Relato: A MI QUERIDA ADY Este relato es una historia 100 % real
Hola! Soy , y quiero compartir este relato con ustedes, los personajes son dos personas de las comunes que habitan este mundo. Solo que por cuestiones del destino sus caminos se cruzaron cuando ya sus vidas hab�an tomado sus destinos.
Soy venezolano, y por esos extra�os designios del destino, tuve que irme a a vivir a una ciudad europea, no es de las grandes metr�polis, pero si muy hermosa. Trabaj� en un restaurant que est� ubicado en un primer piso, en la P.B. hay un peque�o puesto en el cual se expenden peri�dicos y golosinas y el cual estaba atendido por una chica muy hermosa, con una mirada tan dulce y melanc�lica que de solo mirarla me sent� literalmente conquistado.
No les mentir� diciendo que ella era una de esas mujeres que impactan por su f�sico, era una flaca alta, morena clara y con una contextura de cuerpo normal. Para mi mayor sorpresa, al preguntarle de donde ven�a, me dijo que era mexicana. Con el ir y venir de los d�as comenzamos una bonita amistad, que poco a poco se fue creciendo hasta el punto de convertirse en una necesidad vital, el verla cada d�a y por lo menos sentir el roce de su mano.
Esperaba con ansias el d�a que pudi�semos estar los dos a solas y poder dar rienda suelta a la pasi�n y por cuestiones de la casualidad, ella ten�a la tarde libre y yo tambi�n estaba libre, en pocas palabras, una tarde para los tres, ella, yo y el deseo que nos quemaba por dentro.
Afortunadamente viv�a en un hotel a pocos metros de nuestros trabajos, la invit� a tomar algo en mi casa y que luego ir�amos a caminar a alg�n otro sitio (preferiblemente no!). Al llegar a mi habitaci�n le ofrec� algo de tomar pude contemplar a plenitud la belleza natural de esa mujer, mirando sus ojos a trav�s de sus anteojos con esa mirada triste que me embelesaba y que tanto expresaba.
No sab�a que hacer, si me controlaba y pasaba por idiota o si me aceleraba y quedaba mal por atorado, Pues las condiciones estaban dadas y era �ahora o nunca�. Tom� la decisi�n de ir paso a paso y si era necesario, aplicar el retroceso y no estrellarme y regarla.
Mientras convers�bamos sentados en el sof�, rode� su cuello con mi brazo acariciando su cabello, pude ver a trav�s de su blusa la forma de unos senos medianos pero de una bella forma, hasta que interrump� sus palabras al darle un suave y dulce beso, el cual ella respondi� con una pasi�n que me dio luz verde para darle rienda suelta a nuestros deseos, nuestras lenguas juegan con lujuria, nos besamos con una pasi�n que quemaba nuestros labios y ahogaban nuestras almas,
Las copas rodaron por el piso, mientras nos bes�bamos, fui soltando los botones de aquella blusa, despu�s de soltar el brassier mis labios bajaron por su cuello, perdi�ndome en el inicio de su pecho, pude al fin acariciar esos dulces senos, firmes, tibios y con un sabor y olor parecidos a la gloria, con la prisa y la desesperaci�n de los amantes furtivos nuestra ropa qued� a un lado, dando paso a un concierto de caricias y besos que no ten�an control alguno.
Bes� su cuello, recorr� con mi lengua cada cent�metro de su pecho, sus pezones duros como el acero se enfrascaba en una lucha con mi lengua y con mis labios, acariciando sus muslos, sus nalgas, hasta que por fin pude acariciar ese pubis que tanto hab�a so�ado. Mis dedos desesperados acariciaba su h�meda vagina, el cl�toris se contra�a cada vez que mord�a y chupaba sus pezones.
Bes� su espalda suavemente, mi lengua recorr�a cada mil�metro de su piel, el resuello de mi aliento hac�a erizarle la piel, mi manos acariciaban su vagina y le dec�a lo mucho que la deseaba y que hab�a so�ado ese momento, Llegue hasta sus nalgas, las mord� y las bes� con locura, hasta el punto que arrancaba peque�os gritos de placer entre gemidos.
Abr� sus nalgas, bes� su colita y mi lengua �vida de placer, trataba de escudri�ar en ese peque�o hoyo, disfrutando con locura de ese majestuoso momento, met� mis manos bajo su vientre levant� su pelvis y mi boca se uni� a los labios de su vagina de una manera desesperada, beb� del manantial de su cuerpo, lam�a su cola y su vagina, met�a la lengua lo mas posible, su cl�toris lo halaba con mis labios, su colita se contra�a, sus gemidos solo se ahogaba con las contracciones.
Sus labios acarician mi cuello, eriz�ndome la piel, sus manos c�lidas recorren mi cuerpo, rodea para acariciar mis muslos, agarra mi pene erecto y comienza a masajearlo suavemente, le da peque�os besitos en la punta, cierro mis ojos y me dedico a disfrutar de tan m�gico momento.
Su c�lida lengua comienza a rodear el glande de mi pene, por arte de magia mi pene se va desapareciendo entre sus labios, llegando hasta su garganta, succiona como mejor sabe, haciendo que mi cuerpo se estremezca, mis manos acarician su pelo, ella misma acaricia su vagina, se masturba con tal dulzura que raya en lo m�gico, con los fluidos que emanan de su vagina, ella se acariciaba su colita, permiti�ndome de vez en cuando que yo tambi�n se la acariciara, pero no puedo evitar que un gemido profundo suene en mi interior.
Con su lengua me arrancaba cada espasmo de placer, que casi no pod�a aguantar tantas sensaciones, sus gemidos me volv�an locos, notaba en su cara un placer indescriptible, mord�a mi glande, su lengua sub�a y bajaba lateralmente por todo mi pene, mord�a y chupaba mi test�culos, mientras lo masturbaba con sus manos. Dios! Era la gloria.
Era el momento de que sintieran en nuestros cuerpos el placer oral mutuo, dejar que nuestra pasi�n fluya sin m�s, buscamos la mejor posici�n para un exquisito 69, me qued� acostado boca arriba se sent� sobre mi cara y se inclin� para meter mi pene otra vez en su �vida boca.
Sus labios vaginales se abrieron como una rosa frente a mis labios, toda mi lengua se hundi� dentro de su cuerpo, su cl�toris se endurec�a al contacto con mi lengua, la contracci�n de su vientre responden a mi lengua experimentada pronto, empieza a arrancar gozosos gemidos de mi interior. Nos amamos con locura, la pasi�n nos ahogaba, solo queremos besar y lamer esa parte de nuestras anatom�as, envolvi�ndonos en un loco frenes� de placer y deseo.
Como pude tom� una copa que aun le quedaba un poco de vino tinto y de un solo bocado lo sopl� dentro de su vagina, llen�ndola toda en su entra�as, luego beb� lentamente el vino climatizado por su cuerpo y mezclado con sus fluidos vaginales, me arrastran a una cascada de placer, que nos produce nuestras hambrientas lenguas.
Me qued� acostado bocarriba, saboreando en mi boca el exquisito sabor de sus l�quidos vaginales, ella se sent� sobre m�, tomo con dulzura mi pene y comenz� amoldarlo a la entrada sus labios vaginales, meti�ndolo en la estreches de su vagina h�meda, fue bajando lentamente, cerrando sus ojos, mordiendo sus labio inferior, con un ritmo suave pero constante. Noto como el calor empieza a inundar mi pene, al meterlo todo dentro de su rajita, sent� como sus u�as se clavaron en mi pecho, aferr�ndose a mis pectorales y emitiendo un peque�o pero sentido gemido.
Comenz� a cabalgar su cuerpo de manera incontrolable. Quer�a que ella dominara por completo la situaci�n, era su momento, era su dominio del placer, solo me limit� a acariciar su pelo y trat� de que la textura y dureza de sus senos quedara para siempre grabada en mi mente.
Sus caderas se frotan cada vez con m�s vehemencia contra mi pene, sus labios mordieron los m�os, creando una divina mezcla entre placer y dolor, respondiendo a sus caricias y al juego de su lengua en mi boca
Quise cabalgar en �cuatro� sus entra�as, mi mano acaricia su espalda apretando su hombro y halado su pelo, con mi otra mano aprieto sus nalgas y cadera, haci�ndola chocar contra mi pelvis, nuestro placer y excitaci�n era m�ximas cuando noto como sus gemidos se asemejan cada vez m�s a los m�os. Llegando al cenit de nuestro placer. Noto como sus manos aferran a la almohada. mis movimientos en su interior eran con todas mis fuerzas, muy lentos pero tambi�n muy profundos.
Estamos los dos de pie, sus brazos rodean mi cuello, coloco sus piernas en mis brazos y la levanto en peso, mi pene va al encuentro de su tan deseada vagina, ella la coloca en su vagina y comenzamos un exquisito vaiv�n, su cara es un poema dedicado a la pasi�n y a las sensaciones, mi cuerpo tiembla de placer, mis piernas se tiemplan, mi espalda se arquea. Aprovechamos para besarnos. Su lengua reproduce en mi boca el mismo movimiento r�tmico de su sexo.
Ella se acuesta de boca abajo, levanta un poco su pelvis, ofreci�ndome nuevamente su empapada vagina, as� que cuando comienzo a penetrarla, mi pene entra con facilidad, con un movimiento de caderas firme y fuerte, nuestros cuerpos inician el baile del placer con extrema pasi�n.
Solo se escuchan nuestros gemidos y el sonido de mi cuerpo chocando contra sus nalgas mientras disfruto de la divina imagen de tener todo mi pene entrando y saliendo de su sexo y abordado por las sensaciones de placer que nos llevan al �xtasis.
Dejo perder mi mirada a la inmensidad del cielo, una estampida estremece nuestros cuerpos, seguido por un gemido de placer, sintiendo como torrentes de mi c�lido semen inunda los mas �ntimos rincones de su sexo.
Nos quedamos en esa postura un poco m�s. Yo abrazado a su espalda, con mis manos aferradas sus senos, mi pene perdiendo rigidez en su colita aun palpitante y mi nariz metida en su cabello, bes�ndola en la nuca y dici�ndole lo maravilloso que fue aquel momento. Nos hubi�semos quedado as� por siempre, ambos lo dese�bamos. Pero despu�s de tanta pasi�n y lujuria, la realidad nos hace entender que ambos tenemos que volver a casa. Ella con su respetable esposo y yo con mi pareja.
ADDY: Tuve muchos momentos para amarte y ni un solo motivo para odiarte. T.A.M
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Relato: A MI QUERIDA ADY
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