Relato: luces El mejor momento para ver a la mujer que deseas es cundo la vislumbras de lejos y el sol hace translucir su falda dejando entrever su ropa interior. En ese momento es cuando mi pensamiento entra en frenes� y no puedo frenarlo. Imagino tenerla en mis brazos, acariciarla y juntar mis labios con los suyos, tanto los de la boca como los del sexo. Ella empieza a tener ligeros temblores y se abre de piernas propiciando la penetraci�n, todo ello hace que mi pene est� tan erecto que con solo un peque�o movimiento entra en su mundo interior, ayudado por la lubrificaci�n que ella ha generado para facilitar el coito y la introducci�n de mi verga sin dificultad. Con el vaiv�n de mis muslos a un ritmo constante y decisivo consigo hacerla exhalar unos gemidos de placer que dan alas a mi ardor y me impulsan a seguir con m�s aceleraci�n para llegar al cl�max, que concluye despu�s de unos instantes y con el derrame de esperma que se mezcla con su fluido. Algunos consideran que despu�s del acto sexual es el vac�o, pero mi opini�n es que a tu lado tiene un ser que te ha dado el m�ximo de`l placer que puedes obtener en este mundo y, por consiguiente, a esa mujer tienes que seguir mim�ndola, haci�ndole las caricias �que mejor sean de su apetencia y que a uno tambi�n le tienen que ser placenteras.
Con luces he empezado y voy a terminar con las sobras, pues al finalizar el acto sexual y sus connotaciones el sue�o del relax te invade y te duermes.
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Relato: luces
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