Todo transcurr�a satisfactoriamente durante la filmaci�n. Nos
prestaron una casa porfiriana en la colonia Roma, a la que s�lo hizo falta
agregarle algunos desperfectos para que se viera decadente. Ten�a en el equipo a
Esther ,una camar�grafa excelente aunque algo esnob y a los dos actores que el
presupuesto me permiti� contratar, un tal Mario y una tal Silvia que parec�a que
andaban enredados. Y ya sabes que Francisco andaba ah� asesorando un poco aqu�
otro poco all� y pensando que m�sica ir�a bien. Gui�n y direcci�n, pues yo, que
para eso hab�a montado el numerito.
Todo mal. La Esther, de facha escu�lidamente andr�gina y con
lentes retro, muy en su papel de artista, quer�a dirigir. Los actores
aprovechaban mientras nosotras discut�amos para irse a uno de los cuartos
y, seg�n me dec�a Francisco, hacer cuanto pudieran sin quitarse la ropa.
Mario esta bastante bien, en su tipo escu�lido y melanc�lico, y su novia es una
chava que parece modelo, delgada pero con curvas y cabello rubio, muy sexy
y en fin, apropiada para su personaje.
Como pudimos terminamos de filmar y.... y
entonces abrimos una botellita de vino para celebrar. Estaba el se�or que nos
hab�a prestado la casa, Juan, de unos cuarenta y cinco a�os, un hombre muy
propio que me hab�a presentado un amigo de la H. Academia***** de **********
y miembro, como �l,del Opus Dei.
Primero todos muy decentes, con las copitas de vino. Ya
ambientados, Juan nos ofreci� algo m�s fuerte y claro, lo aceptamos.
Est�bamos en la sala cuando Esther, ya bastante cool , le
dice como si tal cosa a Mario:
- �Y qu� tan
bien est� Silvia?
- Pues
bastante, cr�eme, respondi� �l, que ya estaba bajando la mano por la falda como
si quisiera confirmarlo.
Esther, que no le quitaba los ojos de encima al escote se
acerc� para tocar sus pechos y empez� a masajearlos. Francisco y yo s�lo
ve�amos, sorprendidos, si, pero no tanto como Juan.Yo cre� que nos sacaba a
todos a empellones, pero el muy sucio se sent� m�s cerca para ver mejor la
escena, porque Esther ya hab�a desbancado a Mario(francamente borracho) y le
estaba lamiendo y chupando los pezones como si quisiera com�rselos, mientras
ella se dejaba hacer. A Juanito se le notaba bastante la erecci�n y Silvia le
dijo que de plano se diera gusto viendo.
Como el corto era de secuestro y tortura, ten�amos ah� mismo
material para divertirnos un poco m�s, y digo m�s porque a m� Francisco ya
me estaba acariciando el cl�toris por debajo de la falda, mientras yo lo besaba
y le lam�a el cuello.
Fue por una soga y me orden� que amarrara a Juan. No me fue
dif�cil, ni siquiera me vi� acercarme por detr�s. En un movimiento propio de
Houdini le zaf� las manos de su excitado pene para amarr�rselas en
la espalda.
Las otras ya estaban en plena acci�n, sin ropa. Esther
sentada con la vulva encima de la rodilla flexionada de Silvia, que se hab�a
recostado, y con la otra rodilla frotando el cl�toris de la actriz que apretaba
los casi inexistentes pechos de su compa�era como si quisiera fabricarlos. Los
gemidos eran tremendos ellas por un lado y el otro pobre al que le frustramos la
acci�n tambi�n parec�a toro en brama.
Yo recib�a �rdenes ya sabes de Qui�n.
-Desv�stete!
Y luego:
- T�male el
pene mientras te masturbas!
As� estuvimos hasta que las lesbianas terminaron y entonces
Francisco me tom� del pelo y me oblig� a besar a Silvia y cuando Esther quiso
dominarme(que novedad!) como hab�a hecho con Silvia, �l la amarr� para que yo la
torturara. Y llev� a Silvia hasta las rodillas de Juan para meterle el pene en
la boca, mientras el le mov�a la cabeza desde atr�s y me ve�a.
- Ahora s�
cabrona, te callas y haces lo que yo quiera! � dije con infinito placer
Empec� por besar su cuello y lamerlo, y a la infeliz le
gustaba. Luego empec� a buscar su cl�toris y a rozarlo s�lo un poco, y me iba a
sus nalgas y as� hasta que Juan eyacul� en la boca de Silvia, que fue
debidamente amarrada mientras yo buscaba algo para penetrar a Esther
y lo encontr� en el refrigerador (imag�nate lo que gustes, no pienso decirte
tanto), lo suficientemente largo como para penetrarnos a las dos mientras
Francisco me penetraba el ano.
Todo esto estuvo muy bien, pero cuando terminamos, desatamos
a los que deb�amos desatar y buscamos al flaco de Mario, no estaban ni �l ni la
c�mara. El infame envi� una parte de la org�a y la envi� con mi nombre a
la H. Ac.... y me imagino que a m�s de un distribuidor porno.