- Quiz�s el rehusar a admitirlo para si de forma consiente,
pero aquel espectro dibujado en el vidrio reflector, hab�a conseguido
debilitarle como solo las grandes emociones con sus inmensas descargas de
adrenalina, pueden hacerlo, para luego helar la sangre permitiendo que la
persona act�e, se mueva y piense, aunque claro esta, pensar, no significa
razonar�

-Retomamos este punto donde nuestro personaje llega a la
encrucijada donde los sentimientos m�s rec�nditos y reprimidos de cualquier ser
humano se transforman en realidades parecidas a un sue�o enfermizo del que se
quisiera no despertar.

-Ella, su nacimiento, �Seria Natural? �Seria Com�n? Y �Las
Razones? �Acaso el destino Jugaba con aquel ser y le designaba un camino? �Tal
vez una alma diferente a la suya, atrapada en aquel cuerpo, como castigo a un
pecado cometido, habr�a logrado liberar sus cadenas y hacerse de aquel casc� de
carne y hueso? O �habr�a sido solo la casualidad con un conjunto sucesos, en
forma de cadena, que serian catalogados por muchos como desafortunados?
Desafortunados o no, solo el tiempo resolver�a aquel paradigma que el lector
descubrir� al inundarse en las palabras de esta, la continuaci�n de nuestro
relato.

-Le Era imposible razonar su piel experimentaba una calidez
dif�cil de explicar, si acaso solamente comparable con la tibia ternura que una
madre ofrece a su hijo al estrecharlo en sus brazos. El olfato y el gusto se
intoxicaban con aromas que un hombre solo llega a disfrutar la primera vez, que
completamente enamorado, atrapa para si a la que ser� su pareja. La vista,
inconstante e inquieta escudri�aba cada rinc�n de la habitaci�n sin evitar
detenerse en momentos a contemplar tan magnifica figura de la cual su coraz�n se
hab�a prendado.

-Solo el quinto de sus sentidos le regresar�a abruptamente a
la realidad de su condici�n, cuando alcanzo a o�r los rechinidos de una cama,
como cuando alguien la deja para comenzar la jornada del d�a. Su madre se hab�a
despertado y no tardar�a en ir a levantarlo. Solo recapacito en la hora despu�s
de consultar un viejo reloj de cabecera que le indicaba hab�a permanecido
despierto por alrededor de 3 horas, tiempo seguido cuando un fulgor de luz se
col� entre las ventanas para indicarle el comienzo de un nuevo d�a.

-Deb�a recobrar la cordura. Se dec�a mientras con inmensa
congoja retiraba una por una aquellas prendas. Pero al enfocar su vista en el
espejo no pod�a dejar de mirar a esa chica que le hab�a embelesado y al mirarla
y leer sus labios pod�a entender que lo que ella le ped�a que no era mas que
amor y libertad.

-�Acaso no todos queremos eso? Deseamos ser libres. Aunque la
libertad se extiende mas aya de nuestros cuerpos. Se extiende sobre la esencia
misma de lo que nos hace humanos, de aquello que nos permite amar, sentir, odiar
y pensar. Lo que mas anhelamos es sin duda nuestra libertad, no el libertinaje,
vano y caprichoso, si no la verdadera libertad, la extensi�n de nuestra alma
hacia el infinito, dej�ndose llevar no por lo que nuestros cuerpos nos dicten,
mas bien una identificaci�n plena con ese ser interior. Nuestra alma.

-Este hab�a aprendido algo que no podr�a eliminar, pues si
acaso tal vez ocultar. Esconder eso de lo que acababa de ser presa el nuevo
conocimiento de si, para complacer los preceptos de la sociedad.

-Y cada vez que se atrev�a a mirar en el espejo encontraba la
misma respuesta. �Por qu� esconderte? �Acaso situaciones del pasado no le hab�an
marcado con un futuro incompleto? �No seria mejor tomar la mano que ahora la
suerte le tend�a para que lograra una realizaci�n completa, identific�ndose
consigo mismo, como todo ser humano lo debe hacer? No tardo en tomar una
decisi�n.

- Al salir de su casa, rumbo a la escuela, la sensaci�n de
o�dos tapados la boca seca, el temblor e inseguridad de las piernas, al caminar,
no lograron mermar el coraje del cual se hab�a hecho acreedor con la firme
convicci�n.

-Esa mente que hacia apenas unas horas, hubiese comprendido
su motivo de ser no pudo concentrarse en otra cosa, a lo largo de las arduas
horas de estudio, que no fuera en aquel lugar donde sus amigas, ahora compa�eras
estar�an esperando a la nueva integrante. Quien deb�a presentarse ante ellas con
su nueva identidad y el nombre le preocupaba mas, que el saber sobre una batalla
librada por un viejo caudillo, que en alguna �poca fuera el emperador y m�xima
mente militar de su tiempo, y cayera en ella ante un desesperado y fallido
intento de recuperar su trono, despu�s un primer exilio.

-Entonces record� vagamente una platica que en alguna ocasi�n
hiciera con su madre, una de esas charlas que todos habremos tenido en un
momento dado de nuestras vidas en las que por iniciativa propia de nuestros
padres o por curiosidad nuestra llegamos a preguntar, con la mayor inocencia del
mundo, cual hubiese sido nuestro nombre, de haber nacido de sexo contrario al
que nos caracteriza.

-Ana� Ana Valeria� como tu abuela paterna y tu t�a fallecida,
respectivamente. Era aquella la respuesta que recordaba, su madre le hab�a hecho
saber. Deb�a ahora prepararse, respirar profundamente para arribar a donde sus
compa�eras y con un valor extra�o, del que no recordaba haber sido poseedor
jam�s, en su car�cter anterior, pero que ahora se apoderaba de �el? Mmmmmmmm. No
de ella� Se apoderaba de ella como una emoci�n nueva y enervante que le hacia
sentir segura.

-Dos o tres pasos le distanciaban ahora de alcanzar aquella
puerta en la que un d�a anterior se firmara la sentencia de los hechos que hasta
ahora acaec�an. Era este el momento. Empujo con la mano derecha la puerta
entrando al vestidor donde sus compa�eras fueron esta vez sorprendidas en plena
faena de cambio de vestimentas.

-Contorneada, difusamente, por la intensa claridad de la luz
que entraba por la puerta, se encontraba la silueta de alguien. A causa de la
repentina ceguera, producida por tan fuerte brillo, distinguieron el aroma y
presencia de una chica extendiendo con su mano izquierda una bolsa a la vez que
les dirig�a un saludo que resulto familiar.

-Al terminar de cruzar el umbral, aquella primera impresi�n
desapareci�, para tomar el lugar de aquella silueta la presencia de Antonio.
Antes de permitirles contestar al saludo y adelant�ndose a la suposici�n que
todas se habr�an hecho al verlo vestido con sus ropas habituales y extendiendo
la bolsa con el paquete que d�a atr�s le entregaran.

No saluden a Antonio �Comenz� a hablar con voz claramente
afeminada a causa del nerviosismo- pues el no se ha presentado aqu�. Frente a
ustedes esta Ana Valeria su nueva compa�era. Pero tiene un problema para el cual
necesita su ayuda. Ana es una chica que aun no sabe ser chica, no sabe
arreglarse como una chica ni vestir, ni hablar, ni comportarse como tal
ay�denla.

-Dej�ndose caer en una banca, a la entrada del recinto, se
llevo las manos a la cara cediendo en llanto ante aquella confesi�n y el gran
conjunto de emociones para los cuales el esp�ritu humano tiene un alcance.

-Se debe decir que no sin asombro, pues tal vez aquellas
chicas abr�an comenzado todo eso como una mera broma, se ablandaron ante aquel
sollozo y sin dudarlo demasiado aserr�ndose a la chica por fin una de ellas
comento.

Any� Any� no llores mas linda. Mira que las l�grimas no nos
hacen ver m�s guapas y t� eres muy bonita para estar as�. Por otra parte tendr�s
tus razones para llorar. �Claro con esa forma de vestir que hasta pareces un
chico cualquiera de nosotras llorar�a por lucir as�! Pero no te preocupes estas
con nosotras y nos encargaremos, que para eso estan las amigas.

-El llanto de Ana Valeria ceso. Mas por un impulso
incontrolable que por la raz�n, se levant� y se dirigi� adentro del vestidor,
donde un gran espejo cubr�a casi media pared y en donde una de sus amigas
dispon�a una silla acomodada de tal forma que al sentarle en ella quedar�a
ubicada con la espalda hacia el espejo.

-Con mas facilidad que aun maniqu�, pero con la misma
disposici�n sin voluntad propia, dejo le despojaran de sus ropas, sin prestar
atenci�n a los comentarios que su compa�era, mas experimentada en cuestiones del
amor, llego a exterioriza al proferir lo que sin duda seria un punto de vista
real para cualquiera.

Any�o Vale�como sea que te guste mas. �Mira nada mas esas
peque�as cosas colgando! ��Y aun as� dudabas en ser una chica?! �Por favor no te
martirices! Ya veras el resultado y quiz� con el tiempo hasta te puedas deshacer
de eso.

-Sus palabras que despu�s de algunos a�os resultaran
prof�ticas, generaron en algunas de las chicas rizas y en otros cazos solo un
leve acetir, pero en quien no surt�a el menor efecto era en Ana Valeria que para
entonces se encontraba perdida, no en pensamientos, al contrario, en no perder
detalle de lo que sus compa�eras hac�an para aquella transformaci�n.

-No apartaba sus ojos de aquella que se preparaba para
untarle una crema depiladota, de la otra que arreglaba sus u�as o la que se
dedicaba a buscar el mejor peinado, para lo ins�lito de la situaci�n, a causa
del corte de cabello aun tan masculino. Tampoco dejaba de mirar a aquella que
preparaba la ropa del uniforme con sumo cuidado y que despu�s de la depilaci�n
comenzara a vestirle. Como tampoco le quito los ojos de encima a la aguja
esterilizada con alcohol que una de sus compa�era acercara a sus o�dos para un
doloroso piquete seguido de la colocaci�n de un par de peque�os pendientes en
forma de arracada.

-Su �xtasis no le permit�a caber mas en ella, el sost�n que
en ese momento estar�a relleno con un para de peque�as calcetas, le apretaba
dej�ndole percibir cosas que aun una noche anterior no hubiera so�ado, el cuerpo
sin bello, la peque�a pataleta que le hab�an prestado bajo las medias que ahora
se deslizaban con mas facilidad le dejaban boquiabierta. Los toques de
maquillaje que siguieron a un minucioso delineado de las cejas y ese sabor
cremoso en los labios. Todo era descubrir algo que dif�cilmente quien no lo ha
experimentado puede explicar.

-Al fin le sigui� el leotardo, los calentadores, y los
zapatos tenis, cuando su amiga del peinado le indico que pod�a levantarse y
rotar hacia el espejo. Todo le dio un vuelco. Se sinti� mas temerosa ahora, aun
que antes de llegar a ese lugar. Tras el impulso de sus amigas, por fin tomo
animo y de un giro r�pido quedo de frente al gran juez, aquel enorme espejo que
regalaba a su vista la misma chica que una noche antes hubiera conocido, pero
ahora totalmente arreglada.

-Era necesario observarle de pies a cabeza. Los peque�os
calentadores, el brillo de las medias que se perd�an bajo el leotardo y la
diminuta falda, que realzaba la feminidad de su delgada cintura, pasando por un
marcado sost�n denotado por unos peque�os pero proporcionales senos que
completaban su apariencia.

-En cuanto al rostro. Si describiera a un �ngel, no estar�a
m�s cerca de calificarle. Los viejos rasgos varoniles que le caracterizaran en
la infancia hab�an desaparecido, ante el efecto del tiempo despu�s de aquel,
ahora, considerado por ella, afortunado accidente. Adem�s de un magnifico
trabajo por parte de su compa�era que con un arreglo suave y discreto, como debe
ser para una chica de la edad, que solo necesita realzar su belleza natural.

-Describir como lucia, con sus hermosos ojos verdes
delineados, un toque dorado sobre los parpados y una boca rosada, brillante y
h�meda que aumentara infinitamente su sensualidad enmarcado por una pa�oleta del
color del uniforme que cubr�a de detr�s de los o�dos permit�a ver un poco del
cabello de enfrente pero que cubr�a perfectamente una peque�a extensi�n colocada
en forma de cola de caballo.

-Dif�cil o quiz� imposible seria tratar de describir aun m�s,
a esa linda criatura, de la cual solo una fotograf�a, tomada el d�a de la
presentaci�n del grupo, con sus 10 integrantes, puede hablar mas fiel y
favorablemente de lo que cualquier clase de palabras dejara dar a conocer.

-Pero claro esta si les interesa aquel d�a de la
presentaci�n, bastara con decir que si alguien, no importe el sexo f�sico, se ha
sentido mujer. Entender� los placeres a los que Ana Valeria debi� entregarse en
esos instantes, ante el intoxicante veneno de la admiraci�n, proferido por todo
hombre, la adictiva envidia por parte de las mujeres y lo m�s importante, la
complaciente sensaci�n de libertad. En aquellos momentos, el alimento sexual
quedaba completamente fuera de lugar. No habr�a para ella mejor cosa que
alimentar que su alma, su nuevo ser, no importando que problemas le dispusiera
el destino, ahora seria ella y solamente ella.

Amor mmmmmmmmm ahhhhh � �mame Mas Aaasi asi asi!...

-Se escucha, al pasar bajo la ventana de una vieja, pero
incre�blemente arreglada casona de los alrededores de la presa de la olla en el
maravilloso Guanajuato. Una mente habida en las cuestiones del amor, sabr�a
distinguir que aquellos amantes en verdad son amantes, pues aunque parezca
redundante la frase, enaltecen este termino al en verdad amarse.

-Nadie supondr�a de quien se trata, quiz� solo alguien de
aquel, entonces joven grupo de 10, podr�a decir que esos gemidos, de amor y
placer pertenecen a una mujer nacida hace 23 o 26 a�os en un juego de base ball.

FIN

Ante una terrible posibilidad de no cumplir con el
estereotipo de las historia generalmente aqu� narradas y no agradar a muchos
lectores con mis historias, ofrezco una explicaci�n, mi forma de escritura se
basa mas en situaciones sentimentales, que la mayor�a de los autores pasa de
largo para darle cabida al erotismo sexual sin despertar la esencia humana,
nuestra alma.

As� explico tambi�n el porque de asegurar la veracidad del
contenido, el cual l�gicamente es alimentado en un 90 % por la imaginaci�n del
escritor y un 10 pero muy importarte grado del humanismo y sentimientos de en
quien se baso para escribir esta historia.