Hace algunas semanas mi hija Tobbee escribi� su versi�n sobre
nuestras sesiones de amor, de nuestros intensos mimos y de nuestras
interminables sesiones de besos y caricias. Hoy es mi turno, aunque no s� si
podr� contar nuestras cosas ahora que estoy un poco alterada, pues esta ma�ana
he sorprendido a mi marido mientras se pajeaba mirando las fotos de nuestra nena
en traje de ba�o, fotos que le tom� �l mismo en las pasadas vacaciones en la
playa. Junto con su �lbum, ten�a unas fotograf�as que un c�mara profesional le
hizo a la nena, tipo estudio de modelo, en la que su rostro qued� tan
espectacularmente bello que tenemos copias de ellas en todos los salones de la
casa y en nuestras oficinas. El muy bandido de Andrew ni siquiera se preocup� de
disimular cuando lo vi, y tal parece que mi presencia, lejos de desanimarlo, lo
excito a�n m�s, pues ech� un chorro inveros�mil de esperma que dej� el suelo del
estudio hecho una calamidad. Me sonri� c�nicamente, y �nicamente se limit� a
decirme: "Oh, amor m�o, no sabes qu� gustito me da verte cuando estoy excitado,
por qu� no vienes y terminas de acariciarme un poco". Yo me negu�, altanera, y
�l cogi� las fotos de nuestra gatita y se fue tan orondo con su vergaza izada,
desafiante. La verdad es que tuve que reprimir mis ganas, porque la poderosa
herramienta de Andrew es una tentaci�n tan fuerte que hasta nuestra propia hija,
tal y como cont� ella misma en su anterior relato, est� muy inquieta por ella y
con unos deseos terribles de jugar con ella...
Tobbee a�n no se hab�a levantado, y yo estaba a la espera de que Andrew saliera
para irme inmediatamente a su cama, para acariciarla y mimarla como se merece.
Desde hace tres d�as no puedo abrazarla y tenerla conmigo, porque ha estado
mucho tiempo con sus compa�eritas del colegio preparando los ex�menes. El �ltimo
d�a que pudimos estar juntas, mi Tobbee estaba con un poco de fiebre, por lo
cual ten�a todo su cuerpo bastante caliente. A su edad, mi hermosa ni�a tiene
esas calenturas s�bitas que le cogen todo el cuerpo, por lo cual yo me ba�o con
ella para quitarle un poco el calor y luego le paso toallitas h�medas por todo
el cuerpo. Sobra decir que yo quedo tan h�meda como las toallitas que le paso, y
ella se da cuenta de mi turbaci�n, por lo cual me abraza y me manosea un poco
mis pechos, que me dice que le encantan. A esa hora, casi siempre de noche, mis
pijamas permiten que se transparente toda la plenitud de mi cuerpo y mi Tobbee
pueda disfrutar de su madre tanto cuanto quiera. A la nena le gusta sobarme las
piernas, que encuentra tan suaves y firmes como las de una adolescente, seg�n me
dijo el otro d�a, provoc�ndome tal retorcimiento de gusto que pude hab�rmela
comido a besos.
No m�s salir Andrew de casa, m�s r�pido que tarde me abalanzo a la habitaci�n de
mi nena. Al llegar, la encuentro sentada en su cama y recostada contra la pared,
con un gran coj�n entre su espalda y el muro, con su faldita de colegial
levantada hasta la mitad de sus muslos, sin sus tanguitas, con las piernas
semiabiertas, y acarici�ndose lenta pero firmemente su rosada chochita. Con su
otra mano se apretaba temblorosa sus pezoncitos. Cuando yo entr�
(�sorprendi�ndola igual que al retorcido de mi marido hoy!), Tobbee se limito a
sonre�r coqueta, me lanz� un beso sonoro en el aire, y ronroneaba mimosa sin
detenerse ni un momento en lo que estaba haciendo. Yo le devolv� el beso, le
gui�� el ojo, c�mplice, y me sent� a mirarla mientras llegaba a la cima de su
propio gozo. No tard� en hacerlo, y mi nena fue feliz de manera creciente hasta
llegar al cl�max, sacando su leng�ita agitada, suspirando como ni�a mimada, con
leves jadeos entrecortados, y con sus labios brillando en la semipenumbra de la
habitaci�n. Respir� un rato mientras recuperaba el aire, y al abrir los ojos
extendi� los brazos llam�ndome a su encuentro. Yo acud� cual toro al capote, y
nunca mejor dicho, pues mis pezones inflamados sobresal�an como un par de
pitones de un Miura debajo de mi fin�sima camisola de seda. La abrac� como para
deshacerla en mis brazos, al tiempo que ella me estamp� un gran beso en la
nariz, que qued� impregnada de su saliva de adolescente deseosa de caricias. Yo
la bes� una y otra vez en ambas mejillas, mientras le apretaba su rostro y sus
labios quedaban como una peque�a cereza dulce que yo me aprest� a lamer
presurosa y loca de amor.
- Oh, mi cielo divino, c�mo me gusta verte feliz, pero dime: �qui�n es la
afortunada que es objeto de tus deseos?
- Oh, mami, y me lo preguntas, �estaba pensando en t�!
- Uuuy, picarona, �m�rala! Y la bes� nuevamente como si fuera a extraer todos
los sabores de su suav�sima piel.
Sab�a que no era conmigo que entreten�a sus pensamientos, y la abrac� fuerte,
poni�ndola sobre m�, casi carg�ndola, a la vez que acariciaba su hermoso rostro
y mord�a sus orejas y su nuca. Ella mov�a sus caderas, mimosa y complaciente
conmigo, mientras tambi�n acariciaba mi cara, lo que permiti� que pudiera oler
en toda su plenitud la mano que acababa de explorar su tierna intimidad. Si
hubiese un olor m�s exquisitamente embriagador y adictivo que �ste no se
encontrar�a en este planeta, se los aseguro. Tom� su mano y acerqu� sus dedos a
mi nariz, aspirando largamente como si se me fuera la vida en ello. Quer�a
extraer hasta la �ltima sensaci�n de ese olor maravilloso, al igual que su
sabor, por lo cual los lam� suavemente, cosa que a mi nena le chiflaba.
- Dime en qui�n pensabas, amor m�o, dime a qui�n tendr� que tener celos a partir
de ahora.
- Oye mami, lo que pasa es que segu� tu consejo, y en las clases en que me
aburro acaricio los muslos de Sandy, pero lo que pasa es que ella quiere que la
toque m�s arriba, y yo pues... no s�, la verdad es que me gusta tocarla, pero a
quien me gustar�a tocar es a mi profesora de lenguaje, que es muy especial
conmigo, y como t� misma has podido ver, es muy linda.
Antes de seguir, un r�pido par�ntesis: Tobbee estudia en un colegio de �lite
donde van las ni�as ricas de esta ciudad. Las profesoras son rigurosamente
escogidas, tambi�n entre chicas de alta sociedad, no vaya a ser que las ni�as
sean objeto de resentimiento social. Sandy, la amiguita de Tobbee, es una
preciosa rubita de la misma edad de mi nena (16), que podr�a servir de modelo
para moldear a las mu�ecas de lujo. Es muy traviesa en el colegio, y si no la
han expulsado es porque su padre es due�o de media ciudad. Es una de las mejores
amigas de mi nena, y su curiosidad de adolescente ha hecho que trabe una �ntima
complicidad con Tobbee. Yo misma he animado a mi hija para que despliegue su
sensibilidad y sus deseos sexuales con su amiga, pues no siempre puedes tener de
compa�era de pupitre a una belleza espectacular como Sandy. Y la profesora a
quien se refiere Tobbee, es la nueva profesora de lenguaje, Aimee, una joven de
27 a�os que estudi� en ese mismo colegio. Aimee entr� a reemplazar a Letizia, la
anterior profesora, una belleza de grandes y hermosos ojos azules que tuvo que
ser despedida con toda la discreci�n del caso cuando fue sorprendida en....
digamos que actitudes impropias de una profesora con una alumna. Esa alumna era
Sandy, precisamente. Letizia dijo que Sandy la hab�a envuelto en una estrategia
de seducci�n de la que no hab�a podido escapar, pero las autoridades del colegio
no le dieron cr�dito, pues dijeron que una chica de 16 a�os no podr�a hacer caer
as� de f�cil en los abismos del deseo enloquecido a una profesora. �Qu�
ingenuos! Ellos m�s que nadie deb�an saber de qu� es capaz una chica de 16 a�os.
Sandy, la �ltima vez que me visit�, me dijo con toda la desfachatez que le es
habitual (nos tenemos mucha confianza, es verdad) que Letizia le gustaba mucho,
y que cre�a haberse enamorado de ella. Pero el enamoramiento termin� el d�a que
Letizia sali� casi fugitiva del colegio...
Bueno, pero sigo con mi historia, para no desviarme m�s. Mi Tobbee ten�a mucho
contacto �ntimo con Sandy, pero ahora me daba cuenta que es realidad lo que
sospechaba: Tobbee est� muy turbada por la fuerte atracci�n que siente por
Aimee. Y yo intuyo que es una atracci�n mutua, pues en la �ltima reuni�n a la
que asist� me percat� c�mo Aimee se devoraba con la mirada a mi Tobbee, y c�mo
la observaba arrobada cuando la nena hablaba. As� que, como estoy dispuesta a
que mi nena experimente todo el placer que pueda encontrar en su hermosa
adolescencia, le digo con toda tranquilidad:
- Tobbee, amor m�o. Mi intuici�n de mujer es muy fuerte, y s� que t� tambi�n le
fascinas a tu profesora. Podr�as intentar acercarte a ella de un modo m�s
�ntimo, y ver c�mo reacciona.
- Pero mam�, no sabr�a c�mo hacerlo, yo s� c�mo juguetear con todas mis
amiguitas, y c�mo meterles mano hasta encenderlas de deseo, pero con la �nica
profesora con la que he llegado a ese nivel de intimidad es con Kathy, la de
dibujo, �te acuerdas?
- Oh, claro que me acuerdo, la hermosa Kathy, estaba completamente atontada
contigo. Pero mira, para eso tienes a tu mami, yo te dir� qu� debes hacer con
Aimee, y ensayar�s conmigo la estrategia.
- �Oh, eres divina!
Aqu� Tobbee me dio un mordisco en la boca como para arranc�rmela, pero lo
convirti� luego en un chupet�n mojado que acentu� m�s mi enardecimiento. Yo ya
acariciaba a mi nena por todas partes, y a estas alturas ya ella estaba casi sin
ropa puesta. Sus calzoncitos hab�an salido desde un principio, cuando ella sola
empez� a acariciarse all� abajo, donde segu�a bastante h�meda, seg�n pod�a darme
cuenta ahora, pues ya era yo quien la acariciaba por all� sin ninguna cortes�a.
Tobbee se mec�a hacia delante y hacia atr�s, como culeando, mostr�ndome cuanto
le gustaba que explorara en su zona m�s sensible. Sus pezones estaban como dos
nueces, y la viscosidad de su saliva me indicaba que estaba en un punto muy alto
de ardor sexual. Su aliento estaba cada vez m�s c�lido, y su rostro de melocot�n
enrojec�a con mis besos y lametones. Si pudiera devor�rmela toda....
- Mira Tobbee, tienes que llegar donde Aimee en un plan entre inocent�n y
p�caro, hazle pucheros y dile que tu mami te tiene castigada por una travesura
que hiciste, que est�s muy triste y que no sabes qui�n te consolar�.
- Qu� mala eres, mami, pero sigue, sigue... ay, sigue... uy...
No supe si la nena me ped�a que siguiera con el plan, o con las caricias que le
hac�a en su botoncito del placer, all� abajo, el cual estaba endurecido como la
pepa jugosa de un durazno maduro. La verdad es que el jadeo ansioso de mi
picarona y alg�n asomo de pe que�o chillido de ni�a mimada me indicaban que
�bamos a tardarnos un poco m�s en nuestra sesi�n ma�anera de secretos, antes de
darnos nuestro habitual ba�o de espuma.
- Pues bien, llega y abr�zala por detr�s, como si fueras a mirar
desprevenidamente lo que tiene encima de su escritorio, y como sin querer,
acariciale un poco alguna de las orejas, el l�bulo, y h�blale como t� bien
sabes, como ni�a de pap�... Estoy segura de que ir� aflojando y, si salen las
cosas como yo pienso, dale un primer besito en la mejilla, inocent�n, como el
que se dan las chicas entre s�. Dile despu�s que te parece que ella es muy
hermosa, y estoy segura de que aqu� ya no podr� escaparase.
Mi nena estaba a horcajadas sobre m�, sus piernas abiertas mientras sus ojos
entrecerrados y su boca anhelante me indicaban la proximidad de una nueva
explosi�n de dicha. Su lengua estaba brillante, y se asomaba repasando sus
dientes en inequ�voca se�al de placer. Los dientes de mi nena son absolutamente
perfectos, y al tiempo que con mis dedos hurgaba su fuente de delicias all�
abajo, se los chupaba con deleite en largos lametones que se extend�an por todas
sus mejillas. Mi nena y yo compart�amos el gusto indecible de lamernos la cara,
placer que nos brind�bamos mutuamente sin escatimar ni tiempo ni energ�as.
Yo segu�a susurrando a mi nena qu� cosas podr�a hacer con Aimee, la bella
profesora de lenguaje, y qu� cochinaditas podr�an hacerse mutuamente en su
despacho del colegio. Cuando le suger� a mi nena que le pidiera a Aimee que le
lamiera la chochita, mi Tobbee no resisti� m�s termin� en un estremecimiento tan
intenso que m�s parec�an las convulsiones de una pose�da por un esp�ritu de otra
galaxia. Mi nenita se agit� casi que compulsivamente, y estall� en todas las
fibras de su cuerpo un gozo tan intenso que sali� durante un buen rato de la
�rbita de este mundo.
Al volver en s�, saqu� mis manos de su rosadito monte de
amor, abrac� al amor de mi vida con fuerza, y la bes� como al m�s precioso
regalo de mi existencia. Chup� su lengua con fervor, y mi vida fue toda una
sinfon�a de amor enloquecido. Mi nena me bes� diez, veinte veces m�s, antes de
caer rendida en un dulce sue�o. Cuando mi �ngel divino despierte, nos tomaremos
nuestro ba�o de espuma en la tina caliente, y quiz�s pueda continuar con
nuestras deliciosas confidencias para encaminar hacia un acto de dicha y amor el
deseo acumulado por su hermosa profesora...