ENCUENTRO LA SUMISI�N DE EVELYN
Te siento conmigo, desnudos ambos, podemos vernos y olernos.
Siento a tu cuerpo rozarme, con toda tu piel. Mi cuerpo estirado, y voy
alargando hac�a ti mi mano y instant�neamente, percibes la intensa serenidad del
deseo y de mi amor.
Tu finalmente te has decidido a venir y estas bajo un embrujo
que te domina y me contemplas, no dejas que me relaje. T� noto como palpitas en
tu vientre, porque te desvives por estimular tus sentidos; cual ni�a a la que le
han complacido los m�gicos reyes.
Ahora, tienes todas esas noches en que te abrazabas y te
desviv�as sin tenerme materialmente. �Ahora Evelyn han pasado, est�s
sinti�ndome! Y comparas esos momentos, con nuestro encuentro de ahora tan
real..., que han nuestros momentos anteriores han ido abonando.
Este encuentro, es algo que sientes como definitivo. Porque
es el primer escal�n de nuestra vida en com�n, de un encarar el futuro como
pareja. Soy la mitad de ti misma y vives esa sensaci�n "maravillosa", que tan
largamente ha sido demorada.
El largo aplazamiento, hace que mi mera presencia realice la
materializaci�n, de uno de los millones de guiones, de los que imaginariamente
has trazado en tu mente. Es una escena vivida, en mil ciudades y con nosotros,
siempre nosotros, como estelares actores.
Me gustas y ya no he pensar en nosotros en silencio, te dices a ti misma.
Siempre has estado pendiente de padres, marido o familia... en la dolorosa
clandestinidad en que nos comunic�bamos. Hab�a una aproximaci�n y un compromiso,
mantenido durante meses en la lejan�a.
Durante esos meses, era a trav�s de la palabra que coincid�an
nuestros caminos, por lo que ahora preferimos una situaci�n que dispare todos
los sentidos y con nuestras bocas calladas. Tu, yo... y esa armon�a y una r�mora
interior, que nos pone un sentimiento que apreci� cual m�sica y que se origina
en nuestros corazones.
�Si, juntos y en un lugar en que no hemos de ocultar lo que
sentimos! Si tengo el leg�timo orgullo de sentirnos, uno del otro y sumergirnos
por entero ambos en la intersecci�n de nuestras miradas. De atropellarnos, en
los roces que nos dispensamos, alocadamente.
Me doy cuenta, que nos conformamos, en un una simbiosis y que
estamos felices de estar con esta poca luz, la que entra por la ventana de
nuestro cuarto, con la persiana subida y la cortina puesta. �Estamos dichosos
as�, porque hay algo de furtivo en este encuentro y en sentirnos unidos, par
vivir siempre juntos!
Da igual la localidad, la calle y la plaza a la que dan las ventanas y el sitio
donde t� has vivido. T� y yo... y la m�sica de nuestro amor y de unos gemidos
que se nos desprenden, de los labios. Lugar y tiempo ahora son adornos de
nuestra noche, siempre nos apetece la oscuridad y su abrigo.
Nos encontramos c�modos de noche, nos conocimos y enamoramos
de noche. Y nos exploramos y sondeamos en esa oscuridad de aquel mes de julio. Y
poco a poco, nos entregamos... partes de cada uno, al otro. Las ma�anas y los
d�as estaban plagados de incertidumbres y obst�culos; y es que reconozco que tu
Evelyn los sorteabas muy arriesgadamente.
Siempre me quedaba alucinando, por tu soltura para encontrar
situaciones y huecos, en que se hac�a realidad un encuentro casual, un
par�ntesis en la jornada para que me enamorase m�s de ti. Aguardaba tu llamada
de buenos d�as, algunos momentos en el desayuno y compartir nuestros
sentimientos, que libremente flu�an de nuestros labios, en el que y cono
decirnos nuestros sentimientos.
El tiempo corr�a y, luego del desayuno sol�a transcurrir,
como en senderos paralelos y aut�nomos y nuevamente resurg�a la complicidad,
para encontrarnos a la hora de comer y hablar... el rato que las circunstancias
nos permitiesen. Pero, era un anhelo de que llegara el momento de las 14 horas.
Y el mundo dejaba de rodar, pues en esos momentos... ��ramos ajenos a ellos,
vivi�ndonos!
En breves momentos, se transmutaban todos nuestros "sentires"
y se espoleaba una metamorfosis de la proximidad y de como yo escarbaba en todos
los tonos de tu voz. Hoy s� que �ramos ajenos al entorno; inmersos en la
felicidad de esos minutos y esperando al momento de poder darnos mutuamente y
por completo, sin disimulos.
Ya pasaron esos d�as y ahora ambos nos hemos desnudado, sin limitaciones de
prisas, porque el deseo de disfrutar y explorarnos es enorme y solo existe esta
sinceridad y comprensi�n. Notamos nuestros vientres revolverse, ante quien nos
ama y que est� enfrente nuestro, somos nosotros uno enfrente del otro.
Esa acci�n de desnudarnos, como encar�ndonos y conduciendo
nuestras manos, del modo que m�s exprese nuestro sentir. Es la aventura, de
desvelar la escultura de tu persona amada, verte viva, deseosa de mi persona y
hacerte sentir que soy para ti, sin dudas y colm�ndote de amor, rebosando y
subiendo y bajando un fuego interior que s�lo he sentido contigo.
Ya no es un sue�o de vida compartida, ni un recuerdo de los encuentros, tras la
jornada de tarde o una voz que, tras estar juntos, se me hace un eco de
sentimientos intensos. Ahora no me voy, porque est�s a mi lado, me abrazas
enteramente desnudo, y puedes olerme y abrazarme y frotarte con tu cuerpo y
rozarme suave o apasionadamente con tu piel.
Me tienes para ti Evelyn, si f�cilmente y tan s�lo estirando
un poco tu mano derecha. Si, cari�o, esa es la "MANO QUE ME DISTE; que me
la diste en una promesa de amor. Fue una promesa de ENTERA SUMISI�N Y DE NO
NEGARME NUNCA NADA, CON ELLA. Por eso ambos la llamamos mi mano. Y sabes que
cada d�a te deseo, te deseo m�s, y m�s te me das.
Y d�ndote m�s, m�s tuyo me tienes y te alimentas de c�mo te
deseo una y mil veces, de tantas maneras y formas desconocidas antes por ti. Te
acuerdas de cuando cre�as que eras fr�a y que no recib�as ni un diezmo del amor
que dabas y que no eras feliz. Ahora te humedeces y te sientes muy sensual,
intensa, caliente y dulce. Pero sobretodo: �TE SIENTES QUERIDA, COMO NO
ESPERASTE SERLO JAM�S!
Recuerdas tus noches de sue�os negros, de sentirte sola y
desatendida, sin ser comprendida y sin poder compartir tus inquietudes. Notabas,
una quemaz�n ag�nica de ser amada, un sentirte en un p�ramo helado, por lo �rido
e inh�spito de no recibir afectos y nos poder darte como necesitabas y recibir
cari�o y amor.
Que, es mejor, no pensar nada m�s. S� que tendr� sed porque
siempre tengo sed despu�s de verte, y tendr� hambre porque hemos cenado r�pido,
pero ahora te deseo, te deseo por encima de todo.
Te acercas a m�, con un encendedor y paquete de cigarrillos entre los dedos,
desnuda y en un estado de sobreexcitaci�n, imaginando la escena que prometimos.
Y que se inicia al presentarte la palma de mi propia mano. Ya sabes, cual es el
acto siguiente...
Has dejado de fumar, te cost� dejarlo, pero sobre todo t�
costo mantener la promesa, en momentos dif�ciles. Y recuerdas mi promesa, de que
tu verdadera vida empezar�a con un �ltimo cigarrillo, que apagar�as en mi mano.
Me besas y hundes tus labios y la lengua en mi boca, porque
me conoces y sabes darme todo lo que necesito.
As� comienzas el juego: tu enciendes el cigarrillo, sin
tragar el humo y me lo muestras. Yo soplo, sobre el tabaco ardiente. E
igualmente me siento yo, ardiente, deseoso...
Tu ya sabes, lo que mi mano necesita, la quemadura y tus
cuidados despu�s: "CREMA DESINFECTANTE Y CICATRIZADORA (SELVYDERM), unos
guantes sanitarios y unos palillos aplicadores".
Y yo te entrego mi mano, sin tensarla, relajada y sonr�o y te
env�o un beso cifrado de complicidad y amor, y aprieto y humedezco mis labios.
Tu me observas y disfrutas de tu momento, de recogerme en mis deseos. Mascamos
juntos, mi silencio y tu leve turbaci�n.
Entras en mis pensamientos, me escudri�as, en el azul de mis
ojos. Tu notas el deseo que t� manifiesto, que hace que t� lo conviertas a todo
ello, en un largo y seguido fluir �ntimo gozoso.
Sientes las palpitaciones, en el placer que empiezas a
brindarme en tus valles de pasiones: tu zona p�bica, tu canalillo anal, y el
regazo que forman tus bellos senos. Todos tus sentidos est�n activos y sumamente
alborotados.
Separas ligeramente los labios de tu boca, tomas mi mano y con ella recibes todo
mi cuerpo. Separas tus piernas, te exhibes abierta, cual flor de seducci�n.
Remueves tus nalgas y t� noto destellos de ansiedad y placer.
Ves, como avivo el fragor de la colilla y la acercas,
lentamente a esa mano que te siente, tan intensamente a ti en la tuya y que
tanto me amas. Me ves acusar el contacto del tembloroso cilindro humeante y lo
vas a retirar, pero te retengo un momento.
Sudamos ambos, y cuando tu brazo insiste en retirarlo, me
miras pidiendo perd�n. Me pides que te deje curarme... y te indico, que antes
que nada, soples sobre la peque�a quemadura y lamas el resto de la mano.
Noto, como contraes las piernas y, se yerguen m�s y m�s tus
pechos. Los mueves nerviosa, y jadeamos un poco ambos. Sabes que me siento
excitado y estoy muy deseoso de sentirte y de tomarte y, tu propiamente igual.
Te has tomado tu tiempo lamiendo la mano, y hasta la has
besado y mordido un poco. Ello te ha excitado, superando el grado previo de
libido, anterior a la consumaci�n de nuestro acuerdo. He notado como frotas tus
rodillas, pies y muslos; tampoco quieres disimular.
Me curas, cuidadosa y maternalmente. Pasamos un rato de
inmovilidad, de contemplaci�n, desde nuestras respectivas posiciones. Te miro,
sientes mi mirada y sientes deseo de tactos y de sentir como te habla tu cuerpo
trabajado en las sesiones de lunes, mi�rcoles y viernes (en el cursillo des
gimnasio municipal).
Tu cuerpo te pide ser tensado, sentirte doblarte y
pronunciarte en todas las posiciones y quieres ser moldeada en posturas que te
despierten y que borden nuestros deseos.
�ANHELAS M�S Y M�S... ESO...!
TE LO ANTICIPAS, Y ESO TE ACELERA LA RESPIRACI�N, Y TU LATIR.
Tienes una sensaci�n de culpa y una brutal excitaci�n que te
atenazan. Evelyn reconoces que eres incapaz de satisfacerte, por ti misma. Y
miras, el paquetito que hay en la mesilla, sabes que es...
Es el collar de cuero para tu cuello, lleno de pinchos
(vueltos hacia fuera) y con una hebilla grande; y las dos pulseras. Me indicas,
con tu mirada si puedes tomarlas y ante mi afirmaci�n las tomas, y tras abrirlas
mudamente, esperas a que te las coloque. Te est�s entregando, libremente y notas
como las rozo, y como abro el collar.
TE LEVANTAS EL CABELLO Y SIENTES COMO LO AJUSTO A TU CUELLO;
MUY LENTAMENTE �EL COLLAR DE TU SUMISI�N!.
Y sientes, el abrazo de ese cuero, en tu piel; lo llevar�s
casi siempre estando a solas (excepto en la ducha y cuando est�s castigada).
Y luego, tras tenerlo colocado, nos quedamos quietos,
mir�ndonos y asumiendo nuestro acuerdo... Y tu prometes serme obediente,
previsora de nuestras necesidades (en todos los sentidos), lo haces con gran
esperanzada y felizmente entregada. Yo te prometo, ocuparme siempre de ti, m�s
all� de lo que hayas llegado a imaginas, jam�s ni�a.
Por eso, me ofreces tus mu�ecas y t� ajusto sendas
mu�equeras, con hebillas y con pasador de seguridad (sujeto por una peque�a
cadenita). Te ves, te sientes bien d�ndote y siendo tomada. Notas mis besos en
tus mu�ecas y en tu cuello.
Tambi�n, notas mi mano roz�ndote las rodillas y la parte baja
de los muslos. Y te calientas, por cada sensaci�n impresa, por una parte de mi
persona; es que te digo, que de todas esas formas te amo, te deseo y que quiero
hacerte feliz siempre mi amor.
Deseas que te coma, que tome tu cuerpo y te muerda y que
hunda fuertemente mi cara entre tus piernas, sin pedirte permiso, ni avisarte y
beba y coma de ti ah�. Me pides ,que use el cigarrillo en ti, o que halle otro
modo de castigarte, por lo que me has hecho.
Miras el cigarrillo y al momento sientes que te digo que lo
tomes y lo pases por encima de tu "conchita". Espero que vayas planeando y
palpando el bello de tu pubis, acerc�ndote y alej�ndote de tu cuchita. Es como
si fueran las antenas o palpos de una hormiga ciega, porque sin mirar, eres
mucho m�s atrevida y te llevas al l�mite. Y si t� eres feliz, contigo lo soy yo
tambi�n.
Luego, digo que lo acerques m�s y que vaya tu misma mano
palp�ndote, con el incandescente morro de cigarrillo, buscas en el canal de tu
placer, tan cerca como puedas, pero sin llegar a tocarte en �l.
Lo haces y me miras. Te digo que sigas, as� pero sin mirarme
, por lo que con tus ojos miras a lo lejos..., enfocando nuestras sombras, sobre
el blanco de la pared. Yo me acerco a ti, y te voy lamiendo lentamente, todos
los rincones de tu cuerpo con mi lengua, acarici�ndote con mis dedos y
prohibiendo que me mires.
Te sientes, como mendigando y recibiendo el cari�o que nunca
has tenido. Te descuidas, y te quemas ligeramente, por sucumbir a un momento de
descontrol, en tus fantas�as. No te parece tan doloroso, y lo haces una vez m�s.
Realmente, es m�s el efecto mental, que lo que con tus
acciones haces. Pero estas muy lubricada y apenas te has quemado. Mas bien, lo
que ocurre, es que tienes un desafuero, de sentirme comerte.
Y te digo que, ahora tu cuerpo, me s�plica de ser m�o para
siempre, que no paras de desearme una y otra vez; desde hace meses. Hace
meses que duermes y despiertas so�ando ser m�a, ser toda para m�.
--Lo s� Evelyn, y acepto tu sumisi�n...
Cuando te excitas mucho, sientes que yo llego a tu vientre, ya en ese estado y
con tus caricias intimas, sientes que no eres capaz de pensar en nada, mas que
en sentirme tomarte y que ahora quieres que... te deje acariciarme y amarme.
S�, lo que deseas sentirme, entrar por delante y por detr�s
abajo, la intuyes y la imaginas dentro de ti y teni�ndote abrazada y en esos
momentos; siempre necesitas rozarte la base del capuch�n de tu cl�toris,
haci�ndote c�rculos. Por eso, froto as�, y te coloco, en ese momento, tres
pinzas de pl�stico con forma de pez, y con entrantes dentados.
Ya te coment�, como eran el d�a que las compre, y sabias que
las ten�a dispuestas. Te digo que te dispongas, que cierres los ojos, para no
ver. Mientras te digo que sigas acariciando la base de tus pechos, tus costados
y tu vientre; es decir, nada de lo que te sacie totalmente, y quiero que sientas
un placer moderado, pero prohibi�ndote llegar a gozar r�pidamente.
Yo, noto como muerdes tus labios, ladeas la cabeza y entonces
te beso tu cuello... As� un rato, hasta que me decido a obrar y te coloco las
pinzas bien lentamente. S�, voy dejando que transcurra, un espacio tiempo, entre
una y otra.
Entre la inserci�n de una pinza y el siguiente pinzado, voy
prolong�ndolo un poco mas las caricias, los besos se acercan a tus labios, van a
tus ojos y cara, incluso lamo tus lagrimas, que me saben deliciosas.
Est�s, dispuestas y encendida, a mi gusto. Las dos primeras,
te les coloco primero en cada uno de tus pezones, y una tercera y �ltima en uno
labios mayores, bien de abajo.
�Pero, como te las coloco? Pues, abri�ndolas y cerrando
varias veces, en un cierre de mordida incompleta. Es como m�s efecto te har�n,
luego te tomo tu mano izquierda y hago que las abras y cierres otras pocas
veces, son nuevas mordidas de placer y dolor.
Eso, te estimula a abrir y separar tus piernas, te doy
cachetitos en tu vientre con la mano hueca y acusas cada golpe con ligeros
espasmos, que repercuten en tus pezones y en el labio anillado. Pero tambi�n, en
la calentura de tu vagina que palpita y segrega un flujo que sale en golpes y
que brota sin cesar.
Libero las pinzas de arriba, despu�s de tres tentativas
frustradas (abrir y soltarlos) y noto el rigor de la erecci�n de tus pezones
recientemente liberados del pinzamiento. Quieres sentir que hago algo, una
sensaci�n distinta de pertenencia y compa�erismo, con mucho amor.
Tu sabes que: "esa mano tiene el resorte de hacerte sentir
un placer enorme", como tu misma me has confesado, tantas veces. Tu sabes,
ya que me perteneces, mi pericia, ser� la encargada de ponerte las pinzas.
Te digo que, en un futuro te anillar�, tambi�n ambos pezones
sin anestesia, pues esa es una muestra de tu completa sumisi�n. Y te dejar�,
otras marcas en tu cuerpo, para que recuerdes que eres m�a y como gozas conmigo.
Tambi�n, a veces dejar� que me muerdas y dejes marcas de tu boca y u�as en mi
cuerpo, para que sepas y sepan todos, y especialmente todas que soy solo para ti
Evelyn. Eso, nos dar� mucho placer, a ambos.
Est�s deseosa de mi polla, quieres que te entre en alg�n
momento. Tus pezones, se rozan entre mis dedos, es la puerta del placer
compartido. Quiero que mi tallo penetre reiteradamente y notes que te crece en
tu boca.
Y puedas sentirla palpitar, caliente y creciendo en tu
boquita de seda ensalivada. Y, asida a m� me har�s sentirme muy feliz de ser tu
amo, amante y esposo... Entrar� y sentir�s que, estirando tu mano, puedes
acariciarme mi bolsa escrotal y que luego quieres que entre y te tome.
Se por ti que necesitas y quieres que te haga sentirme
estirado, encima de ti y saltando con sed de darte felicidad y un cielo de
estrellas de amor compartido. Y tus manos, se me clavar�n en mis nalgas, para
hacerme llegar a descargar el placer en tu interior...
Y sentirme tuyo, intensa y �nicamente tuyo, verti�ndote todo
el placer contenido y recibiendo el tuyo...