Relato: Un encuentro no previsto en vacaciones
Tengo pareja desde hace aproximadamente un a�o. Tras llevar divorciado dos a�os, encontr� esta maravillosa mujer con la que comparto una gran complicidad. Ella no es muy alta, pero es delgadita y tiene un culo resping�n, unas tetas de campeonato y una sonrisa que vale millones. Como dec�a, tenemos una gran complicidad, especialmente en el sexo, y siempre nos estamos inventando situaciones y juegos a los que jugamos sin ning�n tipo de tab�. Pero siempre entre nosotros. Aunque he intentado sacar el tema de tener relaciones en grupo (fantas�a que tengo desde hace mucho), ella siempre lo ha rechazado. Esta historia va de c�mo mi fantas�a se vio superada con creces.
El pasado julio nos fuimos de vacaciones a una de las playas del sur de Valencia, a una urbanizaci�n donde alquilamos un peque�o apartamento junto al mar. La verdad es que, debido al trabajo, no hab�amos disfrutado mucho de nosotros mismos �ltimamente, as� que nos dedicamos a tumbarnos al sol, comer bien, tomar algunas copas en el chiringuito de la playa y follar por las noches.
La cuarta tarde coincidimos en el chiringuito de la playa con una pareja de nuestra edad (35) que hab�amos visto en algunas ocasiones all� mismo, en la playa, o en los alrededores del apartamento paseando un perro por las tardes. No s� muy bien como pas�, pero el caso es que nos saludamos, hicimos las presentaciones, y terminamos por sentarnos con ellos a tomar unos mojitos. A eso de las 2 de la ma�ana, nos hab�amos tomado no s� cuantos mojitos, picado algo de comer, y charlado de muchas cosas, incluido algunos temas sexuales y de lo buenas que estaban nuestras respectivas parejas. Al contrario que Marta, mi pareja, Ana era m�s alta, tambi�n delgada, con menos pecho, pero con un culo fant�stico. Emilio y yo �ramos parecidos, altos, morenos y de constituci�n �fuerte�, que no gordos.
Despu�s de las copas, estuvimos bailando ritmos tropicales t�picos de un chiringuito de playa, y una vez cansados y algo chispados por el alcohol, nos fuimos caminando cada uno a su apartamento. Cuando llegamos al nuestro, Marta estaba especialmente cachonda, y me empez� a meter mano y a besar ya en el ascensor. Marta es muy caliente, pero le not� que esa noche lo estaba bastante m�s.
- Qu� te pasa esta noche?
- No s�, pero me muero de ganas de follar contigo � ella generalmente no usaba esas palabras � Me he puesto muy caliente con los mojitos, y bailando merengue contigo y con Emilio.
- Pues te voy a comer enterita.
- Has visto qu� pegado bailaba Emilio conmigo? Tu tambi�n te has restregado bien con Ana, que te he visto.
- Ehhh� - no estaba seguro a qu� se refer�a.
- No disimules, cuando te he visto que casi le agarrabas el culo, me he pegado a Emilio y me he restregado como t�.
- Bueno mujer, est�bamos bailando, ya sabes, y con el alcohol - ser�a posible que no me hab�a dado cuenta de todo eso?? Si es que los hombres a veces estamos en Babia!!
- No me digas que no te has enterado de nada � y mientras me dec�a esto se daba la vuelta y colocaba su culo restreg�ndolo contra mi polla, y llevaba mis manos a la altura de su vientre � �No te has fijado cuando Emilio y yo bail�bamos as�?
- S�, pero mujer, pensaba que era normal, al fin y al cabo s�lo est�bamos ... � en ese momento me vino como un flash la sensaci�n del culo de Ana sobre mi polla cuando estuvimos bailando; sus cachetes duros, altos y abiertos restreg�ndose contra mi � es verdad!! � dije casi sin pensar � yo tambi�n not� el culo de Ana!!
- Y ella notar�a el bulto de tu polla como yo sent�a la de Emilio. Estoy muy cachonda, y necesito que me folles ahora mismo.
Mientras le quitaba la ropa y la devoraba a besos, un click se hizo en mi subconsciente. Aquella podr�a ser la forma de cumplir mi fantas�a.
Al d�a siguiente hab�amos quedado con ellos para ir a la playa, y no par� de fijarme en el culo de Ana. Tambi�n me di cuenta de que Emilio no para de mirar a Marta. El d�a transcurri� hasta que nos encontramos de nuevo en el chiringuito, tomamos todos los mojitos del mundo y bailamos. A eso de la 1 de la ma�ana, Ana se encontraba algo mareada, pero no quer�a dar por terminada la velada, as� que nos invitaron a su apartamento a seguir con las copas all�. As� Ana se podr�a dar una ducha y recuperarse.
Nos fuimos a su apartamento y nos sirvieron unas copas. Ana sali� de la ducha con una especie de t�nica semitrasparente y un tanga blanco, el cabello mojado, y mucha mejor cara. Al verla, Marta tambi�n quiso darse una ducha, y Ana le dej� un tanga limpio y una camisa larga. Nosotros, al ver que �ramos los �nicos que segu�amos sudados despu�s de toda la noche bailando, decidimos darnos una ducha tambi�n. Entramos juntos al ba�o, al fin y al cabo �ramos dos t�os y no nos �bamos a asustar de nada. Emilio entr� antes a la ducha mientras yo esperaba desnudo dentro del ba�o, cuando entro Ana a ofrecernos unas toallas limpias. No esperaba verme desnudo, y se qued� unos segundos mirando mi polla que estaba medio empalmada. Pens� que se disculpar�a y saldr�a corriendo de all�, pero en lugar de eso, se tap� la boca con la mano como para disimular la risa de ese encuentro rid�culo mientras me miraba a los ojos, me alcanzaba la toalla, y luego desaparec�a tras la puerta.
Cuando Emilio y yo salimos de la ducha, utilizando unos b�xers de Emilio, nos encontramos a Marta y Ana tomando una copa y riendo. Cuando le explicaron la situaci�n a Emilio, �ste se rio tambi�n y todo ello ayud� a distender a�n m�s el ambiente, y a que nos sinti�semos c�modos todos, as� como est�bamos, medio desnudos. Mientras charl�bamos y beb�amos, Tim, el perro de ellos, se tumb� a los pies de Ana y empez� a chuparle los pies. Al parecer le encantaba chupar la crema hidratante que Ana se pon�a tras la ducha. A Marta le hizo gracia y coment� que eso deber�a dar muchas cosquillas, a lo que Ana se levant�, busc� la crema y empez� a darle un masaje en los pies a Marta. Ya mismo lo vas a probar por ti misma.
- A m� tambi�n me encantar�a un masaje con crema, pero sin perro, y en mi espalda � dije yo al ver con qu� sensualidad acariciaba Ana los pies de Marta.
- Muy bien � dijo ella riendo -. Emilio, puedes ocuparte t� de los pies de Marta?
Mientras Emilio se sentaba en el suelo, a los pies de Marta, que estaba en el sof�, Ana me tumb� bocabajo en el suelo y se sent� a horcajadas sobre m�.
Desde mi �ngulo pude observar que Emilio ten�a los ojos a la altura del chocho de Marta, y que �sta, al levantar los pies para facilitarle el masaje, tambi�n le facilitaba la visi�n de su chocho. Por mi parte, notaba el frescor del suelo a lo largo de todo mi cuerpo, las sensuales manos de Ana en mi espalda y la calentura de su chocho a la altura de mis lumbares.
Tim, el perro, no esperaba a que Emilio terminara con su masaje y ya le estaba chupando los dedos de los pies a Marta. Por lo que Emilio le dej� hueco y empez� a masajear m�s arriba, a la altura de las rodillas y los muslos de Marta, que cada vez abr�a un poco m�s sus piernas.
Mi erecci�n resultaba inc�moda, as� que intent� colocar un poco mejor mi polla que estaba aprisionada por el b�xer y el suelo. Ana me pregunt� si hab�a alg�n problema, y cuando le expliqu� lo que pasaba se levant� de un brinco y me pregunt�:
- Entonces lo mejor ser� quitarte el ba�ador para que est�s m�s c�modo, al fin y al cabo ya te he visto desnudo antes. �Te importa? � Dijo riendo, y tir� de mi b�xer hacia abajo antes de esperar mi respuesta � Adem�s, as� podr� darte mejor el masaje sin manchar el ba�ador de crema.
Marta me miraba como pregunt�ndose c�mo era posible que estuviera ocurriendo esto, pero al mismo tiempo mir� el masaje que Emilio le estaba haciendo en el interior de sus muslos, y abriendo a�n un poco m�s las piernas, ech� la cabeza hacia atr�s, cerrando los ojos y suspirando.
Al ver esto, Emilio avanz� un poco m�s en su masaje y empez� a acariciar suavemente el co�o de Marta por encima del tanga. Estas caricias, unidas al leng�eteo de Tim en sus pies hicieron que ya Marta abriera por completo sus piernas, lo que fue la se�al para que Emilio apartara un poco el tanga y empezara a jugar con su cl�toris.
Esa imagen hizo que mi erecci�n fuera tan aparatosa que tuve que levantar un poco el culo para no partirme la polla; momento que aprovech� Ana para introducir sus lubricadas manos por la raja de mi culo y alcanzar mis huevos. Levant� totalmente el culo para darle acceso a mi polla que Ana empez� a masajear lentamente. No s� en qu� momento se hab�a quitado la t�nica, pero s�lo estaba en tanga, y mientras me masturbaba, restregaba sus tetas por mi culo, hasta que fue bajando su boquita y empez� a jugar con su lengua en mi ano.
Marta me lo hab�a hecho alguna vez, incluso me hab�a introducido un dedo mientras me la chupaba. Es un placer incre�ble. Pero s�lo lo hab�a hecho con ella, as� que el estar con en esta situaci�n, con otra mujer, es una sensaci�n extraordinaria que superaba mis fantas�as.
Mir� hacia donde estaba Marta y la encontr� mir�ndome con los ojos abiertos como platos. Ella tampoco daba cr�dito a lo que estaba sucediendo. Sin apartar su mirada de mi, y muy lentamente, se fue quitando el tanga, lo dej� a un lado, y atrajo la cabeza de Emilio hacia su chocho. �ste se hab�a quitado el b�xer y se pajeaba lentamente.
Yo quise devolverle el favor a Ana, as� que la volte�, le puse el culo en pompa y empec� a comerle el chocho y el culo desde atr�s. Ella se recoloc� de forma que pudiera alcanzar la polla de Emilio, que empez� a chupar con ansias.
La imagen era brutal: Marta totalmente abierta de piernas con el chocho al borde del sof�; Emilio sentado a sus pies, ofreciendo la polla a Ana, y con la cabeza girada comi�ndole el co�o a Marta; Ana chupando polla a cuatro patas; y yo, tambi�n a cuatro patas, detr�s de ella comi�ndole el co�o y el culo. Y entonces ocurri� algo inesperado. Tim, que hab�a olido la crema que hab�a en mis huevos y mi polla, se puso detr�s de m� a chuparme. Di un respingo, pero no dije nada. Me dio corte decir nada. Nunca me atrajo la zoofilia pero me encant� la sensaci�n de su lengua �spera recorriendo mis huevos y mi culo, as� que lo dej� que continuara.
Emilio se hab�a levantado para desnudar por completo a Marta, y aprovech� para ofrecer a mamar su polla. Ana se adelant� un poco m�s y comenz� a comerle el co�o a Marta, y yo me levant� de mi posici�n para acercarme m�s a Ana y met�rsela por detr�s en el co�o, que estaba completamente abierto. Tim, se vino detr�s de m� como si nada, y sigui� chup�ndome los huevos desde atr�s. Qu� mono �l!! Y todos los dem�s parec�an no darse cuenta o no darle importancia a este hecho.
Emilio se sent� en el borde del sof� y pidi� a Marta que se sentase sobre �l. Marta lo hizo, pero d�ndole la espalda, de forma que su chocho segu�a al alcance de Ana, quien comprendi� de inmediato y sigui� chupando. Yo alcanc� la crema hidratante dej� caer un chorrito sobre el culo y el chocho de Ana. Y mientras ve�a como Tim limpiaba a leng�etazos el chocho de su ama y mi polla, que no paraba de bombear, aproveche la lubricaci�n para jugar con dos de mis dedos en el culo de Ana. Como vi que en lugar de quejarse, se abr�a m�s, la mantuve a cuatro pata, me puse de pie y me fui agachando apuntando con mi polla a su culo, la cual entro sin ninguna dificultad.
En ello estaba, cuando o� a Marta como se corr�a como una loca. La polla de Emilio y la lengua de Ana en su chocho le produjeron un orgasmo lleno de agitaciones, convulsiones, jadeos y gritos, hasta quedar totalmente agotada. Emilio la ayud� a tumbarse en el sof� para que descansara unos momentos y fue entonces cuando repar� en que le estaba follando el culo a Ana mientras Tim nos hac�a un trabajito con su lengua en los bajos. Sonri� y se acerc� por detr�s nuestro a apartar a Tim, tras lo cual empez� a acariciar la almeja de Ana y masturbar su cl�toris. Ana estaba como ida, y ped�a m�s y m�s, as� que Emilio se coloc� de rodillas detr�s de nosotros, y mientras yo se la clavaba de pie en el culo, �l hizo lo posible por clav�rsela en el chocho. Yo, para dejarle m�s espacio, me inclin� hacia delante, lo que el aprovech� para empezar a acariciarme los cachetes de mi culo. No me atraen los hombres, despu�s me confesar�a que a �l tampoco, pero supongo que el morbo de la situaci�n nos hizo ir un poco m�s all�. Empez� a acariciarme la polla y los huevos, estruj�ndolos suavemente. Marta, al ver aquello, se recuper� r�pidamente y se puso como una moto. Se tumb� r�pidamente en el suelo y alcanz� con una mano a masturbar el cl�toris de Ana, que no pudo m�s y se corri� con grandes gritos.
Emilio y yo segu�amos sin corrernos. Hab�amos bebido mucho alcohol, y al menos yo ten�a miedo de que no me sintiera con fuerzas de echar un segundo polvo. Como las chicas se hab�an corrido y estaban descansando un poco, aprovechamos para darnos otra ducha. El calor era insoportable. Esta vez nos duchamos todos juntos y, con nuestros juegos y caricias, pusimos el suelo del ba�o perdido de agua. Volvimos al sal�n, y todos comentamos que hab�a sido una experiencia maravillosa. Pero Marta record� que los chicos no nos hab�amos corrido, y que ella se hab�a puesto muy cachonda al ver el juego que Emilio me hab�a hecho en la polla. Nosotros dijimos que bueno, que hab�a sido por el calent�n del momento, pero que no nos gustaban los t�os. Entonces ellas dijeron que eso eran chorradas, que es un problema de tab�es mentales y de verg�enza social. El hecho de que nos acarici�semos y nos gustara no nos convert�a en homosexuales. Emilio y yo no est�bamos muy convencidos, pero accedimos a la prueba que nos propusieron. Consist�a en que nos vendaban los ojos a los chicos, y que simplemente nos dej�ramos llevar, e hici�ramos solo lo que nos apeteciera, pero con los ojos vendados. Accedimos, claro.
Est�bamos los dos sentados en el sof�, con los ojos vendados, y ellas de rodillas a nuestros pies chup�ndonos las pollas para ponerla totalmente duras de nuevo. Nos dijeron que utiliz�semos las manos para palpar todo lo que no pod�amos ver, as� que mientras Ana me chupaba, alargu� la mano y pude sentir el movimiento de cabeza de Marta comi�ndole la polla a Emilio. Emilio mientras tanto, tambi�n debi� alargar su mano, ya que al momento la sent� acariciando la cara de Ana, mi polla, y como �sta se perd�a en su boquita.
Not� como Ana se sentaba encima m�o y empezaba a follarme a horcajadas, as� que quise comprobar que Emilio y Marta hac�an lo propio. Alargu� mi mano hasta alcanzar el chocho de Marta, que rezumaba l�quido, y un poco m�s abajo pude sentir la polla de Emilio que bombeaba sin parar. Pas� la mano por detr�s del culo de Marta hasta alcanzar los huevos de Emilio para acarici�rselos. Ana me levant� del sof� y me condujo a ponerme de rodillas entre las piernas de Emilio. Emilio segu�a follando a Marta a horcajadas, as� que mi polla quedaba a la altura de la polla de Emilio y el culo de Marta que no paraba de subir y bajar. Cre� que Ana me ayudar�a a introducirla en el culo de Ana, pero en lugar de eso, mov�a mi polla arriba y abajo siguiendo la longitud de la polla de Emilio. Emilio saco su cuerpo hacia fuera, dejando su culo al borde del sof�, y Ana no paraba de restregar mi polla por el culo de Emilio, hasta que empez� a empujarme suavemente para que lo penetrase. Su posici�n para follarse a Marta deb�a de ser muy inc�moda, ya que �sta se levant� dejando v�a libre para que pudiese penetrar m�s f�cilmente a Emilio. Notaba a Emilio tenso, su culo estaba muy cerrado y mi polla solo hab�a introducido un poco la punta. Marta debi� notarlo tambi�n porque enseguida note como se agachaba para comerle la polla a conciencia. Ana por su parte se subi� de pie al sof� y se agacho hasta empotrarle el co�o en su boca. Emilio se relaj�, y mi polla entr� de golpe, y empec� a bombear. Emilio no aguant� ni un minuto, se corri� y not� como su leche descend�a por su polla y me mojaba mis huevos.
La saqu� lentamente y me tumbaron en el sof�. Ya s�lo quedaba yo por correrme. Ana y Marta se agacharon para comerme la polla a d�o, y se intercambiaban de la polla a los huevos y al culo. El placer era indescriptible. Estaba echado hacia atr�s con la boca abierta por el placer, cuando sent� la polla de Emilio, a�n fl�cida, rozarme la mejilla. No lo dud�, ten�a los ojos vendados, me chupaban la polla y el culo, y me encontraba como flotando. Chupar la polla de Emilio fue como un punto de referencia, algo a lo que te agarras cuando sientes v�rtigo. Para mi asombro, la polla creci� r�pidamente, y la sensaci�n de c�mo crec�a hasta sentirla dura en la boca era muy excitante.
Las chicas segu�an chup�ndome e introduci�ndome los dedos en el culo para dilat�rmelo, as� que me imagin� lo que vendr�a a continuaci�n. No me import�. Es m�s, deseaba probarlo.
Hicimos la misma posici�n que yo hab�a hecho con Emilio. Yo estaba con el culo al borde del sof� y �l se puso de rodillas entre mis piernas. Ana y Marta segu�an comi�ndome la polla y jugando con sus dedos en mi culo. Sent� la polla de Emilio, m�s caliente, m�s grande y me concentr� en el placer que estaba recibiendo de las mamadas. Su polla empez� a entrar, y notaba como mi ano se dilataba. Sent�a la necesidad de cerrar el ano, pero me concentr� en no hacerlo. La sensaci�n era indescriptible. Notaba como avanzaba poco a poco. Hasta que lleg� al tope. Por un lado me sent�a lleno, y por otro me hubiese gustado que su polla fuese m�s larga. Me acostumbr� a tenerla dentro y empez� el vaiv�n del mete y saca. Sent� el co�o de Ana en mi boca. Ni me hab�a dado cuenta de que se hab�a levantado, y me dediqu� a chuparlo con todas mis ganas. Sent�a el jugoso paladar de Marta rozando el glande de mi polla, sus manos acariciando mis huevos, y la polla de Emilio entrando y saliendo de mi culo. Un placer m�s intenso empez� justo debajo de los huevos, en el perineo, y fue subiendo por mi polla a cada embestida de Emilio. Hasta que, en una de esas embestidas, su polla toc� un punto dentro de m�, como por detr�s de mis huevos, y empec� a tener la corrida m�s larga de mi vida. Dej� de pensar. Marta segu�a chupando, y de buena gana la hubiera empujado para que no continuase, ya que el placer era demasiado, casi inaguantable. Pero estaba atrapado por el cuerpo de Ana, as� que Marta sigui� chupando y chupando, cada vez m�s r�pido, m�s profundo y con m�s ganas. Cuando termin� la corrida, Emilio ya hab�a salido, Ana se hab�a apartado y Marta limpiaba los �ltimos restos de mi corrida. Yo segu�a extasiado, con convulsiones a cada leng�etazo de Marta.
Cuando abr� los ojos de nuevo, pude comprobar que todos me miraban divertidos. Menuda corrida!!
Nos sentamos todos en el sof� a descansar un poco, desnudos, charlando y haciendo bromas sobre lo ocurrido hasta que nos quedamos dormidos.
A�n nos quedaba una noche m�s de vacaciones. La disfrutamos a tope, pero esta primera noche fue algo realmente especial.
Por supuesto, mantenemos el contacto con ellos.