Relato: En la ducha Desde luego el deporte es una de las disciplinas con las que menos comulgo. Soy un tanto perezoso para el ejercicio y no anido grandes ambiciones en relaci�n a mi f�sico. Mi complexi�n es normal, no fibrada, pero tampoco es algo que me preocupe. Sin embargo, la generaci�n de endorfinas se activa cuando realizamos ejercicio f�sico, seg�n mi atractiva m�dico de cabecera. Estas endorfinas segregadas aportan felicidad, as� que como mi vida �ltimamente se halla en un estadio de extra�a incertidumbre melanc�lica, decid� apuntarme al gimnasio con el benepl�cito de mi novia. El lunes, despu�s de trabajar, llegu� a casa y emple� un par de horas en la lectura, mi gran deporte intelectual, y que me procura horas de verdadera felicidad. Eran las diez de la noche y se me ocurri� la idea de pasarme por el gimnasio. Para una persona que vive sola y que para ese d�a no atesora m�s ambici�n que la de cenar algo light y dormir del tir�n para el d�a siguiente, parec�a un buen momento para encaminarme por la excelsa senda del deporte, de la vida sana. As� que all� me fui, un poco tarde, pero pens� que era mejor, as� evitar�a encontrarme con mucha gente y me sentir�a m�s c�modo. Una vez en el gimnasio y tras las recomendaciones de una portentosa monitora, realic� algunos ejercicios con escasa intensidad, no deseaba por nada del mundo arrastrar agujetas al d�a siguiente. Me gust� mucho la experiencia. No hab�a apenas nadie en el gimnasio y deambulaba de m�quina en m�quina sin temor a hacer el rid�culo dado mi lamentable estado de forma. Al cabo de media hora la monitora me indic� a m� y a otro chico (s�lo qued�bamos dos personas) que deb�amos dirigirnos al vestuario porque cerraban en breve. Con gran satisfacci�n march� hacia la ducha y de camino entabl� una agradable conversaci�n con el chico que quedaba.
- Parece que nos echan- indiqu�.
- Pues s�. La verdad es que a m� me encanta esta hora, no hay apenas gente y se est� la mar de tranquilo. No te hab�a visto por aqu� antes.
- Bueno, es mi primer d�a. Mi novia me ha dado un ultim�tum, dice que me tengo que poner en forma.
Ambos re�mos y continuamos con una conversaci�n harto f�til, pero bastante agradable. En el vestuario s�lo est�bamos nosotros dos, �l, David, me esper� para dirigirnos a las duchas. Hace mucho tiempo que no compart�a vestuario con nadie, la �nica que me ve desnudo es mi pareja y me resultaba un tanto inc�modo, as� que me atavi� con la toalla. David por el contrario, iba completamente desnudo. Yo me coloqu� en la primera ducha y �l en la del frente, a fin de proseguir el desenfadado di�logo. La verg�enza de que alguien me viera desnudo desapareci�, posiblemente por la buena conexi�n que se ha hab�a establecido entre ambos y que se hab�a forjado en escas�simos minutos. Todo transcurr�a con total normalidad pero en un instante, en un momento en que no medi�bamos palabra, me fij� en �l. Mir� su cuerpo bien trabajado, no musculoso pero s� muy tonificado. Ni un �pice de grasa. Era alto, y como suele ocurrir normalmente con las personas de elevada estatura, sus manos eran muy grandes. Pasaban raudas por todo su cuerpo, frot�ndolo con fuerza y con rapidez. Al contrario que yo, estaba totalmente depilado. Sin ni siquiera reparar en mi extra�a fijaci�n, sin preguntarme el porqu� miraba a David, continu� con mi contemplaci�n. Mir� su pene, era muy largo, como su cuerpo, y fino. Sus manos pasaban constantemente por el pene y por los test�culos. Luego se gir� y frot� por el culo. Un culo algo sobresalido para ser un chico, producto de muchas horas de gimnasio. De nuevo se gir� y yo continuaba mirando sin darme cuenta de que �l notaba mis miradas. David me mir� sin decir nada, y esboz� una sonrisa que interpret� como un tanto burlona. De repente fij� mis ojos a otra parte y me sent� sumamente abochornado. �l sali� de la ducha sin decir nada. Yo me qued� perplejo pensando en la interpretaci�n que �l pod�a haber hecho de la situaci�n. La duda se disip� al instante, en cuanto baj� la vista y vi mi pene completamente duro como una piedra, a punto de reventar. Me parec�a imposible que no hubiera notado mi propia erecci�n, pero as� fue. Continu� duch�ndome sin m�s y sal� ya sin erecci�n. Mientras nos vest�amos iniciamos de nuevo conversaciones intrascendentes, lo que me hizo sentir muy c�modo. Finalmente cada uno se march� a su casa.
Al llegar a casa cen� frugalmente y pens� en lo sucedido. Era evidente que me hab�a puesto caliente con un chico. La verdad es que hasta ese d�a nunca me hab�a planteado nada con personas de mi sexo, siempre hab�a pensado que era un heterosexual integral. Pero ese instante que viv� fue esclarecedor. Me hab�a excitado con un hombre. El caso es que no trat� de desviar esos pensamientos, no me sent� avergonzado, m�s que en la medida en que David pudiera sospechar algo y sentirse inc�modo. Pero no me sent� mal por descubrir que anidaba en m� un atisbo de homosexualidad. Es m�s, mi excitaci�n hab�a sido de tal intensidad en la ducha, que trat� de recuperar ese momento en mi mente. Eso me llev� a desnudarme y plantarme ante el ordenador. Estaba dispuesto a consumir pornograf�a, pero esta vez el criterio de b�squeda no ser�a el de mujeres, tetonas, maduras, brasile�as u otras, sino el de chicos. Visualic� numerosas fotos de hombres con cuerpos fibrados y poyas enormes. Estaba a mil por hora con mi rabo erecto. No es muy largo pero es sumamente gordo, incluso exageradamente gordo, como una morcilla. Lo mir� y mi propio miembro me puso m�s cachondo a�n, mi mente rememor� la escena en las duchas y empec� a pajearme. Estaba franqueando l�mites en mi sexualidad, no en el sentido racional, por masturbarme con chicos, sino porque me encontraba en un estado de excitaci�n superlativo que jam�s hab�a experimentado, y quer�a prolongar ese momento lo m�s que pudiera, por eso mis sacudidas no eran muy fuertes. Al poco sent� la necesidad de llegar a un grado m�s. Me puse sobre la cama a cuatro patas, completamente desnudo, llen� mis dedos de saliva y los pas� por mi ano. Quer�a tenerlos dentro y as� fue. Empec� con uno, luego con dos y finalmente los cuatro dedos en mi ano. La sensaci�n era extra�a, pero placentera, morbosa. Con mis cuatro dedos me follaba el culo y cada vez me la sacud�a con m�s fuerza. Estaba gimiendo, yo solo, en mi casa. Eso me pon�a aun m�s caliente, mis dedos entraban y sal�an m�s r�pido, ten�a el ano completamente dilatado, me iba a correr, no aguantaba m�s, finalmente mi poya explot� y un chorro de leche ardiendo sali� de mi verga, luego otro y dos m�s. A continuaci�n me limpi� y me fui a dormir con el pensamiento de encontrarme al d�a siguiente con David.
A las diez de la noche del d�a siguiente sal� como el d�a anterior hacia el gimnasio, con el deseo de encontrarlo all�. No estaba. De hecho est�bamos la monitora y yo. Estuve tan solo diez minutos haciendo bicicleta y me retir� al vestuario un tanto desanimado. Entr� en la ducha desnudo y para mi sorpresa David estaba all�, frot�ndose su bello cuerpo. Hablamos cordialmente durante unos segundos, me coment� que hab�a ido a nadar. Nos miramos en silencio mientras nos duch�bamos. Mi coraz�n se me iba a salir, no separ�bamos los ojos uno de otro. �l me sonre�a y me gui�� un ojo. Tras esto puso su mano en su pene y empez� a toc�rselo con su mano abierta, se lo acariciaba, se pasaba la mano por los test�culos. Yo no daba cr�dito a lo que ve�a y sent� como mi poya se hac�a cada vez m�s gorda. �l no retiraba sus manos de su poya y cuando lo hizo sent� que me desvanec�a. Ten�a una poya enorme, fina, pero largu�sima, completamente dura. Me hizo se�as para que me acercara y as� lo hice. Nos besamos y nos tocamos. Menudo cuerpo ten�a, duro, como mi poya.
- Cari�o, tienes un rabo muy gordo � me dijo- Me encantan as�. �Quieres que te la coma?
- S� joder, ch�pamela- Estaba enajenado, gozando de la mamada de David, era incre�ble, que bien la chupaba.
- Mmmmm, que rica est� y que cojonazos tienes nene. �Quieres com�rmela?
- Me encantar�a � Estaba deseando tragarme ese sable. De rodillas se la chupaba sin cesar, me encantaba ver su l�quido pre-seminal en la punta de su prepucio. De repente me cogi� mi cabeza con las dos manos y comenz� a follarme la boca con su enorme rabo. Era tan largo que casi tocaba mi campanilla. Sent�a arcadas pero me encantaba.
- No sabes lo caliente que me pones cari�o. �Me dejar�as follarte? � Lo estaba deseando.
- Claro, la quiero dentro � Me coloqu� frente a la pared con las piernas separadas. �l comenz� a chuparme el ano apresuradamente. Ten�a ganas de follarme. Se levant� y coloc� la punta en mi ano. Empez� a empujar poco a poco.
- �Dios qu� estrecho lo tienes!, �me encanta!
�l continu� empujando hasta que la tuvo toda dentro de m�. Entonces empez� a sacar y a meter con suavidad y paulatinamente m�s y m�s r�pido, m�s y m�s r�pido, llegando a un ritmo bestial, yo gritaba de dolor y placer. Luego se agarr� fuerte a mis piernas y me foll� con lentitud, muy poco a poco, notaba que se estremec�a y jadeaba y yo not� mi recto inundado de leche. A continuaci�n ambos nos duchamos y nos vestimos sin hacer ning�n comentario. Curiosamente mi poya continuaba gorda. Yo estaba sentado calz�ndome pero el bulto en mi pantal�n evidenciaba mi estado. �l se acerc� a m� y se puso de espaldas, baj� el pantal�n de ch�ndal y los b�xers, ten�a un culo incre�ble. Sin pensarlo se lo chup� hasta la saciedad. Me desabroch� el tejano y me saqu� la poya y David se sent� encima y comenz� a cabalgar a un ritmo endiablado, no pod�a controlar la corrida, pero �l, anticip�ndose a mis sensaciones retir� su ano y puso la boca en mi poya. �Quiero tu leche aqu�, dijo se�alando su boca. Sin poder aguantar m�s vaci� mis cojones en su boca, y trag� con suma complacencia.
Tras ese encuentro nos dimos los m�viles y ahora lo tengo en casa cada noche. Me he borrado del gimnasio y el ejercicio lo practico junto a David, en la cama, el ba�o, la cocina y el sof�.
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 0
Media de votos: 0
Relato: En la ducha
Leida: 5837veces
Tiempo de lectura: 4minuto/s
|