EPISODIOS NUNCA VISTOS EN TV
COLUMBO (parte II)
At�nito por haber quedado al descubierto en una situaci�n
como �sta, el teniente Columbo crey� conveniente enfrentar el conflicto que se
creaba en su interior.
Qu� era lo que realmente le estaba pasando?
No le quedaba ninguna duda que estaba siendo excitado por una
persona sumamente obesa. Sus l�quidos internos estaban en plena ebullici�n s�lo
con pensar en esa persona. Esto s� que iba en contra de todos los pron�sticos.
Pero lo que lo ten�a m�s desconcertado era que se sent�a
atra�do por alguien de su mismo sexo? Ser�a posible que fuera un homosexual no
asumido, o peor a�n, ni siquiera enterado?
Por primera vez en su carrera contra la delincuencia, el
teniente Columbo se vio envuelto en un caso que lo sobrepasaba emocionalmente.
Era consciente que ya se hab�a involucrado en una forma muy peligrosa, pero �l
nunca hab�a buscado llegar hasta ese nivel. De repente se vio sumergido all�,
con todas esas nuevas sensaciones que le eran dif�cil controlar.
Qu� diablos se deb�a hacer cuando uno no quiere aceptar algo demasiado fuerte
que se siente muy dentro suyo?
Ese era el dilema que lo ten�a perturbado.
Aminor� la marcha de su destartalado autom�vil. Toc� el bot�n
del portero el�ctrico de la entrada de veh�culos, y alguien accion� desde
adentro el control remoto del port�n de metal que comenz� a abrirse hasta
permitirle ingresar y tomar el camino hacia la mansi�n.
Se traslad� hacia el frente de la vivienda, y estacion� a
pocos pasos de la gran puerta principal.
Camin� los pocos metros que lo separaban de ella, y s�
pregunt� nuevamente si realmente quer�a esta all�. Si verdaderamente deseaba
entrar. Si quer�a conocer lo que posiblemente luego iba a temer por el resto de
su vida. Si quer�a de una vez por todas averiguar qu� le estaba sucediendo con
este gordo.
Hizo sonar el timbre.
Richard mismo le abri� la puerta, vistiendo una bata para
ocultar su inmensa humanidad.
Se estrecharon las manos en silencio.
Nuevamente Columbo sinti� otra descarga con ese contacto, que
lo hizo resignarse a no dejar la mansi�n hasta tanto no averiguar
definitivamente qu� diablos era lo que le suced�a.
El teniente se quit� la gabardina, y Richard la colg� del
perchero.
"Qu� es lo que realmente desea de mi, teniente.?" Pregunt�
para ir directo al grano.
"Vea, es algo realmente inexplicable lo que me sucede." Dijo
el detective denotando preocupaci�n. "No s�lo que esto no me hab�a acontecido
antes, sino que peor a�n nunca me vi envuelto en una situaci�n tan embarazosa."
"Lo entiendo perfectamente." Intent� hacerlo sentir lo m�s
c�modo posible. "Ya he pasado con anterioridad por alguna situaci�n semejante.
Muchos adoradores de obesos, se niegan a aceptar su condici�n. Usted se
espantar�a si supiera la cantidad de hombres casados, presumiblemente enamorados
de sus esposas, con muchos a�os de felicidad en sus matrimonios, y que comienzan
a juguetear con nosotros en el chat, terminan enamor�ndose perdidamente de cada
uno de los gordos que all� estamos. Muchos me han propuesto hasta divorciarse de
sus esposas, abandonar a sus hijos si yo me iba a vivir con ellos. Por eso le
digo mi teniente, estoy acostumbrado a lidiar con ese tipo de conflictos
perturbadores que s�lo se da al principio. Luego de experimentar, estoy seguro
que usted tambi�n se dejar� llevar por sus emociones, deseos y fantas�as
ocultas. Tan ocultas ellas, que ni siquiera supon�a que las llevaba consigo a lo
largo de su vida."
El teniente Columbo no daba cr�dito a lo que sus at�nitos
o�dos estaban escuchando.
Con el dorso de un dedo, de pronto Richard toc� mejilla del
detective sorprendi�ndolo
"Entr�guese, teniente." Dijo, finalmente "No se resista m�s. D�jese conducir por
la lujuria oculta en su subconsciente."
Columbo segu�a asombrado por toda la nueva informaci�n. Era
demasiado para asimilarlo todo de golpe.
"Usted no se imagina, Columbo, la variedad de perversiones
que son capaces de hacer salir a flote la gente con nosotros." Dijo a un
teniente cada vez m�s anonadado. "Hay gente que nos pide que le orinemos o
defequemos en la boca. Les gusta sentir los olores de nuestros pedos
directamente en sus narices. Que los amamantemos con nuestro esperma, como si
fueran bebitos indefensos en nuestros brazos. Muchos otros lo que buscan es
rompernos el culo con sus miembros endurecidos o con cualquier tipo de
utensilios, aparatos o juguetes. Ponga usted su imaginaci�n, teniente.
Consoladores, vibradores, cuanto m�s grandes y m�s gruesos, m�s excita a esos
perversos el ver como nuestros agujeros se los engullen. Bananas, zanahorias y
pepinos se pierden igualmente dentro de nuestras entra�as. Qu� es lo que desea
usted? Le chupo el culo y lo masturbo con la boca. Quiere que le meta un dedo en
el ojete mientras lo hago? Le trago el semen. Todo es negociable, teniente. Pero
no se preocupe, como ya le dije. Esta noche la casa invita. Usted es mi hu�sped
por una sola vez, totalmente gratis."
De sorprendido al principio, el teniente pas� a un estado de
horror por unos segundos. Nunca jam�s hab�a siquiera tenido un di�logo semejante
con nadie.
Los conflictos que se generaban dentro de �l, eran muchos m�s
de lo que supon�a en un comienzo. Estaba la incertidumbre y la excitaci�n de lo
desconocido. Estaba tambi�n la sensaci�n de empat�a sorprendente que le produc�a
este obeso. Estaba de igual forma la posibilidad de experimentar con algo que
nunca siquiera hab�a pensado, pero que estaba luchando en su interior para
conocer finalmente.
Le transmiti� su inquietud por algunos detalles.
"Es lo m�s l�gico, teniente." Dijo Richard, y como para
despreocuparlo completamente continu� "Hay dos cosas que quiero que sepa antes.
Todo lo que ocurra hoy aqu�, ser� de secreto absoluto entre nosotros dos. No se
preocupe por eso. Yo soy un profesional ciento por ciento. Esta es mi fuente de
ingresos, mi trabajo. Y la otra cosa es que yo no voy a permitirme incomodarlo
en ning�n momento. Si algo no le agrada o no se siente capaz de realizar, s�lo
me lo dice y no lo seguimos intentando. No se olvide que quiero que se convierta
en mi cliente. Soy el primer preocupado por su bienestar y satisfacci�n. No
quisiera realmente que esta fuera la �nica vez."
Ante esta aclaraci�n, Columbo se relaj�. Eran exactamente las
dos preocupaciones que lo estaban persiguiendo.
Un posible chantaje frente a su esposa o su ambiente de
trabajo, y la posibilidad de no sentirse completamente a gusto de querer hacer
todas y cada una de las cosas que este gordo podr�a intentar realizar con �l.
As� planteadas las cosas, el teniente Columbo decidi� ponerse
completamente en las manos de este obeso experto. Y as� se lo expreso.
Ambos pasaron al dormitorio.
"P�ngase c�modo, teniente." Dijo Richard y dej� caer su bata para dejar toda esa
imponente figura completamente desnuda expuesta a la tenue luz de la habitaci�n.
Columbo se le qued� viendo petrificado, sin moverse ni emitir
sonido alguno.
Richard se le acerc�, y decidi� ayudarlo a desvestirse.
"No se resista a sus instintos, teniente." Dijo mientras le
desabotonada la camisa.
Introdujo una mano cara acariciarle los pechos del teniente,
a�n con la camisa a medio sacar.
"Usted desea hacer lo mismo?" Pregunt� m�s como invitaci�n
que como consulta misma.
Ante la no contestaci�n y la imp�vida actitud del detective,
el voluminoso hombre le tom� la mano y se la puso entre sus propios senos gordos
.
Le hizo realizar movimientos circulares lentos, acerc�ndose
cada vez m�s a sus inmensos pezones, gordos, gruesos, oscuros, parados,
terriblemente excitados.
"Verdad que le gusta, teniente?" pregunt� sin dejar de
moverse �l mismo lujuriosamente, y refregando sus pechos ahora contra ambas
manos del teniente.
Columbo asinti� t�midamente con la cabeza con los ojos bien
abiertos.
"No quiere chup�rmelas, teniente." Ofreci� con su mano
acercando una de sus mamas a mil�metros apenas de la boca de Columbo.
El teniente no pens� un instante, abri� la boca que en una
fracci�n de segundo se sinti� completamente ocupada por el pez�n m�s gigante que
hab�a visto en su vida. Y el m�s sabroso.
Intent� chup�rselo muy torpemente, denotando una absoluta
ignorancia en lo que a ese trabajo se refer�a.
"No se preocupe, teniente. No me interesa en lo absoluto su
vida personal. Es m�s, quiero que usted proponga cuando quiera hacer alguna
cosa, fantas�as que ya haya concretado con anterioridad y le hayan gustado, o
como en este caso que sean completamente desconocidas para usted y desee
experimentar."
Le explic� c�mo deb�a chupar, c�mo poner la lengua, c�mo trabajar con los
dientes. Quer�a que lo mordiera lo m�s fuerte que pudiera aguantar.
"M�s fuerte, teniente." Dijo con una excitaci�n que le
imped�a parar de solicitarle ese pedido. "Quiero que literalmente me mastique
los pezones."
Columbo se asust� con la posibilidad de lastimar a quien ya
le estaba teniendo algo m�s que atracci�n Peor lo hizo abrumado por la
excitaci�n.
En determinado momento, el teniente sinti� l�quido en su boca
y un sabor diferente. Se retir� del pecho del gordo y se aterroriz� al ver un
hilito de sangre que se desprend�a de su pez�n e iba cuesta abajo por su pecho.
Se toc� los labios y vio su mano te�ida de sangre. Se
horroriz� como nunca recordaba haberlo hecho antes en su vida.
"No se preocupe, teniente." Dijo Richard para calmarlo." Esto
me excita sobremanera."
Quer�a realmente entender al gordo, pero por m�s esfuerzo que
hac�a, sab�a que le iba a ser extremadamente muy dif�cil poder lograrlo
finalmente .
Qued� m�s tranquilo, pero no continu� haci�ndolo.
El gordo le termin� de quitar la camisa y afloj� el cinto de
sus pantalones.
Signos de pudor asomaron en el rostro de Columbo, pero estaba dispuesto
plenamente a seguir dej�ndose llevar por el que estaba considerando su maestro
en esta etapa de aprendizaje.
Cayeron los pantalones, dejando entrever una erecci�n
considerable por debajo de sus calzoncillos.
"Uhm, teniente, qu� es lo que tenemos aqu�?" fue m�s un
comentario de sorpresa que una pregunta en s�. "Ya estaba muy seguro que por lo
menos le gustaba bastante lo que estamos haciendo. Eso me incentiva a esmerarme
m�s a�n." Y concluy� con una p�cara sonrisa.
El obeso hurg� en la entrepierna del teniente Columbo, como
quien quiere ser el primero en alcanzar el premio, por encima de los dem�s.
Acarici� por encima de la ropa interior, tomando la erecci�n
con una mano, y presion�ndola my fuertemente.
Comenz� a masajearle el miembro endurecido con su mano,
mientras que con la otra le rozaba los labios, hasta que finalmente le meti� su
gordo dedo dentro de la boca.
"Ch�pelo teniente, como si fuera una sucia polla." Dijo con
un lenguaje que estaba dispuesto a comenzar a emplear para conocer los l�mites
que deb�a marcarse es su relaci�n con el teniente.
Columbo comenz� a succionar el �ndice de Richard, tal como
hasta hac�a un momento lo realizaba con su pez�n.
Sin quitarle los calzoncillos, la mano del obeso se introdujo
por la abertura de los mismos y comenz� a explorar por entre la velluda mara�a
genital. Tom� la verga del teniente y lo comenz� a sacudir muy suavemente.
El l�quido preseminal ya le estaba humedeciendo casi todo su
short interior. Richard le baj� los calzoncillos hasta las rodillas. Le tom� los
test�culos con una de las manos, y con la otra le acarici� la parte interior de
ambos muslos.
Acerc� la boca hasta dejarla a mil�metros de su �rgano
reproductor, y le lami� el glande s�lo una vez
"Le gusta teniente?" pregunt� con malicia. "Quiere que siga o
se quiere volver con su esposa?"
"No, por favor." Suplic� Columbo con muchas ganas de conocer
qu� era lo que ven�a a continuaci�n.
"Quiere en verdad quedarse conmigo, o irse con la puta de su
mujer que se debe estar pajeando en su cama en este momento?" dijo sacando la
lengua y llev�ndola nuevamente hacia la entrepierna del teniente mientras este
observaba desesperado.
"No quiero irme." Dijo Columbo sencillamente.
"D�game lo mucho que le gusta un gordo cerdo como yo." Orden�
dejando entrever que el juego er�tico reci�n estaba comenzando.
"S�, si. Usted me gusta mucho." Confirm�, queriendo que lo
que fuera a suceder no se dilatara demasiado.
Pero esa no era la idea del obeso prostituto.
"Y qu� es lo que usted est� dispuesto a hacer por mi para
compensarme el servicio, ya que como le dije esto le va a ser completamente
gratuito?" lo maligno de la actitud del gordo era rayano con su perversidad. De
todas formas intent� no sobrepasarse para no asustar al ya resignado teniente.
"Veamos qu� se le ocurre a usted para devolverme el favor,
que no se olvide que as� gordo y lleno de grasa como me ve, yo tambi�n soy de
carne y hueso."
Columbo no estaba seguro de qu� tan lejos se iba a animar a
llegar. Algo que le estaba rondando continuamente en la cabeza era si deb�a
considerarse homosexual o no. Ten�a s� una fuerte atracci�n por este gordo,
sent�a una peculiar excitaci�n cuando lo recordaba, ve�a o tocaba, pero ten�a
por descontado que el conflicto que se generaba en su interior no era m�s que
algo superable solamente con experimentar lo que le era desconocido hasta ese
momento.
Columbo estaba muy agitado. Se le notaba en la respiraci�n y
en los primeros jadeos que asomaban de su boca, que estaba llena de deseo. Todos
sus l�quidos estaban en franco movimiento. La adrenalina le corr�a por todo el
cuerpo sin miras de detenerse en lo inmediato. La saliva le llenaba la boca y
amenazaba en escaparse de ella convertida en baba.
La transpiraci�n hab�a comenzado a aparecer por sus axilas,
entre sus nalgas y por toda su entrepierna. Sent�a por primera vez esa sensaci�n
extra�a alojada en su ano que le lat�a desesperadamente. Los l�quidos
preseminales no dejaban de flu�r.
Richard continuaba alargando el momento.
Volvi� a acariciarle los muslos, y desliz� una mano hacia el
sorprendido agujero del teniente.
"Qu� es lo que hace?" pregunt� Columbo sobresaltado.
"Shhhhhh: S�lo d�jese llevar por mi. S�lo disfrute,
teniente." Dijo Richard con voz muy sensual, casi como un susurro. "S�
perfectamente lo que hago."
El obeso ya hab�a comenzado con sus propios jadeos. Columbo
not� que iban en aumento.
Le agrad� la idea de ser el causante de esa excitaci�n ya que
estaba atravesando por una crisis con su esposa. El mucho trabajo le imped�a
atenderla bien. Su mujer ya no gozaba como antes cuando estaba con �l, por
supuesto que no se lo dec�a, pero notaba c�mo muchas de las veces ella fing�a el
orgasmo, y gracias a la experiencia laboral del teniente, se percataba casi
siempre del enga�o.
Los dedos del obeso hurgaban en su zona anal. Gl�teos, raja y
finalmente el mismo agujero fueron testigos del tacto de unos dedos muy gordos.
Un escalofr�o recorri� toda la columna vertebral del detective.
"Verdad que me quiere dentro suyo, teniente?" Dijo Richard
abriendo con dos dedos de par en par las nalgas de Columbo justo en la misma
entrada hacia sus entra�as. "S�lo supl�queme, e ir� inmediatamente a hacerle
experimentar un placer que jam�s podr� olvidar en su vida."
Continuaban los conflictos, pero gan� la excitaci�n, que
llegaba en esos momentos al borde de la desesperaci�n.
"Si, haga algo, por favor." Rog� Columbo.
"No, teniente, as� no. Debe ser con m�s �mpetu. Como si
realmente quisiera hacerme sentir lo muy desesperado que verdaderamente est�."
Segu�a manejando perversidad pura:" D�game cosas que me exciten como �M�temela
de una buena vez, gordo inmundo. Hazme tuyo con esa verga que tienes incrustada
en la mano. Ens�rtame con tu dedo hasta lo m�s dentro que puedas. Utiliza mi
ojete como yo nunca utilic� la concha de mi mujer, gordo puto."
Columbo preso de su desesperaci�n, recit� cada palabra de la
letra que Richard le hab�a dado.
El dedo del gordo no necesit� m�s lubricaci�n que la que ya
hab�a alrededor del agujero del teniente, y se introdujo dentro rompi�ndole la
virginidad.
Apenas un gritito entre dolor y placer indescriptible,
salieron de los labios del teniente, cuyo ritmo de jadeo y respiraci�n se
aceler� cuando comenz� el mete y saca del grueso dedo de Richard.
El miembro de Columbo corr�a el riesgo de quebrarse con los
movimientos del brazo del gordo que segu�a de frente al teniente, pasando por
entre sus piernas, golpeteando sus test�culos mientras el dedo de ese brazo
entraba y sal�a de un ano cada vez m�s abierto y goloso.
"Qu� me dice ahora teniente?" nuevamente lo maligno asomaba
en la cara del gordo. "Est� totalmente entregado a mi? Va a dejar que este gordo
puto lo gu�e en sus m�s bajos instintos? Va a permitir finalmente que este
asqueroso obeso lo sumerja en los infiernos?"
"S�, s�." Suplicaba Columbo que ya estaba totalmente fuera de
s�, dispuesto a experimentar con absolutamente todo, pues nunca hab�a sentido
una erecci�n igual en su vida.
Sin mediar palabra, Richard tom� literalmente al teniente, y
lo hizo acostarse sobre el piso moqueteado. Se acerc�. Apoy� su pierna derecha
al costado de su cabeza, y pas� la izquierda por encima de su rostro, dejando
toda su entrepierna al servicio de la boca del sorprendido teniente.
Rechazo fue lo primero que sinti� el teniente con los
genitales de ese obeso frente a su boca y nariz. Un aroma a excitaci�n y
transpiraci�n era lo que captaba su sentido del olfato. Nuevamente su conflicto
interno.
"Ch�pame." Orden� el gordo. "C�mete de una vez por todas la
polla que has buscado toda tu vida."
Una dosis en partes exactamente iguales de repugnancia y
excitaci�n se mezclaron en un c�ctel que destilaba morbosidad por doquier.
El teniente quer�a pero se resist�a.
Un diminuto miembro erecto y mojado, golpeteaba la boca de
Columbo. Boca con los labios muy apretados, no sabiendo por cu�nto tiempo m�s
mantendr�a cerrada. La misma boca que se embebi� de ese n�ctar que desped�a el
pene min�sculo. La nariz estaba igualmente h�meda por ese l�quido pegajoso.
Todo el peso del culo de Richard presionaba por sobre el
pecho del teniente Columbo, amagando a sentarse encima de �l, y levant�ndose de
inmediato para no quebrarle las costillas.
Asco y repugnancia por tener un miembro masculino rozando su
boca. Excitaci�n y morbosidad por la misma acci�n. Lujuria y resignaci�n por
anticipar lo que vendr�a.
El teniente abri� levemente su boca ante la atenta mirada del
obeso, y con su lengua explor� los labios h�medos introduciendo una porci�n del
l�quido producto de la excitaci�n del inmenso prostituto. No le pareci� nada
desagradable, por lo que decidi� abrir a�n m�s sus labios para permitir a ese
miembro enloquecido entrar finalmente a su deseosa boca.
Comenz� a chupar ese glande, hasta que m�s pene penetr� a su
boca.
Richard literalmente estaba cogiendo esa cavidad con �mpetu,
haciendo golpetear con furia los test�culos en la pera del teniente. Met�a y
sacaba ese trozo de carne furiosamente.
"Ru�game que deseas todo lo que hay dentro de m�. Supl�came
que quieres probar todo lo que hay dentro de este cuerpo." La excitaci�n de este
gordo era indescriptible. Estaba como pose�do.
Intermitentemente quitaba el miembro de la boca de Columbo, refreg�ndole los
test�culos al son de "L�meme. Ch�pame." Para volver a penetrar all� con su corto
pene endurecido al m�ximo.
Una y otra vez, el mismo mecanismo, pene y test�culos,
adentro y afuera. Hasta que despu�s de tener ambos test�culos en la boca,
Richard cambi� la direcci�n hacia m�s abajo, mostrando la comisura de la uni�n
de sus piernas. Ahora el vaiv�n fue desde los test�culos hacia su raja, ida y
vuelta, y cada vez se aproximaba m�s a un agujero que permanec�a oculto entre
ambas abultadas nalgas.
"Teniente, no s� qu� tan lejos quiere llegar, pero realmente
quisiera que logr�ramos hacer de todo. Usted me excita sobremanera, y no quiero
perder la oportunidad de ense�arle todo lo que usted nunca so�� siquiera."
Dici�ndole esto, le apoy� las nalgas sobre su rostro.
Literalmente se sent� sobre boca y nariz, y con ambas manos se abri� ambos
gl�teos dejando al descubierto un agujero muy oscuro, con pelos, completamente
mojado.
"C�metelo." Orden�.
Columbo nuevamente horrorizado, no supo qu� hacer, hasta que
comenz� el bamboleo de Richard, refreg�ndole el agujero anal de derecha a
izquierda, primero y de arriba hacia abajo despu�s, sobre su boca y nariz.
Sinti� ganas de tocarlo con la lengua, y as� lo hizo, para
escuchar un quejido de placer de la persona obesa que lo ten�a completamente a
su merced.
Comenz� a lamer, lentamente primero, hasta ganar un ritmo
enfurecido a los pocos instantes. Eso no era del todo malo como hab�a pensado
hac�a unos momentos. Realmente era muy excitante.
No sinti� repugnancia en absoluto, ya que siempre supuso que los culos ol�an
desagradable. Por lo menos no era el caso de �ste.
Ante las arremetidas feroces de su lengua enloquecida, el
gordo respond�a con un sube y baja que permit�a que el m�sculo de la boca del
teniente ingresara al fin en sus entra�as.
Los alaridos de placer no fingido del obeso prostituto le
llenaban de satisfacci�n, cuando de pronto sinti� como todo su cabello se estaba
mojando con un l�quido caliente.
Gritos aterradores proven�an de la boca del obeso, que sin
dejar de meterse y sacarle la lengua de su orificio anal, comenz� a tener
convulsiones.
Fue en ese momento que la lengua del teniente fue empujada
hacia fuera del ano de Richard. Columbo observ� at�nito como comenzaba a
agrandarse el agujero del gordo. Un pedo le estall� en plena cara, algo oscuro
comenz� a emerger por all� y un olor nauseabundo comenz� a inundar el lugar.
Movi� instintivamente su cabeza hacia la derecha con los ojos cerrados cuando
sinti� algo pesado y caliente caerle sobre su cuello.
Se desmay�.
"Bienvenido, teniendo. Parece que lo tenemos de vuelta por
aqu�." Dijo Richard que estaba al lado de �l sobre la cama, apenas recobr� el
sentido.
El teniente estudi� la situaci�n.
Estaba todo mojado, pero limpio sobre la gran cama.
"No se preocupe, teniente. A veces suceden accidentes como �ste. Luego de darle
un ba�o, lo traje hasta la cama para dejarlo descansar un momento y se pudiera
recuperar." Dijo dejando muy en claro que no hab�a sido su intenci�n hacerle
pasar por ese mal momento sino que se dej� llevar por una excitaci�n
incontrolable." Por lo que veo est� totalmente recuperado." Dijo y le sujet� el
pene que ya estaba nuevamente erecto.
Se lo lami�, y comenz� a succionarlo con fuerza, hasta lograr
en �l la terrible erecci�n que ya le hab�a visto antes.
Cuando lo hubo logrado, Richard se saliv� la mano con
bastante saliva, y se la llev� por detr�s, directamente hacia su ano. Otra
escupida m�s, y esta vez embadurn� el miembro erigido cual obelisco.
El gordo acomod� su trasero justo sobre la entrepierna del
teniente, le tom� la verga con una mano, y con la otra abri� su orificio anal
con dos dedos, para dejarse caer encima de ese falo que termin� ensart�ndose de
un golpe directamente hasta sus entra�as.
Con cara de lujuria y deseos ardientes, Richard apretaba el
culo alrededor del miembro del detective, para que �ste tuviera la real
conciencia, de lo mucho que gozaba en esa posici�n.
Lo cabalg� como un jinete a su corcel.
S�lo un par de subidas y bajadas m�s le bast� para verse
inundado de una cuantiosa explosi�n del semen del teniente Columbo.
Se qued� all� mismo donde estaba, hasta sentir encogerse el
miembro del teniente dentro suyo, haci�ndole sentir a�n c�mo su orto segu�a
latiendo tan fuerte como el primer momento.
El gordo se sali� de all�, tom�ndose con gran esfuerzo su
propio pene, y comenz� a sacudirlo a ritmo vertiginoso.
"D�nde lo quiere, teniente.?" Pregunt� al exhausto Columbo.
"En el pecho." Contest�.
S�lo unas sacudidas m�s, bastaron para que un torrente de
alaridos, gritos, espasmos, temblores y esperma inundaran los diferentes lugares
de la habitaci�n. El l�quido fue a descansar al lugar que solicit� el teniente.
Richard qued� igualmente exhausto, y se acost� pegado al
teniente. Moj� sus dedos sobre su propia leche que yac�a sobre el pecho de
Columbo, y se lo ofreci� acerc�ndolo a sus labios.
Columbo dud� nuevamente, y sac� la lengua para probar.
Estaba sabroso.
Le sec� la mano de varias lamidas.
Se ducharon juntos, y fue Richard que toc� el tema del
asesinato.
"Teniente, ya ha conseguido alguna pista?"
"Lamentablemente no."
"Quiero que sepa que John ten�a el mismo trabajo que yo.
Tambi�n vend�a su sexo. �ramos una pareja muy abierta. Nosotros nos am�bamos y
ten�amos sexo por dinero con otras personas. Sexo caro, teniente. Supongo que
uno de los clientes fue el asesino. Le voy a proporcionar toda una lista de los
clientes, pero quisiera que lo tomara de la forma m�s confidencial posible.
Quiero que sepa que cuenta con toda mi confianza para encarcelar al hijo de puta
que hizo esto con mi marido."
"Pierda cuidado, Richard. Le prometo que la justicia
castigar� con todo su peso al autor de este crimen."
"Gracias, teniente." Dijo y se le aproxim� a darle un beso en
la boca.
El teniente lo esquiv�, y el obeso lo agarr� muy fuerte
dej�ndolo prisionero de sus brazos, acerc� su boca al rostro de Columbo, le
lami� los labios, y lo bes� fuertemente, oblig�ndole a abrir la boca, donde
introdujo su lengua, y juguete� dentro de ella a su antojo.
Columbo sinti� como si lo estuviera violando.
"Quiero que sepa, teniente, que nunca le voy a cobrar un puto
peso por tener sexo conmigo. S�lo tiene que llamarme, y voy a ser su eslavo
todas las noches que usted desee. Es algo muy fuerte que siento en contacto son
su piel. Si usted decide que lo que hicimos hoy no fue correcto, tambi�n
entender� si no acepta mi propuesta. De todas formas, no me conteste ahora.
Pi�nselo, teniente. Asimile toda la experiencia vivida hoy aqu�, saque sus
propias conclusiones, y deje pasar el tiempo que crea conveniente. Si me llama,
estar� feliz de volver a satisfacerlo de la mejor forma, si no lo hace, me
quedar� con esta �nica experiencia que me llen� por completo."
Columbo analiz� la lista proporcionada por Richard de los
clientes sexuales atendidos por �l mismo y por su marido.
Qued� at�nito cuando reconoci� algunos de ellos.
Dos mundialmente conocidos actores de cine estaban all�. Se
sorprendi� ya que uno de ellos dec�a estar felizmente casado hac�a muchos a�os
con la misma persona que seg�n sus propias palabras era �la mujer de mi vida�.
El paralelismo con la experiencia suya propia no le pas� inadvertido para nada y
esboz� una sonrisa. Un senador de su pa�s, m�s dos empresarios sumamente
conocidos integraban tambi�n la misma n�mina.
Los dem�s le eran completamente desconocidos.
Se prometi� cumplir con la promesa de no comunicarles acerca
de la lista, pero no pudo dejar de interrogarlos diciendo que sus nombres
aparec�an en la casilla de correo electr�nico del asesinado, hecho que
efectivamente era correcto. Salvaguardando sus perversiones homosexuales,
ninguno tuvo inconvenientes en cooperar.
Ninguno salvo uno.
Desde el comienzo, comenzaron las contradicciones.
El teniente Columbo siempre fue un h�bil interrogador, y dado
que ya conoc�a el ambiente gracias a Richard, hab�a ganado una confianza en el
tema que antes no ten�a y se mov�a ahora como pez en el agua, por lo que
r�pidamente puso al sospechoso en aprietos y �ste termin� confesando el crimen.
Un par de emails se cruzaron entre Columbo y Richard.
"Richard:
Hemos atrapado al asesino de su marido. Le estoy agradecido
por todo lo que ha hecho por el caso, y por mi.
Mi esposa est� bastante m�s accesible ahora. Despu�s de
proponerle diferentes juegos que nunca antes se nos hubiera ocurrido, me
reconoci� haber fingido sus orgasmos en varias ocasiones. Ahora cuando me mete
el dedo en el culo logra mis mayores erecciones, y ella goza realmente como una
puta. No estoy seguro si aceptar� su propuesta de verlo nuevamente.
Sinceramente supongo que no. Creo que sigo sintiendo algo muy
fuerte por usted, pero definitivamente no soy homosexual, y quiero a mi esposa.
Todo lo que he aprendido con usted me es �til en mi relaci�n con ella, relaci�n
que estaba bastante desgastada. Posiblemente ambos �ramos v�ctimas del
aburrimiento y la falta de la sal y pimienta que se le deben agregar muchas
veces a las cosas cotidianas.
Le vuelvo a agradecer todo lo que usted me aport�. Realmente
lo disfrut� mucho.
Teniente Columbo"
"Querido Teniente.
Le agradezco sus conceptos. No sin antes decirle que yo
tambi�n disfrut� el estar con usted. Desde el primer momento sentimos esa
atracci�n mutua, y nunca tuve la intenci�n de cobrarle por el servicio. Le estoy
eternamente agradecido por haber hecho que el asesino de mi esposo se pudra en
la c�rcel para siempre. Por tal motivo y ratificando lo que le dije
anteriormente. Quedo solamente a sus �rdenes cuando necesite de mi para todo lo
que desee. Totalmente sin cargo, las 24 horas al d�a. Me encantar�a ser su puta,
estar en la cama entrelazados con usted por toda una noche. Todav�a tengo muchas
otras cosas para ense�arle, teniente. Muchas otras experiencias que estoy seguro
lo van a matar de placer. Pero respeto su decisi�n.
Que sea muy feliz con esa yegua puta que tiene usted por esposa.
Richard."
"Querido Richard.
Va a estar usted disponible ma�ana a la noche?
Qu� le parece a las 11 pm?
Teniente Columbo."
FIN DEL EPISODIO.
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