En la que ya se encontraban otras personas, un par de chicas
y el resto como unos seis hombres. En principio la fiesta se fue desarrollando
de manera normal y corriente m�s bien bastante aburrida, digo si est�bamos
bebiendo, y adem�s uno de los invitados, sali� fuera a fumarse un cigarrillo de
marihuana. Al poco rato casi todos incluyendo a las otras dos chicas, est�bamos
compartiendo ese y otros cigarrillos. Como soy de las que le gusta llamar la
atenci�n y que me vean, al poco rato comenc� a bailar y ha ir quit�ndome la
ropa, ante el asombro de las otras dos, y el agrado de los hombres.



Para hacerles el cuento corto, les dir� que todo termin� en una tremenda org�a,
las dos santitas al principio, bastante inc�modas por mi proceder se mantuvieron
algo retiradas, pero cuando ya a mi me estaban dando tremenda entre dos. Las vi,
una de ellas, le estaba dando el culo a uno de los invitados, mientras que la
otra, se dedicaba a mamar verga como una loca. La cosa es que tanto ellas como
yo lo pasamos de verga en verga. Hasta que en cierto momento, no se si ser�a la
borrachera que yo ten�a o que. Sal� de la casa tal y como estaba, me puse a
caminar desnuda por la propiedad, y encontr� en mi paseo el pesebre o granero,
realmente es una vieja construcci�n en madera, en la que guardan algunos de los
animales de la finca. Tal era mi estado, que me he quedado dormida, sobre unos
fardos de paja.

Al d�a siguiente me levant� con la cabeza a punto de estallar
por lo mucho que hab�a bebido y fumado. Pero cuando me dirig� a la casa, la
encontr� completamente sola. Busqu� mis pertenencias y gracias a Dios siempre
tengo el sentido com�n, de ponerlas en un sitio a salvo. En mi cartera encontr�
mi tel�fono y llam� al desgraciado de Efra�n, quien se sorprendi�, cuando le
dije que estaba todav�a en su finca. Tras disculparse por haberme dejado,
diciendo que �l pensaba que me hab�a marchado con alguno de los otros invitados,
me dijo que lamentablemente hasta el d�a lunes no pod�a irme a buscar, ya que la
polic�a de tr�nsito le hab�a decomisado su veh�culo por estar manejando en
estado de ebriedad. Que adem�s su mujer se hab�a molestado mucho con �l por la
borrachera, si la pobre supiera lo que pas� realmente en la finca, creo que le
pone el divorcio de inmediato.



Llam� a otras amistades, y por una raz�n u otra, no pod�an hacerme el favor de
buscarme inmediatamente. Por comida no ten�a problema, pero me la pas� pegada al
tel�fono buscando la manera de salir de ese retirado campo, pero me fue
imposible. Por lo que me resign� a mi mala suerte, o por lo menos eso pensaba yo
en ese momento. Decid� darme un buen ba�o, ya que mi cuerpo apestaba a sexo por
todas partes, adem�s de los evidentes lamparones de leche que se me hab�an
chorreado por los muslos las nalgas y hasta en mi rostro. Despu�s de comer algo,
y de darme un ba�o, sal� a caminar por los alrededores, para lo que �nicamente
me puse la toalla que us� para secarme. Por curiosidad entr� nuevamente en el
lugar donde pas� la borrachera dormida, ya dentro vi que Efra�n ten�a varios
animales, entre los que hab�a un caballo, par de cabras, y no se cuantas
gallinas. Al principio solo me dio algo de curiosidad, pero al poco rato me
march� con rumbo a la casa, ya casi llegando, en el trayecto me encontr� al
perro de Efra�n, de nombre Bolo. Al verme me reconoci� en anteriores ocasiones
me hab�a visto y yo le hab�a arrojado algo de comida. El resto de la tarde y ya
por llegar la noche, estuve leyendo un rato, pero quiz�s por la fiesta del
viernes en la noche apenas me puse a leer me qued� dormida, ya cuando me
despert� eran como las nueve o diez de la noche. Por aquello de tratar de dormir
de nuevo, me serv� un buen trago de ron, y sal� fuera de la casa, a ver las
estrellas, a todas estas no me hab�a puesto nada de ropa, �nicamente cargaba la
toalla por si acaso alguien llegaba.



Al poco rato, nuevamente Bolo vino hacerme compa��a. De lo aburrida que estaba,
me beb� el ron bien r�pido. Por lo que entr� nuevamente a la casa a buscar m�s,
y para no estar entrando y saliendo me llev� la botella para fuera. Como estaba
sola tend� la toalla sobre la hierba y me acost� completamente desnuda bajo las
estrellas, de cuando en cuando me daba un trago de ron, mientras me lamentaba de
mi suerte, al estar en el medio de la nada. Estando as� acostada, fue que de
momento, Bolo se acerc� a m� sin que yo reparase en su presencia, y cuando m�s
me encontraba concentrada viendo las estrellas. Sent� algo fr�o que me toc�
entre las piernas. Reaccion� de inmediato fue cuando me di cuenta de que era
Bolo que estaba oli�ndome el co�o, la manera en que me incorpor�, lo asust� y se
alej� por unos momentos, pero al verlo me caus� gracia el susto que me hab�a
dado segundos antes. La verdad no se ni lo que pens� en esos momentos. Para esos
momentos ya me hab�a dado unos cuantos tragos de ron y comenzaban hacer su
efecto. Ya que me qued� sentada sobre la toalla con mis piernas bien abiertas.
Cuando se me antoj� acariciar al perro por lo que lo llam� a mi lado. Bolo se me
acerc� con cuidado ya que si yo me asust� al sentir su nariz entre mis piernas,
el pobre tambi�n se hab�a asustado por la manera en que me levant� asustada.



Cuando Bolo estuvo nuevamente a mi lado le dio por ponerse a olerme el co�o de
nuevo. Pensaba retirarlo, empuj�ndolo con mis manos, cuando sent� ese calido
�spero y h�medo lamet�n sobre mi co�o completamente abierto. Esa sensaci�n me
recorri�, todo mi desnudo cuerpo. Me impresion� a tal grado que ni siquiera,
hice el intento de retirar su nariz de entre mis piernas. En cosa de segundos,
Bolo se encontraba lami�ndome el co�o divinamente. Yo permanec� disfrutando y
deleit�ndome de lo que su lengua hac�a dentro y fuera de mi co�o. Al rato Bolo
comenz� a ponerse como nervioso, al principio no entend� que pasaba.

Hasta que lo vi lami�ndose su cosa. A la verdad no se que me
pas� en esos momentos, he pensado que pudieron ser varias cosas, como el estar
sola, desnuda sobre la hierba, algo bebida, y sin m�s ninguna otra cosa que
hacer. Si a eso le sumo, las sabrosas lamidas de co�o que Bolo comenz� a darme.
Bueno quiz�s fueron otras cosas, el asunto es que cuando Bolo volvi� a lamerme,
en lugar de quedarme con mis piernas abiertas, me puse en cuatro patas. Bolo
sigui� olisqueando mi co�o, y de momento sencillamente se me trep�, como si
fuera la cosa m�s natural del mundo para �l. Casi de inmediato sent� su miembro
caliente abri�ndose paso, dentro de mi co�o. El solo pensar en lo que estaba
haciendo, del todo desnuda y a la luz de las estrellas, con un perro, me sent�
mucho m�s excitada. Nunca ni en mis locas correr�as, hab�a ni tan siquiera
pensado hacerlo con un animal. En esos momentos Bolo me penetraba como si yo
fuera su perra, lo que me calentaba mucho m�s todav�a. Su miembro entraba y
sal�a de mi h�medo co�o, provoc�ndome mayor deleite y disfrute.



Mi perruno amante, continuaba movi�ndose, como un b�rbaro, y yo disfrutando que
as� lo hiciera. Cuando de momento, comenc� a sentir algo totalmente nuevo y
diferente. Lo que llaman el bot�n, su miembro de momento como que se engros�
mucho m�s. Provoc�ndome mayor placer. Si hab�a le�do que eso le pasaba a los
perros, y es la manera en que la madre naturaleza los provey� de una especie de
seguro para embarazar a sus compa�eras. Es como un tap�n que tiene como fin el
que su esperma no se pierda, o por lo menos eso creo que fue lo que alguien en
alg�n momento me explic�, en una clase de biolog�a, que estudiaba en la
universidad. Para esos momentos el perro despu�s de haberme follado, con todas
las de la ley. Descarg� su chorro de semen caliente dentro de mi co�o. Pero se
qued� abotonado a mi co�o para mi sorpresa. Les digo que casi me vuelvo loca por
el susto que me llev�, pero por suerte comprend� que suced�a, y sab�a despu�s de
un buen rato todo volver�a a la normalidad. Como en efecto pas�, pero casi media
hora despu�s, mientras tanto permanec� todo ese tiempo, pegada a la verga de
Bolo. Al finalmente librarme de la verga del animal, me qued� tendida sobre la
toalla tal y como lo hab�a estado la �ltima media hora m�s o menos. Hasta que
sent� nuevamente la �spera lengua de Bolo pas�ndomela por sobre todo mi reci�n
penetrado co�o. Fue algo as� como que me dieran un delicioso masaje �ntimamente.
Despu�s de unos minutos, Bolo dej� de lamer mi co�o, y se dio unas cuantas
leng�eteadas sobre su miembro. Para quedarse echado a mis pies.



Aunque no lo crean, me sent� como s� hubiera descubierto el tesoro m�s grande
del mundo. Alegre, contenta, y lo mejor de todo deseosa de seguir
experimentando. Pero ya Bolo como que se encontraba m�s que satisfecho por esos
momentos. Por lo que no me puso, mayor atenci�n. Al rato me sent� y me di cuenta
que de mi co�o chorreaba bastante semen, por lo que apur�ndome otro trago
directamente del pico de la botella, me puse a pensar donde podr�a lavarme. Fue
cuando me acord� haber visto en la casucha de madera donde se encontraban las
cabras y el caballo. Una manguera de agua, la que sin m�s demora fui a buscar.

Al entrar al oscuro lugar tuve la gran suerte de que encontr�
el interruptor de la luz, al encenderla con rapidez encontr� la manguera. Y
mientras me lavaba bien el co�o, me di cuenta que una de las cabras me
observaba. Definitivamente deb�a ser el macho, yo me encontraba sentada sobre
uno de los fardos de hierba, lav�ndome el co�o con la manguera, mientras me daba
otro trago de ron. Al terminar me sequ� con la toalla, y con cierta curiosidad y
algo de morbo en la mente, se me ocurri� el ponerme a pensar que tal ser�a
hacerlo con una cabra.

Me di otro trago de ron, y comenc� a tocar mi vulva, hasta
que mis dedos adquirieron el olor y me imagino que tambi�n el sabor de mis
l�quidos vaginales. Lentamente me fui acercando al macho cabr�o, que se
encontraba en un peque�o corral, curiosamente el animal lejos de sacarme el
cuerpo, se qued� parado con las patas de enfrente sobre la madera del corral.
Con calma me le acerqu�, y estir� mi mano hasta que estuvo al alcance de su
morro, por unos segundos me oli� los dedos, tras los cuales pas� lengua por casi
toda mi mano. El animal, hac�a un ruido raro. Que en lugar de asustarme, era
como si lo escuchase invitarme a que lo probase.



La verdad es que no lo pens� mucho, abr� la peque�a puerta del corral, y
mansamente sali�. Me volv� a sentar en el fardo de pasto, y por un instante
estuve a punto de echarme para atr�s, pero como estaba sola, s� ya hab�a
disfrutado de la compa��a de un perro, que de malo pod�a pasarme s� decid�a
hacerlo con el macho ese. Me di otro trago, y tom�ndolo por los cuernos, dirig�
su cabeza a entre mis piernas. En cosa de segundos, ese enorme cabr�o comenz� a
lamerme divinamente el co�o. Tanto fue as� que r�pidamente alcanc� otro cl�max.
Pero mayor result� ser mi curiosidad por ver como era la cosa de ese animal.

Como impulsada por un resorte, me tir� al suelo, y comenc� a
tocar sus largos test�culos con mis manos, en cosa de pocos segundos, el cabr�o
se puso como m�s nervioso, y pude ver que tan larga era su cosa. La verdad es
que no se que me impuls� hacer lo que hice. Pero de momento me dieron ganas de
tenerlo dentro de mi boca, y como una chivita me puse a mamar su verga. Creo que
m�s por instinto, mi nuevo amante trataba de montarme, por lo que para
complacerlo, sencillamente le di la espalda. En cosa de un santiam�n sent�, como
su miembro se alojaba dentro de mi vulva.

Sus berridos para m� eran sumamente excitantes. Pero no
contaba con lo siguiente que pas�. Al otro lado del granero o como se llame eso,
hab�a un peque�o caballo, luego me enter� que se trataba de un pony, y durante
el tiempo que el cabr�o me estuvo montando el caballo se dedic� a relinchar y
patear, al punto que hasta me dio miedo de que fuera a romperse algo. Pero
mientras m�s el caballo relinchaba y pateaba, el cabr�o me daba con mayor
fuerza, para mi disfrute. Hasta que sent� su semen correr por entre mis piernas.
Tras lo cual se ha bajado, y como si ya no le hiciera falta se coloc� frente a
la puerta de su corral.



Tras dejarlo pasar, fui a ver que pasaba con el peque�o caballo, y me he llevado
tremenda sorpresa. Casi se puede decir que se estaba dando golpes de pecho con
su propia verga. Hasta que me acerqu� se qued� m�s tranquilo. No pod�a creer lo
que estaba viendo, y la tentaci�n fue mayor que la raz�n ya que sin encomendarme
a nadie le agarr� su cosa con mis manos. De seguro a �l pareci� agradarle
bastante, se qued� quieto. Su verga ya mostraba algo de semen o por lo menos eso
pens� yo en ese instante, as� que tir�ndome al suelo, comenc� a lamerlo. Me di
otro trago de ron, mientras pensaba como me las ingeniaba para probarlo.
Vi�ndolo de cerca entend� que pod�a soportarlo dentro de m�, pero creo que mi
mal juicio se debi� al ron. Por lo que me coloqu� bajo �l y con mis manos dirig�
su verga a mi co�o que todav�a escurr�a el semen del cabr�o. El caballito se
par� en las dos patas traseras, y la penetraci�n fue total. La verdad es que me
puse como una loca, al sentir todo eso dentro de mi co�o. Yo busqu� apoyo contra
la pared, ya que de no haber sido as�, de seguro me hubiera ca�do encima ese
animal que aunque peque�o, no dejaba de llevarme por delante. El largo rato que
disfrut� de la verga del caballo, tambi�n me cost� algo, en cierto momento en el
que me encontraba m�s excitada, sent� sus dientes en mi hombro. Siempre me
mordi�, pero no fue algo del otro mundo, es m�s en ese momento fue como que m�s
excitante para mi. Ya estaba a punto de desfallecer, cuando se debi� haber
corrido. Cuando sac� su verga de mi cuerpo son� como si descorchase una botella
de vino blanco espumoso. Yo qued� bien agotada, y ha duras penas en medio de mi
borrachera, me puse a lavar nuevamente mi abierto y adolorido co�o. Como pude
regres� a la casa.



Cuando me despert� me encontraba en el piso de la sala. Por lo visto hab�a
dormido la borrachera casi el d�a domingo entero, ya no estaba adolorida, pero
me sorprend�, el atrevimiento que tuve de hacer eso con esos tres animales.
Cuando finalmente Efra�n me pas� a buscar trat� de acostarse conmigo, pero le
dije que me sent�a algo indispuesta, pero que si deseaba se lo pod�a mamar
mientras conduc�a de regreso a la ciudad, cosa que hice por varios kil�metros.
Pero desde esa fecha ya he adquirido un buen perro, enrasado, tiene algo de Gran
Dan�s, con otras razas, no es que me piense volver una exclusiva amante de los
animales, pero cada vez que yo quiero, �l quiere.