Desde entonces Laurita hab�a quedado como un loba en celo, al acecho de alguien que reemplace a su madrastra, y as� fue que un d�a se hab�a propasado con una chica de primer a�o del colegio al que concurr�a, y la peque�a la acus� ante las autoridades del establecimiento, para colmo hab�a habido testigos de lo que hab�a ocurrido, por lo que a el rector no le qued� m�s remedio que darle el pase a la chica, un poco para separarla de su victima, y otro poco para evitar que el esc�ndalo se haga p�blico.
Al padre de Laura, si bien no le dijeron abiertamente que era lo que hab�a pasado, se lo dejaron entrever, y esto lo puso furioso.
Laura jam�s lo hab�a visto as� a su padre, �l siempre hab�a sido cari�oso y afable con ella, y la forma en que la trat� y las amenazas que le hizo la hicieron temer la ira de su progenitor.
Pero la naturaleza es imparable, y con el tiempo en la mente de Laura se fue gestando la idea de cazar a otra victima, y la elegida hab�a sido Jimenita. Esta vez Laura iba a tener la precauci�n de atacar a la chica cuando no hubiese nadie cerca, y la elegida era una muchachita que estaba acostumbrada a que las otras chicas se abusen de ella por sus escasas luces, y para eso Jimena era la ideal, adem�s de ser una verdadera belleza.
Y as� fue como sin saberlo Carlos y Laura se convirtieron en los cazadores de la dulce Jimenita, uno para registrar fotos y videos, y otra para intentar conquistarla, o mejor dicho abusar de ella.
La ocasi�n se le present� a Laura una ma�ana en la que la hab�an sacado del aula por una ri�a con una compa�era, y Jimena hab�a ido a retirar un libro de la biblioteca. Laura estaba en la biblioteca castigada, y cuando vio que la chica entraba a devolver el libro, y sacar otro para llevarlo a su profesora, Laura se escabull� hasta un rinc�n que hab�a justo a la salida de donde funcionaba la biblioteca. El sitio era el ideal, si bien no era oscuro, estaba oculto de las miradas por ser un �ngulo en una escalera. Ella se ubic� justo para que cuando pase Jimena ella le saldr�a al cruce. Y as� fue.
Cuando Jimenita sali� de la biblioteca al dar la vuelta para bajar por las escaleras se encontr� con Laura, que se le par� enfrente sin dejarla pasar. Laura le dijo �Hola, como est�s, te llamas Jimena no?. Tengo algo para vos�
Y antes de que Jimena diga nada la llev� contra la pared. Jimenita nada pod�a hacer contra la fuerza que su contrincante ten�a, ni tampoco ten�a idea de que era lo la otra ten�a para darle.
Una vez que Laura la tuvo contra la pared, y antes de que su victima pudiera reaccionar le estamp� un beso en la boca. Jimena estaba tan sorprendida que abri� la boca para decir algo, y en ese momento Laura aprovech� para meterle la lengua en la boca. JImenita solt� los libros que llevaba y comenz� a empujar a la otra chica apoyando las manos en los pechos de su agresora, pero no lograba separarse, en un momento dado Laura solt� uno de los brazos con los que estaba abrazando a Jimena, y le meti� la mano por entre las piernas. Jimena se dio cuenta que Laura estaba tratando de meter sus dedos por debajo del shorcito que ten�a puesto, por lo que una de sus manos baj� tambi�n para evitar que esto suceda. Laura le tom� la mano e hizo que la mano de Jimena entre por debajo de su propia pollerita, y con ella se comenz� a masajear. Jimena entonces luchaba ahora por quitar su propia mano de debajo de la faldita de su contrincante, pero no lo logr� hasta que Laura se lo permiti�, y esto fue porque hab�a conseguido llegar al orgasmo usando la mano de la adolescente.
Entonces le dijo a Jimena �Anda putita, y no le vayas a decir a nadie lo que te hice porque te voy a buscar y te voy a cagar a trompadas�.
Jimena no sal�a de su asombro por lo que hab�a pasado, si hubiese sido un hombre el que la atac� sin dudar se lo habr�a contado a alguien, pero el hecho de que fuera otra adolescente la hac�a no saber como reaccionar.
Cuando se agach� a buscar los libros que hab�an quedado en el suelo, Laurita aprovech� y le pas� la mano por todo el trasero, a lo cual Jimenita salto como un resorte as�a adelante y baj� las escaleras corriendo.
Jimena no le cont� a nadie de lo ocurrido, pero tanto ella como su agresora no sab�an que no hab�an estado solas en las escaleras, en un sector oculto, pero con una estupenda visi�n de lo que estaba ocurriendo, Carlos estaba grabando todo con su celular.
Como hab�a envidiado a Laurita, cuanto hubiese dado por ser �l el que se abusara de la bella adolescente.
Pero cuando lleg� a su casa y baj� el video a la pc, se dio cuenta de lo f�cil que ser�a fraguar la realidad.
El programa de reproducci�n de video de Carlos le permit�a guardar im�genes de los videos como si fueran fotograf�as. El muchacho separ� algunas im�genes que a simple vista hac�an aparecer el ataque sexual del que Jimena fue objeto, como otra cosa muy distinta. En algunas fotos aparec�a Jimena recibiendo un beso en la boca de parte de su compa�era, mientras las manos de la agredida estaban en los pechos de la agresora, o sea que parec�a que Jimena le estaba tocando las lolas a Laura.
En otra serie de fotos Jimena estaba con una mano debajo de la pollera de Laura, quien a las claras daba muestras de ser masturbada por la otra chica, y por �ltimo, hab�a una serie en las cuales Jimena estaba agachada, mientras Laura le met�a mano, como si la victima se estuviera ofreciendo para ser manoseada.
Carlos se dio cuenta que ten�a a las dos chicas a su merced, y que si presentaba estas fotos a las autoridades del colegio, o las colgaba de Internet las chicas, que llevaban puesto el uniforme del colegio se iban a ver envueltas en un enorme esc�ndalo.
Ahora ten�a el asunto de c�mo contactarse para hacerles saber que las fotos estaban en su poder, pero sin quedar expuesto.
La mejor forma que Carlos encontr� de ponerse en contacto con Jimena fue a trav�s de las redes sociales. Fue a un ciber, y all� se hizo un perfil falso, mediante el cual, envi� un mensaje privado a la cuenta de Jimena.
Jimenita ten�a cientos de contactos, la mayor�a varones que se sent�an atra�dos por la foto de perfil de Jimena, pero en la realidad sus contactos reales no eran tantos, vale decir que sacando sus parientes casi ninguno, y los mensajes que recib�a eran en general lances que se tiraban para poder conocer personalmente a semejante belleza adolescente.
Cuando Jimena vio que ten�a un mensaje nuevo, estuvo a punto de no leerlo, pens� que seguramente era otro intento de sus admiradores, pero la curiosidad pudo m�s y finalmente lo abri�.
Lo que vio la dej� sin palabras.
Las fotos era muy n�tidas, y el mensaje era socarr�n, casi de burla. En el dec�a �mir� como se divierten las chicas, y si alguien publicara esto en Internet, o se lo mostrara a los profesores del colegio, que pasar�a?�
Jimena corri� a la puerta de su dormitorio, y a pesar de estar sola en la casa, como casi siempre, cerr� la puerta.
Lo primero que se le vino a la cabeza, fue que seguramente Laura ten�a un c�mplice filmando escondido, y que ahora ella hab�a quedado a merced de su agresora. Pens� en contarle a su madre, pero las fotos casi no dejaban lugar a dudas, ella aparec�a participando de la escena.
As� que esa noche casi no pudo dormir pensando en que la obligar�an a hacer.
Eran las doce y media de la noche cuando en su ordenador apareci� un nuevo mensaje, de quien le hab�a mandado el primero. El Nick del chantajista era Puertalo, y en el mensaje le dec�a que al d�a siguiente no se pusiera un shorcito debajo de la pollera, y fuera con una tanguita de color blanca, y culminaba su mensaje amenazando con dar a conocer las fotos.
Jimena adem�s de no ser muy inteligente, era sumamente sumisa, y ni por un momento se le pas� por la mente no hacer caso del mensaje.
Al d�a siguiente ella se visti� como siempre pero sin el shorcito de lycra, se subi� al coche de su madre, tratando de que su progenitora no notara nada, pero como siempre la abogada estaba demasiado ocupada en sus cosas como para fijarse en que llevaba puesto si hija, Jimenita hubiese podido ir desnuda que su madre probablemente ni se hubiese dado cuenta.
Ese d�a llegaron a horario, pero igual Jimena subi� por la escalera despu�s de que lo hicieron su compa�eras, esto para regocijo de Carlos, que vio con satisfacci�n que la chica no se hab�a puesto el pantaloncito debajo de la pollera. Pero ese era solo el primer paso de su plan para su bella adolescente.
El d�a anterior Carlos hab�a comprado un chip de tel�fono, y se lo hab�a colocado a su celular viejo, y como en la cuenta de Facebook de Jimena figuraba su n�mero, cuando las chicas entraron a la �ltima hora de clase, �l le env�o un mensaje de texto, en donde hab�a escrito lo siguiente. �cuando suene el timbre de salida, no tom�s un remise para volver a tu casa, volv� en un colectivo de la linea 4 que para en la esquina de Salta y Arosena. Tom� el primero que pase, y te va a dejar a una cuadra de tu casa. Puertalo�.
Jimenita llamaba a un remise distinto todos los d�as para volver a su casa, y jam�s en su vida hab�a usado un transporte p�blico de pasajeros.
Cuando sali� del colegio se dirigi� a donde se le hab�a indicado, y all� le pregunt� a un hombre cuanto sal�a el pasaje, y como ten�a que hacer para pagarlo, el hombre que ten�a m�s de setenta a�os le explic� con suma paciencia donde y como ten�a que poner las monedas, y lleg� a cambiarle un billete para que las monedas le alcancen a la chica para poder viajar.
Jimenita se alegr� de que hasta ahora todo le saliera bien, en todo el d�a no hab�a visto a Laura, y ahora parec�a que la chica no estaba en la cercan�as, aunque esperaba encontrarla cuando bajara del colectivo, pero como en su barrio hab�a vigilancia, pens� que no iba a pasar nada raro.
Y finalmente el autob�s llego. Era una hora pico, y el micro estaba casi lleno de pasajeros, cuando par� para recoger los que hab�a en la parada en donde estaba Jimena esperando se termin� de completar, y junto con ella subi� un grupo de jovencitos que no paraban de mirarla de arriba abajo. Jimena no era tan tonta como para no darse cuenta de que algo se tra�an entre manos los chicos, y subi� delante del dulce anciano que le hab�a explicado lo de c�mo pagar el boleto.
Dentro del rodado mas de uno se dio vuelta para mirar con lascivia a la chica, por lo que ella en cuanto pudo se peg� al anciano tom�ndose del pasamano del asiento en el que estaba tomado el hombre.
Carlos tambi�n hab�a tomado el colectivo, pero como para Jimena el portero de su colegio, ni exist�a, ni se dio cuenta.
Y el autob�s sigui� levantando gente hasta quedar atestado. La chica ven�a ensimismada en sus pensamientos, y no se daba cuenta que el dulce ancianito le estaba pegando un tremendo arrim�n.
El viejito siempre tomaba los colectivos m�s llenos para aprovecharse de alguna chica que fuera lo suficientemente vergonzosa como para no armar esc�ndalo mientras el le arrimaba el paquete, o le rozaba el trasero con la mano.
Carlos estaba filmando todo, y ve�a desde su posici�n como el pene del anciano se refregaba duro entre las nalgas de la bell�sima adolescente, que ni siquiera ahora que el viejo la ten�a tomada por una de sus caderas, parec�a darse cuenta de lo que pasaba.
El viejo llevaba puesto un pantal�n de tela veraniega, y era de color marr�n claro, por lo que si segu�a con la verga apoyada en ese culo de ensue�o, pronto llegar�a a un orgasmo, que sin duda ser�a evidente al resto de los pasajeros, por lo que decidi� tomarse un descanso, y se separ� un poco del trasero de la ni�a, y su falo fue reemplazado por la mano que ten�a apoyada en la cadera de la chica.
Tuvo cierta cautela para ver la reacci�n de la adolescente, pero la falta de reacci�n de la chica, fue una invitaci�n al para�so.
Jimena ya se hab�a dado cuenta que el que pensaba era un dulce ancianito, no era otra cosa que un viejo degenerado, pero en su mente se surgi� la duda, no ser�a el abuelo de Laura, y que fue el septuagenario el encargado de filmar lo que hab�a pasado en el colegio. As� que a su pesar se dijo que le conven�a no reaccionar a las cada vez m�s osadas caricias del anciano.
El viejo ahora ten�a metida la mano debajo de la corta pollerita de la chica, y al principio pens� que la adolescente estaba desnuda, pero luego se dio cuenta que ella llevaba puesta una tanguita que se hab�a metido entre los cachetes.
El viejo estaba colorado por la excitaci�n, y Carlos pens� que en cualquier momento le iba a dar un ataque cardiaco, y el anciano caer�a al suelo, pero no fue as�. El viejo ten�a apoyada la verga en una de las nalgas de la chica, mientras su mano no paraba de recorrer cada cent�metro de su duro trasero.
En un momento ya no pudo aguantar m�s y una catarata de esperma salio de su miembro formando una enorme mancha en su pantal�n claro. Reci�n ah� el viejo se separ� de la chica, y lleno de verg�enza, y tratando de que nadie se d� cuenta de lo que le hab�a pasado, se encamin� al final de rodado para bajar por la puerta de atr�s, y tuvo que tomar un taxi para volver a su casa.
Jimena se estaba acercando a la parada en donde deb�a bajar, y al encaminarse a puerta para bajar, sinti� que m�s de uno de los hombres que estaban parados, sin demasiados escr�pulos le mandaban mano por el trasero. Muchos la hab�an visto dejarse manosear por el viejo. Incluso Carlos la sigui� por el pasillo, y le perdi� un manotazo por debajo de la pollerita.
A pesar de todo Jimenita hab�a experimentado algo que antes nunca hab�a sentido, y eso era la excitaci�n que provoca en toda mujer el hecho de sentirse deseada.
A la noche a Jimena le lleg� la filmaci�n de lo que hab�a pasado en el autob�s, y ella no pudo evitar terminar toc�ndose hasta llegar al orgasmo.
Esa noche Puertalo se comunic� con Laura.
La primera reacci�n de la chica al ver la filmaci�n de lo que hab�a pasado en el colegio fue un interminable listado de todos los insultos habidos y por haber. Carlos no se inmut� por eso, pero en cuanto ella finalmente dej� de insultarlo, �l simplemente le dijo que la madre de Jimena era una jueza, y que por lo que hab�a hecho pod�a llegar a quedar fuera del colegio, sino que pod�a llegar a caer presa por lo que hizo. Ella furiosa, le pregunt� que era lo que quer�a. Puertalo le escribi� que a la ma�ana siguiente fuera a la parada de colectivos en donde hab�a citado a Jimena, y que all� se subiera al mismo coche en el que Jimenita se suba, y que una vez ah� �l le garantizaba que la chica se iba a dejar hacer de todo, aunque tuviera cuidado y tratara de disimular lo que estaban haciendo, no sea que alguien se pusiera a hacer un esc�ndalo. Pero tambi�n le dijo que si alg�n hombre se les acercaba, y quer�a participar ella no deb�a reaccionar de ninguna manera.
Por �ltimo le recomend�, al igual que a la otra chica que no usaran shorcitos debajo de la pollera, y se pusieran sendas tanguitas.
La propuesta era tentadora, tener a Jimena a su merced, aunque estuvieran rodeadas de personas le gust�, y mucho.
Ese d�a Laura y Jimena coincidieron en la parada de colectivos. Jimena ni siquiera se anim� a mirar a Laura, quien no pod�a quitarle los ojos de encima.
Cuando lleg� el autob�s, todos subieron, incluso el anciano del d�a anterior, pero esta vez hab�a tenido la precauci�n de ponerse un pantal�n de color negro.
Jimena fue la primera en subir, detr�s suyo estaba Laura, quien al tenerla a su alcance le meti� la mano por debajo de la pollera dando le un buen agarr�n en las nalgas.
Esto no pas� desapercibido para el viejo, quien se termin� de convencer de que Jimena, y ahora su nueva amiga eran unas putitas que les gustaba que las manoseen en los colectivos, y sin dudar esta vez, viendo que Jimena hab�a quedado lejos de �l, se dedic� a la chica que ten�a m�s cerca, y que era tan bella como su anterior victima.
Cuando Luarita sinti� que una mano se le colaba por debajo de la pollera estuvo a punto de reaccionar, pero tambi�n pens� que se podr�a tratarse de su extorsionador. En otras circunstancias Laura le hubiese dado un golpe al anciano, y sin dudas lo hubiese noqueado, pero sus dedos finalmente hab�an entrado por debajo de la bombachita de Jimena, y pod�a sentir como se empezaba a humedecer la entrepierna de la chica, por otra parte ser manoseada por un viejo le estaba produciendo cierto morbo.
Jimena se ten�a que morder los labios para no gemir de placer, Laurita sab�a como llevarla al orgasmo.
El viejito estaba enloquecido con el dur�simo y parado trasero de la atractiva Laurita, y su verga dura estaba apoyada en una de sus nalgas, entonces se la jug� del todo y le meti� toda la palma de la mano por dentro de la tanguita, y sin esfuerzo le meti� un dedo en la h�meda vulva de la adolescente, y comenz� con el mete y saca, pero no se conform� con eso, y con los jugos de su vulva se lubric� un dedo, y comenz� a meterlo en el culo de la chica.
Laurita nunca hab�a sido penetrada por su parte de atr�s, ni siquiera Constanza le hab�a hecho algo as�.
Al principio sinti� una enorme molestia por lo que el viejo le estaba haciendo, pero luego esa molestia se convirti� en placer, y los orgasmos se sucedieron como nunca antes.
Cuando Laura lleg� a su tercer orgasmo, le son� el celular, y all� vio que ten�a un mensaje de Portalo, en donde le dec�a que ten�a que bajarse del colectivo.
Ella obedeci� de inmediato.
El viejo no sab�a si seguir a su nueva victima, o quedarse con Jimena, y se decidi� por quedarse con Jimena.
El no hab�a llegado al orgasmo todav�a, y decidi� que la rubia era la que le iba dar placer.
El viejo estaba enloquecido, y ya no le importaba nada, se bajo la cremallera del pantal�n y sac� su miembro y lo meti� por debajo de la pollerita de la colegiala. Ella al notar que la verga del viejo quedaba entre sus piernas las cerr� un poco, y comenz� a moverse levemente para adelante y para atr�s. El anciano acompa�aba el movimiento de la chica, y muy poco tiempo pudo soportar sin que chorros de esperma salgan disparados de su miembro y terminen chocando con la parte de delante de la faldita. Jimenita tambi�n tuvo su orgasmo, y como estaba llegando la parada en donde deb�a bajar se separ� del viejo, quien apenas tuvo tiempo de meter su verga dentro del pantal�n sin que la mujer que iba sentada en el asiento de donde estaba tomada Jimena se diera cuenta de lo que hab�a sucedido.
Ahora Carlos ten�a material como para hundir a las chicas hasta lo m�s hondo, y se dio cuenta de que ellas no solo hab�an quedado a su merced sino que ahora estaban disfrutando.
Al d�a siguiente en el colegio se iba a realizar la proyecci�n de una pel�cula religiosa sobre la vida de la creadora de la orden de las hermanas que dirig�an el establecimiento, y las chicas a las diez de la ma�ana ten�an que ir el sal�n de actos, en ver�an la el filme junto con el arzobispo de la ciudad. Las alumnas se iban a ordenar en el sal�n seg�n al a�o al que cursaban, y que era el siguiente, las m�s chicas adelante, mientras que los �ltimos a�os quedaron en la �ltimas filas.
Carlos estaba a cargo de la proyecci�n, que consist�a en poner un dvd, y controlarlo que se fuera reproduciendo sin inconveniente.
El a�o de Jimena qued� al medio del sal�n, y ella estaba sentada casi al medio de la fila de asientos, mientras que Laura por ser del �ltimo a�o, qued� parada al fondo del sal�n cerca de donde estaba el proyector.
Como era de esperar, para ver la pel�cula se apagaron las luces, y el sal�n qued� a oscuras, apenas con la tenue iluminaci�n de un filme bastante oscuro.
Entre el cub�culo en donde estaba el proyector, se encontraba un poco elevado y estaba separado del sal�n por una baranda. Se supon�a que ese elemento deb�a evitar que las chicas se acerquen al proyector, pero como el sal�n estaba atestado de gente, Laurita se pas� por debajo de la baranda, y se acomod� para ver la pel�cula apoyando los codos en la baranda.
Carlos se dijo que no era necesario quedarse en el cub�culo, y sali� para ver la pel�cula, aunque en realidad no le interesaba. Y ah� fue que vio a Laurita medio agachada en la baranda.
La chica aburrida estaba moviendo el trasero de un lado al otra mientras ten�a la cara entre las manos.
Carlos se acerc� por detr�s de la chica, y cuando estuvo justo detr�s a ella con las piernas abiertas se le apoy� en el trasero.
Ella dio vuelta la cara y lo mir� con odio, �l se le acerc� al o�do, y le dijo: �No te conviene hacerte la dif�cil, mira que la jueza se puede enojar mucho con lo que le hiciste a la hija�.
Ella le dijo �pedazo de puto�. El le dijo: �si yo soy puto, y con ese pelito corto te la voy a tener que meter por culo�.
Ella trag� saliva, y se arrepinti� al momento por haber dicho eso. El se fue adentro del cub�culo en donde estaban tambi�n los antiguos proyectores de cinta, y busc� un tarrito en donde se guardaba la vaselina para lubricar los aparatos, y con eso en la mano se volvi� a donde estaba Laura. Ella estuvo a punto de irse del lugar en donde estaba, pero finalmente decidi� que le conven�a quedarse.
Carlos la tom� del brazo, e hizo que la chica lo acompa�e a dentro de donde estaban los proyectores. Una vez dentro la empuj� sobre la pared, Laura lo miraba con una mirada en donde se mezclaba el odio y el desprecio, a Carlos esto le importaba poco, simplemente la dio vuelta, y la hizo ponerse de cara a la pared.
El la empuj� con su cuerpo apretandole la verga contra el trasero, mientras le dec�a al o�do, �si te portas bien, la voy a traer a Jimenita para que le podas hacer lo que vos quieras�.
La idea de tener a Jimena a su merced no le desagrado en lo m�s m�nimo, pero el precio que ten�a que pagar era para ella demasiado alto. Laura nunca hab�a estado con un hombre, y en cierta forma se sent�a nerviosa.
Carlos estaba extasiado con el trasero de Laura, sus manos no pod�an parar de acariciar cada cent�metro de ese maravilloso culo, en cierto momento se puso de rodillas, y junto con sus manos, ahora su boca comenz� a besar y morder esas nalgas duras.
Casi sin darse cuenta, Laurita empez� a echar la cola para atr�s dejando que las caricias, y la boca del portero le den placer. Ni hablar cuando �l le baj� el shorcito y junto con �l, la tanguita que ella ten�a puesta, y su lengua empez� a lamer el ano, y la vulva de la adolescente.
Ella empez� a jadear, y con sus manos separ� sus gl�teos para que la lengua de Carlos puedan darle un placer m�s profundo.
Carlos se puso de pie y luego de ponerse vaselina en los dedos de su mano derecha, pas� su brazo izquierdo por delante del cuerpo de la chica, y comenz� a masajearle el cl�toris, ella tir� nuevamente la cola para atr�s, y el muchacho le meti� un dedo en el culo.
Laurita estaba con la cara contra la pared y cuando el portero le meti� un segundo dedo en el trasero, no pudo evitar decirle entre jadeos, �me est�s matando puto�.�, Carlos simplemente le contest�, �ahora viene lo bueno, si quer�s ser un muchachito ten�s que sentirla por atr�s�. Y sin m�s le meti� la verga en el culo. Si bien ella ya ten�a el ano dilatado por la excitaci�n al sentir el grueso miembro del muchacho sinti� que se desgarraba por dentro, y trat� que �l fuera m�s suave, pero eso solo sirvi� para excitarlo aun m�s, y sus empujones fueron aun m�s salvajes. El pas� sus brazos por debajo de las axilas de la chica y cruz� sus manos sobre la nuca de la adolescente inmoviliz�ndola mientras la aplastaba contra la pared.
Fue una violaci�n sin ning�n tipo de miramientos. Cuando �l lleg� a la eyaculaci�n reci�n tom� a la chica por las caderas, y ella pudo bajar las manos, y con una de ellas apenas tuvo que tocarse para lograr un orgasmo como nunca en su vida hab�a tenido.
Ellos estaban de espaldas a la entrada del cub�culo, y no se hab�an dado cuenta que en la puerta estaba parado el profesor Jos� Alfredo Alperini.
Si hay que buscar una definici�n sobre la apariencia del Profesor Alperini, esta ser�a �una rata de biblioteca�. De cuerpo enjuto y enclenque, anteojos, piel blanqu�sima fruto de una casi nula actividad al aire libre.
Alperini estaba hipnotizado por la escena que se estaba desarrollando frente a sus ojos, la belleza de la chica, y lo er�tico que era estar ah� parado mientras se produc�a la violaci�n.
Cuando Carlos lo vio se qued� de una pieza, pero r�pido de reflejos simplemente le dijo �ahora le toca a usted profesor�.
Alperini ten�a una erecci�n tremenda, y su cerebro hizo una r�pida evaluaci�n de la situaci�n, y se dijo que era un est�pido si no aprovechaba la ocasi�n, y baj�ndose los pantalones se le fue encima a la adolescente. Laurita estuvo a punto de ensayar alguna protesta, pero ella estaba tan caliente como los dos hombres, y lo morboso de la situaci�n le produc�a una gran excitaci�n.
Ver el hirsuto cuerpo del profesor, con sus piernitas flacas, y su verguita metida en semejante culo maravilloso era digno de una pel�cula porno que mezclara sexo y humor, y a pesar de que no hab�a demasiada luz, Carlos se las ingeni� para grabar lo que estaba sucediendo. Por supuesto que el caliente profesor no dur� mucho, y la eyaculaci�n lo dej� temblando. Carlos le dijo �bueno profesor, vuelva con sus alumnas antes de que noten su ausencia, y no diga nada a nadie de lo que pas�, mire que lo tengo todo grabado�.
El profesor se retir� r�pidamente, como arrepentido de lo que hab�a hecho, aunque en realidad, jam�s en su vida hab�a tenido un episodio tan ardiente, y mucho menos con una belleza escultural como Laurita. Tambi�n era consiente de las consecuencias nefastas que el episodio podr�a tener para su carrera.
Carlos ya se hab�a sacado los pantalones, e hizo que Laura se acueste en el suelo boca abajo, una vez que la tuvo as� se le sent� arriba, y separandole los gl�teos la volvi� a poseer por el culo.
La cabalg� sin parar, hasta que luego cuando sinti� que se ven�a, la tom� por las caderas haciendo que quede en cuatro patas, y as� la penetro en profundidad hasta que los chorros de esperma volvieron a inundar el trasero de la adolescente.
El orgasmo fue a d�o, tanto �l como ella se unieron en un largo suspiro. Carlos estaba a horcajadas sobre la chica, y de esta forma estuvo hasta que su miembro volvi� a la flaccidez, y reci�n ah� lo sac� de su caliente prisi�n.
El video sobre la vida de la Santa hab�a llegado a su fin y las chicas rompieron en un sonoro aplauso, que Carlos sard�nicamente agradeci�.
Laurita se acomod� el shorcito y se fue al sal�n, no sin antes decirle a Carlos �me rompiste el culo hijo de puta, esto lo vas a pagar�. A lo que Carlos le respondi� �bien que te gust� putita, viste que le empezaste a sentir el gustito a la verga, y no es tan feo viste�.
Ella no contest�, en realidad, era como si el muchacho le estuviera leyendo la mente, no la hab�a pasado nada mal en el cub�culo.
A la ma�ana siguiente le mand� un mensaje a Jimena, en el estaba un video en donde se mostraba a una actriz porno haciendole una mamada espectacular a un hombre.
En el mensaje que Carlos le envi� a Jimenita, solo dec�a �esta es tu futura tarea, miralo bien y aprende como se hace porque lo vas a tener que hacer vos�-


La porter�a del colegio, ten�a dos entradas, una daba al interior del edificio, y la otra era una salida a la calle, por donde se pod�an entrar herramientas, o cualquier cosa que se necesitara para el mantenimiento del edificio.
No era un lugar muy amplio, estaba llena de armarios con herramientas de trabajo, y elementos de limpieza, una mesa de trabajo alta como para usarla estando de pie, un escritorio, y una silla.
Cuando estaba finalizando el d�a escolar, a Jimenita le lleg� un segundo mensaje en el cual se le indicaba que
Al la salida la adolescente fue a la puerta de la porter�a que daba a la calle, tal como se le indicaba en el mensaje, ah� le dec�an que antes de retirarse del colegio, ten�a que pasar por la porter�a, no por la puerta del interior del colegio, sino por la puerta que daba a la calle. Ella como siempre obediente hizo lo que se indic�. El le abri� la puerta y la hizo entrar.
La belleza de Jimenita era impresionante, su pelo color rubio, su cara de gata de ojos verdes, y ni hablar de esa terrible boca de labios gruesos, que parec�an hechos para el sexo.
El sue�o hecho realidad, una maravillosa adolescente vestida de colegiala, totalmente entregada, y dispuesta a darle placer.
Carlos se par� detr�s de es belleza, y rode� a la chica con sus brazos metiendo su cara en la dorada cabellera Jimena, mientras pegaba su entrepierna contra la dura cola de la colegiala.
Ella intent� una t�mida resistencia, pero �l le dijo que se quedara quieta en donde estaba, y que se dejara hacer.
El se deleit� con el perfume del cabello de esa belleza, mientras sus labios besaban la nuca de Jimenita.
Ella estaba asustada, nunca antes hab�a estado con un hombre, y las manos del muchacho que ahora le masajeaban los pechos la estaban comenzando a exitar.
Cuando �l baj� una de sus manos hasta su entre pierna, ella instintivamente tir� su cola para atr�s haciendo que Carlos lance un suspiro de placer.
Carlos le meti� la mano por debajo de la pollerita y comenz� a tocar la pelvis de la adolescente.



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Relato: Carlos y Jimenita
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