Los d�as siguientes despu�s de haber estado con Mart�n mis
pensamientos giraban alrededor de esa noche apasionada llena de lujuria y
placer. Quer�a volverlo a ver, besarlo, com�rmelo. S�, Mart�n era la comida que
ansiaba. Pocas cosas tan placenteras como comer el culo de un macho. Sobretodo
el de Mart�n. De ese encuentro recordaba insistentemente sus bellas nalgas,
nalgoncito como era se mov�an como dos hermosos melocotones, bamboleantes,
insinuantes, atrevidos. A�n ten�a ante mi vista y mi nariz su hermoso ano,
arrugadito, con ese sabroso olor, ano que hab�a besado, acariciado, y penetrado
con mi alborotada lengua. Ahora ser�an mis dedos y mi verga los que horadar�an
su ojete.
Lo llam� un martes. Luego de saludarlo le dije: � Estoy con
tremendo deseo de verte y comerte �. " �Sabes? Eso es lo que quiero, que me
cojas y hagas conmigo lo que quieras, entregarme a ti �. Mi verga se hab�a
parado y ampliaba los pliegues de mis pantalones, suavemente la sob� con una
mano, ya estaba mojado. ��Est�s solo? �, le pregunt�. � S�, �y t�? fue su
respuesta. � Tambi�n, �por qu� no nos pajiamos por tel�fono?, le pregunt�
alborotado mientras me bajaba los pantalones con las tangas incluidas y dejaba
salir enhiesto con todo su deseo mi chimbo. � Ya me estoy acariciando amor.
�Quieres ser mi amor? �, me pregunt� entre jadeos.
� S�, ser� tu amor y tu ser�as el m�o...ah, ah, qu� placer,
qu� rico...ahh...ahh..�, eran mis palabras, a las que �l contest� con voz
entrecortada: � �Me coger�s la pr�xima, quieres comerme, hacerme
tuyo?...ah...ah..papi m�o, mi amor...oh...oh....�quieres ser mi papito?...dime
que s�....ser� tu hembra...s� quiero ser la hembra que comer�s con
pasi�n...oh...oh...ah...� eran las frases que me llegaban por el tel�fono. Yo no
dejaba de masajearme el chimbo, excitado al m�ximo. � S� amor, ser�s mi hembra,
te someter�, me obedecer�s. Y lo har�s desde ya. Quiero que te pongas en cuatro
y te culees con un dedo......�lo est�s haciendo? Bien, sigue, sigue, has de
cuenta que soy yo �, le ordenaba por tel�fono. Mart�n y yo nos quedamos
oy�ndonos nuestros jadeos, me lo imaginaba con sus dedos dentro de su culo. Yo
hab�a comenzado a acariciar mis nalgas.
Como hablaba a trav�s del cit�fono me desnud� del todo y me
sub� al escritorio. coloc�ndome en cuatro, � Oye Mart�n, tambi�n estoy en cuatro
patas y me estoy culiando, �t� que haces? �Sigues con tus dedos en el culo? �
S�calos y m�telos en tu boca?... �Lo est�s haciendo?... Eso as� me gusta...qu�
placer...creo que en poco me vendr�...quiero meterte toda esta leche amorcito �.
Mart�n me dijo: �� Tu eres mi papi, s�, mi papi, mi papito, oh, c�mo te deseo
dentro de m�, eres mi macho, mi due�o...oh. oh....oh, qu� delicia ser
marica...soy un marica casado...qu� alegr�a...�. Le respond�: � S�, ambos somos
maricas...ah, ah, me estoy masajeando, tengo el chimbo rojo..ah, ah...tu ser�s
mi marica...oh, ahg, ahg...si la gente supiese cu�ntos hombres casados somos
maricones...qu� delicia ser cacorro...ay, ay, me vengo, me vengo, toma la
lechita t�mala Mart�n, mi amor, t�mala, ay, ay... �, y con buenos chorros mi
leche embadurn� el escritorio mientras o�a a Mart�n que gritaba: � S�, s�, ya me
sale, oh, est� saliendo, s�, saliendo, qu� rico, qu� rico, uhy, c�mo sale...�.
Qu� paja tan sabrosa nos hab�amos hecho. Estaba exhausto. �
Amor, �cu�ndo nos vamos a ver de nuevo?�, le pregunt�. Me dijo que su esposa
sal�a el jueves para EE.UU. con unas amigas, que podr�amos venos el viernes y
que me esperar�a con ansias. As� quedamos.
�Martes! A�n faltaban tres d�as. Ser�an largos, pero el
viernes llegar�a. Y efectivamente lleg�. Por la ma�ana me afeit� las pelotas y
el chimbo dejando una peque�a mata de vellos p�bicos a modo de un bigote; me
rasur� los pelos del pecho. Hab�a visto que Mart�n tambi�n se rasuraba y me
gust�. Me coloqu� unas tangas peque�as, me vest� y sal�a al diario traj�n
esperando la llegada de la noche donde dos machos se encontrar�an para darse
placer como s�lo dos machos saben darlo. Pasadas las siete de la noche llegu� al
apartamento de Mart�n que estaba situado en un buen sector de la ciudad en el
quino piso. Toqu� el timbre y Mart�n me abri�. Estaba esplendoroso, s�lo ten�a
unas min�sculas tangas blancas, transparentes por delante que dejaban ver su
verga semi erecta y en la parte de atr�s con un hilo dental que se met�a entre
sus cachas. Eso y unas sandalias de correa era todo lo que ten�a puesto.
Sonriendo me invit� a seguir.
� Ponte c�modo mientras te sirvo un ron �, me dijo mientras
caminaba hacia un peque�o bar. Con placer ve�a c�mo sus nalgas se mov�an al
caminar invitando a ser acariciadas, amadas, tomadas. Mientras me dirig� a la
sala observ� que el apartamento era peque�o aunque decorado con buen gusto, en
la sala hab�a una mesa de centro sobre la cual observ� la hielera, un ron
servido que deb�a estar tomando, un cigarrillo en el cenicero, a�n encendido,
una bandeja con pasantes de uva, salchichas picadas, trozos de queso y al lado
dos potes con salsas. Tambi�n hab�a un paquete de condones, una caja de vaselina
y un rollo de papel higi�nico. Mart�n sab�a hacer las cosas. Un espejo grande
separaba la salita del comedor. Mi mirada se dirigi� a Mart�n que me daba la
espalda. �Qu� nalgas, qu� culo el que se exhib�a a mis ojos! El hilo dental
estaba completamente inmerso en ellas. Mart�n termin� de preparar el ron y se
dirigi� a la sala donde ya me estaba desvistiendo quedando s�lo con mis tangas
aprisionando mi chimbo, ya lubricado de saber lo que llegar�a despu�s.
� �Qu� te parece si mientras nos tomamos los rones vemos una
buena pel�cula?�pero antes de responderle ya estaba encendiendo el VH. La
pel�cula iba en la mitad y en esos momentos estaba mostrando un joven que mamaba
la verga grande y gruesa de su amante. Su culo se expon�a a la pantalla. � Qu�
hermosura, est� bueno para comerle ese culo, �no te parece? �, le dije a Mart�n.
�ste me contest� que estaba bueno pero que mi culo le hab�a gustado mucho. Lo
mir� y vi que su verga alzaba sus tangas transparentes, un c�rculo mojado cubr�a
la parte superior. Le puse la mano y acarici� su humedad. �l hizo lo mismo y
nuestras bocas se unieron en un apasionado beso. Me separ� para tomar un poco de
ron que acompa�� con una uva, volviendo de nuevo a la carga lingual. Tom� su
boca y pegu� la m�a pas�ndole la uva.
Mart�n jugueteaba con ella en su boca mientras mi lengua se
un�a a la suya. Ambos mordimos la uva, cuyos restos, con nuestras lenguas,
quedaban regados en nuestras bocas. No pude m�s. Me quit� las tangas y lo
volte�. Qued� sobre el sof� recostado de lado, mirando hacia el espaldar, y
alzando una pierna en �ngulo recto sobre su rodilla. � Vas a ser mi hembra amor
�, le dije. � S�, ser� tu hembra, tu mujer, hazme lo que quieras cari�o �, me
respondi�. Cog� la cajita de vaselina y embadurn� dos dedos de mi mano derecha.
Mart�n a�n segu�a con sus tangas por lo que alc� el hilo dental y vi su ano,
ansioso de ser perforado. Suavemente introduje un dedo que deslic� lo m�s
profundo, lo saqu� en parte y con el otro abr� m�s su ana. Mi otra mano
acariciaba sus nalgas, sus pelotas que se asomaban entre las tangas. � Oh, s�,
s� papi...sigue...d�mame, som�teme...ah, ah, hoy soy tu mujer...ah, ah, cl�vame
otro dedo" . Y otro dedo entr� en el culo de Mart�n. Se contorsionaba, gritaba,
ped�a m�s y m�s.
� Eres una verdadera puta, eres mi putita, eras mi
maricona...s�guete moviendo que hoy ser�s mi hembra �, le dec�a con voz
temblorosa por la pasi�n. Mart�n se mov�a agarr�ndose el chimbo que ya le se
hab�a salido de las tangas. Saqu� los dedos y le quit� las tangas. Qued� desnudo
s�lo con las sandalias de correa. Le pregunt� que en qu� posici�n deseaba que me
lo comiera. � C�meme como quieras, pero hazlo r�pido amor �, dijo con voz
entrecortada. � Antes te calentar�. Ponte en cuatro sobre el sof� �. As� lo
hizo. Le di una palmada en una nalga, luego otra. Quer�a ver su reacci�n. Lo que
me esperaba, era tan puto como yo. ��Quieres pegarme papi? P�game, hazme arder
esas nalgas, cali�ntalas que res mi macho �. Comenc� a darle m�s nalgadas hasta
que las vi rojas. Era el momento. Lo hice voltear para que quedara en posici�n
de misionero. Cog� el papel higi�nico y me limpi� los dedos untados de vaselina.
Ensart� un cond�n en mi verga y me le acerqu�. � Me gusta esta posici�n, as� te
sentir�s mi mujer � le susurr� dulcemente.
Nuestras bocas se volvieron a unir y las lenguas entraban y
sal�an como si fu�ramos dos colibr�es; en un momento ambos ten�amos las lenguas
fuera de la boca y se acariciaban serpenteando en medio de la lujuria. Mi chimbo
empez� a buscar la cueva que lo abrigar�a y lo aprisionar�a. La encontr� e
inici� su camino. Su t�nel del amor abr�a suavemente sus puertas para darle
entrada al visitante que quer�a dejar all� su lechudo regalo. Cuando las puertas
se abrieron totalmente, mi chimbo penetr� sin pedir permiso y lleg� al fondo de
la cueva ansiando seguir y seguir. Descans�. ��C�mo te sientes mi amor? � le
habl� a Mart�n. " Como tu mujer, s�, como tu mujer, tu amante, tu perra, s� tu
perra, soy tu perrita. Hazme sentir as� papi. Me gustar�a que nos mir�ramos en
el espejo �. Saqu� mi verga pero se sali� el cond�n. Mientras me arrime a la
mesa por otro y lo ensartaba, Mart�n se acomod� de frente al espejo. Yo me
deslic� hacia la parte de atr�s, le alc� una pierna y coloqu� mi verga en su
hueco ya dilatado hasta que lo met� de nuevo.
Mir� el espejo. �Qu� excitaci�n! Ve�a a Mart�n con su pierna
alzada, su chimbo parado exhibi�ndose en todo su esplendor. Comenc� un mete y
saca mientras con una mano le apretaba la tetilla derecha con rudeza. No quise
parar m�s. Continu� movi�ndome, entrando y sacando mi chimbo, a sentir la
calentura de ese t�nel hermoso que me hab�a sido permitido visitar. � Vamos
puta, mu�vete, mueve esas nalgas, aprieta con el culito...ah, ah,... oh, ay, qu�
placer, me voy a venir �, eran las palabras que sal�an de mi boca. � No, espera,
quiero venirme contigo �. E inici� un vaiv�n con sus nalgas que parec�amos en
medio de un vendaval. �Ay, me vengo...me veng� �, grit� Mart�n y sent� como su
leche se escapaba mojando mi est�mago y mi pecho. Casi simult�neamente sent�
como mi leche inundaba el cond�n porque en ese instante fren�tica y locamente me
mov� con unas ganas que parec�a que buscaba que mi chimbo quedara
definitivamente enterrado en las entra�as de Mart�n o que, al menos, llegara
hasta su garganta. Quedamos rendidos y cansados. Sin sacar mi verga de su culito
qued� arrimado a su cuerpo. Una somnolencia nos cogi� a ambos. Me dorm�. Al rato
me despert�, mi chimbo ya hab�a salido del culo de Mart�n mientras dormit�bamos.
Me asust� por la hora. Era tarde. Me vest� r�pidamente porque deb�a llegar a mi
casa donde mi esposa me deb�a estar esperando. Alguna disculpa tendr�a. �se es
el problema de los hombres casados que somos maricas.
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