Despu�s de unas vacaciones lo primero en que pienso al volver
a casa es en revelar y ordenar todas mis fotos, porque me encanta la fotograf�a
y es mucho m�s que el modo de guardar todas esas im�genes que el recuerdo no
puede retener por mucho que queramos. Yo soy uno de esos pesados que siempre
encontrar�n, c�mara en mano, en bodas, bautizos, comuniones o cualquier otra
ocasi�n donde se tercie echar una foto. Bien lo saben mis padres y mis hermanos
y sus familias, y el d�a que me case, mi familia lo sabr� muy bien...
Para comprar c�maras y carretes y revelar mis fotos siempre
iba a la tienda del se�or Danakari. Danakari era un japon�s de unos cuarenta
a�os, de ojos hundidos y pelo ligeramente gris�ceo que le daban cierto parecido
con el "Fari", si bien esto nunca se lo coment�, claro... Era un hombre serio y
tambi�n eficiente, como buen japon�s, pero cordial y siempre atento en el trato
al cliente. Con el tiempo me gan� su confianza hasta el punto de que me hablase
de su divorcio y de c�mo despu�s hab�a decidido venir a vivir a Espa�a, pa�s que
ya hab�a visitado antes y que le hab�a agradado.
Fue una sorpresa llegar a la tienda, tocar el timbre y no
encontrar a Danakari sino a una joven, tambi�n de rasgos asi�ticos, que en un
primer momento pens� que podr�a ser su hija (algo me hab�a contado de sus hijos)
pero luego dud� en si se tratar�a de alguna empleada. Por si acaso, mientras le
daba las fotos para revelar, le coment�:
- �Qu� tal est� el se�or Danakari?
- Mi esposo se encuentra bien, gracias � me contest�.
�As� que se trataba de su esposa! Como ella not� mi sorpresa
me explic� que se hab�an casado ese mismo verano y que se llamaba Hanura. �Vaya
con el se�or Danakari! Lo cierto es que me extra�aba que ese japon�s de cara
seria y amante de su trabajo se hubiera buscado una mujer tan joven que no
llegar�a a los treinta a�os. Supongo que a menudo la edad no diluye las
debilidades de la carne sino que las aumenta y tampoco hay que fiarse mucho de
la impresi�n m�s aparente que nos crean los dem�s, lecci�n que yo iba a
comprobar muy bien...
De todas formas reconoc� que Danakari no ten�a s�lo buen
gusto para los juegos de luz en las fotos propias que expon�a en su tienda sino
tambi�n a la hora de elegir esposa porque me pareci� una chica muy guapa, aparte
de agradable.
Cuando en otra ocasi�n pude hablar con Danakari me explico
que era muy feliz con su nueva mujer. Yo le felicit� pero para m� pens� que
hac�an una extra�a pareja aquel hombre grave y canoso y aquella mujer hermosa y
m�s joven, pero en fin, el amor es ciego y es mejor no buscar reglas donde no
las hay.
Lo cierto es que me agradaba encontrar sola a Hanura y ser
atendido por ella. Aquella chica me atend�a tan cordial como su marido pero me
turbaban y fascinaban esas pupilas negras y brillantes que me miraban ocultas en
unas rendijas estrechas y tan alargadas como las finas y perfectas cejas. El
pelo era negro y estaba anudado en una coleta y la boca era peque�a y con labios
carnosos. Me fascinaba la diferencia de los rasgos ex�ticos y de la belleza
oriental y no pod�a menos que hallar cierta fantas�a. Con la imaginaci�n pude
contemplarla con un kimono pero la camiseta blanca y ajustada que marcaba
discretamente sus pechos tampoco me disgustaba...
Ya he dicho c�mo me encanta fotografiarlo todo y como vivo
soltero y solo no tengo en casa ni�os que fotografiar. Claro, los perjudicados
son mis gatos, a los que s� bien que desespero tratando de que se coloquen como
yo quiero hasta conseguir una imagen curiosa. Una tem�tica suficiente para
llenar otro de mis �lbumes. El caso es que llev� algunas de esas fotos a revelar
y a Hanura, que estaba sola, le hizo tanta gracia cuando se lo coment� que me
pidi� permiso para hacer unas copias.
- A nosotros tambi�n nos encanta la fotograf�a y los
animales. Si quiere podemos darle alguna.
Me pareci� bien y entonces me alarg� una foto.
- Me la hizo mi esposo este verano. S� que le gustar�.
Era una foto de ella y estaba de pi� en una playa y con un
bikini. Tra�a conmigo el fr�o de Noviembre despu�s de caminar mucho rato por las
calles pero dir�a que aquella foto me hizo entrar en calor mientras la sosten�a
en la mano. Me cost� disimular mi sorpresa y le di vacilante las gracias antes
de guardarla en el bolsillo.
Fue en casa donde la observ� con atenci�n muchas veces.
Realmente era hermosa. He hablado de la belleza oriental de su cara pero era
tambi�n una mujer alta y delgada que ya no s�lo llen� mis d�as de fantas�a sino
tambi�n mis noches de deseo, porque yo vi muy detenidamente esa foto a la luz de
la l�mpara antes de dormirme, haci�ndola m�a en la oscuridad de mi cama con la
imaginaci�n y el roce de mis dedos...
�Pero qu� pretend�a con esa foto? Quiz�s hab�a sido muy mal
pensado. Me hab�a dado esa foto suya como pod�a haberme dado otra, pero, por
otra parte, me costaba creer que ella no hubiera adivinado lo sugestiva que era.
Si ten�a dudas las despej� dos d�as despu�s. Realmente no
ten�a muchas ganas de hacer m�s fotos pero de nuevo mis gatos me padecieron
porque yo quer�a hablar con ella. Pas� a la ma�ana siguiente pero vi a Danakari
con ella a trav�s del escaparate y me fui. Esper� un d�a m�s y ahora estaba sola
y entr�. Me salud� con una sonrisa como siempre y le di las fotos. Ri� de esa
manera ingenua que utilizan los orientales porque eran m�s gatos. De nuevo me
pidi� permiso y tuve otra foto...
Ahora estaba sentada y en ropa interior, bastante sofisticada
por cierto. Me dijo que se la hab�a hecho su marido y dudo mucho que no supiera
que hab�a de excitarme esa foto la mente aun m�s que la anterior; y muy pronto
me tuvo en la tienda. Ella actu� con toda naturalidad pero yo me imagin� que en
esos ojos impenetrables hab�a m�s brillo que de costumbre y me miraban con
curiosidad o quiz�s esperando que actuara as�; no lo s� porque sent�a la torpeza
de los que se sienten atra�dos por alguien y desconocen cu�l ser� su siguiente
jugada.
- La verdad es que su marido sabe mucho de fotograf�a porque
veo que la ha fotografiado con gusto. Tambi�n sabe qu� es digno de
fotografiarse.
Baj� la mirada y con fingida timidez me contest� que ten�a
m�s fotos y estar�a encantada de mostr�rmelas si le acompa�aba un momento...
Desde luego la acompa�� a una habitaci�n adyacente. Se me aceler� el pulso
cuando baj� de una estanter�a un �lbum de tapas verdes. Lo abri� y hab�a en �l
much�simas fotos de ella. Desde luego el japon�s no se hab�a privado de
disfrutar de su belleza fotografi�ndola una y otra vez. Tambi�n not� que a
medida que pasaban las p�ginas las fotos eran cada vez m�s atrevidas. De la ropa
pasamos a los trajes de ba�o, luego a las muchas fotos de lencer�a y acabamos
con los aun m�s numerosos desnudos. Se�alaba cada foto y luego me miraba con
esos ojos tan alargados y que me perturbaban. Adem�s me comentaba algunas fotos
y me dec�a cu�les eran m�s de su gusto.
Hasta que call� cuando la abrac�.
Ya no quer�a ver m�s fotos, quer�a verla a ella y comprobar
si era cierto que la misma mujer que estaba en las fotos estaba all�. La
excitaci�n que sent�a en la entrepierna me apresuraba a pasar a la acci�n...
Ella respondi� a mi abrazo llevando su boca a la m�a y not� su tibia lengua
enrosc�ndose mientras me abalanzaba sobre su delgado cuerpo; deseaba tanto
llegar a ese momento como yo y hab�a tardado demasiado en darme cuenta de lo que
quer�a...
Se subi� el jersey de lana y vi que el sujetador se
correspond�a con las fotos que hab�a visto. Aquello promet�a pero quer�a ver los
pezones y antes de que hubiera terminado de quitarse el jersey ya le hab�a
soltado el sujetador. Bes� con ansia esos pechos y a ella debi� hacerle gracia
porque ri�. Luego me ayud� a quitarme yo el jersey y nos abrazamos y
magreamos...
Pero la habitaci�n era muy peque�a y resultaba algo inc�moda.
Entonces ella me sugiri� que fu�ramos al estudio. La tienda tiene un peque�o
espacio rodeado por biombos para hacer las fotos. Desde luego era un lugar bien
iluminado estando rodeado de focos. En el centro hab�a una silla. Hubiera
preferido una c�moda cama pero aquello ten�a tambi�n su morbo. Me sent� en la
silla y ella me baj� los pantalones.
- Cierra los ojos � me dijo.
Obedec�, estremeci�ndome ya antes de que se metiera mi polla
en su boca y empezara a chuparla. �Qu� placer! Danakari era muy afortunado con
una mujer que sab�a hacer felaciones as�... Su peque�a boca no tuvo problema
para tragar el capullo entre sus labios carnosos y pronto mi pene flotaba sobre
su h�meda lengua.
- No abras los ojos... � me insisti� antes de volver a
tragarse el capullo.
Pero yo no obedec�a otra cosa que mis instintos y quise ver
su cabeza moverse suavemente entre mis piernas y con mi polla en su boca. Abr�
entonces los ojos... y los abr� mucho porque vi a Danakari delante de nosotros a
unos tres metros. Ten�a una c�mara en la mano para hacernos fotos.
- �Se�or Danakari! � exclam� yo.
- Por favor, continuad � dijo simplemente.
Hanura solt� otra vez mi pene para a�adir:
-D�jale que se divierta, que nosotros nos divertiremos m�s.
Yo no pod�a creer aquello. Eran dos perversos: el voyeur y la
exhibicionista. Ahora entend�a por qu� se hab�an casado esos dos. Me confund�a
que me fotografiaran mientras me hac�an una felaci�n pero la timidez pas� a un
segundo plano cuando la lengua de Hanura me record� que ten�a un trabajo
pendiente con ella... Si al se�or Danakari le gustaba ver en directo c�mo
follaba con su mujer no hab�a problema, estar�a encantado de hacerle cornudo en
sus propios ojos.
Despu�s de una buena mamada la tuve sentada sobre m� y con mi
polla entre sus piernas. Empuj� para meterle mi pene bien hondo y ella me
ayudaba moviendo sus caderas. �C�mo jadeaba! Danakari estar�a encantado por lo
bien que me iba a follar a su mujer. Ella me miraba con unos ojos alargados que
ahora me parec�an perversos y la boca entreabierta por los jadeos, para que
supiera que lo estaba haciendo bien... Abrazaba mi cuello con sus brazos pero
debi� pensar que era el momento porque me clav� las u�as en los hombros y
finalmente me corr�. Ella gimi� para celebrar el final y yo tambi�n mientras mi
semen sub�a abundante por sus piernas. El se�or Danakari exclam� algo en japon�s
que no entend�, pero por el entusiasmo y el gesto triunfal que hizo supuse que
hab�a hecho conseguido buenas fotos.
Hab�a terminado la sesi�n de fotos y sexo y llegaron las
explicaciones. Danakari me explic� que no se hab�an atrevido a pedirme que me
follase a su mujer por temor a que me escandalizara (y no se equivocaban: si me
lo hubieran propuesto directamente dudo que hubiera aceptado). Hanura a�adi� con
una sonrisa que la idea de que fuera yo hab�a sido suya... Parec�a incre�ble
pero est�bamos los tres all� riendo como si hubi�ramos jugado como colegiales.
Antes de irme, Danakari me prometi� una copia de las fotos y cumpli� su palabra.
D�as despu�s me las dio en un sobre y me hizo pasar a la
peque�a habitaci�n donde guardaba las fotos. De nuevo vi el �lbum verde y all�
estaban las fotos. Me caus� morbo y sorpresa verme a m� mismo follando con
aquella japonesa en esas fotos: mi polla subiendo y bajando con la cabeza de
Hanura, la cara de placer de su mujer y tambi�n la m�a, el culo de Hanura sobre
mi pene... Muy buenos primeros planos. Lo que m�s me admir� fue la foto en la
que hab�a conseguido un primer plano de su mujer en el momento en que me nos
corrimos. Pude apreciar c�mo su boca estaba completamente abierta y sus ojos
completamente cerrados en ese intante... Desde luego ten�a una agilidad
incre�ble a la hora de hacer fotos.
Un trabajo excelente que bien se merec�a repetirlo. La
segunda sesi�n no ser�a tan sorprendente como la primera pero s� muy divertida:
Danakari quer�a m�s posturas. Esa vez me toc� estar a cuatro patas sobre ella y
cuando vi al japon�s delante de nosotros para fotografiar su cara le dije a su
mujer que sonriese. Nos re�mos mucho antes de que siguiese embistiendo y
Danakari pudiera captar la cara descompuesta de placer de su esposa. El se�or
Danakari me demostr� no s�lo ser un profesional de la fotograf�a sino tambi�n
tener un sentido l�dico que no sospechaba. Ni que decir que desde entonces he
colaborado en todo lo posible para llenar su apreciado �lbum verde...