Estaba anocheciendo cuando mi marido y yo nos dirig�amos en
coche a la fiesta. Era una fiesta de despedida de unos chicos que hab�an estado
trabajando en la empresa tres a�os y terminaban su contrato. Nunca se hab�a
hecho pero este a�o ellos la quisieron organizar en una casa en las afueras,
coincid�a con el carnaval as� que propusieron que quien quisiera podr�a ir
disfrazado. Estaba un poco preocupada y a la vez aliviada porque hab�a tenido un
"asuntillo" con uno de aquellos j�venes y deseaba con todas mis fuerzas que se
fuera para evitar caer de nuevo en la tentaci�n. Hab�a pasado s�lo una vez y
hac�a m�s de un a�o pero no se cuantas noches hab�a recordado aquel momento en
el que nos quedamos solos en la oficina y empez� a hablarme despacio, a
susurrarme, a cautivarme, de c�mo dej� que me vendara los ojos con su corbata y
de c�mo le obedec�. Recuerdo aquel momento cada noche, cada vez que hago el amor
con mi marido, �l me trato diferente, quiz�s me trat� mal, incluso puedo decir
que fue una vejaci�n, una violenta vejaci�n, no era s�lo sexo, ni siquiera me
penetr� aunque le hubiera dejado, le habr�a suplicado...
Mi marido es casi 9 a�os mayor que yo por lo que acababa de
cumplir los cuarenta y ya era una de las personalidades m�s importantes de la
empresa, le quiero con locura, nos conocimos en la universidad cuando �l era
profesor y yo alumna, siempre bien vestido y muy estiloso, al igual que yo. S�
que lo necesito, que es el motor de mi vida y que lo da todo por m�, sin embargo
quiz�s toda esa confianza hace que no me sea f�cil pedirle lo que quiero, lo que
deseo, no s� si es verg�enza o quiz�s sea que la b�squeda de lo prohibido, lo
que realmente me excita, lo me hace convertirme en otra persona no puede partir
del c�nyuge, si no de alguien que sea mitad realidad mitad fantas�a. Como un
sue�o.
El hab�a optado por no disfrazarse, era bastante serio para
esas cosas y yo quer�a hacerlo pero sin dar la nota, as� que me propuse
aprovechar ropa que ya ten�a, me puse un traje blanco de raya diplom�tica de
pantal�n y chaqueta, una blusa negra y una corbata tambi�n negra, a lo que a�ad�
un sombrero negro de ala corta con una l�nea blanca, all� recog�a mi pelo
haciendo una especie de mo�o, as� pretend�a ir de mafiosa de los a�os treinta.
Era una manera de hacer algo especial pero no llamar la atenci�n.
Cuando llegamos me sorprendi� porque me parec�a un buen
caser�n para el trabajo bastante "basura" que ten�an aquellos chicos. Nos abri�
la puerta Marcos, un chico muy agradable, muy simp�tico, todos lo eran y todos
ten�an entre 25 y 27 a�os, estaba disfrazado de polic�a.
-�Hombre, ya era hora de que llegaran los jefes! - exclam�
con una gran sonrisa.
Era primavera as� que no ten�amos abrigos, simplemente le di
mi bolso y entramos en el sal�n, era muy grande, habr�a como 50 personas, no
todas de la empresa pero si la mayor�a, la m�sica estaba baja y hab�a sangr�a y
todo tipo de tentempi�s.
-�Est�s fant�stica Cris!- me dijo el polic�a.
-�Pero si estoy como siempre pero con un sombrero!
-�Qu� eres de la mafia o algo as�?
Estuve un rato hablando con �l mientras mi marido charlaba
con los jefes de otros sectores de la empresa, sab�a desde el momento que
accedimos ir a la fiesta que no estar�amos juntos ya que tenemos diferentes
amistades dentro de la compa��a.
No ten�a mucho trato con Marcos y se notaba pero pronto se
solucion� el problema.
-Mira, aqu� vienen los chicos de tu planta, �si me disculpas?
Ven�an hacia mi dos chicos, uno con un traje blanco, todo
blanco y camisa blanca y el otro igual pero todo en rojo, el de blanco se
llamaba El�as, ten�a el pelo muy negro, como el m�o, alto y muy guapo, de pelo
cortito y el de rojo era Pablo, era m�s bien atractivo, con el pelo rubio y un
poco largo, estaba bastante moreno pues aprovechaba cualquier hueco para irse a
hacer surf seg�n dec�a.
El�as era el joven que me hab�a sometido, que me hab�a
forzado, que me hab�a hecho descubrir en m� la existencia de otra persona.
Pasaba muchas horas con �l y no puedo negar que nuestra
relaci�n hab�a cambiado desde nuestro encuentro, yo siempre distante pero
siempre deseosa, siempre impaciente... Pablo era m�s bajo pero tambi�n pasaba
ampliamente del 1,80, ambos ten�an mucho �xito, no s� en tres a�os cuantas
novias les hab�a contado a cada uno, sobretodo a El�as. Tampoco puedo negar mi
debilidad por �l, era guap�simo, muy impactante con la mirada y muy seguro de si
mismo que es algo que me encanta en un hombre pero yo estaba felizmente casada,
nunca hab�amos sacado aquel tema, nunca.
-Tu vas de mafiosa, �verdad?- dijo Pablo.
-Pues s�, �y vosotros?
-Ya te dije yo que nadie lo adivinar�a le dijo El�as a Pablo.
Pues el va de demonio y yo de �ngel, �Qu� te parece?
Estaban imponentes.
-Muy f�cil de adivinar no era, �hay mucha gente disfrazada?-
pregunt�.
-Casi nadie, si es que en esta empresa son todos muy alocados
-, respondi� El�as. Ese d�a lo ve�a m�s guapo que nunca
-Voy a traer sangr�a y as� por lo menos nos divertimos
nosotros -, dijo Pablo. Pablo era muy inquieto, a veces parec�a como un ni�o
peque�o, siempre de un lado para otro, como una moto.
-Est�s muy guapa aunque me gustas m�s con el pelo suelto,
como en el trabajo -, me susurr� El�as. Cuando El�as me hablaba as�,
susurr�ndome, no pod�a evitar derretirme como una colegiala.
-Bueno, es parte del disfraz -. Respond� muy seria.
-�Por qu� no te quitas el sombrero? Venga, me voy ma�ana y
quiero recordarte como siempre, �me haces el favor?
Me qued� bastante sorprendida, estaba un tanto inc�moda y
prefer�a no quedarme sola pues no quer�a que saliera el tema despu�s de tanto
tiempo, sin embargo me quit� el sombrero y me solt� mi negra melena capeada.
-�As�? -, pregunt� sin mirarle.
No pod�a resistirme a ninguna orden suya, �l sab�a como
tratarme, como hacerme obedecer.
-As� est�s preciosa � me sonri�.
Me ruboric�, como si toda la sangre de mi cuerpo se dirigiera
a acumularse en mis mejillas pero quer�a sentirme importante, importante para
�l.
Estuvimos hablando un rato mientras Pablo trajo un cuenco de
sangr�a e iba y ven�a de vez en cuando. Reconozco que yo estaba bastante a la
defensiva pero poco a poco la conversaci�n se hac�a m�s interesante y ambos
habl�bamos cada vez m�s sueltos. No se por qu� pero le pregunt�:
-�Y tu novia?
-Ah, pues estar� por ah�, espera� est� all�, �la ves?
Era una chica rubia, guap�sima, de unos 22 o 23 a�os,
delgada, incluso m�s que yo y tambi�n iba disfrazada. Vest�a un traje de piloto
de avi�n con camisa blanca de manga corta con galones y todo, una gorra blanca
de piloto y pantal�n de tela negro, se la ve�a muy alegre y jovial, estaba
charlando con Pablo.
-Vaya, es muy guapa, ten cuidado no te la vaya a quitar.
-No creo, es m�s, fue Pablo quien me la present� hace unos
meses. �No sab�a que siguieras mis amor�os?
-No es f�cil seguirlos -. No deb� haber dicho aquello,
los dos nos sentimos muy
inc�modos.
Est�bamos apartados, en una de las esquinas de aquel sal�n,
desde mi posici�n pod�a ver toda la fiesta, �l estaba en frente de m� y por
momentos me tapaba y no me dejaba ver todo el bullicio.
Se quit� la chaqueta y la puso en un sill�n a mi lado.
-�No tienes calor? �Me permites?
Lo cierto es que hac�a calor as� que me desabroch� el �nico
bot�n de mi chaqueta mientras le daba la espalda y le dej� que me ayudara, el se
inclin�, puso sus manos en mis hombros y mientras me la sacaba pude notar como
ol�a el perfume en mi cuello. No protest�, no quer�a que deriv�ramos en un tema
de conversaci�n sexual ni nada parecido, simplemente me gir� sin decir nada y me
sent� en un sill�n negro comod�simo, frente a �l.
-�Sabes Cris? Siempre me ha parecido que tienes mucho morbo,
me encanta como vistes, como hueles�
Me sobresalt�, lo que me tem�a - pens�- , todos estos d�as
hab�a estado d�ndole vueltas a la cabeza con la idea de que aprovechara su
�ltimo d�a en regocijarse de aquella noche, no sab�a como responder y s�lo
acert� a decir:
-Vaya, no me lo esperaba El�as, gracias, t� ya sabes que eres
guapo.
-No es ser guapo o no serlo Cris, es el morbo, es que me
pones mucho.
Sent�a que me estaba poniendo muy colorada por lo que me
dec�a, adem�s sin cambiar su rostro, como si me estuviera hablando del trabajo
me estaba diciendo que le pon�a, lo cierto es que a la vez que inc�moda me
sent�a muy alagada. Yo ya no sab�a para donde mirar.
-Desde aquella noche pienso en todo momento en que me
encantar�a volver a verte as�.
-�Vaya! suspir�. Intent� quitarle hierro al asunto pero a la
vez ser sincera.
-Bueno El�as no te voy a negar que yo tambi�n me siento
atra�da por ti pero como sabes estoy casada y t� tienes novia, as� que�y adem�s
ma�ana vuelves a tu ciudad despu�s de tres a�os �no? -.
Pretend�a cambiar de tema r�pidamente pero no lo consegu�,
tampoco quer�a ser maleducada y marcharme pues s�lo est�bamos hablando y �l no
estaba siendo grosero en absoluto.
-Est� bien. Pero ya que me voy ma�ana y no nos volveremos a
ver quiero que me obedezcas una vez m�s.
No respond� pero era f�cilmente interpretable.
-Desabr�chate unos botones de tu blusa, quiero verte el
escote por �ltima vez.
En ese momento volvi� Pablo y brome� con que nos hab�a dejado
solos un segundo y hab�amos empezado a desnudarnos, nos re�mos forzadamente, me
hab�a salvado la campana pero no dur� mucho, Pablo en seguida se volvi� a ir.
-No te lo repetir�, ya te dije lo que quiero que hagas �
insisti�.
-No El�as, por favor, tengamos la fiesta en paz, no quiero
m�s problemas, estoy casada y no pienso hacerlo y menos delante de todo el
mundo.
-La �ltima vez recuerdo que fue diferente, lo siento, me
equivoqu� contigo.
-Est� bien, est� bien - interrump�.
No quer�a decepcionarle, no quer�a estropear meses m�s tarde
aquel recuerdo imborrable. �l estaba en frente de mi, �l de pie y yo sentada, me
ver�a el pecho a poco que me descubriera pero s�lo me lo ver�a �l y no me ver�a
casi nada pues ten�a la corbata puesta, adem�s est�bamos apartados, no pretend�a
desabrocharme m�s de dos de aquellos botoncitos negros. Lo quer�a hacer
mir�ndole a los ojos y as� de paso disfrutar de la orden yo tambi�n y as� lo
hice. Me desabroch� el segundo ya que no quer�a desanudarme la corbata y el
tercero de manera que pod�a ver la parte superior de mis pechos y mi sujetador
negro estaba tapado por la corbata. �l no se inmut�.
-Uno m�s Cris.
Suspir�, cerr� los ojos y acced�, me estaba excitando
much�simo aquel juego.
Me desabroch� el tercero, dejando ver mi sujetador y nos
quedamos en silencio. Yo con mis brazos muertos. Descubierta. Entregada.
-Quiero que me las ofrezcas, demu�strame que son m�as.
Mir� a ambos lados y cuando vi que nadie nos miraba junt� mis
pechos con mis codos disimuladamente dej�ndole ver un hermoso canalillo.
Se inclin� sobre m� y pas� las yemas de sus dedos por mis
pechos, yo cerr� los ojos.
-Que buena est�s, me muero por verte sometida, como aquella
noche, como cada d�a en el trabajo -. Abr� los ojos, me estaba poniendo muy
cachonda. Su olor, sus susurros me erizaban la piel, pero cuando el deseo m�s me
consum�a consegu� volver a la realidad.
-D�jalo ya, El�as, no insistas, por favor -. Me vest�.
Me levant� del sill�n y a dos pasos me encontr� con mi marido
y con otro jefazo, dios m�o � pens� -, ha estado a punto de pillarme de pleno.
Empezamos a hablar de temas de la empresa lo cual no me parec�a lo m�s apropiado
para hablar cuando not� algo en mi culo. El�as estaba a mi izquierda pasando las
yemas de los dedos de su mano derecha por mi trasero en la cara de mi propio
marido, pero nadie se daba cuenta, no se por que pero me excitaba la situaci�n,
era una sensaci�n muy agradable, de nuevo descubr� que aquel joven ten�a muy
buenas maneras. Alguien se a�adi� a la conversaci�n, yo no lo conoc�a y mi
marido empez� a hablar con �l.
-Abre las piernas ahora mismo.
Obedec�.
Separ� lentamente las piernas, ofreci�ndome, a lo que �l
respondi� bajando con su mano por mi culo hasta MI, mi raja se hinchaba,
sali�ndose de mi pantal�n.
-Bueno cari�o te veo ahora, sigue disfrutando de la fiesta,
nosotros vamos a saludar a unos amigos, - dijo mi marido.
-�Est�s loco? Le dije sin apartarle, pero �l si la apart�.
- Cris, ahora me har�s otro favor.
Iba a negarme sin dudarlo pero algo dentro de m� no quer�a
que aquel juego se acabara, la peque�a excitaci�n que hab�a sentido y la ni�a
traviesa que llevaba dentro ten�an curiosidad.
-�Y te ir�s? � pregunt� desconfiada.
-Si
-�Me lo juras?
- Quiero un recuerdo tuyo, algo tuyo.
-�C�mo que?
-Me ha encantado palpar tu tanga bajo tus pantalones y quiero
que me lo des.
Me sorprend�a la seriedad con la que me lo dec�a como si me
estuviera pidiendo que le echara sangr�a en el vaso.
-�Y como quieres que llegue a casa El�as?
-Hazlo, dijo con una voz grave.
-Est� bien pero no quiero volver a verte.
-Vete al servicio y qu�tatelo, te espero aqu�.
Yo me hac�a la dura lo que pod�a pero por supuesto que me
excitaba la situaci�n. Aquel joven estaba impresionante con aquel traje blanco,
cualquier mujer desear�a con todas sus fuerzas pasar una noche apasionada con
aquel chico y �l quer�a mi ropa interior, mi prenda m�s �ntima, pensar en que a
ese joven le excitaba tener esa prenda, la que est� en contacto con mi secreto
m�s privado, hac�a que mi coraz�n palpitase y mi excitaci�n aumentase como no
recordaba. Me enorgullec�a.
En seguida encontr� el servicio, pas� la llave y no sin
dificultad me saqu� los pantalones, sin quererlo me vi reflejada en el espejo
que era enorme, me vi all� con la blusa, la corbata, el liguero ,las medias y
los zapatos de tac�n, toda vestida de negro quit�ndome el tanga para d�rselo a
aquel joven. Me sent�a como una puta, una puta de lujo, sin que mi marido
sospechara nada. Cuando me dispuse a quitarme la ropa interior descubr� lo peor,
mi tanguita estaba mojado. No se lo pod�a dar, entre lo del escote, lo del
culo�hab�a conseguido calentarme sin que yo opusiera la m�s m�nima resistencia.
Sin embargo decid� doblarlo con cuidado y d�rselo. Ten�a que d�rselo. Adem�s
sab�a que no lo abrir�a hasta despu�s de la fiesta y ya no lo volver�a a ver
nunca m�s.
Fui a "nuestro rinc�n", �l lleg� en seguida.
-Aqu� tienes, se lo di disimuladamente, �est�s contento?
Me iba a marchar para siempre cuando mi curiosidad o quiz�s
mi necesidad de sentirme alagada despu�s de tanto tiempo hizo que le preguntara:
-No entiendo que con la novia tan guapa que tienes, t� que
puedes tener a quien te de la gana quieras esto de mi, yo que soy como cinco
a�os mayor que t� y adem�s estoy casada.
-Se inclin� hacia m� y me susurr� al o�do:
-Te contar� un secreto Cris, para que veas como me pones,
para que sepas como se me pone dura s�lo con pensar en ti:
Hace un par de meses convenc� a Vanesa, mi novia, para que se
comprara un traje de chaqueta gris con una blusa rosa, como el que tienes t� y
le ped� que se lo pusiera�
-Yo le escuchaba at�nita y excitada -.
-Esa misma noche me la foll� vestida, casi sin desnudarla,
mientras me imaginaba que te follaba a ti.
Mi coraz�n empez� a palpitar como sali�ndose de mi cuerpo, me
excit� con locura aquello. Empec� a sudar, cuando me miraba sent�a como si me
desnudara, como si pudiera ver a trav�s de mi ropa. Aquel chico guap�simo se
estaba sincerando y de que manera, era todo un bomb�n de chico y que polvo
ten�a... sin embargo le dije:
-D�jalo ya, El�as por favor. No puede ser, �vale?, te ruego
que lo dejes.
Mir� a ver si ve�a a mi marido, no lo ve�a por lo que supuse
que seguir�a a lo suyo.
Cuando volv� la cabeza para mirarle El�as ya no estaba.
Me sent� en aquel sill�n bastante calentita, �qu� bueno
estaba aquel chico! �C�mo me hab�a puesto el cabr�n! Al cabo de unos minutos me
levant� y fui a junto de mi marido que no me hizo ni caso, as� que fui a hablar
con unas amigas. Mientras charlaba con ellas segu�a con la mirada los
movimientos de El�as en la fiesta, estaba siempre con Pablo y Vanesa, �que guapa
era! , no entend�a que me prestara tanta atenci�n a m� con una novia como esa,
yo siempre he tenido �xito pero esa parec�a como el aut�ntico ideal de belleza
para los hombres. A saber las �rdenes que recibir�a aquella joven rubia, como
arquear�a la espalda ante sus besos, como se arrodillar�a ante �l como hice yo
una vez.
Los minutos iban pasando pero no as� mi calentura, me
fascinaba la posibilidad de volver a ser dominada por aquel joven, como si se
hubiera abierto una puerta hacia mi imaginaci�n, una puerta que yo hab�a
intentado cerrar, por mi bien, por el de mi familia, una nueva fantas�a, tan
poco habitual en mi mon�tono ritmo de vida.
Me apart� de mis amigas y fui a por sangr�a all� donde Pablo
nos hab�a dejado el cuenco, quiz�s lo que estaba haciendo era ir a buscarle pero
me dije a mi misma que iba a all� porque no hab�a nadie y pod�a servirme a
gusto. Me acerqu� a la mesa y sent� por detr�s unas manos en mis caderas.
-Lo est�s haciendo muy bien.
Reconozco que en el fondo no quer�a que aquel juego se
acabara.
-Quiero otra cosa tuya.
Cerr� los ojos, me alegr�.
-Quiero que salgas de aqu� con el pecho desnudo, quiero
verte, adivinar tu silueta a trav�s de tu blusa.
-Est�s loco, no puedo quitarme el sujetador, mi marido se
dar�a cuenta
-Te lo quitar� yo, en el ba�o, se que es de bot�n por
delante, apenas te tocar�, quiero verte all� en diez minutos.
-Estas loco, le dije en voz baja mientras se alejaba d�ndome
la espalda.
Me intent� servir la sangr�a pero no era capaz, los nervios,
la excitaci�n me invad�an y ni siquiera pod�a sostener mi vaso. No iba a ir, por
supuesto que no iba a ir, yo, una mujer casada, con mi marido en la misma fiesta
y sabiendo que el aprovechar�a para volver a tocarme los pechos, no, no ir�a.
Pas� esos minutos con mis amigas pero sin estar con ellas,
consum�a cigarrillos como una posesa, en ese tiempo vi como El�as y la piloto
rubia, se re�an y se tocaban la cara, el culo, era una sensaci�n extra�a pero
sent�a algo parecido a celos de aquella chica. Fue el primer momento en el que
me plantee ir a nuestra cita en el servicio, �l me lo hab�a pedido como un favor
para �l pero a lo mejor yo quer�a ir y hacerlo por mi misma, s�lo pensarlo me
pon�a a cien.
Hac�a much�simo tiempo que no me sent�a as� de embriagada, de
inmersa en una situaci�n, en un hombre. Los minutos no pasaban, perd� de vista a
El�as. A la hora fijada acud� temblorosa a mi cita, aquel joven me atra�a, s�lo
recordar el roce de sus manos en mis pechos, en mi culo, hac�a que un sudor fr�o
recorriera mi cuerpo y que sintiera humedad en mi parte m�s �ntima. Mi rajita en
contacto directo con mi pantal�n sufr�a constantemente las consecuencias de sus
tocamientos, de sus palabras�
Me dirig� de nuevo al servicio. Entr�. No hab�a nadie. Cuando
me quise girar alguien me lo impidi�.
-Cris, est�s empapada, ya casi no recordaba tu olor.
Deduje que ya hab�a abierto mi regalo. Esa frase consigui�
que el �ltimo suspiro de mi decencia, de mi fidelidad me abandonara. Peg� con
fuerza su cuerpo al m�o, su pecho a mi espalda, yo cerr� los ojos y dej� mis
brazos caer, muertos. Empez� sob�ndome el culo sobre el fino pantal�n de tela y
r�pidamente, con violencia, fue descamisando mi blusa negra, yo dej� caer mi
cabeza sobre su pecho y solt� un leve gemido, el me tocaba los pechos sobre mi
blusa, estaba ardiendo, quer�a que me tocara aquel joven, quer�a sentirle, que
el me sintiera, tocarle, col� una de mis manos hacia su entrepierna sobre su
pantal�n blanco.
-�Esto es lo que quieres? Susurr�.
-Si, es lo que quiero, por favor sigue y d�jame tocarte -, yo
gem�a a la vez que hablaba.
Sus manos me abandonaron, yo permanec� con los ojos cerrados
mientras escuch� la cremallera de su pantal�n, la espera era interminable,
volvi� a pegarse a m� y not� su polla desnuda en mi culo. El meti� las manos en
mi espalda bajo mi blusa y solt� el broche del sujetador, yo agarr� por fin su
pene con mi mano, era la primera vez que me dejaba hacerlo con algo diferente a
mi lengua, a mi boca. Disfrutaba de sus rugosidades, de sus enormes venas
echando su piel adelante y atr�s, su miembro era fino pero largo, como �l. Meti�
sus manos por delante hacia mis tetas sob�ndome por encima de la ropa interior y
con dos dedos desabroch� mi sujetador. Me tocaba las tetas minimamente, casi
siempre por encima de mi ropa, mis pezones quer�an reventar mi blusa mientras yo
disfrutaba con el tacto de su joven polla. �l se apart� de m� apoder�ndose con
maestr�a de mi sujetador y abandon� mi cuerpo mientras guardaba su miembro.
-V�stete, me dijo.
-�Por qu�? Protest� en voz muy baja.
-�Qu� quieres? Pregunt�
-No se� - titubee.
Sin pensarlo un segundo y presa de mi excitaci�n le dije:
-Quiero que me folles.
- D�melo otra vez.
-Quiero que me folles -, supliqu� en un tono m�s alto.
Joder, aquel cabr�n me ten�a empapada, estaba chorreando, no
soy una mujer f�cil de calentar, mi marido a menudo me tachaba de fr�a pero
aquel imponente joven era superior a mis fuerzas, quer�a que me poseyera. Pero
�l no lo hac�a, �por qu� no me follaba?
-Yo no espero s�lo eso de ti Cris.
-Har� lo que me pidas pero por favor f�llame, f�llame ya,
hazme tuya te lo suplico. Me arrodill� frente a �l para sacar su polla del
pantal�n
-�Qu� co�o haces? Me apart� de un bofet�n.
Ten�a ganas de llorar.
-Te lo dir� claramente, ahora mismo me voy a casa de unos
amigos y all� cumplir�s mi �ltima orden. Quiero ver como follas.
-�C�mo? me sobresalt� -. �Que quer�a decir con ver como
follo?
-Quiero que seas mi sumisa por esta noche, nuestra �ltima
noche. Cris, �ser�s mi sumisa?
No alcanc� a responder nada.
-Ser�s mi puta esta noche � afirm�.
Segu� muy sorprendida, sin responder.
No entend�a muy bien lo que me dec�a o tal vez si. La m�sica
se apag� mientras o�a a Marcos que intentaba que la gente empezara a irse, la
noche seguir�a para todos o casi todos pero no all�.
-Met� la direcci�n de esa casa en tu bolso, te estar�
esperando, la puerta estar� abierta. Se march�.
En mi bolso, �pero cuando? -pens�- �acaso el sab�a desde el
primer momento lo que iba a suceder esa noche? �tan seguro estaba de que
conseguir�a calentarme? �desde cuando lo ten�a planeado?. Multitud de preguntas
se me pasaban por la cabeza. Ni siquiera sab�a si estar�an all� sus amigos o no,
ni cuantos, ni que tipo de �rdenes me querr�a dar.
Morbo, curiosidad y excitaci�n me invad�an.
Sal� del ba�o, lo mejor vestida que pude, se estaban
marchando todos.
-Que colorada est�s cari�o -, me sorprendi� mi marido.
-Ya, es que hace mucho calor.
-Casi no nos vimos en toda la noche, v�monos a casa, en el
coche te cuento las novedades que va haber en la compa��a, ya ver�s.
Cog� mi chaqueta, mi sombrero y mi bolso y subimos al coche.
Dios m�o,
estaba empapada, notaba mi pantal�n en contacto con mi rajita
y mis tetas con la blusa, como �l quer�a, me puse la chaqueta para disimular. Mi
marido hablaba y hablaba pero yo s�lo pod�a pensar en El�as. La tentaci�n de
abrir mi bolso aumentaba y no pude m�s, lo abr� y vi una nota que simplemente
conten�a una direcci�n. Conoc�a aquella zona, estaba a unos 10 kil�metros de
casa. Cuando la le� casi me desmayo, mir� a mi marido y otra vez a la nota
cuando son� mi movil, ten�a un mensaje. El mensaje era de una oferta de la
compa��a telef�nica, sin embargo tuve una idea.
-Vaya cari�o, mis amigas est�n en un bar del centro, no se si
no ir con ellas a tomar algo.
-�Si quieres? a mi me da igual, pero yo me quedar� en casa
mejor, que ma�ana tengo que madrugar.
Me sent� mal pero me alegr�, se me aceler� el pulso de nuevo,
si todo sal�a bien El�as me iba a follar, era lo que quer�a, vaya si lo quer�a�
Llegamos a casa, nos bajamos y yo me puse en el asiento del
conductor.
-No tardes cari�o - se despidi� con un beso.
El camino era por una carretera con muchas curvas, apenas
iluminada pero yo conduc�a a toda velocidad, concentrada en que �rdenes me
dar�a, eso me asustaba pero iba a aquella casa misteriosa a que me follaran, a
que aquel joven me follara por fin, a ver su fino y afilado cuchillo entrando y
saliendo de m�, a ser pose�da. Mientras lo pensaba, mis gotas m�s �ntimas me
abandonaban y mojaban mi pantal�n, no pude evitar tocarme un pecho bajo mi blusa
y liberarlo de mi ropa, mis pezones apuntaban hacia delante, cortantes como
cristales. Comprobaba mi excitaci�n y cuando pod�a aprovechaba para juntar mis
piernas mientras conduc�a y disfrutar de mi humedad. Empez� a llover.
La casa no ten�a p�rdida, era enorme con un jard�n muy grande
hasta la entrada de la casa, era muy antigua, aparqu� fuera junto a muchos otros
coches lo cual me asust�. Llov�a much�simo. Dej� la chaqueta para no mojarla y
me dispuse a ir corriendo hacia la casa, me estaba empapando, la verja estaba
abierta, cruc� el jard�n y sub� las escaleras de piedra hasta la puerta de la
entrada, mis zapatos de tac�n hac�an mucho ruido en contacto con los charcos,
intent� empujarla y tambi�n estaba abierta. Cerr� la puerta tras de mi y �sta
hizo un ruido chirriante. Estaba empapada, la blusa se me pegaba al cuerpo
marcando mis pechos, mis pezones. Estaba todo muy oscuro, s�lo ve�a luz que
proven�a del piso de arriba as� que empec� a subir las escaleras. Eran de
madera, parec�a que cada escal�n que pisara iba a desplomarse, hac�an mucho
ruido. No estaba segura de si la casa estaba abandonada o vivir�a alguien all�
realmente. Siguiendo la luz llegu� a un pasillo, ahora o�a muchas voces, estaba
aterrorizada, a cada paso que daba me planteaba con m�s fuerza marcharme, o�
unas risas, me asust� y me di media vuelta.
Alguien me sujet� y tap� mi boca con la mano, casi no ve�a
nada pero era El�as que hac�a un gesto para que no hablara.
-Bienvenida Cris, sab�a que vendr�as, s�lo prom�teme una
cosa, cumplir�s mis �rdenes y s�lo mis �rdenes.
-Vale, respond� titubeante.
-Muy bien, empieza el juego, s�lo tienes que esperar tu turno
y te tocar� entrar en escena.
No entend�a nada.
-Cierra los ojos.
Los cerr� mientras me conduc�a hacia la luz, estaba asustada
pero a la vez confiaba en �l, lo que me asustaban eran las voces pero volver a
notar su tacto, sus susurros, hac�an que mi excitaci�n venciera mi temor, estaba
dispuesta a pasar por lo que fuera si era lo necesario para que El�as me
penetrara, para ver su miembro entrar y salir de mi, para que me llenara, para
que hiciera que me corriera varias veces como aquella noche, para que se
corriera sobre mi cuerpo y se sintiera orgullosa de m�. Estaba dispuesta a todo
por �l.
No pod�a evitar abrir los ojos de vez en cuando pero no me
serv�a de mucho, o�a un murmullo constante, me asust� y cerr� los ojos con
fuerza mientras �l me conduc�a.
Entramos por fin en aquella habitaci�n, yo tocaba la pared
que era de piedra, y me pidi� que me sentara, notaba mucha luz en mis ojos, el
murmullo no cesaba pero era m�s suave. Me sent� en una silla vieja.
-No te preocupes, no te va a doler pero si abres los ojos te
echo de aqu�.
Simplemente tragu� saliva y no dije nada. Primero me at� las
manos a la espalda y mis delgados tobillos entre s�, luego not� algo helado en
mi cuello, despu�s en mi pecho, era punzante, pronto descubr� que me cortaba la
blusa, hizo dos c�rculos del tama�o de mis tetas en mi pecho, liber�ndolas,
ahora estaban desnudas, libres, desbordando mi ropa.
-Puedes abrir los ojos si quieres pero no ver�s nada, me
susurr� mientras me abandon� a mi suerte.
Abr� los ojos pero ni siquiera pude hacerlo del todo pues un
foco me apuntaba directamente a la cara. S�lo pod�a ver multitud de sombras y
frases sueltas tras la luz.
Se hizo un silencio.
Acto seguido escuch� los gemidos y gritos de una chica.
-�Te est� gustando el vuelo zorra, te est� gustando? �
gritaba un hombre.
Intent� ver lo que pod�a, �d�nde me hab�a metido por dios?,
�cu�nta gente habr�a all�?
Siguiendo las voces consegu� vislumbrar un movimiento y una
chica vestida de blanco, apoyada contra una mesa, un hombre la embest�a desde
atr�s. El hombre era el doble que ella y a cada embestida hac�a volar a la chica
levant�ndola casi completamente del suelo, lanz�ndola contra la mesa, la chica
no creo que llegase a los 50 kilos, el hombre podr�a pesar cien. S�lo se les o�a
gemir a ambos, el resto estaban callados, observando. Sus gemidos aumentaban
hasta que el hombre se apart�, ella se gir� y la v�. Era Vanesa, la novia de
El�as, vestida �nicamente con unas medias blancas y la blusa de piloto abierta,
dejando ver sus j�venes pechos, ten�a una venda negra en los ojos. Por supuesto
el hombre que se la follaba no era El�as. La agarr� con violencia por el pelo
arrodill�ndola, �l se masturbaba a escasos cent�metros de su dulce cara de ni�a,
no quise mirar m�s. Me sobrecog�.
-Cierra los ojos - escuch� a El�as. As� lo hice, �l se me
acerc� y me vend� los ojos, not� aliviada como apartaban el foco de mi cara.
-�Qu� os parece?
Yo me imaginaba atada, vendada, vestida a excepci�n de mis
senos que se disparaban hacia delante, sumisa.
Escuch� gritos de todo tipo.
-Joder El�as, esta vez te has lucido, no se si creerte cuando
dices que estas putas vienen gratis.
-�Es tu jefa? pues est� buen�sima.
-�La come pollas?
Empezaron a insultarme y a amenazarme.
-Te vamos a llenar tu co�ito y tu boca de pollas maldita
puta.
La mezcla de sensaciones me invad�a pero cuando m�s me
asustaba les interrumpi� El�as.
-Esta puta s�lo me obedece a m� que para eso la traje -.
Aunque me sorprendieron sus formas me reconfort�.
Cada vez que me llamaba puta cre�a que me corr�a s�lo con
o�rlo.
Alguien me liberaba de las ataduras, me levant� y me quit�
con violencia los pantalones.
V�tores sonaban por la habitaci�n e insultos por mi aspecto
ya que no llevaba bragas, a que ten�a el co�o depilado, a mi liguero y mis
medias negras, a mi blusa atravesada por mis pechos y mi corbata�deb�a tener una
pinta de puta incre�ble.
-Camina dos pasos hacia delante. Yo iba a cumplir todas sus
�rdenes.
-Ac�rcate y b�sala.
Me sorprendi� pero lo hab�a intuido en cuanto hab�a visto a
Vanesa en aquella habitaci�n. Alargu� mis brazos y la toqu�, ella se acerc� y
nos besamos, nuestras lenguas dibujaban juntas c�rculos en el aire. Yo nunca
hab�a besado a una mujer a la vez que nunca hab�a negado aquella posibilidad,
admiraba la belleza de aquella joven, ella se lanzaba m�s que yo y me besaba el
cuello, me tocaba los pezones con mucha dulzura y yo me atrev� a tocarle los
pechos, con mucho cuidado.
-Ahora quiero que os masturb�is.
Las dos empezamos a sobarnos todo el cuerpo, me encantaban
sus firmes y suaves pechos, yo hac�a c�rculos con mis manos sobre sus tetas
apartando su blusita y ella alargaba sus dedos por mis pezones estir�ndolos como
intentando hacerlos crecer, que se lanzaran hacia delante m�s y m�s. Al poco
tiempo las dos explor�bamos con nuestras manos nuestras partes m�s �ntimas, lo
hac�amos con ternura, lo opuesto a lo que me esperaba despu�s con aquellos
hombres. Cuando disfrut�bamos cada una de la rajita de la otra nos peg�bamos con
fuerza y nuestros pechos se tocaban, se rozaban, era una sensaci�n incre�ble,
que nunca hab�a sentido. Sent�a sin ver nada multitud de ojos clavados en
nosotras. Not� alguien tras de m�, se agach� y sent� algo h�medo que se mov�a en
mi co�o, solt� las manos de la rajita de Vanesa y ella me mord�a mis tetas
apartando con dulzura la corbata de un lado a otro, alguien abajo me lam�a los
labios arriba y abajo a la vez que met�a y sacaba un dedo de dentro de m�. Me
iba a correr en breve como siguieran as�. El silencio era sepulcral.
-Vanesa, c�mele el co�o.
Quien quiera que fuese que se hab�a puesto debajo de m� se
apart� susurr�ndome que nos volver�amos a ver. Lo esperaba ansiosa.
Vanesa se arrodill� delante de mi y me com�a el co�o
sujet�ndome fuerte del culo, simplemente me lam�a como una perrita, separando
mis labios, me temblaban las piernas, yo le tiraba fuerte de su melena rubia
aplast�ndola contra mi, estaba a punto de desmayarme, de correrme�como me
lam�a�cuando se escuch�:
-Es suficiente.
-Apartaos, ahora vamos a cambiar de juego, quiero que las dos
os pong�is a cuatro patas y cuando oig�is un silbido os acercar�is como
perritas, os pondr�is de rodillas con las manos en la espalda y os comer�is la
polla correspondiente, os las comer�is entre las dos pero ser� Cris la que se lo
tragar�.
Era la cosa m�s humillante y excitante que jam�s hubiera
podido imaginar, cuando describi� la postura en la que ambas comer�amos de
aquellas pollas una gota de dentro de mi me abandon� y empez� a deslizarse por
mi p�lido muslo hacia mis medias.
Obedec� sin contemplaciones, estaba inmersa en el juego, la
excitaci�n era incomparable, har�a todo lo que me pidiesen en aquella casa,
quer�a sentirme sucia, quer�a sentirme como una puta en sus manos, quer�a ser su
perrita aquella noche, me mor�a de ganas de comerme aquellas pollas y que
derramaran su leche en mi cuerpo, en mi boca.
Empec� a o�r silbidos en una parte de la habitaci�n y Vanesa
y yo �bamos a cuatro patas como perritas, con los ojos vendados, cuando
lleg�bamos a nuestro destino nos arrodill�bamos, pon�amos nuestros brazos en la
espalda, nos las com�amos y nos bes�bamos y cuando el chico estaba a punto de
correrse apartaba a Vanesa. Com� pollas grandes y peque�as, delgadas y gruesas,
unas pollas me las com�a, otros se follaban nuestras bocas, unos se corr�an en
mi boca, otros en mi cara, en mi venda, en mi blusa, en mis tetas�pero eso si,
todos me insultaban, me llamaban puta, perrita sumisa, come pollas�
Mi marido no podr�a ni imaginarse lo que estaba haciendo su
mujercita.
Hab�a perdido la cuenta de los falos que hab�a limpiado, ni
siquiera sab�a si se la hab�a comido a El�as, ojal� lo hubiera sabido para
com�rsela a�n mejor que al resto.
-Muy bien perritas -dijo El�as-, vamos a cambiar de juego,
ahora os tumbar�is en el suelo y quiero que os frot�is los co�itos uno con otro.
Yo no pensaba, simplemente actuaba mientras los insultos
atronaban en mi cabeza.
Nos cost� orientarnos mientras todos se re�an y nos
insultaban, cuando por fin lo conseguimos la situaci�n era extra�a pues no
consegu�a todo el rozamiento que necesitaba para correrme con aquella joven
puta. Que era lo que yo quer�a. Pronto alguien solucion� el problema, pusieron
en mi mano un objeto alargado, rugoso, parec�a un consolador, pero muy largo
como de 40 cm.
-Met�oslo las dos.
Me apart� un poco de la piloto que a�n llevaba puesta la
blusa del disfraz al igual que yo mi blusa agujereada y mi corbata de mafiosa e
introduje aquello en m�, entr� pr�cticamente solo hasta la mitad, a la vez que
gem�a le ofrec�a a Vanesa el resto a ciegas, ella tambi�n se lo meti� hasta el
fondo y entre las dos lo ocultamos completamente. Conseguimos un ritmo al
movernos, gem�amos con las piernas en tijera y nos toc�bamos lo que pod�amos,
pollas aprovechaban mis gemidos para entrar y salir de mi boca, semen ca�a en mi
venda, en mi cuerpo, no tardamos en corrernos, cada cual gritaba m�s que la
otra, ella les insultaba, ellos se re�an. Antes de sentir caer la leche caliente
de aquellos hombres en mi cuerpo los gemidos e insultos se acentuaban.
-Vaya zorritas nos conseguiste El�as, hay que ver que buenas
est�n � gritaba uno.
Alguien nos separ�, me puso a cuatro patas y me penetr�.
-Ahora ver�s, escuch� desde atr�s.
-�Qu� haces?- Grit� El�as-, acordamos que nadie se la
follar�a.
Se hizo un silencio y aquel enorme miembro candente me
abandon�.
El silencio se hizo eterno, all� estaba yo goteando fluidos
de mi concha deseando ser penetrada, quer�a polla, quer�a que me follaran todos
y cada uno de ellos, quer�a dar y recibir placer y sobretodo quer�a sentirme
como una aut�ntica puta delante de aquellos hombres, sentirme una puta para toda
esa gente era la cosa m�s excitante que nunca hab�a podido imaginar.
-No. Foll�zme cabrones follazme. Por favor. �dije.
-�Qu� dices Cris? �No ser�s tan puta!- exclam� El�as.
Sent� una bofetada en la cara y otra en el culo - te jodes
El�as esto es lo que quiere y se lo voy a dar.
Nadie respondi�.
Me la clav�.
Sus embestidas eran cada vez m�s fuertes.
-�C�mo te est�s sintiendo ahora Cris?- dijo El�as.
-Como una puta, como una puta sumisa, sigue cabr�n, follazme
todos los que quer�is, quiero que os corr�is dentro, sobre m�, en mi cara�soy
vuestra puta.
Todos se rieron pero yo estaba fuera de m�.
El hombre se sali� de m�, se puso de pie con una pierna a
cada lado de mi cuerpo, me gir� la cabeza de un golpe y se corri� en mi mejilla,
en mis ojos vendados, yo alargaba la lengua y met�a su semen en la boca.
-Esta nos la llevamos, y ahora obedecer� nuestras �rdenes,
las de todos.
Yo esperaba la respuesta de El�as pero nadie dijo nada.
Not� como alguien me ataba algo al cuello, era bastante duro,
como un cintur�n. Empezaron a tirar de m�, yo andaba a cuatro patas, iban muy
r�pido y a veces me tiraban.
Me llevaron a otra habitaci�n y me tiraron al suelo. Alguien
me levant� tirando de mi correa.
-Arrod�llate.
Lo hice inmediatamente, el hecho de que El�as quiz�s ya no
estuviera me asustaba. Alguien intentaba meterme algo por el culo.
-No por favor � grit�. Not� un fuerte golpe en mi cara.
Volv�an a intentarlo, cada vez escuchaba m�s voces, mi culo
empezaba a ceder pero lo que entraba en m� era algo fr�o, duro.
-Te sienta de maravilla maldita zorrita.
Mientras uno "vilolaba" mi boca alguien ataba de nuevo mis
manos a la espalda. Ya no sab�a cuanto de aquel miembro extra�o hab�a entrado en
m� cuando alguien se puso debajo y me clavaba su polla en mi co�ito, mi culo
ca�a con fuerza sobre su abdomen enterrando m�s y m�s aquello en m�. Yo
intentaba imaginarme con mis tetas botando fuera de la blusa que aquellos
animales hab�an agujereado y ahora me arrancaban, les ped�a que me insultaran,
multitud de manos me acosaban, tiraban de mis tetas, llenaban mi boca, el hombre
de abajo aceleraba el ritmo de sus embestidas y yo quer�a gritar, gritar de
inmenso placer pero no dejaban mi boca ni tan siquiera un segundo libre. Cuando
el hombre acab� me tir� del pelo lanz�ndome contra el suelo. Yo ya no era nadie,
era un simple objeto para aquellos hombres que adivinaba mayores que El�as. No
se como me pusieron boca arriba y alguien se puso encima de m�, con sus piernas
abiertas apret�ndome mis hombros con sus rodillas. Notaba su miembro en mi
cuello.
-Abre la boca.
Me la meti�, me la com�a y �l me ayudaba agarr�ndome por la
nuca, la sacaba y la met�a, yo apenas pod�a respirar pero disfrutaba. Pronto
not� en �l unos grandes espasmos y acab� en mi boca, en mi garganta.
Se fue y alguien me volte�.
-Est�s mojada de sobra putita -dijo un hombre mientras sacaba
aquel incordio de mi culo.
-Esto te va a encantar , �quieres que te enculemos? A ver,
�cuantas pollas quieres en tu culo?
Aquel hombre me quer�a humillar pero yo ya me hab�a
abandonado.
-Todas las que quer�is, quiero que me romp�is el culo -.
Respond�.
-�sta no sabe lo que se le viene encima � acert� a entender
entre tantos gritos.
Uno por uno se fueron arrodillando detr�s y delante de mi y
llenaban mi boca y mi culo. Por fin era su puta, su sumisa, su come pollas,
incontables orgasmos me invadieron, cada uno de paso me dedicaba una colecci�n
de insultos lo cual me calentaba m�s, me destrozaron mi ropa, mi blusita negra
se iba arrancando de mi cuerpo a cada follada, mi liguero se hizo a�icos, las
medias ara�adas, los zapatos rasgados contra el suelo, utilizaban aquel cintur�n
para cabalgarme� una aut�ntica locura, gem�a y gritaba sin parar, me sent�a como
quer�a sentirme, como su puta. Su sumisa, la perrita de todos.
No ten�a ni idea del tiempo que hab�a pasado cuando el �ltimo
me abandon�, ca� rendida con un gran dolor en mi culo y en mis rodillas,
seguramente estaba sangrando pero me dorm�.
Me despert� atada en una cama, ya no ten�a la venda puesta,
pero estaba todo oscuro y no pod�a ver nada, s�lo llevaba la corbata y los
zapatos.
Alguien se puso encima de m� y me penetr�. Otro apunt� su
polla hacia mi boca y me la meti� hasta la garganta, yo no me mov� y dej� que me
follaran por �ltima vez. Los tres nos corrimos pl�cidamente, casi
simult�neamente. Fue una follada diferente, relajada pero con un cl�max igual de
intenso. Cuando acabaron se encendi� la luz y me desataron. Abr� los ojos
lentamente sin importarme quien lo hab�a hecho esta vez, los vi y me alegr�. Le
hab�a comido la polla a Pablo y El�as me hab�a follado.
-Ser� mejor que te vayas � dijo El�as..
-P�ntelo y vete, es lo que queda - Me dijo acerc�ndome mi
pantal�n.
-No te preocupes, toma, tambi�n te regalo la corbata -, me la
quit�, me puse el pantal�n r�pidamente y me march� muy avergonzada, sin decir
nada, desnuda de cintura para arriba. Cruc� el jard�n as�, con mis tetas
desnudas, llegu� al coche y me puse una camiseta vieja que hab�a en el maletero
y la chaqueta. Eran las cinco de la madrugada, me sent�a sucia, ba�ada en semen,
la leche de aquellos hombres en mi boca, en mi co�ito y en mi culo, todo mi
cuerpo con ese inconfundible olor a polla, incontables orgasmos, incontables
hombres hab�an disfrutado de mi cuerpo, notaba semen en mis labios, en mis
entra�as, sin embargo de nuevo me qued� sentada al volante recordando la noche
m�s fant�stica de mi vida antes de pensar en que contarle a mi marido. Me
preguntaba si volver�a a ver a Pablo, a Vanesa, a todos aquellos hombres que
hab�an usado mi cuerpo sin contemplaciones, aprovech�ndose de mi indefensi�n,
"violada"con todo mi consentimiento. Pero sobretodo me preguntaba si volver�a a
ver a El�as. Al menos esperaba no haberle decepcionado.
Arranqu� el coche sin rumbo.