Relato: Un accidente afortunado



Relato: Un accidente afortunado


Un accidente afortunado




Eran Casi las 7h30 de la ma�ana. Carlos y Nati sub�an
apresurados al auto. El viajaba a un curso de capacitaci�n de su empresa y ella
a una presentaci�n de negocios de la suya en un Hotel cinco estrellas en la
ciudad. Ambos subieron al peque�o Honda que ten�an y se dirigieron rumbo al
aeropuerto. Mientras Carlos escudri�aba entre los papeles de su malet�n, Nati
manejaba nerviosa (que por cierto lo hac�a muy bien) tratando de repasar
ansiosamente la combinaci�n de colores de sus prendas; sus zapatos de tac�n, sus
medias negras, su vestido, su peinado, su labial, el color de sus p�rpados, el
negro de sus pesta�as sus joyas, etc. Mientras manejaba ella sent�a como su
apretado vestido se corr�a entre sus muslos, estaba segura que debi� usar uno
m�s discreto y que cubriera un poco m�s sus piernas; en cada sem�foro se
apresuraba para estirarlo con su mano derecha queriendo que le llegue hasta sus
rodillas, cosa imposible pues era un vestido negro de lycra de una sola pieza y
manga larga hasta el antebrazo que hac�a juego con su collar de plata,
pendientes de plata en forma de media luna pero con el extremo redondo, un
hermoso brazalete grueso igualmente de plata con una piedra violeta incrustada
en el centro igual de linda y brillante que la piedra del pendiente de su
cuello, zapatos negros de tac�n alto y medias negras de encaje. Carlos estaba
demasiado preocupado por su interlocuci�n ante un p�blico desconocido en la
provincia para darse cuenta de cu�n hermosa y sensual luc�a su esposa.



Nati se sent�a insegura y en su infantil moral, hasta un
tanto indecente con aquel vestido que su esposo le hab�a comprado para aquella
reuni�n; ella era lo suficientemente solvente, segura y profesional para elegir
su propio vestuario pero en aquella ocasi�n Carlos la convenci� de usar algo que
a �l le parec�a atrevido, insinuante, muy sensual y serio a la vez.



A Carlos le gustaba que su esposa estuviera siempre hermosa;
casi como si deseara lucirla ante todos diciendo en sus adentros� "miren cu�n
joven y hermosa es mi esposa" � sus noches conyugales eran terriblemente
sensuales y amorosas, el nunca descuid� un solo detalle para el momento preciso.
Sol�a hablarle de amor al o�do mientras sacud�a a Nati con furia contra su
vientre. Experimentaron las m�s deliciosas sensaciones que una pareja puede
experimentar, pero siempre falt� algo que Carlos deseaba con locura y que Nati
nunca le brind�.



Carlos deb�a tomar un avi�n a las 10h00 y ser�an ya casi las
9h15 cuando Nati, al pasar junto al hotel donde ser�a su convenci�n 30 minutos
m�s tarde, repentinamente sinti� c�mo junto a la entrada del estacionamiento, un
golpe seco hizo deslizar su autom�vil unos cent�metros hacia la izquierda.
Inmediatamente par�, se bajo del auto junto con Carlos y vio como un peaugeot
color negro del a�o con vidrios polarizados se hab�a estampado contra la parte
trasera de su llanta derecha. Ella como siempre mucho m�s en�rgica que su esposo
se dirigi� hacia el chofer del auto agresor. Al acercarse no vio ning�n
movimiento por lo que golpe� el parabrisas dos veces� Ella era una mujer
impulsiva y de armas tomar� cuando de pronto del peaugeot sali� un hombre alto
como de 1m 85, muy guapo, de ojos muy negros, cabello negro muy bien peinado
aunque un tanto salvaje y de tez morena, parec�a tener no m�s de 30,
incre�blemente serio y muy buen mozo para el gusto de una mujer, su presencia
era impecable, llevaba puesto unos zapatos negros de piel muy brillantes,
pantal�n negro tambi�n, que a juzgar por el auto deber�a ser de un casimir muy
caro; buzo negro de cuello alto y encima una chaqueta color marr�n con botones
dorados. Nati se sinti� casi desnuda cuando lo enfrent� pues su vestido era muy
apretado y revelaba perfectamente sus curvas como para usarlo en la calle.
Apenas pod�a respirar entre el tumulto del choque, el aeropuerto, su convenci�n,
el vestido negro y aquel hombre� aquel hombre la hab�a dejado sin habla. El se
acerc�, muy cort�smente pidi� mil y un disculpas y ofreci� pagar todos los da�os
inmediatamente y adem�s un brindis de disculpa como era la costumbre en su pa�s�
Carlos y Nati estaban estupefactos ante tanta cordialidad� Las disculpas fueron
aceptadas pero a�n se deb�a pagar por el desperfecto.



Salim Brawswick era un hombre de negocios de padre �rabe y
madre americana que por coincidencia estaba hospedado en el mismo hotel del
infortunio y asistir�a al mismo simposio al que Nati deber�a ir en 30 minutos.
Al darse cuenta de la seriedad de aquel individuo y confiando en la madurez de
su esposa, Carlos decidi� tomar un taxi al aeropuerto; se despidi� amorosamente
de ella con un beso, miro a aquel hombre e hizo un adem�n de despedida y respeto
pues aquel individuo casi hasta parec�a un noble ingl�s, sin juzgar su aspecto
oriental obviamente. De ah� en adelante Nati estaba a cargo.



Carlos se hab�a ido hace casi 2 horas cuando Nati comenz� a
sentirse un poco cansada en aquel sal�n del hotel cuando casi como un susurro
oy� junto a ella aquella suave voz que le dec�a � -"agraciado por un lugar de
reposo tan exquisito s�lo Al� puede brindar"-... Era Salim� Su disposici�n era
la de pedir permiso para sentarse junto a ella pero con una galanter�a
irresistible; ella se sinti� inc�moda como la muchacha que baila con su gal�n
por primera vez pero lo invit� a sentarse. Conversaron por largo rato en voz
baja mientras la presentaci�n de la pantalla gigante continuaba sin que le
prestasen la menor atenci�n. Luego de 3 c�cteles ella not� como su cordura
parec�a desaparecer pues no estaba acostumbrada a beber. La disertaci�n sobre
auditoria estatal se volvi� tan aburrida que Salim la invit� a tomar un t� en
sus aposentos cosa que a ella le pareci� completamente atrevida e insinuante
pero se neg� rotundamente, por lo cual Salim muy caballerosamente pidi�
disculpas y decidi� despedirse, tomar los datos de ella y enviar a un mozo del
hotel a pagar por los da�os, cuando al momento Nati inquiri�- "espere! � mejor
g�reme un cheque que lo cobrar� hoy mismo"- Salim sonri� y asinti� con un gesto
de su cabeza; Nati observaba como aquel gesto revelaba dos coquetos hoyuelos en
las mejillas de Salim y su barba muy bien cuidada a manera de candado lo hac�an
lucir incre�blemente guapo. A Nati le parec�a que aquel hombre estaba salido de
un cuento o algo as�. El se levant� miro a Nati a los ojos y con un adem�n de su
brazo invit� a Nati a levantarse y a seguirlo.



La suite de Salim revelaba un lujo que Nati s�lo hab�a visto
en revistas. Hab�a plantas por todas partes que le daban a aquel lugar una
exuberancia misteriosa. Luego de colgar la chaqueta de Salim y el abrigo de
Nati, ambos se dirigieron hacia la sala acompasados por el sonido seco que los
tacones de los zapatos de Nati emit�an al dar cada paso sobre aquella hermosa
madera charolada. Se abrieron camino entre dos bellas cortinas transparentes e
incre�blemente adornadas, sostenidas por dos pilares blancos que conduc�an a una
lujosa sala con dos c�modos sillones color beige claro y un sof� blanco en forma
de L y cojines dorados bellamente tapizados; la alfombra del centro era tambi�n
de color blanco y de pelo alto. A Nati le parec�a que nunca antes alguien hab�a
pisado aquella exquisita alfombra. En medio de todo descansaba una mesa de
centro cuadrada gigantesca de hierro forjado y plataforma de vidrio con
maravillosas velas de colores encima. En los c�lculos de Nati solamente aquella
lujosa "salita" abarcaba mas espacio que su propio dormitorio. Nati despert�
repentinamente de su asombro cuando Salim la tom� de las manos y la sent� a su
lado en el sof� blanco. Ella era una mujer hermosa de cabello negro como la
noche, piel dorada, ojos caf�s claros, nariz delicada, labios redondos y
sensuales ten�a 1m70 de estatura aproximadamente, era una muchacha joven y
luchadora que estar�a bordeando los veinte cuatro; Nati siempre fue m�s agresiva
que su esposo; le encantaban las causas justas pero esa noche luc�a como una
modelo de revista para hombres, dulce y tonta a la vez y que ella tanto odiaba
por ser la propaganda absoluta de la falta de autoestima femenina frente a un
creciente chovinismo masculino.



Mientras conversaban Nati se sumerg�a m�s y m�s en la
deliciosa interlocuci�n de aquel joven tan rico y culto; en cuanto el se levant�
para acercarle una copa con un delicioso licor de cereza, Nati estir�
apresuradamente su vestido con sus dos manos tratando de cubrir sus hermosos
muslos ya que se sent�a inc�moda y de cierto modo avergonzada pues no quer�a que
el encaje de sus medias quedara al descubierto si cruzaba la pierna o algo
parecido, pues Carlos en su fren�tico fetichismo le hab�a pedido que usara
aquellas prendas para ambos estrenarlas a su llegada antes de media noche.



Salim y Nati hablaron casi por siglos y de tantas cosas� Ella
se sent�a extasiada por su cultura, su extravagancia y por su presencia; El le
hablaba en espa�ol y en �rabe a�n cuando ella no entendiera, cosa que la
excitaba terriblemente y de lo cual no se percat� hasta que fue ya muy tarde�
Mientras �l hablaba Nati miraba ansiosa como se mov�an sus bellos labios y en un
�gil movimiento cruz� su pierna izquierda revelando apenas el negro m�s oscuro
de la parte inferior del encaje de sus medias mientras giraba su pie izquierdo
jugueteando con su zapato de tac�n al mismo tiempo que colocaba su copa de licor
junto a su rosada mejilla derecha. Salim la ten�a hechizada por lo que no se
percat� de que el la estudiaba de pies a cabeza. Cuando ella se dio cuenta de lo
que Salim miraba, se mir� su pierna izquierda e inmediatamente volvi� asentarse
correcta y erguida estirando su vestido con ambas manos. Se sent�a terriblemente
avergonzada y ruborizada. Salim para no hacerla sentir inc�moda, se arrodillo a
sus pies tom� delicadamente el tobillo derecho de Nati y corri� delicadamente
sus dedos desde la pantorrilla hasta el tal�n de la ella. Aquella caricia hizo
que una sensaci�n electrizante corriera por la espalda de Nati. El la descalzaba
muy delicadamente y mientras deslizaba sus dedos sobre el empeine del pie de
ella, le dec�a: - "Toda mujer tiene esculpidos los sue�os mas bellos del creador
en cada parte de su cuerpo, puedo notar como la delicadeza de tus pies y tus
delgados tobillos revelan un exquisito arte al andar� debiste ser bailarina"- a
lo cual Nati, embobada, casi responde afirmativamente.



Nati volvi� a sentir aquella descarga en su espalda cuando
Salim ya no solamente acariciaba sus pies sino que sus fuertes manos de
deslizaban despacio hacia sus rodillas y sobre los muslos de ella. En el acto,
Nati se levant�, tom� su peque�a cartera y se dirigi� apresuradamente hacia la
entrada, quer�a salir corriendo de aquel lugar pero a la vez, muy �ntimamente
deseaba que �l se lo impidiera� Abri� la puerta, estaba por salir cuando un
brazo la rode� por su cintura desde atr�s, sinti� como unos labios se deslizaban
calidos sobre su nuca y al momento la otra mano de Salim se pos� sobre la puerta
cerr�ndola y encarcelando a aquella hermosa mujer, que lejos de querer marcharse
deseaba que Salim la siguiera besando.



El la ten�a apresada contra la puerta de la suite y de frente
a �l; la besaba en la boca, en el cuello, en la barbilla, mientras Nati se
retorc�a cual serpiente movida por la excitaci�n. Pasaron eternos minutos
mientras se besaban y Salim la acariciaba toda, desde sus muslos hasta su
cuello. El la besaba apasionadamente mientras su mano derecha deslizaba hacia
arriba delicadamente el vestido de Nati para revelar el lujurioso encaje de sus
medias nylon. Con cada caricia sigui� corriendo el apretado vestido de la
muchacha hasta poder ver como la hermosa piel trigue�a y brillante de ella se
descubr�a bajo aquel apretado vestuario. De pronto unas hermosas pantis de color
negro de encaje que hac�an juego con las medias emergieron introduci�ndose
lujuriosamente entre las nalgas de Nati. Salim sent�a como su mano se humedec�a
al deslizarla sobre el sexo de ella. El levant� el vestido de Nati hasta la
altura de su cuello y sin poder contenerse bes� y lami� a su gusto aquel par de
hermosos senos, redondos fuertes y voluptuosos, mientras ella con los ojos
cerrados lo tomaba por el cabello apretando la cabeza de Salim contra su pecho.



Sin saber c�mo ni de qu� forma, ambos estuvieron desnudos
sentados en el extremo del sof� blanco, bueno casi desnudos� solamente Nati
llevaba encima sus medias nylon negras que hac�an que sus fuertes piernas
lucieran incre�blemente esbeltas. Durante largo rato ambos se acariciaron
sintiendo el contorno del otro, mientras Salim exploraba con su lengua la
deliciosa boca de Nati.



Ella se sent�a alucinada ante un hombre tan bien
proporcionado, alto, hermoso, musculoso sin parecer un luchador de la TV como
los que ella tanto aborrec�a, su pene era fabuloso; el de Carlos era normal,
lindo, delicioso, pero el �rgano de Salim era perfecto muy grande, ancho y
carnoso. Salim permanec�a sentado con las piernas abiertas mientras con su brazo
derecho rodeaba a Nati por la cintura. Nati estaba con sus piernas recogidas
sobre el sof�; ella comenz� a besar a Salim en el cuello, luego en su pecho
hasta llegar a su est�mago que parec�a de acero; se desliz� como una serpiente
hasta tener aquel hermoso pene con sus dos manos y junto a sus labios. Ella no
pudo resistir la sensaci�n de placer que la vista de aquel jugoso miembro le
proporcionaba, por lo que abri� levemente su boca y comenz� a besarlo muy
delicadamente en el glande. A ratos Nati sacaba su lengua y la deslizaba por
todo el largo del pene de Salim, el cual permanec�a inm�vil con ambos brazos
abiertos apoyados sobre el espaldar del sof� y con aspecto de terrible
excitaci�n. Acto seguido, Nati abri� su boca y se introdujo aquel hermoso
miembro hasta donde pudo pues era demasiado grande� chup� y succion� de manera
casi profesional (Carlos lo sab�a muy bien). En cada beso Nati sacaba la lengua
tratando de devorar a�n m�s el pene de Salim� Ella chupaba y chupaba abriendo la
boca de una manera desacostumbrada pues el miembro de aquel hombre amenazaba
desmandibularla, cuando de pronto Salim la tomo por los cabellos y empuj� la
cabeza de Nati hacia su vientre casi hasta dejarla sin respiraci�n� Pasaron unos
segundos gloriosos hasta que ella sent�a que se ahogaba y puso sus dos manos
sobre el vientre de Salim apart�ndose de aquel �rgano babeante e incre�blemente
duro. Ambos se miraron a los ojos. Nati estaba recostada sobre el muslo de Salim
y sin dejarse de mirar, Salim volvi� a tomar a la mujer con fuerza por los
cabellos e hizo que vuelva a su lujuriosa labor. Mientras Nati se llevaba aquel
pene casi hasta su garganta, miraba a Salim con tanto deseo como jam�s hab�a
visto a Carlos cuando hac�an el amor.



Salim se incorpor� dejando a Nati recostada boca arriba con
su boca entreabierta y sus labios muy mojados. Se pos� sobre ella solamente
descansando su rodilla izquierda sobre el sof� junto a la cabeza de Nati pues
ten�a su otra pierna en el piso para guardar el equilibrio. El miembro de Salim
colgaba carnoso rozando apenas los labios de Nati. De pronto, el levant� la
cabeza de ella con su mano izquierda acerc�ndola a�n m�s a su gran miembro. Nati
lo mir� a los ojos mientras con sus dos manos tomaba aquel baboso tronco y se lo
introduc�a suave y sensualmente en su deliciosa boca. No dejaban de mirarse a
los ojos mientras Salim observaba como los rojos labios de Nati se deslizaban
abrazando su miembro que se endurec�a cada vez m�s y m�s a cada succi�n que ella
le propinaba. El comenz� a acariciar el cl�toris de la muchacha con la mano que
le quedaba libre para notar c�mo ella cerraba sus ojos y mientras m�s frotaba
con sus dedos aquel hermoso pupito saliente sobre el sexo de Nati, m�s
apresuraba ella el movimiento de su cabeza. Salim volvi� a incorporarse, dejando
que Nati finalmente respirara a placer para entonces tomarla por la cintura con
sus dos manos y hacerla girar de modo que ella quedara recostada de frente a �l
con su bello trasero colgando al filo del sof� y con sus piernas abiertas
apoyadas en la alfombra.



Salim se arrodill� nuevamente frente a ella, pero esta vez no
iba a acariciar sus piernas sino otro lugar que de seguro Nati aprobar�a. El
acerc� su cabeza hacia el sexo de la muchacha por entre sus piernas abiertas y
comenz� a jugar con lengua alrededor del cl�toris de Nati. La excitaci�n de
aquella sensaci�n hizo que la muchacha cerrara los ojos mientras con sus dos
manos acariciaba el cabello de Salim. Nati quer�a seguir sintiendo eso por
siempre; y mientras el lam�a y lam�a, ella sent�a como una electricidad muy
suave recorr�a todo su vientre haciendo que se endurezca por la sensaci�n de
placer que estaba experimentando. Salim lami�, chup�, mordisque� y juguete�
mientras Nati apretaba fuertemente sus senos con sus dos manos. Salim dej� aquel
excitante juego para tomar a Nati por las piernas, levantarlas y colocarlas
sobre sus musculosos hombros. El se acerc� con cuidado y penetr� delicadamente
el apretado sexo de Nati. Tomo las piernas de la joven mujer por los tobillos,
empuj�ndolas un poco hacia atr�s y volvi� a penetrarla con m�s fuerza, una y
otra y otra vez. Nati sent�a que el para�so se acercaba y con sus ojos cerrados
apretando sus pechos con sus manos comenz� a jadear de manera incontrolada y no
pas� mucho tiempo hasta que ella con toda su expresi�n de excitaci�n y cansancio
solt� un grito y moj� a Salim con sus m�s �ntimos jugos.



Ambos descansaron desnudos largo rato tendidos en la abrigada
alfombra mientras Salim acariciaba las bellas piernas de Nati que luc�an
terriblemente lujuriosas con aquellas medias negras. De pronto, Salim se pos�
sobre ella, abri� sus piernas, pero �l estaba al rev�s� ten�a su pene colgando
sobre la boca de Nati y su boca misma sobre el sexo de ella�



Pasaron largo rato teniendo sexo oral cuando el de pronto
extendi� su mano, tom� con su dedo �ndice el restante de la crema de un postre
que momentos antes Salim le hab�a ofrecido y ella casi no hab�a probado, lo unt�
alrededor y en el centro del ano de Nati y lo introdujo delicadamente y hasta el
fondo con el mismo dedo� Ella, debido a aquella rara sensaci�n abri� instintiva
y bruscamente los ojos mientras el pene de Salim inundaba su boca, ella no sab�a
que hacer ni que pensar�La excitaci�n que sent�a era desconocida y se volvi� a�n
m�s placentera cuando Salim penetr� su ano con dos de sus dedos� La boca de Nati
se abri� en se�al de dolor aunque eso le gustaba y quer�a que el lo siguiera
haciendo. Ella segu�a bebiendo del �rgano de Salim mientras el la sodomizaba con
sus dedos. Nati disfrutaba aquella sensaci�n indescriptible y muy agradable
hasta que el sac� su pene de la boca de la muchacha, se levant�, tom� de las
manos a Nati y la ayud� a ponerse de pi�. Ambos estaban de pie frente a frente.
Salim tom� a Nati por la cintura, la volte� y la empuj� hacia el sof�. Ella
sab�a de que forma el deseaba que se pusiera, as� que se arrodillo al filo del
sof�, puso sus manos sobre el espaldar y se agach� apoyando su cabeza sobre el
mismo espaldar. Salim desde atr�s ve�a fascinado como se presentaba ante �l
aquel hermoso y redondo trasero que luc�a brillante y fuerte. Nati, ya en cuatro
patas, ten�a sus piernas un tanto separadas y sus delicados pies colgaban al
filo del sof�.



Nati pod�a sentir a sus espaldas como Salim se acercaba lenta
y sigilosamente; aquellos instantes le parecieron eternos. De pronto, sinti�
c�mo el pene de aquel semidi�s se posaba delicadamente entre sus nalgas y se
resbalaba lentamente hasta que el glande de aquel maravilloso miembro descans�
sobre el ano de ella.



Carlos lo hab�a intentado antes pero esta vez era diferente.
Sab�a lo que le iba a pasar. Sab�a lo que Salim le iba a hacer, pero a�n as� no
peleaba, no pataleaba, no quer�a luchar contra eso, Nati sent�a un poco de
miedo, pero a la vez, su excitante curiosidad la arrastraba lenta e
irremediablemente hacia el abismo de los placeres prohibidos.



Nati pas� varios momentos con el miembro de Salim entre sus
nalgas hasta que el tom� su pene con su mano derecha, coloc� el glande sobre el
ano de Nati y lo empuj� con fuerza tratando de que se introduciera por aquel
agujerito; al instante, Nati casi grit�, el ano de aquella chica que en realidad
era una joven se�ora, estaba ya bastante jugoso y lubricado por aquel delicioso
juego preliminar pero el pene de Salim era demasiado grande como para entrar por
aquel apretado t�nel entre las dos nalgas de la bella Nati. Empuj� nuevamente
pero el gigantesco glande del pene de Salim se corr�a ya sea hacia arriba o
hacia abajo del ano de la chica. Ella estaba callada, solamente emit�a un gemido
de dolor cada vez que el pene de Salim trataba de introducirse por su hermoso
culo. Cada intento de Salim le dol�a pero a�n as� permanec�a inm�vil y
terriblemente excitada por lo que aquel hermoso hombre que no era su esposo le
iba a hacer.



Salim estaba de pi� detr�s de ella con sus piernas por fuera
de las de Nati y en un nuevo intento levant� su pierna derecha y pos� la planta
de su pi� sobre el suave sof�, cabalgando la nalga derecha de Nati con su la
parte inferior de su muslo. Ella segu�a boca abajo con su cabeza reposando sobre
el espaldar del sof�, sus ojos cerrados su espalda arqueada y sus hermosos senos
colgando en el vac�o. Salim puso su mano derecha sobre el trasero de Nati,
separ� un tanto sus nalgas, tom� su pene con la mano izquierda, coloc�
nuevamente el glande sobre el ano de Nati y esta vez impidi� que su pene se
resbale apuntando con su mano y haciendo que el glande de su gigantesco miembro
se introduzca muy despacio hasta perderse dentro del apretado culo de la
muchacha. Mientras el glande del pene de Salim se introduc�a abri�ndose paso por
las estrech�simas paredes de culo de Nati, ella gritaba mientras sent�a que su
ano se iba a romper� Las paredes de su esf�nter jam�s se dilataron tanto�. Nati
estuvo a punto de gritar nuevamente cuando sinti� como aquella gran masa de
carne se introduc�a lenta y muy apretadamente dentro de su peque�o agujerito
abri�ndose paso entre aquellas dos hermosas y redondas nalgas.



El pene de Salim era en verdad grande, Nati no lo
soportar�a... El solt� su pene y con ambas manos tom� a la muchacha por la
cintura y acerco su trasero hacia su vientre mientras �l la penetraba con
incre�ble delicadeza hasta que su gran miembro se enterr� hasta la mitad dentro
del culo de la chica.



Ya era demasiado tarde, Nati no pod�a ni quer�a moverse�
Pasaron incontables minutos hasta que Salim comenz� a sacar su largo pene del
culo de la joven. Ella sent�a como aquel duro tronco se deslizaba suavemente
hacia afuera y por primera vez en su vida quer�a que aquella experiencia no
terminara y que se prolongara mucho m�s. Salim desliz� suavemente su miembro
hasta divisar la carnosidad de su glande y nuevamente lo volvi� a introducir en
el culo de la dulce Nati, pero esta vez un poco m�s hacia dentro � Aquel
formidable pene entraba tan apretadamente y mientras m�s se enterraba en el culo
de la pobre Nati, Salim ve�a como parte de la crema que hab�a deslizado antes
con sus dedos hacia el interior del culo de la chica, ahora se deslizaba hacia
fuera debido a la presi�n que el pene de Salim ejerc�a contra las paredes del
apretado ano de Nati. Aquella era una mezcla de crema, que con los jugos del ano
de ella y los del pene de Salim se corr�a por entre las nalgas de la chica y se
resbalaba hacia su sexo.



Nati no pod�a entender porqu� aquella dolorosa sensaci�n le
causaba tanto placer, pero no le importaba. Estaba siendo penetrada por detr�s y
por alguien que no conoc�a y a�n as� no le importaba. Quer�a seguir sintiendo
aquel maravilloso pene resbal�ndose por entre sus nalgas y desliz�ndose
suavemente hacia el interior de su culo, dilatando m�s y m�s su apretado
esf�nter.



Salim no soltaba la cintura de Nati mientras la penetraba por
detr�s. El empujaba delicada y r�tmicamente su pene entre las nalgas de la
muchacha mientras ve�a como su miembro se sumerg�a despacio hacia el interior
del trasero de la hermosa Nati. Medio cent�metro a la vez era la longitud que
Salim introduc�a su pene dentro del culo de la chica en cada empuj�n.



Pasaron un buen rato en aquel movimiento hasta que Nati,
extasiada por aquella �nica sensaci�n sinti� como el pene de Salim se desliz�
hasta el fondo de su apretado culo. Quiso gritar pero emiti� un gemido y apret�
los dientes mientras Salim la apretaba con todas sus fuerzas contra su vientre.
Crey� que iba a morir de placer; los jugos de su vagina estaban incontrolables y
chorreaban sobre el tapiz del sof�. Entonces Salim empez� a perforarla por
detr�s m�s y m�s r�pido. Nati no conceb�a c�mo aquel incre�ble tronco pudo caber
dentro de su apretado culito, seguramente su esf�nter estar�a terriblemente
irritado y dilatado pero aquello le gustaba. Salim sigui� con su tarea m�s y m�s
y m�s.. y ahora el pene de el se deslizaba de una forma incre�blemente suave y
hasta el fondo del culo de la muchacha, haciendo que sus nalgas y sus pechos
tiemblen en cada empuj�n. Nati estaba siendo sodomizada con una fuerza que jam�s
so��.



Aquel miembro era demasiado grande para aquella cavidad tan
diminuta como era el ano de Nati, pero a�n as�, el pene de Salim se deslizaba
con fuerza y hasta el fondo del culo de la chica. Ella quiso volver a gritar
pero esta vez era de placer, cuando Salim tap� la boca de la hermosa muchacha
introduciendo dos de los dedos de su mano derecha en la boca de ella�. Mientras
enterraba su formidable miembro hasta el fondo del culo de Nati, ella gritaba,
lloraba y gem�a sintiendo un placer incontrolable y definitivamente distinto.



Salim destroz� a Nati por detr�s hasta que ella casi sinti�
que su pobre culito se le iba a romper.. El empez� a penetrarla con m�s y m�s y
fuerza. Los gemidos de Nati lo excitaban en grado supremo as� que son sus dos
manos tom� las nalgas de ella y las separ� observando cada detalle del acto anal
que estaban llevando a cabo. El pene de �l entraba y sal�a del culito de Nati
desliz�ndose con una facilidad pasmosa, saliendo hasta casi ver el glande y
enterr�ndose nuevamente hasta el fondo hasta que sus genitales golpeaban las
nalgas de ella. Salim volvi� a tomar a Nati por la cintura y le perfor�
fren�ticamente el culo mientras le preguntaba: - "C�mo lo sientes"?- a lo cual
Nati respondi� con voz entrecortada: -"tan tahhnn apre..tado"� Sigui�
cabalg�ndola a ese mismo ritmo hasta o�r como Nati grit� con incre�ble placer y
apret� fuertemente el tapete del sof� con sus manos mientras mov�a su trasero
como enloquecida y ten�a el m�s brutal orgasmo de toda su vida. Salim al ver
aquella escena ya no pudo contenerse y explot� dentro de ella, permaneciendo por
un buen rato con su pene introducido hasta el fondo en el culo la chica. Por su
parte, Nati parec�a muerta a no ser por su respiraci�n jadeante denotando un
cierto agotamiento. Finalmente Salim tom� su miembro viril con su mano derecha y
lo extrajo lentamente del culo de Nati. Al sacar su pene por completo, observ�
como el dilatado esf�nter del ano de la chica se contra�a lentamente ocultando
para siempre la oscuridad de su interior hasta llegar a cerrarse por completo.



Carlos no regres� aquella noche de su viaje sino hasta la
tarde del siguiente d�a. Cuando fue recibido por su esposa, Nati lo abraz� de
una manera inusual y cari�osa.



Hac�an ya 3 semanas de aquel afortunado accidente y Nati no
pod�a olvidar un solo instante de aquel d�a; desde que conoci� a Salim hasta que
se visti� y sali� de aquella suite dejando atr�s momentos maravillosos y a aquel
hombre que la posey� con una pasi�n tan salvaje que jam�s olvidar�a ni volver�a
a experimentar. Esa misma noche Carlos repasaba unos apuntes de su curso sentado
en la cama con las piernas estiradas y apoyado sobre el espaldar, cuando ante
sus ojos apareci� una diosa o una diabla o como sea, bueno, la verdad es que
estaba perplejo al ver a Nati aparecer de rojo entero� estaba semidesnuda y
cuidadosamente maquillada. Tra�a medias rojas con portaligas del mismo color,
sandalias rojas de tac�n alto con los tobillos descubiertos. No tra�a sost�n ni
tanguita, tan s�lo una hermosa bata larga y tambi�n roja que permit�a ver sus
redondos pechos y el negro de su sexo bajo aquella delgada tela transparente.



A Carlos se le cayeron los papeles de la mano mientras con la
boca abierta miraba c�mo Nati se le acercaba gateando sobre la cama hasta estar
lo suficientemente cerca de �l para decirle al o�do� - "H�zmelo por detr�s"-.



FIN.




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Relato: Un accidente afortunado
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