Continuaci�n de �El coche del verano�
El primer relato que os ofrec� hace unos meses creo que no
termin� al gusto de los lectores o al menos eso me hicieron llegar 6 o 7 de
vosotros, que me solicitaron que efectuase la continuaci�n del mismo, bien, ha
llegado el momento que le demos una nueva perspectiva a mi relaci�n veraniega
con mi t�a. Ah� va, espero que os guste.
- Lev�ntate!, son las 11 y media de la ma�ana, me dec�a
mi madrina desde la puerta de la habitaci�n.
Mientras mi mente reaccionaba y mi cuerpo intentaba seguir a
mi mente aunque con unos cuantos segundos de retraso, la primera frase que lleg�
a mi cerebro con claridad era un mensaje claro y rotundo.
Ha sido un sue�o, mierda!
Me parec�a a�n sentir en mis labios el sabor de la saliva de
mi t�a, en mis manos las formas redondas de su cuerpo, en mi cuerpo la
excitaci�n de la sangre en ebullici�n, y en mi interior una paz que siente aquel
que ha cumplido su sue�o, aunque la cruda realidad era que me encontraba en un
12 de Agosto a las 10 y media de la ma�ana reci�n despertado de un sue�o
incre�ble, con un ambiente cargado que me parec�a encontrarme en el t�pico
pueblo de Missouri que aparecen en las pel�culas americanas, donde todos los
actores aparecen sudando todo el film y siempre con una botella de cerveza en
sus manos, en lugar de encontrarme en un peque�o pueblo de Tarragona de 900
habitantes escasos pasando el verano en casa de mi madrina, y teniendo un sue�o
er�tico con mi t�a que tambi�n resid�a en la localidad.
Me levant� de la cama con el incentivo de pensar que esa
noche ir�a con mis amigos a un pueblo cercano que se encontraba en fiestas,
evidentemente depend�a que Miguel pudiese venir y adem�s siendo el �nico que era
mayor de edad y ten�a carnet de conducir, pudiese conseguir que su padre le
dejase el coche.
Mi madrina como siempre me hab�a preparado un riqu�simo
desayuno para variar, aunque mi cuerpo daba buen provecho del mismo, mi mente
solamente pod�a pensar en mi t�a y en el sue�o que hab�a tenido con ella, aunque
intentaba hacer razonar a mi cerebro dici�ndole que era una locura, este
contestaba pasando im�genes a c�mara r�pida de lo que hab�a cre�do que hab�a
sucedido. Decid� ir a la piscina para intentar combatir el calor que desprend�a
tanto mi cuerpo como mi mente, aunque creo que fue de forma inconsciente, que
aprovech� que la piscina municipal estaba relativamente cercana a la casa de mi
t�a para acercarme a saludarle y ver que tal andaba todo.
Como siempre sub� las escaleras de dos en dos mientras
efectuaba un saludo en voz alta para avisar de mi presencia, me respondi� la voz
de mi t�o desde la cocina, mientras me acercaba a esta mi mirada realizaba
b�squedas por los alrededores por si consegu�a verla a ella. Como siempre
mantuve con t�o una conversaci�n insustancial, en la cual como siempre acabamos
hablando del pr�ximo partido de f�tbol del domingo que se realizar�a en el campo
de un pueblo vecino y siendo �l presidente del equipo del pueblo, me explicaba
las t�cticas que estos emplear�an y que sucedi� en el �ltimo enfrentamiento ya
que por culpa del �rbitro perdimos por un gol en fuera de juego. Sinceramente me
parec�a tediosa esa conversaci�n, yo me encontraba inquieto, mi mente segu�
ofreciendo im�genes a c�mara r�pida de las locuras que hab�amos hecho mi t�a y
yo en mi sue�o, y lo �ltimo que me interesaba en ese instante era conocer como
mi t�o, se acordaba de la familia geneal�gica del �rbitro que dirigi� el
enfrentamiento de f�tbol de los dos pueblos rivales. Aprovech� un momento en el
cual mi t�o sorb�a el caf� para preguntar donde se encontraba el resto de la
familia, gracias a ello me enter� que mis primos estaban en la piscina y mi t�a
hab�a ido de compras por el pueblo, as� que una vez obtenida la informaci�n que
deseaba, aprovech� para despedirme con la excusa de irme a la piscina.
Maldec�a mi suerte mientras bajaba las escaleras r�pidamente,
y me dirig� con mi bicicleta hacia la piscina, me encontr� al girar en la calle
principal para tomar la avenida que me conduc�a al polideportivo municipal, con
ella. Desconozco si era mi calentura, o bien, era mi deseo de verla, pero aunque
iba con un par de bolsas en cada mano, vestida con su t�pica falda que le cubr�a
las rodillas y su camisa en la cual se vislumbraba el sujetador que llevaba
puesto, sent� como mi coraz�n iniciaba una taquicardia y como las piernas me
empezaban a flojear.
Aunque me ofrec� a acompa�arla a casa, declin� la oferta y me
dijo que no me preocupase que a�n deb�a hacer compras, supongo que se dio cuenta
que mi cara transmit�a decepci�n que me invit� a cenar esa noche en casa, a lo
cual evidentemente acept� r�pidamente. El resto del d�a a partir de ese momento
transcurri� lentamente, parec�a que el minutero de mi reloj no avanzase, cuando
comuniqu� a mis amigos que no contasen conmigo tuve que aguantar unas cuantas
mofas, pero aunque siempre he sido un ser orgulloso, estas las encaj� con una
sonrisa en los labios que parec�a no se borrase de mi cara.
Me sent�a nervioso, hist�rico, aunque creo que la palabra que
mejor pod�a definir mi estado era el de excitado, aprovech� la siesta en casa de
mi madrina para so�ar con ella y masturbarme como nunca antes lo hab�a hecho en
mi cama. Una vez dadas las correspondientes explicaciones a mi madrina que me
iba a cenar a casa de mi t�a, por lo cual se alegr� porque consideraba que se
encontrar�a mas tranquila mentalmente sino iba en coche con mis amigos a las
fiestas del pueblo vecino, me dirig� a casa de mi t�a excitado como un animal en
celo, ten�a una erecci�n permanente que intentaba disimular reiteradamente, me
encontraba a escasos quinientos metros de su casa cuando me encontr� a mis
primos que me comentaron que les hab�an dado permisos para ir al pueblo vecino,
me encant� saberlo pues ello significaba que simplemente estar�amos mi t�a, mi
t�o y yo.
Esta vez sub� las escaleras pausadamente mientras mi
excitaci�n se encontraba en su m�ximo, intent� tranquilizarme dici�ndome que el
bulto en mis bermudas ser�a imposible disimular si continuaba en ese estado,
como siempre hac�a por costumbre salud� en voz alta para avisar de mi presencia,
o� como respuesta a mi t�a que me llamaba desde el comedor.
Entr� en el comedor y me encontr� a mi t�a que preparaba la
mesa, aunque solamente estaba poniendo dos platos, pens� al instante que no le
entend� correctamente por la ma�ana y mientras me encontraba d�ndole vueltas de
c�mo realizar la pregunta para que la situaci�n no se convirtiese en m�s
embarazosa de lo que me parec�a, entr� mi t�o en el comedor con una sonrisa
mientras me dec�a que esa noche nos dejaba solos ya que iba a acompa�ar a mis
primos a las fiestas y se quedar�a un rato con ellos. Mientras intentaba que mi
satisfacci�n no fuese visible, desde mi boca aparec�an palabras de p�same por no
poder cenar con �l, mir� a mi t�a, estaba radiante, llevaba las mismas faldas
que portaba por la ma�ana, aunque se hab�a cambiado la camisa blanca por otra de
color crema, no pude evitar fijar mi mirada en sus pechos unos segundos, creo
que se dio cuenta de ello pues realiz� el t�pico gesto de intentar subirse la
camisa hacia arriba, o verificar si el bot�n estaba desabrochado, not� como mi
erecci�n en mis pantalones estaba a punto de explotar y como mis mejillas se
acaloraban.
Mi t�o se despidi� de m� ofreci�ndome la mano y de mi t�a con
un beso, si esta situaci�n la hubiese imaginado en mi sue�o no creo que se
produjera un ambiente tan perfecto como el que hab�a obtenido, cenar�a con mi
t�a a solas.
Intent� hablar del tiempo, de lo caluroso que hab�a sido el
d�a, de lo bien que estaba el agua de la piscina, de c�mo estaba siendo el
verano, mientras mi t�a sentada y comiendo poco a poco me miraba y sonre�a,
realizaba breves comentarios que me permit�an ir hilvanando mas la conversaci�n,
aunque en mi fuero interno creo que hubiese hecho falta toda las camiones de
bomberos para apagar el calor que sent�a.
Finalizamos la cena con comentarios est�pidos, o al menos eso
me parec�an a m� pues no consegu�a apartar mi mirada de sus ojos, le ayud� a
recoger la mesa y me ofrec� a ayudarle a fregar los platos. Sent�a su cuerpo
cerca del m�o, ella fregaba y yo secaba a su lado, tenerla a escasos 25
cent�metros de m� ver su pecho como se mec�a mientras fregaba los platos,
consegu�a subir mi excitaci�n a cotas que nunca hubiese cre�do que fueran
posibles, me sent�a en una nube e intentaba cada vez que me daba un plato
provocar un roce con su mano mientras me pasaba el vaso o plato para secarlo,
creo que fue el calor, la situaci�n o todo la locura de d�a que estaba llevando,
que de repente yo mismo at�nito o� como me sal�an frases a mi t�a, que hab�a
dejado de lavar y con el ruido de fondo del agua cayendo, le confesaba que
estaba completamente enamorado de ella, que me volv�an loco sus ojos, sus
mejillas, sus orejas, sus labios, el gesto mediante el cual su lengua humedec�a
sus labios, sus pechos, sus pezones, sus piernas, sus tobillos, su pies, que
so�aba todo el d�a en poder meter mi mano dentro de su falda lentamente para ir
subiendo y acercarme a su monte de Venus. Mi t�a se alej� un metro de m� y me
miraba alucinada, me acerqu� a ella lentamente mientras segu�a dici�ndole como
la deseaba con todo mi ser, no pod�a ocultar m�s mis sentimientos, le cog� las
manos y las bes� suavemente, ella hizo el gesto de apartarlas pero aprovech� el
momento para empujarla suavemente contra la nevera mientras mis manos sub�an por
sus brazos hac�a sus pechos, ten�a a mi t�a delante de m� y nos mir�bamos frente
a frente, sent�a su mirada que traspasaba pero no pod�a terminar con la
situaci�n, ahora no. Le bes� suavemente en los labios mientras ella segu�a
mir�ndome y not� como sus labios se abr�an lentamente para que nuestras lenguas
se uniesen, mis manos recorr�an su cuerpo, acariciaban su culo, mientras
intentaba subir las faldas para conseguir acceder a sus bragas, notaba como mi
t�a reaccionaba a mis intentos y sent�a como se iba excitando conmigo cada vez
m�s, creo que la situaci�n como a m� le sobrepas� totalmente, consegu� subirle
las faldas y met� mis manos dentro de sus bragas para acariciarle el culo, puso
sus manos en mis hombros y me sent� en la silla que hab�a en la cocina delante
de la peque�a mesa, me baj� las bermudas y dej� todo mi miembro al aire, sin
dirigirme la palabra delante de m�o se bajo las bragas y tom� la iniciativa por
f�n, se sent� a horcajadas encima m�o y me dej� entrar dentro de ella, estaba
dentro suyo, mis manos le desabotonaban la camisa r�pidamente para poder
quitarle el sujetador y poder ver sus ansiados pechos para poder acariciarlos.
As� fue, sin dirigirnos una palabra solamente transmit�amos
jadeos llegu� a mi orgasmo m�s incre�ble que he tenido hasta la fecha, mi t�a me
besaba los labios, me mojaba con su lengua mis mejillas hasta que pude sentir
como se desparramaba en su interior una humedad mientras su cuerpo se relajaba�
Nunca m�s volvi� a ocurrir, y creo que nunca m�s me atrever�a
a decirle todo lo que le dije esa noche, ella tampoco quiso hablar del tema
conmigo. Ahora con las perspectiva del tiempo creo que fue el calor de la noche,
el ambiente, mi excitaci�n quien provoc� la situaci�n que se produjo� o no?
Quien sabe�.
Espero que os haya gustado, cualquier comentario a favor o en
contra ser� bienvenido y prometo tomar buena nota de cualquier sugerencia que
efectu�is.