Relato: Un loco amor





Relato: Un loco amor

Hola, es tarde y estoy cansado, agotado pero feliz .Despu�s
de horas de compartir relatos, me siento inspirado a compartir uno mio. Es
tarde, pero el dulce encanto de la inspiraci�n no se debe ignorar.



Me llamo Norberto, esta historia que pienso compartir no se
destaca por lo real, lo imaginario o lo vivido. Desde donde me encuentro no se
si esto tiene sentido, pero va para que lo disfruten como yo he hecho con tantos
otros relatos.



Todo comenz� con la visita de una amiga a la cl�nica donde me
encontraba internado, ella se quedar�a como mi acompa�ante nocturna.



-" Hola Norbi, vine lo antes posible, que gusto poder verte
aunque lamento las circunstancias." La voz de Silvia fue para mi como si me
volviera el alma al cuerpo, la sent� dulce, serena y sobre todo reconfortante
.Hacia d�as que yo hab�a sido internado y estaba con un diagnostico terminal,
mis pulmones estaban simplemente colapsando, lentamente y definitivamente me
asfixiar�a, d�as mas, d�as menos.



Estaba radiante, un vestido corto de seda color crema sin
mangas, le permit�a lucir su bronceado mediterr�neo. Sus formas curvil�neas se
pod�an entrever al l�mite de lo que su elegancia se lo permit�a. Cuando me beso
en el saludo, lo hizo junto con un delicado y largo abrazo que me estremeci�, su
exquisito perfume y el suave cutis me turbaron. Definitivamente una dama me
hab�a venido a visitar, si bien �ramos compa�eros del secundario, ella viv�a en
Italia desde hacia ya varios a�os y era toda una ejecutiva de su propia empresa
en asesoria de negocios internacionales.


Bendigo el momento en que 10 a�os atr�s me llamo para
saludarme despu�s de otros tantos a�os de haber terminado el colegio. Para esa
altura yo ya era todo un perdedor, no me faltaba nada para ser peor, ir a verla
fue un esfuerzo desesperado para encontrarme con mi antigua esperanza y ganas de
vivir que en ese entonces me caracterizaban. Fui terriblemente sincero y en sus
ojos pude ver que me hab�a trasformado en un ser despreciable...Me hizo sentir
que nada en esta vida me daba en derecho de haberme arruinado as�, y sin saber
ni como, ni de donde encontrar�a la fuerza, decidi cambiar como sea para bien.
No ten�a nada que perder. Un accidente a los 15 a�os marcaron para mal mi salud
y mi destino, las desgracias y todo lo que conlleva, sumado los vicios y el
cruel mal amigo del cigarrillo se cobrar�an mi vida a pesar de todo el esfuerzo
que hab�a hecho por mejorar durante el ultimo tiempo. De todas maneras, gracias
a ella, hab�a recuperado la cordura y eso solo lo puede valorar el que alguna
vez la perdi�.



Ah� estaba su bello rostro frente a m�. Hab�a venido desde el
viejo mundo solo para despedirme. Yo un perfecto y moribundo don nadie, cargado
solo de buenos recuerdos e infinitos sue�os, estaba siendo inmensamente halagado
con semejante visita. Tenia ante mi a una buena mujer a la cual le conoc�a su
alma, tanto como ella la m�a. Charlamos de varias cosas pero la presencia era lo
que mas contaba .Me hab�a tomado la mano y me miraba directamente a los ojos
mientras me hablaba, con ambas manos le estreche la suya y con la mirada le
implore que se acercase, as� lo hizo y le dije que nunca encontrar�a la forma de
agradecerle lo que hab�a hecho por mi, que me hab�a devuelto el sentido de la
vida y que simplemente entend�a, hice una pausa como buscando letra para decir
algo mas, justo cuando iba a agregar algo, arrima sus labios y me da un delicado
beso en los labios. Si bien era algo por mi deseado lo sent� impensado, ella
estaba en pareja desde hacia a�os con alguien a quien consideraba un santo,
sobre todo despu�s de haberse divorciado de un �rabe que le hab�a roto el
coraz�n. La abrace t�midamente y le correspond� el beso, suavemente lo fui
alargando y mi brazo la atrajo aun mas.


Sent�a que si pasaba la barrera de la amistad la arrastrar�a
a un lado peligroso para ella, quer�a refrenarme pero se me estaba haciendo
imposible. Me vio directamente y sent� que se me dar�a el ultimo deseo, sea cual
fuese, algo as� como la ultima cena antes de abandonar este mundo .La mire
seriamente y v� en sus ojos temor, si bien el oscuro y sin compasi�n mal ya me
te��a la mirada le hice saber que aun en mi estado la deseaba profundamente.
Tome conciencia que ella era mi premio a conservar un afecto valioso con la sola
fuerza del coraz�n. Lo tomar�a sin m�s; apasionadamente nuestras lenguas se
fueron entrelazando, puse mi mano en sus bellas formas y sent� como me invad�a
nueva vida y calor. Sus pechos se sent�an poderosos y su cuerpo de mujer me
hab�a conquistado tan fuertemente como en su momento lo hizo su amistad,
sinceridad e integridad. Nos incorporamos y la pasi�n tomo el mando por
completo, le baje los breteles del vestido y este le cayo hasta la cintura
,descubr� sus pechos, amplios y generosos eran una invitaci�n a succionarlos,
apretarlos , morderlos, besarlos, y mamarlos, cosa que fui haciendo una a una.
Desde el pez�n hasta las axilas nada quedo sin recorrer, el sutien vol� sobre su
cabeza de un solo movimiento y la tersura de su piel me tenia atrapado tanto
como mis manos a sus turgentes pechos, los besaba y luego tomaba distancia para
admirarlos, bese su abdomen y me deje caer de rodillas arrastrando con mis manos
el vestido que cayo a sus pies.


Mi lengua se poso sobre la parte mas oscura de su traslucida
y m�nima braga y con unos h�medos y r�pidos movimientos de la misma fui buscando
sus zonas mas sensibles guiado por sus excitantes gemidos.Casi colgado de sus
caderas me hund�a mas en su braguita que para ese entonces estaba toda mojada y
casi pod�a adivinar todo el panorama ,mi lengua segu�a haciendo de las suyas y
la presi�n de sus manos en mi cabeza y sus caricias en mi pelo me desato un
frenes� incontrolable. Le baje del todo la braga y con r�pidos movimientos de
sus piernas se deshizo de braguita, vestido y zapatitos de charol, luego puso su
pierna sobre mi hombro dej�ndome una vista completa de su sexo .La presi�n de su
pantorrilla en mi espalda me internaba aun mas en sus delicias y segu� con
�mpetus desde su cl�toris hasta casi su colita. La di vuelta y abr� sus nalgas
maravillosas, instintivamente quiso cerrarlas pero le fue imposible, a pesar de
la excitaci�n su pudor era evidente, mis manos estaban aferradas a su cadera
abriendo fuertemente con mis pulgares sus dulces carnes, mi lengua fue directa a
su rosado centro y como si tuviera vida propia empez� el reconocimiento. Su
tersura era virginal, se ve que se hab�a salvado del �rabe y del santo, pero
estaba ah� solo para mi, algo me hab�a guardado y yo lo sabr�a valorar con
pasi�n. Segu� lamiendo y los gemidos iban en aumento.


Yo tenia una erecci�n que me estaba matando y una pasi�n que
me hacia hervir la sangre, de tanto restregar mi cara contra sus caderas la
tenia febril, sent�a mis labios como hinchados de tanta succi�n, su dulce colita
me sabia a chocolate y parec�a que me quedar�a ah� para siempre. Sent� un fuerte
gemido y luego se volteo y me puso de pie, tomo mi camisol�n con ambas manos y
r�pidamente me lo saco dej�ndome desnudo y mostrando una fuerte erecci�n. La
atraje y bese su traspirado cuerpo como si fuera la �ltima vez que lo har�a, con
su mano me acariciaba el miembro y con sus ojos me dec�a todo lo que me esperaba
esa noche. Se arrodillo frente a m� y me beso el pene como a un amigo al que
reci�n se lo presentan, muy lentamente su lengua se fue animando y recorriendo
toda la extensi�n, me fue excitando cada vez m�s. Le tome la cabeza con ambas
manos y le di a entender que ese placer era de mis favoritos, me miro y con una
mirada c�mplice se lo introdujo lo mas que pudo. Su boca y sus labios en plena
acci�n era un espect�culo en si mismo, su lengua era la gloria en movimiento, su
saliva hacia ver brillante a mi miembro y cada succi�n parec�a agrandarlo un
numero mas.


Aun de rodillas me solt� de su boca y apoyo sus pechos contra
mis piernas, se los tome y luego de juntarlos fuertemente los penetre ayudado
por su sudor fui tomando un ritmo que la hacia delirar. Mi esperma gritaba por
salir, pero estaba atrapada, ansiaba llegar pero a pesar de todo segu�a con un
dominio que me era desconocido. Su boca succionaba mi glande, sus senos,
sostenidos ahora por sus manos, me aprisionaban dulcemente. Sent�a como su
lengua me hacia entrar en trance, me recorri� hasta llegar a mis test�culos y
con alternadas succiones parec�a que se me pon�an de acero y con ganas de mas.
Finalmente paso la lengua por mi ano y en mi pene sent� un brinco y como si me
encendiera el glande .La pasi�n era inefable y mis ansias por su cola ya era
incontenible. Nos dirigimos hacia una mesita que daba a un espejo, recost� su
cuerpo sobre la misma, y tomando firmemente la mesa con sus brazos me ofreci� su
esplendoroso tesoro. Todo su cuerpo h�medo era una invitaci�n a las m�s locas
fantas�as, mi pene pose�do se ve�a como grande para ser introducido en un lugar
tan estrecho, cuando se lo apoye en el ano, dio un gemido de placer y miedo.
Nuestros corazones se pod�an escuchar de lo fuerte y acelerados que lat�an.
Nuestras caras en el espejo eran el vivo retrato de la lujuria, los cuerpos
transpirados eran un mural de lucha grecorromana. Le dije que se tranquilizara,
que la deseaba, que nunca la olvidar�a y la querr�a por siempre. Su calor era
enorme y sent�a que me quemaba lo que me provoco empujar firmemente y sin
titubeos. Cuando entro la cabeza, dio un fuerte llanto ag�nico, casi con la
intensidad de un grito, que me helo la sangre. Las enfermeras lo tienen que
haber confundido con los que suelen dar los enfermos de c�ncer de tanto en tanto
y que hacen que uno suplique para que terminen. Le tape suavemente la boca con
mi mano y sent� sus calientes lagrimas correr abundantes sobre la misma. Busque
sus labios con los m�os y con besos y peque�os mordiscos le fui acallando sus
quejidos. El dolor era grande, pero yo me estaba fundiendo con la criatura que
mas quer�a en este mundo y no lo interrumpir�a por nada, a fin de cuentas era
toda una mujer y su suerte estaba echada, nuevamente le susurre que la amaba
desde el alma, que se quedara tranquila que el dolor pasar�a. Sus lagrimas
segu�an corriendo pero menos. Sin tregua, lentamente y sin pausa segu�a
ejerci�ndole presi�n. Sus manos agarraban la mesa con tal fuerza que parec�an
que nunca la soltar�a .Deslice mi mano hacia su cl�toris y lo acaricie. Mire mi
pene y faltaba entrar casi todo, el placer que me estaba dando su colita era
enorme y faltaba mucho mas, rogu� en mi interior que mi amada lo pudiera
compartir. La tome de los hombros y sin m�s reparos empuje con todas mis
fuerzas.


La envare por completo y un gran gemido se escapo de su
garganta. Yo me sent�a bufar y el placer que me estaba dando desde sus entra�as
me hacia sordo a sus quejidos. Solt� el peso de mi cuerpo sobre su espalda y con
mis manos tome sus aferradas manos de la mesa, se las fui acariciado y la besaba
por donde pod�a. La entrega hab�a sido enorme y me sent�a con la devoci�n de
aliviarla .La levante y cruz�ndole sus brazos sobre su pecho con los m�os la
abrace firmemente. Finalmente est�bamos unidos estrenando sensaciones, acaricie
sus pezones y su cl�toris. Fui bebiendo una a una sus l�grimas y nuestros
cuerpos se fueron acompasando en un ritmo cada vez mas provocador, en cada
metida y sacada de mi pene le arrancaba un nuevo gemido, sus tonos compon�an una
m�sica er�tica que nos puso en gozoso trance. El dolor pas� a ser solo un
condimento de la gula sexual que est�bamos experimentando.


Me sent�a como el hombre viril que nunca fui, atrapado en los
encantos de mujer. La presi�n sobre mi pene era grande debido a su estrechez y
sentir sus gemidos, ahora de placer, fue la puerta que se abri� para dejarme
descargar el semen que ya lo sent�a como abundante veneno. Cuando llegue en su
colita el tiempo se detuvo, un instante eterno me invadi�, las acometidas fueron
raudas y Silvia mi amor estaba al borde del paroxismo, repose su cuerpo sobre la
mesa y al sentir mi miembro desentumecerse lo fui retirando. Semen y sangre se
deslizaba por su entrepierna. Me sent� en la cama y me quede shokeado por la
intensidad de la penetraci�n. Silvia segu�a recostada en la mesa totalmente
relajada casi desmayada, la vista desde donde estaba segu�a siendo atractiva y
mi miembro empez� a reaccionar nuevamente al igual que Silvia ,que como si
hubiese despertado de un pesado sue�o se fue incorporando y vino junto a mi,
tenia los ojos rojos ,me miro como haciendo pucheros de nenita y me dijo "Hijo
de puta, me rompiste el culo"luego me sonri� como si me hubiera gastado una
broma y como suelen hacer las mujeres para variar, comenz� con un largo llanto.
Nuevamente l�grimas inconsolables y yo con mi pene que no pod�a disimular la
calentura atroz de poseerla nuevamente. Creo que lloraba por todo el tiempo que
hab�amos perdido de estar juntos anteriormente, por lo poco que nos restaba
compartir y por lo pronto de mi partida. A esta altura ya hab�a aprendido que
detr�s del llanto de las mujeres que me hab�an querido, venia algo siempre mucho
peor para mi que para ellas�Cuando quise decirle algo para consolarla, me tapo
los labios con su mano suavemente como pidi�ndome tiempo para desahogarse, entre
lagrimas y sollozos la puse de rodillas al pie de la cama y le ofrec� nuevamente
mi pene a sus labios. A medida que me la fue mamando se fue tranquilizando,
parec�a que en la piel de mi miembro sent�a todo lo que paso por su colita y con
cada una de sus lamidas se fuera aliviando. Cuando me dejo de nuevo a punto le
tome su cabeza por las mejillas y la levante, nos besamos apasionadamente y su
deseo me devoraba, su deseo era ya todo para mi, no hab�a mas nada, estaba
entregado a mas no poder. Me faltaba el aire y la desesperaci�n me pon�a aun m�s
loco. Quer�a hacerme parte de ella, vivir en ella, morir en ella .Le ped� que se
recostara boca arriba y puse mi cabeza entre sus piernas, fui directo a su
conchita y le lam� el cl�toris como un verdadero endemoniado. Si tenia que
perder la cabeza esta seria la mejor manera, sus gemidos de placer me abrazaban,
sus entrepiernas me apretaban la cabeza y sent�a arder las orejas, tenia ganas
de volverme topo para llegarle hasta la matriz, no se cuanto tiempo estuve
leng�eteando y comiendo su conchita pero la deje loca.


Tome sus bellas piernas desde los tobillos y arrodill�ndome
frente a su sexo, las puse sobre mis hombros. Apret� mi verga que la tenia a mil
y la introduje a fondo, pod�a ver su carita gozar plenamente, gotitas de sudor
rodaban por sus labios, los mord�a fren�tica, la tenia a 90 grados con sus
piecitos en alto, con las manos le estrujaba los pechos, le apretaba los pezones
y por sobre todas las cosas nos est�bamos pegando una cogida salvaje, sent�a el
golpeteo de mis test�culos contra sus nalgas sudorosas. No se si me hab�a bajado
la presi�n o me hab�a agarrado un baj�n de sexo pero mi cuerpo era agua, no me
pod�a controlar, quer�a a esa hembra y la quer�a satisfecha, la fui cogiendo
cada vez mas sin contemplaciones, gotas de sudor salpicaban de nuestros cuerpos
en cada embestida. Yo estaba desatado y no sabia como pod�a ella estar gozando
de una cogida tan dura, me ped�a mas, no sabia de donde sacar mas pero lo que
tenia se lo daba, sus movimientos espasm�dicos me estaban adelantando que se nos
venia un gran orgasmo."Te amo" le gritaba "cojeme" me dec�a ella, la maquina del
sexo se hab�a encendido y todos los engranajes estaban aceitados, lo realmente
fuerte era la pasi�n que parec�a que nos iba a hacer volar a los dos. De repente
sent� sus manos agarrar mis test�culos, con una fuerza que parec�a que se estaba
colgando de ellos, y ah� la maquina se hizo carne nuevamente y en ese momento el
de los gemidos org�smicos fui yo; eso fue para el orgasmo de Silvia un detonador
que la envolvi� en oleadas de placer animal, yo la tenia de la cintura
fuertemente sujeta contra mi miembro brind�ndole los �ltimos estertores de mis
test�culos que hab�an largado todo y aun as� me costaba refrenar sus impulsos
.Finalmente me deje caer hacia delante, me contuvo con sus piernas y luego me
recibi� amorosamente como solo una mujer que ama lo puede hacer."Norbi, mi
bebe�te quiero..."me decia .El cansancio se adue�o de todo y abrazados
tiernamente Silvia se abandonaba al sue�o. Yo mas que sue�o me sent�a fundido y
extasiado, el cansancio literalmente me com�a, yo estaba conciente que estaba
desapareciendo, no pude reaccionar a nada, fue abrupto y por sorpresa cuando la
muerte me encontr�.




Como en un sue�o me halle contemplando mi cuerpo muerto sobre
mi amor dormida, quer�a volver desesperadamente, no por m� sino por no estar
separado de ella. Miraba fijamente a mi cad�ver y no hab�a forma, estaba
remuerto, ni pista ni se�al de c�mo volver, solo el aura luminosa de Silvia
parec�a darme esperanza. Los minutos se me hac�an eternos y yo en un dilema
inconmensurable. Estaba muerto y lo m�s curioso es que sent�a como si ya hubiese
estado en esa situaci�n anteriormente. Esa terrible sensaci�n de que aunque haya
amor uno debe partir igual ya me era conocida...A lo lejos la gran luz me
atra�a, como a desgano la fui viendo como mi �nico destino. S�bitamente Silvia
en su so�ar hace un movimiento que desplaza mi cad�ver suavemente hacia un lado.
Ah� estaba su cuerpo esplendido, su cara era la de un �ngel dormido, m�s
radiante y atractiva que nunca su brillante aura le daba luz propia. Me quede
contemplando su bello vientre, su prolijo y ardiente pubis, sus amorosos senos.
Largas piernas, delicados pies, de arriba abajo me parec�a la imagen de la
gloria. Estaba en el limbo de mi contemplaci�n cuando una peque�a pero potente
luz se avizoraba desde el interior de su vientre, inconscientemente me sent�
revivir, sabia que eso era algo importante, me atra�a con una fuerza descomunal
y entend�, entend� que ese era mi camino y mi oportunidad de volver; desde su
pronta fecundidad, renacer�a en ella y ella seria todo para mi y yo todo para
ella. Ya no la dejar�a sola nunca m�s y por sobre todas las cosas hab�a
encontrado la forma de devolverle ese amor incondicional que ella me hab�a
dispensado tanto tiempo atr�s. Seria su Norbi, su bebe�




------------oooOooo------------



Me gustar�a que este relato de la vuelta al mundo por lo
menos tres veces, as� en una de esas, alg�n guionista talentoso hace de esto una
bella y muy rom�ntica pel�cula de baj�simo presupuesto cosa que la vendan y se
vea en todo el mundo, por supuesto respetando los nombres originales de los
protagonistas. Norberto y Silvia�so�ar no cuesta nada. Auguri.


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Relato: Un loco amor
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