DESCUBRIENDO NUEVOS MUNDOS
Nos situamos en Madrid, un s�bado cualquiera de un caluroso
mes de julio. Ra�l hab�a despertado con la resaca de la noche del viernes, cuya
fiesta se alarg� hacia bien entrada la ma�ana. No obstante, ten�a que estudiar,
ya que las oposiciones para un puesto vacante de funcionario eran su principal
objetivo. En resumen, podr�a decirse que no hab�a nada programado: s�lo rutina.
Aunque bien es cierto, que nuestro protagonista no ten�a la m�s m�nima idea de
lo que iba a suceder en las pr�ximas horas.
La vida amorosa de Ra�l no pasaba por un per�odo muy
pr�spero. Su anterior pareja, Marcos, tan ligado a �l, hab�a estado durante dos
largos y apasionantes a�os compartiendo una dulce amistad, adem�s de un id�lico
noviazgo. Su ex pareja le hab�a sido infiel, por lo que ustedes pueden
imaginarse, el estado de �nimo de Ra�l. Este, apartando los complejos que dice
tener, es un chico realmente atractivo, sino, d�ganme ustedes como entienden lo
siguiente: 1.80 metros de estatura, 68 kg. un cuerpo digno de admiraci�n,
esbelto, bien configurado por la diaria actividad f�sica, y un vestuario
excelente. Adem�s, era un chico de 24 a�os bien interesante, ya que el
aburrimiento con �l, pasaba siempre de largo. C�mico, a la vez que culto, dos
facetas no siempre re�idas.
Como todos los d�as, Ra�l se propuso desayunar, para m�s
adelante comenzar con el estudio. A�n estaba un poco dormido, por lo que, la
coordinaci�n entre las distintas tareas de la casa no eran cien por cien
efectivas. Un mensaje en el m�vil, de su amigo Dani (a la vez que apoyo ante su
dura situaci�n), le hab�a advertido de su visita. Esto lo pas� por alto, ya que
es un acontecimiento m�s, sin aparente importancia.
La llegada de Dani no se hizo esperar. Pronto el sonido
estridente de aquel timbre sacudi� el reposo de Ra�l. Con un tono, a�n perezoso,
Dani recibi� los "buenos d�as", a continuaci�n y, con sigilo, se sent� en la
sala. Ra�l, estaba muy concentrado en su estudio, mientras Dani, ojeaba revistas
a la vez que pon�a un poco de m�sica para ambientar. A Dani le gustaba �sta
peque�a casa, ya que era de lo m�s c�moda, adem�s de que Ra�l cuenta con una
amplia colecci�n de cl�sicos musicales. Ra�l no estaba aquel d�a muy
concentrado, y menos con la visita de su amigo, pues sus movimientos hac�an que
Ra�l se despistara. No as� Dani, que en ocasiones recorr�a con su mirada el
cuerpo sudado de su amigo como pose�do. Ra�l, sin embargo, s�lo contemplaba el
papel. Esto puede que resulte parad�jico, puesto que Dani siempre hab�a
mantenido relaciones heterosexuales, y nunca hab�a sentido inclinaciones a
niveles sexuales hacia personas de su mismo sexo, aunque esto estaba en proceso
de cambio, ya que el cometido de la visita era confes�rselo.
La aparente armon�a se suspendi�:
Ra�l �no vas a dejar ni un solo momento esos papeles? �Me
tienes muy preocupado! � Insisti� Dani.
�Por supuesto qu� no! �Qu� te esperabas?
Dani, Realmente qued� un poco defraudado, ya que estaba
decidido a comenzar una conversaci�n con su amigo; la intenci�n era bien
sencilla: hacer p�blicos sus sentimientos. Y esto le hab�a hecho retroceder,
recurriendo a la alternativa:
Te propongo algo, que seguro no podr�s rechazar, �Por qu�
no vienes esta noche a cenar a mi casa? Unas pizzas, una peli,... �lo qu� t�
quieras! � Coment� Dani.
No te molestes, t�o, pero esta noche no saldr�. Ya sabes
que estoy muy cansado. Estuvimos de fiesta hasta bien tarde, y... adem�s,
tengo que estudiar. �Respondi� Ra�l con muy pocas ganas.
Pero... si ser� algo tranquilo. Voy a estar s�lo en casa.
Los dem�s esta noche trabajan, �y no tengo planes!
Bueno... � Dijo Ra�l.
A Dani se le encendieron sus oscuros ojos, los p�rpados
experimentaron un radical cambio. Hasta ahora, todo iba bien.
Eso s�, s�lo esta noche, pero con una condici�n: en mi
casa; cenamos, alquilamos una peli y nada m�s. � Contest� secamente Ra�l.
(Esto es lo que yo buscaba, una velada, �l y yo juntos, y
ahora... toca armarme de valor.)
Lo que para Ra�l no era m�s que una simple noche, de car�cter
informal, para Dani era La Noche por excelencia. Ya hab�a conseguido algo. Por
todo ello, se despidi� de Ra�l hasta la noche.
Llegaron, pues, las 9, y como reloj que puntualmente da la
hora, se present� Dani en la casa de su amigo. El estridente timbre, hizo
resonar el peque�o apartamento de Ra�l, lo cual produjo que este se sobresaltara
del sof�, donde dorm�a un poco. Tan pronto como son�, abri� la puerta,
recibiendo este a Dani.
Dani era el hombre perfecto, al margen de las t�picas
convenciones. Se present� con unos vaqueros que, gradualmente marcaban sus
largas, trabajadas y esbeltas extremidades; y qu� decir de la parte superior,
que coronaba con una ajustada camisa, que tambi�n marcaban los a�n poco
desarrollados pectorales. Con esto Dani s�lo pretend�a hacer un poco m�s f�cil
su cometido; es decir, que Ra�l se fijara en �l, al igual que le podr�a
obsequiar con alg�n comentario.
As� pues, su objetivo se vio cumplido:
�Joder Dani! �Hoy est�s que te rompes! �Tendr�s alguna
raz�n extraordinaria para vestir as�, verdad? Eso s�, s� con esto pretendes
sacarme de casa, creo que no lo conseguir�s.
�No, tranquilo, eso no! �Es qu� uno no puede vestir as�
para cenar con un amigo? � Respondi� sarc�sticamente Dani.
Bueno, bueno... como t� quieras. Pero as� solo consigues
dejarme mal, m�rame, �que pintas llevo! � Dijo avergonzado Ra�l.
Dani mir� nuevamente a su amigo observ�ndole por completo
(Pero... �qu� dice? Yo firmaba porque quedase as� toda la
noche. �Encima me ha provocado hasta una peque�a erecci�n!)
En fin Dani, lo siento mucho, pero no me dejas otra
opci�n que darme unos minutos y prepararme, aunque... me dijiste que era
informal... me ducho y me pongo algo, �vale?
Eso s�, te propongo algo: podr�as preparar un poco la
mesa, ambientarla... � Le coment� Ra�l.
Dani acept� la propuesta con aquella mirada, que no dejaba de
observar por un instante de las cortas bermudas de su amigo. Adem�s, como
atontado, sinti� como Ra�l le gui�aba un ojo, mientras le propinaba un cachete,
a modo de saludo, en el compacto trasero de Dani. Esto, sumado a la peque�a
erecci�n, hizo que Dani se ilusionara a�n m�s. Pero esto �ltimo no dejaba de ser
un mero saludo; evidentemente, se lo tom� de otra manera, debido a las
expectativas de la noche.
Minutos m�s tarde, mientras Ra�l se dispon�a a salir de su
habitaci�n, vestido y perfumado, Dani lo ten�a pr�cticamente todo preparado. Una
perfecta mesa, con sus utensilios correctamente colocados y... �qu� decir tiene
de la cena! Dani en tan s�lo veinte minutos hab�a preparado una Sugerente Cena.
Tan solo aparecer Ra�l por la sala, tuvo tan fijamente los
ojos clavados en la mesa, y no menos en Dani, con una expresi�n que apenas
sosten�a la alegr�a. Aquello fue indescriptible.
Dani, cual asistente de un refinado sal�n, le propuso
sentarse y disfrutar de la cena. A Ra�l todo esto le parec�a excesivo, a la par
de digno de agradecer, ya que su �nimo como bien saben, no estaba demasiado
asentado.
Dani, t�o, si tienes que pedirme algo, s�lo tienes que
dec�rmelo; ya sabes que entre nosotros nunca ha habido secretos. � Dijo Ra�l
todo preocupado.
�Qu� mal pensado eres! �Nunca cambiar�s! � Respondi� Dani
entre risas.
No en serio Dani, sabes que paso una etapa muy mala, y
esto me ha hecho muy feliz, aunque esta ma�ana te haya contestado de un modo
un poco brusco, pero esto, la cena, t�...
No te preocupes, yo s�lo intento hacerte feliz, a mi
manera, pero esta noche espero que la felicidad llegue m�s lejos. � A�adi�
muy seriamente Dani.
Ra�l, este �ltimo comentario no lo entendi� muy bien, a lo
cual, asinti� con la cabeza como si lo hubiera entendido; no obstante, todo esto
le hizo muy feliz.
Ya avanzada la cena, cuando ya hab�an saboreado gran parte
del men� preparado por Dani, en los pocos minutos que tuvo; el invitado, comenz�
a armarse de ese valor que le hab�a impedido apoderarse de la situaci�n hasta
hoy.
Ra�l... es cierto, tengo algo que contarte... es muy
complicado... � Dej� caer nervioso Dani.
�Pues dale! Sabes que har� todo lo necesario en todo
aquello en lo que te pueda ayudar, ya sea complejo o no. � A�adi� Ra�l al
comentario entrecortado de Dani.
Pues... es que... es posible que... no s� c�mo dec�rtelo,
te podr�as... enfadar o... � Dijo nuevamente Dani.
�Necesitas dinero? �Te ocurre algo? � Pregunt� Ra�l
asustado.
No es eso... es... es... � A�adi� tartamudeando Dani
�Ya est� bien, somos amigos, las cosas claras! � Grit�
Ra�l dando un fuerte golpe a la mesa, haciendo que se derramara un poco de
agua.
Me, me, �me prometes no reirte o enfadarte? � Dej� salir
Dani nervioso.
Te lo promeeeeeto, pero �Dilo ya! � Dando un nuevo golpe,
pero esta vez con el zapato al suelo.
Pues s�, (cogiendo aire) s�, siento algo por ti. Desde
hace unas semanas te observo y no precisamente como un amigo, que tambi�n Y
me he dado cuenta de que me gustas. � Contest� inmediatamente Dani, esta vez
sin tartamudear y sin pausas.
Fue el momento que llevaba esperando desde hac�a mucho
tiempo. Sus ojos, al terminar su frase, instintivamente se cerraron, como
sintiendo una terrible reacci�n de su Ra�l, aunque m�s que otra cosa, se
cerraron de verg�enza. No pod�a mirar hacia el frente.
Ra�l, es cierto que qued� impresionado por el comentario. No
se lo pod�a creer. Su amigo, el mismo que ten�a enfrente, declarando su gusto
por �l. A esto que coment�:
Eh, Dani t�o, simplemente decirte, esto, que �Abre los
ojos! (soltando un grito seco), que yo tambi�n te voy a ser sincero... �
Dirigi�ndose a Dani, levant�ndose de la silla.
Dime Ra�l, dime lo que quieras, pero no des los rodeos
tan absurdos que he dado yo � A�adi� Dani, respirando fuerte, abriendo los
ojos t�midamente, sientiendo la cercan�a de Ra�l que se levantaba.
Pues yo he de decirte que a mi tambi�n me gustas, pero...
sabes que somos muy amigos, desde hace muchos a�os, y que posiblemente...
pues, esto, me refiero a una posible relaci�n, arruinar�a la amistad
consolidada desde a�os. � Le hizo saber Ra�l tom�ndole una mano a su amigo.
No Ra�l. S� que te estoy poniendo en un compromiso y que
la situaci�n te pueda resultar inc�moda, pero... yo querr�a intentarlo, s�lo
eso. � Coment� Dani aceptando la mano de su amigo.
La situaci�n, en estos momentos era de lo m�s complicada. Dos
personas que se gustan, con unos sentimientos que afloraban d�bilmente. Dos
manos entrelazadas. Dos respiraciones. Dos ojos que expresivamente parec�an
poemas. Dos miradas. En definitiva, dos hombres que compart�an mucho m�s que
amistad: sentimientos, deseos.
Dani no pod�a permanecer m�s tiempo sentado ante la presencia
de Ra�l tom�ndole la mano. Comenz� a levantarse, t�midamente, y cogi� la otra
mano de Ra�l, quedando ambos a tan s�lo unos cent�metros.
Ra�l, lo siento, no te lo tomes a mal pero no puedo m�s.
Me he controlado durante mucho tiempo... y finalmente lleg� el momento. No
quiero tener sexo contigo, sino amor. � Dijo Dani, casi susurrando a su
amigo.
Ra�l entend�a todo perfectamente. Su mirada, tan expresiva
como nunca, dej� que fuera tomando un color m�s oscuro y cayeron apenas unas
l�grimas. Eran, por lo tanto, l�grimas de alegr�a. Era el mejor momento que
desde hac�a unos meses no experimentaba. Estaba dispuesto a hacer el amor, con
deseo, con sentimiento...
S� (contest� Ra�l tomando con m�s fuerza las manos de su
amigo), te quiero y t� lo sabes. � Fueron las palabras que dijo Ra�l tras la
declaraci�n de Dani.
Palabras suficientes para que Dani, arrojara tambi�n alguna
que otra l�grima y asintiera con la mirada. Ambos fusionaron los cuerpos.
Entreg�ndose ambos a un beso. Un largo y poderoso beso. Ya no se encontraba la
tensi�n de hac�a unos minutos; ahora s�lo comenzaba la pasi�n.
Dani recorre con deseo, con el �rgano m�s m�vil del cuerpo,
la lengua, el fascinante cuello de Ra�l, propin�ndole ligeros toques, que hac�an
estremecer incluso al m�s paciente. Este, mientras tanto, inclinaba severamente
el cuello, volc�ndose en sus articulaciones, gimiendo por la experiencia
sensual. Placer, s�lo placer. Se dejaba hacer. Dani hab�a tomado por completo el
control de la situaci�n. As� pues, era puro placer. Sus otros �rganos, entraban,
mientras tanto, en una tremenda excitaci�n. Estaban aprisionados en sus
respectivos boxer.
La situaci�n tan placentera, acab� por dirigirse a la
habitaci�n del anfitri�n. Fueron llevados por la pasi�n, no se separaron ni un
solo instante. Brazos entrelazados, lenguas compartidas... est� claro que no era
lo �nico que iban a compartir a lo largo de la noche. Siguiendo as�, llegaron
hasta la espaciosa cama. Se separaron, tan s�lo el tiempo que gastaron para
desprenderse de las camisas. Tiempo no desaprovechado, por cierto, puesto que
ambos se miraban. Sus ojos reflejaban amor. Amor del m�s dulce. Del consentido.
Amor de adultos, de dos hombres que se quieren y desean. Una vez que ten�an los
torsos desiertos, la boca, y por consiguiente, la lengua de Dani comenz� a
descender por el cuello de Ra�l, continuando por el pecho, donde se entretuvo
durante unos minutos. Aqu� se produjo la excitaci�n por excelencia, si es que no
estaban lo suficiente. Se puede decir que no dej� rinc�n sin recorrer, desde la
parte inferior del cuello, pasando por los deliciosos pezones de Ra�l, los
cuales mordisqueaba, provocando unos peque�os gemidos, que Dani no dud� en
callar poniendo un dedo en el labio de Ra�l. M�s adelante, continu� haciendo un
repaso por los trabajados abdominales �deliciosos abdominales � sin levantar la
lengua, fue recorriendo m�sculo a m�sculo, con paciencia, pero sin dejar la m�s
m�nima pausa.
Ra�l estaba super excitado. Y eso que no hab�an llegado al
m�ximo contacto, pero la experiencia heterosexual de Dani, marcaba un antes y un
despu�s en las relaciones que hab�a tenido Ra�l. Esta era, sin duda, de las
mejores (al margen estaba, por supuesto, la relaci�n con el infiel Marcos).
As� pues, lleg� el momento. La excitaci�n lleg� al m�ximo.
Dani que hab�a tomado el control desde el primer instante, lo hizo nuevamente.
Desabroch� lentamente el pantal�n de Ra�l, mientras entrelazaban sus lenguas. Y
todo ello, mientras que con una mano Ra�l desabrochaba el de Dani. Ambos
consiguieron deshacerse de los vaqueros, dejando ver dos espectaculares
cuerpazos desde la cabeza hasta los pies. S�lo quedaban los boxer. Pero no por
mucho tiempo.
Dani continuaba descubriendo las perfectas zonas de Ra�l.
Ahora le tocaba a la parte central. Sin duda alguna, Dani se iba a estrenar con
un hombre, aunque podr�amos hablar no de un hombre, sino de su amigo. Poco a
poco retiraba el h�medo boxer de Ra�l. Dejando ver un espectacular miembro. No
muy grueso ni tampoco muy grande: era perfecto a la vez que est�tico. Comenz� a
saborear su textura, su olor, mientras que el hasta ahora pasivo Ra�l se dejaba
hacer. Pronto se produjo la erecci�n en su m�ximo esplendor. Dani se entreg� por
completo a saborear, ya no s�lo de manera superficial, sino entrando en
detalles.
Dani estaba controlando como nunca. Para ser su primera
experiencia no lo estaba haciendo tan mal, o por lo menos Ra�l no se quejaba
negativamente.
Recorri� todo el esplendor del pene de Ra�l, introduci�ndolo
una y otra vez en su boca. Propinando gemidos incontrolados a Ra�l. Con su boca
estaba trat�ndole de masturbarle; y lo estaba consiguiendo. Con una de sus manos
manoseaba el compacto trasero de su amigo. No obstante, Ra�l cansado de ser el
paciente, pas� a ser el actor principal. Se posicion� y repiti� casi los mismos
gestos de Dani. Recorriendo su cuello y deteni�ndose en sus tetillas. Esto le
estimul� much�simo, ya que era lo que m�s le gustaba a Dani. Ahora el erecto era
�l. Mientras, este continuaba d�ndole sesiones de sacudidas al pene excitado de
Ra�l. Todo ello desencaden� en una fusi�n m�s que placentera, en la cual, ambos
gozaron.
Ra�l no se hizo esperar y retir� el apretado boxer de Dani.
Tom� el duro pene de este y lo estimul� de tal modo que pronto lleg� a su m�xima
dimensi�n. Nunca antes hab�a visto un miembro como el de su amigo. Era m�s
peque�o que el suyo, no por ello peor. Eran unos 17 cent�metros que no dejaban
indiferente a nadie. As� pues, Ra�l se los introdujo en su boca. Saboreando cada
uno de los cent�metros. Cada zona circundante a la base del pene. Realmente,
Dani estaba disfrutando de lo lindo. Nunca se imagin� que fuese a llegar a
tanto. Las experimentadas sacudidas de Ra�l hacia el espectacular miembro de
Dani, hac�an que este se retorciera de placer, que se estremeciera, que gimiera
una y mil veces. No pudo contenerse m�s, as� que descarg� todo aquel blanco
l�quido en la boca de Ra�l. Este, no dej� pasar la oportunidad, pues la sabore�
toda cuanto pudo.
Despu�s de la espectacular corrida de Dani sobre la boca,
Ra�l le obsequi� con un largo beso. Beso que Dani experiment� por vez primera,
ya que en los labios de Ra�l hab�a restos de su semen. Esto le supo muy bien, ya
que tardaron en despegar sus labios y lenguas.
Desde luego, a Dani se le notaba disfrutar y mucho, puesto
que era la primera vez que manten�a este tipo de relaciones. Tanto disfrutaba
que Ra�l no dejaba de pensar en la presunta inexperiencia de Dani.
Siguieron as�, aunque Ra�l, le obsequi� nuevamente. Era lo
que realmente Dani no habr�a probado nunca: una penetraci�n. Ra�l se dispuso a
prepararle para lo que sin duda alguna iba a ser el m�ximum de la noche.
Comenz� por recorrer sigilosamente, mediante peque�os
leng�etazos la espalda de Dani. Mientras que con una mano tocaba uno de los
pezones, la otra se dirig�a hacia el ano de este. Si a Dani se le notaba
disfrutar de la tremenda felaci�n, esto iba a ser a�n mejor. Su excitaci�n era
nuevamente cada vez mayor. Ra�l continuaba bajando hasta la cadera de su amigo.
Hasta que lleg� a su trasero. Su espectacular culo. Comenz� a descubrir aquel
pasaje a�n inexplorado por nadie. Su lengua se introdujo poco a poco, provocando
una excitaci�n mayor. Hac�a que todo sus m�sculos se contrajeran
involuntariamente. Los peque�os lemetones se hicieron cada vez mayores, llegando
incluso hasta la parte anterior del apreciado cuerpo de Dani. Incluso de la base
del pene. Ra�l estaba completamente listo para introducir algo m�s que la lengua
en el virginal trasero de Dani. No obstante, quer�a comprobar si �l lo estaba
tambi�n. Dani asinti� un ligero movimiento de cabeza, a la vez que le gui�aba el
ojo izquierdo. Estaban listos.
�Seguro que te encuentras preparado? �No tienes por qu�
hacerlo si no quieres? � Insisti� Ra�l nuevamente.
Ra�l, contin�a. � Le dijo mientras le besaba.
Ra�l se hizo r�pidamente con un lubricante, el cual lo
introdujo ayudado con sus dedos en el interior de Dani. Enseguida se puso un
cond�n, lo lubric� y empez� a introducirlo poco a poco en el inexplorado
trasero. Ra�l no quer�a hacerle da�o. Tampoco lo pretend�a. No era sexo, era
amor. Mientras intentaba introducirlo ayudado primero por sus dedos, besaba el
cuello de Dani. Este, en un primer momento volcaba hacia atr�s su cabeza,
estremeci�ndose del ligero da�o que le produc�a su a�n estrecho ano. No as�, m�s
adelante, cuando el pene de Ra�l hab�a conseguido deslizarse por el interior de
su amigo.
Poco a poco Dani sinti� como sus m�sculos comenzaron a
relajarse, despu�s de tanto nerviosismo. El placer iba apoder�ndose de la
situaci�n. Ra�l cada vez intensificaba el ritmo. Su pene entraba y sal�a
provocando el placer m�s absoluto en Dani. Mientras Ra�l completaba sus
movimientos circulares, restreg�ndose todo en �l, besaba a Dani. Ambos volv�an a
estar fusionados bajo una misma boca, una misma lengua. A esto a�adimos que Ra�l
buscaba el miembro de su amigo para intensificar el placer de los dos. Mientras
le penetraba, le estaba masturbando. Dani cada vez estaba m�s excitado.
Comenzaba a sudar. Le comenzaba a doler todo, ya que el gozo aumentaba por
segundos. La estimulaci�n le hac�a casi reventar de pasi�n.
Para reventar tambi�n estaba Ra�l. El ritmo cada vez se
aceleraba m�s. Y no pod�a controlarse m�s, as� que intentaba correrse. Dani, que
se daba cuenta, le par�. Y le pregunt� si no le importaba que lo hiciera en su
boca. M�s que nada para saborearlo, puesto que lo hab�a probado cuando bes� a
Ra�l, y era suyo.
Ra�l deceler�, e introdujo su hermoso pene en la boca de
Dani. Dani le intent� excitar un poco m�s con suaves masajes, con su boca y
empleando las manos, una para recorrer el trasero de Ra�l, y la otra mientras
jugaba con sus test�culos. Estaba realizando un curioso juego, que provocaba una
excitaci�n plena y satisfactoria en los dos.
Finalmente, Ra�l se vino en la boca de Dani. Dani comenz� a
experimentar en primera persona aquel sabor. Aquello que le era totalmente
desconocido hasta el momento. Disfrut� cada gota de semen de Ra�l.
Ahora, se dejaron caer sobre la cama, cansados. Juntos,
rozando cada l�nea ya explorada de sus cuerpos. Sus manos permanec�an unidas
como en el momento inicial de todo aquello. Se acercaron nuevamente sus rostros.
Ninguno dijo nada. Sus rostros hablaban por s� solos. Sus miradas delataban el
final de un buen polvo, pero el comienzo de una profunda amistad.
Volv�an a ser dos hombres, pero una misma mirada, una misma
respiraci�n...
Dani, cari�o, �disfrutaste? � Pregunto Ra�l.
S� y mucho (Contest� alegremente Dani, regal�ndole un
corto pero apasionado beso). He disfrutado como no lo hice nunca. Pero m�s
disfrut� porque era contigo, porque eras t�, porque era yo...
Desde entonces, Ra�l y Dani, marcaron en su particular
calendario el primer d�a de un largo noviazgo, de una larga relaci�n, que a�n
contin�a vigente. Son las personas m�s felices del mundo. Pero no s�lo las
personas, sino los hombres m�s felices.
Espero que el presente relato les haya gustado. Que
encuentren un relato diferente, formado por sentimientos de hombres. Les puedo
afirmar que no hay ficci�n...
Por todo ello, espero sus valoraciones y comentarios (para
as� formarme una idea de la composici�n y as� mejorar �ste y los futuros. Espero
sus comentarios en la siguiente direcci�n:
y POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
�Muchas Gracias!