Soy rubio, alto, flaco, usa barba candado, tengo los ojos del
color de la miel que con la ayuda de las nobles abejas, fabrican los padres
franciscanos en mi provincia de C�rdoba, Argentina. Estudi� hasta segundo a�o de
Ingenier�a en Sistemas pero la muerte de mi padre y otras cosas que sucedieron
luego, me hicieron suspender temporariamente mis estudios. Fue as� que me fui a
Buenos Aires, a casa de mi abuela paterna, y consegu� trabajo como sereno de una
playa de estacionamiento que sirve a unos inmensos edificios en torre, de
car�cter comunitario que construy� una entidad del gobierno, a unas diez
cuadras de mi casa.

Soy gay, muy calent�n, muy so�ador, muy rom�ntico. Se que
tengo un lindo cuerpo, especialmente un lindo culito y un bultito agradable que
generan miradas de hombres y mujeres, y puedo decir que a los 21 a�os estoy
bastante bueno. L�stima que las miradas que recib�a quedaban en eso, en miradas,
pues soy en principio bastante t�mido y no tomo la iniciativa si alguien me
gusta, por lo que por mucho tiempo satisfice mis deseos sexuales, mediante
largas pajas, que me dejaban cansado pero insatisfecho.

Buenos Aires es una ciudad tan enorme y tan impresionante,
que quien est� solo se siente m�s solo a�n. Qui�n se siente abandonado parece
m�s perdido. Y yo, la verdad que salvo mi abuela artr�tica, quejosa y callada
cuando nada le duele, no ten�a a nadie, y me la pasaba extra�ando a mi pueblo,
mis familiares, mis amigos. Muchos domingos la tristeza era tal, que luego de
una paja para tranqulizarme, me largaba a llorar despacito, para no despertar a
nadie.

La gente que guarda su auto en la playa de estacionamiento
donde trabajo es en general amable, aunque yo esperaba recibir mejores propinas
o tips como le dice mi jefa, una anglo- argentina que pone una palabra en ingl�s
cada tres en castellano.

Desde el primer mes, me hice amigo del agente privado de
seguridad de la noche de las torres, Braulio, un chico de una provincia del
Norte de la Argentina, flaco y simp�tico, medio granoso y muy pajero y
conversador, pero nuestra amistad consiste en hacernos compa��a cuando estamos
solos en nuestros trabajos, tomar mate (infusi�n propia de la Argentina, el
Uruguay y Brasil) con facturas juntos y charlar de sexo, de mujeres, de f�tbol y
de los vecinos del edificio. Le ponemos nota a los culos de las mujeres,
sobrenombres a los tipos, nos contamos chismes de los vecinos de las torres. Nos
cagamos de risa. Braulio fue durante mucho tiempo mi �nico conocido en Buenos
Aires, pero no compart�amos los gustos. El suele ir a las bailantas, con alguna
empleada domestica de las torres, como Viviana ( Torre verde, piso 9 H, culo
nota 5) o Evelina (Torre Gris, piso 16 D, culo nota 3). Las bailantas son
inmensas pistas de baile donde se toca, se canta y se baila, una forma de cumbia
algo degradada en calidad musical, que aqu� se llama cuarteto, que es muy
popular en mi provincia, especialmente en los sectores populares.. A mi no me
gusta ni la m�sica ni el ambiente de las bailantas por lo que nunca he vuelto.
Yo soy tranquilo, casero, prefiero el silencio y la luz del d�a.

A los tres meses de llegar, un pelado de mediana edad, me
empez� a hacer ojitos. Aparentemente el tipo viene a visitar a una chica, una
tal Aurelia que vive en el edificio., y que es una gordita muy llamativa,
bastante culona (culo que con Braulio calificamos con un cuatro) y con tetas mas
bien chicas.(tetas infantiles seg�n Braulio) Aurelia tiene un Fiat Palio y suele
sonreirme cuando me ve, y yo hac�a lo propio con el pelado, que sol�a lanzarme
esas miradas libidinosas, que dicen obscenidades en silencio. El pelado se llama
Rub�n. El tipo esta fuerte, tiene anchas espaldas, piernas gruesas, es muy
peludito y camina muy sensualmente como si entre las piernas llevara un lindo
juego de comedor de tres piezas�.

Un d�a yo iba caminando como siempre a mi trabajo, y se larg�
a llover muy fuerte. Cuando me faltaban como siete cuadras, se detuvo un auto a
mi lado y era Rub�n que me invit� a subir ya que iba al edificio. En realidad,
me llev� hasta un galp�n oscuro, y alli franeleamos de lo lindo. Besa
maravillosamente, aunque es algo vehemente y brusco. Baj� el asiento del lado
donde yo estaba sentado y luego de besar largamente mi pija, mi bajo vientre y
mis huevos, me la mam� de un modo como yo nunca habia experimentado. El tipo no
se que har� con la gordita Aurelia, pero chupa pijas como los dioses. D�mela
machito, d�mela, dec�a, y segu�a chupando chupando hasta que no aguant� mas e
inund� su boca con mi leche caliente, con mi leche guardada y solitaria y el me
busc� nuevamente y nos besamos una y otra vez, hasta que me pareci� sentir el
olor de mi leche en su lengua h�meda e hirviente.

Luego me dijo "Rompeme el culo cordob�s" y yo le hice caso y
se la meti por el culo sin asco, y comenc� a bombearlo, a bomberlo, hasta que
ambos acabamos con un placer inmenso. En mi caso, era leche depositada a plazo
fijo�..como tres meses sin coger llevaba� El pelado gem�a y gem�a como si la
gorda de Aurelia le hubiera apretado la pija con sus manitos regordetas y llenas
de anillos de fantas�a. Su ano se dilataba enormemente y por momentos yo ten�a
miedo de perder el profil�ctico en la profundidad de aquel orto negro, aquel
tunel del pecado del pelado de la Aurelia.

Esto queda entre nosotros, me dijo Rub�n, cuando llegamos
finalmente al estacionamiento y yo me dije nunca mas voy a hacerlo con
verg�enza, con culpa, o con miedo. No me gusta tener que andar mintiendo.
Justificarme por un pecado que no hab�a cometido. No se lo dir� a nadie Rub�n,
pero no me busques mas, segu� con la gordita Aurelia por ah�, alg�n d�a por obra
de algun teleevangelista, de una curandera o de un cura sanador y mago, por fin
se te para y te hac�s heterosexual.

A todo esto no les habl� de Javier, para los �ntimos Javi,
para mis sue�os masturbatorios javito, papito lindo, mi amor. No me da verg�enza
decir que lo amo desde la segunda vez que lo vi, con su bicicleta vieja, que
estacionaba en mi playa y no en el garage de la torre. El vive en la torre B
verde, 8vo piso "H".

Esa segunda vez, me dijo su nombre y yo el mio y me convid�
con un caramelo de menta, y se fue caminando con su remera cortita que no le
tapaba todo el torso, su pantal�n de tela jean azul algo holgado que dejaba ver
el el�stico de su slip blanco, y ese culito dulce que me calentaba a rabiar.

No supe ese dia si Javi ten�a lindo culito pero me lo
imagin�. Culito para chupar con deleite, saboreando la vainilla de su piel, la
canela de sus pelitos, el s�ndalo de su orto peque�ito y dulce . Culito para
acariciar con mis manos de dedos largos y finos, para penetrar primero con uno
luego con dos dedos, y al fin para invadirlo con mi garcha calentona.
Guauuuuuuuuuuu..

Me gustaba verlo irse con la bicicleta a la ma�ana temprano,
especialmente cuando levantaba el culo para avanzar con fuerza, y le ve�a la
raya y las nalgas redonditas, duras y chiquitas.

Un d�a, no se cuando, comenzamos a conversar y a el le
sorprendi� que yo hubiera abandonado mis estudios, y a mi que fuera tan
simp�tico y agradable. Yo no sab�a si el pibe era gay pero sospechaba que no lo
era�. No ten�a la histeria t�pica de los chicos gays de su edad, no se regalaba,
no me coqueteaba. Dec�a tener 16 a�os. Me dio miedo que fuese menor. Cinco a�os
menor que yo y menor de edad.

Siempre me convidaba con sus caramelos verdes de menta por lo
que secretamente yo a �l, lo llamaba "mentol�n". Habl�bamos de f�tbol, de
autos, de motos, se quejaba de la madre que no lo dejaba salir mucho. Un d�a me
digo " langa " y me qued� rojo de la verg�enza. Langa es una forma algo antigua
(hablando al rev�s) de llamar en mi pais a los galanes, de cine y televisi�n., y
por extensi�n a todo flaco buen mozo. No supe que contestar. Yo no soy langa,
apenas si soy flaco.

Una tarde me cont� que hab�a aprobado unos finales, y yo lo
invit� a tomar algo en mi casilla de la playa de estacionamiento y el me dijo
que prefer�a que yo fuera a su casa. Estar�amos solos pues la madre se hab�a ido
de viaje a Punta Cana (Santo Domingo).

Me dijo que quer�a que le bajara un software de comunicaci�n
nuevo y yo acced� .

Cuando sub� hasta su departamento, el me abri� la puerta
vestido con un short que revelaba todo aquello que habia estado oculto por medio
de dos amplios tajos a los costados y una de sus remeras chiquitas. No llevaba
calzado y sus piernas largas, sus pies blancos y sin pelos, fueron mi tentaci�n.
Ay Javito que bueno que est�s.

Sentate, me dijo, se�alando un sill�n de tapizado oscuro, y
cuando lo hice, me sirvi� una bebida gaseosa y me empez� a mirar y sus ojos
brillaban. Qu� lindos ojos tiene mi mentolin pens�, pero me call� y casi suelto
un suspiro. Me convid� con un caramelo de menta despu�s y cuando me lo dio en la
mano, senti el roce de su piel joven, de su piel tibia, de su sangre dulce y un
escalofr�o recorri� mi cuerpo. Lo mir� a los ojos, y el me devolvi� la mirada y
los ojos se le nublaron y los m�os tambi�n, y nos seguimos mirando y yo casi
pierdo el conocimiento y el tambi�n, pero me contuve. O mejor los dos nos
contuvimos.

Me puse a instalarle el software, con la pija al palo y
chorreando lo juro. A cada rato me hac�a preguntas y nos mir�bamos y yo temblaba
de deseo. Mi mentolin tiene una mirada mas linda que los ojos, y una sonrisa
subyugante que asoma por los hoyuelos de su cara. Tambi�n tiene una boca carnosa
y bien roja que promete besos y mamadas imborrables. Instal� el programa y me
levant� como pude con la poronga parada y dura, la respiraci�n entrecortada, la
presi�n arterial a mil, y la deseperaci�n de no poder o no saber encarar a ese
chico hermoso que me gustaba tanto.

Cuando ya me iba, el se me acerc� y me dijo gracias mir�dome
a los ojos como si quisiera decir m�s, y yo no supe que hacer: me qued� mudo
mir�ndolo, caliente, muerto de ganas y de miedo, percibiendo el calor de su
piel. Sintiendo el olor de su deseo y de su necesidad. Me acompa�� hasta la
puerta de su departamento y alli, acerc� su boca a la mia y me dio un beso, y
ah� me desarm� y le devolv� el beso y el abri� la boca y sac� su lengua y se la
chupe con deleite en el mas largo beso de lengua de mi vida. Y me fui.
Corriendo, escapando a ese amor nuevo y limpio que habia surgido. No se de que
escapaba, quiz�s de mis propios miedos.

Despu�s de esa noche dejamos de vernos por un tiempo, hasta
que un dia pusieron un cartel de venta sobre su automovil, y present� que se
ir�a y que una vez m�s yo me quedar�a solo en el mundo.

Temblando como una hoja toque el timbre de su departamento y
cuando el me contest� le dije que tenia qu hablar con el. Estaba sorprendido,
como temeroso . Escuch� ruidos y me di cuenta que la madre estaba en la casa.
Pero ya nada ni nadie podr�a detenernos.

Me acerqu� y sent� su olor, la fragancia de su cuerpo
caliente y sensual y sin decir nada lo abrac� y bes� en la boca una y otra vez.
Y mi lengua de menta se encontr� con su lengua mentolada, con sus labios llenos,
con sus dientes blancos, y mi boca busc� en su mejilla aquel rayo de luna que
revelaba un poco de aquel lugar milagroso. Como pudimos nos arrastramos hasta su
cuarto. Nos seguimos besando, largos besos de lengua al amparo de una luna
llena hermosa que se ve�a por la ventana.

Cuando tuve su culo en mis manos, y comenc� a acariciar
aquellas dulces esferas de piel solt� un grito y volv� a estremecerme. Bes� su
cuerpo entero con devoci�n, chup� su linda pija con sensualidad infinita,
mientras saboreaba su fragancia.de chico bueno.

El me chup� la pija con un deleite que yo no conoc�a. Fue una
mamada excepcional, largamente postergada, largamente presentida y deseada. No
una chupada clandestina como la del Pelado. Nos tiramos en su cama y yo comenc�
a acariciarlo y el me besaba tambien por todo el cuerpo, y le dije cosas
cari�osas y lindas, y mi mentolin devolv�a mis palabras con otras tan cari�osas
como dulces, y me ofreci� su culo deseado, su culo de marmol de carne, su bello
orto peque�ito y firme, su agujerito nunca explorado por nadie y se lo chupe
como nunca habia chupado un orto en mi vida, y con mi lengua fui abriendo aquel
culito, aquel tunel delgado que mi garcha fue explorando luego entre sus
gemidos de placer y deseo, entres sus gritos entrecortados pidiendo mas mas
mucho mas, cogeme, cogeme mi amor, ponemela toda hasta que el fondo, cogeme mi
vida m dame esa poronga divina, ayyyyyyyy siiiiiii d�mela,d�mela mi amor y yo
segu� bombeando hasta que se acabaron mis fuerzas y un orgasmo copioso y espeso,
un volcan de lava y amor inund� la noche haciendo sonreir a algunas estrellas.

galansoy.

Para tantos lectores que me han pedido un relato er�tico
rom�ntico y muy caliente, este cuento que espero les guste. Abrazos. G-