GORDO DE LAS 6 EN PUNTO (1)
CAP�TULO I: CAMBIO DE TONO.
Ahora mi vida se iba deslizando lentamente entre los gordos y
supergordos que acud�an a la tienda, pero tan s�lo me ten�a que conformar
vi�ndolos desfilar ante mis ojos, como si lo hicieran fuera de mi alcance por
sobre una pasarela imaginaria, sin poder acceder a una relaci�n como las que a
mi me gustaban; ni mucho menos siquiera aspirar a intentar con ellos algo que
tuviera al sexo como objetivo final.
No descartaba sin embargo alg�n contacto de piel, como por
ejemplo rozar con mi mano sobre alg�n hombro o mismo una caricia inofensiva en
un brazo desnudo o alguna otra parte de esos gordos cuerpos, quienes
habitualmente lo tomaban como un acto casual al estar ayud�ndoles a ponerse las
prendas, una vez que qued�bamos a solas dentro del probador.
La sola proximidad de un ejemplar as�, sumado al estar
encerrados juntos dentro de un lugar casi lindando con lo claustrof�bico por lo
reducido del espacio y mientras escuchaba sus respiraciones tan de cerca, muchas
de las veces comi�ndome literalmente sus respectivos alientos, inevitablemente
hac�an que todos mis jugos se activaran. Saliva, adrenalina, transpiraci�n y la
cl�sica "clara de huevo" que expulsaba mi �rgano reproductor, estaban a la orden
del d�a.
Tambi�n en forma invariable deb�a tener en mis manos una
carpeta o bien alguna prenda para ocultar mi abultada entrepierna, y as� poder
terminar de atender a mis clientes sin necesidad de pasar la verg�enza del
momento ante la posibilidad de que alguno de ellos se percatara de mi poderosa
erecci�n, que en todos los casos se hac�a presente mismo desde el preciso
instante en que les saludaba con el apret�n de manos tradicional.
Nunca descartaba alguna paja en el ba�o luego de experimentar
el mismo contacto de piel tras el saludo de despedida, y lo m�s grave de todo
era que esa era la �nica actividad sexual que estaba teniendo �ltimamente y
desde hac�a unas semanas atr�s a esta parte.
Ten�a casi desesperaci�n por tener la piel desnuda de un
obeso pegada contra la m�a, de hacerles el amor en forma apasionada, de lamer la
raja de alguno de esos culos inmensos, de chupar cualquiera de esas tetas
descomunales que a veces se escapaban por el costado de sus camisillas, de
saborear esos pezones oscuros que se trasluc�an por entre las prendas, mamar
esas gruesas lenguas jugosas que asomaban de vez en cuando por entre los labios
pulposos, o de igual modo sentir esos mismos labios gruesos acarici�ndome el
glande.
Por m�s que era notorio que viv�a rodeado de gente muy gorda
a�n fuera de mi trabajo, tampoco consegu�a lograr tener intimidad con ninguno de
ellos, ya que mis relaciones con �stos iban en otras direcciones.
Era una satisfacci�n personal ver c�mo las ventas del ex
almac�n convertido ahora en Hiper Mini Market, estaban en franco crecimiento.
Pero esa satisfacci�n era a�n mayor cuando ve�a los gl�teos impresionantes de
Pedro su propietario, el hiper gordo de m�s de 300 kilos de peso, que meneaba
dentro de sus pantalones gigantes frente a mi vista casi en forma diaria y mucho
m�s a�n cuando desnudaba mentalmente ese culo gigantesco que alguna vez hab�a
limpiado; aunque cada vez que lo miraba, me lamentaba por no haber metido nunca
por all� mi boca o mi lengua para hacerle conocer el placer m�ximo, adem�s de
saborearlo yo mismo mientras lo hac�a.
Mis visitas a su local eran pr�cticamente todas las noches
luego de salir de mi trabajo y ten�a bien claro que no deb�a ir m�s all� con ese
obeso ya que a�n habiendo amor de amigos, �l no quer�a una relaci�n conmigo
fuera de la que ya compart�amos. De todas formas lo aceptaba as� como estaba
planteado, porque su amistad me reconfortaba. Pero de sexo con �l, ni hablar.
Tampoco con su gorda esposa, que pesando alrededor de 140
kilos me hubiera servido con creces como premio consuelo.
Al mismo tiempo, ve�a casi todos los d�as a Gerardo, el del
diario �ntimo, que cargaba sobre sus pies la friolera de m�s de 170 kilos de
peso y por quien deb�a reconocer tener un amor diferente, ya que jam�s busqu�
con �l nada fuera de la amistad, por lo que tampoco aqu� ten�a cabida la palabra
sexo.
No dejaba tampoco de hablar por tel�fono con Eduardo, mi
doctor preferido, de quien en m�s de una oportunidad supe tener encima m�o sus
200 kilos de humanidad y con quien dialogaba mucho, aunque no siempre la charla
estaba vinculada al tema sexual. Ya ni siquiera nos hab�amos tomado de las manos
desde que Junior nos hab�a sorprendido encerrados dentro del dormitorio en el
d�a de su cumplea�os y no era porque nos faltaran ganas, ya que muchas veces nos
com�amos mutuamente con la mirada.
Supongo que antes hab�amos sido un poco descuidados y ahora
est�bamos siendo hasta cuidadosos en demas�a.
Por lo visto, tampoco lograr�a tener sexo con �l, por lo
menos en un futuro cercano.
Juan, mi gordote m�s reciente, segu�a en Espa�a.
Cu�nto estar�a pesando ahora? 170, 180, 190 kilos?
Hm!
Nos habl�bamos por tel�fono una vez por semana y en una
oportunidad, sin haberlo pensado previamente, nos comenzamos a excitar, nos
desnudamos y terminamos masturb�ndonos en una sesi�n telef�nica muy parecida a
la que ya hab�amos compartido antes de su viaje.
No estoy seguro si esa podr�a haber sido la primera paja
internacional. Por supuesto que estoy hablando de la era pre internet.
Adem�s de todas esas relaciones con mis gordos cercanos,
estaban, como ya describ� antes, las presencias por la tienda de los gordotes de
distintos tipos, pesos y tama�os que no dejaban de deleitarme la vista, el o�do,
a veces el tacto, y incluso tambi�n hasta el gusto, ya que terminaba
relami�ndome la mano o bien alg�n dedo despu�s de haber despegado alguna gota de
sudor adherida a algunos de esos obesos cuerpos. Para hacer honor a la verdad,
deber�a agregar tambi�n el olfato a la org�a ya que cada vez que recib�a con
agrado la visita de los Gord�nez, cuyos cuerpos me excitaban en grado sumo a�n
trat�ndose de edades, medidas y pesos tan dispares, y quienes segu�an asistiendo
al local casi mensualmente con el fin de comprarse alguna prenda para alguno de
ellos, los muchachos se encargaban en alg�n momento de hacerme completar lo que
yo llamo el verdadero placer completo involucrando a todos los sentidos.
El placer total!
El placer ideal!
No es que tuviera la idea fija, pero la abstinencia suele
provocar algunos trastornos.
Mucho m�s a�n cuando el c�rculo de sensaciones placenteras y
cotidianas, lo completaban las cl�sicas llamadas de las 6 de la tarde.
Por todos los cielos, este muchacho me llamaba todos los d�as
sin excepci�n, menos los domingos y feriados en que la tienda no abr�a, y los
s�bados lo hac�a alrededor de las 11 de la ma�ana para no dejar de
autosatisfacerse manualmente.
Llegu� hasta a detenerme a pensar en cu�nta leche estaba
siendo desperdiciada. Y cu�nta excitaci�n deb�a sentir este tipo por m�, ya que
siempre era la misma rutina.
Le hablaba, se excitaba y comenzaba el ritmo fren�tico y
salvaje hasta que finalizaba eyaculando casi a los pocos minutos.
Todos los d�as era igual.
De la misma forma.
Y como siempre, comenz� a rondar por encima el fantasma de la
rutina tediosa.
Algunas veces intentaba averiguar por todos los medios la
identidad de esta persona, pero no hab�a caso. �l nunca hablaba ni yo pod�a
escuchar alg�n sonido de sus alrededores que me pudiera dar alg�n indicio de
qui�n era, con excepci�n hecha solamente para sus grititos, jadeos, alaridos,
gemidos y hasta alg�n pedo que desped�a deliberadamente acercando el tubo del
tel�fono a su culo para que yo lo pudiera o�r. Estos completaban los �nicos
sonidos que me dejaba percibir, aunque siempre lo hac�a de forma tal que me
indicaba que estaba haciendo un esfuerzo supremo por disimular.
Un d�a, harto de esa misma rutina una y otra vez, y hastiado
de que yo siempre me quedaba recaliente cada vez que �l cortaba la comunicaci�n,
pens� que ya hab�a llegado la hora de negarme a seguir con este juego y
decidirme a no atenderlo m�s, ya que todo esto estaba poniendo en peligro mi
moral y buenas costumbres pues lograba tenerme con una erecci�n que me duraba
por todo el resto del d�a, adem�s de terminar moj�ndome los calzoncillos, lo que
me obligaba a ir al ba�o para asearme lo antes posible para evitar que alguien
se percatara de ello.
.
Pero cada vez que sonaba el tel�fono a las seis de la tarde,
yo me dec�a a mi mismo que �sa ser�a la �ltima vez que aceptar�a su llamado y le
dir�a que ya no deseaba seguir siendo su partenaire de las pajas, por lo menos
hasta que yo mismo pudiera participar m�s directamente de ellas de alguna
manera.
El asunto era que cada vez que tomaba el tubo y lo escuchaba
jadear, me quedaba casi hipnotizado y me resist�a a negarme a continuar con eso,
ya que me reconfortaba ser el culpable de poder ayudarlo, porque sospechaba que
�l estaba demasiado necesitado en concretar su cometido.
Por ese mismo motivo, ese �ltimo llamado dej� de ser con el
tiempo una simple excusa y se convirti� en una constante. Ahora todas sus
llamadas ir�an a ser las �ltimas y finalmente nunca se lo comuniqu�, mientras yo
segu�a aportando mi ayuda una y otra vez para que �l pudiera lograrlo.
Pero no dejaba de tenerme fastidiado el hecho de no poder
averiguar qui�n era ese tipo.
Un d�a mientras estaba masturb�ndose del otro lado de la
l�nea, estornud� y se son� la nariz con un pa�uelo, y fue exactamente ah�, en
ese preciso instante, que se me ocurri� la idea.
"Oye, s� que no me hablas por miedo a que reconozca tu voz.
Por qu� no haces una cosa?" Dije y par� sus movimientos que me indicaron que
acaparaba toda su atenci�n. "Pon tu pa�uelo sobre el tubo del tel�fono y tu voz
saldr� tan distorsionada que de esa manera me ver� impedido de averiguar qui�n
eres. De todas formas, ya no es mi intenci�n intentar descubrirlo porque lo he
hecho en varias oportunidades y la verdad es que no tengo ni la m�s m�nima idea
de qui�n puedas ser."
Esper� un segundo.
Segu� sin recibir contestaci�n.
"Anda, qu� te cuesta? Ten en cuenta que ya me est� cansando
ser el �nico que habla y sin recibir del otro lado m�s respuestas que tus
gemidos hasta que logras escupir la leche de tu verga. Por lo menos quisiera
tener alg�n di�logo contigo. No piensas que ser�a hasta m�s divertido para ti?"
Continuaba el silencio.
Pero era consciente de que segu�a pendiente de mis palabras.
"De todos modos si no lo haces, el �nico perjudicado ser�as
t� ya que yo muy dif�cilmente pueda tampoco pajearme de esa manera, puesto que
estoy trabajando; por m�s que en realidad me encantar�a hacerlo contigo mientras
escucho tu voz. No crees que te ser�a mucho m�s excitante si me hablaras
mientras te masturbas? Estoy seguro que lo ser�. Por qu� no pruebas de la forma
en que te digo y si no te satisface, siempre podremos volver al r�gimen
anterior. No te parece?"
Escuch� movimientos y de pronto dej� de sentir su respiraci�n
agitada. En realidad se silenci� completamente todo el escaso sonido ambiental
que hab�a hasta ese momento del otro lado del auricular.
"H�blame sucio." Me dijo ante mi asombro y son� como si fuera
una orden, aunque su voz se escuchaba con muy bajo volumen. Seguramente hab�a
hecho lo que le suger� con el pa�uelo.
"No puedo o�rte bien. Puedes hablar un poco m�s alto?"
Pregunt� porque deb� hacer un esfuerzo muy grande para poder escucharlo.
"No, no puedo." Dijo en el mismo tono anterior. "Puede haber
gente cerca que me pudiera o�r." Explic�.
"Bueno. Eso no es ning�n problema, entonces. Qu� quieres que
te diga?" Pregunt� para que no dejara de hablarme.
"H�blame lo m�s sucio que puedas." Dijo.
Ahora lamentablemente no pod�a escuchar ninguna respiraci�n,
ni gemidos y era muy posible que tampoco pudiera saber el momento exacto en que
eyaculara. Todo qued� ahora obstaculizado por el pa�uelo, pero sinceramente
prefer�a una y mil veces poder seguir escuchando su voz de esta manera, a sentir
�nicamente sonidos aislados. Sin embargo, adem�s de que sonaba muy er�tico, y
muy a mi pesar, no reconoc� para nada su voz por lo que estuve casi seguro que
muy dif�cilmente hab�a escuchado antes hablar a esta persona por tel�fono.
"A qu� te refieres con la palabra �sucio�?" Le pregunt�.
"Lo m�s sucio que se te ocurra. Quiero que me digas qu� le
dejar�as hacer a este gordito si se metiera en tu cama." Dijo yendo directamente
al grano.
Sus palabras me dieron la real certeza de que la condici�n
sexual de este muchacho no era justamente la de ser pasivo.
"Hmmmmm, c�mo me gustar�a que eso se hiciera realidad. Digo
si es que alg�n d�a te decides a venir a mi cama que te aguardar�a con ansiedad
ya que siempre la ocupo yo s�lo, y mira que tengo una cama muy grande." Dije y
esper� in�tilmente alg�n comentario suyo, que nunca lleg�. "Tu crees que eso
podr�a ser posible en alguna oportunidad?"
"Todo puede ser." Dijo ante mi sorpresa.
"S�? Y qu� tendr�a que suceder para que eso ocurriera? Porque
me gustar�a que t� y yo pudi�ramos hacer algo m�s que compartir una paja
telef�nica, aunque para ser sincero, hasta ahora s�lo te la has hecho t�,
dej�ndome a m� siempre con todas las ganas." Rogaba encarecidamente que
finalmente lograra convencerlo y aceptara mi propuesta de encontrarnos
personalmente.
"Veremos m�s adelante. Por el momento me gustar�a que me
dijeras qu� ir�amos a hacer si alg�n d�a nos encontramos." Insisti�. "Quiero que
me seduzcas. Que me convenzas de encontrarnos. Pero h�blame mugriento. Me gustan
las cosas muy chanchas."
"Bueno, si t� y yo nos encontramos alguna vez, te prometo que
har�a absolutamente todo lo que me pidieras. Me gustar�a ser tu esclavo." Dije
para despertarle curiosidad.
"Ser mi esclavo? Hmmmm... Suena bien. Har�as todo,
verdaderamente todo?" Pregunt� sin que yo pudiera exactamente catalogar si su
sensaci�n era de duda o sorpresa.
"S�, absolutamente todo." Contest� satisfecho de haber logrado ganar
completamente su inter�s. "Soy capaz de satisfacer tus m�s ocultas fantas�as.
Ahora dime qu� te gustar�a?"
"Eres totalmente sumiso?" Pregunt� y me pareci� que le
sorprendi� la posibilidad de que lo fuera.
"No exactamente, pero podr�a serlo tan s�lo para ti."
Contest�.
"Eso quiere decir que ser�as capaz de saciar mis m�s sucias
fantas�as?" Reformul� su pregunta anterior.
"Si eso es lo que t� quieres, seguro que lo lograr�s conmigo.
Pero dime, a qu� te refieres concretamente?" Ahora el excitado y ansioso por
conocer sus respuestas, era yo.
"Mira que puedo ser muy perverso e inmundo." Advirti�.
"S�? No me digas? Y que tan perverso e inmundo?" Pregunt� cada vez m�s
intrigado.
"No hay nada que no me guste hacer." Dijo. "Y adem�s me
encanta todo lo novedoso, sin importar lo doloroso que pueda ser."
"A qu� te refieres concretamente?" Pregunt� sorprendido. "S�
m�s espec�fico, por favor."
"Que me gusta que me maltraten." Dijo sin dudar. "Que me castiguen, me peguen y
me lastimen."
"Ah, no! Eso a mi no me gusta. Es imposible que yo pueda
hacerle da�o a alg�n gordo, esa excepci�n confirma la regla, porque fuera de
eso, creo que no tendr�a ning�n inconveniente con todo lo dem�s." Dije con
sinceridad. "Ya me queda claro que t� eres activo y est�s en busca de un pasivo.
Eso es irreversible o podr�amos negociar tu culito?"
Hubo unos segundos de silencio.
Casi hubiera jurado haberle visto la cara de sorpresa que
puso del otro lado del tubo.
"C�mo sabes eso?" Pregunt� finalmente, cosa que obviamente
estaba esperando.
"Es que t� dijiste: �Quiero que me digas qu� le dejar�as
hacer a este gordito si se metiera en tu cama.� Supongo que de ser pasivo tu
pregunta deber�a haber sido: �Qu� le har�as a este gordito....�, no te parece?"
Nuevamente el silencio.
"Pero est� todo bien con eso. No te preocupes. Siempre fui el
activo en mis parejas, aunque en verdad tambi�n podr�amos resolver ese peque�o
inconveniente siendo el pasivo s�lo para ti." Dije con �nimo de aceptar esa
posibilidad, siempre y cuando este muchacho me excitara lo mucho que esperaba
que lo hiciera estando en persona, frente a frente.
"No me preocupo; s�lo estoy pensando que deber�a tener m�s
cuidado contigo. S� que no debo subestimarte. S� que eres muy inteligente. Est�s
siempre muy alerta a todo lo que digo."
"Bueno, gracias por los elogios. Sinceramente no tienes nada
de qu� preocuparte, ya que aunque te descubra seguir�a en pie mi oferta. Pero,
volvamos al tema. Te gustar�a ser penetrado por mi?"
"No lo s�. Soy virgen. Nunca me la metieron a�n. Supongo que
si le permito a alguien que me la meta, esa persona debe ser muy especial." Me
satisfizo por completo su contestaci�n.
"Bueno, entonces eso me deja abierta las posibilidades." Dije
e hice una pregunta para intentar saber si estaba dispuesto a darme alguna
informaci�n sobre �l mismo. "Por lo que me acabas de decir, deduzco que ya
tienes alguna experiencia. Qu� edad tienes t�?"
"No te voy a contestar eso!" Dijo en forma terminante.
"Muy bien, no te preocupes por eso. Cu�ntame ahora qu� otra
cosa te gustar�a hacer conmigo si estuvi�ramos juntos en la misma cama y
desnudos completamente." Dije ahora dispuesto a lograr excitarme con este
gordito.
"Me gustar�a que me chuparas la pija bien sucia despu�s de
haber meado." Dijo haci�ndome adivinar lo mucho que le excitaba hablar de esa
forma, y esper� mi reacci�n.
"Eso est� bien ya que cuanto m�s sucia est�, m�s me
gustar�a." Le dije para que supiera a qu� me refer�a cuando antes le dije a
�todo lo dem�s�.
"S�? Y tambi�n me gustar�a que te tragues toda mi leche
�calientita�. Lo har�as?" Dijo ahora regode�ndose con la idea e impulsado por su
entusiasmo.
"Qu� dijiste?" Dije prestando nuevamente atenci�n a sus
palabras.
"Que me chuparas la pija y te tomaras toda mi leche
�calientita�. Lo har�as por mi?." Repiti�.
"S�, claro que lo har�a, pero no se dice �calientita� sino �calentita�."
Correg�.
"Bueno, es lo mismo!" Dijo sin prestar demasiada atenci�n, ya
que continuaba excitado con la conversaci�n. "Y tambi�n me gustar�a que me
dejaras sentarme sobre tu cara."
"Y eso para qu�?" Pregunt� ansioso.
"Para que te suelte algunos pedos sobre ella." Dijo y
nuevamente estuvo atento a mi reacci�n. "S� que te gustan los pedos, verdad?"
"Hmmmm! Veo que t� tambi�n prestas mucha atenci�n a lo que
digo y que tienes buena memoria. S�, los pedos me gustan mucho. Y si salen del
culo inmenso de alguien muy gordo, son mucho m�s ricos todav�a." Dije con la
intenci�n de averiguar finalmente cu�n grande y gordo era este tipo.
"Por eso no te tendr�as que hacer ning�n problema, porque mi
culo es tan grande que cuando voy a cagar me cuesta mucho limpiarme porque llego
all� con bastante dificultad. Ojal� estuvieras t� en el ba�o cada vez que lo
hago as� me limpias con la lengua."
"Hmmmm. Suena muy rico. Y qu� tan grande es?" Dije ahora que
mi pene comenz� a reaccionar a lo que mi o�do estaba escuchando.
"Realmente muy grande. Imag�nate, estoy rondando los 160
kilos de peso. Pero dime te comer�as mis pedos?"
"Si son de un culo tan grande como dices, nada me impedir�a
com�rtelos mientras me los vas soltando directamente en la boca. Y cuanto m�s
sean, mucho mejor." Contest� seguro de que estaba disfrutando de esta
conversaci�n.
"S�?" Dijo en forma euf�rica, lo que me termin� de convencer
de que era cierto lo que estaba pensando. "Y tambi�n me gustar�a cagarte en la
cara."
"Si es lo que a ti te gusta, tampoco habr�a problemas con
eso."
"No? Entonces mejor me gustar�a llenarte toda la boca con mi
caquita." Ahora not� algo de euforia en su voz por el tono en que se estaba
desarrollando la charla. Estaba entrando en una desesperaci�n tal que imagin�
que se estar�a masturbando a ritmo vertiginoso, aunque no pod�a asegurarlo ya
que no distingu�a con mucha nitidez.
Por esa raz�n, me limit� a seguir escuchando sin volver a
interrumpir.
"Y me gustar�a que masticases mi materia fecal, y quisiera ver c�mo te la
tragas." Dijo mientras escup�a una palabra inmunda detr�s de otra en forma
apresurada, lo que me hizo adivinar que estaba llegando al borde de la
eyaculaci�n. "...y me gustar�a que mientras te comes mi excremento me supliques
que te ensarte la verga en tu culo inmundo, y te coja como si fueras un
perrito." Y luego de eso, sent� un largo "Aaaaaaaah!" y a los pocos segundos la
comunicaci�n se cort�.
Supuse que hab�a llegado finalmente al cl�max aunque no lo
hab�a escuchado exactamente. De todos modos prefer�a una y mil veces sentir su
voz, ya que �l me har�a enterar inevitablemente el momento exacto de su
eyaculaci�n, cortando la llamada luego de lograrlo.
Fui al ba�o a higienizarme pues mi entrepierna era un
desastre.
Mis jugos estaban ba�ando toda mi indumentaria interior.
Bueno, por lo menos hab�a logrado que me hablara ya que pens�
que nunca se prestar�a a hacerlo, aunque eso no me sirvi� de mucho pues
igualmente no reconoc� su voz, pero por lo menos era un paso adelante.
Lo �nico que me quedaba claro, era que este muchacho era un
adolescente que posiblemente nunca hubiera tenido contacto corporal con alguien
hasta ese momento, a pesar de lo que hab�a dicho, y estaba en su debut
masturbatorio con estas llamadas. Supon�a que se sent�a excitado por hombres,
pero que prefer�a culear �l a entregar su agujero y era m�s que probable que no
se estaba sintiendo demasiado a gusto con el hecho de que se sintiera atra�do
por personas de su mismo sexo. No lo sab�a realmente, pero ten�a esa impresi�n,
y cada vez que segu�an sucedi�ndose los llamados, me percataba de que no estaba
demasiado equivocado respecto a mis suposiciones.
Posiblemente �l fuera alguno de esos gorditos que ven�an con
sus padres a comprar ropa a la tienda y que muy rara vez abr�an la boca mientras
estaban prob�ndose las prendas, ya que todas las decisiones siempre las tomaban
sus progenitores.
Muchas veces notaba que estos adolescentes me miraban en
forma extra�a, mezcla de admiraci�n y recelo, tal vez incluso con algo de temor
o verg�enza, mientras yo intentaba desnudar con mi mirada a sus obesos padres o
a sus gordas madres, aunque de todos modos, ellos mismos lograban llevarse a sus
casas el recuerdo de mi apret�n de manos inevitable.
Tambi�n, como ten�a casi la certeza de que jam�s hab�a
hablado con este muchacho por tel�fono antes de estas llamadas misteriosas, me
resultaba doblemente dif�cil el poder localizar su timbre de voz o cualquier
otra cosa que me indicara una pista para finalmente poder descubrir su
identidad.
Esa noche casi no pude dormir.
Me daba vueltas por la cabeza todo lo que hab�a escuchado;
rememoraba su voz y casi toda la conversaci�n, recordando casi de memoria la
totalidad del di�logo que �l hab�a compartido conmigo. Absolutamente todas las
palabras, la forma en que se expresaba y sus bizarras fantas�as.
Esa voz que aunque muy dif�cilmente pudiera reconocerla de no
tener un pa�uelo obstaculiz�ndole la boca, en el futuro estar�a pendiente de
escuchar algo que me indicase que estaba frente al pajero misterioso.
Estaba muy cansado y lentamente me fui rindiendo hasta
dejarme secuestrar por Morfeo, y cuando finalmente logr� conciliar el sue�o,
unos brazos gruesos y gordos me sacudieron y me mantuvieron inm�vil apres�ndome
contra la cama.
"Zesna, h�blame sucio." Me ped�a.
No pod�a ver absolutamente nada debido a la total oscuridad
que reinaba en toda la habitaci�n. S�lo escuchaba su voz tapada por un pa�uelo y
sent�a sus manos que me acariciaban por todo el cuerpo en forma salvaje. Tambi�n
me llenaba de besos en tal forma que hasta me hizo sentir un tanto inc�modo. �l
estaba como obsesionado. M�s dir�a yo, como desesperado.
"Quiero cagarte encima." Me dijo y sin aguardar mi reacci�n,
quit� las s�banas que me cubr�an el pecho dej�ndomelos al descubierto y sent�
que se par� sobre la cama poniendo ambas piernas bien apretadas contra cada lado
de mi cuerpo como para mantenerme quieto y sin posibilidad de resistirme.
Se agach� sobre mi cuerpo, escuch� como hac�a fuerza y sent� una descarga
impresionante de pedos y casi al mismo tiempo algo pesado y muy caliente cay�
sobre mi vientre mientras mis pezones comenzaron a rociarse de un chorro de
l�quido hirviendo, haci�ndome percatar que tambi�n me estaba orinando encima.
"Ahora te voy a chupar la pija hasta que acabes en mi boca."
Dijo, y sin esperar respuesta fue por debajo de las s�banas que a�n cubr�an mis
genitales y no se detuvo hasta asirme el miembro que ya estaba en estado de roca
pura y apret�rmelo con mucha fuerza con la mano hasta finalizar llev�ndoselo a
la boca.
Con manos, labios y lengua comenz� a masajearlo, mientras
emit�a sonidos como cuando disfrutas de un cono de helado.
Bes�, chup� y lami� a discreci�n. Incluso me mordisque�
suavemente con sus dientes tan s�lo con el fin de demostrarme qui�n estaba en el
control de la situaci�n.
"Qui�n eres t�?" Pregunt� entre un jadeo y otro.
No contest� por tener la boca llena con mi trozo de carne que
saboreaba desesperadamente y no hubo necesidad de respuesta ya que conoc�a
perfectamente qui�n era el culpable de semejantes actos perversos, aunque
igualmente continuaba siendo an�nimo.
Yo estaba al borde del colapso puesto que todo fue repentino,
sin aviso previo y todo lo que �l hac�a provocaba que mi excitaci�n siguiera en
aumento. Continuaba como petrificado, una fuerza desconocida me imped�a
responder a todas estas acciones y me obligaba a seguir someti�ndome
inexplicablemente a esta especie de violaci�n.
Estaba inm�vil sobre la cama como si una fuerza invisible me
tuviera apresado contra el colch�n y puesto a su merced sin poder resistirme.
Mi pene no pudo aguantar mucho m�s tiempo sus lamidas y
chupadas y de pronto comenz� a sacudirse en forma violenta para todos lados al
igual que el resto de mi cuerpo, mientras vomitaba una gran cantidad de esperma
por doquier.
El placer indescriptible me hizo percatar que ten�a los ojos
completamente cerrados con los p�rpados apretados fuertemente mientras mi pene
segu�a escupiendo semen para los cuatro puntos cardinales y mis espasmos
nerviosos estaban muy lejos de cesar.
Mis alaridos y gritos salvajes quebraron el silencio.
Cuando expuls� la �ltima gota por mi uretra, retom� el
control de mi consciencia y en forma desesperada estir� la mano hasta alcanzar
el velador. Palp� hasta tomar el interruptor y encend� la luz.
Abr� los ojos y los acostumbr� a la luminosidad para acto seguido quitar
violentamente las s�banas que me cubr�an con el fin de descubrir al autor de
esta mamada espectacular en plena faena y ante mi asombro total, vi que estaba
completamente s�lo dentro de la cama.
No hab�a cagada alguna en mi cuerpo, ni tampoco orina, aunque
definitivamente todo mi cuerpo estaba terriblemente mojado fruto de la
transpiraci�n y de la salpicadura del semen.
Mir� hacia la puerta del dormitorio que permanec�a cerrada y
todo el resto de la habitaci�n estaba completamente vac�a; entonces comprend�
que nadie m�s hab�a sido testigo de mi descontrolada eyaculaci�n nocturna.
Me incorpor� y not� que todo el interior de la cama era un
desastre. Esperma por todos lados. No recordaba cu�ndo hab�a sido la �ltima vez
que hab�a despedido tanto l�quido seminal.
Mi miembro a�n segu�a latiendo mientras colgaban de su
orificio las �ltimas gotas que denunciaban lo ocurrido.
A�n ten�a una fuerte erecci�n luego de esa expulsi�n
desaforada de leche y la excitaci�n permanec�a inc�lume, por lo que me la
aprision� fuertemente dentro de mi pu�o y comenc� a sacud�rmela como si
estuviera en los albores del fin del mundo.
Fue como si no hubiera eyaculado antes, ya que la dureza de
mi pene se volvi� m�s potente casi en contacto con mis dedos.
Tom� la posici�n de acostado nuevamente, cerr� otra vez los
ojos imagin�ndome desnudos uno al lado del otro a todos los gordos que han
estado conmigo en alguna oportunidad y acarici�ndose entre s�, y a los pocos
segundos, mi volc�n volvi� a entrar en erupci�n, aunque bastante menos lava
sali� en esta ocasi�n.
No pude evitar que de la abertura de mi glande saltara el
l�quido moj�ndome todo el vientre, parte de mi pecho y ambos muslos. Tampoco
pude evitar escupir hacia arriba, y que el semen me ba�ara la mano y fuera
desliz�ndose por inercia cuesta abajo por mis test�culos.
Ten�a un grado de excitaci�n m�ximo y estuve largo rato con
temblores y sacudidas violentas, mientras mi pu�o segu�a apretando fuertemente
un miembro que hac�a un esfuerzo descomunal para desprenderse de �l, encogerse y
desaparecer finalmente dentro de mi ingle.
Cuando mi respiraci�n volvi� a la normalidad, fui tomando
consciencia de haber tenido ese rapto abrupto de desesperaci�n y la realidad me
hizo percatar que nuevamente yac�a sobre la cama inundada en mi propios
l�quidos.
Una vez que retom� el control de mis acciones, me limpi� todo
el cuerpo con la s�bana, cambi� toda la ropa de la cama que estaba completamente
mojada entre los lagos de semen y mi transpiraci�n, fui a la heladera para tomar
casi un litro de agua fr�a y posteriormente me introduje en el ba�o para
terminar de tranquilizarme dejando caer la ducha caliente sobre mi cuerpo.
Sent� correr la lluvia sobre mi nuca mientras permanec�a con
ambas piernas separadas y los brazos abiertos apoyados sobre los azulejos por
encima de mi cabeza, formando una X, y miraba el desag�e que se engull�a todo
rastro de mi propio esperma.
Cuando volv� a acostarme nuevamente despu�s de casi una hora
de estar bajo la ducha, mis ojos se negaron a cerrar sus p�rpados.
Mir� el reloj y faltaban diez minutos para las 7 de la
ma�ana. En poco tiempo m�s deb�a levantarme y prepararme para volver al trabajo
y pr�cticamente en ese momento estaba m�s cansado que cuando me hab�a acostado
la noche anterior.
Durante los siguientes d�as continuaron las llamadas y
siguieron las perversiones que comenc� a dudar que se fueran a concretar alg�n
d�a. El pajero s�lo buscaba excitaci�n con todo lo que me dec�a para lograr
tener orgasmos m�s satisfactorios. Sus palabras lo descubr�an como buscando
desesperadamente la eyaculaci�n y cada vez sus dichos eran a�n hasta m�s
bizarros.
"Quiero que ba�es mis gordas tetas con tu leche."
"Quiero acabarte dentro de la boca y que te lo tragues todo."
"Deseo cagarte encima de esa pija grandota que seguramente
tienes escondida dentro de tus pantalones y masturbarte con fuerza."
"Me gustar�a llenarte la boca con mi cagada, que te la
tragues y que luego me limpies el culo con la lengua."
"Quiero que t� me cagues sobre la verga y luego met�rtela por
el ojete bien adentro con tu excremento como �nica lubricaci�n."
"Quiero que me sirvas como inodoro. Quiero escupirte, mear,
cagar y pajearme dentro de tu boca."
La verdad que el muchacho era muy imaginativo y esos eran
b�sicamente sus m�s recurrentes anhelos y yo asent�a o lo alentaba a que me
continuara diciendo qu� m�s quer�a hacer �l conmigo.
"Y cu�ndo nos vamos a conocer?" Pregunt� en una oportunidad.
No hubo contestaci�n.
"T� ya me conoces?" Quise saber.
Silencio absoluto.
"Yo te conozco?"
Cort� la comunicaci�n.
Eso me dio la certeza de que indefectiblemente yo conoc�a a
esa persona, ya que �ltimamente hasta estaba dudando de esa posibilidad.
Ciertamente se habr�a asustado de que lo descubriera porque hab�a cancelado la
llamada en forma abrupta y l�gicamente antes de eyacular.
Ya me estaba fastidiando, as� que decid� que no volver�a a
pensar en �l hasta el siguiente llamado.
Pero ya era imposible.
Cuando estuve en la cama esa noche, mi subconsciente lo trajo
nuevamente a la mente y tuve otra erecci�n tremenda.
Ese pendejo era perverso. La puta que lo pari�!
Comenc� a acariciarme y cuando menos lo pens� me la estaba
sacudiendo nuevamente en forma fren�tica.
Supon�a que sus solicitudes no eran reales. Que muy
dif�cilmente se animar�a a realizarlas de tener la oportunidad de hacerlo. S�lo
estaba expulsando sus fantas�as; estaba escupiendo hacia fuera sus m�s
rec�nditas perversiones.
Y si no fuera as�?
Si realmente le seduc�a hacer todas esas cosas?
Si en verdad le gustaban los castigos, el dolor, todo lo
relacionado con las cosas raras, la orina, el excremento y todo eso?
Ahora sent�a curiosidad.
Pens� en alguien que se hubiera aparecido por la tienda en
alguna oportunidad y que pudiera tener ese perfil.
Dejando de lado al mayor de los Gord�nez, que ya hab�a
descartado plenamente como el autor de los llamados aunque ya hab�a demostrado
alg�n grado de perversidad, hab�an otros dos adolescentes que me miraban entre
desconfiados y fascinados cada vez que iban por all�. Ambos eran muy gordos, no
menos de 160 kilos de peso y uno de ellos hasta ten�a cara de degenerado. Eso
quiere decir que se pasaba tocando la entrepierna cuando �l cre�a que no lo ve�a
nadie. Tambi�n sol�a meterse los dedos en la nariz en forma descarada dando a
entender que no ten�a muy buena educaci�n. Aunque pens�ndolo bien, el que hac�a
estos llamados no me daba indicios de ser un maleducado; muy por el contrario,
el muchacho se expresaba muy claramente y ten�a un vocabulario bastante amplio.
Me vino a la mente una frase suya que emiti� apenas le confi�
que sab�a que �l era activo:
"...s�lo estoy pensando que deber�a tener m�s cuidado
contigo. S� que no debo subestimarte. S� que eres muy inteligente. Est�s siempre
muy alerta a todo lo que digo..."
"...S� que no debo subestimarte. S� que eres muy
inteligente..."
"...S� que no debo subestimarte..."
Definitivamente esta persona era bastante culta. Nadie que no
lo fuera se expresaba de esa forma. La verdad es que conozco gente que trabaja
en la tienda que ni siquiera tiene la m�s m�nima idea de lo que quiere decir la
palabra �subestimar�.
Sea como fuere, cerr� los ojos imaginando tener nuevamente al
pajero en mi cama y que me estuviera haciendo exactamente lo mismo que hab�a
so�ado que me hac�a la otra noche en que me excit� en aquella forma descomunal,
y tan s�lo eso me hizo eyacular nuevamente y de una forma muy similar a la
anterior.
Con los �ltimos espasmos, tuve el pensamiento de que si
alguna vez ten�a a este tipo conmigo en la cama, seguramente la ir�amos a pasar
de maravillas.
Pens� que no deber�a volver a perder la calma ni la cordura
en ning�n momento para lograr estar siempre con el control de la situaci�n cada
vez que llamara y que eso me permitiera estar alerta para intentar todo lo
posible para convencerlo de estar a solas y desnudos, y as� dejarnos conducir
por nuestras propias fantas�as. No estaba seguro en ese momento, pero deb�a
tener en cuenta la posibilidad de que eso nos podr�a llevar finalmente por un
camino peligroso y que podr�amos terminar cayendo en forma inexorable por un
barranco y perdernos definitivamente en el abismo de nuestra propia lujuria.
Qu� pod�a intentar hacer que ya no hubiera hecho antes?
C�mo deber�a manejar la conversaci�n para convencerlo?
Cuando se ve�a acorralado con mis preguntas, delataba estar
siendo v�ctima de alg�n temor por poder verse descubierto y sin excepciones
colgaba la comunicaci�n, pero indefectiblemente eso no le imped�a volver a hacer
el llamado al siguiente d�a.
En realidad, nunca dejaba de hacerlo.
Volv�a una y otra vez a atenderle la llamada de las 6,
siempre con la misma rutina, salvo en una oportunidad, que el tema de la
conversaci�n tuvo un giro inesperado.
"Me gustar�a que me dijeras lo muy puto que eres." Comenz�
diciendo. "Que me supliques que te d� mi pija por el culo. Me encantar�a sentir
a mi pija entrar y salir de tu culo asquerosamente sucio. Empujarla mientras te
resistes, y que me la aprietes con tu ojete hasta sentir c�mo me la raspas con
�l. Quiero tener toda mi pija dentro tuyo, sentirla absolutamente dentro tuyo, y
hacerla saltar en tus entra�as, golpearte con ella los intestinos." Denotaba
estar regode�ndose y regocij�ndose con cada palabra que emit�a.
No hice comentarios y �l ni siquiera los esper� ya que como
ten�a todo el impulso acumulado, prosigui� como desliz�ndose por la pendiente.
"S�, dime lo mucho que te gustar�a sentir a mi verga hincharse en tu culo y
terminar rasg�ndotelo antes de llen�rtela con mi leche �calientita� y que ella
recorra por tu mugriento ojete. Quiero ponerte mi hijo dentro tuyo." Dijo y
pareci� estar nuevamente excitado al m�ximo. "Dime como te gustar�a que te coja?
Prefieres en cuatro patas? Mejor a�n, me gustar�a violarte mientras t� te
resistes. Quisiera forzarte, y romperte el culo. Lastimarte con mi gorda pija.
Puto! Puto de mierda! Supl�came para que te la meta bien adentro. Quiero que te
sientes encima m�o y que comiences a cabalgarme como si estuvieras haci�ndolo
sobre un caballo. Que sientas mi pija dentro tuyo, que subas y cuando bajes te
la entierres lo m�s dentro posible."
Continu� sin emitir palabra.
"Puto inmundo! Quisiera violarte! Hacerte mucho da�o!" Ahora
sus palabras parec�a alaridos escupidos entre los dientes.
"Y eso por qu�?" Dije totalmente desconcertado. "Por qu� me
quisieras hacer tanto da�o? Qu� te he hecho yo a ti?"
Cort� la comunicaci�n abruptamente otra vez.
"LA PUTA MADRE QUE TE PARI�!!!" Grit� esta vez con todas mis
fuerzas sin poder controlarme.
Ahora s� hab�a logrado sacarme finalmente de las casillas.
Estaba alterado totalmente. Me hab�a transformado en una fiera a punto de
ahogarme en mi propia furia, porque supuse que todo estaba bien y por ende no
tendr�a problemas en contestarme ya que est�bamos manteniendo un di�logo.
Alguien golpe� la puerta cerrada del privado donde me
encontraba.
"Zesna, Sucede algo? Est�s bien?" Me pregunt� una de las
telefonistas luego de haberle dado permiso para entrar. "Es que todos te
escuchamos putear a los gritos, Zesna, y eso no es muy com�n en ti. Por lo menos
no el hacerlo de esa forma y con ese volumen."
"No, en verdad lo siento. Gracias, pero est� todo bien." Dije
volviendo ya a mi estado normal.
"Es esa llamada nuevamente, verdad?" Pregunt�.
"S�!" Contest� sin agregar m�s.
"No te enojes Zesna." Me dijo preocupada. "Pero deber�as
negarte a atenderlo otra vez. Te est�s alterando por algo que no tiene ning�n
sentido hacerlo."
Posiblemente tuviera raz�n, pero sinceramente hab�a algo que
me imped�a negarme a atender esos llamados y no era necesariamente la parte
sexual ya que a veces me excitaba y otras no.
Hab�a algo en ese acto que repet�a una y otra vez sin cesar,
que me dec�a que ese muchacho estaba necesitado de alguien. No pod�a decir con
ciencia cierta si esa necesidad la tendr�a s�lo de m�, o posiblemente de
cualquiera que le prestara la atenci�n debida; supon�a que precisaba
infructuosamente de esas pajas diarias realizadas con mi ayuda como escape de
alg�n problema que lo aquejaba.
No s�, no estaba seguro.
Pero qu� suceder�a si todo fuera como yo pensaba y dejaba de
atenderlo?
Nuevamente y como siempre, dej� que el destino moviera las
fichas de qu� hacer en el futuro cercano.
No sab�a en ese momento que ese mismo destino iba a efectuar
una de las movidas que me dar�a una de las sorpresas m�s grandes de mi vida y
que las respuestas a mis preguntas las iba a conocer en una forma fortuita, de
pura casualidad y todo por estar en el momento justo en el lugar adecuado.
JUEVES
8:30 PM
Pas� como todas las noches por el local reformado de Pedro y
me alegr� otra vez de verlo repleto de clientes.
Cuando el gordo me vio, dej� de atender a todos sus clientes
y se acerc� para darme un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.
"Est� todo bien, Pedro, te agradezco mucho pero no descuides a tus clientes que
son los que te dan de comer." Le dije en secreto al o�do, sin desmerecer el acto
espont�neo que hab�a tenido para conmigo.
Estas cosas son muy fuertes!
Sonri� y volvi� a ponerse detr�s del mostrador, y lo mejor de todo es que la
sonrisa no se borr� de su rostro mientras permanec�a all� esperando para ser
atendido.
En ese momento, Cristina volv�a del interior de la vivienda y
al verme, hizo exactamente lo mismo que su marido. Se acerc� a mi y me dio un
beso de la misma forma.
En verdad, estas cosas son doblemente fuertes!
Todos los clientes se quedaron mir�ndome como preguntando �Qui�n mierda es este
tipo?�
Cuando lleg� mi turno, se lo obsequi� al siguiente y luego al
otro, ya que los clientes no dejaban de entrar al local y yo no ten�a ning�n
apuro, al contrario, me encantaba ver c�mo estando detr�s del mostrador, se
mov�an ambos pares de tetas por dentro de sus prendas mientras atend�an hac�an
su trabajo, de la misma forma que cada tanto se agachaban para dejarme admirar
con la visi�n el contorno de sus culos y hasta las rajas desnudas de los mismos
que a veces sobresal�an por encima de sus pantalones.
No pude evitarlo, pero el solo pensar en las cosas que podr�a
hacerle Pedro a su esposa utilizando el pene de latex que le hab�a obsequiado en
su cumplea�os, me hizo mojar los calzoncillos. Realmente ese hecho hizo que
meditara muy seriamente en no volver a ir por ese Hiper Mini Market nuevamente,
sin tener puesto un pa�al para adultos.
En un determinado momento, Pedro interrumpi� mis pensamientos
pregunt�ndome si conoc�a a alguna persona de confianza pues iba a necesitar a
alguien para que los ayudara por las tardes, ya que eran los momentos del d�a en
que ten�an m�s ventas.
Me alegr� por ellos, ya que el negocio estaba prosperando!
Inmediatamente pens� en alguien.
"D�jame ver si lo encuentro ahora mismo." Le dije. "Vive aqu�
a la vuelta, es uno de los muchachos que vino a ayudarnos con la reforma."
Fui directamente hacia su casa y una vez all�, toqu� timbre.
"Zesna, qu� alegr�a." Dijo mi amigo apenas abri� la puerta. "Ven, quieres entrar
para conocer mi casa?."
"Est�s s�lo, Gerardo?" Le pregunt� y asinti�. "La conocer� en
otra oportunidad. Escucha, no quieres trabajar por las tardes?"
Abri� los ojos de par en par.
"Y me pagar�an por ello?" Fue lo primero que pregunt�.
"Claro. Por supuesto que s�. En principio s�lo ser�an unas
pocas horas, desde las 5 de la tarde hasta las 8 � 9, depende del trabajo."
"S�, me interesa!" Y qu� tendr�a que hacer?" Me dijo
excitado.
Le ped� que me acompa�ara en ese mismo momento y le expliqu�
en el camino que s�lo ten�a que atender al p�blico.
Llegamos al Mini Market, que nuevamente volv�a a estar
repleto.
Gerardo intercambi� unas palabras con Pedro y al instante
escuch� las primeras palabras de mi amigo en el local, diciendo "Qui�n sigue?"
La cara de contento del muchacho no pas� desapercibido para
Pedro ni para Cristina. Adem�s el muchacho era muy simp�tico con la gente. Hac�a
bromas de todo tipo y todos los que eran atendidos por �l, felicitaban a los
due�os por el nuevo empleado.
Sonre� nuevamente por estar haciendo lo correcto.
Realmente me alegr� ya que Gerardo estaba toda la tarde al
divino pedo en su casa. Por lo menos ahora estar�a ocupado y encima ello le
generar�a algunos ingresos.
Dios!
Si hasta parec�a Kwai Chan Caine yendo por el mundo y haciendo el bien sin mirar
a qui�n. Bueno en realidad mientras ese �qui�n� fuera un gordote bonito, no
tendr�a ning�n inconveniente.
Calma, peque�o saltamontes!
VIERNES
6:10 PM
Estaba atareado de trabajo y de pronto, tras ver mi reloj
pulsera, me qued� totalmente sorprendido ya que la llamada habitual no hab�a
llegado.
Un momento!
Podr�a ser posible que Gerardo fuera el autor de las llamadas
an�nimas y que ahora que estaba trabajando en el local de Pedro no las pudiera
volver a realizar?
Si fuera as�, entonces deb�a suponer que �l me hab�a mentido,
ya que en una oportunidad en que �l me hab�a llamado despu�s de las 6, me hab�a
negado ser el autor de la llamada anterior.
No pod�a ser posible.
O si?
Estaba completamente desconcertado.
Luego del trabajo, pas� nuevamente por el local, y lo vi
literalmente enamorado de su nuevo trabajo, por lo que decid� que fuera cual
fuera la relaci�n de Gerardo con las llamadas, deb�a enterrar el tema
definitivamente.
S�BADO.
11:10 AM
Esa ma�ana transcurri� en forma rutinaria y como no se
registr� el llamado de las 11 de la ma�ana, termin� de convencerme que mi
suposici�n con respecto al autor de los llamados estaba en lo cierto.
Pasadas las 11:30, la telefonista me avis� que ten�a una
llamada en espera.
"Bueno!" Pens�. "Finalmente Gerardo se decidi� a llamarme
para por lo menos no perderse la paja del fin de semana. Claro, ahora caigo en
la cuenta que hoy s�bado no trabaja."
Enojado, fui a atender al pajero para desenmascararlo.
Estaba dolido!
Estaba totalmente furioso!
Para decir la verdad...estaba completamente equivocado!!!
La persona que llamaba era la se�ora que oficiaba como ama de
llaves en la mansi�n de Eduardo, y lo hizo por expreso pedido de �l mismo para
informarme que el doctor hab�a sufrido un peque�o accidente.
"El se�or est� bien. S�lo me pidi� que le informara." Dijo la
mujer.
"Qu� fue lo que le sucedi�?" Pregunt� sin dejar de estar
preocupado a pesar de que insisti� en que el accidente no era de la m�s m�nima
gravedad.
"Ayer a la tarde se cay� por las escaleras, pero me pidi�
expresamente que le avisara que no fue nada grave ya que solamente tuvo una
fisura en el tobillo derecho. Por esa raz�n no quiso que lo llamara ayer mismo,
hasta tanto no estuvo seguro de que todo no hab�a sido m�s que un susto. Por
suerte no se fractur� la rodilla, a pesar de que se la golpe� en forma muy
fuerte." Continu� inform�ndome.
"D�gale que salgo para ah� ahora mismo." Le comuniqu� apenas
me dijo que Eduardo ya hab�a dejado el centro m�dico y estaba de vuelta en su
propio domicilio como prueba fehaciente de que la ca�da hab�a sido leve a pesar
de lo espectacular.
Me puse muy nervioso. No pod�a ni siquiera esperar a la hora
de salida del trabajo ya que por m�s que me repiti� como tres veces que el
accidente no hab�a resultado para nada grave, no hubo forma de que me
tranquilizara.
Lo �nico que me faltaba ahora era que le sucediera algo a uno
de los gordos que m�s quer�a y que a�n me quedaba, y todo tan s�lo por un
est�pido accidente.
Basta, por favor!
No me castiguen m�s!
Solicit� permiso para irme temprano y llegu� a la mansi�n de
Eduardo lo m�s r�pido que pude.
Entr� a la casa y vi a Junior que estaba muy triste. Tanto
como nunca lo hab�a visto as� en alguna otra oportunidad anterior. Apenas me
vio, vino corriendo a abrazarme. Por Dios santo, este muchacho cada vez estaba
m�s gordo y m�s grande. Su abrazo casi me asfixia.
"Mi pap� se cay� por las escaleras, Zesna." Dijo apretando
a�n m�s fuerte el abrazo.
"Pero...Me dijeron que no era tan grave. Por qu� est�s as�?
�l est� bien?" Pregunt� desconcertado una vez que pude hacerle aflojar la
presi�n que ejerc�a sobre m�.
"S�, pero tengo miedo." Contest� preocupado.
"Miedo? Pero de qu�?" Pregunt�.
"Miedo de que le pase algo y yo me quede s�lo." Contest�.
"No, beb�." Le dije para darle tranquilidad. "Eso no va a
ocurrir porque t� con mi ayuda lo vamos a cuidar, ya que somos las dos personas
que m�s lo queremos en el mundo."
Le acarici� el cabello, mientras �l segu�a mir�ndome a los
ojos fijamente y nuevamente volvi� a rodearme con sus brazos y apoy� su cabeza
en mi hombro.
Luego de unos momentos y tras recuperar mi aliento, fuimos
juntos a la planta alta para verlo.
Eduardo yac�a acostado sobre su cama vistiendo tan s�lo una
bata y estaba triste, me pareci� m�s bien que se hallaba enojado consigo mismo,
tal vez por la forma tonta como habr�a ocurrido el desgraciado accidente.
"Bueno lo importante es que todo est� bien." Le dije para
darle �nimos, luego de saludarlo con un beso en la mejilla. "No es cierto?
"S�, pudo haber sido mucho peor, pero lo que m�s me preocupa
ahora es que tengo para varios d�as de cama y por eso debo cancelar todas las
consultas que ya ten�a acordadas con mis pacientes." Dijo lament�ndose. "No me
gusta hacer eso."
"Bueno, pero esto es algo de fuerza mayor." Coment� para
tranquilizarlo. "Hay algo en que pueda ayudar?"
"Ya lo haces tan s�lo con estar aqu�, Zesna." Me dijo.
En un descuido de Junior, le ped� a Eduardo que necesitaba
hablar con �l en forma privada.
"Hijo, por qu� no vas a prepararme el jacuzzi ya que el agua
caliente me hace bien?" Le dijo de pronto al muchacho para quitarlo del
dormitorio. "Y av�same cuando est� pronto."
Una vez que Junior dej� la habitaci�n, me acerqu� m�s a
Eduardo y comenc� a hablarle en voz baja.
"Abuelo, estoy muy preocupado por su hijo." Dije y quer�a
realmente encontrar las palabras para poder comunicarle la impresi�n que me
hab�a causado antes de subir a verlo. "Cuando llegu� hace unos momentos, estaba
bastante asustado porque ten�a miedo de quedarse s�lo si a usted le pasa algo."
Escuchamos el preciso momento en que se abri� el grifo de una
canilla y comenz� a despedir un gran chorro de agua.
"S�, supongo que es normal luego de lo que me sucedi�, pero
por suerte todo no pas� de ser m�s que un gran susto." Dijo rest�ndole
importancia.
"Perdone que insista, pero no se lo hubiera dicho si no me
hubiera parecido realmente importante y del mismo modo muy extra�o." Estaba
intentando por todos los medios de poder transmitirle lo que hab�a sentido con
ese abrazo que Junior me dio, pero no pod�a encontrar las palabras adecuadas.
"En realidad no s� c�mo explicarlo, pero tengo la fuerte sensaci�n de que algo
le est� pasando a su hijo."
"Supongo que est� muy nervioso por todo esto. Yo tambi�n lo
estuve, pero los m�dicos me han dicho que no hay lesiones graves." Me dijo para
tranquilizarme. "En verdad no tienes raz�n para preocuparte."
Pero yo me conozco.
"Es bueno saberlo. Pero insisto en que algo le est�
sucediendo." Mir� hacia el ba�o que permanec�a con la puerta abierta y desde el
lugar donde nos encontr�bamos pod�amos ver al muchacho que estaba distra�do,
ocupado en la tarea de dejar llenarse el jacuzzi, mientras controlaba la
temperatura del agua con una mano. "Le estar� yendo bien en los estudios?"
"S�. Tiene muy buenas notas. Le gustan mucho las matem�ticas,
la historia, el dibujo y los idiomas, aunque tiene alguna dificultad con la
biolog�a y la filosof�a, pero nada del otro mundo." Me dijo. "Te agradezco que
te preocupes por mi muchacho, pero sinceramente est� todo bien. S�lo que un poco
nervioso por mi accidente. Te reitero, no le des demasiada importancia, mi
ni�o."
Hizo una pausa mientras yo lo miraba y negaba con la cabeza y
fue entonces cuando sonri� antes de confiarme algo que me dej� completamente
anonadado.
"Realmente t� tienes un don especial, Zesna. Es imposible que
alguien te oculte algo, verdad?" Dijo y lo mir� sorprendido porque no sab�a a
qu� se refer�a, entonces me tom� la mano y agreg�. "En realidad mi hijo tal vez
s� tenga un motivo para estar as�."
En ese momento entr� Junior a la habitaci�n.
"Pap�, el agua ya..." Y se interrumpi� cuando vio a Eduardo
en el preciso instante en que �ste me soltaba la mano en forma muy abrupta
apenas vio que su hijo se percat� de ello, lo que hizo poner al muchacho muy
nervioso. "El agua ya est� �calientita�."
"Ya te dije que no se dice �calientita� sino �calentita�"
Corrigi� su padre.
"Bueno, es lo mismo!" Contest� el muchacho.
CONTINUAR�.
Los comentarios son bienvenidos.