PERLITA
Pap� comenz� a llamarme Perlita desde la vez que �l y yo
descubrimos que �ramos el uno para el otro, en la solitaria playa adonde los dos
y mam� fuimos a pasar unas breves vacaciones, como descanso para ellos y premio
para m� por la terminaci�n exitosa del primer grado de secundaria.
Luego de una ma�ana de ejercicio me sobraba energ�a y desafi�
a pap� a que alcanz�semos mayor profundidad, hasta donde el mar me daba al pecho
a casi cien metros de la orilla. Hasta all� llegamos �l y yo mientras mi madre
se bronceaba la espalda y dorm�a la siesta.
Jugueteamos un rato y luego quise subirme a sus hombros,
camin� conmigo a cuestas adentr�ndose m�s en el mar, hasta que el agua le cubri�
el t�rax, y entonces que dijo:
- �Mmmh!, aqu� huele a algo rico, �qu� ser�...?
- �No s�!, �a qu� te da olor?
- A algo as� como a almejita fresca y rica...
- �D�nde estar�...?, nos encontramos muy lejos de alg�n
restaurante...
- Aqu�, en mi cuello...
- �Papi!-, dije, advirtiendo a qu� se refer�a.
- Bueno, eso creo..., tendr�a que comprobarlo. �Me dejas que
huela ah� de donde creo que viene ese aroma tan apetitoso?
Asent� siguiendo la broma. Primera debilidad.
Me baj� y coloc� en sus brazos, luego acerc� la nariz a mi
entrepierna, la oli� y opin� que yo deber�a quitarme el bikini para oler bien.
Comenc� a baj�rmelo mientras nos mir�bamos fijamente a los
ojos y sonre�amos ante la perspectiva de un nuevo y fascinante juego para ambos.
Cuando tuve la prenda en la mano acerc� mi zona genital a su
nariz y respir� profundamente, como en una especie de suspiro, y sent� latir su
coraz�n de manera acelerada. Enseguida dio un blando beso a mis labios mayores,
y cuando quise protestar ya su lengua buscaba afanosamente mi cl�toris.
�sa fue mi perdici�n: sent� tan rico que la caricia me
produjo un gemido que era algo as� como una autorizaci�n para continuar.
Enseguida me coloc� de manera que mis muslos quedaron
aprisionando su cintura, me levant� a la altura de su boca y continu� su
placentera tarea dando la espalda a la orilla de la playa. Para facilitarle la
exquisita succi�n sub� mis piernas a sus hombros, al tiempo que comprobaba que
mi madre segu�a reposando en la misma posici�n. Extra�amente me excitaba a�n m�s
la idea de que estaba a corta distancia de nosotros.
De las lamidas al cl�toris pas� a meter la lengua a mi
vagina. Eso me produjo una experiencia delirante que me hizo estremecer y soltar
un gritito.
- �Cuidado!-, me recomend�, -puede escuchar tu mam�.
Aquel �rgano bucal y los labios paternales ten�an vida
propia, y juntos me estaban conduciendo a regiones desconocidas y deleitosas.
Pero no terminaron ah�, bajaron juntos a mi regi�n anal y ah� se entretuvieron
fren�ticos mientras los h�biles dedos emprend�an su labor excitante en mi
cl�toris y la cuevita del amor que a estas alturas ya prodigaba un l�quido que
yo conoc�a pues lo hab�a descubierto a solas despu�s de una sesi�n de inocentes
agasajos con el �nico novio que hab�a tenido hasta la fecha.
Era martirizante sentir llegar las oleadas de placer y no
poder gritar, de modo que la desesperaci�n transform� las frustradas
exclamaciones en gemidos prolongados y respiraci�n entrecortada.
Estaba llev�ndome hasta donde �l quer�a llegar.
Cuando not� que las cosas urg�an nuestro cl�max,
cuidadosamente sac� una a una mis piernas, qued� frente a �l y fue dejando que
descendiera hasta que mis pompis toparon con su sexo, que sent� duro y caliente.
El tramposo se hab�a desprendido de su pantaloncillo de ba�o a la vez que
hurgaba en mis adolescentes intimidades.
- �Pap�, por favor...-, dije, rogando que �l pudiese tener un
momento de raciocinio y evitara la continuaci�n de aquello, porque para m� ya
era imposible pensar: toda la salvaje feminidad de la hembra estaba reclamando
la consumaci�n del incesto.
- �Qu� hermosa Perlita me regal� el mar!-, expres�
emocionadamente al darme el nuevo nombre y apunt� el erguido falo a la abertura
de miel que lo esperaba ansiosa. Abrac� a mi s�tiro y fui bajando lentamente,
sin prisas a pesar de nuestra mutua exigencia, con mi llorosa cara en su pecho,
me bes� deliciosamente por todas las partes a su alcance hasta que sent� rasgado
el himen, con el que se iba mi infancia para siempre, por aquel instrumento con
que el cielo hab�a dotado al macho que ten�a por padre.
Cuando lo tuve en los confines de mi intimidad, dilatando mi
vagina y prodigando un excitante masaje a mi cl�toris, me apoy� con las piernas
en las caderas, con los brazos en su cuello y firmemente sujeta en el centro de
mi anatom�a para iniciar un fren�tico cabalgar en la formidable montura.
No pod�a gritar, as� que me limit� a susurrar en su o�do:
- �Dame, papi, dale, asss�!, �con qu� ricura penetras a tu
Perlita, amor!, �qu� dulce y exquisito es tu miembro, papito...!, �qu� delic...!
No dej� terminar la frase pues cerr� mis labios con un beso,
pero con su pene en mi interior termin� tres veces, las primeras venidas de mi
larga relaci�n amorosa con pap�.
Ahora se me acerca y me dice en un susurro:
- �Perlita!-, cada vez que tiene ganas de hacerme suya de
nuevo..., a lo que estoy invariablemente dispuesta.
Es el amante perfecto. A nuestras c�pulas nunca les falta
nada. Su cuerpo se me entrega totalmente y todos los cent�metros cuadrados del
m�o son incitados por �l hasta las crestas del delirio.
En casa tengo que compartirlo, ya se sabe, pero aparte de eso
tengo la certeza de que me es fiel, como yo lo soy de �l, aunque me ha permitido
tener novio; sin embargo ya he despachado a dos porque han querido ir m�s all�,
pero no: mis pensamientos, mis senos, cl�toris, vulva, vagina, ombligo, pies,
tobillos, caderas, piernas, muslos, nalgas, espalda, nuca (�mmmhhh!) son todos
de �l.
Cuando practicamos el coito vaginal posterior, aprovecha para
insinuarme la penetraci�n por el anillo de mi traserito, pero a�n no me decido
porque tengo cierto temor insuperable hasta hoy. �l invariablemente est� de
acuerdo conmigo, y ha dejado el asunto a mi elecci�n.
Estoy segura de que un buen d�a me animar� y le permitir�
tomar posesi�n tambi�n de mi culito en el momento menos esperado por �l.
Lo merece por ser tan bueno y cari�oso conmigo.
En su cumplea�os, tal vez...
AVISO. Gracias por sus mensajes, pueden mandarme lo que
quieran que ser� recibido con gusto. Les responder� al final de mis env�os a
. Saludos.