La mano del enorme Lou recorri� la espalda sudorosa de Lucy,
amas� su culo empinado en el aire y acarici� los labios vaginales
abiertos. Lucy se estremeci�.
�Voy a soltarte, zorrita�le dijo Lou, manipulando las corbatas que ligaban sus
piernas; despu�s, cogi� sus manos atadas y tir� de ellas hacia
arriba, haci�ndole da�o en los hombros�. �Puedo estar seguro de que no te
mover�s?
�S�...s�...�contest� ella con voz ahogada.
�No me gusta encular a una chica atada�sigui� �l, mientras desataba sus
manos�. Prefiero sentir que me entrega su culito de buena gana. Vamos a ver qu�
tal te portas.
�Te vas a morir de gusto taladrando ese culazo, Lou�grit� Jack, con un vaso
de whisky en la mano�. Y t�, zorrita, ve prepar�ndote, porque la polla de Lou es
cosa seria.
Las manos de Lou acomodaron a Lucy sobre la mesa, entreabrieron sus nalgas y de
un peque�o empuj�n la punta de la oscura verga penetr� en el agujero, aflojado
por la reciente enculada. Lucy sinti� que la cabeza de aquel miembro era m�s
gruesa que la del anterior, pero pudo recibirla sin dificultad en su trasero
dilatado. Con el glande dentro de ella, Lou le habl�.
�Lucy, ahora voy a meterte este aparato que he estado preparando para
ti mientras miraba c�mo Jack te aplicaba su tratamiento previo. Vamos a ver si
podemos ensancharte un poco m�s este culo perezoso, putilla.
�Naturalmente, voy a hacerlo como nos gusta a los hombres,
�recuerdas?: de una sola vez y hasta el fondo. Ir� despacio, pero no voy a parar
ni a retroceder. Igual que lo ha hecho Jack, �has entendido?
�S�dijo Lucy, con un hilo de voz.
�Muy bien, pues ag�rrate fuerte y prep�rate a aguantar.
Jack se situ� a un lado del escritorio, haciendo tintinear los cubitos de hielo
de su vaso. Las manos de Lou aferraron con firmeza la cintura de Lucy, y su
enorme miembro empez� a hundirse lentamente en su culo.
Iba m�s despacio a�n de lo que hab�a ido Jack, despac�simo,
con una lentitud desesperante que obligaba a la joven a ser consciente de cada
mil�metro de dura e interminable carne que la traspasaba. La verga se le
antojaba inmensa, las paredes de su recto parec�an a punto de estallar. Y
mientras tanto, Lucy, humillada y dolorida a partes iguales, sab�a que
Jack miraba su cara y la ve�a apretar los dientes, intentando resistir sin
moverse el avance del enorme miembro.
��C�mo te sientes, zorrita? Cu�ntanos, �te da gusto?�le pregunt�.
�A ella no lo s�, pero a m�...uhhhh...a m� me va a reventar�dijo Lou.
�La chica no tiene muy buena cara�ri� Jack�. Seguro que nunca le hab�an metido
un misil como �se. Dime, encanto, �c�mo te sientes?
Tecle� con sus dedos en la tensa mejilla de Lucy, que apoyada sobre el tablero
se esforzaba en relajar su culo. En ese momento, los test�culos de Lou tocaron
su sexo: toda la verga estaba dentro de ella. A su espalda, o�a a Lou jadear de
placer.
La joven comprendi� que esperaban que contestase. Tuvo que hacer dos
intentos, porque la voz no le sal�a. Por fin, dijo con voz lastimera:
�No me cabe. Oh Dios, no me cabe.
��Eso es lo que crees? �dijo Jack, riendo�. Hummm... Echemos un vistazo �y
mir� hacia el agujero de Lucy, dilatado sobre la gruesa base de la verga negra�.
Pues yo dir�a que s� que te cabe, nena. Venga, expl�came mejor qu� es lo que
sientes.
�Vamos, zorra, �habla! �la anim� Lou, palmeando con fuerza su trasero.
�Estoy llena �susurr� Lucy�. Estoy llena y mi culo est� ardiendo y siento que tu
polla me va a salir por la boca de un momento a otro, �eso es lo que siento!
Los dos hombres estallaron en carcajadas y Lou replic�:
��As� que tu culo est� ardiendo, putita? Pues prep�rate a verlo echar humo.
�All� voy!
Y empez�.
Lucy nunca hubiera cre�do poder experimentar sensaciones como aqu�llas. La
enorme tranca entraba y sal�a de su trasero con incre�ble facilidad debido a la
gran cantidad de lubricante que la cubr�a, y ella sent�a claramente c�mo las
paredes de su recto se estiraban y se estrechaban en el vaiv�n. Pod�a sentir
todo su culo palpitar y envolver la verga, cerrarse cuando Lou la retiraba y
abrirse sumisamente cuando �l la hund�a de nuevo. Cuando la penetraba por
completo la hac�a sentirse totalmente llena, parec�a llegarle al coraz�n, y
realmente por momentos cre�a que le iba a invadir la garganta.
Las manos de Lou atenazaban su cintura con firmeza mientras
la bombeaba con ritmo constante, controlando la situaci�n, y en los pensamientos
de Lucy, sometida a su pesar, aquella verga pareci� crecer y crecer. Ella tuvo
la sensaci�n de que se volv�a inmensa, la invad�a por completo, llenaba su
cuerpo y su mente y le imped�a pensar en nada que no fuese en su culo abierto y
en su sexo, excitado a su pesar, hasta que sin darse cuenta empez� a gemir bajo
las embestidas.
�Esta zorra se te est� derritiendo viva, Lou�advirti� Jack,
que miraba la boca abierta de Lucy, jadeante y entregada.
Lou agarr� a Lucy por las mu�ecas y tir� de sus brazos hacia atr�s y hacia los
lados, a la vez que clavaba su verga profundamente en su recto, levant�ndola con
la fuerza del golpe. En esta posici�n, la hizo girar, apoyada apenas sobre las
puntas de sus pies y empalada en su tranca, que le serv�a de punto de apoyo
sobre el que Lucy pivotaba volvi�ndose hacia el centro de la habitaci�n.
Doblando las rodillas ligeramente, levant� m�s hacia atr�s
los brazos de Lucy, que de esta forma se vio obligada a inclinarse hacia el
suelo hasta caer de rodillas sobre la alfombra, casi doblada en dos, el culo muy
empinado en el aire y con la verga de Lou todav�a hincada hasta el fondo. �l le
hizo apretar la cara contra el suelo, mantuvo la posici�n apenas unos segundos y
despu�s se la sac�, ordenando:
�Ni se te ocurra moverte.
Jack se acerc� de inmediato y empuj� con los pies las rodillas de Lucy,
indic�ndole que juntara las piernas. Ella obedeci� y qued� encogida sobre s�
misma, apoyada sobre los codos y las rodillas y con su trasero siempre bien
levantado. O�a tintinear los cubitos en el vaso que Jack llevaba en la mano,
pero no pod�a verlo porque ten�a la cabeza apoyada en los antebrazos y la cara
escondida entre ellos.
�Vamos a refrescar un poco este culo.
Antes de que pudiera pensar en lo que ven�a, Lucy not� un calor intenso y
repentino en su castigado agujero. En unos instantes la sensaci�n se transform�
en su opuesto y ella fue consciente de que Jack estaba empujando un cubito de
hielo dentro de su ardiente culo. El contraste la hizo estremecer.
��Ahhhhh�! �no pudo evitar gritar y agitar sus nalgas. Jack reaccion�
propin�ndole un sonoro azote que restall� en el aire de la habitaci�n.
��Sshhhhh, quieta, fiera! Esto es por tu bien. Necesitas calmar un poco tus
ardores de hembra en celo �y a la vez que dec�a esto, empuj� otro cubito dentro
del culo de Lucy.
En lo que parec�a ser su estilo de juego preferido, Jack mantuvo en vilo a Lucy
durante varios minutos, asegur�ndole con cada nuevo cubito que introduc�a en su
recto �tranquila, �ste es el �ltimo��, s�lo para meterle otro al cabo de
un momento. Lucy tuvo que mantener en alto su culo tembloroso hasta haber
recibido en �l seis cubitos de hielo. Era impresionante la forma en que al
principio parec�an de fuego para despu�s enfriarla. Sent�a c�mo sus entra�as los
derret�an y c�mo su conducto trasero se estrechaba de nuevo.
El agua empez� a resbalar por sus muslos y corr�a entre los
labios de su vulva, caliente al principio pero progresivamente m�s fr�a,
haci�ndola estremecer cuando se deslizaba sobre su cl�toris, que se puso tieso y
sensible. Tras el sexto cubito, la joven not� que Jack tomaba posici�n con los
pies a ambos lados de su cuerpo doblado. Una ligera presi�n sobre su agujero y
la verga de Jack se desliz� dentro de ella una vez m�s. En su recto helado la
sinti� dura y c�lida, y para su sorpresa la recibi� con agradecimiento.
Jack, acuclillado sobre ella, empez� a clavar su miembro
profundamente en su cuerpo y a encularla a fondo, sin prisas, meti�ndola y
sac�ndola con movimientos amplios. Lucy pod�a apreciar un gran cambio en su
recto: ya no ofrec�a resistencia, pero no estaba dilatado sino el�stico,
flexible, permitiendo que la verga lo taladrara f�cilmente, y a la vez
apret�ndola y contray�ndose sobre ella, siguiendo el ritmo de la penetraci�n de
Jack. Con verg�enza, se dio cuenta de que le hab�an puesto el culo tan accesible
y entrenado como el de una aut�ntica prostituta. Lo ten�a preparado para
proporcionar mucho placer a cualquier miembro que se introdujera en �l, y era
obvio que aquellos dos estaban dispuestos a usarlo ampliamente esa noche.
Jack murmur�:
�Mmmmmmm� Aut�nticamente profesional. �Quieres probarla, Lou?
�No�contest� su compa�ero�. Lo que me gustar�a ahora es
ense�arle a esta zorrita c�mo se hace un ceab�.
[Continuar�]