Relato: En Houston





Relato: En Houston


EN HOUSTON





Imitando a Cervantes,
cuando se vio obligado a escribir la segunda parte del Quijote y la inici�
"Aunque segundas partes nunca fueron buenas. . . . ", voy a intentar continuar
mi relato, en el que describ� m�s el amor por Eduardo, que el temor de tener una
terrible enfermedad en la sangre que circula por mi cuerpo.


Despu�s del maravilloso, para ambos, encuentro de nuestros
cuerpos, que se fundieron en uno, no por el sexo que practicamos, sino por el
amor que nos concedimos, trasladado por mi padre, llegu� a Houston, el d�a que
ten�amos marcado para la consulta.


Desde el momento que estoy escribiendo estos recuerdo, pod�is
comprender que sal� a bien de esta terrible experiencia que la vida me ofreci�.
Cito la palabra experiencia porque fueron tres las principales, que quedaron
marcadas indeleblemente en mi vida.





- - - o o o - - -






La primera es que llegu� a
comprender la magnitud que puede alcanzar el amor a los que eres af�n y cercano
y la manera como recuper� la confianza de hablar, contar mis temores y vivencias
con mis padres que se hab�an ido deteriorando al crecer.



-o-o-o-o-o-o-





Al penetrar en aquel
hospital, templo supremo del saber oncol�gico, mis piernas temblaban, mi coraz�n
palpitaba asustado y mis manos sudorosas se agarraban a las de mi padre, como
cuando era infantil e �bamos asidos de esta manera paseando por el parque de
Do�a Casilda de Bilbao, hasta llegar al estanque donde los patos y cisnes se
exhib�an. Me explicaba amoroso y paciente, los or�genes de los �rboles y las
maravillas que presenta la naturaleza y com�amos chucher�as, que me hab�a
comprado en un puesto que hab�a a la entrada y d�bamos palomitas y barquillos a
los palm�pedos del agua, que esperaban la llegada de los ni�os.


Cuando me recogi� en la estaci�n del tren, de vuelta a la
Ciudad de M�xico, no se atrevi� a preguntarme pormenores de mi estancia en la
casa de Eduardo. S� se interes� como era la familia que hab�a visitado y si lo
hab�a pasado bien. Yo sab�a, que tanto �l como mi madre, hab�an captado lo que
ese chico representaba para m�, pero este tipo de conversaciones hab�an
desaparecido entre nosotros hac�a tiempo. Tampoco se lo cont�, cuando nos
traslad�bamos en el avi�n hasta Houston.


El trato con mis padres, que hab�a sido siempre muy fluido,
seg�n fui creciendo, se fue convirtiendo en algo m�s distante. Me ocurri�, como
pasa a la mayor�a de los chicos a partir de los doce o trece a�os, que pretenden
nos convirtamos en adultos antes de tiempo y nos castran los sentimientos que
desean seguir saliendo de nosotros, de una manera espont�nea, como hasta
entonces.


Cuando nos dicen.



- No tienes edad para mostrarte ante los dem�s como realmente
eres o piensas. Debes de disimular tus impulsos, ya eres muy mayor para mimos.
Los chicos a tu edad no hacen esas cosas, no lloran, no se sienten tristes, ��
son ya hombres !!.



Ves coartados tus sentimientos por la verg�enza de mostrarte
como realmente eres, d�bil, perdido en el mundo al que empiezas a salir por
primera vez. Si sientes miedo, temor o terror, como yo en estos momentos,
vuelves atr�s en el tiempo, te empeque�eces y como cuando ni�o, deseas
acurrucarte en los brazos de tus padres y dejar que te protejan de los malignos
acechos que te esperan en el exterior.


De nuevo, ante los que quieres, no te importa llorar, gemir o
mostrar tus dolores, tus debilidades, cuando de veras el mal se introduce en tu
cuerpo o la desesperanza en tu alma.


Permitirme os cuente un sucedido. Me lo narr� el Boll�n y
como no saco a la luz ning�n secreto, lo cito aqu�.


Un chico excesivamente cre�do de la fortuna de sus padres,
independiente, bastante orgulloso y pagado de s� mismo, lleg� a hacer amistad
con el Bollo, despu�s de coincidir varios cursos internos en el mismo colegio.


Cuando ambos ten�an 14 a�os, acept� una invitaci�n a pasar
unos d�as en casa de Marck en Berna (Suiza). Una de las cosas que siempre he
envidiado del Boll�n, ha sido la manera tan creativa y natural, que en su hogar,
han aceptado su homosexualidad, al chico que present� como su novio, que les
visita muy a menudo y todo lo que se relaciona con lo gay. El novio es Mateo, de
quien he escrito multitud de relatos de sus sucedidos,


Ese amigo del colegio, que no era gay que yo sepa, se qued�
admirado de la forma que su condisc�pulo se relacionaba con su familia,
especialmente con su madre, como se sentaba encima de ella, como si siguiera
siendo un beb�, le contaba todas sus vivencias y recib�a mimos y caricias, m�s
acordes, para la opini�n de su amigo, de cuando eran ni�itos, que ahora, casi
adolescentes.


Sin embargo cuando estuvieron solos tuvo la valent�a de
decirle.



- Marckus me ha dado envidia ver las caranto�as que te hace
tu madre, me gustar�a me los hiciera tambi�n la m�a. No me atrevo a ped�rselas,
me siento ya demasiado mayor para hacerlo.



Enterada la madre de Marck, sin que lo supiera el amigo de su
hijo, habl� con su madre, le cont� lo que hab�a sucedido y desde aquel momento,
el condisc�pulo de su hijo, recibi� los mismos arrumacos que su amigo recib�a de
su madre y qued� restablecida la uni�n de confianza madre-hijo, que casi se
hab�a roto por el crecimiento del chico.


Parecido me hab�a ocurrido a m�. No es que desease mimos y
caricias como el amigo del Boll�n, pero cuando se cruz� en mi vida, la
posibilidad de que padeciese una enfermedad grave, volv� a ser para ellos un
chico peque�o y ellos para m�, un sost�n imprescindible.


Mi padre recuper� la imagen de valiente, que todo lo
consigue, que ten�a ante m� de peque�o. As�, ani�ado nuevamente, me apoy� en �l
para todos los tr�mites, explicaciones y traslados que necesit� en aquel nuevo y
proceloso mundo hospitalario que se abr�a ante m�.


Una vez ingresado, para hacerme de una manera seguida los
an�lisis y reconocimientos necesarios, cuando por la noche qued� a solas en
aquella fr�a y solitaria habitaci�n, es cuando m�s desvalido me sent�. Ten�a la
edad suficiente para saber el mal que pod�a tener y su desarrollo maligno o de
muy dif�cil curaci�n posterior y la insuficiente, para poder decir que hab�a
vivido y pose�a experiencia.


Pens�, en orden decreciente, en las personas que amaba. Ten�a
la duda de si era mi padre o la mujer que me hab�a tra�do al mundo, quien
elegir�a primero. Era una pregunta que soport�, multitud de veces de ni�o y
siempre recordaba, hab�a contestado, que a los dos. Ahora deseaba poder
contestarla de verdad. Dud� de nuevo porque sal�an ambos juntos. Si eleg�a con
el coraz�n era mi madre la favorita, si con el cerebro, mi padre.


Segu�an mis abuelos maternos, los otros no los llegu� a
conocer. Mi amama (abuela en euskera) era maravillosa, de car�cter fuerte y
emprendedora y mi aitite (abuelo) inteligente, formado, muy culto, hab�a sido
quien me hab�a inculcado el deseo de leer y posteriormente de escribir, por lo
que le estar�a eternamente agradecido. Escribir, contar mis vivencias, calmaba
mi esp�ritu, me permite sacar al exterior lo bueno o malo que poseo y me obliga
a analizar mis �ntimos pensamientos para plasmarlos en mis personajes.


Pens� a quien pondr�a despu�s y tanto mi coraz�n como mi
cerebro, esta vez estaban de acuerdo, porque eligieron a Eduardo. Record� su
rostro, bello y moreno. Sus ojos negros, vivaces, alegres y amorosos cuando se
dirig�an hacia m�. Su boca sonriente, al hablarme y sensual cuando recibi� mi
endurecida hombr�a. Su pecho, sin vello, suave, fuerte y robusto al abrazarme.
Su vientre, acogedor y caliente, al contactar con el m�o. Su sexo maravilloso,
duro, inhiesto, como un m�stil, al acercarlo al m�o y sobre todo su culo,
abierto, palpitante, deseoso y entregado, que me ofreci� enamorado, como fruta
que ha esperado hasta alcanzar su saz�n.


Cuando pens� lo que podr�an sentir todos ellos al perderme,
me entristec�, pero ego�stamente llor�, al pensar que a todos los seres que
amaba, podr�a perderlos tambi�n pronto yo.


Estaba despierto cuando lleg� mi padre por la ma�ana. No
recuerdo si dorm� algo aquella noche. Hab�an recogido ya mi orina y sacado mi
sangre para analizarla.


Deseaba hablar con �l y comenc� con rodeos.


- Aunque he estudiado ingl�s, no lo domino en absoluto
pap�, por lo que necesito que me acompa�es para que me traduzcas todo lo que me
pregunten
- y seguidamente a�ad� de carrerilla - quiero decirte, antes
que corroboren mi mal, que sois los mejores padres del mundo, que os quiero
mucho y aunque quiz� lo hay�is adivinado, soy gay y ese chico que he visitado,
Eduardo, es con quien quiero compartir mi vida futura, si Dios me la concede.



Mi padre me abraz� y palme� la espalda y solamente le o�
decir.



Eres nuestro peque�o y querido hijo y siempre ser�s lo mejor
que tenemos en el mundo.



Posteriormente, en aquel centro, me midieron, pesaron,
hicieron radiograf�as de diversas partes de mi cuerpo y tocaron, amasaron,
golpearon con martillitos y frotaron, todo lo que quisieron, mis m�sculos,
huesos y v�sceras.





- - - o o o - - -






La segunda experiencia, que
me qued� de aquellos d�as, es que los seres humanos necesitamos la ayuda de los
dem�s. Aprend� a sufrir, a valorar a los que hacen algo por la humanidad. Cuando
deseamos ser independientes, poderosos, libres, deber�amos pensar en lo
contrario. �Cu�ntos seres nos est�n ayudando sin saberlo en un momento
determinado?


Cuando nos sentimos tan libres e importantes �Cu�ntos est�n
trabajando haciendo un mundo mejor y m�s solidario, hospitales, bomberos,
agentes del orden. . .?


Solos no somos nada en este mundo, estamos de paso, recibimos
lo que nos dejaron los que han vivido antes, y debemos hacer lo mismo con los
que nos seguir�n.





-o-o-o-o-o-o-



Tardaron menos de una
semana en darme el diagn�stico. Era negativo. Ten�a leucemia. Entre todo lo que
encierra esta horrorosa palabra dejaron abierta una peque�a luz, esperaban poder
curarme. En los primeros momentos pens� desalentado, que esto �ltimo lo hab�an
dicho, para que con mis pocos a�os, no me derrumbase totalmente.


Despu�s a mi padre le explicaron todo el proceso de la
enfermedad, los riesgos, los �xitos obtenidos y lo que consideraron debiera
saber.


Se encerr� en la habitaci�n conmigo para comunic�rmelo. Antes
de que comenzara a hablar inici� yo la conversaci�n



Pap� por si todo sale mal, deseo que el tiempo que estemos
juntos pueda seguir viendo en ti al ser maravilloso que eres. Por favor no me
mientas en nada que conozcas de mi enfermedad. Cuando no sepas contestarme a
algo, me lo dices y si lo sabes, sea bueno o malo, tambi�n. Si tengo
posibilidades de salvaci�n, luchar� y me someter� a todo lo que consideren
necesario. Si no las tengo, el tiempo que viva quiero ser feliz en lo posible y
no lo ser�a, si pienso, que aunque sea por hacerme un bien, me has enga�ado.



Nunca hab�a visto llorar a mi padre. Realmente no lo hac�a
ahora tampoco, pero mientras me explic� lo que le hab�an informado padec�a, unos
gruesos lagrimones, que no hizo lo m�s m�nimo por cortarlos, le fueron cayendo
por su rostro, hasta quedar en el embozo de la s�bana que me tapaba.



La leucemia es una enfermedad hematol�gica maligna. Me han
propuesto para ti varios tratamientos, si deseas te los explico. Son los que
hacen en todos los hospitales del mundo. Aqu� y en otros dirigidos y orientados
por Houston, realizan en tu caso la criolizaci�n medular autol�gica, significa
la extirpaci�n de la m�dula del paciente, la administraci�n de quimioterapia o
radioterapia, o ambas a la vez, para matar las c�lulas malignas de la sangre y
la reposici�n de la propia m�dula retirada.


Es necesario hacerlo as� cuando no hay hermanos o familiares
que sean gen�ticamente compatibles. Sabemos que tu madre y yo no lo somos, antes
de venir hasta aqu� nos hicimos pruebas en Bilbao.


Nuestro temor radicaba al llegar, que no se pudiese hacer
contigo ese tratamiento, porque es necesario que cumpla.


que la m�dula no est� da�ada


que la quimiorradiorerapia no da�e de forma irreversible
otros �rganos vitales.


La primera y principal de las condiciones la cumples, la
segunda recemos para que Dios haga que se cumpla, durante ese dif�cil, largo y
doloroso tratamiento.



Mir� como creo nunca antes hice a mi padre, poniendo en la
mirada tanto amor, devoci�n y cari�om como era capaz de dar y le contest�.



Pap�, adelante, luchar� porque os tengo a mi lado.



En aquel momento pensaba tambi�n en Eduardo que no sab�a nada
de lo que me hab�a ocurrido. Despu�s pens� en algo que no hab�a hecho antes, el
dinero.



- �Podemos pagar un tratamiento as�? - inquir�
preocupado.


Es en lo �nico que no quiero que pienses - me contest�
mi progenitor, palmeando amoroso mi rostro.


Ahora que pas� todo, s� que mis padres han estado pagando,
hasta hace poco tiempo, el cr�dito que solicitaron y que avalaron con todas sus
pertenencias y parte de las de mis abuelos. �C�mo puedo entonces decir que no
necesitamos de nadie en este mundo? Aunque muchas veces me dije tambi�n.



�Tengo yo una posibilidad de curaci�n porque pago? �Si no lo
pudieran hacer mis padres, me dejar�an morir?



No quiero contestar esa pregunta.


Despu�s de m�ltiples an�lisis de todos los l�quidos de mi
cuerpo, decidieron que se pod�a hacer la operaci�n, pues la m�dula de mi columna
vertebral, parec�a estar sana.


Decidieron extraerla un jueves a las diez de la ma�ana.
Llevaba dos semanas de estancia all�, me acompa�aban mi padre y mi madre, que
hab�a llegado hacia d�as. Faltaban a�n cuatro d�as.


Solo ped� una cosa antes de someterme a la intervenci�n,
hablar con Eduardo. Hab�a decidido que ten�a derecho a conocer lo que padec�a,
lo que peligraba mi vida y si sal�a bien, en cuanto los m�dicos lo autorizasen,
que mis padres pidieran permiso a su familia, para que me pudiera visitar, antes
de regresar a Espa�a.


Sab�a de antemano que gestionar�an ambas cosas. La primera
tuvo dos partes, una conversaci�n telef�nica que consiguieron mis padres y una
conexi�n a su msn que solicit� yo por mi cuenta.


Por el tel�fono habl� desde la cama y conect� el ordenador de
la secci�n de enfermer�a, que me prestaron su ayuda, para poder hacerlo.


El tel�fono fue la primera comunicaci�n, pero no pude hablar
libremente, estaban cercanos mis padres y abuelos y tem�a me oyeran. Adem�s
Eduardo no me dejaba explicarle nada de lo que deseaba, me interrump�a
continuamente, inquiriendo d�nde estaba, c�mo no hab�a conectado antes, si le
quer�a a�n, si me acordaba de �l, que no pod�a dormir desde que me hab�a
marchado, pensando estuviese enfadado.


Tuve que pedirle por favor que callara un rato, para poderle
contar todo el desarrollo de la enfermedad que se hab�a posado en mi vida,
antes, durante y despu�s de conocerle y volverme loco de amor por �l.


Cuando con las m�nimas palabras posibles termin� de
cont�rselo o� un grito.



�� Valennnn !! �� Dime que nos es verdad !!. �D�nde est�s?
Salgo ahora mismito para verte.


S� que me pondr� bien y me visitar�s - no le dec�a nada
de lo que sent�a por �l, porque no me escucharan.



Los momentos que pasamos juntos, fueron lo m�s sublimes,
maravillosos, encantadores, grandes y mejores que he tenido en mi vida y te los
debo a ti, mi amor -
sigui� Eduardo habl�ndome porque �l estaba solo al
hablar.



- Dentro de una hora exacta me conectar� por el hotmail al
msn, �� estate !!.
- le dije casi gritando para que entendiese que no pod�a
explayarme.


No solo comprendi� �l, por qu� quer�a dirigirme mediante el
ordenador, tambi�n mi padre se dio cuenta, porque le vi sonre�a.


En el Pc, aunque comunicarse mediante el teclado es m�s
lento, pudimos decirnos todo lo que dese�bamos. Le calm�, le ment� algo sobre la
gravedad, le promet� que mis padres lo traer�an a verme, que vivir�amos siempre
am�ndonos y �l llor� por m�, me dijo de una y mil maneras lo que me amaba, lo
que me deseaba y lo que me extra�aba.


Todo el d�a siguiente, anterior a la criolizaci�n de la
m�dula lo pas� pensando en lo que �bamos a hacer juntos en nuestra futura y
compartida vida. Esa esperanza y el amor hacia mi familia fue lo que me mantuvo
entero.


La parte del relato en la deber�a describir la operaci�n de
criolizaci�n de la m�dula, los horrendos d�as que pas� creyendo morir,
devolviendo, mareado, sin fuerzas, agotado por la quimiorradioterapia, el miedo
a que me contagiase de alg�n virus pat�geno, la principal preocupaci�n porque
estaba sin defensas, por lo que tuve que permanecer en una atm�sfera casi
totalmente limpia, voy a sustraerlo a mis lectores, porque a nadie le gusta
conocer males y sufrimientos, sino alegr�as y glorias.




- - - o o o - - -





Indudablemente este tercer
recuerdo, que mantengo v�vido, se relaciona con Eduardo.





-o-o-o-o-o-o-






Despu�s de limpiar mi
organismo mediante radiaciones mort�feras y con venenos que me inocularon, que a
la vez que hac�an morir los elementos nocivos, mataban mis defensas y de
permanecer, por ello, respirando pr�cticamente dentro de una burbuja de
atm�sfera limpia, comenzaron a autorizar a mi m�dula, que volvieron a reponer en
mi cuerpo, a producir plaquetas limpias, para fortalecer mi sangre.


Cuando los doctores que me atend�an consideraron hab�a pasado
la parte peor del tratamiento, dijeron a mis padres que pod�a prepararme para
volver a Espa�a, donde continuar�a la recuperaci�n. El pelo hab�a empezado a
despuntar sus fin�simos hilos por mi oronda y pelada cabeza y por todas las
partes, en la que la naturaleza ha dispuesto los tuviera.


No soy en absoluto peludo, pero verme los genitales
totalmente despelados, se me hac�a m�s raro que contemplar la cabeza totalmente
pelona.


Hab�a hablado, durante esos d�as, varias veces con Eduardo, a
quien ten�a informado de los avances de mi curaci�n. Le hab�a escrito tambi�n
alguna carta, no muy larga, porque iniciaba la escritura con muchos �nimos, pero
me cansaba enseguida. Mis padres ten�an ya concedida la autorizaci�n de su
familia para que, en cuanto fuese autorizado a recibir visitas, acercarse a
recogerlo.


Mi padre me anunci� un martes, lo recuerdo muy bien, que
aquel viernes viajar�a hasta la casa de mi amor y que pasar�a con nosotros el
s�bado y el domingo, despu�s los cuatro, mis padres eran los que estaban junto a
mi, mis abuelos hab�an regresado hacia unos d�as, Eduardo y yo, tomar�amos un
avi�n en Houston hasta la capital de M�xico, en cuyo aeropuerto, recoger�an a
Eduardo.


Nosotros saldr�amos a las diez de la noche, en un avi�n de
Iberia, rumbo a Espa�a, exactamente a Barcelona donde continuar�a mi
recuperaci�n, en una sala especial, que dirig�an desde el oncol�gico americano,
en el hospital de San Pablo,


No me dio tiempo a ponerme nervioso, la doble informaci�n de
la visita de mi amor y la marcha de aquel centro, donde me hab�an quitado mi
mal, eran dos noticias de tal calibre, que, sin interrupci�n, se alternaban en
mi pensamiento.


Cuando llegu� a M�xico y pude conocer a Eduardo, hac�a de
esto para m� una eternidad, hab�a so�ado multitud de veces con su cuerpo y de
�l, con su virilidad y agujero. Tocar su pene, acariciarlo, lamerlo, apretarlo,
succionarlo y frotarlo eran goces que me pon�an loco. Pasar mis dedos por
alrededor de su agujero, notar que se abr�a y cerraba en un impulso reflejo,
goloso deseando introdujese por �l mi verga endurecida, era el sumum del goce
terrenal. Si lo aderezaba adem�s de roces corporales, caricias, besos y abrazos,
dejaba de ser terrenal para elevarse a celestial.


Sin embargo ahora le esperaba de otra manera, mi mayor deseo
era verle, simplemente contemplarle, gozar de su mirada, su sonrisa, su figura,
su olor, su presencia . . . Me preguntaba preocupado.



�Esta transformaci�n habr� sido por la enfermedad? �Ha
desaparecido mi libido?



Qued� bastante tranquilo cuando el jueves le� una carta, que
con car�cter urgente, me hab�a enviado despu�s de saber, comunicado por mi
padre, que iba a estar a mi lado dos d�as.


Dec�a as�



Querido y amado Valen:



Casi no puedo sostener el bol�grafo de lo emocionado que
estoy. Cuando tu padre me ha llamado, para comunicarme que te autorizan a
marchar a Espa�a, casi me desmayo porque aunque me estaba diciendo que pasaba
antes a recogerme, mi cerebro no entend�a esta parte de la noticia y solo
reten�a que te marchabas lejos de m�.


Despu�s cuando he comprendido que te voy a ver de nuevo, mi
gozo ha sido tal, que he tenido que dejar descansar mi loco coraz�n un rato
antes de tomar un papel.


Valen, mi amor, el que mis ojos puedan posarse en ti, mis
manos acariciarte y mi boca besarte, es el mayor placer y gozo que pueda desear.


Llegar� el momento que tu cuerpo, sano de nuevo, se una
sexualmente al m�o y gocemos como lo hicimos en mi casa, mientras, con estar a
tu lado, respirar el mismo aire, compartir el mismo espacio, y misma luz, es
suficiente para que sea enormemente feliz.


Cuando est� a tu lado te dir� te amo, solo con mi sonrisa, te
quiero con mi mirada, te deseo con el tacto de mi mano sobre la tuya y t�mame
cuando quieras, mediante el aliento de mi boca.


Soy tuyo, lo ser� siempre y te pertenecer� por los siglos de
los siglos.


Hasta el s�bado, mi vida



Eduardo





Siento defraudar a los lectores que han llegado hasta aqu� y
buscan en los relatos escenas porno gay que les enciendan. En el reencuentro
entre Eduardo y yo solo encontrar�n a dos sosos enamorados, que lo �nico que
supieron hacer, despu�s de secarse las l�grimas que brotaron de nuestros ojos,
en cuanto nos miramos y abrazamos, fue sonre�r como idiotas, acariciarse las
manos y apretarlas de vez en cuando y decirse por lo bajines, sin que nadie nos
oyera, te quiero, te amo, eres mi vida, me morir� sin ti y otras tonter�as mil
veces dichas y redichas entre todos los enamorados del mundo.


�ramos dos chocholos (en mi tierra tontitos simp�ticos) locos
de amor, que pens�bamos ser los �nicos en el mundo que pod�a disfrutar de lo
maravilloso que nosotros sent�amos.


Me pareci�, que entre mi padre y mi madre, hab�an hablado del
asunto y creyendo que si nos lanz�bamos pod�a salir perjudicada mi recuperaci�n,
sobre todo el s�bado, cuando Eduardo lleg�, estuvieron vigilantes.


Lo comentamos y nos re�amos como tontos. En ning�n instante,
durante la visita, pasamos de hacernos caricias suaves o lanzarnos miradas
amorosas, para nosotros era suficiente para estar en el nirvana, el sentirnos
cercanos, vernos y olernos.


Nunca como en aquellos momentos, que sent�a que nac�a de
nuevo y volv�a al mundo, he querido tanto a Eduardo y despu�s del tiempo pasado,
ya curado vivo ahora con �l en Espa�a donde estudiamos juntos, cuando recordamos
aquellos sucesos, los dos d�as que pasamos juntos en el hospital oncol�gico de
Houston, ha quedado como un hito en nuestra feliz vida.


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