Creo que lo que voy a contar podr� servir de ayuda a algunas
parejas, especialmente a aquellas que hayan estado en situaciones similares a
las m�as. Gracias a esta experiencia me he convencido de que en el matrimonio no
deben existir barreras entre la manera en que se experimente el disfrute sexual,
siempre y cuando ambos c�nyuges est�n preparados f�sica y mentalmente para ello.
He aprendido que el adulterio existe s�lo cuando se materializa sin el
consentimiento de la esposa o del marido, pero si ambos est�n de acuerdo,
entonces no hay ning�n inconveniente en que llevemos a cabo nuestras fantas�as
sexuales con otra persona.
Esta acci�n no significa que uno haya dejado de querer al
c�nyuge, sencillamente lo que se est� haciendo es disfrutar de la vida. La
existencia es para gozarla a plenitud, mientras se pueda, no para vivirla llena
de limitaciones y prohibiciones sin sentido�.
Mi marido me complace sexualmente, y yo pensaba que lo ten�a
todo al alcance de la mano y que nadie ser�a capaz de proporcionarme m�s placer
que �l. Pero estaba totalmente equivocada. Cada experiencia resulta algo
sublime, maravilloso y excitante. Es como si una se encontrara de nuevo en la
adolescencia. Es fant�stico dejarse amar por otro hombre y m�s delicioso todav�a
saber que nuestro marido o compa�ero lo aprueba, ya que ello demuestra que es un
hombre de verdad y no un ni�ato atado a una cultura estancada y llena de tab�es
y de limitaciones.
Entiendo que cuando se hace el amor con un desconocido hay
que actuar con cuidado y secretamente, excepto en el caso de avisar al marido, o
viceversa, cuando la sinceridad se antepone a todo lo dem�s. Para m� es un
orgullo saber que Pedro consigue que otras mujeres, fuera de yo misma, disfruten
al m�ximo en la cama... Por ese motivo se que es un verdadero hombre�.
Tengo m�s de 30 a�os y mi marido m�s de 40. Llevamos 13 a�os
juntos y tenemos dos hijos. Cuando disfrutamos del sexo lo hacemos a lo grande.
Me excito mucho cuando me besa el cuello, me recorre el cuerpo con sus manos y
su inquieta lengua me lame los pezones y me chupa las tetas hasta que se ponen
dur�simas. Me vuelve loca de lujuria.
Recuerdo que cuando alg�n chico me acompa�aba, antes de
casarme, y est�bamos a solas en la playa o en el coche, me enardec�a que me
mamaran los pechos�.aunque nunca pas� de ah�, debido a mis principios religiosos
de entonces�. Mi marido me acaricia todo el cuerpo, me besa los gl�teos y los
aprieta. Luego lentamente, se acerca a mi co�o. Su lengua realiza maravillas: me
chupa el cl�toris, me mete la lengua en la vagina repetidas veces, me muerde
suavemente, me penetra varias veces y, en contorsiones, alcanzo as� mi primer
orgasmo.
Continuamos las caricias, cada vez m�s febriles. Entonces le
digo: "�Con quien gozas?". Y �l me responde que con una rubia que trabaja
con �l. A�ado que la disfrute completamente. "Es tuya, hazme lo que le haces
a ella en tu fantas�a", le susurro. Y me trabaja intensamente, hasta el
delirio. Luego �l me pregunta: "�Y t�, nena, con qui�n est�s ahora?". "Estoy
con un macho buen�simo que quiero que me folle porque estoy loca por �l"�.Le
contesto muy excitada. Pedro continua pregunt�ndome si mi amante fant�stico es
un verdadero hombre, y yo afirmo que s�, que es un macho sensacional y que me
satisface al cien por cien. Me dice que lo disfrute, que estoy acostada con �l,
y yo respondo apasionadamente que deseo que me posea, que soy suya� De este
modo, logro otro orgasmo tremendo, salvaje e inigualable�.
As� empez� todo. Pedro de vez en cuando me dec�a que quer�a
verme disfrutar sin fronteras con otro hombre, y yo le manifestaba lo mismo. Sin
embargo no me atrev�a a dar el primer paso, porque pensaba que lo dec�a para
excitarme y no deseaba sinceramente lo que estaba diciendo. Por otra parte mis
principios me lo imped�an. Luego pens� que esto era una estupidez. Hay mucha
gente que aparenta ser muy normal sin serlo en realidad. Algunas veces le suger�
a Pedro que me buscara un hombre, si �l lo deseaba, pero nunca lo hab�a hecho y
todo terminaba en fantas�as e intenciones que no se llevaban a cabo.
Pas� mucho tiempo y por fin tom� una determinaci�n. �Por qu�
no probar? Despu�s de todo, ambos est�bamos de acuerdo sobre el asunto y la vida
debe disfrutarse plenamente mientras se pueda.
Un d�a, mi marido me dijo que de verdad deseaba que yo
disfrutara sexualmente con la persona que quisiera. Solo me ped�a que no le
informara con quien y cuando iba a hacerlo. Afirm� que no existir�an celos y que
me amar�a todav�a m�s, ya que esto demostrar�a que era una mujer de cuerpo
entero. Tras esta conversaci�n ya estaba decidida, aunque un poco insegura de si
iba a gustarle a otro hombre, lo cual era una preocupaci�n tonta puesto que a
los hombres suelen gustarle las mayor�a de las mujeres.
Fuimos a un club nocturno. Pedro y yo est�bamos sentados en
una mesa apartada, bebiendo unas copas. Como no sol�a tomar alcohol me sentina
medio mareada y bastante excitada por las caricias que Pedro me prodigaba en los
muslos. Yo tambi�n le acariciaba el pene con las manos y le causaba una
considerable erecci�n. Hab�a olvidado la cartera en el coche y se levant� para
ir al parking a buscarla. Me qued� sola.
Cuando me dispon�a a ir al servicio lleg� hasta mi mesa un
hombre de alrededor de 30 a�os, de mediana estatura y cuerpo bien proporcionado.
Llevaba una barba bastante espesa y advert� que su pecho estaba cubierto de poco
vello rizado. El detalle me excit�, ya que ese tipo de hombres siempre me hab�a
gustado. Empezamos a hablar de asuntos triviales y quiso sentarse, pero le
indiqu� que mi marido regresar�a y posiblemente me le agradar�a verle conmigo.
Asegur� que �l se encargar�a de la situaci�n y sin prestar atenci�n a m� aviso
se sent� junto a m�.
En aquel instante lleg� Pedro y me pregunt� sobre la
presencia del desconocido. El hombre �que se llamaba H�ctor- no me dej�
explicarle nada a mi marido y simplemente le dijo: "M�nica es una amiga que
conoc� en la universidad. Casualmente la he visto y me he acercado para
saludarla. Me llamo H�ctor y estoy encantado de tener la oportunidad de
conocerle". Pedro ya estaba calmado y nos pusimos a hablar de asuntos
intrascendentes. Mi marido pidi� una nueva ronda. H�ctor me dirig�a algunas
miradas sugerentes que me inquietaron y excitaron al mismo tiempo. Me invit� a
bailar y lo rechac�.
Pedro me anim� a que bailara con el reci�n llegado. Hac�a
mucho tiempo que yo no bailaba, y menos con un hombre que no fuera mi marido. Un
cosquilleo me recorri� el cuerpo cuando H�ctor me abraz� en la penumbra de la
pista y empezamos movernos al comp�s de la m�sica.
Me olvid� del mundo que me rodeaba y me dej� envolver por la
emoci�n de la experiencia. Mientras nos mov�amos, H�ctor me susurraba palabras
al o�do, primero triviales pero luego atrevidas y er�ticas. Su mano acariciaba
mi espalda. Pens� contarlo a Pedro pero inmediatamente desist�. No hab�a raz�n
para delatarlo a mi marido. Despu�s de todo disfrutaba a su manera, pues yo
tambi�n iba a hacerlo. Me entregu� en sus brazos.
Me sent�a dichosa en su compa��a. Coloqu� los brazos
alrededor del cuello y le comuniqu� con voz temblorosa que tambi�n me atra�a. Le
confes� que me gustar�a ser suya, aunque solo fuera por una noche. Me apret� m�s
contra su pecho y not� su enorme polla palpitando entre mis muslos. Mi mete se
nubl� de lascivia. Deseaba que me poseyera all� mismo, pero era imposible. Me
bes� apasionadamente en la boca y le respond� con el mismo ardor sexual.
Me pidi� verme a solas y le dije que tratar�a de hacerlo a la
mayor brevedad posible. Volvimos a la mesa. M�s tarde se despidi�. Yo actuaba
como si nada hubiera ocurrido, pero mi excitaci�n era tanta que Pedro se dio
cuenta del incidente. Me pregunt� que me ocurr�a y decid� contarle lo sucedido
con detalle.
Regresamos a casa. Mientras hac�amos el amor, Pedro me dijo
que si me gustaba H�ctor pod�a salir con �l tranquilamente. "Yo no te lo
proh�bo. Has sido sincera y no hay m�s que hablar. Disfruta con �l�"
El s�bado por la tarde me reun� con H�ctor en su casa. Luego
de tomar unas copas comenz� a acariciarme y besarme fogosamente. Mis pechos
estaban hinchados de frenes� y temblaban al contacto de sus caricias. En cuanto
me quit� el sujetador las tetas se desbordaron. Lentamente, me las sob� con las
manos, luego me acost� de espaldas en la cama y empez� a chuparme los pezones
con aut�ntico delirio.
Loca de lujuria, baj� la cremallera de sus pantalones y le
agarr� la picha, apret�ndola con ansia. La polla de mi marido era grande pero la
de H�ctor le superaba considerablemente. Mientras tanto H�ctor me hab�a
desnudado por completo y en aquel instante dejaba de magrearme los pechos para
concentrarse en mi co�o. Me lo estaba comiendo como nadie lo hab�a hecho jam�s.
Su barba me cosquilleaba entre los muslos, lo cual me produc�a un placer
sensacional.
Estaba fuera de m�, como si aquel hombre casi desconocido
fuese el mayor experto del mundo en producir orgasmos. Aunque dud� al principio
en chuparle la polla, finalmente me olvid� de cualquier prejuicio. Agarr� la
tranca entre mis labios, pas� la lengua por toda su extensi�n, mord� suavemente
y, a continuaci�n, la met� en la boca y la succion� con deseos incontenibles.
Lo que antes me produc�a cierta repugnancia, ahora me parec�a
riqu�simo y delicioso. No me importaba tragarme la leche pegajosa que eyaculara,
porque estaba trastornada de pasi�n. Me encontraba all� con un verdadero macho y
me olvid� de mi marido para entregarme a H�ctor. Estaba al borde del orgasmo. Mi
nuevo amante me mont� y con parsimonia y destreza e fue penetrando. Ten�a una
verga tan grande que pens� que no podr�a resistirlo cuando me llenara todo el
co�o, pero al fin me sent� perfectamente y �l comenz� a moverse r�tmicamente,
mientras yo le acariciaba y mord�a su pecho.
Me corr� varias veces antes de que H�ctor alcanzara el
orgasmo y qued� satisfecha como nunca antes lo hab�a estado- H�ctor era el
primer hombre que me follaba despu�s de mi marido y aseguro que disfrut� como
una loca.