Mis tios y yo
Desde muy peque�o pasaba los veranos con mis dos t�os Rolo y
Quique, Ellos se hab�an quedado en el campo de mis abuelos a diferencia de los
otros hermanos, entre ellos mi padre que hab�an ido a la ciudad. Rolo y Quique
eran los hermanos menores, cuando yo ten�a 15 a�os, que es cuando comienza esta
historia, Rolo ten�a 42 y Quique 45. Ambos eran dos verdaderos hombres de campo,
dos gauchos. Son altos y fuertes, con todos sus m�sculos desarrollados y duros
por las tareas rurales. Ambos son muy morochos y aun mas en verano, curtidos por
el sol. Rolo usa bigotes y Quique no. Los dos son muy peludos, y desde chico,
acostumbrado a verlos cuando se cambiaban o sal�an del ba�o me hab�a llamado la
atenci�n el denso vello negro que cubr�a su pecho, piernas, culo y en el caso de
Quique aun la espalda.
Como dije desde los siete a�os iba a pasar el mes de enero
con ellos, al campo. Ellos eran dos osos cari�osos que se desviv�an por su
sobrinito. Con ellos aprend� a andar a caballo y hacer las tareas del campo. A
los 12 me ense�aron a manejar y a los 14 me sorprendieron con la construcci�n de
una pileta en el jard�n cuando supieron que yo hab�a conseguido premios en la
nataci�n, para que contin�e con mis pr�cticas durante el verano.
Entre nosotros todo era intimidad, desde que yo era peque�o
mis t�os no ten�an ning�n problema en ponerse en bolas delante de m� y yo los
imitaba, e iba desnudo desde mi cuarto al ba�o y vicevesa y me gustaba cuando
entre bromas, los tios me dec�an:
-�M�renlo al galancito!
A medida que iba creciendo yo me pavoneaba delante de ellos
con mis cambios f�sicos. Primero fueron los pendejitos en el pubis, tan negros
como los de ellos, seguidos por los pelos en las piernas y los sobacos. Despu�s
fue el desarrollo de mi pito y de mis bolas. A los 15 la nataci�n ya me hab�a
modelado los m�sculos, ensanchado la espalda, y encima la herencia gen�tica me
hab�a puesto ya pelos negros en el pecho.
Ese verano cuando fui a la pileta con el tio Quique, y me vio
con el slip de competici�n reconoci� con asombro y placer lo lindo que me estaba
poniendo:
-Se nota que sos sobrino m�o. �dijo.
A las dos o tres noches de haber llegado, me pas� algo muy
particular. Me despert� a la noche con ganas de hacer pis y cuando pas� frente a
la habitaci�n del tio Rolo, sent� ruidos. Pens� que estar�an despiertos
charlando, y pens� asustarlos, broma frecuente entre nosotros. Pero tuve una
incre�ble sorpresa cuando escondido mir� hacia la cama y vi a mis tios en la
cama, en pelotas, bes�ndose y acarici�ndose.
Lo que vi no me disgust�, al contrario, me pareci� l�gico ya
que nunca les hab�a conocido ning�n tipo de relaci�n amorosa ni con hombre ni
con mujer. Me pareci� muy excitante ver a esos hermanos grandotes, bien machos y
peludos garchando como locos. Cuando volv� a mi cama primero no pude menos de
pajearme por la calentura que ten�a y segundo quer�a participar de ese hermoso
sexo, aunque no sab�a como encararlo�
La oportunidad se present� sola. Unos d�as despu�s, el tio
Quique se hab�a ido a Buenos Aires por unos d�as y nos quedamos solos con Rolo.
Yo trataba por todos los medios de llamar su atenci�n sobre mi cuerpo ya maduro
para el sexo. En la pileta, aprovechando el cerco de ligustrina que la rodeaba,
me sacaba la maya y tomaba sol desnudo para que el tio me viese. Tambien lo
convenc� a �l para que tome sol en bolas, e incluso le pase bronceador por el
culo, en medio de bromas. Pero la oportunidad vino de la mano de un desperfecto
dom�stico. La segunda noche que pas�bamos solos con Rolo, el ventilador del
techo de mi cuarto se rompi� y el t�o me dijo que con tanto calor no iba a poder
dormir que vaya a su cuarto. Ni lo dud�. Conversamos un poco a oscuras y
distraidamente nos tocabamos como al descuido: un pie, una mano, un hombro.
Finalmente nos quedamos dormidos. Al rato me despert� y haci�ndome el dormido,
fui acercando mi culito apenas cubierto por un calzoncillito al pubis de mi tio,
tambien apenas cubierto por su calzoncillo. De apoco me apoy� y no pud� creer
sentir la verga de mi tio en mi cola. Tambien sent�a que se le iba poniendo
dura. Haci�ndonos los dormidos disfut�bamos. Despu�s mi t�o, paso una pierna por
encima de la mia y puso su mano en mi cadera. De alli la desliz� hasta mi pija
que estaba dur�sima. As� me hizo acabar mientras �l acababa sobre mi culo. Nos
quedamos dormidos.
A la ma�ana me despert� con un beso del tio. Su boca contra
mi boca, su lengua buscando la mia. Le respond� abriendo mi boca y acariciando
su culo peludo. El tio baj� su boca por mi pecho besando y chupando mis pezones,
mi ombligo hasta llegar a mi pija. Se la puso en la boca y comenz� a chup�rmela
hasta hacerme acabar y se trag� toda mi leche. Al rato empezamos de nuevo. El
t�o me dio vuelta y me bes� el orto. Me lo abr�a con la lengua, y despu�s con
los dedos. Despu�s se subi� encima y comenz� a meter su hermosa verga en mi
orto. Primero sent� el ardor de su cabeza contra mi orto, cuando hab�a entrado
comenc� a disfrutar de esa maravillosa cojida. El tipo que m�s quer�a y
admiraba, me estaba garchando, estaba dentro mio, sent�a su pija mas y mas dura
gracias al placer que le daba mi culo, y finalmente su acabada, toda su leche.
En los siguientes d�as experimentamos todo lo que se nos
ocurrio, pero lo mejor pas� cuando lleg� Quique de Buenos Aires.
Rolo le dijo que esa noche, iba a darle una sorpresa. Y
cuando se fueron a la cama, pensando en coger, yo me aparezco, en pelotas y con
la pija ya dura y me meto a la cama entre mis dos tios queridos�