Relato: Viejo verde: escolaridad y educaci�n





Relato: Viejo verde: escolaridad y educaci�n

Era martes por la ma�ana, temprano, sobre las 10 y media m�s
o menos, y estaba a�n tumbado entre las s�banas revueltas, ap�tico y atontado
por el sue�o y la resaca consecuencia de la borrachera de la noche anterior. El
ruido del ventilador se mezclaba con el ronroneo del video en plena lectura de
una cinta. Me acariciaba distra�damente la verga, pel�ndomela despacio, mirando
como en la pantalla de la televisi�n situada frente a mi cama Silvia Saint,
postrada en el suelo a cuatro patas, estaba siendo profundamente sodomizada por
una polla negra, gruesa y bien tiesa mientras ella, pr�cticamente sin inmutarse,
jugueteaba con otra verga de gran tama�o, pajote�ndola con las dos manos,
d�ndole lametones y chupaditas. Me perd�a en mis fantas�as e imaginaba que ten�a
a esa linda mu�equita sentada sobre la panza, cabalgando sobre m�, empalada en
mi imponente tranca y gimiendo como una perra en celo por el placer que le
proporcionaba mi follada... cuando son� el "ding-dong" de la puerta.


Sorprendido, vest� precipitadamente mi voluminoso cuerpo
desnudo solo con el mugriento albornoz que andaba tirado por el suelo y acud�
presuroso a atender la llamada. Al abrir y ver a Paloma ah� plantada, a esa hora
temprana y con esa cara de preocupaci�n, me asust�. Bueno, no es que me
asustara, para ser exactos deber�a decir que me entr� un acojono que casi me
cago encima. De manera instintiva mi mirada busc� detr�s de ella temiendo
encontrarse no s� muy bien con qu� o con qui�n. En realidad, supongo que tem�a
ver un par de personas uniformadas, una de las cuales iba a sacar de la parte
trasera del cintur�n un par de fr�as esposas y me las iba a colocar para
posteriormente empujarme sin miramientos por las escaleras y llevarme detenido.


Y es que no tengo la conciencia tranquila del todo
�ltimamente. Hace unos d�as volv� a hacer algo que, bueno, la verdad, despu�s,
sobrio y en fr�o, me digo que nunca deb� hacer. Otra de esas "travesuras" que el
abuso del alcohol y, sobre todo, mi temperamento caliente y mi viciosa obsesi�n
por el sexo, me empujan a cometer en ocasiones. Resumiendo les dir� que ocurri�
cuando de nuevo Paloma me trajo a casa una de sus amiguitas, esta vez una tal
Merche, con la que mantuve relaciones sexuales. Como algunos de ustedes saben,
no era la primera vez. Ya les confes� en un relato anterior que Paloma, mi
sobrina de 18 a�os, me ha tra�do a casa a algunas de sus amigas de m�s o menos
su misma edad. Para follar. A cambio de dinero.


En general todas esas experiencias fueron enormemente
satisfactorias, sobre todo para m� aunque tambi�n para las chicas, las cuales
disfrutan como gorrinas con mi excepcional verga. Pero con Merche las cosas se
complicaron un poco. Para empezar, ignoro la edad de la chica pero, la verdad,
he de admitir que parec�a muy joven. Desde luego aparentaba ser bastante m�s
joven que Paloma, pero prefer� hacer como que no me daba cuenta y entregarme al
perverso deseo por esa carne tierna. Tambi�n hay que decir que la tal Merche se
comport� como una aut�ntica putilla viciosa e insisti� en consumar el acto, en
ser follada por mi enorme polla, ya que, seg�n dijo, nunca hab�a visto ninguna
igual y deseaba saber lo que era ser penetrada por un pene de esas dimensiones.
El problema se present� cuando como consecuencia de la bestial follada que le
met�, terriblemente excitado y cegado por la lujuria, la chica sufri� una fuerte
hemorragia vaginal y tuvo que ser atendida en urgencias, donde acudieron sus
padres, se solicit� la presencia de la polic�a y, seg�n me cont� Paloma,
hubieron muchas preguntas y escenas de nervios.


Pero nadie acompa�aba a Paloma. Aparentemente, al menos de
momento, todo iba bien.


- Co�o, Paloma, �qu� pasa? �Pregunt� a�n receloso.


- Joder, t�o Manolo, �vaya mierda! �contest� nerviosa- Tengo
que hablar contigo, necesito que me ayudes.


Le rogu� que se calmara e invit� a entrar. Nos dirigimos a la
cocina, donde comenc� a preparar caf� y le ped� que me contara lo que ocurr�a.
Me explic� que d�as atr�s falt� a clase (por motivos que prefiri� no detallar) y
que su profesora tutora, una jovenzuela principiante y que, seg�n Paloma, le
"tiene man�a", hab�a convocado a sus padres para una entrevista, el viernes de
esa misma semana, con el fin de aclarar esa y otras faltas injustificadas a
clase, y hablarles de algunos aspectos del comportamiento escolar de mi sobrina
que ella, seg�n me dijo, prefer�a que sus progenitores no supieran nunca. Por
suerte, hab�a podido "interceptar" el correo a tiempo en el buz�n de su casa y
ven�a a pedirme que, haci�ndome pasar por su padre, fuera yo el que acudiera a
la entrevista.


-Joder Paloma �contest� riendo de buena gana- pero, �t� te
crees que tengo yo pinta de ser el padre de nadie? No, la verdad, no creo que
funcione, me temo que no te voy a poder ayudar.


Pero ella insisti�. El asunto era muy grave y serio para mi
sobrina. Dijo que la tutora la hab�a amenazado de expulsi�n y la entrevista con
sus padres era una �ltima esperanza para calmar la situaci�n.


Y la muy zorra sabe que puede obtener de m� lo que quiera.


Comenz� con sus puter�as mientras segu�a rog�ndome que
aceptara participar en la farsa. Meti�ndome la mano bajo el albornoz comenz� a
sobarme la polla, a masturbarme mene�ndome el nabo con su dulce manita, al
tiempo que me frotaba las tetas contra el pecho y me ped�a, poniendo vocecita de
puta mimosa, que por favor, por favor...


-Por favor ti�to m�o, anda, s� bueno, ayuda a tu sobrinita y
ver�s que agradecida que te va a estar despu�s...


Una vez m�s me ceg� el deseo y entre jadeos, mientras le
palpaba las tetas y pellizcaba los pezoncitos tras haber pasado la mano bajo su
ropa, gozando de la rica paja que me estaba haciendo, le promet� mi ayuda para
sacarla de ese embrollo, aunque a condici�n de que terminara lo que hab�a
empezado y que me prometiera que vendr�a de nuevo a visitarme una tarde
acompa�ada de su amiga Rita, a la que tanto deseo volver a follar.


Se mostr� aliviada y aunque protest� un poco alegando tener
que volver a clase, acept� mis condiciones y continu� pel�ndome la tranca cada
vez m�s fuerte, haci�ndola r�pidamente engordar y crecer hasta empinarse.
Agarrada a mi verga le hice acompa�arme hasta la habitaci�n donde en la peque�a
televisi�n Silvia sosten�a en sus manos sendas pollas y las pajeaba y mamaba con
ansia para recibir en su rostro angelical las abundantes eyaculaciones que estas
le lanzaban.


-Joer t�o, eres incre�ble, �exclam� Paloma riendo al ver las
im�genes- �de buena ma�ana y ya estabas viendo pel�culas porno? �Que cerdito que
es mi ti�to!


Tras despojarme del albornoz me tumb� en la cama panza arriba
y abandon� a los mimos de la guarrilla de mi sobrina, la cual, recostada sobre
m�, con su pecho apoyado sobre mi barrigota, intensific� sus caricias
agarr�ndome la tranca con las dos manos y pel�ndomela fuerte, sob�ndome los
huevos y d�ndome esos fuertes apretones con los deditos en el glande que tanto
gusto sabe que me dan. No tard� en correrme gru�endo como un puerco, al tiempo
que ve�a como en la pantalla los chorros de semen resbalaban por la cara de
Silvia y como los m�os sal�an a borbotones de mi pene y ca�an sobre las �giles y
dulces manitas de Paloma, resbalaban por el tronco gordo y venoso de mi verga
hasta mi peluda barriga y ca�an finalmente sobre las ya bastante manchadas
s�banas.


Dej�ndome tirado sobre el colch�n, jadeante y gozoso y con la
verga reposando sobre mi barriga, ambas pringosas de mi esperma, mi sobrina se
levant� para ir a lavarse las manos al ba�o. Tras esto, recogi� su bolsito y la
carpeta repleta de libros y papeles que hab�a tra�do y se despidi� repitiendo
que ten�a que volver enseguida al instituto, el cual se encuentra a solo unos
diez minutos a pie de mi casa.


-Hasta el viernes t�o, ya te llamo luego para quedar, ahora
me tengo que ir corriendo a clase antes de que me pongan falta otra vez. Ah, y a
ver si cambias las s�banas, -a�adi� riendo- �que apestan a establo!


�


La cita era el viernes a las siete de la tarde, hora a la
cual la profesora terminaba con sus clases. Paloma vino a buscarme, como
hab�amos quedado, sobre las siete menos cuarto al bar de Enrique, situado justo
debajo de mi casa y donde hab�a estado toda la tarde jugando al domin� y tomando
copas de co�ac con mis amigos Paco y Anselmo. Ni que decir tiene que al entrar
al bar mi sobrina fue objeto de obscenas miradas y todo tipo de piropos (la
mayor�a de ellos, m�s que piropos, eran babosas groser�as) por parte de la
clientela del local, exclusivamente masculina. He de admitir que yo mismo,
estando ya considerablemente borracho y salido, al ver a mi linda sobrinita
aparecer me sent� pose�do por unas viciosas ganas de sobar, lamer y poseer ese
delicioso cuerpo de joven hembra.


Nos marchamos y durante el trayecto fuimos hablando de la
manera en que deb�amos afrontar la entrevista. Paloma me explic� que su
profesora, a pesar de su juventud, es una especie de amargada intransigente y
que no cesa de insistir a sus alumnos sobre las virtudes de la disciplina, la
abnegaci�n, el sacrificio y el trabajo duro. Decidimos que yo simular�a comulgar
con esos mismos valores y prometer�a a la maestra castigar y corregir a Paloma
para hacerla volver al camino recto.


Llegamos puntuales al centro escolar y subimos las escaleras
hasta la tercera planta, lugar donde se encuentra el aula en que nos esperaba la
profesora. Dada mi obesidad, los dos paquetes diarios de Ducados que me fumo y
la falta de ejercicio f�sico, agravado por la medio borrachera que llevaba
encima, llegu� agotado, jadeante y sudoroso. Algunos alumnos abandonaban el aula
en esos momentos y saludaron a Paloma al pasar. Tambi�n me dedicaron intrigadas
y burlonas miradas, las cuales ignor� al estar acostumbrado a despertar ese tipo
de curiosidad malsana, excepto las que proced�an de las chicas, a las cuales
respond� con una l�brica mirada y una viciosa sonrisa que transmit�an, sin
ning�n tipo de dudas, el morboso deseo que tan tiernos cuerpos despiertan en
este viejo salido.


Entramos al aula y fuimos al encuentro de la profesora.
Paloma, un poco tensa, me present� a ella como su padre y esta a su vez se
present� a m�, diciendo llamarse Pilar (por razones obvias, omitir� el
apellido). Por supuesto, como no pod�a ser de otra manera, sus palabras fueron
acompa�adas de una mirada cargada de asco y desconfianza, y retir� r�pidamente
la mano que me hab�a tendido y que yo apretujaba entre la m�a. Supongo que
adem�s, mi a�n jadeante respiraci�n y las gotas de sudor que me resbalaban por
toda la cara cayendo desde la calva contribuyeron a acentuar mi ya de por s�
repelente aspecto f�sico. Trat�ndome de "Se�or Guti�rrez" (cosa que casi me hace
soltar una carcajada), nos invit� a pasar al despacho adyacente, cuya puerta
cerr� para que pudi�ramos charlar en privado y sin interrupciones.


Pilar, como ya me adelant� Paloma, es una profesora muy
joven, que apenas aparenta ser unos a�os mayor que sus alumnos. Pero a pesar de
ser m�s bien fea y flacucha, de la estricta manera de vestir, del recatado
peinado y de lo severo de su mirada y manera de hablar, la chica me gust�.
Bueno, ya me entienden, cuando digo que me gust� quiero decir que sent� el deseo
de lamer todo su cuerpo desnudo de arriba abajo, de pasar e introducir la lengua
por cada uno de sus orificios y de frotar contra su blanca y tersa piel mi
admirablemente grande y potente miembro viril antes de clav�rselo profundamente
en el co�o y follarla con rabia. Pero es m�s apropiado y queda m�s fino y
elegante expresarlo con... "me gust�", �no creen?


Tras agradecerme el haber acudido a la cita y lamentar la
ausencia de "mi esposa", que yo justifiqu� alegando un imprevisto de �ltima
hora, la maestra comenz� por explicarme la motivaci�n de su convocatoria. Seg�n
ella, "mi hija" hab�a faltado a clase con regularidad durante el �ltimo
trimestre y sin justificar de manera convincente ninguna de esas ausencias.
Tambi�n me inform� que Paloma ten�a un comportamiento rebelde y una actitud
negativa y perturbadora en clase. Adem�s afirm� que la moralidad de Paloma deja
mucho que desear...


-Su manera de vestir es con frecuencia indecente y en
ocasiones incluso escandalosa �me contaba- y ha sido sorprendida en dos
ocasiones saliendo del vestuario de los chicos cuando en su interior se
encontraban los componentes del equipo de baloncesto. No le voy a ocultar que se
rumorea que Paloma ha mantenido relaciones sexuales con ellos. Con todos ellos.
Con todos ellos al mismo tiempo.


�Ay Paloma, mira que eres puta! �pens� riendo por dentro y
dirigiendo una mirada de reojo a mi sobrina- Ya sab�a que eres una furcia
indecente, (de lo cual yo, desde luego, no me voy a quejar) pero no pod�a
imaginar que lo fueras tanto.


-Y eso no es todo. En otra ocasi�n �continu� Pilar- una de
mis colegas, intrigada por lo que calific� de "jadeos extra�os", la sorprendi�
en los aseos, encerrada dentro de una de las cabinas con otra alumna y d�nde un
fuerte olor a hach�s delataba su reciente consumo por parte de las chicas.


-Apenas puedo creer lo que me cuenta usted, Pilar �contest�
fingiendo indignaci�n- Tiene raz�n en lo referente a la vestimenta, ya le digo
muchas veces a mi mujer que vigile como viste la ni�a, ya que yo, por mis
obligaciones laborales, no puedo ocuparme de hacerlo. �Pero lo que me cuenta del
vestuario y el equipo de baloncesto!


Volvi�ndome hacia Paloma, simulando estar cada vez m�s
enfadado, empu�� a mi sobrina del pelo y la atraje contra m�, al tiempo que le
recriminaba con voz severa...


-�Te das cuenta de la verg�enza que me est�s haciendo pasar
por culpa de tu comportamiento? �No te he dicho y repetido mil veces que no me
gusta que vayas vestida como una puta, como cuando andas dejando ver que llevas
puesto uno de esos min�sculos tangas de furcia?


-S� pap�, perd�n, por favor, pap� �respond�a sumisa Paloma-
�Ay, me haces da�o! Por favor, no me castigues, te prometo que a partir de ahora
tendr� m�s cuidado a la hora de vestir.


Pilar observaba atenta y parec�a aprobar mi reacci�n
autoritaria, asintiendo y relajando los m�sculos del rostro, dejando incluso
nacer en �l una t�mida sonrisa.


-�Y qu� es esa historia del vestuario? �Continu� interrogando
mientras empujaba a Paloma tirando de su pelo hasta quedar arrodillada en el
suelo, a mi lado- �Eres tan puta que has dejado que todos los t�os del equipo de
baloncesto te follen como a una arrastrada perra ninf�mana? �C�mo es posible que
tenga que o�r estas cosas de ti? No lo puedo creer, �despu�s del irreprochable
ejemplo que siempre tuviste en m�! Y en tu madre tambi�n, claro.


La profesora, cada vez m�s sorprendida por mi actitud,
mostraba su aprobaci�n y, con una voz m�s firme y la respiraci�n un tanto
agitada, me animaba:


-Me sorprende y alegra comprobar, se�or Guti�rrez, que se da
perfecta cuenta de la gravedad de la situaci�n, y que es usted uno de esos pocos
padres que a�n saben valorar la disciplina e imponerla con firmeza a estos
est�pidos y malcriados adolescentes. Por mi no se preocupe, contin�e, por favor.


Ese "contin�e" me dej� un poco desconcertado. No entend�a muy
bien que era lo que deb�a continuar ni de que manera. Segu�a manteniendo el pelo
de Paloma en un pu�ado y hab�a apoyado su cabecita sobre mi muslo izquierdo. La
muy furcia, divirti�ndose sin duda con la comedia, hab�a pasado disimuladamente
una mano por debajo de mi pierna y me daba apretones en los huevos y sobaba la
base de la polla, entre las piernas, excit�ndome y haciendo que mi verga
comenzara a latir y engordar, marc�ndose, dado su volumen, de manera visible
contra la tela del pantal�n.


Intentando disimular el bulto coloqu� a mi sobrina sobre mis
muslos y prosegu�:


-Mereces un castigo y voy a empezar ahora mismo a
administr�rtelo. Puesto que eres alocada e inmadura me obligas a tratarte como a
una ni�a peque�a. �B�jate el pantal�n que te d� unos azotes!


-Pe... pero, �se�or Guti�rrez! �Exclam� sorprendida Pilar-
�Usted cree que...? Aqu� y... ahora... quiz�s no... deber�a...


Paloma, ignor�ndola, desabroch� y baj� su pantal�n hasta las
rodillas mientras segu�a apoyada sobre mis gordos muslos. Sus tetas quedaban
ahora apoyadas contra m� ya m�s que morcillona polla, y tanto el sentir el calor
y la presi�n de las magn�ficas tetas de Paloma contra mi verga como el extra�o e
inesperado giro que estaban tomando los acontecimientos me estaban excitando muy
seriamente. El lindo culito de Paloma, realzado por el casi inexistente tanguita
rojo que vest�a, qued� empinado y expuesto, provocando que acabara de perder el
control y me dejara invadir y dominar por ese vicioso deseo que con tanta
frecuencia y facilidad suele apoderarse de m�. A pesar de ello, prosegu� con la
farsa.


-Lo que yo dec�a, eres una maldita guarra indecente, �mira
que venir a esta entrevista tambi�n vestida con puter�as como esta! �Exclam�
tirando del hilo rojo que se met�a entre las divinas nalgas de mi sobrina,
apretando al mismo tiempo la punta de uno de mis dedos contra el agujero rosado
de su culito.


Entonces comenc� a dar azotes sobre ese lindo trasero. Con la
palma de la mano bien abierta y pasando de una nalga a la otra, dej�ndolas bien
rojas y con la marca de mi mano rechoncha y dura en cada azote.


Pilar comenzaba a agitarse en su silla. Adelantaba el cuerpo,
quedando casi tumbada sobre la mesa, para poder admirar mejor el espect�culo,
con indudable inter�s y excitaci�n. Una reacci�n que, para ser sincero, no me
esperaba y que me sorprendi�.


-As�, se�or Guti�rrez, muy bien, castigue a esta ni�ata
maleducada e indisciplinada como se merece... -dijo jadeante, casi babeando de
vicio y acerc�ndose m�s.


Paloma gem�a y simulaba quejarse. A cada palmada que le daba
en el culo ella me met�a un restreg�n con las tetas sobre la polla que del gusto
que me daban hab�an acabado por pon�rmela ya completamente tiesa. Ni corta ni
perezosa, tambi�n excitada, la ni�a me solt� el cintur�n y los botones del
pantal�n y lo abri�, liberando as� mi tranca erecta al no llevar yo, como de
costumbre, ropa interior. Mientras segu�a encajando mis azotes se frotaba contra
mi rabo, me lo agarraba con una mano y lo pajeaba y apretujaba, comenzando a
matarme de gusto. Pilar no pod�a ver todos esos detalles desde su posici�n.
Adem�s ten�a la mirada clavada en el culito de Paloma y miraba como hipnotizada
como era azotado. Percat�ndome del deseo que los azotes despertaban en la
maestra, le propuse:


-Vamos, Pilar, venga aqu� y azote usted tambi�n a esta
indecente putilla.


-Pues... no s�, -respondi� dudosa pero indudablemente
tentada- estooo... no, se�or Guti�rrez, no... puedo... si se supiera luego...
podr�a perder mi puesto... no tengo derecho... es verdad que la peque�a lo
merece... y... �usted cree?


-�Por supuesto que tiene derecho! �La anim�, mientras dejaba
la mano colocada sobre el culo de Paloma y le hac�a con dos dedos un disimulado
pero intenso masaje sobre los hinchados labios del co�o. Ella mientras segu�a
casc�ndome la polla, que ten�a ya dura y enorme y quedaba escondida bajo su
cuerpo.


-Despu�s de tener que soportar tanta indisciplina y falta de
respeto por parte de ella, as� como de la mayor�a de sus otros alumnos, tiene
todo el derecho del mundo a hacer justicia y castigar tales actitudes. Y no
tiene porqu� preocuparse, tiene mi palabra de honor de que nada saldr� de este
despacho y nadie sabr� nunca lo que aqu� est� sucediendo esta tarde. Venga, no
dude m�s y contribuya a corregir a esta peque�a puta inmoral.


Cediendo a la tentaci�n, se levant� de la silla y rode� el
escritorio hasta llegar junto a nosotros y quedar situada frente al empinado
culito de mi sobrina, donde qued� plantada y como no sabiendo muy bien que
hacer.


-Venga Pilar, �qu� est� esperando? -La apremi�- Dele ya a su
alumna el merecido castigo.


Sin m�s demora, apretando los dientes y jadeando, comenz� a
dar rabiosos azotes sobre las nalgas de Paloma, la cual gem�a ya sonoramente a
cada golpe. Tales gemidos podr�an ser f�cilmente interpretados como quejas de
dolor, pero yo sab�a muy bien, dada la intensidad de la paja que me estaba
haciendo y el calor de su acelerado aliento sobre mi glande, que la peque�a
ramera estaba gozando como una cerda con ese trato y gem�a de puro placer.


Pilar, abandon�ndose por completo, se concentraba en el
castigo y en el trasero de la chica, administr�ndole los azotes cada vez m�s
fuerte, hasta comenzar a golpearlo con la que juzgu� excesiva violencia. Cuando
ya la iba a detener, Paloma, molesta por estos �ltimos azotes, se lade� y
levant� sosteniendo en sus manos el gordo salchich�n que representaba mi tranca
erecta e hinchada. Ante la s�bita aparici�n del monolito de carne en las manos
de mi sobrina, Pilar qued� como petrificada...


-Pe... Pero... �Hostias!... digo... Santo Dios, se�or
Guti�rrez, �pero qu� hace usted con la po... esto... con el pene fuera? Joder,
tiene usted un rabo enorme... �menudo monstruo! �Exclam� clavando su desorbitada
mirada en mi polla y retrocediendo instintivamente un paso atr�s.


-�Es que esta puta no tiene l�mites! -Respond� como queriendo
justificar lo injustificable- Mire Pilar, mire. Mire como me ha puesto la verga
de tiesa la muy guarra con sus puter�as. A m�, �a su propio padre!


Sin dejarle tiempo para reaccionar y olvidando ya toda
hipocres�a, completamente salido y cegado por el deseo, empuj� a Paloma hacia
atr�s y la obligu� a tumbarse sobre la mesa, haciendo caer al suelo algunos
papeles y bol�grafos. Con furia, agarr�ndola de los tobillos, le levant� y abr�
las piernas, le lade� la escasa tela que cubr�a su sexo y me lanc� de cabeza a
mam�rselo. Ignorando la cercana presencia de Pilar y gru�endo de vicio, hund�
mis porcinos mofletes entre los divinos muslos de mi sobrina. Comenc� a meterle
largos y h�medos leng�etazos en el co�o y por toda la raja del culo. Sintiendo
su delicioso aroma a hembra excitada y sus pies apoyados sobre mis peludos
hombros, le mamaba goloso el cl�toris y le hund�a la lengua en el hoyo,
empuj�ndola dentro y agit�ndola lo m�s fuerte que pod�a. Paloma gem�a sin
retenci�n y estaba al borde del orgasmo, completamente empapada, tanto que sus
jugos inundaban mi boca y me ca�an a gotas, mezclados con mis babas, resbalando
por la barbilla y formando un charco sobre la mesa.


Pilar segu�a inm�vil y con una extra�a expresi�n en la cara,
mezcla de incredulidad y excitaci�n. Yo ten�a el pantal�n completamente bajado,
arremolinado en mis tobillos, dejando desnudos y a la vista mi gordo y peludo
trasero y mis tambi�n vellosas y poco atractivas piernas. Intu�a que la severa
profesora estaba completamente excitada y quise involucrarla en la org�a sin
dejarle opci�n. Alargu� una mano y sin miramientos la atraje contra m� de un
tir�n, la obligu� a agacharse a mi lado y le orden�:


-Venga profe, disfruta de esta tranca, vamos nena, c�scame
duro la polla mientras le como el co�o a esta furcia.


Ante su reacci�n dubitativa, prefer� mantenerla agarrada del
brazo y la empuj� contra mi nabo. La mantuve firmemente contra �l y comenc� a
agitarme y frotarlo contra ella. Not� como enseguida sus manos se apoderaban de
�l y comenzaban a pajearlo con fuerza. Continu� lamiendo y follando el co�o de
Paloma, con la lengua y meti�ndole profundamente dos dedos, chup�ndole y
babe�ndole el ano, hasta que sent� su cuerpo sacudirse de espasmos de placer,
como gem�a y se abandonaba hasta tal punto que incluso dejo escapar un sonoro
pedo, profer�a obscenas palabras y grititos de furcia viciosa. Mi adorada
sobrinita gimoteaba y se retorc�a de gusto tirada sobre la mesa, saboreando ese
delicioso orgasmo que yo intentaba prolongar al m�ximo d�ndole a�n largos
leng�etazos por entre los empapados labios de su co�o.


Me incorpor� y deleit� por unos segundos con la magn�fica
visi�n de Pilar, la estricta y severa maestra, arrodillada en el suelo a mi
lado, pel�ndome la tranca y frot�ndosela contra la cara y el pecho gimoteando
como una furcia perversa. Le agarr� el mo�o de un pu�ado y la obligu� a
levantarse. La tom� prisionera entre mis brazos y arrincon� contra la mesa,
mientras pegaba mis labios a los suyos, le intentaba meter la lengua en la boca,
le daba lametones por la cara y el cuello, y comenzaba a tirar de su falda hacia
abajo con la firme intenci�n de quit�rsela.


-Quite, se�or Gut... cerdo, nooo, d�jeme, �que asco, por
favor! Pero, �qu� hace? Nooo... �Protest� debati�ndose, aunque, la verdad, sin
gran convicci�n ni oponer demasiada resistencia.


Con la ayuda de Paloma consegu� sacarle la falda. Qued� con
unas rid�culas medias que le llegaban hasta media pierna y las bragas, de
algod�n y de color azul clarito, muy poco excitantes. Empuj�ndola sin violencia
pero con firmeza hacia atr�s, coloqu� mi voluminosos cuerpo entre sus piernas y
le ped� a Paloma que le quitara las medias y esas rid�culas bragas a su maestra.
Una vez desnuda de cintura para abajo la tumb� por completo y le separ� bien las
piernas con ambas manos.


Ahora era Pilar la que se encontraba tumbada sobre la mesa
del despacho y completamente despatarrada. Mi boca busc� la tierna y jugosa
fruta de su joven co�ito y aplic� el mismo tratamiento que minutos antes hab�a
administrado a Paloma. Not� que sus gemidos se intensificaban cuando mi babosa
lengua le lam�a el moreno ojete del culo. A pesar de presentar en ese momento un
estado m�s que dudoso de higiene, concentr� mis mimos en dicho agujero y le
ofrec� la que sin duda fue la mejor (quiz�s la �nica) comida de culo que jam�s
le hicieron en su vida. Lamiendo el estrecho agujero y moj�ndolo bien con mis
babas calientes hasta hacerlo dilatar unos mil�metros, aprovechando entonces
para introducir en �l la punta de la lengua y proporcionarle h�medas caricias
por todo el per�metro del virginal orificio. Ya, sin ninguna retenci�n, Pilar
gem�a como una furcia gozosa y se retorc�a de gusto tumbada sobre esa mesa.


Yo no pod�a m�s. Mientras lam�a los bajos a la maestra,
Paloma se hab�a sentado junto a m� y me sobaba los huevos, con esa maestr�a que
(a pesar de su juventud) la caracteriza, agarr�ndolos en un pu�ado con una de
sus tiernas manitas y d�ndome apretones y tirones de ellos, con la intensidad
justa para matarme de gusto pero sin llegar a hacerme da�o. Mientras tanto, con
la otra mano me pelaba la verga y me la manten�a bien tiesa y dispuesta para
poder follar a la profesora, totalmente entregada, ah� tirada y abierta de
piernas delante de nosotros, sobre la mesa de su propio despacho.


Me di cuenta de que esa ser�a la guinda de la reuni�n y,
quiz�s, el objetivo que siempre tuvo en la cabeza Paloma al proponerme hacerme
pasar por su padre. Follar a su joven maestra supondr�a la garant�a absoluta de
su silencio en el futuro, ante las terribles e inevitables consecuencias que
para ella tendr�a el que se supiera lo que esa tarde hab�a pasado en ese
despacho: que se hab�a dejado follar, gozando como una ramera inmoral, por el
padre de una de sus alumnas. Adem�s, una alumna a la que todo el mundo reprocha
su indecencia y bajo nivel de moralidad.


Agarr� fuerte de los muslos a Pilar y la arrastr� de un tir�n
hasta dejarla colocada justo al borde de la mesa. Con las manos le manten�a las
piernas levantadas y abiertas. Le coloqu� el gordo rollo de carne caliente de mi
polla sobre los babosos labios del co�o y comenc� a frot�rselo, imprimiendo un
movimiento de vaiv�n que comenzaron a arrancarle intensos gemidos. Mientras
tanto Paloma, que se hab�a colocado a nuestro lado, le desabroch� la recatada
blusita que vest�a, abotonada hasta ese momento hasta el cuello, y se la abri�,
dejando al descubierto sus peque�os senos, en los cuales apuntaban tiesos los
erectos pezones oscuros.


Separ�ndole con los dedos los labios del jugoso co�o insinu�
mi polla en �l y comenc� a empujar despacio, intentando introducirle el hinchado
glande, tan gordo en ese momento como una bola de billar. Su primera reacci�n
fue de protesta y me suplic� que no la penetrara pero, francamente, llegados a
ese punto era evidente para todos que no me iba a detener y que ella, a pesar de
todo, deseaba ser pose�da y gozar de una buena polla.


Paloma se coloc� detr�s de su maestra, al otro lado de la
mesa y quedando frente a m�. Primero le agarr�, levant� y mantuvo las piernas
bien abiertas, manteni�ndola despatarrada en postura obscena, para que yo,
aprovechando la inmejorable posici�n, intensificara la presi�n de mi nabo sobre
el co�o abierto de par en par y consiguiera, por fin, meterle entera la cabeza
de mi tranca, arranc�ndole un quejido mezcla de sorpresa, dolor y placer.


Una vez mi polla bien introducida comenc� a bombearle el co�o
con r�tmicos movimientos de r�pido vaiv�n, sintiendo un enorme placer al notar
mi polla bien prieta y presa dentro del estrecho y joven co�ito. Paloma procedi�
entonces a masajearle las tetas, a pellizcarle los pezones y hacerlos rodar
entre las yemas de sus dedos. Los gemidos de la maestra llenaban ya la peque�a
habitaci�n y se dejaba follar y sobar las tetas con un inmenso y para nada
disimulado placer. Paloma, sabi�ndola rendida y entregada, no pudo evitar,
quiz�s a modo de venganza, acercarse m�s a ella y decirle al o�do...


-As� putilla, siiii, goza cabrona, disfruta de lo que es
bueno, guarra reprimida, siiii, goza furcia, c�rrete como una perra, puta de
mierda, siii...


Estas palabras, sorprendentemente, no hicieron m�s que
acentuar la intensidad de los gemidos y gritos de placer de la profesora.
Incluso tambi�n ella me lanz� entre gemidos...


-Aaahhhhh.... f�llame fuerte, viejo polludo hijo de puta....
aahhhhhh, joder que gusto me das, cerdo asqueroso, ahhhhh, �sigue gordo! Joder,
me voy a correr, �No pares cabr�n!


Excitado por su obsceno vocabulario y not�ndola a punto de
correrse, intensifiqu� la intensidad de mis pollazos y proced� a follarla con
rabia y desenfreno.


-�Qu� manera es esa de hablar para una tutora de clase, eh
profe? Dime furcia, �qui�n es m�s puta, la alumna o la profesora? �Le dec�a,
acentuando mis palabras con fuertes y profundas metidas- �breme ese co�o,
guarra, encaja esta polla, perra, que eso es lo que eres, una perra indecente.


Sin duda, tambi�n a ella le excitaban mis palabras y, sobre
todo, gozaba como una loca encajando mi gordo rabo, sinti�ndolo meterse en ella
con fuerza, llenarle el co�o por completo en cada embestida, y no tard� en
correrse dejando escapar una serie de cortos y agudos grititos, mientras con las
manos se apretaba con fuerza los peque�os pechos. Me encant� sentirla correrse
gritando de esa manera, vi�ndola tumbada delante de m�, tan fr�gil y menuda,
indefensa bajo mi cuerpo gordo y pesado, viendo tambi�n como algunas l�grimas
ca�an por su rostro e intercalaba sollozos entre sus gritos de placer. No pude
resistir un segundo m�s y, con bruscos movimientos desenfrenados, cerrando los
ojos y meti�ndole la verga lo m�s fuerte y profundamente que pude, vert� en su
interior todo el semen contenido en mis repletos cojones inund�ndole la vagina
al tiempo que, como cada vez que me corro como un animal, gru��a y bufaba como
un puerco.


Tan a gusto me corr� que las piernas apenas me sosten�an y
tuve que dejarme caer en una silla de golpe, donde qued� como alelado durante
unos minutos. Mientras tanto observaba como las chicas se vest�an al mismo
tiempo, aunque mostrando actitudes diferentes. Paloma lo hac�a satisfecha y con
una maliciosa sonrisa en los labios, mientras que Pilar andaba como confusa y
bajaba la mirada, permanec�a seria y evitaba mirarnos. Una actitud muy diferente
de la que mostr� la altiva y severa profesora que nos hab�a recibido poco rato
antes.


Cuando me recuper�, me puse de pie para subirme los
pantalones, a�n enrollados entre mis tobillos, ofreciendo un obsceno
espect�culo, con la pendulona polla colgando por debajo de mi panza y entre mis
gordos y blancos muslos peludos. Pilar, al verme, sali� apresuradamente del
cuartito, cabizbaja y sin ni siquiera despedirse. Paloma y yo, una vez vestidos,
tambi�n abandonamos el despacho y regresamos a nuestro barrio.


No s� si lo sucedido all� aquella tarde fue o no lo m�s
adecuado para la escolaridad de mi sobrina, pero lo que es cierto es que desde
ese d�a Paloma tiene en su joven profesora tutora una aliada y una ardiente
defensora.


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Relato: Viejo verde: escolaridad y educaci�n
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