MI PRIMERA EXPERIENCIA Y CON UN FUTURO TAXISTA
Ten�a dieciocho a�os cuando me inici� a esto de hacer el
amor, a estos del sexo desenfrenado. Dieciocho a�os y por entonces ya ten�a mi
pubis depilado, no me gustaba tener un resquicio de pelo en mi cuerpo, s�lo en
la cabeza y dando gracias, y es m�s porque no estaba bien visto una chica calva.
Yo era una chavala como otra cualquiera, estudiaba, iba a
clase seg�n el d�a, mejor dicho, seg�n la asignatura, ahora con veintis�is a�os
trabajo como camarera de sala y me arrepiento de no haber terminado los
estudios, pero eso es otra historia.
Como he dicho anteriormente, tenia dieciocho a�os y ya hab�a
atravesado por dos relaciones, una con un mexicano donde no hab�amos traspasado
la frontera de cinco besos por d�a, y otros con un compa�ero de clase donde no
mostraba ning�n inter�s sexual conmigo; har� un a�o me dieron la noticia de que
le quedaba poco para terminar su iniciado camino de sacerdote.
As� que, me sent�a algo frustrada, no s� porque, a�n era
joven, ten�a mucha vida por delante pero a�n as� me sent�a poco realizada,
quer�a sentir el verdadero amor, ese, el del bueno, ese que se culmina con una
uni�n placentera.
Pero no, no ten�a suerte.
As� que una noche de un fin de semana, sal� con mis amigas,
como siempre, para no perder la costumbre, todas se hab�an iniciado al sexo
hac�a poco tiempo, as� que me sent�a una mona de feria. Bebimos c�cteles ya
fueran de vodka o de ese que se llamaba Diablo, este era pele�n, se me sub�a
r�pidamente a la cabeza. Pronto se nos unieron los chicos, ya pasados de
alcohol, algunos me sobrepasaban cuatro o cinco a�os, pero todos �ramos m�s o
menos de la misma edad. sol�amos entablar conversaci�n con todos, no ten�amos
ning�n tipo de reparo, todos �ramos amigos de todos, poco importaba el sexo y la
edad de cada uno.
Esa noche beb� m�s de la cuenta, y empec� a entablar m�s que
ning�n otro d�a una conversaci�n con Jes�s, unos de esos chicos mayores del
grupo que estaba estudiando una carrera sin saber porqu�, a sabiendas de que
acabar�a encima del taxi de su padre.
Segu�amos charlando y sin quererlo nuestras manos se
acariciaron, sent� un cosquilleo pero no le di ni el m�s minino inter�s, �l
pareci� sentir, al menos eso era la impresi�n que me causaba al ver que me
segu�a acariciando. No s� como surgi� todo pero sin dudarlo �l se acerc� m�s de
la cuenta, muy cerca de mi, me mir� a los ojos, todo me pareci� rom�ntico sino
llega a ser porque mi cuerpo estaba algo alcoholizado. En ese instante sent� sus
labios calientes y gruesos, me devoraba con cierta tranquilidad, yo respond�a,
simplemente respond�a, me dejaba hacer, hab�a besado otros labios, pero esos
labios me parecieron por un momento lo �nicos labios que hab�a besado en toda mi
vida.
Segu�amos con la tarea de los besos cuando me acaparaba con
fuerza mi cintura, no soy atractiva, ni mucho menos, soy la t�pica chica de
melena casta�a oscura y de ojos marrones, de mediana estatura y de complexi�n
fuerte, pero debo decir que mi figura de guitarra hace que al menos no afee mi
cuerpo. En resumen, una chica corriente, de estas que pasan desapercibidas sino
llega a ser por su car�cter alocado y algo pueril.
Despu�s de agarrarme me susurr� que le acompa�ara, asent�. En
ese momento me di cuenta que los amigos nos observaban, pero no les preste
atenci�n, no s�, me sent�a avergonzada por el espect�culo que acab�bamos de dar.
Alej�ndonos de ellos y de la m�sica del bar nos encontramos en el ba�o de las
chicas, era el �nico que estaba libre. Por entonces yo ya sabia a lo que iba, a
frotar nuestros cuerpos y a lo que surgiera, a estar solos �l y yo sin mirones
de ning�n tipo. Cerr� la puerta con cerrojo y me atrap� entre su cuerpo y la
pared, nos besamos como dos enloquecidos.
Sus manos sin dudarlo manosearon todo mi cuerpo, mis pechos y
la entrepierna por encima de la ropa, en cambio, yo me dediqu� a agarrar su pelo
con fuerza, me encant� hacer eso, amararle con todas mis ganas, tirando de su
pelo sin pena alguna.
La cosa se fue calentando, cuando se aburri� de manosear mi
cuerpo a toda prisa quiso degustarme con tranquilidad, me desabroch� la blusa y
manose� con delicadeza por encima de sujetador, cuando se hart� me lo subi�
dejando mis tetas al descubierto pero aprisionadas aun por la prenda. Se
aprovech� de lo lindo, tengo unos pechos grandes que �l estrujaba sin compasi�n,
me hac�a algo de da�o, pero ese da�o me enloquec�a aun m�s. Me chupaba los
pezones sin pudor alguno, como si quisiera sacar mis entra�as por ellas. Harto
de succionar, me quiso quitar los pantalones y las bragas, pero me adelant� a
sus acontecimientos y �l aprovech� para bajarse los suyos y el boxer. Tenia
frente a mi un hombre empitonado, un futuro taxista que se hartar�a de follar
con fulanas de farolas, con fulanas que por poco dinero se la chupar�an hasta
sacar su semen. Pero eso ser�a en el futuro, ahora ser�a yo quien le
succionar�a. Me agach� y le agarr� su polla, era mi primera polla, as� sin m�s,
la primera que ten�a delante de mis ojos, as� que eso me enloqueci� aun m�s,
abr� mi boca y empec� a mamar, �l exclam� mientras me agarraba el pelo, ve�a
como se le chupaba y eso le pon�a como loco.
-As�, maldita, sigue.
Me pareci� en ese momento que �l pensaba que yo ya me hab�a
tragado otras pollas.
-Sigue condenada.
Segu�a, segu�a mamando, era mi primera vez, me estaba
desvirgando la boca y el no lo sab�a.
-Chupa cabrita, ch�pala bien.
Tengo que aclarar que su polla, ahora con m�s experiencia,
era como otra cualquiera. Cab�a bien en mi boca, y cuando mamaba con lentitud me
llegaba hasta la garganta, gesto que �l agradec�a.
-Que bien la chupas, hija de puta.
Aburrida de tanto tragar me levant� y le bes� en los labios,
quer�a que probara su propio liquido, el preseminal. Poco le import�, ya que me
besaba con voracidad.
Dej� mis labios y se dedic� a mis otros labios, me sobresalt�
al principio a sentir su lengua en mi co�o buscando mi cl�toris, ya que estaba
escondido por mis labios salientes. Aquel sobresalto fue debido a la nerviosidad
que se apoderaba de mi cuerpo, iba sentir, y eso me encantaba. Empez� a lamer
con pasividad, recorriendo todo mi co�o, su lengua jugueteaba con el bot�n pero
de vez en cuando se escapaba dentro de mi vagina, cuando hacia eso �Dios!
gritaba, y pude o�r en ese instante como alguien llamaba a la puerta. Poco me
import�, quer�a que siguiera lamiendo, me estaba gustando, enloquec�a de lo
lindo. Chupaba mi cl�toris, lo succionaba y mord�a mis labios con suavidad. No
s� cuando tiempo estuvo as�, pero al final llegu� y note como mis flujos sal�an
de mi y sal�an a parar a su boca. Contempl� como devoraba mi co�o en busca de mi
flujo, eso me pon�a a cien, mi cuerpo ped�a m�s.
-�Alguien te ha dicho que tienes una corrida muy dulce?
Empec� a re�rme �Que otra cosa pod�a hacer?
Se incorpor� y sac� un cond�n del bolsillo del pantal�n,
cuando ya se lo puso levant� una de mis piernas y acerc� su polla a la entrada
de mi co�o, aqu� ya tuve que hablar.
-Cuidado.
�l me mir� con una sonrisa en los labios.
-Te lo estoy diciendo en serio, cuidado.
�l parec�a no entender, la calentura le aprisionaba el
celebro.
Acerc� aun m�s su polla y de dos golpes me la introdujo del
todo, grit� como una loca, pegu� gritos que la persona que estaba llamando a la
puerta con anterioridad dej� de golpear. Me dol�a horrores, no me esperaba eso,
siempre hab�a cre�do que ese acontecimiento iba a ser doloroso, pero ni tanto.
Cuando grit� �l se qued� quieto, aturdido por mis gritos.
-�Qu� diablos pasa?
-�Hijo puta! �Soy virgen!
Al principio no pareci� reaccionar, estaba embobado ante lo
que acababa de decir.
-�Virgen?
-�S����!,.... �grit�.
Tenia su polla en mi co�o y se dedicaba a preguntarme, me
dol�a ese trozo de carne dentro.
-�S�cala cabr�n!
-Lo peor ya ha pasado.
Y empez� a moverse, a meterla.
Gritaba en cada embestida, �l no dejaba de meterla, la
sacaba, la volv�a a meter, sent�a que su polla me perforaba hasta la
barriga,.... pero esa sensaci�n desapareci�, parec�a que mi co�o se estaba
acostumbrado a aquella carne.
No sent� nada de placer, era mi primera vez y con un cond�n,
�l se corri� despu�s de cinco minutos d�ndome y yo me sent� m�s frustrada que
antes, cuando a�n era virgen.
Cuando se corri� tir� el cond�n al suelo y las chicas segu�an
aporreando la puerta enloquecidas, enfadadas ante tanta tardanza; �l se subi�
los pantalones y yo me vest�, con una mala sensaci�n de boca.
Abrimos la puerta y las chicas empezaron a chillar, no eran
tontas, ya sab�an lo que hab�a pasado en aquel aseo, no sent� en ese instante
nada de verg�enza, nada de humillaci�n, tan s�lo me sent�a decepcionada.
Volvimos al grupo de amigos, las chicas se aproximaron a mi a
preguntarme, pero yo no contest� a ninguna de sus preguntas. Despu�s mir� a
Jes�s, estaba alegre, radiante y me pareci� que contaba la batallita a los
chicos, no me ofendi�, en absoluto, que dijera lo que quisiera.
Han pasado ocho a�os despu�s de mi primera vez, follo como
loca con mi marido y har� un par de meses que me encontr� a Jes�s encima de un
taxi. Estaba parado en un paso de peatones con un pasajero, le mir�, �l me mir�
pero no nos dijimos nada. Desde que paso aquello del ba�o no nos habl�bamos y
mucho menos iba a saludarle despu�s de tanto tiempo.
Cuando termin� de atravesar el paso de peatones, el sem�foro
se puso en verde y se march�, no pude evitar el darme la vuelta y observar como
se alejaba, a�n as� fue el hombre con quien perd� la virginidad, con el que
foll� por primera vez.