Relato: Viernes por la tarde





Relato: Viernes por la tarde

�Qui�n podr�a sospechar que tras esa fachada tuya de hombre
casado respetable se esconde la personalidad de Gladiador, el alias con
el que sueles acceder, cada vez con mayor frecuencia, a cierto chat gay? Eres un
hombre ya adulto y se supone que hace tiempo sentaste definitivamente la cabeza,
que ya no deber�as cometer locuras, y sin embargo�


Es viernes por la tarde, y tras despedir a tu mujer, quien va
a estar fuera de casa todo el fin de semana, te ha faltado tiempo para empezar a
hacer planes. Ha sido despedirla en la puerta y salir corriendo al ordenador. Lo
enciendes y s�lo con el saludo de Windows ya te han empezado a sudar las manos.
Un par de clicks y ya est�s en el chat, a ver si encuentras a alguno de tus
contactos, s�lo para charlar un rato, claro, nada m�s, eso no hace da�o a nadie.
�Por qu� ser� entonces que algo comienza a despertarse dentro de tus pantalones?


�Vaya, ten�as que encontrarte nada m�s y nada menos que con
el pirado de Perforador! Se trata de un asiduo del chat, con el que
sueles hablar, pero nunca te has planteado en serio el llegar a conocerle en
persona, entre otras cosas porque no parece muy de fiar. El bueno de
Perforador
est� m�s salido que el pico de una plancha, y es de lo m�s
insistente; la verdad es que no me extra�a, porque durante los �ltimos meses te
has dedicado a calentarle la bragueta con historias calientes e incluso le has
enviado un par de fotos tuyas mostrando tus encantos en todo su esplendor.


Hay que reconocer que �l tampoco est� nada mal, a tenor de
las fotos que te envi�. A diferencia de ti, �l s� se ha atrevido a mostrar su
rostro en las fotos, y es un hombre de unos 40 a�os con el pelo rapado al cero y
un mont�n de tatuajes y piercings que le dan un aspecto bastante fiero, la
verdad. Su cuerpo es fibroso y parece estar depilado hasta el �ltimo cent�metro.


Podr�as tener una sesi�n de cybersexo con �l, como tantas
otras veces has hecho all� mismo en la habitaci�n del ordenador, mientras tu
mujer ve�a la televisi�n en la habitaci�n de al lado sin sospechar nada. La de
veces que os habr�is corrido, cada uno al otro lado de la l�nea, compartiendo la
misma fantas�a. Pero hoy est�s pensando en algo m�s. Tu amigo se ha quedado de
piedra cuando le has propuesto veros esa misma tarde en un bar, para conoceros
f�sicamente, tomar una cerveza y charlar un rato. En principio nada m�s.


Pero, �a qui�n quieres enga�ar? Despu�s de apagar el
ordenador te has metido en la ducha y mientras el agua caliente corre por tu
cuerpo, se te est� poniendo m�s dura que una piedra. La conversaci�n con tu
cyberamigo y la perspectiva de conocerlo finalmente, te han puesto de lo m�s
cachondo y empiezas a acariciarte la polla con una mano llena de jab�n. Pronto
abandonas las caricias y pasas a jal�rtela con energ�a mientras tu otra mano,
tambi�n enjabonada, juguetea con tu ano. Est�s repasando mentalmente una
fantas�a que le contaste el otro d�a a tu amigo, en la que te sodomizaba en la
ducha mientras el agua caliente ca�a sobre el cuerpo de ambos y t� le ped�as que
no parara de follarte.


Casi has estado a punto ahora de eyacular pero has parado a
tiempo. Esta vez no vas a correrte, hoy tienes una cita y hay que ir fresco.
Terminas de ducharte, sin olvidarte de limpiar tu ano en profundidad, con
abundante agua y jab�n. Luego has salido de la ducha y tras secarte, te has
aplicado concienzudamente con los dedos una crema lubricante en todo el interior
y el exterior del ano. �Hay que ver cu�ntos preparativos s�lo para ir a charlar
con un amigo en un bar!


A pesar de todo, cuando sales de casa, perfumado y con la
mejor de tus chaquetas, sintiendo en tu retaguardia la sensaci�n resbalosa
debida al lubricante, todav�a sigues intentando convencerte a ti mismo de que
hoy no va a haber sexo.


Cuando se abre la puerta del ascensor te veo pasar y te
saludo desde la porter�a. -Hola, don Oscar.- te digo. -Hola- me contestas
sonriente y te vas.


Tienes una sonrisa preciosa y te tengo fichado desde el d�a
en que os mudasteis a este edificio. Moreno, de estatura media y cuerpo
atl�tico, mientras te pierdo de vista por la puerta no se me ha pasado por alto
lo elegante que vas ni la forma extra�a en la que pareces andar, as� como el
hecho de que hace apenas una hora tu mujercita ha salido cargada con una maleta
de viaje. �Este hoy tiene plan- he pensado para m�.


Mientras tanto t� te diriges hacia tu cita. Aprietas el paso
porque con la aventurita de la ducha se te ha hecho un poco tarde. Y vas medio
empalmado, entre que no has llegado a terminar, la sensaci�n h�meda y suave en
tu ano y la excitaci�n del momento, tienes un bulto en el paquete que va
llamando la atenci�n. Est�s acalorado; antes de que rompas a sudar con la
caminata es mejor que te quites la chaqueta y sigas en camisa.


Cuando entras por la puerta del bar en el que os hab�is
citado, tu coraz�n late a toda velocidad. R�pidamente reconoces a Perforador,
que te est� esperando de pie junto a la barra, tom�ndose una cerveza. Es m�s
atractivo al natural que en las fotos, en las que resultaba algo siniestro. Va
vestido con una chaqueta de cuero y unos vaqueros que le sientan fenomenal. Te
presentas y �l hace lo mismo; su verdadero nombre es Paco y tiene una voz
profunda y ronca. Emana virilidad por los cuatro costados.


La sorpresa viene cuando te presenta tambi�n a un amigo que
viene con �l, y que se est� tomando tambi�n una cerveza.


-Mira, este es Yuri, es un amigo m�o y es ruso,� o polaco, no
s� bien, porque casi no habla espa�ol. Es un t�o cachondo.-Te gui�a un ojo y,
acerc�ndose a tu o�do te susurra:- Antes, cuando hemos coincidido en el chat, �l
ya estaba conmigo en casa, as� que me lo he tra�do conmigo.-


El ruso y t� os dais la mano. Es un chaval m�s joven y alto,
rubio con el pelo cortado a cepillo y una barba bien cuidada. No has podido
evitar echarle un r�pido vistazo al paquete y no me extra�a, a m� me habr�a
pasado lo mismo. Pero, mala suerte, va vestido con un ch�ndal que no le marca
nada, as� que tendr�s que esperar a quit�rselo para poder ver algo de lo que hay
debajo. Tiene unos huidizos ojos azules que llaman la atenci�n y, mientras apura
su cerveza, no le quitas el ojo a esos labios carnosos tan apetecibles, ni a la
lengua que saca para relamerse las �ltimas gotas de la bebida. Paco parece un
hombre inquieto, no hace m�s que hablar y hablar, pero tu mente est� en otra
parte, en tu cabeza solo cabe en este momento una palabra: tr�o.


Nunca has hecho uno. Mentalmente te est�s haciendo una
composici�n de lo que tiene que ser compartir cama con esos dos hombres y se te
agolpan las im�genes: los tres desnudos, cuerpo con cuerpo, frot�ndoos,
acarici�ndoos, sudando en un revoltijo de manos ardientes, pies desnudos, muslos
peludos, bocas �vidas, pollas enhiestas�


Casi no te has dado cuenta y ya tienes una erecci�n. Tus dos
amigos se han fijado en lo cachondo que est�s y se est�n frotando las manos. La
conversaci�n sigue, pero las palabras sobran, lo que te gustar�a ahora es
desnudarlos a los dos all� mismo; oyes sus palabras pero no las escuchas,
contestas a sus preguntas como un aut�mata, sin pensar, porque en tu mente ahora
mismo s�lo hay sitio para el sexo.


En dos minutos est�is fuera de all� los tres, les ha
resultado muy f�cil convencerte. Paco tiene un piso muy cerca y te ha invitado a
que lo conozcas. Parece que le has gustado porque notas c�mo su mirada recorre
tu cuerpo mientras intentas hacerte entender con el ruso. Cuando lleg�is al
portal, Paco se adelanta, abre la puerta y, de lo m�s amable, os invita a pasar
y subir al ascensor. Una vez que est�is los tres dentro, a solas, Paco comienza
a meter mano al ruso o polaco o lo que sea, acarici�ndole el pecho por entre los
botones abiertos de la camisa, hasta que lleg�is al piso y se recomponen un poco
para salir al rellano.


El piso es viejo y est� bastante estropeado. Sin embargo hace
calor dentro, ya que han dejado la calefacci�n puesta. Despu�s de dejar tu
chaqueta en una silla os dirig�s sin m�s pre�mbulos al dormitorio, donde os
espera una cama ya deshecha. �Qu� r�pido va todo cuando hay ganas! Hay un olor a
semen muy intenso en aquella habitaci�n, de no haberse ventilado en bastante
tiempo. Est�s ech�ndole un r�pido vistazo a la decoraci�n de la habitaci�n y
aquellos dos hombres ya se est�n desnudando. No se puede decir que ninguno de
los dos pierda el tiempo, porque anteriormente han debido de vestirse con prisa
y han salido a la calle sin ropa interior debajo. As� que se bajan los
pantalones y directamente te quedas embobado al observar sus pollas, ambas de un
tama�o magn�fico y sobre todo bien gordas, que es como a ti te gustan,
totalmente depilado Paco, y con una aut�ntica pelambrera alrededor la de Yuri.
T� todav�a no te has ni quitado los zapatos, y esos dos hombres ya se te han
desnudado por completo y retozan sobre la cama, medio enroscados sus cuerpos
mientras se besan. Aunque m�s que besarse, lo que hacen es morderse los labios
el uno al otro como animales que quisieran devorarse mutuamente.


T� te vas desnudando torpemente porque no puedes quitar los
ojos del espect�culo y para cuando te deshaces de tu slip, tienes la mayor
erecci�n que recuerdas en a�os. Paco te hace se�as para que te lances y te sumes
al fest�n. Te han hecho un hueco para que te tumbes entre los dos. Est�s
deseando que llegue el momento en que tu piel contacte con la de esos dos
cuerpos ya sudorosos y te lanzas de golpe. El contacto de tu polla aplast�ndose
sobre el muslo de Yuri ha conseguido que empieces a expulsar l�quido preseminal,
tal es la excitaci�n que traes encima. Despu�s de jugar un poco acariciando los
cuerpos de ambos, decides tumbarte de costado mirando a Yuri, al que obligas a
darse la vuelta, de tal modo que queda acostado de espaldas a ti. Es un cuerpo
joven y su piel es suave, rodeas su cuerpo con un brazo y est�s acarici�ndole el
velludo pecho, mientras el pelo de tu pecho acaricia su espalda.


Detr�s de ti queda Paco, que no est� dispuesto a perder el
tiempo. Est�s notando el pulso firme de sus dos manos, mientras recorren tu
cuerpo de arriba abajo manose�ndolo. Pero es otro contacto el que llama tu
atenci�n, el de un objeto caliente y duro que se aprieta fuerte entre tus
gl�teos y que no para de crecer. Finalmente, las manos de Paco han avanzado
hasta tus nalgas, abri�ndolas, separ�ndolas, dejando el camino libre a la dura
verga que ya ha encontrado el orificio del esf�nter y se apoya sobre �l. En ese
momento, agradeces el haber venido preparado con el lubricante.


Siguiendo su ejemplo, con tus manos tomas las nalgas del ruso
y repites la operaci�n. Ahora con tu polla p�trea est�s notando la sensaci�n
h�meda de un orificio anal que ya ha sido invadido hace poco y est�
completamente lubricado. S�lo te queda empujar, mientras tu cuerpo sudoroso,
atrapado entre dos bestias, resiste la embestida lenta pero indefendible de la
verga de Paco.


Verdaderamente no sabes c�mo me hubiera gustado encontrarme
en ese momento en tu lugar, penetrando el culo de un hombre mientras notas c�mo
otro te fuerza por detr�s, dilatando tu ano poco a poco, notando c�mo la entrada
de cada cent�metro desencadena una sensaci�n de placer que se te transmite
autom�ticamente a la polla que tienes enterrada en el territorio h�medo y
ardiente de una tercera persona.


Cuando ambos est�is ya completamente ensartados, casi
est�ticos, s�lo queda esperar un momento a que los cuerpos se acomoden a la
situaci�n para empezar a bombear. Paco es el primero en iniciar el movimiento de
adelante atr�s, al principio lentamente, luego m�s r�pido y m�s r�pido, hasta
que sus embestidas se convierten en un mete-saca fren�tico que parece imposible
pueda resistir tanto tiempo. El movimiento compenetrado de los tres se prolonga
durante unos minutos que parecen interminables y el sonido del contacto y la
fricci�n entre los cuerpos llena la habitaci�n y parece excitaros a�n m�s. Con
cada empell�n, Paco impulsa tu pelvis adelante haciendo que tu polla se hunda
con fuerza en el recto de Yuri, quien parece estar disfrutando de lo lindo,
teniendo en cuenta sus gemidos cada vez m�s audibles. Adem�s, con una mano has
atrapado su gruesa polla y le est�s pajeando con fruici�n, hasta que comienza a
lanzar chorros de leche que caen sobre la cama e impregnan tu mano.


Detr�s de ti, est�s notando c�mo Paco apoya su boca sobre tu
nuca y la llena de saliva, sin parar de follarte ni por un segundo. T�, que
est�s a cien, con tu polla como una estaca, todav�a atrapada por el esf�nter de
Yuri, y sintiendo c�mo Paco te da por el culo con toda su alma, terminas en una
aut�ntica explosi�n de semen que inunda las entra�as del ruso.


Mientras las sensaciones del orgasmo a�n no te han
abandonado, de repente, el movimiento de Paco se detiene, y te preparas para
recibir los trallazos de leche caliente y espesa corriendo por tu interior,
haci�ndote gozar como nunca antes hab�as gozado.


Luego hab�is permanecido durante unos minutos acostados,
todav�a calientes, habitando unos cuerpos a otros, hasta que finalmente las
vergas se han liberado y t� te has levantado para ir al ba�o. Al mirar atr�s,
observas el desaguisado que hab�is formado, los dos cuerpos acostados boca
arriba espl�ndidos, con las piernas abiertas mostrando orgullosos sus sexos
todav�a babeantes, sobre unas s�banas revueltas y empapadas por las lefas.


All� los has dejado y ahora est�s en el ba�o. Un objeto llama
tu atenci�n: es un uniforme de polic�a nacional que est� colgado de una percha,
completo con su camisa, su pantal�n y todos los accesorios, y que r�pidamente
concluyes debe de ser de Paco. �As� que ese animal que has dejado en la cama es
polic�a! Te acercas al uniforme atra�do por la curiosidad, y no has podido
resistirte a olfatearlo. Cogiendo la camisa con una mano, acercas tu nariz y la
hundes en ella, aspirando con fuerza el intenso olor a hombre. Sigues
olisqueando toda la camisa, sin acabar de saciarte, el cuello, los sobacos, las
mangas. Luego tomas el pantal�n y llevas tu nariz hasta la bragueta donde una
mezcla de olor a or�n, a sudor y a semen hace que comiences a excitarte de
nuevo.


De repente se te ha ocurrido probarte ese uniforme, sin m�s
raz�n que la de sentir en tu cuerpo el tacto del tejido recio y �spero, y
permitir que su aroma se mezcle con el tuyo propio. As� que tomas los pantalones
y te los pones, directamente sobre tu cuerpo desnudo, sin ropa interior, sin
cuidado de evitar que tu polla, todav�a sucia por la corrida previa, manche el
pantal�n. Cierras el bot�n de la cintura y hasta te pones el cintur�n, que lleva
acoplada una porra negra de pl�stico, dura y poco el�stica. Luego te pones la
camisa, sintiendo c�mo el sudor y algunos restos de esperma de tu pecho empapan
la tela. Te miras en el espejo y est�s imponente, y, por qu� no decirlo, muy
sexy, �qu� tendr�n los uniformes que nos ponen tan cachondos?


No piensas que Paco se vaya a enfadar por haberte puesto su
uniforme y haces tu entrada en el dormitorio hasta con la gorra puesta,
blandiendo la porra. Pero al entrar, Paco no te ha hecho ni caso, porque est�
muy atareado, de rodillas sobre la cama, doblado sobre el cuerpo acostado boca
arriba de Yuri, al que le est� haciendo una mamada de campeonato. El ruso tiene
los ojos cerrados, con una expresi�n incre�ble de placer, mientras Paco se
aplica a sacarle hasta la �ltima gota de semen del cuerpo a base de succionar.


Cuando por fin te ve Paco, se queda sorprendido por un
momento, pero luego sonr�e con picard�a y te arrebata la porra. Al principio no
entiendes lo que quiere, pero pronto te das cuenta: Paco toma la porra, que es
de un di�metro de unos 5 cm y comienza a chuparla, a lamerla, como si estuviera
haciendo una felaci�n. Luego te la entrega y, volviendo a su ocupaci�n de
chup�rsela al ruso, te da la espalda, a�n de rodillas, ofreci�ndote el culo en
pompa para que lo penetres.


As� que te dispones a proporcionarle placer al polic�a
empleando su propia porra para violarlo. Te colocas detr�s de �l, mientras le
separas las nalgas y apoyas el extremo de la porra sobre el orificio anal,
pregunt�ndote si ser� capaz de tragar semejante instrumento.


Al principio parece imposible y la porra apenas avanza, pero
poco a poco, est�s sintiendo c�mo se dilata su esf�nter y la porra comienza a
ingresar en el angosto conducto. Paco, mientras culea, contin�a devorando la
enorme polla del ruso, chupando y succionando sin parar. El ruso comienza de
nuevo a gemir como antes, trasportado por el placer de la mamada.


Cuando media porra ya est� enterrada, te detienes pensando
que ya no podr� entrar m�s, pero el propio Paco se vuelve y te ordena que se la
metas entera, as� que contin�as, asombrado, hasta que s�lo queda fuera el mango
con el que la est�s asiendo. Luego comienzas a moverla dentro de su recto,
notando como la intensa contracci�n de su esf�nter dificulta los movimientos al
principio, pero luego, poco a poco con mayor libertad. En un par de minutos,
est�s foll�ndotelo con la porra a toda velocidad, mientras Paco te pide que le
des m�s y m�s fuerte, est� fuera de s�.


La excitaci�n que te produce la visi�n del culo de Paco
engullendo aquella enorme porra hace que no puedas resistir m�s, te bajas el
pantal�n hasta las rodillas, y comienzas a masturbarte con todas tus ganas,
luciendo todav�a el resto del uniforme sobre tu cuerpo.


Al poco, unos alaridos indican que Yuri ha terminado en la
boca de Paco, quien se traga casi toda su carga. Paco sigue recibiendo el
castigo anal que le est�s dando con la porra, de rodillas sobre la cama, con la
cabeza agachada y los ojos cerrados, la boca entreabierta en un rictus que
conjuga dolor y placer, dejando escapar por las comisuras de la boca algunas
gotas del semen de Yuri, que no ha podido tragar.


T� has decidido continuar d�ndole su merecido sin darle ni
una tregua, y a la vez sigues machac�ndotela con furia. Yuri, un poco m�s
recuperado ahora, decide ocuparse de la polla de Paco, se acuesta boca arriba,
con la cabeza entre las piernas de �ste, mirando hacia su polla, que luce una
erecci�n formidable, la toma con ambas manos y se la introduce entre los labios,
empezando a mam�rsela.


Paco, acorralado entre el placer que le proporciona la boca
de Yuri y el que le est�s infligiendo t� con la porra, no podr� resistir mucho
m�s sin correrse. Sus piernas tiemblan, su espalda se arquea y finalmente
estalla derramando un r�o de leche caliente que cae sobre el rostro del ruso,
inund�ndolo.


T� tambi�n llegas al orgasmo entonces, mientras terminas de
remover la porra dentro del cuerpo de Paco, apuntas con tu polla al aire sobre
su espalda y la riegas con tus espesos jugos, esparci�ndolos con una mano por
todo su cuerpo, sin olvidar su cabeza rapada al cero.


Despu�s de ese aut�ntico combate de pasi�n, all� est�is los
tres desnudos y exhaustos sobre la cama, recuperando la respiraci�n. Y t� est�s
pensando en lo que has hecho, c�mo te has dejado llevar por la excitaci�n del
momento, c�mo no has sabido controlarte y te has entregado a la pasi�n m�s loca
sin pensar ni por un momento en lo que est� bien o mal. Y es entonces cuando
decides levantarte y marcharte, ahora que a�n tienes la cabeza fr�a, porque unos
minutos m�s de descanso y estar�s otra vez empezando a calentar motores. T� eres
una persona casada y no puedes andar haciendo esas cosas con hombres
desconocidos. �Y pensar que has salido de casa con la intenci�n de controlarte!


A tus compa�eros les explicas que tienes que irte r�pidamente
porque tienes un asunto importante; intentan convencerte para que permanezcas un
rato m�s, pero es in�til, has decidido marcharte y te vas.


Pero cuando vas por la calle andando de vuelta a casa,
empiezas a recuperar las sensaciones placenteras, a recordar los momentos
vividos aquella tarde, y empiezas a arrepentirte de haberte marchado tan pronto.
�Hay tantas cosas que te hubiera gustado hacer con esos dos hombres en esa cama!
Especialmente te est�s imaginando las suculentas pollas que ten�an y que no has
podido degustar con tu boca, y hasta te imaginas a los dos de pie, el uno junto
al otro y t� agachado frente a ellos, atendiendo ahora a una polla, ahora a la
otra, manoseando sus huevos, lami�ndolos, juntando sus glandes mientras los
acaricias con tu lengua�


Pero ya no hay vuelta atr�s, vas a volver all�, tendr�s que
irte a tu casita y me temo que te har�s una paja para calmar la excitaci�n que
vuelve a tu entrepierna. En eso est�s pensando cuando llegas al portal y ah�
ataco yo.


Te veo llegar pensativo, la ropa algo desordenada y con un
paquete bastante abultado, para qu� vamos a negarlo. Pasas por el portal
totalmente ausente, pero te entretengo con una excusa y te hago entrar a la
porter�a. Como quien no quiere la cosa he dejado una revista porno gay a la
vista para que te fijes en ella. Despu�s, te ofrezco una cerveza que aceptas y
empezamos a hablar. Te miro descaradamente al paquete hasta que te des cuenta, y
en lugar de molestarte, el bulto parece agrandarse ante mis ojos. Cuando creo
que ya se ha creado la suficiente cercan�a entre los dos, te pido que me ayudes
con un problema que tengo en un aparato que hay debajo de la mesa y cuando est�s
agachado debajo de la mesa a cuatro patas, desde detr�s empiezo a sobarte el
culo lentamente.


No te he o�do protestar y eso me anima a dar un paso m�s.
Cuando te das la vuelta te encuentras de frente con mi bragueta abierta, y una
polla que empieza a desperezarse. Por un momento no te veo, pero noto tu aliento
concentr�ndose sobre mi polla; est�s decidi�ndote a atacar. Por un momento creo
que te vas a echar atr�s y estoy arrepinti�ndome de haber actuado con tanto
descaro, pero entonces noto la sensaci�n h�meda de tus labios abrazando mi
glande. Mi polla alcanza pronto su m�xima rigidez, mientras t� comienzas a
chuparla, recre�ndote, meti�ndotela tan adentro que noto c�mo tu nariz acaricia
el pelo de mi pubis y la punta de mi polla se pierde en tu garganta, para luego
sacarla, y volverla a engullir de nuevo, una y otra vez, para volver a sacarla
afuera y lamer todo su contorno con tu lengua carnosa y suave.


Est�s disfrutando el momento tanto como yo y te dedicas a
extraer todo el placer posible de mi verga, haciendo que mi excitaci�n llegue
hasta el cielo, sin prisa. Una de tus manos comienza a acariciar ahora mis
huevos que est�n recubiertos de abundante pelo; noto tambi�n la sensaci�n h�meda
que me informa de que me los est�s chupando y resulta delicioso. No decimos ni
una palabra; en la porter�a s�lo se escucha el sonido de tu boca jugando con mi
sexo, a ratos como un beso, a ratos como el sonido de un chiquillo chupando una
piruleta.


Mi polla flota en la humedad de tu boca, se desliza, cada vez
m�s firme, cada vez m�s caliente. Desde por encima de la mesa no te veo, s�lo
percibo tus acciones sobre mi cuerpo, que ahora est� ya desnudo de cintura para
abajo porque me baj� los pantalones hasta los tobillos. Me acaricias las
piernas, las nalgas, y finalmente acercas un dedo a mi ano y empiezas a intentar
introducirlo suavemente. Te dejo hacer mientras invades mi recto, realmente
sabes c�mo mamarla y no creo que pueda aguantar mucho m�s tiempo.


Finalmente me corro, sin avisarte, para que descubras el
sabor de mi esperma y, si te gusta, vuelvas a por m�s cuando te plazca. Cuando
sales de debajo de la mesa, te miro a los ojos y pareces satisfecho. Un charco
de tu semen bajo la mesa me hace darme cuenta de que t� tambi�n te corriste.
Aunque ahora sin decir nada te subes a tu piso s� que volver�s, a lo mejor hoy
no, pero el fin de semana es largo y yo s� esperar. O mejor, quiz� sea yo el que
suba a tu piso, dentro de un rato, a ver si hay alg�n arreglillo por hacer. Tu
mujer no est� y tenemos todo el piso para nosotros�


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