RIIIIIIIIIIIIIIIIINNNNNN NNNNNNNNNNNNNNGGGGGG GGGGGGGGGG
Se estiraba perezosamente, no sabia cuanto tiempo llevaba
oyendo el dichoso despertador. Pero tuvo tiempo de rememorar todo lo acontecido
desde su llegada a la capital.
Estiro el brazo y d�ndole un manotazo hizo callar el
estridente ruido que amenazaba con perforar sus t�mpanos.
---���Clara!!! ---grit� su madre--- �Gerardo te est�
�esperando!---
--- �Como pod�a ser? ---se preguntaba--- �como ten�a la
desverg�enza de venir despu�s de lo que hab�a pasado?---
Se visti� r�pidamente y baj� las escaleras de dos en dos. Al
entrar en el comedor vio que Gerardo esta tomando caf� con su padre, riendo
ambos de las an�cdotas� y� comentarios que el hac�a de la fiesta, explicando lo
mucho que se hab�an divertido.
Al verla entrar se levantaron� y ambos le dieron un beso en
las mejillas dese�ndole los buenos d�as. Ella alucinaba, �C�mo pod�a estar tan
tranquilo? Le sonre�a� como siempre, como si lo sucedido en la fiesta no hubiese
ocurrido.
Empezaba a pensar que lo hab�a so�ado. Su madre le puso el
desayuno y le dijo que se apresurase, que �ya era tarde. Ella tambi�n ten�a
prisa estaba deseando que estuviesen a solas para pedirle explicaciones. Adem�s
no� le pasaba ni un bocado por la garganta, y tomando un poco de caf� dijo.
---yo ya estoy,� nos podemos ir ----
Cogi� la bolsa de los libros y sali� sin esperarlo. Al subir
al coche le miraba de reojo para ver si descubr�a alguna mirada burlona, o alg�n
s�ntoma revelador de lo que hab�a sucedido la pasada noche. Pero Gerardo se
comportaba como siempre, como si nada. hubiese pasado
Llegaron al colegio. Esperaba encontrar miraditas y risas
disimuladas, pero no hubo nada sus amigos segu�an como siempre y poco a poco� a
medida que transcurr�a el d�a se fue relajando.
Pas� toda la semana tranquilamente, el segu�a igual de
cari�oso la recog�a cada d�a, bromeaba con sus padres, estaban casi todo el d�a
juntos y no se pasaba lo mas m�nimo, llegando ella a pensar� que todo fue un
sue�o, una pesadilla, fruto de su desmedida imaginaci�n.
Lleg� el s�bado y hab�an quedado con varios amigos para ir al
cine. Mientras esperaban en una cafeter�a, Gerardo se adelant� a comprar las
entradas. Al cabo de media hora volvi� todo enfadado (o al menos eso crey� ella)
diciendo que no quedaban localidades y hab�a alquilado un par de pel�culas para
verlas en su casa.
A Clara le recorri� un escalofri� por la espalda, record� lo
que ella cre�a su sue�o y sin querer se excit� mucho.
Los padres de Gerardo viajaban a menudo y no volver�an� hasta
pasados� quince d�as, por lo tanto ten�an la casa para ellos solos. Directamente
se dirigieron al sal�n, eran cuatro parejas y todos ellos se desenvolv�an como
si estuviesen acostumbrados� a reunirse all�. R�pidamente sacaron vasos,
mezclaron refrescos con ginebra. Clara no advirti� como uno de los chicos, de
espaldas a ella �dilu�a unas pastillas en la jarra. Repartieron los vasos y se
acomodaron� todos delante del televisor.
La primera pel�cula, sin llegar a ser porno, era lo
suficiente caliente para que entre las bebidas y lo que estaban viendo, el
ambiente se caldeara en unos momentos. Clara miraba de reojo a sus amigas y ve�a
como besaban y tocaban con sus parejas.
�Ella cada vez estaba mas excitada, por eso cuando Gerardo la
bes� no opuso resistencia y devolvi� el beso abriendo la boca con un suspiro
para recibir su lengua dentro de ella. Sinti� como se mov�a en su interior
hurgando en todos sus recovecos, mientras su mano se introduc�a bajo su camiseta
y buscando sus pechos, acariciaba sus pezones tiernos frot�ndolos suavemente con
las yemas de los dedos, pellizcando y apretando los botones carnosos endurecidos
�por la excitaci�n.
Notaba sus miembros flojos, como si flotara. Sent�a un
cosquilleo en su columna, estaba gozando, y no le importaba lo que pasara.
Gerardo baj� sus braguitas y sus sabias manos se introdujeron en su conchita
movi�ndole �los labios para abrirse� paso hasta su interior, haci�ndole gemir y
gritar de placer al sentir como ven�a el primer orgasmo, tan intenso que casi le
hizo perder la conciencia.
En su semiinconsciencia Clara sinti� como entre varios la
levantaban en brazos tumb�ndola� boca abajo sobre una cama. Golpearon sus nalgas
repetidamente �para despejarla. Y la ni�a consentida que �habitaba en ella, esa
que no hab�a recibido nunca ni una palmada, se remov�a, insultaba y lloraba de
rabia. Incluso mordiendo la mano de alguien que por un instante se apoy� en la
cama quedando al alcance de su boca airada.
--- Gerardo �entonces les orden�: --- ayudadme a atarla y
dejadme a� solas con ella.---
La extendieron en aspa boca abajo, con �los brazos atados al
cabecero y las piernas abiertas a las esquinas inferiores. Clara� lloraba,
gritando insultos que ni� sab�a que exist�an en su vocabulario. Le dieron dos
cachetes �m�s fuertes� antes de atarle un pa�uelo a su boca �para acallarla, y
salieron �d�ciles y silenciosos de la habitaci�n.
Al quedarse solo Gerardo se sac� el cintur�n y comenz� a
azotarla lenta y concienzudamente, mientras dec�a.
---Eres m�a, har�s lo que yo te diga y gozaras con ello---
Al principio a�n se revolvi� e intent� escapar, pero el
segu�a golpe�ndola y ya ten�a las nalgas al rojo vivo. Se� dio cuenta� por fin
de que quejarse resultaba a�n peor y se fue calmando lentamente mientras las
l�grimas sal�an a borbotones silenciosos de sus ojos.
Gerardo dej� el cintur�n a un lado y ella oy� como bajaba la
cremallera de los pantalones. Not� de� pronto como su verga dura y caliente se
frotaba entre �sus nalgas castigadas� �Sinti� como aquel miembro hinchado se
mov�a alrededor de su ano, jugando y divirti�ndose �sin querer acertar a�n en el
cerrado agujero.
---Rel�jate y no te har� da�o---
Ella� hipaba y no le sal�an las palabras, pero era
consciente, que si no lo consegu�a le har�a un da�o terrible, y se puso a pensar
en otras cosas para conseguir aislarse y no sentir.
Not� la punta de la polla presionar en su ano y no consigui�
ahogar un quejido, enojando a Gerardo que� de un golpe la meti� hasta el fondo.
La foll� salvajemente y cuando al fin se corri� dentro de
ella,� sac� la polla de su culo escurriendo� semen mezclado con sangre.
---Te has portado bien, me has hecho gozar. Ahora tendr�s tu
premio---
Solt� sus manos besando las rojeces que hab�an dejado las
ataduras, sac� el pa�uelo de su boca y pas� la lengua por su cara lamiendo sus
l�grimas y se introdujo entre sus labios� adue��ndose de su aliento.
Clara estaba dolorida, pero las caricias a�n sin quererlo
agitaban su vientre y sent�a que sus m�sculos se tensaban� propiciando la
llegada de un orgasmo que ya notaba inminente.
Gerardo abandon� su boca� y desliz�ndose sobre ella� lleg�
hasta su calida cuevita, apoder�ndose de su cl�toris. Lo mordisqueaba, lam�a�
sorb�a sus jugos, su lengua se introduc�a �y hurgaba dentro de sus h�medas
cavidades
---���Goza putita, goza!!!---
Y Clara gozaba tanto que incapaz de contener el orgasmo se
apret� contra la cama y lanz� un grito de placer...
Gerardo la miraba complacido, intu�a que ser�a una fant�stica
compa�era de juegos, pero a�n le quedaba mucho por aprender. El pr�ximo d�a
introducir�a nuevas variantes, so�aba con vaciarse en esa carnosa boca que le
fascinaba.
Pero por hoy ya estaba bien, hab�a que llevarla a casa a una
hora prudencial y se estaba haciendo tarde.
Se levant�, sac� la cinta que se hab�a estado grabando en la
c�mara y se la mostr�.
---Si hablas, todos sabr�n lo putita que eres y como
disfrutas con esto----
---Pero si callas,� te ense�are todos mis secretos y
disfrutaras como nunca so�aste---
Y Clara hab�a disfrutado como una loca. Ya no recordaba los
azotes, ni las ataduras, ni sus chillidos. El �ltimo orgasmo a�n segu�a
aleteando en su interior y no deseaba que esa sensaci�n desapareciera nunca.
Tampoco era tan grave lo que hab�a pasado, reflexionaba en
silencio Clara en el coche de vuelta a casa. Gerardo le gustaba era dulce y
cari�oso, sus padres estaban encantados con el. Era cierto que se enfadaba si
ella no se portaba bien., y solo entonces la castigaba. Pero ya no volver�a a
pasar porque a partir de ahora �ella se portar�a muy bien. Si, muy bien��
En el pr�ximo capitulo podr�is seguir� las aventuras de Clara