MI CAN Y MI MARIDO SE DISPUTAN MI PLACER.......1
Lo que he experimentado no me lo puedo callar
Transcurr�a mi cuarto d�a de la permanencia en la casa de
campo de mi amiga Virginia a orillas de ese maravilloso lago, al interior de San
Diego California, lugar donde viv�a, cuando sucedieron los hechos que aqu� les
relato.
Hab�a accedido a una invitaci�n suya de pasar unos d�as de
solaz descanso, ya que somos amigas hace alg�n tiempo, dado que nos conocimos en
el mismo club de tenis donde yo concurr�a a practicar junto a mi otra gran amiga
Cibyl. Con Virginia, nos transformamos en amigas de inmediato, nos pareci� que
�ramos conocidas de toda una vida ya que ten�amos muchas cosas en com�n, aunque
en lo sexual, ella me llevaba una significativa ventaja. Virginia siempre se ha
mostrado muy comunicativa conmigo y yo disfruto a su lado. Ella al igual que yo
es una mujer joven, de mucho dinamismo y con un atractivo innegable. Ustedes me
recordaran pues mi primera experiencia extramarital se las relat� en �Viuda casi
Virgen� (Confesiones Enero 2003) A�n soy viuda joven de 29 a�os. George el
marido de mi amiga Virginia, es un Qu�mico Californiano., que trabaja para una
gran empresa y al salir de la ciudad, permite que su liberal mujercita aproveche
de descansar junto a la hermosa casa de campo que poseen junto al lago. Yo
disfrutaba enormemente de mi estad�a en aquel lugar paradis�aco, la caba�a era
muy confortable y acogedora con una vista privilegiada hacia el lago y rodeada
de un paisaje que ofrec�a m�ltiples y variadas postales. El lugar ofrec�a
bastante privacidad ya que se encontraba algo distante de donde estaba el centro
de la peque�a villa. La gran caba�a, pose�a un embarcadero con una lancha con
motor fuera de borda que servia para sus recorridos a trav�s de los distintos
puntos de la costa lacustre, tambi�n pose�a una peque�a playita de arenas y
c�sped y como si esto fuera poco, una piscina de cristalinas aguas procedentes
del mismo lago, hac�an del lugar un punto para so�ar y disfrutar a plenitud.
Durante esos cuatro d�as, hab�amos logrado acrecentar
nuestra muy buena amistad, sal�amos juntas a todas partes, ya sea caminando o
muy de ma�ana sol�amos hacer fotting por los alrededores, para mantenernos en
forma, o aprovechando el amplio veh�culo �Todoterreno� de Virginia, o en la
lancha. Mientras est�bamos en esa casa, organiz�bamos nuestro tiempo, en
ordenamientos, preparaci�n de nuestra alimentaci�n, la que consist�a en muchas
verduras, jugos y carnes magras o blancas. La mayor parte del tiempo yo le�a o
escuchaba m�sica y Virginia lo dedicaba en entretener a su hermoso perro
regal�n, mezcla de Ovejero alem�n con alg�n ejemplar superior, ya que se ve�a
mucho m�s grande y espigado que estos, de pelaje color gris-negro que le
brillaba a la luz productos de su limpieza, de extremidades muy firmes y su cara
tierna pero muy vivaz. Ella lo ten�a tan bien cuidado y ense�ado que muchas
veces su presencia pasaba desapercibida. Tambi�n ten�a su cuarto independiente,
ocupando una antigua despensa, donde se pod�a ver su colchoneta, sus platillos
del agua y de las galletas especiales. Constantemente le aplicaba sus
inyecciones antiparasitarias recetadas por su veterinario, vitaminas reforzadas
y cuidados extremos, yo ve�a que se preocupaba m�s de las cosas de su animal que
de su propio marido.
Aunque en un inicio me daba temor acercarme a �l, a medida
que transcurrieron los d�as hab�a logrado familiarizarse con �Pinck� y gustaba
de acariciar su pelaje y jugar con �l, aunque advertida por Virginia, que deb�a
tener cuidado porque era muy propasado �?. Eso me intrigaba y hacia redoblar
mis cuidados.
Ese anochecer, ambas vistiendo ajustados short, abordamos el
veh�culo y nos dirigimos a la villa a comprar algunas provisiones, gran cantidad
de gente se mov�a lentamente en todas direcciones del peque�o poblado que en esa
�poca del a�o ve�a aumentar considerablemente su poblaci�n, especialmente de
juventud ansiosa de pasarlo bien y que por las noches repletaban las discotecas
y bares como si esa fuera la �ltima noche de su existencia.
Entre las compras, tuve especial cuidado de meter un par de
botellas de licor y Virginia arrend� un par de pel�culas algo subidas de tono
para verlas en v�deo, despu�s me invit� a servirnos un aperitivo al bar m�s
cercano, el que a pesar de ser temprano, estaba casi completo.
� Pero, si no es mi querida amiga Virginia � ---- Exclam� un
tipo de unos treinta a�os, que se encontraba en la barra, acompa�ado de otro
hombre de su misma edad, ambos beb�an cerveza.
�Ah, Roger! -- �Qu� tal? --- respondi� sonriente Virginia �
mientras estiraba su mano para saludar a su interlocutor.
Mi amiga Daniela � dijo ella.
Mi primo Arthur � Dijo �l.
Los cuatro intercambiamos saludos, en los momentos que muy
cerca nuestro se desocupaba una mesa, la que a insinuaci�n de los hombres, fue
ocupada de inmediato, prosiguiendo la conversaci�n .
�Te lo dije Arthur cuando ven�amos hacia ac�. �Hoy d�a se
abri� el cielo y se han ca�do un par de angelitos� alardeo Roger--- mientras
nosotras les sonre�amos hasta complacientes.
A ti no se te quita la galanter�a Roger, pero estoy segura
que cuando est�s en presencia de George, no me dices lo mismo--- remat�
--Virginia
� C�mo que no! La �ltima vez que estuvo en el taller por la
lancha, t� estabas junto a �l, cuando le dije que lo envidiaba por la lancha
que ten�a; pero m�s lo alababa por la linda mujer que lo acompa�aba por las
noches. --- � Se lo dijo o no?
Creo que s�, porque reconozco que eres un alocado para hablar
--- contest� sonriendo Virginia ---- a la vez que nos explicaba a mi y Arthur
que su amistad con Roger, data de algunos a�os atr�s cuando eran colegas en una
empresa de servicio automotor y fue �l quien les paso el dato de la venta de
la casa del lago, donde despu�s de dejar su trabajo, se hab�a colocado con una
estaci�n de servicio para lanchas y tambi�n fue �l quien les vendi� la lancha,
se preocupa de su manutenci�n y la guarda en un box de su propiedad cuando no
la ocupan.
La charla en el bar, continu� muy amena y llena de atenciones
de los varones hacia nosotras, pero despu�s de duplicar los aperitivos
Virginia, me hizo una se�al para retirarnos del local y marcharnos hacia
nuestra caba�a en el lago.
Despu�s de guardar la mercader�a. yo prepar� un trago
suave para ambas y nos dirigimos a la salita de estar a continuar la charla
sobre su encuentro con los hombres del bar, la temperatura a esa hora era muy
agradable por lo que no tuvimos necesidad de cambiar el short por vestimenta m�s
abrigadora. Ten�as bien guardado el secreto de t� amistad con Roger, siendo un
hombre tan interesante. --- le manifest� --- a mi amiga.
Lo que pasa es que no se hab�a presentado la oportunidad, ya
que pens� que ser�a �l quien traer�a la lancha y t� vistes que la envi� con uno
de sus operarios, pero como lo vistes, es un tipo extraordinario � Te pareci� ?
�Uf! --- Muy interesante � respond� � vivamente .
Yo le tengo miedo cada vez que me encuentro con �l, porque es
un devorador de mujeres a decir de algunas amigas. ----- �Y entre ellas, en
confianza, te cuentas t�? --- le dije sonriente --- Conmigo no ha pasado nada
a�n, aunque me ha dicho que me tiene unas ganas tremendas y que ha sabido ser
paciente, pero que alg�n d�a caer� en sus redes.
�Eso te ha dicho�
No te digo que es un acosador empedernido, en m�s de alguna
ocasi�n y cuando ando caliente he estado a punto de ceder a sus innobles
proposiciones, pero pronto busco mi desahogo y quedo en paz ----- �Pero tu no lo
observaste como te com�a con los ojos? --- me dijo ----- Yo cuando necesito algo
de la lancha, siempre llamo a Arthur, que es mucho m�s reservado, aunque no es
ning�n angelito.
� Si � Me di perfectamente cuenta --- le respond�.
- Si bien Roger, te observaba con mucha atenci�n, al pobre
Arthur, lo ten�as bizco, mirando tus pechugas --- me dijo riendo Virginia.
Yo algo inquieta le pregunt� --- � Y que vamos hacer con la
invitaci�n que nos hicieron para el s�bado?
Ven�a pensando por el camino --- dijo mi amiga y anfitriona
--- creo que mejor ser�a invitarlos a tomarse un trago ac� en la casa, que es
mucho m�s reservado que nos vean bailando por ah� y lleguen los comentarios muy
aumentados a los o�dos de mi marido. � No te parece?
Me parece que piensas muy bien Virginia, yo me atengo a lo
que t� decidas. Ahora si t� quieres, le podemos dar una buena excusa y aqu� no
ha pasado nada.�dije � muy reflexiva.
�Gracias Denny! Pero ya aceptamos la invitaci�n, claro que
bien forzada, pero yo creo que la podemos cambiar por unos tragos ac�, total
George me prometi� visita para el martes y yo s� mantener a raya a Roger y con
mayor raz�n a su querido primo que es mucho mas reservado, aunque escuch� por
ah� un comentario que se ten�a una herramienta respetable y que no dejaba a
ninguna mujer insatisfecha.
Yo notaba que el furtivo encuentro con los hombres, m�s la
conversaci�n de regreso nos hab�an dejado muy calientes, en mi cuerpo notaba esa
extra�a pero cautivante sensaci�n, y especialmente a mi amiga, quien acus�
encontrarse �Mojada de excitaci�n�, pero la jornada hab�a sido un tanto
agotadora y al d�a siguiente hab�amos pensado levantarnos temprano para salir a
cabalgar por lo que pronto nos despedimos amigablemente dirigi�ndonos a nuestras
habitaciones
Antes de meterme a la cama, me di un ba�o prolongado,
pasados unos treinta minutos y mientras me encontraba al borde de la cama
retocando mi maquillaje nocturno y escuchando m�sica muy suavemente. Con la
tranquilidad de la noche llegaban a mis o�dos algunos ruidos procedentes de la
habitaci�n de Virginia, a los que asimil� como los normales juegos que manten�a
a veces mi amiga con su perro, pero pronto las palabras se transformaron en
gemidos, lo que me alert�, impuls�ndome a ponerme la bata y zapatillas y salir
de la habitaci�n en busca del origen de aquellos misteriosos gemidos. Ello me
llev� hasta la puerta de la habitaci�n de Virginia, con la intenci�n de
irrumpir en ella presumiendo que se encontraba en peligro, pero al poner mayor
atenci�n junto a la puerta pudo darme cuenta que los gemidos no ten�an nada de
lastimeros, si no placenteros. Mi primer pensamiento fue que mi amiga estaba
d�ndose la masturbada del siglo. Al escuchar que la agitaci�n iba en
aumento, mi curiosidad fue mayor a mi voluntad de retirarme a mi cama. En
puntillas de pies, y calzando las tenis, sal� al patio de la caba�a para ir a
husmear a la ventana que daba a la alcoba de Virginia. Afuera la noche era muy
estrellada y el aire tibio, propio de la temporada veraniega, luces titilantes
marcaban un verdadero collar alrededor del lago, voces lejanas y algunos
ladridos de perros y cantos de grillos, romp�an la monoton�a de la noche.
Con mucha precauci�n me acerqu� a la ventana, la que para
estimular mi curiosidad manten�a el cortinaje grueso con algunos pliegues
abiertos lo que me permiti� observar lo que estaba ocurriendo en su interior. La
sorprendente visi�n que me llegaba me hizo pegarme al vidrio para no perder
detalle. Desde mi posici�n pod�a ver al enorme �Pinck�, que cubr�a el cuerpo
desnudo de Virginia, quien cual si se tratara de una hembra canina, ofrec�a su
hermoso trasero al imponente miembro del animal que con mucho entusiasmo y
agitado ritmo, la copulaba vaginalmente ,mi primera impresi�n es que ambos
gozaban intensamente. El maravilloso perro la ten�a firmemente tomada de las
caderas y sus movimientos r�pidos y cadenciosos, hac�an que los orgasmos de
Virginia fueran notoriamente placenteros.
Tambi�n ve�a como el can levantaba
su hocico al cielo, cual lobo monta��s junto a la luna y descargaba en lo m�s
profundo de ella su chorro de ardiente semen perruno. Muy excitada quise poner
t�rmino a mi voyerista y expiatoria acci�n y lanzarme a correr apresurada a mi
habitaci�n, pero me detuve un instante al ver que el perro se negaba a retirar
su cuerpo de encima de su apetecida hembra. Mi asombro era verlos a ambos
fuertemente unidos por sus sexos, abotonados como lo conocemos vulgarmente,
Virginia en esa posici�n al parecer no lo pasaba nada de mal pues a ratos
continuaba con movimientos copulatorios para caer en espasm�dicos orgasmos. Por
mi parte mis dedos jugaban sobre mi cl�toris, logrando que me fuera con todo.
Por las expresiones de su rostro, ella disfrutaba mucho de aquella extra�a
uni�n. Antes de retirarme, pude ver cuando Pinck, logr� retirar de ella, el
imponente miembro, qued� a mi vista, un roset�n rojizo y venudo, que
indudablemente era mas grande que la base de su fuerte pene. Eso me costaba
creer o dar cr�dito a que ella lo hubiera cobijado dentro de su dilatada
vagina. Ahora �l satisfecho can, despu�s de lamer el sexo de mi agotada amiga,
quien continu� tendida e inerte al borde de su cama, se fue a un rinc�n a
lamerse el suyo.
Momentos m�s tarde y ya metida en mi cama, volv� a repasar
las excitantes y extra�as visiones que curiosamente hab�a presenciado. Yo sab�a
que biol�gicamente existimos mujeres cuyo canal vaginal es un poco mas profundo
y con cierta elasticidad y que muchas disfrutan doblemente al centrar sus puntos
er�genos en su cl�toris y en las tocaciones directas al �tero, entre las cuales
hab�a descubierto me encontraba yo y ahora presumiblemente mi amiga Virginia, a
qui�n la vi soportando sin mayores espantos esa linda verga animal. En mi mente
rondaba incesante ese fabuloso miembro, record� lascivamente la similitud con
el que pose�a mi joven amante Ronny, ello me trajo nuevas tocaciones en mis
zonas er�genas, trayendo consigo unos fabulosos orgasmos que me hicieron caer en
profundo y reponedor sue�o.
Fin primera parte, les invito a disfrutar del siguiente
cap�tulo........... Daniela (Denny)