Relato: El Acuerdo



Relato: El Acuerdo

El Acuerdo


Hace mucho tiempo, comenc� el desarrollo de un negocio no
tradicional, pero que de acuerdo a mis planes, iba a ser altamente rentable. La
idea hab�a dado vueltas en mi cabeza durante a�os. Por fin un d�a me atrev� a
compartirla con mi amigo de toda la vida Carlos. En una reuni�n aburrida y
mon�tona aprovech� a separarme del grupo con �l, llev�ndolo a una de las
habitaciones del lujoso sal�n donde pudimos hablar en privado.


-Dime Lalo, �Cual es ese secreto tan importante que deseas
compartir conmigo y que necesita que nos apartemos hasta aqu� para que me lo
puedas contar?- pregunt� Carlos intrigado


-Carlos, t� me conoces hace algunos a�os. Y m�s de una vez me
has ayudado con tus consejos legales.-


-Es cierto, por algo estudi� tanto tiempo la carrera de
derecho penal. �En que l�o est�s metido esta vez?-


-No Carlos, ning�n l�o. Tengo una idea fant�stica y quiero
que me asesores, y si deseas, que seas mi socio.-


-Cu�ntame... -


-Mira, es un poco dif�cil de explicar. T� sabes... Yo
�ltimamente estoy navegando mucho por Internet y he encontrado un servicio para
brindar que no tiene precedentes.-


-Okey, �de qu� se trata?-


-Dime, �cuantas mujeres hay que enga�an a sus maridos en este
pa�s?-


-Uhh... debe haber unas cuantas.-


- Y siempre terminan con problemas �cierto? Las terminan
descubriendo y finalmente terminan divorci�ndose, y su pareja las deja de lado
porque est�n casados y no abandonan sus familias �no?-


-Bueno, en algunos casos.-


-Y dime... �cu�ntas mujeres tienen fantas�as sexuales y no se
atreven a mencion�rselas a su pareja?


-No tengo ni idea... �a qu� viene la pregunta? Te conozco
Lalo, ve al grano.-


-Bueno, al grano entonces. Existen no menos de 2000 mujeres
en este pa�s con fantas�as sexuales digamos... "no convencionales". Mujeres con
fantas�as de sexo con extra�os, de ser forzadas a tener sexo y otras.-


-�Y tu c�mo sabes con tanta exactitud?-


-Porque estoy en contacto con un grupo muy especial por
Internet.-


-Entiendo... y t� quieres cumplirles la fantas�a-


-Exacto. Imag�nate. Hoy una mujer con esas ideas no tiene a
quien recurrir. Si lo quiere hacer con un conocido tiene el problema de romper
el prejuicio de "�c�mo se lo digo?". Aparte tiene el problema de que es poner
poder en otra persona cercana que el d�a de ma�ana los pueda extorsionar.
Tampoco pueden salir con cualquiera a cumplir sus fantas�as porque no tienen
seguridad de la conducta de la otra persona ni de su salud.-


-Veo tu punto. Es interesante.-


-Yo quiero salir a ofrecerles un servicio de fantas�as
sexuales con garant�a.-


-Interesante tu idea. Mezclas tu placer con el negocio... -
dijo sonriendo Carlos


-Bueno, puede ser el tuyo tambi�n. Necesito socios.-


-Bien, d�jame investigarlo y te telefoneo ma�ana para
vernos.-


En aproximadamente una semana, luego de mucha investigaci�n y
contacto con amigos pudimos tener una idea preliminar y se ve�a bastante
interesante. Hab�amos contemplado todo el aspecto legal y ten�amos una idea de
costos. Para ser sinceros, casi no hab�a costos...


Finalmente a los dos meses comenc� a comunicar el servicio.
Primero fue el foro de Internet, luego los principales Sex Shop, y comenz� a
correrse la voz. En mi celular recib�a alguna que otra t�mida consulta pero
nadie se animaba a concretar m�s all� de eso.


Ya estaba desmoralizado, pensando como romper esa barrera de
confianza y ganarme la primera cliente. Sab�a que luego de eso la noticia
viajar�a de boca en boca. Estaba ya por abandonar la idea cuando mi tel�fono
son�. Del otro lado una voz femenina hablaba en susurros.


-Bueno, cu�nteme su fantas�a, nosotros la cumplimos.-


-Ahora no puedo... pero necesito urgente sus servicios.-


-Podemos vernos ma�ana personalmente o podemos hacer contacto
por Internet.-


Luego que le pasara la direcci�n de nuestra p�gina en
Internet y el password de acceso, quedamos en que me llamar�a m�s tarde o me
enviar�a un e-mail. La esperanza hab�a vuelto. S�lo era cuesti�n de tiempo.


A la ma�ana siguiente, Gabriela se conect� a Internet con la
computadora de su esposo y accedi� a nuestras p�ginas.


La p�gina explicaba con todos los detalles posibles el
servicio brindado. Inicialmente la clienta deb�a elegir una de las tres
fantas�as disponibles, Bondage, Public Striping o Violaci�n. Sin dudarlo un
segundo Gabriela oprimi� el �ltimo bot�n. Una pantalla negra con letras blancas
apareci� y Gabriela ley� detenidamente.


El servicio constaba de un acuerdo legal de 5 p�ginas donde
Gabriela pod�a ver bien claramente los limites del servicio que contratar�a. El
servicio se compromet�a a ser brindado sin da�ar o dejar ning�n tipo de marca
permanente en la cliente. Tambi�n estaba incluida en el mismo la revisi�n m�dica
previa y posterior al servicio, los anticonceptivos, as� como tambi�n la ropa de
la clienta. Los servicios ser�an pagados mediante un c�modo sistema de cuotas
que simulaba ser de una de las cadenas de supermercados m�s importantes del
pa�s. Tambi�n preve�a los vi�ticos en caso de necesidad de viaje, y las
coartadas necesarias en el caso que lo requiriese. Gabriela estaba impresionada
por lo bien pensado que estaba todo y por un momento su mano transpiraba sobre
el mouse. Finalmente se decidi� y accedi� a la planilla de solicitud. Ley�ndola
detenidamente la complet�. El servicio b�sico costaba 1000 d�lares y constaba de
una sesi�n de violaci�n no programada con tres agresores. Si deseaba m�s, pod�a
solicitarlos a un costo adicional de 200 d�lares por persona o 500 por cada
grupo de cuatro. Gabriela no deseaba esa opci�n, por lo que la salt�. En el
rengl�n siguiente ley� "los prestadores arriba mencionadas ser�n elegidas al
azar y las medidas de sus sexos ser�n est�ndar", al costado aparec�a la opci�n
de solicitar un prestador de color o un "no est�ndar". Gabriela sonri�. Siempre
hab�a fantaseado en ser penetrada por un negro, pero esta vez no iba a
arriesgarse tanto, aparte el costo de este adicional era de 300 d�lares.


M�s abajo mencionaba la posibilidad de contar con
consoladores y otros accesorios, pero tambi�n la salt�. En el rengl�n siguiente
mencionaba: "Todas las sesiones son video filmadas. Si Ud. desea una copia se la
suministraremos sin cargo. En caso de falta de pago por m�s de 3 meses, el
prestador se reserva el derecho de comercializar el video o difundirlo por
Internet". Obviamente Gabriela no deseaba una copia, y mucho menos que el video
llegara a Internet, pero no dudaba que podr�a pagar el servicio. Por fin
Gabriela lleg� al �ltimo rengl�n. "Nuestro servicio esta garantizado para
cumplir con sus fantas�as de una forma imperceptible para su familia y la
sociedad, y agradable para nuestros clientes. Sin embargo, trat�ndose de un
servicio de sexo no consensual, es cre�ble que nuestra clienta quiera negarse a
concretarlo. Para este prop�sito hemos dise�ado el cerrojo final. Anote
claramente la palabra clave a utilizar. En caso de mencionarse la palabra clave,
el servicio ser� autom�ticamente interrumpido, teniendo un costo adicional de
700 d�lares por concepto de incumplimiento de parte." Gabriela mir� con grandes
ojos el n�mero. ���Setecientos d�lares!!! Era mucho dinero y escribi� la palabra
clave, pero jur� no usarla, su palabra clave era "reina". Cuando termin�, envi�
el formulario por Internet y utiliz� la funci�n de "borrador de rastro" de la
misma p�gina para quitar las referencias a lo que hab�a hecho en la PC de su
marido.


Al cabo de dos semanas, Gabriela recibi� una llamada
telef�nica de confirmaci�n. Tras identificarse con su palabra clave, se le
comunic� el n�mero de casilla de correo donde encontrar�a entre otras cosas, el
contrato, los vouchers para la compra de la ropa y la direcci�n del m�dico para
hacerse la primera revisi�n. Gabriela deb�a dejar firmado el contrato dentro de
las pr�ximas 48 hrs. en el mismo casillero, caso contrario se dar�a por anulado
el trato con un costo del 10% del valor total del servicio. Obediente y ansiosa
Gabriela pas� por el correo, firm� su contrato y guard� su copia doblada varias
veces en su bolsa de cosm�ticos (su marido jam�s la encontrar�a all�). Tom� los
vouchers y el papel con la direcci�n del m�dico. R�pidamente y con el rostro
enrojecido de verg�enza sali�. No pod�a creer lo que acababa de hacer, se
dirigi� al bar m�s cercano y pidi� una medida de tequila para calmar su
ansiedad, al cabo de media hora de leer el papel del contrato reiteradas veces
tom� coraje, pag� sus tragos y camin� hasta el shoping m�s cercano y compr� 3
conjuntos de pantys con sus soutiens haciendo juego, 3 minifaldas de diferentes
modelos y algunas blusas. En el contrato recomendaban comprar m�s de un juego de
ropa para poder variarla y lavarla ya que la fecha de la violaci�n no era
acordada ni de ninguna forma conocida por ella. En el caso que la v�ctima
estuviese usando ropa de su propiedad, no se hac�an responsables por las mismas.


Esa misma tarde visit� al m�dico. El doctor la recibi� y le
hizo un chequeo ginecol�gico de rutina comprobando que no tuviera lesiones
previas. Ella casi no dialog� con el m�dico, �c�mo le explicar�a el motivo de su
revisi�n? Acostada sobre el inc�modo sill�n dej� que el m�dico usara su
instrumental para abrir su sexo indecentemente y con una linterna y sus propios
dedos examinara su vagina. Luego procedi� de igual forma con su orificio anal
mientras tomaba notas una y otra vez. Por fin la revisi�n termin� y Gabriela,
colorada de verg�enza, se apresur� a vestirse nuevamente. Sentado en su
escritorio el doctor escrib�a su informe final dando cuenta del perfecto estado
de la muchacha. Por fin rompi� el silencio y mirando hacia arriba por sobre sus
anteojos pregunt�:


-�alguna duda sobre lo que va a hacer?-


-��C�mo??- respondi� incr�dula Gabriela


-Me refiero si tienes alguna duda sobre lo que va a suceder
en estos d�as, t� sabes, por eso est�s aqu�.-


Gabriela de inmediato se ruboriz� y tartamude� al hablar.


-Pe..pe..ro �C�...co..mo lo sa...sa..be?-


-No debes preocuparte, no eres la �nica mujer con estas
fantas�as. Y has hecho una buena elecci�n. No es recomendable dejar esos juegos
en manos de desconocidos, y reprimirlos s�lo te traer�a remordimientos en el
futuro.- respondi� el m�dico con total tranquilidad


Gabriela aun no sal�a de su asombro. Totalmente avergonzada
deseaba irse lo m�s r�pido posible del consultorio y esconderse bajo la cama en
su casa.


-Mnno. No tengo ninguna pregunta.- cort� la conversaci�n la
muchacha


-Bueno, siendo as� pasar� el informe hoy a la tarde. �Desea
quedarse con una copia?- pregunto amablemente el m�dico


-Mnno.. no, gracias.-


-Bueno, entonces nos veremos pronto creo.-


-��Como??-


-Para la revisi�n posterior. Es altamente importante que la
haga a menos de 4 horas del evento. Aqu� tiene el n�mero de mi celular por
cualquier cosa. Ud. sabe, esta gente no tiene horarios.- dijo sonriendo


Mar�a, p�lida como una hoja apenas murmur� el saludo de
despedida y sali� a pasos r�pidos del consultorio. Lo m�s r�pido que pudo lleg�
a su casa y trab� con llave y pasador la puerta principal. Su marido aun estaba
en el trabajo y todav�a faltaban 3 horas para que regresara. Tratando de
relajarse se descalz�, encendi� la TV y se sirvi� otro tequila. Recostada en el
c�modo sill�n del living trataba de que los dibujos animados en la TV
distrajeran su mente. Poco a poco se fue relajando, casi dorm�a.


-Riiiing-Riiiing- son� el tel�fono


Gabriela se sobresalt� y parte de su bebida se derram� sobre
el brazo del sof�. Calz�ndose las pantuflas corri� hacia el tel�fono esperando
que fuera la llamada de su marido.


-�Hola mi amor!- dijo ella sin pensarlo


-�Se�ora Gabriela Butterfly?-


-Si, ella habla-


-La llamamos para confirmarle que su servicio ha sido
confirmado. Las pruebas legales y m�dicas est�n en orden.-


-�y... eso... qu� significa...?- pregunt� nerviosa


-Eso significa que desde este momento al t�rmino de los 15
d�as Ud. recibir� el servicio solicitado. No podemos adelantarle en qu� momento
o lugar ocurrir�, pero le aconsejamos que siga las precauciones incluidas en la
gu�a.-


-pero... y si yo... si yo quiero cancelar.-


-Ya sabe, s�lo tiene que usar su palabra clave, pero entonces
habr� malgastado m�s de 1500 d�lares sin sentido.-


-No... todav�a no.-


-�alguna duda de �ltimo momento?-


Gabriela pens� unos segundos y no se le ocurri� nada. Cuando
cort� la conversaci�n telef�nica revolvi� su cartera y totalmente desesperada la
volc� sobre la mesa de la cocina. Finalmente encontr� el papel en cuesti�n. Con
sus manos temblando lo sostuvo mientras lo le�a.


1) Recuerde tomar sus anticonceptivos seg�n lo recet� el
m�dico


2) No tome medidas extras de seguridad, igualmente nosotros
daremos con Ud.


3) Los prestadores del servicio se presentar�n en cualquier
momento, para que Ud. los reconozca llevaran un brazalete violeta en su brazo
derecho.


4) No se asuste si ve a un hombre m�s de los solicitados, se
trata del camar�grafo. Si Ud. lo desea y como plus gratuito del servicio el
tambi�n podr� participar del evento en tanto y en cuanto Ud. lo solicite.


5) Las cintas ser�n guardadas en caja de seguridad bancaria
para su mayor seguridad


Esa noche Gabriela prepar� la cena para el marido y casi no
se hablaron durante toda la comida. Por fin �l rompi� el silencio.


-�Sabes que me asignaron un nuevo cliente! - dijo sonriente


-�en serio? respondi� ella nerviosa-


-Si, as� que ma�ana tendr� que ir a visitar su f�brica, es
probable que me lleve unos dos o tres d�as, vos sabes, como siempre.-


-�Pero querido! �No te puedes ir justo ahora!-


-�Porque no?-


-�Y si me pasara algo?-


-�Vamos Gabriela! �T� eres grande y te sabes cuidar bien!-


-Es que... - balbuce� ella


-Y no es la primera vez que te quedas sola.-


-Pero me estar�s llamando �no?-


-Por supuesto mi amor.- todos los d�as.-


-Te voy a extra�ar-


-Si mi amor, pero ahora prep�rame la maleta que me tengo que
ir a dormir, el avi�n sale ma�ana tempran�simo.-


Gabriela sinti� que sus fuerzas la abandonaban, prepar� la
valija en silencio mientras sent�a sus piernas que temblaban y su sexo que se
humedec�a sin que ella supiera bien porque. A la ma�ana siguiente se levant�
temprano, le sirvi� el desayuno a su marido y se despidi� con un apasionado
beso.


Cuando el marido se fue, ella fue corriendo a cambiarse la
ropa por la nueva que hab�a comprado y tom� la pastilla tal como hab�a ordenado
el m�dico. Con las puertas y ventanas cerradas, la casa era casi inexpugnable.
Segura de s� misma se puso a mirar la TV mientras planchaba la ropa.


Por la tarde, la rutina fue la misma, equipo de audio
prendido mientras ella limpiaba pisos y muebles. Por fin, exhausta se tir� en el
sill�n. Tan rendida estaba que reci�n despert� a las 11:30 de la noche. No hab�a
comido nada en todo el d�a y ten�a un hambre voraz. Revis� la heladera, pero no
encontr� nada. En la alacena s�lo hab�a unas latas de at�n.


-��Maldici�n!!- se dijo a s� misma ��Est�pida!! ��C�mo no
pensaste en eso??-


Durante m�s de 30 minutos dio vueltas a la casa como gato
encerrado. Por fin no aguant� m�s y tom� el tel�fono.


-Bueno, �pizza? Quiero que me traigan una pizza de peperoni y
doble queso.-


-�Cu�nto tardan?-


-�quince minutos?, esta bien, los espero.-


Para Gabriela fueron los quince minutos m�s largos de su
vida. Incansablemente miraba el reloj que parec�a retardar sus movimientos con
su mirada. Por fin y con los nervios carcomi�ndola la muchacha escuch� el ding
dong de la puerta.


Con gran cautela mir� por el visor y vio a un hombre con
casco de motocicleta con una caja de pizza. �Por fin! Pens�. Uno a uno quit� los
cerrojos de la puerta y finalmente abri�.


-Buenas noches- dijo el hombre


-Buenas noches.- respondi� ella


-Ud. solicit� una pizza grande con peperoni y doble queso.-


-No, yo solicit� una peque�a.-


-Debe haber un error, le pido me disculpe.- respondi� el
cadete


-No, faltaba m�s, entra y llamaremos a la central.-


-De acuerdo, gracias.-


El muchacho entr� dejando la puerta abierta tras de s�.
Gabriela se dio vuelta y tom� el tel�fono intentando llamar.


-��Que raro?? Hasta hace un rato mi tel�fono funcionaba.-
dijo agitando la horquilla



Sin que ella los viera o escuchara, tres hombres m�s
ingresaron al lugar. De repente una luz brillante desde atr�s y el ruido seco de
la puerta cerr�ndose le hicieron girar su cabeza. La luz que la alumbraba no le
dejaba ver mucho, pero entre las penumbras pudo distinguir un hombre con un
brazalete violeta, y sus rodillas comenzaron a aflojarse.


-No, por favor. Ahora no.- comenz� a decir Gabriela
retrocediendo,


-Ven aqu�, no te escapes. No tienes salida.- respondi� uno de
ellos.


Gabriela dio media vuelta tratando de escapar por el living,
pero fue in�til, el cadete de la pizza, un hombre de unos 1,75m y bastante
robusto ya la hab�a tomado de la cintura y la arrastraba hacia la mesa. Con la
luz de la c�mara siempre sobre ella, Gabriela fue arrojada boca abajo sobre la
mesa de la cocina en forma transversal por su parte m�s angosta. Su cabeza y sus
brazos colgaban del otro lado mientras que sus piernas apenas tocaban el suelo
de este lado. Con rapidez de soldados comando, los hombres ataron sus mu�ecas y
tobillos a los pies de la pesada mesa. Inmovilizada, y levantando la cabeza para
observar, Gabriela supo que su fantas�a se hab�a vuelto realidad, y su sexo
comenz� a mojarse como nunca.


Unas manos desconocidas recorr�an sus suaves muslos desde
abajo hacia arriba palp�ndola y arrastrando su sudor por toda su piel. Con su
pollera minifalda, poco quedaba cubierto en esa posici�n. De repente un tir�n
acab� con su falda y Gabriela pudo sentir el fr�o aire sobre sus expuestos
muslos.


-No... por favor.- ped�a ella


Levantando su barbilla con una mano, Lalo levant� su cara y
agach�ndose a su altura plant� un prolongado y h�medo beso en sus labios. Cuando
termin�, la mir� dos segundos a los ojos y poni�ndose de pie y con la cremallera
a la altura de su vista la abri� y baj� sus pantalones exponiendo su miembro
delante de ella.


Gabriela no pod�a creer lo que estaba viviendo. Semidesnuda y
atada en su propia casa ve�a como el hombre le acercaba su pedazo de carne a su
boca. Instintivamente Gabriela la cerr�, pero sin apuro Lalo apret� su nariz
hasta que exhausta tuvo la necesidad de respirar. Cuando Gabriela abri� su boca
casi toda la verga de Lalo qued� dentro de ella. El gusto apenas salado y la
blanda carne que se iba ensanchando y robusteciendo en un continuo palpitar
dentro de su boca la excitaban m�s todav�a. Entonces Lalo tom� sus mejillas y
moviendo su pelvis comenz� a violarla por la boca.


-���MMMM!!!.- se quejaba la muchacha


Con un perfecto extra�o gozando de las delicias de su boca,
Gabriela sinti� como la bombacha era cortada en su cintura con una navaja y
arrancada de su cuerpo de un s�lo tir�n. Sus h�medos labios se sent�an fr�os en
la expuesta apertura que ten�a. Sin embargo, nuevamente sin aviso, una sensaci�n
m�s que placentera la hizo extraviarse. Una suave y c�lida lengua recorr�a con
maestr�a sus muslos, sus labios y se internaba jugueteando dentro de su h�medo
sexo. Gabriela pens� que iba a explotar. Su cuerpo temblaba el�ctrico con cada
toque de la c�lida lengua. De pronto una nalgada en su gl�teo derecho la
sobresalt� gratamente.


-��Gime hembra!! ��Quiero escucharte!!- dijo Carlos


Una, dos, cinco, ocho nalgadas m�s. Cada vez m�s fuertes pero
m�s dulces Gabriela no pod�a evitar el orgasmo. Muy pronto, antes que nadie
pudiera decirlo Gabriela se vino en la boca de quien la estaba torturando.


-Uhhh... si... si... ya... ya... uuuuuuuuuuuuhhhhhiiii.-
grit� cuando Lalo le quit� la verga de la boca


La muchacha no pod�a creerlo. Mir� a la c�mara y enrojeci� de
verg�enza. Acababa de tener el primer orgasmo extramatrimonial de su vida.
Cansada, se relaj�, abri� su boca y dej� que Lalo continuara con su tarea. Un
par de dedos acariciaban su sexo continuando una leve sensaci�n de placer que no
parec�a desear irse. Cuando menos lo imaginaba, Carlos apoy� su verga frente a
sus labios y apenas oprimiendo se hundi� f�cilmente, suavemente, dulcemente
dentro de ella. La muchacha no pod�a creer lo h�meda y caliente que estaba.
Pod�a sentir con un placer excelso una y cada una de las rugosidades del miembro
que la hab�a invadido. Casi como un guante de seda, la vagina de Gabriela
acariciaba el miembro que la violaba muy suave y sin violencia. Cuando Carlos se
mov�a dentro de ella, pod�a contar los pliegues de la piel del miembro. No
conoc�a al hombre, pero adoraba eso que le estaba metiendo muy dentro de ella.
Se sent�a distinto que el miembro de su marido y la excitaba en lugares que ella
nunca hab�a imaginado. No era extremadamente grande pero alcanzaba para
satisfacerla. Sent�a su sexo vibrar m�s y m�s con cada impulso. Su espalda se
arqueaba y sus pu�os se crispaban en el m�s oscuro deseo de sexo salvaje. La
c�mara mientras tanto tomaba las facciones contra�das de su rostro y captaba los
apagados gemidos detr�s del pedazo de carne en su boca. Muy pronto, Lalo ya no
aguantaba m�s


-Te acabo en tu lengua... tr�gatelo todo.-


Gabriela se sorprendi� por la frase. Jam�s hab�a saboreado
una eyaculaci�n, y mucho menos tragado una. Pero no tuvo mucho tiempo para
pensarlo. Luego de unas cuantas palpitaciones fuertes sinti� que la verga en su
boca escup�a contra su paladar. Una primera sensaci�n de asco hizo que abriera
sus ojos de par en par frente a la c�mara, inmediatamente y sin poder reaccionar
sinti� como el miembro retroced�a dejando su cabeza sobre su pulposa lengua y
una vez m�s escup�a, esta vez un torrente m�s espeso y cuantioso que el primero,
que se amontonaba sobre su lengua y se derramaba entre sus dientes. Luego de las
siguientes tres andanadas de semen, su boca estaba inundada del blanco y espeso
fluido. Con la mano sosteni�ndole su barbilla Lalo se apart� para dejar vista a
la c�mara de la inundada boca. Con la luz en su rostro y su boca abierta
Gabriela mostraba su nevada lengua a la c�mara mientras el hombre la obligaba a
cerrar su boca y tragar su regalo.


-Tr�galo Gabriela.- orden� Lalo


Sin otra salida, Gabriela saboreo el semen y con tremenda
dificultad fue tragando lo que pudo. Finalmente abri� la boca y la mostr�
nuevamente a c�mara. Gran parte se hab�a ido, pero persistentes hilos un�an sus
labios superior e inferior con restos del recuerdo. El gusto persist�a en su
boca y le recordaba su condici�n de victima.


Gabriela continuaba sintiendo el creciente calor en su sexo
con el miembro que la penetraba por detr�s, cada vez m�s violento, cada vez m�s
profundo. Vi�ndola casi dominada, Lalo y Jos� soltaron las ataduras de sus
mu�ecas y brazos. Aun con sus piernas atadas, Gabriela se incorpor� y trat� de
empujar hacia atr�s al intruso, pero sin �xito. Entretanto, sus redondos pechos
traspirados por el esfuerzo asomaron a la vista, y con ellos sus erectos y
sensibles pezones. Casi de inmediato, con esa vista, Lalo y Jos� se abalanzaron
sobre sus prominencias y comenzaron a chupar y mascar sus redondeces.


Desesperada, Gabriela recurri� a sus pu�os para alejar a los
hombres, aunque luego lo lament�.


-��Perra!!... �at�mosle esas manos!- grit� Jos�


Con destreza los hombres ataron sus mu�ecas fuertemente entre
s� y luego las engancharon a unas vueltas de cuerda a su cuello. Gabriela no
pod�a evitar esa posici�n incomoda y expuesta donde ahora ayudaba a engrandecer
aun m�s sus dones. Sosteni�ndola por los codos los hombres continuaron su tarea
con sus pechos y la muchacha comenz� a sentir la creciente excitaci�n que eso le
generaba. Muy pronto estaba al borde mismo de otro orgasmo.


-No... basta... no otra vez... - suplicaba jadeando


-�deseas que nos detengamos? � pregunt� Lalo


Gabriela sinti� como esa sensaci�n se desvanec�a en un amargo
letargo y no se pudo contener, Su mente sabia que estaba mal, pero su cuerpo lo
necesitaba.


-No, no paren... Sigan... por favor sigan... -


La realidad de conocer que estaba siendo sometida por su
propia voluntad y la sensaci�n de sus partes er�genas fueron demasiado, y
Gabriela explot� en su segundo e interminable orgasmo. A su vez, su vagina
contray�ndose estimul� a su violador y tan pronto como ella reaccion�, la inund�
de caliente esperma en su sexo.


Exhausta, sin fuerzas para luchar, cay� pesadamente sobre la
mesa cuando la soltaron, y se derram� en el piso cuando desataron sus piernas.


Con sus piernas abiertas y restos de semen chorreando por su
vulva, Gabriela era una marioneta de los violadores. Un remedo de lo que sol�a
ser. Tom�ndola de sus mu�ecas atadas la arrastraron hacia la cama matrimonial y
desarmando las sabanas la echaron sobre ella. Jos� que todav�a no hab�a
participado se desvisti� y se lanz� sobre ella tomando sus piernas y poni�ndolas
a la altura de su rostro. Con su sexo totalmente abierto y expuesto Gabriela fue
penetrada por segunda vez en el d�a y con la misma facilidad de la vez anterior.
Cuando reaccion�, ya sent�a los test�culos del muchacho golpeando contra sus
blancas nalgas y otra vez comenz� a gemir. Durante cinco minutos la penetraci�n
fue continua metiendo y sacando su carne en la agotada mujer. Luego Jos� cambi�
de posici�n y rot� su cuerpo dej�ndola a ella arriba. Durante otros dos o tres
minutos continu� viol�ndola mientras ella cerraba sus ojos y se dejaba hacer.


De repente los ojos de Gabriela se abrieron de par en par. No
pod�a creer lo que acababa de sentir. Intent� darse vuelta para ver, pero no
pudo. Lalo, que ya hab�a violado su boca ten�a una nueva erecci�n y estaba
penetrando su ano. Con su verga abundantemente lubricada y sus dedos lubricando
el rosado ano de la muchacha, se preparaba para penetrar analmente a Gabriela.
Por un instante Gabriela record� las veces que hab�a practicado sexo anal con su
marido y el dolor volvi� a su mente.


����Noooooo!!! ���Por favor por ah� no!!!-


Gabriela deseaba parar el mundo, deseaba detener todo, pero
no recordaba siquiera que existiese una palabra clave. Nuevamente, con dulzura,
sin apuro, y suavemente el pene de Lalo se hundi� en su recto. Al principio le
doli� un poco. Luego de algunos gritos y dolores, su cuerpo se fe dilatando para
finalmente dejar lugar a la m�s completa sensaci�n de plenitud que jam�s hab�a
sentido. Sus manos que inicialmente se hab�an tomado de los barandales de la
cama con dolor, ahora se crispaban en placer sintiendo a los inquietos penes
juguetear dentro de ella.


De repente son� el tel�fono. Ambos hombres se quedaron
quietos mientras que Carlos le alcanzaba el auricular desde la mesa de luz a
Gabriela.


-Bueno... -


-Soy yo querida. �C�mo est�s?-


-Bien- dijo ella. -�Y tu como has llegado?-


-Bien por cierto. �Que andas haciendo ahora?-


-Jugando con unos amigos de Internet.-


En eso, los hombres comenzaron a moverse lentamente de nuevo.


-�Jugando por Internet? Pero, si est�s usando el tel�fono
mujer.-


-Es que se trata de otro tipo de juegos interactivos...
luego... luego te explico.- dijo tratando de contener sus gemidos


-Bueno, no importa. Nos vemos reci�n el viernes.-


-Bueno, ll�mame ma�ana.-


-Adi�s.-


-Adi�s.-


Carlos cort� la comunicaci�n, mientras el auricular saltaba
sobre el colch�n al ritmo de la salvaje fiesta. La fren�tica velocidad que
hab�an tomado ambos hombres la llevaba m�s all� de sus sentidos y su mente
flotaba en el �xtasis.


-���Ahhhh siiii... siii.... m�s..... M�s... siiii.... est�
rico.....!!!-



Su cuerpo comenzaba a arquearse y sus pechos se refregaban
por el velludo pecho del Jos� y sus nalgas se apretaban m�s al pubis de Lalo.
Estaba enloquecida y sus labios entreabiertos apenas dejaban paso para la
agitada respiraci�n. Su orgasmo comenz� fuerte y violento. Recorri�ndola de pies
a cabeza y desorbitando sus ojos. Jam�s hab�a sentido tanto placer en su vida.
Su cuerpo traspiraba y se pegaba a Lalo y a Jos�. Sus gritos agudos podr�an
haber despertado a todo el vecindario. Por m�s de cinco minutos continu� su
�xtasis interminable hasta que finalmente sinti� con placer como Jos� y Lalo se
vaciaban dentro de ella. All� nom�s cay� rendida sobre Jos� mientras Lalo
quitaba su verga y la limpiaba en sus nalgas con suaves golpes.


-Se�ora... su servicio esta cumplido.- dijo Lalo jadeando.


-�Desea el extra?- dijo se�alando al camar�grafo


Gabriela no pod�a ni hablar. Su cuerpo era una masa de
m�sculos laxos y relajados que no le permit�an siquiera pararse. Por fin tom�
aliento


-No, gracias. Estuvieron geniales, pero no puedo m�s. Quiz�s
la pr�xima vez.-


-Seguro. Ya tiene nuestros datos. Ll�menos cuando quiera.-


-Les aseguro que lo har�.-


Desde el piso, Gabriela observaba como el camar�grafo
guardaba su c�mara y Carlos, Jos� y Lalo se vest�an y se dirig�an a la puerta.
Por fin la puerta se cerr� y Gabriela aun sin poder cerrar sus piernas y
chorreando semen por casi todos lados cerr� los ojos y sonri�.


�Continuar�?




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Relato: El Acuerdo
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