Me llamo Gabriela, tengo 18 a�os y vivo en Buenos Aires, con
mi madre. Mi padre se separo de mi madre cuando yo era bebe y nunca mas volv� a
saber de �l. Mi madre siempre se las ha arreglado para que no nos faltara nada
ni a mi hermano ni a mi y la verdad siempre hemos tenido una buena vida.
Esta historia empez� hace unos 7 meses aproximadamente. El
hermano de mi madre, mi t�o V�ctor, siempre ha sido una persona muy allegada a
nosotros. Cada vez que mi madre o alguna de nosotros ha necesitado algo ah� ha
estado mi t�o para ayudarnos. Es un hombre m�s bien alto, como de 1.80m, de pelo
casta�o, ojos marrones, extremadamente simp�tico y muy pero muy dulce.
Mi madre tiene la costumbre, sobre todo por la gran
inseguridad que se est� viviendo en nuestra ciudad �ltimamente, de ir a buscarme
a la salida de un baile, por temor a que me pasara algo viniendo sola. Una
noche, sin embargo ella tenia un compromiso y le pidi� a mi t�o si no le hac�a
el favor de ir a buscarme.
A eso de las 5 de la ma�ana, sal� de la discoteca y ah�
estaba mi t�o esper�ndome. Yo ten�a puesto un vestido mini negro, que dejaba ver
bastante de mis piernas y quiz�s algo m�s tambi�n. Cuando sub� al auto v� c�mo
mi t�o me miraba las piernas y debo reconocer que me gust� que me mirara de esa
forma, pronto arranc� el auto y nos pusimos a charlar. Como a las 10 cuadras
detuvo la marcha, y acerc�ndose a m� me dijo que ya no aguantaba m�s, que no
pod�a dejar de mirarme, que mis piernas lo volv�an loco. Y al decir esto me las
empez� a acariciar. Yo no sab�a que hacer, por un lado estaba dura de los
nervios pero por otro lado sentir sus manos toc�ndome las piernas me provocaba
reacciones hermosas en mi cuerpo. Lentamente empez� a besarme el cuello al
tiempo que sus manos sub�an por mis piernas m�s y m�s. Yo no pod�a ni quer�a
contenerme, abr�a mis piernas facilit�ndole el trabajo y empec� a buscar su
boca. De repente mi cuerpo se estremeci� de repente, su mano se hab�a apoyado en
mi concha, que para entonces estaba totalmente empapada y sent�a c�mo con sus
dedos me corr�a la tanga. Me estaba masturbando en el auto, mi propio t�o, y
para m� era el placer m�s hermoso que jam�s hab�a vivido.
Su lengua se hundi� en mi boca y sus dedos se hundieron en mi
concha, que volaba de calentura y ped�a m�s y m�s. Mis piernas estaban abiertas
a m�s no poder, mi vestido subido casi a la altura de mi cintura y sus dedos
jugaban con mi cl�toris de manera experta. Empec� a temblar de locura, sus besos
eran cada vez m�s fuertes y de repente el orgasmo me invadi� por completa,
llen�ndole los dedos de flujo.
Mi t�o me sigui� besando suavemente, al tiempo que condujo mi
mano a su entrepierna. Era impresionante lo dura que tenia la pija, jam�s hab�a
sentido una tan dura. Se baj� el cierre mientras me besaba y yo introduje mi
mano para encontrarme con una pija super dura y bien caliente. Se la empec� a
tocar, y lentamente lo hice respaldarse en su asiento y le termine de
desabrochar el pantal�n. Se lo baj� un poquito y dej� salir la pija en toda su
plenitud. Estaba re dura, con la cabeza bien colorada asomando, se la acarici�
despacito, haci�ndolo suspirar. Me inclin� sobre su pija y lentamente me la
introduje en la boca. Su gemido me volvi� loca y comenc� a mam�rsela con pasi�n.
�l me puso la mano sobre la nuca y me empujaba la pija bien adentro. Era super
gruesa, me provocaba arcadas pero al mismo tiempo me encantaba tener una pija
tan gorda en la boca. De repente me agarr� de los pelos y me empuj� la cabeza
hacia abajo, la pija me tocaba la gargante y chorros de leche caliente me
llenaron la garganta. Me tom� tan de sorpresa que parte me la tragu�, otra parte
la escup� sobre su pija, fue divino.
Nos besamos largamente, el sabore� su propia leche de mi boca
y me invit� a salir ese domingo a la tarde para terminar lo que hab�amos
empezado. Esa tarde invent� una escapada a la casa de una amiga para poder estar
juntos, y pasamos toda la tarde en un hotel cogiendo como locos. Pero eso, eso
ser� parte de otro relato...