Yo ten�a 17 a�os, hac�a seis meses que sal�a con un
hombre un poco m�s grande que yo. �l ten�a 25 a�os,
ahora que ya llegu� a esa edad no parece mucho, pero
para esa �poca que �l tuviera experiencia sexual y yo
no, era importante.
Hab�amos pasado de los besos al
punto de acariciarme los pechos, y bajar sus manos
hasta rozarme entre las piernas. Cada vez dejaba que
su mano se quedase m�s tiempo para que pudiera sentir
por sobre mi ropa el calor de mi cuerpo, pregunt�ndome
si el se daba cuenta, seguro que si, como me humedec�a
en cada ocasi�n. Recostados sobre el sill�n,
bes�ndonos, jugando con nuestras lenguas, lleg� el d�a
en que lo dej� desabrocharme el pantal�n para que
pusiera su mano dentro de mi bombacha, pero sin
separar las piernas lo suficiente, solo para que
sintiera mi humedad y me provocara gemidos de placer.
Hab�a llegado el momento de mi primera vez, en mi
experiencia solo se contaba que de vez en cuando me
masturbaba, pero nunca me hab�a animado a enterrarme
siquiera un dedo, solamente me acariciaba con la palma
de mi mano por sobre los labios de la vagina rozando
el cl�toris.
As� que esperaba el momento con ans�as y
miedo, pero confiaba en que me har�a pasar la mejor
experiencia.
Un viernes fui a su departamento a pasar
la noche, en casa dije que me quedaba donde una amiga.
Al llegar me recibi� con un gran beso, que me hizo
presagiar que ser�a una gran ocasi�n. Tomamos algo y
enseguida y con seguridad me llev� hasta su cuarto y
me dijo que me desnudara. Yo me propuse cumplir todo
lo que me pidiera y me quit� la ropa, primero los
zapatos, la remera y el pantal�n, hasta quedar en ropa
interior, un conjunto de color blanco que hac�a
resaltar m�s mi piel que hac�a bastante tiempo no ve�a
el sol. Qued� desnuda frente a �l, que se qued�
observando mi cuerpo, el cabello casta�o ondulado un
poco por debajo de los hombros, las caderas anchas y
senos realmente grandes y redondos, que siempre me
acomplejaron un poco, pero que �l adoraba sentir
cuando me abrazaba. El quedo en calzoncillos.
Bes�ndome me recost� boca arriba sobre la cama,
comenz� a pasar sus labios por sobre mi cuerpo, desde
el cuello hasta llegar a mi sexo, pasando por mi
abdomen.
Sent�a como los pezones se iban endureciendo
de una forma que parec�an dos peque�as rocas. Jugando
con la lengua se qued� largo rato sin necesitar decir
palabras.
Cuando decidi� quedarse m�s tiempo
directamente sobre mi vulva, oblig�ndome a flexionar
las rodillas metiendo la cabeza entre mis piernas.
Lentamente de mi vagina brotaban jugos que eran
totalmente nuevos para m�, y cuando su lengua por fin
lleg� a mi cl�toris la sensaci�n era de placer
absoluta, pensando que eso ya era lo m�ximo. Con sus
dedos separaba mis labios para que pudiese morder mi
bot�n y resaltarlo al m�ximo, endureci�ndolo. Las
manos apretaban y recorr�an mis pechos, los masajeaba,
los hac�a salir de mi cuerpo. Presionaba con dos dedos
mis pezones, gir�ndolos suavemente. Y nunca descuidaba
como usar su boca, su lengua como un experta sab�a
exactamente que botones de mi cuerpo tocar. Mis
caderas se mov�an al ritmo que �l impon�a, laspiernas
cada vez se abr�an m�s, como pidiendo que me por fin
me penetrara. Pero me hac�a esperar, dese�ndolo cada
vez m�s, todav�a faltaba, deb�a disfrutar que su
lengua se metiera por mi agujero, que me mordiera el
cl�toris.
Mientas hurgaba con su lengua dentro de m�,
pasaba sus dedos alrededor de mi culo, llevando mis
jugos hasta all� para penetrarme solo con la punta.
Ten�a las piernas totalmente abiertas con mi sexo en
su cara, a su completa vista, con mis jugos que ya
mojaban las s�banas; rog�ndole que por fin me
penetrara.
Mi primer orgasmo lleg� con sus dedos sobre
mis agujeros y pechos; y �l mir�ndome a los ojos con
un esbozo de sonrisa como de quien cumpli� su misi�n a
la perfecci�n. Con la agilidad y certeza que dan la
experiencia sigui� controlando la situaci�n. Me dio
vuelta sobre la cama y coloc� una almohada bajo mi
vientre para que mi sexo quedara a su disposici�n. Yo
estaba boca abajo con las caderas levantadas, las
piernas absolutamente abiertas y los pechos aplastados
sobre las s�banas. Escuch� como se quitaba el
calzoncillo y se pon�a un preservativo, dici�ndome que
en unos instantes cumplir�a totalmente su deseo de
desvirgarme. Acomod� mi cuerpo para que mi sexo
quedara a su altura, mis piernas casi colgando sobre
la cama y deseando que por fin estuviera dentro de m�.
Volvi� a pasar sus dedos sobre mi agujero, despu�s
pas� su boca regando saliva que se mezclaron con mis
jugos.
Me abri� las nalgas con sus dos manos y me
penetr� por la vagina de una sola vez, bien fuerte,
hasta que sus bolas frenaron la embestida. Mi grito
fue callado, el dolor casi imperceptible se mezcl� con
el grandioso placer. Comenz� a moverse hacia atr�s y
adelante, girando con su pelvis para que su pene
recorriera todo mi interior. Me tom� de la cabeza
doblando mi espalda, apret� mis pechos, siempre
movi�ndose de forma espl�ndida.
La sensaci�n de
tenerlo dentro de m�, conjuntamente con sus dedos
impregnados de una mezcla de mi n�ctar y su saliva
dentro de mi culo era de total satisfacci�n. Las
arremetidas dentro mi cuerpo duraron el tiempo exacto
para hacer que mis gemidos de placer se convirtieran
un suave grito de placer cuando alcanc� el orgasmo.
Cuando �l estuvo satisfecho se recost� sobre mi
espalda, qued�ndose dentro de mi cuerpo.
Yo siempre
recordar�a esa noche.