Relato: DIARIO DE UN ADOLESCENTE (5): "Mi madre desvirga a un menor" Tras el desafortunado accidente en aquella excursi�n escolar, en que despe�� a cinco metros de altura rompi�ndome los dos brazos, tuve que permanecer escayolado de ambas extremidades durante m�s de un mes, tiempo que pas� de convalecencia en casa. Depend�a de los dem�s en todo: para comer, para vestirme, para ba�arme ... e incluso para ir al cuarto de ba�o a hacer mis necesidades. Para esto �ltimo me ayudaba mi padre, pues no era pudoroso -seg�n el pobre infeliz corn�peta- que a un chico de doce a�os le manipulase la pija su mam�. (Mal sab�a �l que meses atr�s la muy zorra me la hab�a meneado como nadie y me hizo el mejor pajote que recuerdo en mi vida). Durante este periodo en que no pod�a mover ni brazos ni manos me las ingeni� para saguir con mis pajas habituales, varias al d�a, pues estaba m�s salido que un mono y tanto tiempo ocioso me permit�a rememorar vivencias que me recalentaban en exceso; la �ltima del pasado verano: el mulato taladrando sin piedad la concha de mi madre y ella engullendo hasta las am�gdalas su verga XXL ...
Hab�a inventado un jueguecito con mi hermanita. Yo permanec�a tumbado en la cama, cubierto con una colcha, y la hacia cabalgar justo encima de mi pene:
- Vamos a jugar al caballito, Raquelita. T� salta encima de m� sin parar.
Y ella saltaba diciendo "�arre, arre, arre ...!" decenas de veces, a horcajadas, con su panochita a flor de braga golpeando sobre la colcha que ocultaba mi polla. Aquellos saltitos que tanto la divert�an me daban un placer infinito de manera que acababa por correrme como un animal en el pijama.�Hab�a que ver mi cara mientras orgasmaba con los brazos en alto por el yeso y suplicando m�s y m�s trote a mi hermanita!
Tambi�n descubr� las posibilidades de los electrodom�sticos. Cuando estaba en funcionamiento la lavadora, instalada en el cuarto de ba�o, me encerraba durante un buen rato y presionaba mi polla contra ella. Era como tener un buen vibrador ... para terminar corri�ndome durante el centrifugado.
Todas estas maniobras m�as seguro que eran conocidas por mi madre, que callaba como una puta cuando notaba mis pijamas y calzoncillos pringados de lefada todos los d�as. Este silencio era su penitencia pues el episodio con el butanero era nuestro gran secreto, algo que yo estaba dispuesto a explotar en mi beneficio durante mucho tiempo.
Durante mi convalecencia recib� la visita de muchos amigos y amigas del colegio. El que nunca faltaba a la cita era Charly, un muchacho que, pese a estar en mi curso, ten�a un a�o m�s, pues no era un chico muy despierto. Eso s�: mal estudiante pero buen gamberro, siempre metido en l�os, pensando en maldades y so�ando en meter la polla en un buen co�o cuanto antes. Pese a sus trece a�os estaba muy desarrollado para su edad y ten�a mucho �xito entre las ni�as de clase: rubio, cuerpo atl�tico y marcando buen paquete. A mam� le ca�a muy bien Charly, siempre lo recib�a con dos efusivos besos y le obsequiaba con una buena merienda mientras me hac�a compa��a.
A medida que pasaron los d�as fui observando como mam� cada d�a vest�a m�s provocativa aguardando la visita de Charly. Algo estaba pasando por aquella mente calentuarienta, y mis sospechas pronto se cumplieron. Una tarde, con la disculpa de que le ayudara a ordenar unas estanter�as, mam� se llev� a mi amigo a la salita, mientras yo terminaba de ver un partido de f�tbol apasionante. Ella, subida a una escalera de mano, le iba dando libros y objetos para, una vez limpias las baldas, �l se los fuera entregando de nuevo. Charly, situado en la parte baja, pod�a observar que debajo de la faldita aquella puta no llevaba bragas. El chaval estaba empalmado como un burro, con la verga a punto de reventarle el jean, viendo aquel conejito peludo con la raja entreabierta sonrosada y jugosa. Pronto se inici� un di�logo entre ellos:
- �No te interesa el f�tbol, Charly?
- No, se�ora. A m� me interesan otras cosas.
- �Qu� cosas? - pregunt� mami con voz melosa.
- Otras cosas ...
- �Las chicas, quiz�s?
- S�.
- �Y las mujeres mayores tambi�n? - a�adi� la muy zorra desde arriba, abriendo ligeramente las piernas.
- S�, se�ora.
- �Has visto alguna vez alguna mujer desnuda de verdad, Charly?
- Esp�o a mi madre en la ducha ... - dijo sonrojado.
Lo que ocurri� luego me lo imagino, si bien el propio Charly me lo cont� d�as despu�s, jact�ndose de haberlo hecho por primera vez con una mujer, y que esa mujer era precisamente la zorra de mi madre. Mientras yo disfrutaba de aquel partido, ya mi madre le hab�a bajado los pantalones y el slip a mi amigo. Aquella verga tierna y suave se manten�a todav�a virgen y eso la excitaba sobremanera. Una mata de pelito rubio casi imperceptible coronaba aquella polla de buen tama�o que s�lo sab�a de pajas adolescentes, con un capullo sonrosado y revent�n que ped�a a gritos que lo chupasen. No dud� aquella furcia en engullir de golpe todo el miembro incluidos los dos huevos lampi�os. Charly alucinaba, apoyado en la escalera de mano y acariciando los cabellos de mi madre, pero hizo esfuerzos sobrehumanos para no correrse pues sab�a que aquella mujer lo que ansiaba era tener aquella polla inocente dentro de ella, acabar con su virginidad.
El chico hab�a supuesto que la mujer le pondr�a un cond�n antes de follar, pues ya eyaculaba abundantemente, pero lo que quer�a mi madre precisamente era sentir en sus entra�as aquel regalo divino al desnudo, el roce de su pene en su vulva y �tero, mojarlo con sus propios jugos para terminar notando el estallido de una corrida virginal que la inundase hasta los ovarios. As� estaba de caliente la muy zorra y as� logr� que se vaciara Charly, tumbada sobre la alfombra con �l encima, atenaz�ndole el culo con sus piernas, para sentir bien adentro aquella verga... Mientras yo aplaud�a el gol de la victoria de mi equipo en la habitaci�n contigua, ella orgasmaba varias veces como una perra con mi mejor amigo.
Durante unos d�as Charly dej� de venir a visitarme y no respondi� a mis llamadas telef�nicas. Fue pasado el tiempo, ya en el colegio, recuperado yo de mi accidente, cuando le escuch� comentar a otros compa�eros c�mo se hab�a follado a mi madre. La emprend� con �l a golpes en el patio del recreo pero yo llev� las de perder: me paliz� a gusto pues era m�s fuerte que yo, y a�n tuvo el valor de decirme al o�do: "Tu madre es una puta y folla como una puta, suerte que tienes".
El director nos expuls� a los dos durante una semana por la pelea. Nunca le dije el motivo de la reyerta a mis padres, que me castigaron sin salir de casa todo ese tiempo. Al tercer d�a de encierro apareci� por mi casa aquel hijoputa. Mi madre se alegr� mucho.
- Vengo a hacerte compa��a, �lex, y a hacer las paces... A prop�sito, hoy creo que dan por la tele la final de la Copa en la que juega tu equipo. �A ver si hay suerte!
�LEX
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Relato: DIARIO DE UN ADOLESCENTE (5): "Mi madre desvirga a un menor"
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