Yo ni me entero
Me encanta que me miren. Cuando estoy con t�os, me subo
la falda y separo los muslos, o desabrocho el tercer y el cuarto bot�n de la
camisa como por descuido, y sigo a lo m�o sabiendo que me est�n comiendo con
los ojos con esa clase de mirada que te muerde en las carnes.
Soy as�. Desde ni�a.
Con el tiempo he perfeccionado las t�cticas. No soy boba
y me fijo. Me he dado cuenta de que los hombres disfrutan a tope si piensan
que invaden mi intimidad sin yo saberlo. Les encanta �y no solo conmigo sino
con todas- violarnos con los ojos, sorprendernos en un renuncio. Me tumbo en
la playa en topless y nadie me mira. Se me escapa un trocito de areola �no
el mugr�n, solo un trocito de areola- del sujetador del bikini, y se la
pongo dura a la concurrencia.
Hace falta mucho entrenamiento para ense�ar carne sin que
parezca que lo hago a prop�sito. Suelo ensayar ante el espejo grande del
armario. La ropa es muy importante. �Mi falda preferida? La escocesa de
tablas. Me viene cuatro dedos por encima de la rodilla. Suelo pon�rmela con
calcetines largos de esos que tapan la pantorrilla. Cuando me siento, abro
una ventana al para�so de los chicos. Resulta ideal combinarla con unas
braguitas blancas. Se me ve el dorado difuminado de los muslos y un brochazo
de claridad en semejante sitio, justo a la altura del co�ito.
Pero no tengo perd�n. Todav�a no me he presentado ni he
dicho como soy. Me llamo Nieves. Soy quien estrena ese nombre en la familia,
y es que el d�a en que yo nac� no nacieron todas las flores, pero cay� la
nevada del siglo en mi ciudad en la que nunca nieva. De ah� mi nombre. �Por
qu� Nievedulce? Por mi primer novio. Me llamaba as� y me encantaba. El novio
se fue pero el nombre ha quedado inmortalizado en mi direcci�n de correo
electr�nico. Tengo veinte a�os y soy andaluza. Morena. Ojos negros. Pechos
bien puestos. Soy estudiante de Psicolog�a, pero lo que me gusta de verdad
es escribir. Hice mis pinitos en la revista del Colegio y sue�o con publicar
novelas y tener millones de lectores. Esta es mi primera narraci�n en
. Estoy bastante nerviosa. Ni s� como me he atrevido a echarme
hacia delante y escribir. Me excita hacerlo. Hasta �lo digo porque no sab�is
ni qui�n soy ni d�nde vivo- sue�o con que muchos t�os se masturben
ley�ndome. �No ser�a se�al de que s� llegar a mi p�blico?
En verano voy sin sujetador y me pongo buenos escotes y
blusas de esas sin mangas con las que, cuando levantas el brazo, ense�as por
el sobaco hasta las u�as de los pies. Ofrezco un camino u otro seg�n est�n
colocados los t�os. Estoy, por ejemplo, sentada en a una mesita de bar de la
Facultad y se acercan unos chicos. Si est�n de pie, solo he de inclinarme un
poquitillo. Se les quiebra la voz cuando me ven los pezones. Tartamudean.
Tragan saliva. Empiezan a decir tonter�as. Sentada e inclinada como estoy,
tengo los ojos a la altura de sus braguetas. Un se�or espect�culo. Las
braguetas van ganando consistencia y volumen. Se me endurecen los pezones
mientras eternizo el movimiento de ajustarme la sandalia. El coraz�n me va a
doscientos. Llega un momento en que no soporto m�s tensi�n y enderezo el
cuerpo. Hay como un �oh! de desilusi�n en las braguetas. Es genial, de
verdad. Pongamos ahora que los t�os no me miran desde arriba, sino que est�n
a mi altura. Me pongo de costado y braceo mucho. Suelo ensayar �ya lo dije-
los movimientos ante el espejo y s� lo que he de hacer. Arreglarme el pelo
es mano de santo aunque, dado el tema, mejor ser�a decir mano de diablo.
Adem�s arreglar el pelo favorece. Si levanto el brazo, la teta se me pone
guapa y ca�da hacia arriba. Muestro mi lado bueno. El fotog�nico. El que
calienta a los t�os. �Y me calienta tanto calentarles!
A veces ense�o el culo. No os asombr�is. No es tan
dif�cil. Hay formas. Hacen falta un tanga y una falda corta con mucho vuelo.
En un lugar concurrido,- una disco, un pub- voy a los aseos y me engancho en
la cintura la parte de atr�s de la falda. Solo resta salir a escena con los
molletes del culo a disposici�n del p�blico. No cre�is que a la primera me
advierten que estoy ense�ando el trasero. Ni a la segunda. Ni a la tercera.
Tardan un buen rato. Los t�os tienen todo el tiempo del mundo para
asombrarse �"�Ah� va, a esa se le ve el culo!"- y, pasada la primera
impresi�n, mirarme m�s despacio �"Es un buen culo. Me lo follar�a muy a
gusto"-.Cuando monto ese n�mero me da el subid�n, lo juro. Vivo. Saboreo la
vida como si la vida fuera un bomb�n de chocolate. Respiro el aire con
hambre de m�s. La sangre no corre por mis venas. Vuela. El co�o se me vuelve
agua de lim�n. Esos d�as, cuando vuelvo a casa me masturbo. No enseguida.
Aguardo a que vuelva del trabajo el se�or de la puerta 16. Las ventanas de
su casa enfrentan con las m�as por el patio interior. Le gusta espiarme y le
doy el gustazo, aunque hago como que no me entero.
Le doy facilidades. Me masturbo con las luces encendidas
y la cortina descorrida. Me desnudo. Me acaricio el cuerpo. En ocasiones
aprovecho para darme body milk. Me gusta el tacto de mi piel. Es suave.
Trasmite un agradable calor. Me tumbo en la cama y, cuando estoy segura de
que el se�or de la puerta 16 se ha escondido detr�s de la cortina de su
ventana y me mira, me acaricio los pechos. Tengo los pezones muy sensibles.
Los pellizco, y el gusto llega, a impulsos el�ctricos, a cada fibra de mi
cuerpo y se engolfa all� en placentero chisporroteo. Con una mano me amaso
los pechos y me masajeo el cl�toris con la otra. S� tocarme, pero, sobre
todo, s� que el vecino me est� mirando, que soy yo quien le levanta la
polla, que sue�a con que sus ojos se conviertan en manos. Sus miradas me
ensucian y adoro que lo hagan. Quiero que me encanallen. Imagino que estoy
en tierra, tumbada y rodeada de hombres que me hacen corro y se masturban al
ver como yo lo hago. Es demasiado, palabra. El orgasmo me viene desde lo
hondo y me llena. Mi cuerpo es pura sacudida, un gemido continuo, los restos
del naufragio de m� misma.
Me faltan las palabras. Releo lo escrito y me doy cuenta
de que me faltan las palabras. No s� contar lo que siento. Tal vez no valga
como escritora. Aunque no me rindo. Seguir�. Har� un segundo relato, y un
tercero y un cuarto. Poco a poco ir� perdiendo la verg�enza, porque confieso
que ahora mismo aun estoy un poco cortada. Quiz� llegue a hacerlo mejor. Me
pondr� muy contenta si consigo que alguien me lea. Y quiz� llegue el d�a en
que logre que alguien se masturbe ley�ndome. �Ojal�!
�Se puede pedir m�s?