Vida nueva De com�n acuerdo, mi esposa y yo decidimos
terminar nuestro matrimonio, por lo que retir� mis art�culos personales de la
residencia conyugal para llevarlos a la peque�a casa que compr� para vivir como
soltero.
Mi nuevo hogar est� ubicado en un barrio discreto, de clase
media baja en que nadie se interesa por lo que ocurre en la casa de al lado, lo
que me permitir� llevar la vida picaresca que pienso desarrollar una vez que
est� instalado definitivamente.
Ayer compr� los muebles y art�culos indispensables para poder
habitarlo con un m�nimo de comodidades y vestido con una de las tenidas de mujer
que ten�a escondidas en el coche, recib� en la tarde la visita de los
proveedores que me mand� Michelle, a los que compr� pelucas, maquillajes,
zapatos y ropa interior fina y elegante, y algunas faldas y blusas de mi talla.
Tambi�n vino una modista que me tom� las medidas para confeccionar media docena
de vestidos, faldas y blusas cuyas telas escog� de un muestrario.
Minutos despu�s de la partida de la modista suena el timbre
de la puerta que abro pensando que volvi� para alguna consulta y me encuentro
con un muchacho de no m�s de veinte a�os, alto y delgado, con pelo largo rubio,
tipo universitario de buen nivel, que al reconocerme como travesti, se pone a
tartamudear diciendo algo sobre una encuesta.
Lo invito a pasar, nos sentamos en la sala y le pido que se
explique, imaginando lo agradable que ser�a estar entre sus brazos mientras
hacemos el amor.
"Mira, antes que me cuentes te ofrezco una bebida fr�a porque
te veo muy acalorado"
Acepta, y me paro luciendo mi figura en forma provocativa, lo
que parece hacerle un efecto demoledor ya que no quita la vista de mis piernas
enfundadas en medias negras transparentes y mis caderas cubiertas con una falda
muy corta. Al volver con bebidas le ofrezco mezclarlas con ron. Acepta bebiendo
con agrado.
Me siento atra�do por su masculinidad delicada, pero sin
atreverme a dar el primer paso por temor a ofenderlo y que en su molestia me
ataque. Su olor a transpiraci�n llega hasta mis narices provoc�ndome sensaciones
que avivan mi imaginaci�n.
Cruzo las piernas mostrando mis muslos y dejando ver mi ropa
interior negra, tratando de insinuar que todo es posible si uno est� dispuesto a
enfrentarse a las consecuencias.
"Bueno lindo, cu�ntame sobre qu� trata la encuesta"
"Es respecto al consumo de caf� en polvo y mantequillas"
"Te veo acalorado, �quieres sacarte la casaca?"
"Tengo tanto calor que me sacar�a toda la ropa" dice
t�midamente.
"Hazlo, y si quieres te puedes dar una ducha, y hasta te
jabonar�a la espalda", digo mirando fijo a sus verdes ojos, mientras sonr�o con
picard�a.
"�Lo har�as?"
Le tomo una mano ayud�ndolo a pararse y lo conduzco hasta la
sala de ba�os donde lo miro mientras desnuda su hermoso cuerpo que parece de
mujer y se pone bajo el chorro del agua.
"�No me ibas a jabonar la espalda?", dice en voz baja y
titubeante.
Me desvisto despacio ante su atenta mirada, quedando en ropa
interior, y tomando el jab�n empiezo a acariciarle la espalda y los gl�teos
hasta que se da vuelta mostrando su pene erecto que acaricio aprovechando de
masturbarlo suavemente, y besarlo mientras lo jabono.
Es evidente que no sabe c�mo actuar en esta situaci�n dejando
que yo ponga el ritmo y la m�sica y se deja hacer como si fuera un ni�o
inocente, lo que aumenta mi excitaci�n por �l.
Despu�s de secarlo acariciando todo su cuerpo lo sujeto del
pene llev�ndolo hasta el dormitorio donde lo hago acostarse de espaldas en la
gran cama nueva.
�Qu� forma de estrenarla!
Me tiendo a su lado y empiezo a chuparle el pene que crece y
se endurece r�pidamente dentro de mi boca mientras �l permanece r�gido como
asustado y esperando.
�Es deliciosamente tierno!.
Estoy muy excitado y poniendo una pierna a cada lado de su
cuerpo me siento en su pene haciendo que penetre lentamente y poco a poco por mi
ano llen�ndome el recto con su masculinidad mientras le acaricio el pecho y la
cara que tiene los ojos cerrados.
Al sentirse dentro de m�, empieza a mover las caderas
haciendo que su pene frote mi ano excitado mientras lo aprieto, aumentando el
ritmo hasta que eyacula largamente quej�ndose suavemente.
Yo, que no he eyaculado, trato de continuar, pero sali�ndose
bruscamente se va al ba�o y empieza a vestirse sin mirarme, evidentemente
avergonzado y arrepentido de haber tenido relaciones sexuales con un homosexual
travesti.
Lo acompa�o hasta la puerta en silencio, pero antes de
abrirla digo con calma:
"Me gustas, vuelve cuando tengas claro lo que deseas" Se va
sin contestar, pero pienso que volver� en pocos d�as una vez que se le aclare la
mente, y si no vuelve, bueno, no es mi problema.
Ordeno la cama, me aseo el recto botando el semen de quien ni
siquiera supe el nombre, me visto rehaciendo maquillaje y peinado, e inicio las
labores de orden y aseo de mi peque�o reino privado, recordando las dudas y
temores que me asaltaban cuando todav�a no me decid�a a reconocer que soy
homosexual y que me gustan los hombres como pareja en mi cama tanto como las
mujeres.
No fue f�cil ni tampoco repentino. La formaci�n recibida en
la infancia catalogaba como pecado y delito la relaci�n amorosa con alguien del
mismo sexo. Empec� a vestirme de mujer mucho antes de tener relaciones con un
hombre y tuve un costo an�mico muy alto antes de aceptar que en un rinc�n muy
peque�o de mi mente exist�a una mujer que trataba de tomar el control de mi
cuerpo y mi sexualidad.
Muchas veces trat� de oponerme a esos impulsos pero sin
obtener resultados, ya que casi en trance hipn�tico satisfac�a mis �ntimas
necesidades de vestirme y maquillarme, lo que finalmente deriv� inevitablemente
a relaciones con hombres que fueron muy placenteras.
A medida que dej� salir a mi mujer interior, aprend� a
controlar sus salidas y que no fueran a destiempo provocando da�o a mi vida.
Pero si la dejo guardada mucho tiempo irrumpe casi con violencia y me obliga a
buscar satisfacci�n a sus requerimientos aunque signifique correr riesgos.
Tambi�n me agradan mucho sexualmente las mujeres, con las que tengo buena
aceptaci�n y desempe�o, por lo que mi nuevo hogar me servir� para ser como
Cesar: marido de todas las mujeres y esposa de todos los hombres.
Actualmente disfruto plenamente siendo indistintamente mujer
u hombre ya que obtengo intensas satisfacciones �ntimas, complementarias pero
diferentes, sin asomo de culpas ni de verg�enzas, sinti�ndome totalmente en paz
al tener equilibrados y bajo control a mi mujer y hombre interiores, a quienes
dejo salir seg�n mis apetencias o circunstancias del momento, tal como ahora que
he decidido darle el fin de semana completo a mi Yo femenino.
Con estos pensamientos en la mente siento golpes en la puerta
y la abro dejando entrar a Michelle muy acalorado y cargando un bolso grande.
"Hola Juanita, veo que ya est�s instalada. Te traigo un poco
de ropa porque seguramente la ego�sta de tu mujer no quiso regalarte sus
vestidos", dice abriendo el bolso y sacando gran cantidad de ropa femenina. "La
mayor�a t� ya las has usado y s� que te quedan bien, me las devuelves cuando
tengas las tuyas".
Le agradezco mientras me ayuda a colgar las ropas en los
closets de la habitaci�n que he destinado para Juanita, mi mujer interior,
porque la otra habitaci�n la he dejado para mi Yo masculino.
Preparamos unas tazas de t� con s�ndwiches y nos sentamos a
disfrutar de nuestra conversaci�n.
Le cuento de la inauguraci�n de mi cama, como una an�cdota
simp�tica y reacciona casi con violencia:
"�Est�s loca? Nunca hagas entrar a ning�n desconocido estando
sola, es muy peligroso. Te conseguir� un colita tranquilo que por poco m�s que
cama y comida te servir� de compa��a y protecci�n, manteniendo la casa limpia y
las camas ordenadas. Lo puedes alojar en la pieza chica del fondo. Por mientras,
si te quieres acostar con alguien, que sea de tu plena confianza, si no, usa un
motel".
"Pero... "
"Nada de peros, un maric�n que vive solo puede ser golpeado,
robado o asaltado y hasta asesinado. En cambio si ven a otro, aunque sea un
colita, lo pensar�n dos veces. No debes quedarte solo"
Y as� diciendo marca en el tel�fono y pregunta por Toti, al
que compromete a venir ma�ana al mediod�a para que lo conozca.
"Es un cola de tu edad m�s o menos que ya no sirve para
putear porque hace un a�o los pacos le botaron a patadas todos los dientes
delanteros y est� en la �ltima miseria. Es bien tranquilo y no molesta en nada.
Ahora est� de mozo en una casa de putas en que lo explotan. Sabe cocinar y si se
lo pides, por unos pesos te lava la ropa y la plancha. Cuando anda con la onda
de macho se llama Tito y como maric�n es la Toti"
"Si t� lo dices..."
"S�, hazme caso, porque ahora que estas solo te soltar�s las
trenzas y te meter�s en la cama con el primero que te mire. Vas a parecer gata
en celo hasta que te acostumbres a manejar tu solter�a o te aburras de comer
tantos machos. Y tampoco alojes a colitas j�venes porque son capaces de llevarse
hasta el jab�n y te van a explotar como vulgares cafiches que son".
Me convence, y decido aceptar, aunque sea por un tiempo
mientras me acostumbro a vivir solo.
Le muestro las compras que hice a los vendedores que me mand�
y se prueba prenda por prenda posando como modelo, amenaz�ndome de que me las
pedir� prestadas para alguna fiesta especial. Lo que m�s le gusta son los
zapatos, dado que usamos de la misma medida.
Ya es de noche y me invita a acompa�arlo a visitar a Harry,
due�o de un bar gay, que le pidi� que fuera a verlo temprano esta noche para
conversar sobre algo que no le adelant�.
Acepto y nos vestimos recatadamente mezclando su ropa con las
m�as, quedando con el aspecto de dos mujeres j�venes y elegantes. Al salir y
percatarse que la puerta no es muy firme dice;
"Manda a poner una reja como protecci�n y mantenla siempre
cerrada, de forma que puedas abrir la puerta, ver quien ha golpeado, y si es
alg�n amigo se la abres, si no, lo dejas en la calle. Un maric�n que vive solo
corre muchos peligros"
Hacemos parar un taxi que nos deja en la puerta del bar. El
recinto est� tenuemente iluminado y todav�a sin clientela. Le avisan al due�o
que nos saluda de besos, admirando nuestra apariencia, y despu�s de conversar
sobre intrascendencias plantea el tema que le interesa:
"Mira Michelle, necesito un par de travestis decentes como
ustedes para atenci�n de mis clientes que son muy exigentes. Tu amiga Juanita
estar�a perfecta junto contigo. Les pagar�a por noche asistida, porcentaje de
las cuentas de las mesas de los clientes que atiendan, y las atenciones privadas
son s�lo de ustedes, previo pago del reservado que ocupen. �Que les parece?. Si
aceptan deben empezar esta misma noche porque dos de los que ten�a me
abandonaron ayer para ir a trabajar a un prost�bulo de Punta Arenas"
"�Y que tendr�amos que hacer? Pregunto con timidez.
"Lo que ustedes saben hacer, y no m�s: bailar con quien lo
desee, hacerlos consumir todo lo posible y de lo m�s caro, y luego ser putas en
los privados. Por seguridad no se preocupen, tengo un par de forzudos para
controlar a quien se ponga tonto. En total tengo trabajando unos ocho travestis.
Los carabineros y la comisi�n cuando aparecen no los molestan, ni siquiera les
piden documentaci�n cuando se dan cuenta de que son mayores de edad. Se ponen
pesados s�lo por los menores. Ahora los dejo para que conversen mientras yo
atiendo unos problemas en la cocina"
"�Que te parece la oferta?"
"Bastante buena. Mira Juanita, este local es de los m�s
elegantes de Santiago al que viene s�lo gente de plata, y te puedes hacer unas
tres o cuatro atenciones por noche m�nimo, cobrando lo que quieras, mucho m�s
que en la calle. Yo pienso aceptar, no s� si te atreves, pero yo que t� har�a la
prueba aunque fuera por el fin de semana, total est�s soltera y sin compromisos"
Cuando Harry vuelve, aceptamos su oferta, dejando en claro
que yo por lo menos vendr� s�lo los fines de semana, cosa que acepta encantado.
"El horario es de once de la noche a cinco de la ma�ana en
que los mando a dejar a sus casas en un taxi que tengo contratado para esos
fines. Pero si se quieren ir con alg�n cliente, es cosa de ustedes. Pero no
antes de las cinco. La ropa la ponen ustedes y debe ser provocativa. Para
cambiarse de ropa lo pueden hacer en el ba�o del personal"
"Vamos a buscar ropa y volvemos a las once"
"Estupendo, las espero, no me vayan a fallar, pero una �ltima
cosa: no se les ocurra robarle a un cliente, porque yo mismo las llevar� a la
bodega y les pegar� con un bate de b�isbol hasta quebrarles las piernas. �Les
qued� claro?
Abordamos un taxi que nos deja en la casa de Michelle, y
empezamos a escoger la ropa adecuada. Nos probamos casi toda la que correspond�a
a lo requerido y finalmente escojo un vestido ajustado y muy corto de tela
dorada y brillante, sujeto al cuello y sin espalda dejando a la vista mis muslos
cubiertos por medias negras y portaligas de encajes. Me pongo collares, pulseras
y una peluca ensortijada rubia. Me maquillo cuidadosamente y quedo transformado
en una puta elegante y pr�cticamente desnuda en tacos incre�blemente altos. Nos
ponemos unos abrigos livianos y largos para esconder lo poco vestidos que
estamos, y partimos en taxi hacia nuestro trabajo.
Al llegar, Michelle que conoce a casi todos los travestis, me
presenta como una amiga de confianza y me aceptan en forma bastante amable.
Poco despu�s de las once de la noche empiezan a llegar los
clientes, que son r�pidamente escoltados por alguno de los travestis que los
invitan a bailar al ritmo de la m�sica que suena estrepitosamente por los
parlantes, despu�s de hacer los pedidos al bar.
Yo que me siento t�mido, aunque conozco el sistema, me quedo
sentado en un taburete del bar, mostrando mis piernas y espalda mientras
enciendo un cigarrillo para calmar mis nervios.
No pasa mucho tiempo para que se siente al lado m�o un hombre
mayor que me invita con un whisky, el que acepto, sabiendo que a m� me servir�n
agua de t� con az�car, iniciando conversaci�n mientras tranquilamente mete sus
manos bajo mi falda acarici�ndome las piernas.
Aprovechando que la m�sica es lenta me invita a bailar y
mientras lo hacemos muy juntos me mordisquea el cuello amasando con fuerza mis
nalgas, y pregunta cuanto cobro por atenderlo en un privado.
"�Que te gusta que te hagan?"
"Que me lo chupen"
Michelle me hab�a dictado un men� con precios: Tanto por
chupada, tanto por meterlo, tanto por que te lo metan, m�s lo que hay que
pagarle al local por el privado.
Le digo mi precio y acepta sin vacilar pagando de inmediato,
y vamos hacia los reservados haciendo un nuevo pedido de licor. El encargado,
despu�s de recibir el pago, nos abre una peque�a puerta y entramos a una especie
de estante grande de no m�s de metro y medio por lado con una banca acolchada en
uno de sus costados.
Despu�s de cerrar la puerta dejo los vasos en una repisa, y
ayudo a mi cliente a bajarse los pantalones y calzoncillos mientras me manosea
por todas partes. Se sienta en la banqueta con las piernas abiertas, me
arrodillo y meto su pene en mi boca empezando a masturbarlo con mis labios y
lengua mientras le aprieto los test�culos. Empieza a crecer lentamente mientras
su cuerpo se contorsiona, hasta que en medio de jadeos eyacula un poco de semen
aguado que escupo en un tacho que hay en un rinc�n, y despu�s me enjuago la boca
con un sorbo del t� azucarado, tratando de sacar de mis narices el olor
desagradable de su pene.
Despu�s de vestirlo, no lo acompa�o hasta la sala y me
despido con un beso diciendo:
"�Que rico eres! Me gust� estar contigo. Vuelve pronto, te
estar� esperando"
Entro al ba�o del personal y me lavo la boca, retoco el
maquillaje y peinado antes de volver al bar.
Lo encuentro completamente lleno y en cuanto aparezco se me
acercan varios clientes para ofrecerme que los acompa�e, y acepto al m�s
elegante, de muy buen aspecto que me conduce hasta el bar donde nos sentamos a
beber mientras conversamos.
Despu�s de bailar muy juntos, sintiendo su pene erecto contra
mi cuerpo y sus manos en mis nalgas, me hace la pregunta de rigor:
"�Cu�nto cobras?"
"�Que te gusta hacer?"
"Con alguien tan bonito como t�, de todo"
O sea, me lo va a meter, se lo tengo que chupar y se lo tengo
que meter.
Le digo el precio sumado de los tres servicios y acepta sin
pesta�ear y partimos hacia los reservados, donde me destinan el mismo que ya
hab�a usado anteriormente.
Mientras esperamos el nuevo pedido de bebidas, me paga lo
convenido, se desnuda completamente y me quita el vestido y calzoncitos
dej�ndome s�lo con portaligas, medias y zapatos de tacos altos.
Inmediatamente me penetra y empieza a mover sus caderas para
enterrarse lo m�s profundamente posible en mi recto, desconociendo mis gemidos
de dolor porque tiene el pene muy grueso, lo que me obliga a apoyarme en la
muralla para resistir sus empujones.
Estando en esa posici�n golpean y abren hacia afuera la
puerta, apareciendo un mozo corpulento llamado Jaime con nuestro pedido de
bebidas.
Mi jinete no se da por aludido y contin�a con sus movimientos
en�rgicos de penetraci�n.
Jaime deja las bebidas en la repisa aprovechando de apretarme
el pene con una mano, y sale diciendo que lo pasemos bien, mientras sonr�e con
picard�a.
Afirmado con fuerza siento como entra y sale por mi ano
provocando espasmos de placer por todo mi cuerpo. �Me han pagado para que goce!
Empiezo a mover mis caderas en forma circular para sentir
como remueve mis entra�as, lo que me hace gemir de gusto. Pienso que pronto
eyacular� y decido que yo no lo har� y me empiezo a enfriar, cuando
repentinamente se sale y me ordena ponerme de rodillas para chuparle su pene que
est� apunto de reventar.
Inicio un en�rgico movimiento de meter y sacarlo de mi boca
mientras lo masturbo con una mano, pero no logra o no quiere eyacular hasta que
tras un largo rato me dice que se lo meta con fuerza, lo que hago con gusto
porque me agrada mucho su cuerpo. Empiezo a entrar y salir de su ano con
velocidad creciente mientras lo masturbo con fuerza hasta que en medio de
quejidos y contracciones eyacula contra la muralla dejando un largo mont�n de
semen que corre hasta el piso. Se retira de mi cuerpo sin importarle si yo
quiero seguir hasta obtener mi placer, pero... �l est� pagando y debo aceptar lo
que quiera hacer.
Quedamos sentados por largo rato recuperando el aliento, lo
que aprovecha para decirme que le gust� y pedirme que nos juntemos ma�ana en la
noche para hacer un tr�o con su se�ora, a lo que accedo fijando un precio
exorbitante que acepta sin discutir y lo cito en la puerta de la discoteca a la
hora de mi ingreso, pensando que no vendr�.
Vuelvo al ba�o del personal medio desnudo y con las piernas
temblorosas a tratar de reparar los da�os causados a mi apariencia y deseando
beber un trago de whisky de verdad, y con ganas de tener entre mis nalgas un
trozo grande de masculinidad. Jaime, el mozo, entra cuando estoy terminando de
maquillarme y le pido que me traiga un whisky con hielo, el que me bebo de un
trago mientras me mira con deseo en sus ojos.
Pienso que est� bastante aceptable como hombre y como deseo
sentir uno dentro de mi cuerpo, le sonr�o poni�ndome de espaldas hacia �l y bajo
mis calzones mientras me inclino mostr�ndole mis nalgas desnudas.
Lo miro por el espejo y veo que se abre el pantal�n sacando
su pene erecto, de gran tama�o y grosor, que de un solo empuj�n introduce en mi
ano que esta lubricado con el semen de mi cliente, haciendo que corra un
escalofr�o por mi espalda.
Me abraza con fuerza casi excesiva y se mueve con violencia
dentro de m� hasta que en un estallido de movimientos muy r�pidos eyacula
largamente mientras se queja suavemente. Se retira de mi cuerpo antes que yo
goce, se arregla la ropa y sale del ba�o r�pidamente dej�ndome tembloroso y con
ganas de gritar de frustraci�n. Pero bueno, no siempre se gana, ya me las
pagar�.
Boto el semen de Jaime, arreglo mis ropas y peinado, me
refresco el maquillaje, me perfumo y salgo hacia la pista de baile, pero antes
de abrir la puerta de entrada al bar, me detengo y tomo aliento como si me fuera
a tirar al agua fr�a, pensando en qu� suceder� ahora conmigo.
Estoy conforme y pienso que fue una buena idea venir a
trabajar en este local. He ganado mucho dinero que no necesito, pero he
experimentado el nivel de aventura que ten�a imaginado, y s� que todav�a me
faltan un par de horas de trabajo que espero sean muy productivas en todos los
sentidos.
Siento curiosidad por conocer a mi pr�ximo cliente.
Al entrar me encuentro con un ambiente de locura colectiva en
que la m�sica estruendosa apenas puede apagar los gritos excitados de la
multitud de hombres que reaccionan ante los est�mulos provocados por el aire
caliente y h�medo, impregnado de olores corporales, y el alcohol ingerido que
les libera la libido y les estimula a buscar con desesperaci�n una pareja para
desarrollar sus fantas�as homosexuales.
Al verme aparecer un grupo se avalanza sobre m� y empiezan a
manosearme por todas partes ofreciendo como en un remate promesas de hacerme
feliz y llenarme de dinero, si comparto la noche con ellos y realizo los sue�os
er�ticos que mi figura y aspecto han despertado.
Parecen perros excitados y me hacen sentir como una perra en
celo.
Dos de ellos logran arrinconarme mientras alejan al resto e
inician una disputa amigable orientada a definir la propiedad de mi persona,
hasta que me aburro de escucharlos y digo:
"Un momento, mientras ustedes pelean yo estoy esperando que
alguien me ofrezca un trago. Supongo que tendr� que mendigarlo, ya que nadie
invita a esta pobre y triste muchacha"
Inmediatamente atajan a Jaime que va pasando y cada uno le
ordena dos tragos, que trae r�pidamente en forma milagrosa, y me encuentro con
un vaso en cada mano. Los pruebo y bebo de uno de ellos sinti�ndome
exquisitamente reconfortado por el alcohol.
Despu�s los invito a bailar, y lo hacemos teniendo a uno por
delante y al otro pegado a mis espaldas, sintiendo un pene erecto y duro contra
mis nalgas y otro contra mi pelvis, mientras meten sus manos por todas partes
tratando de adue�arse de mi cuerpo.
Me siento cada vez m�s excitado de ser el centro de los
deseos de ese par de gays, m�s el efecto que me est� haciendo el alcohol en la
sangre, me lleva a explorar entre sus piernas y termino con un pene en cada mano
mientras bailamos cada vez m�s excitados hasta que me ofrecen m�s del doble de
mi tarifa para obtener mis servicios.
No me decido por cual atender y en un chispazo de valent�a
alcoh�lica les ofrezco atenderlos a los dos al mismo tiempo lo que aceptan
entusiasmados y parto nuevamente a los privados, pero ahora m�s que bien
acompa�ado.
Apenas entramos al estrecho privado uno de ellos me levanta
las faldas y empieza a penetrarme con violencia, mientras el otro me desviste y
me ofrece su pene para que lo chupe.
Luego se cambian y terminamos los tres desnudos y en medio de
una nebulosa me encuentro siendo mujer de uno y hombre para el otro
indistintamente y por largo tiempo hasta que tambi�n se unen entre ellos
mientras yo chupo el pene que est� libre o penetro al que est� haciendo de
macho.
Seguimos por largo rato hasta que me doy cuenta que no siento
nada y me empiezo a aburrir porque no ocurre nada que sea novedoso, ya que
repiten las mismas posiciones y acciones creyendo que cantidad supera a calidad.
Como soy el objeto de sus deseos tengo el control y me pongo agresivo con mis
movimientos para hacer que acaben r�pidamente y me dejen descansar.
Lo consigo r�pidamente y eyaculan dentro de m� por turno
dej�ndome con las piernas temblorosas y chorreando semen desde mi ano adolorido.
Al volver al bar, despu�s de despedirme y pasar nuevamente
por el ba�o a reparar mi aspecto, sin que Jaime se aparezca, me encuentro con
que la locura termin� y los mozos est�n despidiendo a los �ltimos clientes para
iniciar el cierre del local.
Nos juntamos en una mesa todos los travestis, y parece que
volvemos de una guerra que perdimos: vestidos arrugados, maquillajes
decolorados, y casi todos en estado de ebriedad excepto Michelle y yo. Pedimos y
Jaime nos trae algunos s�ndwichs de jam�n con una taza de caf� que comemos casi
en silencio porque estamos muertos de cansancio.
"�C�mo te fue?"
"Bien, �Y a ti?"
"Tambi�n"
Aparece Harry que nos entrega el dinero correspondiente al
trabajo y la comisi�n por bebidas consumidas, que en mi caso es bastante
elevada, y nos despide hasta el d�a siguiente.
Esta noche he ganado una peque�a fortuna. Con cuatro noches
iguales equiparo mi ingreso mensual de profesional de alto nivel. �A lo mejor me
conviene pensar en un cambio de profesi�n!.
Jaime me se�ala que quiere hablar conmigo, pero no le hago
caso y salgo del brazo de Michelle acompa�ado de los otros travestis.
El taxi me deja en mi casa, a la que entro sintiendo el
cansancio por haber pasado toda la noche ensartado en distintos penes, aunque
sin desear eyacular.
Me ba�o con agua muy caliente, me lavo cuidadosamente el
recto y ano coloc�ndome una crema cicatrizante porque lo tengo muy irritado y
adolorido, y despu�s de perfumarme me acuesto en la cama de Juanita vestido con
una vaporosa camisa de encaje negro.
Me duermo de inmediato.