Nuevamente estaba en mi ciudad, pero en situaci�n muy
distinta a cuando sal� 3 a�os antes. Me di� verguenza ir a ver a mis padres. No
quer�a que se preocuparan por mi aspecto, no me sent�a moralmente fuerte para
enfrentarlos, y como siempre a�n manten�a un halo de independiencia que me
empujaba a intentar sobrevivir por mi misma y hasta el final. En la pensi�n de
mala muerte del Barrio Chino de Barcelona, en la que me met�, no par� de darle
vueltas a como podr�a arreglarmelas. Como encontrar trabajo. Junto a unos pocos
trapos viejos, ten�a mi c�mara, y unas 20 fotograf�as art�sticas, cuidadas como
si me fuera la vida en ello. Intu� que pod�an ayudarme. Me gast� lo poco que me
quedaba en un vaquero, unos zapatos nuevos, en peluquer�a y en un poco de
maquillaje, y dos d�as despues de mi llegada a la ciudad, me dispuse a recorrer
tantas instituciones, peri�dicos y revistas pudiera hasta encontrar trabajo. Ese
d�a no hubo suerte, y solo com� un hot dog al almuerzo y una patata asada a la
cena. Intu� que mi situaci�n, de no encontrar trabajo muy muy pronto, pod�a
volverse seriamente delicada. Al d�a siguiente, tras 3 solicitudes de empleo
in�tiles, al caer la tarde, implor� hablar con el gerente de redacci�n de una
revista de otras tantas que publicaba un grupo editorial. El tipo, desde�oso en
un principio, intuy� que pod�a sacar partido a mis sutiles insinuaciones
sexuales, empleadas como �ltimo recurso. Me dijo: "Bien, Montse, quiz� haya un
hueco, pero he de elegir bien, y ahora no tengo tiempo de entrevistarte. Cuando
podr�a ser?" "Cuando tu puedas, yo..., estoy disponible las 24 hs. De verdad,
necesito este trabajo aunque me cueste". "Esta noche podr�a ser..., cenamos y
hablamos del tema?" Me vi venir, lo que eso pod�a suponer. Contest�: "Por mi
perfecto! A que hora quedamos?"
Y acud� a la cita lo mejor arreglada que pude. Cenamos en un
restaurante postmoderno del centro de Barcelona, donde parec�a ser cliente
habitual. Me habl� la empresa. De �l. 39 a�os, divorciado hac�a 8. Sin hijos. Me
habl� de los empelados de su editorial. De todos los del grupo. Dos cosas me
llamaron la atenci�n: una que preferia a empleadas femeninas porque confiaba m�s
en nosotras que en los varones. La otra: que hab�a editoriales con muchos
fotografos colaboradores, y otras con apenas un par de ellos o incluso ninguno.
Me interes� por esto �ltimo, "f�cil, la empresa publica dos revistas quincenales
de comic er�tico, una semanal de contactos, y otras dos semanales de porno. El
grupo tambi�n tiene una productora de pelis XXX. La de comic no tiene fotografo,
y las dem�s, con un par de ellos se bastan." L�gico. Antes de seguir, me inst� a
que le contara mi vida. Ufff, como si pudiera contarle todo!
No obstante, en l�neas generales s� que lo hice. Le cont� mi
desinter�s por el estudio, hasta que la fotograf�a me transform�. Mi experiencia
en un gran estudio fotografico (ment�. Era el estudio cutre del mediocre Josep).
Y tambi�n mi vida errante junto al franc�s de mis amores, vendiendo arte
fotogr�fico (tambi�n exager� aqu�), por media Espa�a. Dije que estuve en Ibiza,
incluso disfrutando de una vida hippie, pero me ahorr� todos los detalles
escabrosos de all�. Conclu� diciendo una verdad, la de que el fin de un amor y
una vida inestable, hab�a llegado, y que por ello ahora me encontraba cenando
con �l. Para establecerme. Me di� la impresi�n de haber estado convicente.
Continuamos hablando y poco antes de salir del restaurante me pregunto: "En que
editorial te gustar�a trabajar?" "Supongo que el m�s exigente es el mejor
retribuido, no?" Le sorprendi� mi pregunta, pero contest� "s�". "Pues en ese.
Por un lado me gustan los retos, y por otro tengo un mont�n de futuros gastos
donde emplear mi dinero -me refer�a a que carec�a de todo-. Aunque, si no
pudiera ser alguno de esos, admitiria cualquier otro", le dije, para recalcarle
mi necesidad de empleo y dinero. "Quiz�s haya algo." Esput� misteriosamente,
antes de invitarme a levantarme y salir. Me cogi� del brazo, cosa que permit�, y
sigui� haciendolo no solo mientras saliamos, sino mientras paseabamos camino del
coche. En la calle me pregunt� "hace una copita?" Ayyy, con esa familiaridad
ya..., contaba. No me negu�. "Bueno si invitas... Es que no llevo suelto." Y nos
reimos.
Tras 5 minutos en coche, aparc� muy cerca del lugar elegido
para tomar una copa. "Bailen" y un n�mero que no recuerdo, se llamaba el local.
Unas chicas insinuantes en la puerta franqueaban el acceso a, en pocas palabras,
un puticlub fino, donde al parecer pod�an acudir no solo hombres. Una gran barra
con diversos sitios donde unas chicas lind�simas bailaban semidesnudas.
Striptease en directo, muy cerca de la mesa donde nos sentamos y nos sirvieron.
No mostr� extra�eza. "Espero que no te importe, pero aqu� se toma uno la copa
igual que en el resto de pubs, pero m�s tranquilamente y con mejores vistas,
aunque eso s�, es un poco mas caro. Pero si se va a hablar merece la pena. En
los dem�s, no se puede". "S� claro. La m�sica no est� muy alta." Me limit� a
decir.
Supongo que imaginar�n, que una pareja no es motivo alguno
para que las chicas de alterne en ese tipo de sitios, omitan acercarse a los
clientes. Entre copa y copa, se nos acercaron varias que con simpat�a acababan
antes o despu�s ofreciendo sus servicios, y a las que amablemente se rehus�.
"Algunas de �stas han estado relacionadas con el mundo del modelaje porno, y la
mayoria de las que no, les encantar�a hacerlo. De hecho, me aficion� a locales
como estos por motivos profesionales: buscar modelos o actrices." Lo comprend�
perfectamente. Eran chicas con cuerpos estupendos. En realidad el editor, era
mucho mas cr�tico que yo. No las ve�a tan perfectas como yo. Excepto una que s�
capt� su inter�s. Una morena alta, de ojos azules y de piel clara, que vestida
con un picardias y tangas blanco transparente, hacia en la barra de baile, las
maravillas de la concurrencia. Llevabamos un tiempo all� cuando ella tambi�n se
nos acerc�.
Adem�s entr� bien. No parecia tener prisa, y el editor la
invit� a una copa, invitandola l�gicamente a permanecer junto a nosotros m�s
tiempo. A mi a esas alturas, nada me parec�a extra�o y no me import�. Al
contrario. La chica b�lgara llamada "Ylenya", era terriblemente bella. Hablaba
un castellano suficiente con un acento bastante gracioso. Sonre�a a cada
instante, y parec�a poner mucho inter�s en cada cosa que deciamos. Se sent� a la
derecha del editor, no tan pegada a �l, sino como a una distancia parecida a la
que �l y yo, manteniamos. Formabamos un trio alrededor de la peque�a mesa
circular. Nuestras rodillas se tocaban. Cada vez que decia: "como dises?" sol�a
acompa�arse de un gesto, apoyar su mano en la pierna del incomprendido, fuera el
editor o yo. Reconozco que entre las copas y la situaci�n, estaba bastante
ambientada. Le pregunt� al editor.
- "Esta chica podr�a servir para trabajar para t�?"
- "S�, no obstante me gustaria contar con la opini�n del
fotografo."
- "Y que har�s, la citar�s para que vaya a verte y as� el
fotografo opine?" Pregunte con inter�s.
- "Jajaja. Si fuera..., fot�grafa, la chica no tendr�a que ir
muy... lejos, no?" Me dijo maliciosamente, y ca� en lo que quer�a decir.
- "Bueno, yo... por lo que veo..., da una nota muy alta. Si
servir�a."
- "Pero a�n se puede ver mejor. -Hizo un silencio de unos
segundos-. Te atreves?" Me qued� callada. Sab�a que hablaba de algo m�s �ntimo,
pero tampoco quise imaginarme mucho m�s de lo que estaba diciendo as� que dije:
- "Pues tu dir�s. No tengo inconveniente".
No s� lo que capt� Ylenya de nuestra conversaci�n.
Posiblemente poco, pero aguard� educadamente a que terminaramos. Al poco tiempo,
con la copa casi terminada, el editor le hizo la propuesta. Ylenya nos regal� su
mejor sonrisa y dijo "vamos". Parec�a contenta. Se levant�, hablo con uno de los
camareros, y nos se�al� el camino a unos reservados, rodeados de lonas, que
hab�a en un lateral del local. Teniamos media hora para estar en �l.
Dentro de la "jaima", tomamos asiento, e Ylenya cerr� la lona
tras nosotros. La estancia de unos pocos metros cuadrados, la rellenaban tres
comodos sof�s en forma de U, con dos mesitas en sendos vertices, para posar los
vasos y para aguantar dos lamparitas que le daban luz al espacio. Ylenya,
sonriente se sent� encima de las piernas del editor. �ste le acarici� las suyas,
la cintura, el pecho... Comenz� a hablarle. Le dijo que eramos el productor y la
fotografa de algunas producciones pornogr�ficas. Que estabamos all� para saber
si ella estaba dispuesta a trabajar para nuestra empresa, y si era as�, para que
nos convenciera en esa media hora, que podr�a ser una buena actriz o modelo.
- "Estais de broma?", pregunt� sonriente.
- "Imagina que no. Que estamos en serio. Te apeteceria
ganarte un dinero extra posando trabajando en una producci�n de prestigio?" El
editor, controlaba la situaci�n.
- "Carinio, el dinero sempre vene bien. Jajaja. Podr�a ser
divertido."
- "Bien. Nos intereses o no, vamos a pagar por media hora
aqu�. As� que har�s lo que te pidamos. Esfuerzate un poco en hacerlo bien, y al
final, te diremos si nos interesas o no. Ok?". Sin esperar su respuesta la puso
de pi� y empez� a desnudarla frente a mi.
Desnuda y de pi�, la gir� tantas veces encontr� preciso, para
verle bien su cuerpo. Muy cerca de su nalgas se las abri� para verle el ano. La
inclin� para verle el sexo por detr�s. Por delante, le subio del pubis para que
su sexo apareciera desde abajo. La sent� y la abri� de piernas para poder ver su
raja, la forma de sus labios. Luego con dos dedos se los abri� para ver su
interior. Incluso apart� la caperuza de su cl�toris para ver como era. Se ech�
saliva en dos de sus dedos, y lo frot� para ver como su organo de placer
reaccionaba. Desde donde estaba, no s� como reaccion� su cl�toris pero si pude
observar como ella, gem�a discretamente y mov�a su cabeza en un claro signo de
estar disfrutando.
El editor segu�a masturbando ajeno a lo que provocara en la
chica. �l ten�a un objetivo. Par� de masturbarla y subi� la mano por el fabuloso
cuerpo de ella, muy tumbado y rendido a las caricias que estaba recibiendo. �l
subio la mano, acariciando muy sensualmente el vientre, los pechos, el cuello de
Ylenya. Le acarici� la boca, y en ella, Ylenya introdujo dedo a dedo todos los
de su mano. Ylenya jug� generosamente con su lengua y los dedos. El editor, los
sac� llenos de su saliva. Me hubiera gustado lamer esos dedos. Estaban
chorreando de la gran cantidad de saliva que Ylenya hab�a dejado en ellos. Cerr�
los ojos. Imagin� la cantidad de liquidos que el co�o precioso de esa chica,
podr�a dejar en quien lo tocara. Pens� en los liquidos de mi propio sexo. Sab�a
que lo ten�a inundado por ellos. Estaba, ardiendo! Abr� los ojos para ver que el
editor llevaba esa mano mojada a los pezones de ella. Al igual que con el
cl�toris, quiso comprobar como y en cuanto tiempo reaccionaban poniendose
erectos. Casi inmediatamente! Entonces pellizc� y retorci� uno de esos pezones
abotonados. Ylenya no reaccion� mal.
- "Que te parece Montse?" A�n estaba sobandole los pezones,
cuando me pregunt�.
- "Tal como cre�a. Es preciosa. De todos modos, me he perdido
los detalles. No los veo bien desde aqu�".
- "No te sientes tan lejos. Ven. Sientate a mi lado." Hice lo
que me pidi�. Luego cogi� a Ylenya y la sent� entre los dos. Todo su lateral
desnudo tocandome... Dios, su belleza me turbaba!! El editor, la abri� de nuevo
sus piernas poniendo cada una de ellas, encima de las de cada uno de los dos. El
le acariciaba el sexo. Yo la pierna que quedaba encima de las mias, con esa piel
de seda...
- "Ufff! Esta chica tiene el sexo chorreando." Dijo
abiertamente. "Estas caliente zorra?" Le pregunt� lujuriosamente a Ylenya.
- "Esta situasi�n conti y con ella, me pone mucho. Mmmm!"
Conmigo? Yo no le hab�a hecho nada, m�s que acariciarle el
muslo en los �ltimos segundos. Pens� que se excitaba viendo como la miraba. Como
me pon�a enferma. Como la deseaba. Sent� un placer tan grande, que hasta detect�
una nueva emisi�n de mis fluidos vaginales al exterior. La mano fue
instintivamente del muslo a su vulva. Choqu� con la del editor. Se la apart�.
Quer�a ese co�o para mi ahora!
Nunca hab�a tocado un lugar con tanta humedad tibia como ese.
Al poco, no s� bien si se me colaron los dedos en su vagina o si era yo la que
ten�a inter�s en introducirselos. De nuevo Ylenya estaba recostada, con su
cuerpo preparado para el placer, y yo no pude sacarlos. Los mov�a dentro como
una loca. Primero dos. Luego tres. A m�s metia, m�s gem�a. Mire al editor. Ten�a
su enorme verga ya fuera, y se la acariciaba lentamente, mirandonos. No pod�a
parar. Le met� el cuarto dedo. Mi instinto desbocado, me empujaba a querer
destrozar ese co�o tan rico! Los espasmos y los gemidos de ella me animaban a
hacerlo. Su mano nerviosa, me estrujaba mi pecho y yo aceler� mis movimientos
hasta que un grito agudo y apagado, continuo, nos indic� que Ylenya se hab�a
corrido.
Ella, tras los segundos de orgasmo, no se tranquiliz� y me
desabroch� el pantal�n vaquero. Al sacar mis dedos de su vagina, me dieron ganas
de mezclar sus fluidos con los mios, y me meti esa mano en mi sexo. Waaawww, lo
que sent�. Quise que ambos sexos se fundieran. Met� mi pierna por detr�s de su
espalda y la incorpor� un poco. Me recost�. "Ven Ylenya. Ponte aqu�". Ella
termin� la maniobra para que quedaramos unidas en forma de tijera. Su sexo
rasurado y humedisimo era un b�lsamo para aliviar la calentura del m�o. Le cog�
la pierna y empec� a moverme. A frotar mi co�o contra el suyo. No hac�a falta
abrirlos. Ambos ya lo estaban. Sus movimientos acompasaron perfectamente los
mios y no tard� mas de dos minutos en correrme. "Si preciosa, ya.. ya... me
vieneeeeeeeee" Quer�a meterme por su vagina. Su pubis, presionaba mi clitoris
erecto y mi orgasmo fue largo y explosivo. Mi respiraci�n fuerte y acelerada,
fue cediendo poco a poco.
- "Vaya, y yo que soy el que pago, aun no me he corrido!"
Entre quejoso y divertido, el editor, me hizo volver a la realidad.
- "Carinio, yo te mimar� tu pajarito." Ylenya se levant�, se
arrodill� frente a �l, y empez� a sobarsela. La puso a punto hasta que inclin�
su cabeza, y meti� en su boca, todo aquello que pod�a de ese enorme falo. No
hab�a ya nadie entre el editor y yo. Estir� su mano y me acarici� las piernas.
Yo me dej� hacer. Estaba extasiada desde que me corr�, y me gustaba ver como
Ylenya, demostraba su oficio con esa polla tan grande. La mano del editor lleg�
a mi sexo. Fue agradable sentir sus dedos ah�. Cuando hay sexo deseado, nada es
mejor que sentir como te magrean el co�o a todas horas. Me baje un poco m�s para
que sus manos llegaran mejor a mi. El empez� a penetrarme con sus dedos. Al
ritmo de la mamada, �l me follaba con sus dedos. Me puso rapidamente a mil. Me
desabroch� la blusa, y mostre mis senos. Empec� a magrearmelos sin dejar de
mirar la mamada, ni de sentir, los dedos del editor, que los met�a muy
profundamente en mi interior.
Ylenya, meneaba esa polla con fruici�n, y sorb�a, o bien le
metia la lengua en su ureter. El editor ya jadeaba, y conforme iba ascendiendo
su placer, me lo transmitia a traves de sus dedos. Mis caderas empezaron a
girar. Me estrujaba mis tetas, tirando de ellas hacia arriba. Incluso Ylenya con
su mano libre, se tocaba el co�o, o por detr�s, el ano. Vi como las yemas de sus
dedos, a veces desaparec�an por su agujero. Ya no pod�a mantener los ojos
abiertos. El placer me los cerraba. Ylenya jadeaba y meneaba esa polla como si
le fuera la vida en ello. el editor meti� mas sus dos dedos, y los dobl� para
arriba. No se que me toc� pero, me hizo gritar de placer. Le agarr� la mano,
para dirigirla dentro de mi. Hasta que vi que Ylenya separ� la boca del pene del
editor, mientras este escupia semen hacia arriba, hacia los lados. Le cay� a �l
sobre su vientre, pero tambien en la cara, el pelo y el pecho de Ylenya. Alguna
emulsi�n cayo en el sof� y alguna tambien en mi pierna y pubis. No me import�.
Sus sacudidas blancas, fue el detonante para que mi segundo orgasmo se
presentara de una forma, quiz�s menos violenta que la primera vez, pero
igualmente maravillosa.
Ylenya, no se hab�a corrido, y mientras nosotros nos
relajabamos, ella de pie, con los rastros de la lechada en su piel, mostraba sus
encantos. Modelaba. Se acariciaba. Se mostraba como una gatita en celo,
sonriendo, con su hermoso pelo negro revuelto. El editor complacido, alarg� su
mano y cogi� el papel de la estancia, el que hab�a a esos efectos all�, para
limpiarse. tambi�n me limpi� a mi. Ylenya estaba traviesa, nos provocaba tocarle
su culo con sus movimientos junto a nosotros. La verdad, es que a�n saciados de
sexo, magrearla era un gustazo.
- "Jajaja, basta ya. No quiero pagar un sobreexceso de tiempo
aqu�. Lo que quer�a ver ya lo he visto. Verdad Montse?" ni contest�, solo
sonre�a presa de la felicidad.
- "Ay, mis dos amores, me dejais loca." Segu�a provocandonos
Ylenya. En verdad, parec�a extra�o creer que una puta pudiera sentir tanto, pero
hubiera apostado lo que fuera en que la chica, no fing�a. �Que la hab�a
provocado sentir tanto? No lo s�.
Nos vestimos, y el editor la abraz�, le di� un beso en la
cara, y le di� una tarjeta de visita profesional. "Ven cualquier dia que puedas
entre las una y las dos de la tarde. Pero no vayas vestida como una puta." La
ley� y dijo que ir�a. Despu�s Ylenya me abraz�. Me rode� el cuello con sus
brazos y me bes� en la boca. Sab�a a semen, pero no me import�. Sus labios eran
tan ricos como todo lo dem�s. Fu� un beso muy dulce. No se porqu�, pero vaticin�
"nos veremos".
Salimos de la jaima y del local.