Relato: Mi 1a Vez: Atracci�n Explosiva Aquel fue un d�a de gran determinaci�n, decid� dar vida a mis
m�s instintivos anhelos, dejar de ser aquella ni�a virgen que a la luz de muchos
irradiaba s�lo inocencia, y dejar aflorar mi naturaleza m�s pura, mis ansias de
mujer, mis fantas�as ocultas, mi hambre acumulada por tanto tiempo...
Ten�a 17 a�os, estaba por entrar a estudiar una promisoria
carrera universitaria, viv�a en un entorno feliz, tenia excelentes amigas y
amigos, pero un dejo de timidez marcaba cada uno de mis movimientos, y aunque
recib�a constantes halagos y piropos, me costaba creerme el cuento de que pod�a
en verdad despertar alg�n sentimiento real de atracci�n en alguien, quiz�s
porque yo misma no estaba a gusto con c�mo me comportaba o me ve�a, y me
rehusaba incluso a la sola idea de tener un novio, porque, simplemente, me
segu�a viendo a mi misma como a una ni�a... hasta que de pronto ese verano de
transici�n del colegio a la universidad, hubo una acelerada maduraci�n hormonal
que me transform� completamente, mi cuerpo despertaba s�bitamente en mi extra�os
apetitos, me descubr�a toc�ndome mientras me duchaba, y disfrutando de esa
h�meda sensaci�n de sentir mi tersa piel al tacto de mis dedos, e
inconscientemente empezaron a surgir las fantas�as, me asust� el verme deseando
que alguno de aquellos hombres an�nimos [que cada d�a eran m�s] que d�a a d�a me
abordaban por la calle fuese m�s decidido y me tomase a la fuerza, o que cuando
sent�a que mi cuerpo era aprisionado por el sexo erecto de alg�n fogoso pasajero
del atestado microb�s que a diario tomaba, �ste me susurrara al o�do alguna
propuesta que cada d�a so�aba m�s con aceptar. Me tocaba constantemente, buscaba
cualquier ocasi�n posible para escabullirme a mi cuarto, el ba�o, o cualquier
lugar solitario donde pudiese sentir como mi cuerpo ard�a y me envolv�a en unas
llamas que cada d�a iban incenci�ndome m�s. Fue precisamente el d�a que cumpl�
18 a�os en que mi cuerpo, simplemente, no aguant� m�s.
Acostumbrada a celebrar cada cumplea�os en mi casa, con mi
familia y amigos, romp� la rutina y acept� salir a parrandear, y ante la
asombrada mirada de mi grupo, aparec� con un atuendo por ellos jam�s visto, y
que me mostr� ante sus ojos como la mujer en la que me convertir�a a partir de
esa noche, una hembra de verdad. Si bien segu� usando mi acostumbrado color
favorito [el negro], esta vez era totalmente distinto, mi cabello negro azabache
ahora luc�a unos reflejos rojizos q encend�an mi mirada, que ya se ve�a muy
intensa por el maquillaje que acentuaba mis negros ojos y el rojo satinado que
tra�a en los labios, y mi largo, desnudo y perfumado cuello daba pie al generoso
escote donde mi blanca piel mostraba mis generosos pechos queriendo salir, pero
perfectamente acomodados para que se vieran insinuantes pero delicados bajo el
cors� rojo vino, que acentuando mi fina cintura, conduc�a con sus amarras a la
falda negra que se ajustaba perfectamente a mis contorneadas caderas, y dibujaba
de relieve la min�scula prenda interior que llevaba y el portaligas que conduc�a
al precioso encaje de las medias de red que vest�an a mis largas piernas y sus
altas botas.
Debo reconocer que al ver como se peleaban todos los hombres
por ir sentados a mi lado en el carro, me sent�, tan a gusto que hubiese querido
leer sus mentes y descubrir sus pensamientos, aunque, la verdad, no estaba en
mis planes enredarme con alguno de ellos, los conoc�a demasiado, y mi inter�s
era abrir mis horizontes a este ser nuevo que en mi comenzaba a nacer.
Llegando al antro, lo vi, estaba en la barra con un vaso de
whisky en las manos, de pie viendo hacia la pista de baile, con la mirada
perdida y expresi�n de hast�o. Ah� estaba �l, el hombre a quien yo buscaba, un
moreno precioso de unos 25 o 28 a�os, vest�a una camisa manga corta que dejaba
ver unos brazos fuertes y unas exquisitas y grandes manos que apenas las vi,
hicieron revivir en mi la idea de que aquella noche, experimentar�a la pasi�n
extrema de vivir el sexo desmedido y ardiente que tanto so�aba pero del que tan
poco conoc�a.
Bastaron unos segundos para que �l me viera a lo lejos, y si
bien sent�a muchos ojos fisgones que dibujaban mi silueta en ese instante, s�lo
los de �l me importaban, y me excit� sentir como me desnudaba con su mirada,
deteni�ndose en mi cintura y mis pechos, bebi� al seco lo que quedaba en su
vaso, y luego, vi�ndome directo a los ojos, me sonri� de una forma tan intensa,
que instintivamente mord� mis labios al punto que sent� el c�lido sabor de mi
sangre al hacerlo.
Sin mayor pre�mbulo, el camin� hacia mi, y mientras yo me
separaba definitivamente del grupo con quienes andaba para ir a su encuentro,
sent�a que el ambiente se hacia vaporoso y extasiante, y al tenerlo a medio
metro de mi, sent� su embriagante aroma, un olor que me atra�a a �l, un llamado
que mi cuerpo no pod�a desobedecer, que emanaba de todos sus poros, de su piel
caliente, de sus labios gruesos y carnosos, de esa mano que sin ninguna timidez
se acerco a mis labios y quit� la sangre que a�n tenia en ellos, y acercando su
boca a mi o�do, escuche esa voz que me marcar�a para siempre, y esas palabras
que por siglos esper� o�r �s� lo que quieres, ven conmigo, tengo m�s para ti de
lo que tus mejores fantas�as han podido augurarte-
Lo mir� entregada, y asent� con mi mirada, mientras sent�a
como me tomaba de la mano y me llevaba hacia la salida, deteni�ndose a unos
pasos de �sta, y jal�ndome hacia una pared, me opuso contra ella y con ambas
manos sobre la pared a la altura de mi cabeza, acerc� su cuerpo al m�o y roz� mi
oreja con su lengua, que �vidamente bajo por mi cuello, y me hizo soltar un
peque�o gemido, que el inmediatamente capt�, y volviendo a mi o�do, me susurr�
�tranquila, esto apenas comienza- y sent� como su lengua jugueteaba dentro,
mientras sus manos bajaban por mis hombros haci�ndome sentir el contraste de la
fr�a pared con esas manos calientes, que de pronto estaban sujetando firmemente
mis pechos, al tiempo que sent�a su erecci�n a trav�s de su pantal�n, y mi
propio cuerpo reaccionando a m�s no poder, y cuando al fin sus labios se
dirigieron hacia los m�os, y nos fundimos en el m�s intenso, apasionado y fogoso
de los besos, nuestras lenguas se entrelazaban a tal punto, que era imposible
diferenciar donde empezaba �l o donde lo hac�a yo, porque el contacto se hizo
m�ximo y la distancia que marcaban nuestras ropas era cada vez m�s intolerable.
Creo que atendiendo a esto, me volvi� a tomar de la mano y corrimos hacia la
salida, hicimos parar el primer taxi que vimos, y apenas cerramos la portezuela
del carro, seguimos bes�ndonos y toc�ndonos sin ning�n pudor, haciendo una pausa
s�lo para avisar nuestra parada: el motel m�s cercano, y ver por el retrovisor
como el taxista simplemente, acomodaba mejor su espejo para obtener la
panor�mica que m�s le acomodaba del verdadero espect�culo que d�bamos, mezclando
la experiencia de mi amante furtivo, con mi ardiente curiosidad ante este nuevo
universo que ante mis ojos se abr�a, y que se mostraba enorme, as� como enorme
era la verga que mis manos comenzaban a palpar bajo ese pantal�n que ya no daba
m�s, y cuando me dispon�a a abrir la cremallera y sentirlo de una vez, �l me
detuvo, y fueron sus manos las que yendo bajo mi falda, me quitaron mi braguita
que tra�a y subi�ndome la falda, dejaron al descubierto mi co�ito perfectamente
depilado y mis firmes piernas cargadas del erotismo que las medias y el
portaligas me daban, y las empez� a separar, mientras se acomodaba en el asiento
de modo de que sus labios y esa boca que ya me hab�a vuelto loca de una m�gica
forma, se acercaban a la humedad de mi sexo para darme algo con lo que s�lo
hab�a so�ado, y wow...... su lengua se perdi� ahora entre mis labios, y mientras
con sus manos me separaba a�n m�s las piernas, con su boca exploraba todo mi
co�o, y una vez que dio con mi inflamado cl�toris, mi cuerpo entero se
contorsion� ante una llamarada que no pod�a [ni quer�a] apagar, sent�a como mi
cuerpo ped�a m�s, y su boca era exactamente lo que hac�a, me daba m�s y m�s
placer, sent�a como endurec�a su lengua e intentaba entrar en mi inexplorada
entradita, y como �l se deleitaba sorbiendo cada gota de mi abundante humedad,
lamiendo mi sexo cada vez con m�s intensidad, para de pronto sentir un calambre
que me recorri� por completo, oblig�ndome a dar un peque�o alarido, ante lo que
ser�a mi primer orgasmo de esa noche, que como comprend� al levantar la vista,
hab�a sido seguido muy de cerca por el taxista, que ya con el carro detenido,
nos observaba imp�vido mientras se masturbaba desde su asiento. Al verme, s�lo
asinti� a decir: ya llegamos.
Con el cuerpo a�n sudoroso, s�lo asent� a sonre�rle
agradecida a mi furtivo amante, y mientras �l se acomodaba en su asiento, lo
bes�, y prob� de sus labios, el sabor de mi candor. Me arregl� algo la falda, y
bajamos del taxi, y avanzamos temblorosos por el calor que nos invad�a, a la
puerta del motel, Nos registramos, Homero y Marge Simpsons, cuarto 6.
�seis suena a sexo- le coment�, y �l me dijo �t� hueles a
hambre de sexo, y yo saciar� tus apetitos-
Abrimos apresurados el cuarto, poco alcanc� a ver c�mo era,
cuando nuevamente fui aprisionada contra la pared y sent� sus manos quit�ndome
la ropa, rajando las amarras de mi cors� y viendo como ca�a mi falda, me quit�
las botas para verme s�lo vestida con mis medias y fui explorada por unas manos
que parec�an no querer detenerse jam�s, y siendo besada por unos labios que
apenas me dejaban tiempo de respirar, comenc� a sentir c�mo sus dedos apretaban
con fuerza mis pechos, y como bajaba con su boca hacia mis erectos pezones,
mordi�ndolos y d�ndome tanto placer, q sent�a q mi cuerpo se desvanec�a de la
emoci�n, para reincorporarme al darme cuenta como mientras chupaba mis tetas,
sus manos ahora iban hacia mi culo, y separ�ndolo, deslizaba sus dedos por mi
ranurita, trayendo la humedad de mi sexo hacia atr�s y sin mayor aviso,
introduciendo un dedo en mi ano, que para sorpresa m�a, recibi� f�cilmente ese
primer pre�mbulo de la que ser�a mi total primera entrega al finalizar esa
noche.
Era tanta mi excitaci�n que me sorprend� introduciendo mis
propios dedos en mi boca, y al ver esto mi compa�ero, se acerc� a la amplia cama
que nos esperaba, y me llamo con sus manos a�n h�medas, y asent�, me dirig�
hacia �l, desnuda y hambrienta, lo empuj� a la cama y lo mont�, con mis piernas
muy abiertas sobre su sexo erecto a�n cubierto de ropa, le desaboton� la camisa
mientras �l se divert�a con mis pechos, para despu�s ir bajando y quit�ndole el
cintur�n, y mientras tocaba a trav�s del pantal�n ese enorme paquete, desaboton�
su pantal�n y abr� la cremallera, y baj� todo, pantal�n y boxer, mientras �l se
las arreglaba para quitarse los zapatos, pude bajarle todo eso y ver como sal�a
hacia mi cara esa enorme verga, que de inmediato introduje a mi boca como un
ni�o un caramelo, y me deleit� comi�ndome esa rosada y gruesesisima verga, tan
suave y dura, que no cab�a en mi boca, pero no por eso dej� de intentar
trag�rmela toda, mientras le terminaba de bajar la ropa a mi hombre, y �l
separaba sus piernas para recibirme y darme de eso tan grandioso que ten�a entre
sus piernas, y mi cabeza se mov�a r�tmicamente succion�ndolo, y mis labios
aprisionaban y rodeaban todo su grosor, y mi lengua jugueteaba por dentro con su
prepucio, y �l gemia de placer tambi�n, y cuando sent� que se acercaba su propio
climax y pude saborear el sabor de su liquido pre, �l me separo un poco y se
levanto de la cama, y llev�ndome hacia el borde, me acost� y levant� mis piernas
llev�ndolas casi a la altura de mis hombros, y con todo mi co�ito a su
disposici�n, y su polla bien cargada, me penetr�, y pude sentir como mi cuerpo
se adaptaba a eso extra�o pero a la vez tan anhelado, y sent� como romp�a mi
himen y entraba con todo en mi, y no par� de gemir y mover mis caderas a un
ritmo que unido al suyo, se hac�a inmensamente excitante, y sent�a correr
l�grimas de emoci�n por mi cara mientras �l me penetraba una y otra vez, m�s y
m�s adentro, y yo s�lo atinaba a decirle que me diera fuerte, q me partiera el
co�o, que quer�a sentir su verga parti�ndome en dos, que me follara toda, que me
lo diera todo, que quer�a su crema por todo mi cuerpo, que me llenara por
completo, y mi cuerpo se sacud�a de placer experimentando varios orgasmos que me
hac�an poner mis ojos en blanco y contraer m�s a�n el co�o, que me dol�a de
tanto coger, y de pronto me dijo q mejor abriera la boca, que me dar�a la
cremita que tanto le ped� donde tanto me gustaba, y se subi� a la cama y eyacul�
en mi boca, en mi cara, sent� al fin, el sabor que surg�a de ese semen, de esa
verga, de se hombre, que tanto me excitaba, y que se recost� junto a mi en la
cama, mientras yo terminaba de saborear ese saladito y cremoso sabor, y
suspiraba extasiada casi sin aliento, mientras lo o� murmurar: -amor, esto est�
reci�n comenzando.... la noche reci�n empieza-
.... continuar�
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Relato: Mi 1a Vez: Atracci�n Explosiva
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