Relato: El verano caliente de los piqueteros





Relato: El verano caliente de los piqueteros


El verano caliente de los piqueteros.




No parec�a que estuviera pidiendo disculpas. No. M�s bien se
parec�a a un pedido de clemencia. Estaba sentado en una silla y las personas que
me rodeaban y que llenaban la habitaci�n, me miraban atentamente vestidos con
sus ropas rotas, sus gorras y sus barbas crecidas.


-Sinceramente, creo que ninguno de los dos pensamos las
consecuencias de los actos que llevamos a cabo -gir� la cabeza hacia un costado,
como buscando una ayuda que no hab�a, que ya no estaba-. Creo que de haberlo
hecho nos habr�amos arrepentido enseguida y no habr�amos seguido adelante.


Una calurosa tarde de principios de diciembre, �l vino a
buscarme y me ofreci� divertirme, utilizando a personas para ello. En ese
momento no lo pens� dos veces y salimos a la calle...


...caminaron por una larga calle de asfalto, que a esa hora y
con la temperatura que hab�a, estaba tremendamente caliente. Uno de ellos, que
ten�a el pelo recogido en una colita y una barba de varios d�as, se sent� sobre
el pasto del terrapl�n que estaba al costado del puente y mir� al que estaba con
�l. El numeroso trafico que pasaba por la ruta hac�a casi imposible tener una
conversaci�n, pero aun as� se las arreglo para decirle todo lo que ven�a
pensando desde hac�a tiempo. Despu�s de escucharlo, el otro asinti� con un
cabeceo, aceptando la propuesta que le hab�an hecho.


Una hora despu�s se bajaron de un taxi y entraron a una casa.
Recorrieron un largo pasillo y se metieron en una habitaci�n que estaba dividida
en dos por medio de s�banas sostenidas por una cuerda atada a cada extremo de
las paredes de la habitaci�n.


-Tenemos que hacer algo con vos -dijo el del pelo largo.


-�Qu� quer�s hacer conmigo?.


-Tenemos que cambiarte la imagen. Ni loco pod�s aparecer as�
-los dos estaban sentados en el borde de la cama de una plaza, y el chico de
pelo largo segu�a mirando al otro con atenci�n-. Lo que vamos a hacer es lo
siguiente: vamos a aguantar un par de d�as ac� encerrados. Es importante que no
te ba��s, y que teng�s el pelo medio sucio. Despu�s veo que hacemos con tu ropa.


De la precaria heladera sacaron algo para comer y luego el
del pelo largo baj� un colch�n que estaba arriba del ropero y se acost�.


-Tenemos que hacer algo con tu nombre. A m� me dicen "boti".
�Qu� te parece "rolo"?.


-Por m� est� bien.


El desde antes conocido como boti, com�a una porci�n de pizza
apoyado sobre el codo izquierdo. Se hab�a sacado la remera y de vez en cuando
sonre�a.


El ahora llamado rolo hab�a vuelto a sentarse en la cama y
com�a un s�ndwich de milanesa...


"... se preguntar�n c�mo pod�a hacer yo todo eso, c�mo pod�a
pasar varios d�as fuera de mi casa, qu� dec�an mis padres, de qu� viv�amos.


Primero de todo, los dos ten�amos mucha guita. Pero mucha. En
realidad la ten�an nuestros padres, pero eso para nuestros fines daba lo mismo.
La mensualidad que nos daban era bastante generosa.


Como nuestros padres se hab�an ido de vacaciones a Europa,
los dos est�bamos viviendo juntos, as� que las restricciones no contaban ya.


�ramos dos j�venes de clase media alta dispuestos a
divertirnos y ten�amos un plan para hacerlo.


Seg�n me hab�a dicho boti, �l militaba en la corriente
clasista y combativa. Estaba en la facultad y se las daba de comprometido, pero
en realidad era un gran mentiroso. Lo que me propon�a hacer a m�, al parecer ya
lo hab�a hecho antes, y con bastante �xito. Seg�n palabras de �l.


Bueno, despu�s de aguantar un par de d�as en esa pieza que
boti alquilaba, nos mandamos a la primera marcha..."


...No se ubicaron al frente. Ah� iban los que llevaban los
palos y se la aguantaban. En un principio Rolo hab�a sentido miedo, pero se
hab�a tranquilizado enseguida, al notar que todos conoc�an a Boti.


La marcha comenz� a la ma�ana, y cerca del mediod�a ya hab�an
cortado el puente. Unos chicos repartieron unos bols cuadrados de pl�stico, que
luego usaron para poder comer el guiso que hab�an preparado en la olla popular.


Boti apareci� con dos mujeres, las cuales le present� y que
se quedaron a comer con ellos.


Las dos andaban entre los treinta y los cuarenta a�os.
Morochas, de piel morena y cuerpos generosos enfundados en calzas y pantal�n de
jean. Una de ellas ten�a un chaleco de pl�stico con el logo de su organizaci�n.
La otra una remera en la cual pod�an verse grandes manchas de transpiraci�n que
se extend�an a lo largo de sus axilas.


Las dos usaban gorras.


Hacia calor, y sobre el puente estaban al rayo del sol.
Durante horas se cantaron consignas en contra del gobierno y se agitaron las
banderas en las cuales primaba la cara del che Guevara.


Cerca del atardecer, y mientras tomaban mate, boti se arrim�
a la piquetera que ten�a el chaleco de pl�stico, estableciendo arbitrariamente
cual de las dos mujeres era la que le gustaba. Hecho este gesto, Rolo se tuvo
que conformar con la que quedaba.


Por la noche se hab�an formado peque�os campamentos, y varios
chicos se arrimaron al que hab�an creado boti, Rolo y las dos piqueteras. Los
chicos en cuesti�n resultaron ser hijos de ambas, y eran los que cargaban todo
lo que sus madres no pod�an o no quer�an llevar.


Despu�s de la cena, (el mismo guiso recalentado del mediod�a)
los chicos se fueron a recorrer los fogones que se hab�an formado y Boti y Rolo
tambi�n fueron a dar una vuelta.


-No me afloj�s ahora -dijo Boti-. Lo que viene ahora es lo
mejor.


-�Y si no puedo?.


-�C�mo no vas a poder?. Vos cerr� los ojos y dale para
adelante. No me fall�s loco, porque te juro que te cago a trompadas.


Cuando regresaron, Rolo pudo ver que a una distancia de diez
metros las mujeres hab�an improvisado unas primarias carpas hechas con frazadas
y atadas a los costados del puente. Otros se las hab�an arreglado para armar
peque�as carpas. Pero eran los menos. La mayor�a de los piqueteros dorm�an en el
suelo.


La mujer lo esperaba en la entrada de la improvisada carpa
con una linterna en la mano. A la luz de la luna, Rolo la vio hermosa.


Sin decir nada, los dos entraron en la carpa y con la escasa
luz de la linterna, que la mujer hab�a dejado en un costado, se desnudaron.


El asfalto del puente estaba cubierto por una frazada, pero
aun as� el calor sub�a. Usaron parte de la ropa como una improvisada almohada y
la mujer apoy� ah� la nuca y trat� de acomodarse lo mejor posible. Lentamente
Rolo se fue dejando caer sobre el cuerpo generoso de la mujer, y cuando estuvo
sobre ella en un impulso que naci� de su terrible excitaci�n y tambi�n de su
propia inexperiencia, le pas� la lengua por una de las axilas.


Cerr� los ojos en la casi total oscuridad y sinti� en su
lengua el sabor salado de la transpiraci�n de la mujer, acumulada a lo largo del
d�a.


Sus tetas tambi�n ten�an ese sabor, aunque no tan intenso.
Ella buscaba la forma de masturbarlo, y cuando comenz� a hacerlo, �l clav� su
lengua en la boca de la mujer y se llen� los pulmones de un aroma que era mezcla
de guiso, mate y cigarrillos.


En la oscuridad, tom� su pija con la mano y busc� la concha
de la mujer. Tard� un par de minutos en encontrar el agujero, pero cuando lo
hizo, no fall� en la penetraci�n.


Aplast� su pecho contra las tetas de la mujer y sinti� el
calor y el olor que emanaban de ella. Era un olor �spero, parecido a un
sahumerio. Pero enseguida se olvid� del olor y comenz� a disfrutar de la
penetraci�n que le estaba haciendo a la mujer.


Ella, la boca casi pegada al o�do de �l, lo alentaba para que
la siguiera cogiendo, le apoyaba las palmas de las manos sobre su espalda y
empujaba, como queri�ndolo introducir aun m�s adentro de ella.


Por varios minutos se quedaron fundidos uno sobre el otro,
despu�s de alcanzar el orgasmo. Hab�a sentido como ella se sacud�a y gritaba
mientras las manos en su espalda aumentaban la presi�n.


La presi�n hab�a aumentado, y luego el hab�a acabado con
grandes chorros, dentro de ella.


Retomaron las caricias ri�ndose. Ella le acariciaba las
nalgas y le dec�a lo mucho que le gustaban. Le agradaba el tama�o que ten�an.


-Son tan chiquitas -dec�a ella en la oscuridad.


M�s seguro ahora, Rolo la penetr� a fondo, sac�ndole un
suspiro de placer a la mujer. Las tetas de ella bailaban, las sent�a golpear
contra �l, y sent�a que el orgasmo se acercaba. La mujer lo calentaba. Lo
calentaba terriblemente.


M�s tarde, y luego de un par de palabras cruzadas en el o�do
y un par de risas, la mujer accedi� al pedido de Rolo y entreg� su cuerpo al
tacto de �ste.


Busc� en lo oscuro y sinti� las nalgas de la mujer, que
esperaban pacientes sus acometidas.


Arrim� su cara a la profunda grieta que las separaba, que las
divid�a, y aspir� la fragancia que se desprend�a de ese pozo m�gico. Recorri�
las nalgas de la mujer con la lengua sintiendo como su pija se endurec�a. Un
congreso de mariposas se agitaba en su est�mago cuando hundi� su lengua en el
ano de la mujer.


Sabore� el gusto de su ano, sintiendo como ese sabor lo
excitaba. Eran dos cuerpos desnudos en lo oscuro. Aqu� no hab�a tiempo para
formalidades y la pasi�n que ambos emanaban lo demostraba.


Era la hora de la ofrenda a los dioses. El momento del
sacrificio final. Y �l lo llev� a cabo hundiendo su pija en el ano, lubricado
con saliva, de la mujer.


Se movi� dentro de ella con un instinto primario. Como si
fueran dos animales y ella fuera la hembra de la especie.


Fue brutal y por momentos casi despiadado.


Pero ella lo acept� todo, yendo con sus nalgas al encuentro
de sus acometidas salvajes.


No era un territorio inexplorado. Pero si era un remanso. Un
peque�o oasis. Una gruta echa para el placer casi exclusivo de los hombres.


Despu�s de sacudirse espasm�dicamente sobre la espalda de la
mujer y regar sus entra�as con su semen, sali� de adentro de ella y se tumb� a
su lado.


Hubiera querido poder ver las estrellas en el cielo...


"...en fin, se preguntar�n c�mo el Boti hab�a conseguido tan
f�cil a las mujeres. Tengo que decirles que siempre ha sido as�. Desde que
�ramos chicos siempre tuvo suerte con las mujeres, incluso con las mujeres
grandes.


Esa combinaci�n de aventurero de clase alta, rubio de ojos
verdes y de buen cuerpo, fue una mezcla mortal para las mujeres. Literalmente
ca�an rendidas a sus pies..."


...la chica que estaba a su lado, que ten�a diecinueve a�os,
y que le hab�a presentado Boti, se hab�a vuelto distante otra vez. Por momentos
se volv�a locuaz y un rato despu�s se colgaba. La que estaba con �l ten�a veinte
y beb�a champ�n de la copa que boti le llenaba constantemente.


Cuando pudieron zafar brevemente de ellas Rolo le reproch�
agriamente la elecci�n de las mujeres.


-�Por qu� me trajiste una tan grande?. Hubiera preferido una
pendeja.


-�Para qu�?. �Y si despu�s no te la pod�as coger?.


-No me gusta.


-Para m� que la m�a tiene el culo roto. Seguro que la tuya
tambi�n -lentamente comenzaron a acercarse a las mujeres-. Mir�, yo les voy a
dar coca�na para que se den en el ba�o. Cuando salgan te la llev�s a alg�n lado
y le das.


-�Pero ad�nde, Boti?.


-En cualquier lado. De parado, contra una planta en el patio,
no s�, en donde puedas.


Llegaron junto a las mujeres y Boti dijo algo en el o�do de
su chica. Disimuladamente le pas� algo que puso en su cartera y luego ellas se
alejaron hacia el ba�o.


El Boti se ubico a la salida.


Cuando las mujeres salieron, Boti tom� a la suya de un brazo
y caminaron hacia el vip.


La otra se acerc� con desgano hacia Rolo. Cuando iban por la
mitad de la escalera, Boti le hizo un gesto con la mano uniendo el pulgar y el
�ndice en un perfecto c�rculo.


-�Qu� quer�a? -pregunt� ella. Hab�a comprado un whisky para
ella y un vodka para �l. Hab�a tenido que darle la plata, pues ella no ten�a.


-Me hizo un gestito de idea.


-�C�mo Bal�?.


-Si. Como Bal� -dijo �l. En realidad, Boti le hab�a dado a
entender con ese gesto que iba a tener sexo anal con la mujer en el vip. El
gesto significaba que le iba a hacer el redondo.


Rolo apur� el vodka. Ella lo miraba mal. Con odio.


-Hija de puta. Te aguanto por el Boti, sino te mandaba a la
mierda.


-Sos un pendejo.


-And� a la puta que te pari�. Puta de mierda.


-No serv�s ni para comprar un vodka, pendejo puto.


Los dos bebieron en silencio. Al rato se calmaron. Trataban
de no mirarse a los ojos. Ninguno de los dos se animaba a romper el silencio.


-Todo bien -dijo ella-, �pero vamos a coger o no?.


-�D�nde vamos?.


-Al patio.


Se pusieron de pie y de la mano caminaron hacia la puerta que
conduc�a al patio. Cuando estuvieron ah�, junto a una planta, ella se subi� la
minifalda y dej� que la luna iluminara sus nalgas...


"...debido a que comenzamos a ir con frecuencia a las marchas
y a los cortes de ruta, supimos que algo grande iba a pasar. Hab�a rumores, y
tambi�n algo se notaba en el aire. Pero nunca pensamos en las consecuencias de
lo que se anunciaba, ni tampoco en los muertos.


Despu�s de la primera vez, hab�amos repetido con dos o tres
mujeres piqueteras m�s y est�bamos cada vez m�s entusiasmados.


Creo que todo podr�a haber seguido as� indefinidamente, salvo
por dos motivos, los hechos que ya todos sabemos y la repentina irrupci�n de
Sandra en m� vida..."


...no era un corte de ruta m�s. Ahora iban por m�s. Quer�an
la restituci�n de los planes trabajar que hab�an sido dados de baja. Esa era la
consigna por la cual peleaban.


En la tarde del segundo d�a Sandra se le hab�a acercado. En
ese momento �l no sab�a como se llamaba, pero le hab�a gustado. Le hab�a gustado
mucho.


Adem�s, con ella no hab�a necesitado la ayuda de Boti
(ocupado en tareas organizativas) para conocerla.


Prototipo de la negrita villera, Sandra no llegaba a los
treinta. Era morocha y su largo y espeso pelo negro se mov�a constantemente con
el viento, y cuando hac�a calor se le pegaba en las sienes.


De cuerpo generoso, sus poderosos pechos tensaban la remera,
y su culo ancho y enorme, apenas era contenido por un pantal�n de gimnasia de
marca ADIDAS trucho.


Se hab�a acercado con la excusa de pedirle un poco de az�car
para el mate y hab�an terminado hablando y tomando mate juntos.


Ten�a un car�cter m�s jovial que las dem�s mujeres con las
que hab�a salido en las marchas y en los piquetes, y notaba en ella una
particular determinaci�n por la lucha.


Cerca de las siete de la tarde, ambos vieron como Boti pasaba
de largo con dos mujeres junto a �l y se hac�a el que no lo ve�a. Lo vieron
sentarse en el suelo como a los cien metros y prepararse para acampar.


-�Te cagu� la noche? -pregunt� Sandra.


-No -dijo �l-. Est� bien.


-No te hag�s problemas -dijo ella mir�ndolo intensamente a
los ojos-. No te voy a dejar en banda...


...y entonces pas� la mejor noche de mi vida...


...hab�an comido el horrible guiso con una sonrisa, mientras
conversaban sobre lo que iban a hacer esa noche.


Armaron la improvisada carpa juntos. Lo hicieron uniendo las
frazadas con las que contaban cada uno, juntando sus escasas pertenencias, como
si se tratara de un simb�lico cimiento de la casa.


Una vez dentro, la alumbr� con una linterna mientras ella se
desnudaba, sintiendo que la excitaci�n lo dominaba por completo. Mir� con
verdadero deleite su cuerpo generoso y moreno que ella estaba descubriendo para
entreg�rselo.


Cuando ella termin�, �l le pas� la linterna e invirtieron el
juego.


Entrechocaron sus cuerpos dispuestos a iniciar la guerra del
amor, en la que ambos resultar�an victoriosos. Se recorrieron profundamente con
las lenguas y descubrieron sus geograf�as, acarici�ndose con las manos.


Los dos ya de costado, ella aprovech� para masturbarlo,
mientras el le chupaba las tetas.


Recorri� un momento su ombligo con la lengua, y luego sigui�
hacia la pr�xima parada.


Chup� su concha con avidez, casi con verdadera desesperaci�n,
escuchando como ella gritaba de placer. Estimul� su cl�toris con la lengua y los
dedos. Finalmente la hizo acabar estimul�ndola con la lengua y meti�ndole tres
dedos en la concha al mismo tiempo.


Los dos estaban muy calientes cuando la penetr�. Ella lo
aprision�, envolvi�ndolo con sus piernas, mientras le acariciaba el pelo. �l
suspir� cuando estuvo adentro de ella. Sent�a que hab�a encontrado algo que
hac�a mucho tiempo estaba buscando y se estremeci� notando el calor con el que
el sexo de ella agasajaba a su miembro.


Ya relajados, se dijeron palabras intensas en la oscuridad, y
se miraron sin poder verse. Lo sucedido era solamente una batalla m�s, aun
quedaban otras para terminar la guerra.


Por lo que recomenzaron.


En la total oscuridad de la improvisada carpa, recorri� sus
nalgas con verdadera codicia. Por esa noche eran suyas, pens� y sinti� que su
erecci�n llegaba a su punto m�ximo.


Se arroj� sobre su culo como un despose�do que de pronto
ten�a suerte. Era la loter�a del amor, y el ten�a el n�mero que correspond�a al
premio mayor: el ano.


Abri� las nalgas de la mujer con impaciencia, y sin perdida
de tiempo, enterr� la lengua en su ano. Recorri� el ansiado agujero inund�ndolo
de saliva mientras met�a su dedo �ndice en el oasis que comenzaba a dilatarse y
que ella contra�a a voluntad para exclusiva locura de Rolo.


Cuando retir� el dedo del ano de la mujer, se lo introdujo en
la boca y luego de saborearlo y chuparlo se lo pas� reiteradamente por las
enc�as, como si estuviera completando la operaci�n final del proceso de
drogarse.


�sta era su droga. Era adicto al ano de las mujeres. Adicto a
tener sexo anal con mujeres, y por ese motivo se prepar� para recibir su dosis
final.


Se ubic� sobre la mujer y la penetr� guiando su pija con la
mano. Ella se removi� incomoda al recibir la penetraci�n, pero lentamente pudo
acostumbrarse a la situaci�n y grit� cuando �l la penetr� a fondo.


Se movi� dentro de ella con la total y absoluta desesperaci�n
que s�lo puede hacerlo un chico de quince a�os que est� teniendo sexo anal con
una mujer que es mayor que �l y cuyo culo es enorme.


Era la locura. El mayor de los manicomios. La permanente
felicidad del que est� loco y se regocija con ello.


La mayor de las fantas�as ...cumplida.


Sinti� que el cuerpo que estaba debajo suyo temblaba, se
sacud�a, y �l se movi� m�s r�pido, sabiendo que el �xtasis final se acercaba.


No hay que llegar, la meta es el camino, hab�a pensado
siempre.


Modificando por esta vez su pensamiento, lleg�. La meta era
acabar en el ano de Sandra, y como lo hizo.


Se vaci� completamente dentro de ella, sintiendo como el
particular dique explotaba por completo y lo hac�a estremecer de placer.


Por esa noche ese particular agujero que las mujeres ten�an
entre las nalgas y que tanto lo atra�an, era suyo. Estaba seguro que volver�a a
disfrutar de esa amada gruta otra vez.


A la ma�ana siguiente y durante los d�as que dur� el corte de
ruta, anduvieron de la mano, como si quisieran mostrar a todos su compromiso. A
partir de ahora eran compa�eros, y nada ni nadie pod�a cambiar eso.


En las noches que siguieron a la primera, y despu�s de hacer
el amor, ambos se tiraban en el asfalto de la ruta a ver las estrellas...


"...todo pas� r�pido. Durante las revueltas del diecinueve y
el veinte, estuvimos bastante activos marchando con los compa�eros, pero
desgraciadamente ca�mos al final de la segunda jornada.


Yo result� herido en una pierna, y luego de permanecer unos
d�as en un hospital, mis padres decidieron sacarme del pa�s.


De lo que me enter� estando ya en Uruguay me caus� mucha
tristeza, pero comprend� que nosotros, me refiero a el Boti y a m�, �ramos los
responsables de que las cosas hubieran llegado a ese extremo.


Primero me contaron que Boti hab�a muerto en la emboscada.
Despu�s mis padres me contaron que los que nos hab�an disparado eran nuestros
propios compa�eros, en venganza por como hab�amos procedido con las compa�eras
piqueteras.


Seg�n pude saber, un compa�ero que juntaba botellas en la
disco nos hab�a visto cuando est�bamos con las pendejas y hab�a contado todo.
Los muchachos se hab�an tomado su tiempo para actuar.


A los dos meses de estar en Uruguay, mis padres trajeron a
Sandra con ellos y ella me dijo que estaba embarazada. Desde ese momento no
hemos vuelto a separarnos.


Lo que en verdad vine...o mejor vinimos a pedirles es un
perd�n. Una tregua. Se que estuvimos mal y lo asumo y tambi�n les pido perd�n
por eso. Quiero que liberen a Sandra del compromiso de la militancia y la dejen,
al menos por un tiempo, probar, no una vida mejor, sino una vida distinta.


Me par� y luego de caminar unos pasos, tom� a Sandra de la
mano y aguardamos. El delegado de las tres agrupaciones que estaban ah� nos mir�
por un momento y sin hablar nos hizo un gesto con la cabeza para que nos
fu�ramos..."


...eran cerca de las tres de la tarde. Rolo miraba a su
madre, que en ese momento le hab�a levantado la remera a Sandra y le miraba la
panza.


-Quiero nietos -dijo la madre de Rolo-, muchos nietos. Pero
primero lo primero. �Hasta d�nde estudiaste?... �La primaria nada m�s?. Bueno
primero vas a terminar la secundaria a la noche y despu�s vamos a buscarte una
carrera terciaria que puedas hacer. Adem�s tenemos que cambiarte ese color de
pelo, y tambi�n cambiarte el vestuario.


La madre de Rolo dej� que Sandra se adelantara hacia la
salida, y cuando estuvieron solos, habl� r�pidamente con Rolo.


-No te preocupes. Vamos a hacer de esta negrita toda una
persona.


Dicho esto parti� al encuentro de Sandra. Rolo la mir� por la
ventana, y observ� como la abrazaba y le abr�a la puerta de la 4x4.


Falsa de mierda, pens�.


Las vio alejarse en la 4x4 y sinti� cierta nostalgia del
pasado inmediato. Hab�a introducido a Sandra en un mundo capitalista, y no sab�a
que podr�a resultar de ello.


Sali� al patio y se tendi� sobre el c�sped. El sol le daba de
lleno sobre los ojos, y dese� con toda su alma que fuera de noche.




Dieche.




POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO




Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: El verano caliente de los piqueteros
Leida: 263veces
Tiempo de lectura: 15minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























Relatos erotico mi hijo me abusa de miRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatolos mejores 50 relatos pornoposiciones pornosrelatos encontré ami hija pequeña teniendo sexo y me exiterelatos de insesto com mi.madre en calsonesla vendedora de caramelos iv relato pornoRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezperdi mi virginidad cn mi primo para leerfollando con nietaSoy madura me puse en cuatro para que me follara mi sobrinochupando anosadorables sobrinas relatos eroticosRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatos erotico mama e hijaRElato porno despedida de soltero relatos eroticos mujetes policias cojiendomi hijita de 9 añitos relatorelatos porno entregue a mis hijascuentos eroticos entre hermanos xxxIncesto con la abuela relatadosRelatos con fotos incestorelato de mujer recien casada teniendo sexo anal con el suegrome corro ensiima de mi novioRelatos eróticos gay mí papá me cojeRelatos porno lesbicos analestravestis relatos pornomecogi a mi sobrina virgen bien peludita en el bosquemi hijita de 9 añitos relatopapa meteme tu verga videos realesRelatos de hijastranegros follando con negrasel nene me dijo que se lo metiera despCITO pORN relato gayrelatos eroticos con mi abuela en el campoRelatos desvirgue a mi cuñadaRelatos gays el culito de miguelitorelatos eroticos amiguitas de mi sobrinarelatos eróticos mi hijastra dormida Relato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatos eroticos nalgotasrelatos porno mi papi me convirtió en su putita y me coge rico y durorelato de incesto todo queda entre familiarelato porno con foto incluidarelato me clavo xxx gayfollar con feasrelatos erticosrelatos xxx de cd juarezrelato porno madre e hijarelatos gay entre papà e hijoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoporno gordas lesvianasxxx incestuosasrelatos porno perdiendo la virginidadRelatos porno amor filial el despertar del placer con mi pequeña hija bdlol.ru/relato7693_Mi-abuela.htmlrelatos porno mama dormidacon mi alunna relato erotivoRelatos porno mi mama peludami primera vez con mi primo relatos gayIncesto con la abuela relatadoslos mejor relato lesbiana/relato40669_Mi-cornudo-y-yo.htmlrelatos cine gayorgias romanaorgía familiar en la piscina sobrina relatos eróticosrelatos de insestorelato de incesto mama viudami padrastro me manosea relatoviendo sexo gratisrelatos eroticos electricistabdlol.ru historia de mi familiarelatos cachondos padres e hijas que follan sin problemasxxx porno abuelas con el intestino afuerafollando a mis dos sobrinitas relato eroticoRelatos xxx con mi hijorelatosxxx de naufragos e indiecitasbdlol leche me coji a mi nuera escondida relatosrelato erotico jugando con mis vecinitas ala mama y papamis relatos porno xxxRelatos de putas xxxRelatos eróticos chantajeRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelato erotico mi hija adopta un perroRelatos porno gay de negrosRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelato erótico mi adorables sobrinasporno incesto hermanas/relato27431_Una-experiencia-muy-femenina.htmlRelatos porno con mi sobrina 2relatos porno tengo hijo de mi hijorelatos de cuñadosrelato porno cogiendo con mi perrorelatos nosotrasrelatos eroticos los amigos de mi hijodesvirgue a mi sobrinita de 6 relatosRelato erotico me enamore de mi tiofeas xxxlo que hice con mi hija , era mi unica opcion 2Relatos porno nena de 13 incesto