Relato: El Sumiso Interracial (1)



Relato: El Sumiso Interracial (1)

Cap�tulo 1 -La casa de pensi�n


Cuando llegu� a esa casa de alquiler, s�lo quedaba una cama
en un cuarto compartido, no ten�a opci�n as� que la alquil� inmediatamente. El
barrio era de lo peor pero el precio era bastante bajo casi estaba a mi alcance.
Desde que me hab�a dedicado a jugar cartas por dinero mi vida era un aut�ntico
infierno, sin casa, sin trabajo, sin amigos y con una deuda que me superaba
totalmente en una ciudad casi desconocida para m�.


Cuando entre a la habitaci�n tuve que hacer un esfuerzo para
no desmayarme, era un caos absoluto y hab�a un olor penetrante que no permit�a
respirar, apenas se pod�an ver las cuatro camas que hab�a en el cuarto.
Durmiendo dos de mis nuevos compa�eros, Abdul y Ong�, dos ilegales que seg�n
supe despu�s viv�an de la venta callejera, uno ven�a de Marruecos y el otro de
Senegal.


Tendr�a que acostumbrarme a pasar un par de semanas escondido
en ese sitio, en la calle me esperaba la banda de Berto un "cobrador"
ecuatoriano al que le deb�a una buena cantidad.


Mis compa�eros de habitaci�n salieron a trabajar a eso de las
ocho de la ma�ana, luego de presentarnos me dijeron que si ven�a Mengu� (el otro
habitante) no me sorprendiera por su mala leche y lo tratara bien porque era
medio loco. Entre risas se marcharon y me pidieron que si iba a estar ah�
ordenara un poco el cuarto y si me cuadraba bien hiciera algo para cenar as� por
la noche hac�amos una comida de bienvenida.


Sobre las once de la ma�ana lleg� mi otro nuevo compa�ero:
Mengu�. Al verlo entrar tragu� saliva med�a por lo menos 1.95 y deb�a pesar unos
130 kilos como fuera loco como dec�an los otros deb�a ser muy peligroso,
completamente calvo y con una piel negra-azulada aparec�a temible. Ni me mir� ni
salud� siquiera, yo estaba barriendo entr� se quit� la camisa y se tir� en su
cama. Media hora despu�s me pregunt� si yo era del servicio de limpieza, me
qued� sorprendido y le dije que no un poco balbuceante, entonces con una sonrisa
me dijo: - Entonce te gusta. Y se durmi�.


Sobre las cinco de la tarde se despert� (yo doblaba mi ropa)
y sin levantarse de la cama me dijo: Bat� ven qu�! Lo mir� si comprender ...
-�T�! �Bat� ven aqu�! �Te gustar�a limpiar para mi?


-Bueno ... yo ... (pens� que hablaba de trabajo) s� claro...
�Eh cu�nto cobrar�a ...?


El dijo: -�Cobrar? Ja ja ja Bat� si no trabaja te echo a la
calle a patadas en culo luego de romper tu cara en pedazo ... Y sigui� ri�ndose
con unas estruendosas carcajadas.


Se levant� y comenz� a hurgar en mis cosas sin ninguna
consideraci�n, gir� y me dijo: -Limpia mis cosas ya!


Despu�s de limpiar todo, hice la comida en la cocina com�n y
sobre las once de la noche cuando volvieron mis compa�eros estaba todo preparado
para una buena cena, no hab�a vuelto a ver a Mengu� hasta ese momento, mis
compa�eros estaban sentados mientras yo les serv�a la cena, cuando entr� Mengu�.


-Ya conocen al nuevo Bat�. Dijo, provocando risas entre mis
compa�eros. -El se encargar� de todo ahora. Me qued� pensando en sus palabras,
pero antes de que llegara a nada puso su manaza en mi hombro y dijo: -Bat� trae
el vino y s�rvenos!


Cuando me iba a sentar me hizo un gesto negativo con la
cabeza y me se�al� un rinc�n. -Queda ah� de pi� hasta que lo diga! Sus palabras
eran dichas en un tono incuestionable y a cada momento antes de que respondiera
sus palabras me sorprend�an siempre. Yo no estaba acostumbrado a recibir �rdenes
pero no me parec�a quedar otra opci�n.


Dijo: - Nuestro Bat� debe mucho dinero a amigo Berto, tonces
Berto me regala deuda de Bat� para que nosotro lo eduquemo y volvamo bueno.


Un sudor fr�o me corri� por la espalda, nunca imagin� a este
tipo en contacto con mi peor enemigo.


-Bat� tu nos pertenece ahora, nene malo!


De pi� en un rinc�n con un trapo en mi mano y cara de tonto
asist�a a una especie de compra-venta �en el que la mercader�a era yo!


Mientras Abdul y Ong� se re�an y gritaban: -�Tenemos Bat�! Ja
Ja Ja ....


-Adem�, Bat� tiene cosa raras en su bolso; y sac� de su
bolsillo unas revistas porno que hab�a tra�do en mi equipaje y entre ellas
algunas de chicos que eran de mi ex-novia y unas bolas chinas que le hab�a
regalado a Carla (mi ex) para su cumplea�os ... -Te gustan hombre Bat�? Pregunt�
con la sonrisa m�s c�nica que v� en mi vida.


-Yo ... eh ... no ....


-Bat�. �Ven aqu�! Ponme m�s vino Bat�.


-Y a m� tambi�n. Dijo Abdul.


Me acerqu� a�n sorprendido por ese giro rid�culo de mi vida
(Pensando que ser�a un broma) y serv� vino en sus vasos. Los que hab�a limpiado
por la tarde.


Al acabar Mengu� se irgui� y me di� una bofetada que me hizo
volar hasta mi cama.


-Eto no � broma! Me dijo (Cre� que le�a mi pensamiento)


Me asomaron l�grimas a los ojos de indignaci�n, sorpresa,
humillaci�n.


-Si t� bueno, nosotro te trataremo muuy bien Bat� ....


Lo mir� y debo haber puesto cara de perro muerto, porque me
sonri� con algo as� como una especie de ternura y exclam�: -Ll�mame Jefe Mengu�
a �l Jefe Abdul y a �l Jefe Ong�.


(Tragu� saliva e hice una r�pida evaluaci�n de mis escasas
posibilidades)


-Sssi� .... Jefe Mengu� ... Me levant� la mano para darme
otra y dije -Lo siento ... Jefe Mengu� ... Gracias Jefe Mengu� ....


Agach� la cabeza y di gracias poque no me volvi� a golpear.


- Bat� ...!


- Si jefe Mengu�!


-Desnudo!


Comprend� que aunque protestara llorara golpeara no ten�a
opci�n ninguna, mi cuerpo siempre me hab�a avergonzado porque sent�a que era un
poco femenino, caderas grandes, brazos finos, hombros peque�os y un peque�o
residuo de grasa en el pecho que parec�an unos senos peque�os. Me arrepent� como
nunca de no haber ejercitado m�s mis m�sculos, porque ahora se convert�a en una
desventaja mayor, adem�s nunca tuve vello m�s que en las piernas y muy suaves.
En cambio mis "Jefes" eran hombres duros: Ong� oscuro alto y enjuto con pelambre
enmara�ada y dura propia de su raza y fuerte como un roble, Abdul: T�pico
marroqu� del sur con bastante peso hombros enormes y una barriga de buena comida
piel oscura y pelos por todas partes, Mengu�: Como dije azul y enorme con un
poco de sobrepeso unos brazos como mis piernas y unas piernas como �rboles un
pelo duro y ensortijado y una cara tallada en piedra.


Me desnud� ritualmente, entendiendo que no ser�a la �ltima
vez, incapaz de mirar los ojos de mis "propietarios" o sus gestos, qued� de pi�
tr�mulo y humillado, mientras los tres salvajes me hurgaban, me quemaban con su
mirada y sus sonrisas, como en otra dimensi�n escuchaba lejanas palabras entre
sonrisas de agrado (tenemos Bat�, tenemos Bat�), a�n no sab�a que quer�a decir
esa expresi�n -Bat�- pero comenzaba a figur�rmelo.


-�De rodillas! �Abre los brazo!


- S� Jefe Abdul ...


- No necesitar� mucho trabajo ... Dijo Ong� con una sonrisa
amplia como una calle con una fila de blanqu�simos dientes interminable.


Mis ojos estaban llenos de l�grimas contra mi voluntad, como
todo en aquel infausto d�a.


Se pusieron de pi� y comenzaron a rodearme observ�ndome como
a una mercader�a -Lindo culito ... dijo Abdul -Y ya tiene tetitas. Dijo Ong�.


Abdul el que me parec�a ahora el m�s salido comenz� a bajarse
el pantal�n ya sin camisa ni zapatos, y metiendo su mano entre su pantal�n como
quien coge algo bastante denso y pesado sac� su masculinidad frente a mis ojos.


- Te gusta Bat�? M�ralo!


Alc� la vista y s�lo con mir�rsela comenz� a erguirse un
bast�n marr�n de unos 6 cent�metros de di�metro que parec�a un par�ntesis en
posici�n horizontal con una cabeza viol�cea de diametro mayor que la coronaba,
exhibiendo unas gotitas en su extremo. No alcanzaba yo a percibir el largo de
aqu�l amenazante bast�n enfrente a mis ojos, no ser�a necesario porque dijo:
-L�mpiala! Con tu boquita ... Y me tir� del pelo con toda su mano. Apenas tuve
tiempo para abrir la boca.


Al principio era algo sin sentido, como ponerme un dedo (un
dedo bastante grande) en mi boca, pero luego de tres o cuatro marchas y
contramarchas mi boca comenz� a llenarse de saliva, -No la toques con tus manos
Bat�! Dijo Abdul (-Si Jefe Abdul. Pens� para mis adentros poque no pod�a hablar)
Mientras iba y ven�a aqu�l pist�n sin salir de mi boca, alcanzaba a escuchar las
risas de mis jefes con mi brazos extendidos en cruz, de rodillas en medio de una
habitaci�n en el barrio m�s l�gubre de Madrid.


Las risas continuaban, y para mi horror sent� una erecci�n en
mi propio cuerpo, que seguramente me condenar�a de por vida a sentir placer en
una circunstancia tan inesperada. Eso provoc� comentarios de Ong� (-Mira como le
gusta al cabr�n desgraciado hijo de puta) Esos comentarios y otros de parecida
humillaci�n no hac�a m�s que provocarme una mayor excitaci�n para mi sorpresa y
mi asco.


Intent� acomodar mi boca lo m�s posible para dar mejor cabida
a aqu�l miembro intruso que sin salir, iba y ven�a dentro de mi ya l�quida boca,
lo m�s dif�cil era respirar acompasadamente con su ida y vuelta, para no
atragantarme al sentir mi garganta obstru�da, cada vez entraba un poco m�s hasta
el fondo de mi es�fago, - M�rame maric�n rico maric�n, quiere ver tus ojos
verdes rogando. Dijo mi Jefe Abdul. Alc� la vista justo al momento en que hab�a
acompasado mi respiraci�n a sus impulsos, le mir� a los ojos y me mir�
satisfecho y dominante, sacando su lengua, con su manos cogi�ndome por mi
melena. Mientras lo miraba me concentr� en no da�arle con los dientes y sentir
su protuberancia y sus pulsaciones con mi boca y mi lengua, todo eso sin soltar
nunca su miembro y a cada embestida sorb�rselo con fuerza hasta que su fuerza lo
echaba hacia atr�s un y otra vez, siempre de rodillas desnudo y con los brazos
en cruz.


La sensaci�n desat� en m� las sensaciones m�s extra�as de mi
vida. Yo orgulloso y pedante se�orito medio ingl�s medio espa�ol, hab�a ca�do a
esta humillante circunstancia desde lo alto de mi ludopat�a, s�lo pod�a caer m�s
y m�s abajo, y el est�mulo de esta situaci�n s�lo provocaba el deseo de m�s
humillaci�n, me sent�a merecedor de esto, y a cada paso era m�s merecedor y peor
la situaci�n.


Mi af�n era ahora satisfacer a esa bestia que penetraba mi
boca salvajemente y dej� a mis ojos discurrir no sin agrado por el cuerpo de mi
agresor: Mi boca le procuraba placer con entusiasmo y ve�a frente a mi su
abundante vientre surcado de mucho vello renegrido, ve�a el sudor correr por sus
plieges, mi visi�n llegaba hasta la mara�a de pelo negro de su pubis, sent�a sus
duros pelos cosquillearme los labios, volv�a a levantar la vista por su cuerpo
(parec�a un jinete �rabe cabalg�ndome) sus pectorales densos y masculinos
respirando lentamente su cuello gordo y tenso orlado de venas azules y su cara
de satisfacci�n dominante hasta sus ojos negros, negr�simos, que me miraban
fijos y duros, a los que les devolv�a mi mirada suplicante y avergonzada, algo
que le excitaba a�n m�s. Empec� a sentir sus olores y sabores (me dol�an los
brazos abiertos en el aire despu�s de media hora de esfuerzo) distingu�a las
venas en su polla su volumen y su tacto, el olor a hombre que sal�a de su cuerpo
hac�a que mi excitaci�n fuera imparable y m�s me esforzaba en procurarle, con
s�lo mi boca, el mayor placer posible, sus pulsaciones se multiplicaban en mi
h�menda y c�lida boca. Siempre mi pelo como una rubia rienda que le daba poder
sobre m� apretado en su r�stica mano y mis ojos verdes agradecidos y suplicantes
por su atenci�n. De pronto empez� a tener espasmos violentos de pie frente a mi
humillado cuerpo, su cintura comenz� r�pidos y violentos temblores hacia
adelante presion�ndome,sent� como pulsaba su miembro llenando todo los espacios
de mi boca y v� su sonrisa de masculina satisfacci�n al sentir el primer
l�quido, tibio y espeso, con sabor a desierto y sal inundando mi boca al punto
de dejarme sin aire y sin poder retenerlo en mi boca, tras el primero un segundo
temblor y m�s l�quido escapando lentamente por la comisura de mis esforzados
labios, y otro y un cuarto y un quinto bombardeo de semen. -Traga todo!! Dijo mi
Jefe Abdul. -Mostrame garganta. Sigui�. -Te gusta mucho,putito maric�n comer
polla Abdul?


-Si Jefe Abdul. Dije asombrado de m� mismo. -Gracias Jefe
Abdul, gracias. Sent�a las risas de los testigos,gritando y festejando a Abdul.


Y abr� mi boca mientras a�n bajaba su sumen caliente por mi
garganta, para que viera que me hab�a tragado su precioso regalo. Entonces
volvi� a acercarme su polla y me dijo - Agarra con tus putas manos, y b�sala
hasta dejar limpia y nueva ... Agradecido de poder mover mis brazos ador� su
bast�n de mando h�medo y autoritario, lo cog� con respeto y lo chup�, lo bes�,
lo recorr� incansable con mi lengua buscando en sus ojos la aprobaci�n por cada
gesto de sumisi�n, su polla qued� limpia y relajada, nueva y satisfecha,a�n la
recorr�a con mi boca y mi lengua cogida por mis sumisas manos, solo esperaba
sentir ahora alg�n insulto feroz que trajera mi eyaculaci�n. En m� hab�a
aparecido algo nuevo, alguien, nuevo e inesperado. Pens� que mi degradaci�n
hab�a culminado.


Entonces habl� Ong�, sentado en una silla con la ropa puesta
desbroch� su pantal�n y me dijo:


-Bat�, ven caminando como una perra hasta aqu� ...


En cuatro patas fui caminando lentamente desnudo y excitado
hasta Jefe Ong� y bes� su ropa encima de su polla, y la saqu� lentamente con una
mano y ... me descubr� sonriendo, le mir� a los ojos "desafiante" y dej� a mi
lengua recorrer su negr�sima polla y comenc� a sentir su sabor, diferente al de
Jefe Abdul, era un perfecto y s�lido cilindro con una cabeza viol�cea y
triangular, casi marr�n, estaba seca pero enseguida empez� a regalarme su
humedad sus peque�as gotitas de un n�ctar generoso mezclado con mi saliva
facilitaban la operaci�n de recorrerla arriba y abajo dibujando sus siluetas
m�ltiples, sus nervios, sus conductos sus m�nimos pliegues, me inundaba sus
sabor, �se olor a hombre, ese perfume �nico que me mostrar�a qui�n es mi amo en
un bosque de pollas, todos mis recorridos los hac�a sin dejar de mirarle a los
ojos, ya sab�a ahora que eso les gustaba. �l estaba despatarrado en una silla
con sus manos en la nuca y cara de satisfacci�n, me gustaba verlo sonriente,
agradarle, querr�a que se corriera en mi boca. Pero el ten�a otros planes.


Dijo a sus compa�eros: -A este le gusta mucho nuevo trabajo.
Ja ja ja.


-Abrele tu culo. Me dijo. Sent� miedo. Chup�rsela me gustaba,
pero que me penetrara, me daba mucho terror, deb�a de medirle veinte o
veinticinco cent�metros y yo nunca hab�a sido penetrado ni por un dedo, no
consegu�a imaginar c�mo pod�a acomodar semejante animal dentro de m�.


Pero gir� y le ofrec� mi culo, sin pensar.


El se arrodill� tras de m�, y empuj� mi espalda a la altura
de mis hombros hasta el piso, mi cabeza y mi pecho sintieron el contacto con la
madera del suelo, y mi cintura y mi culo quedaron a merced de mi Jefe Ong�. Me
di� tres o cuatro palmadas fuertes en las nalgas diciendo: -Maric�n, puto te
gusta mucho!. Luego de pegarme durante un rato, cuando sent�a ya el calor y el
color en mi piel, cogi� mis nalgas con sus dos manos, abri�ndolas como a los
gajos de una naranja. Sus pulgares apuntando al agujero de mi culo y escupi�
dos, tres veces su saliva, exactamente ah� meti�ndolo con sus pulgares. Como
amas�ndome, la sensaci�n me empez� a gustar, yo segu�a excitad�simo. Entonces
sent� la cabeza de su poll�n obstruir mi salida y hurgar y horadar hacia
adentro, lentamente con esfuerzo al principio pero la saliva de mi Jefe hac�a su
trabajo y aceitaba su imparable pentraci�n, cu�ndo notaba que me tensaba golpeba
fuerte y seco en mis cachetes, enseguida me relajaba un poco m�s. De pronto
meti� un empell�n brutal y llor� de dolor, pero la sent� entrar hasta sitios
innimaginables de mi intestino, escuch� su risa satisfecha y comprend� cu�nto le
gustaba tenerme atornillado en cuatro patas (como a una perra me hab�a dicho)
sent� sus manos cogerme del pecho y sentarme entero encima de su polla que ahora
mandaba dentro de m�, empez� a estirarme de los peque�os pezones, siempre los
hab�a tenido sensibles y no dejaba que nadie (ni mi novia me los tocara), con
fuerza implacable los cog�a entre dos dedazos y los giraba hacia un lado y otro
y los estiraba hacia afuera, ahora no s� porqu� me gustaba, me sent�a completo,
sentado encima de su poder masculino negro y duro abrazado por detr�s con mis
pechos jugando en sus manos, mov�a su cintura lentamente abajo arriba y yo lo
sent�a abrirme en dos hasta que mis enrojecidas nalgas tocaban sus duros y
rasposos muslos, sus pendejos enjutos rozaban mi coxis y sent�a el ruido que
produc�a mi cuerpo al golpetear contra mi due�o, ch�cate, ch�cate ....


En mi vida me hab�a sentido tan completo y tan pose�do, al
fin era un hombre entero gracias a mi jefe que me hab�a puesto lo que a m� me
faltaba, y usaba mi cuerpo para su satisfacci�n y mi agradecimiento, ech� mi
cabeza hacia atr�s entregado completamente a mi amo y sent� primero sus labios
gruesos mordisquear mi cuello y mi oreja, el goce era absoluto estaba a punto de
acabar y correrme como un put�n aut�ntico, mis pezones retorcidos en sus manazas
negras, y en mi culo tibio y abierto su enorme polla machacando, intentaba
presionar con mi indefenso intestino como un anillo sobre su carne masculina, lo
que me produjo un espasmo incontenible y empec� como un loco a mover mis
caderas, gru�endo poseso intentando satisfacer a mi verdugo.


Me inclin� hacia adelante para que tuviera m�s acceso, y mov�
hacia adelante y atr�s mi cuerpo. Como una perra.


Entonces senti su l�quido inundarme, mientras cog�a mis
caderas y me apretaba contra su vientre metiendo entera esa carne dura dentro de
m�, me parti� en dos, me hizo ver las estrellas y comenz� a eyacular y temblar,
juguete cautivo en las duras manos de mi jefe tribal.


Largos minutos de descontrol acabaron con mi cuerpo en el
piso extenuado y desvirgado con chorros de semen que me corr�an por las piernas,
entonces un sonriente y depravado Jefe Ong� apoy� su culo sobre mi cara para que
se lo comiera y chupara, durante mucho rato, luego sus huevos alternativamente
en mi boca, estirando su piel para luego limpiar su polla entera y saborear mis
propios restos de su piel hasta dejarla limpia y fresca.


Me cogi� luego por el pelo y acerc� mi cara hasta mi propio
semen esparcido en el piso para que lo cogiera con mi lengua gota a gota.


La humillaci�n, cre�, habi� terminado de la peor manera
posible. En realidad no hab�a hecho m�s que comenzar.


Qued� violado y satisfecho, como una perra, tirado en el
piso. Agradecido a mis due�os. Mengu� se acerc� a m� descalz� su pie erguido
sobre m�, y puso el enorme y negro dedo gordo de su pi� en mi boca. Y lo chup�
sumiso y altivo, orgulloso de m�.




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Relato: El Sumiso Interracial (1)
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