Sandra era una amiga de Claudia que me hab�a presentado al
principio de nuestras relaciones. Era una chica pelirroja, de ojos marrones, y
de curvas muy pronunciadas. Un poco m�s alta que Claudia, su figura era un tanto
estilizada pero sus caderas y su pecho atra�an la vista de cualquier hombre.
Solo la hab�a visto en contadas ocasiones y de forma casual,
pero esta noche Claudia la hab�a invitado a cenar.
Cuando fui a abrir la puerta me llev� una grata sorpresa,
siempre que la hab�a visto daba la impresi�n de una chica modosita, pero hoy no,
hoy estaba deslumbrante.
Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo no muy larga
y su cara llena de pecas se mostraba hermosa, sus ojos, grandes, compet�an con
sus labios para ver quien era el protagonista. Lleg� vestida con un su�ter que
mostraba su largo cuello, adornado por una cadenita de plata y una minifalda
corta, de cuero negro, que hac�a conjunto con unas botas altas y negras que
sub�an por encima de sus rodillas. Sus muslos se mostraban generosamente,
cubiertos por unas medias de rejilla.
�Estaba despampanante!
Mi mirada debi� delatarme porque me dijo:
-Buenas noches... Solo soy yo, no soy ninguna aparici�n.
-Ya me doy cuenta � contest� � pero me has sorprendido.
�Est�s preciosa!
Me dio el beso de rigor en la mejilla.
-Vamos pasa... pasa. No te quedes en la puerta. �Me das el
abrigo?
El abrigo era largo y tambi�n de cuero negro. As� vestida
ten�a un aire muy dominante.
-Claudia, Claudia... Ha llegado Sara.
Mi mujer sali� de la cocina para darle la bienvenida. Aun no
estaba vestida de gala, solo llevaba una batita.
-�Qu� tal Sandra? �Todav�a no te ha invitado a sentarte mi
Javier? Se ve que le has impresionado.
-Eso parece, pero no esperaba causar esta sensaci�n.
-Pues hija... Hoy impresionas. Bueno sentaos un moment�n
mientras termino de preparar la cena y me visto.
-�Te apetece tomar algo mientras esperamos? �Una cervecita?
-Mira no estar�a mal.
Sandra se sent� en una butaca del tresillo sin cruzar las
piernas y apoyando los brazos recostada en el respaldo. Cuando le llev� la
cerveza y me sent� frente a ella mis ojos fueron directos al rinc�n oscuro que
hab�a entre sus piernas y derram� un poco fuera del vaso.
-Me parece Javier que hoy estas muy impresionable. Me dijo
mir�ndome a los ojos de forma un tanto descarada.
-Lo siento... no pretend�a... ahora mismo voy a por un trapo
y lo limpio.
Al regresar con el trapo ten�a las piernas cruzadas ense�ando
sus preciosos muslos. No s� si estaba m�s apetecible antes o ahora con su nueva
postura. Limpi� la mesa mirando de reojo aquellas piernas con las medias de
rejilla y supongo que diciendo alguna de las tonter�as propias del momento.
Al fin entr� mi mujer. Ahora si que estaba vestida para la
ocasi�n. Su atuendo era muy parecido al de Sandra: botas altas, minifalda de
cuero, una fina blusa color beig, que delataba que no llevaba sujetador, y
medias finas. Tra�a una copa con un cocktail de gambas en cada mano y sus tetas
se mov�an al comp�s de sus andares.
Yo no sal�a de mi asombro.
-Vamos a la mesa �Os parece? Javier, trae el cava, est� en la
cubitera, y el otro cocktail de gambas.
Por fin est�bamos sentados en la mesa, mi mujer frente a mi y
Sandra a mi lado.
-Las gambas est�n deliciosas Claudia �Las has preparado tu?
-Claro, Javier es muy malo para la cocina.
-Est�is muy guapas las dos. Intervine.
Sandra se volvi� hacia mi.
-Tambi�n lo ha preparado tu mujer. �No sabes que a veces
puede ser muy pillina? Me dijo que hoy quer�a regalarte una cena especial.
-Ya me estoy dando cuenta.
-�Y no te gusta cari�o?
-Much�simo. Estoy realmente sorprendido.
Mis ojos pasaban de la cola de caballo de Sandra a la melena
de Claudia.
-Voy a por la carne � dijo Claudia � Pon un poco mas de cava
para los tres, hay dos botellas m�s en el refrigerador.
Cuando dijo "voy a por la carne" pareci� que algo estallaba
en los ojos de Sandra.
-�Sabes que Claudia y yo �ramos compa�eras inseparables y que
nos lo cont�bamos todo?
-�Todo?
-Absolutamente.
Claudia ya estaba all� con el asado.
-�De que habl�is? �Te estabas aprovechando de Sandra en mi
ausencia?
-No... No. Sandra me contaba que erais intimas.
-Brindemos y a comer. No quiero que sobre nada. Dijo Claudia.
-Es cierto. Nos lo cont�bamos todo. Incluso a veces
compart�amos...
Fui a por la segunda botella de cava. Cuando regres� estaban
ri�ndose.
-Me he quedado en el "compart�amos" �Me contar�is lo que
sigue?
-�Lo haremos? Dijo Sandra.
-Por supuesto. Sabes que uno de los motivos de esta cena es
cont�rselo.
Aquella conversaci�n parec�a abrirles el apetito y darles
sed. Las dos daban buena cuenta del asado y del cava. Yo en cambio estaba m�s
atento a lo que dec�an que a la comida.
-Como anfitriona me corresponde empezar a m� supongo. Espero
que me ayudes Sandra, ya sabes que algunas cosas pueden resultar embarazosas.
Vuelve a llenar las copas cielo, por favor, y escucha:
-Sandra y yo nos conocemos desde que �bamos al instituto. Las
dos �ramos inseparables y temibles en lo referente a los ligues. Digamos que nos
compenetr�bamos. No ten�amos secretos la una con la otra. Yo era m�s t�mida,
Sandra era m�s lanzada. Chico que nos propon�amos chico que conquist�bamos. Nos
vest�amos y nos arregl�bamos juntas, nos re�amos de nuestras aventuras un tanto
infantiles... �Uy! Hemos terminado el asado y el cava... Voy a por los postres.
-Como puedes ver �ramos dos diablitos. Aprovech� Sandra para
decirme en la ausencia de Claudia.
-�Y terminasteis siendo diablotes?
-Jejejeje... Yo dir�a que s�. Eso sucedi� cuando me enter� de
lo de Claudia.
-�De lo de Claudia... ?
En el mismo momento que formulaba la pregunta Claudia entraba
con una copa de helado para cada uno. Y Sandra levant� un poco el culo del
asiento de la silla y solt� un pedo con todo el descaro del mundo. Mi mujer
estall� en risas y Sandra mir�ndome dijo:
-�Contesta esto a tu pregunta? �No te molesta verdad?
-Veo que Sandra va poni�ndote al corriente. Apostill� mi
mujer mientras se sentaba. �Uff! Sandra, �hay que ver como huele!
-Me dijiste que viniera preparada zorrita. Contest� la amiga
de mi mujer.
-Chicas creo que el cava os est� haciendo efecto.
-Javier, debes estar m�s atento con los invitados, ve a por
la otra botella.
Al reunirme de nuevo con ellas estaban de pie, con las
piernas algo abiertas y comiendo el helado.
-Me ten�is intrigado. Me muero de ganas de saber como os
convertisteis en diablotes. Dije mientras rellenaba de nuevo las copas y me
sentaba para empezar mi postre.
-�Qui�n lo cuenta?
-Lo har� yo. Sandra tom� la iniciativa: A veces dorm�amos
juntas. Eran noches largas, de poco dormir y mucho hablar, de confesiones muy
intimas... Yo notaba que si soltaba alguna ventosidad ella se excitaba, sobre
todo si a la m�a segu�a una suya y viceversa. As� que un d�a, una noche fr�a, en
el chalet de mis padres y estando solas se lo pregunt�.
-S�, me lo pregunt�. Me mor�a de ganas de contarlo. Le dije
"me muero de ganas de cagarme frente a un t�o". Sandra no se asombr� solo me
mir� sonriendo y volvi� a preguntarme "�lo has hecho alguna vez?" "Nunca, pero
te juro que es lo que m�s me excita, sentirme abrazada, querida y mientras
cagandome frente a �l o sobre �l, lo mismo me da, sentir como me meo mientras
aprieto, solo pensarlo se me ponen los pelos de punta y el cl�toris como una
polla". Sandra volvi� a preguntar "�Y conmigo lo har�as?
-Aquella nueva pregunta me sali� del alma � dijo Sandra � o
mejor de la almeja. Me sent�a excitada como no lo hab�a estado nunca.
En aquel momento vi como mi Claudia doblaba un poco la
cintura y mir�ndome a los ojos solt� una potente ventosidad y apenas un instante
despu�s o�a como su meada ca�a al suelo.
-Me estoy meando para ti mi amor.
A mi se me hab�a puesto la polla como un pino. Los ojos de
ambas brillaban. Estaban calientes.
Esta vez, la voz de Sandra fue seca, dura, cortante...
-Nadie te ha dado permiso para mearte. Sigue calent�ndote y
poniendo al corriente a Javier sobre m� y sobre ti, pero nada de adelantarte a
mis deseos. Cu�ntale a Javier lo que contestaste a mi pregunta.
-Le dije a Sandra que con una mujer no me lo hab�a planteado
y que no imaginaba que pudiera gustarle lo mismo que yo. Sigue Sandra por favor
me duele la barriga.
Sandra pareci� no hacer caso de la observaci�n de Claudia.
-De acuerdo voy a proseguir yo. De todas formas siempre me ha
correspondido a mi llevar la iniciativa. Claudia no solo contest� lo anterior,
sigui� diciendo que si la encontrara en aquellos momentos ser�a capaz de todo.
Vi su cara de puta caliente y no pude contenerme. Me levant� el camis�n y solt�
un pedo silencioso y apestoso. Cuando note que Claudia sent�a el olor le dije:
"�Zorra! �C�meme el culo!
-�Te lo comi� pregunt�?
-�Me lo comer�as tu?
-�Por Dios que me lo comer�a!
Sandra se subi� la minifalda y se puso de espaldas a m�. Sus
piernas abiertas, con las medias de rejilla, y sin bragas me ten�an ciego.
-Claudia b�jale los pantalones. Orden� a mi mujer.
Esta rodeo la mesa y se dirigi� hacia m� mientras Sandra iba
doblando la cintura para que se le viera bien ojete. Cuando lleg� a mi lado me
desabroch� el cintur�n y empez� a bajarme los pantalones, para ello yo me puse
de pie y algo que no hubiera imaginado nunca sucedi�: Hab�a sido yo quien
terminaba de soltar una ventosidad.
-�Eres un asqueroso cerdo! Dijo Sandra. �No te ha comido
nunca el ojete tu mujer?
Claudia ya me hab�a bajado los pantalones hasta media pierna
y ella estaba toda mojada por su anterior meada.
Aquella situaci�n me desbordaba. Cierto que a veces Claudia
se hab�a cagado cuando estaba muy excitada, cierto que a mi tambi�n me gustaba,
pero aquello sobrepasaba los l�mites que antes hubiera podido imaginar y sin
embargo all� estaba yo, excitado, empalmado, con ganas de comerle el culo a
Sandra y de pedirle a Claudia que me comiera el m�o mientras me acariciaba yo
mismo la polla.
-No. No lo ha hecho nunca.
-Dime lo marrana que ha sido
-Se ha cagado y meado encima. Se ha aguantado las ganas hasta
explotar de forma que al hacerlo se corr�a. Me ha regalado las bragas en las que
se hab�a ensuciado...
-No hace falta que cuentes m�s... Pero no te ha comido el
culo.
-No
-Hoy lo har�. Ahora c�meme el m�o, orden� Sandra.
Acerque mi cara a sus nalgas abiertas, saque la lengua, la
mov� entre la rejilla alrededor de su ojete, lo ol�, era un olor fuerte, a
sudor, a no haberse lavado...
-No me rompas las medias. Sigue lamiendo como el cerdo que
eres. En efecto que Claudia me comi� el culo. Te dir� m�s pregunt�n de mierda,
mientras me lo lam�a solt� dos o tres ventosidades m�s, ahora no lo recuerdo con
precisi�n, de... mmmmm � Sigue lamiendo, m�jame el ojete � lo que s� me acuerdo
son de sus palabras: "Sandra no puedo m�s, quiero cagarme en la cama"
Mi mano no daba descanso a mi verga y mi lengua no lo daba a
aquel ojete. Claudia estaba de pie a mi lado acarici�ndome mientras yo lam�a a
Sandra.
-Si ensucias la cama tambi�n lo har� yo y tendr�s que lamer
mi culo sucio le conteste. A tu mujercita ya todo le daba igual, iba salida como
una perra, not� un peque�o gemido y le pregunt�: �En serio vas a cagarte? "Si �
contest� � "lo estoy haciendo, empujando, sintiendo como se dilata mi ano y me
estoy acariciando el cl�toris, quiero correrme y cagarme a la vez" O� un plop
plpop seguido del silbidito que hace la orina al salir.
-Sandra por favor... me duele mucho la barriga... te lo
ruego... �puedo cagar? Interrumpi� Claudia.
-�Vas a limpiarle el culo a tu marido si tambi�n se lo hace
encima? �C�mo lo hiciste conmigo aquel d�a?
-Si, si, si, mil veces si... No puedo m�s.
-�Ser�as capaz de hacerlo Javier? Me pregunt� Sandra.
Yo en aquel momento hubiera hecho cualquier cosa con tal de
correrme con Sandra. Ya no me importaba Claudia, a quien quer�a follar era a
Sandra, cualquier cosa que me pidiera sab�a que lo har�a.
-Naturalmente. Conteste.
-�Claudia, lame el culo a tu marido!
No tuve miramientos, solo sentir su boca cerca de mi ojete
solt� una ventosidad silenciosa, espesa y larga.
-�Me limpiar�as el m�o? Pregunt� Sandra de nuevo.
-Con tal de follarte limpiar�a lo que fuera. �Dejar�s que te
folle? Inquir�
-MMMMM De momento sigue lamiendo. Ahora fue Sandra quien
solt� un chorrito peque�o de pis.
-�Te gusta su sabor Javier?
-Me vuelve loco, dije desviando mi lengua del ojete a su co�o
-Te prometo que tendr�s cosas mejores
Claudia volvi� a interrumpir:
-Sandra, Sandra, no puedo mas, te juro que no puedo mas...
Casi se me escapa.
-�Tienes algo para tu linda mujercita Javier? Recuerda que
tiene que ganarse el derecho a dejar salir su mierda. Ahora depende de ti que
pueda correrse a gusto mientras se ensucia.
Mi mujer estaba acuclillada detr�s de m�, con la boca pegada
a mi ojete, lami�ndolo. Sent�a como se estremec�a y comprend� que cagarme en su
cara era hacerle un favor, y que si no lo hac�a Sandra me tendr�a all�
eternamente, con la lengua lami�ndola.
Apret� con fuerza, m�s... m�s...
Un pedo burbujeante se estamp� en su cara implorante.
-Vamos Javier por el amor de Dios � estaba implor�ndome � por
el amor de Dios.
De en medio de las nalgas de Sandra sali� un gas pesado
seguido de una bolita como un guisante de caca.
-�Uy! Lo siento Javier. Se me ha escapado antes de tiempo,
pero la culpa es tuya. Haces sufrir a Claudia.
�Joder si iba a cagarme! De pronto me hab�an entrado ganas,
ten�a retortijones... Claro que iba a hacerlo.
Y al fin sucedi�. Una pasta espesa, semil�quida sali� con
fuerza, hasta dar en la cara de Claudia, ella no se movi�, volvieron los
retortijones... esta vez fue mierda y gas, ella estaba toda salpicada...
-Vamos Javier... Segu�a implorando. Termina o no podr�
hacerlo yo.
Apret� de nuevo con todas mis fuerzas... La cara de Claudia
volvi� a ser la diana.
-Sandra, he terminado. Quiero follarte.
-Primero tiene que correrse tu mujer. �Verdad que quieres
hacerlo Claudia?
Ella no hab�a esperado la pregunta. Estaba frotando con
frenes� su cl�toris, lamiendo mi sucio ojete y soltando su vientre. Sent� como
su caca ca�a al suelo, una... dos... tres veces y ella gem�a hasta que se
corri�. "Gracias Javier" dijo cuando termin�.
-Lo pactado es deuda. Vas a follarme Javier. R�mpeme las
medias de rejilla, no quiero estorbos. Dicho esto Sandra se puso a cuatro patas.
-Follame hijo de puta.
Yo me pegue a sus nalgas y antes de penetrarla mi polla se
humedeci� del pis que estaba soltando.
Romp� sus medias y mi polla empuj� con fuerza en su co�o.
Estaba a punto de reventar.
La agarr� por las ingles con una de mis manos y con la otra
por la cola de caballo, la atraje hacia m� mientras empujaba con mi polla.
Por fin me follaba a Sandra. De forma inconsciente supongo
que quer�a foll�rmela desde que entr� por la puerta.
Ella gritaba, gem�a...
Cada vez que la atra�a hacia m�, cada vez que empujaba con mi
polla, cada vez que pegaba mis ingles a sus nalgas, cada vez notaba como una
pasta se interpon�a entre ambos. Estaba cagando mientras me la tiraba. Est�bamos
los tres fuera de s�. Claudia estaba estirada de espaldas a nuestro lado
mir�ndonos con ojos de felicidad, la felicidad que quien consigue lo que quer�a,
Sandra cada vez que soltaba lastre gritaba m�s, y yo cada vez que me sent�a m�s
pegajoso estaba m�s pr�ximo a correrme.
Sandra dej� de gritar, dej� de expulsar excrementos, not� las
contracciones de su vulva, mientras se corr�a, queriendo ahogar a mi verga, y
esta escupi�. Escupi� toda la leche, toda la tensi�n que hab�a acumulado durante
aquella cena y lo que hab�a seguido a la misma.
Los tres �ramos felices.