Mi vecino, el del garaje 01
Hola de nuevo soy Cecilia otra vez. La �ltima vez que
supisteis de m�, me hab�a quedado sin mi motorista. Todas las ma�anas acud�a al
garaje con la esperanza de verle, todas las ma�anas me levantaba la falda y
esperaba en vano que viniera a ordenarme lo que se le antojara. Todas las
ma�anas me quedaba con ganas de masturbarme pensando en �l pues me lo ten�a
prohibido. Y todas las ma�anas y tardes y noches iba sin ropa interior y me
sentaba directamente sobre el culo. A mi marido evidentemente no le hac�a ni
caso y �l por otra parte tan feliz.
Una ma�ana, despu�s de volver de desayunar y sintiendo la
fr�a silla en mi culo, recib� una llamada por una l�nea interna. "Abre las
piernas, ens��ame tu co�o" me ordenaba la voz, era mi motorista. Sin pensarlo
abr� las piernas y baje la cabeza como me hab�a ense�ado. "Veo que no has
perdido las buenas costumbres". Yo estaba empapada, deseaba con todas mis
fuerzas que me follara all� mismo, en cambio me ordeno tajantemente.
"Mast�rbate, �AHORA!". Sin mirar siquiera si alguien me miraba comenc� a
tocarme, al principio muy despacio, saboreando el instante. Imagin�ndole a �l en
alg�n lugar de la oficina mir�ndome. Viendo como le obedec�a. "Eres una zorra.
Metete los dedos, follate y deja de tontear". Hice lo que me ordeno me met� dos
dedos y comenc� a follarme. "M�s deprisa". Estaba al borde del orgasmo cuando me
grit� "PARA". Como un resorte me saque los dedos y o� como cortaban la
comunicaci�n. Mir� para todos los lados pero por fortuna no parec�a que nadie
hubiese asistido a aquel espect�culo.
Durante toda la jornada estuve muy excitada, mi silla parec�a
una piscina y no pod�a concentrarme en el trabajo. Alegando una enfermedad que
ni recuerdo me fui a casa. En el coche recib� un sms. "Ma�ana en el garaje.
Prep�rate". Comenc� a mojarme, abr� bien las piernas imaginando a mi desconocido
penetr�ndome salvajemente, y pas� el resto del d�a como una leona enjaulada.
Por fin lleg� la hora de levantarse, se fue toda mi familia y
me puse lo que sab�a que m�s le gustaba. Una falda de cuero negro, una blusa
blanca y una chaqueta tambi�n negra. Medias con liguero y zapatos negros.
Realmente estaba guap�sima.
Cuando llegu� al coche me levante la falda, inclin� la cabeza
y esper�. La moto no estaba. Lloraba decepcionada. De pronto a mi espalda una
orden clara. "S�gueme". No pregunt� nada, no le mire. Aunque llevaba una mascara
con la que me hubiese sido imposible reconocerle. Simplemente me sent� en el
coche con las piernas bien abiertas y sentada directamente en mi culo e inclin�
la cabeza. Mi amo hab�a vuelto.
En el trayecto no me dirigi� la palabra, me pellizcaba los
mulos, me met�a un dedo en mi inundada rajita y se limpiaba en mi cara. Me daba
cachetes en el co�o y yo estaba a punto de reventar. Me lo manoseaba
pellizc�ndolo. Necesitaba un orgasmo, necesitaba que me follara que me
destrozara que me hiciera aullar de placer. �l simplemente al ver que estaba a
punto apart� su mano y me dio una fuerte colleja.
M�s o menos a la hora de salir llegamos a un chal� bastante
apartado de toda civilizaci�n. Nada m�s salir del coche me at� las manos a la
espalda y me llev� como si fuera una mercanc�a. Entramos en un sal�n muy grande
y con mucha luz. Me dej� de pie, con las piernas bien abiertas, la cabeza gacha
y maniatada y se fue. Estuve as� c�lculo que m�s de dos horas. La cabeza
empezaba a darme vueltas y necesitaba descansar. Pero ni un m�sculo mov� en todo
ese tiempo.
Al fin le o� llegar por detr�s de m� y not� un salvaje
cachete en mi culo que me hizo perder el equilibrio aunque consegu� no caerme.
"Veo que sigues aqu�". Comenc� a excitarme, mi respiraci�n se aceler�. "Eres una
zorra cachonda, ya est�s caliente". Me meti� dos dedos en el co�o y los sac�
empapados. "L�melos" lo hice con placer como si le estuviera comiendo la polla.
"Saben a zorra salida. DE RODILLAS". Le obedec� y recib� mi recompensa,
inmediatamente me meti� la polla en la boca y sujetando mi cabeza por detr�s con
sus dos manos me foll�. Yo no pod�a respirar, sent�a arcadas, pero �l cada vez
bombeaba con m�s fuerza. Cuando por fin se corri� y le limpie con la lengua, ca�
al suelo medio muerta, casi sin respiraci�n. Me levant� como un fardo
agarr�ndome de la cuerda que ataba mis mu�ecas. "Vamos puta, esto no ha hecho
m�s que empezar".
Me llev� a la cocina donde mientras yo le esperaba en el
sal�n hab�a preparado una suculenta comida. "Desn�date, y tumbate en la mesa".
Me desat� las manos y le obedec�. La mesa de madera estaba fr�a. Me tumb� con
las piernas bien abiertas y los brazos por encima de mi cabeza, inmediatamente
me at� los tobillos y las mu�ecas a las patas de la mesa y comenz� a servir la
comida encima de mi cuerpo. Todo aquel espect�culo me estaba poniendo a cien
necesitaba urgentemente tener un orgasmo. Necesitaba que mi amo me follase, pero
�l se limitaba a ir sirviendo el alimento que hab�a preparado. Por suerte para
mi cuerpo toda la comida estaba fr�a. Se sent� en una silla alta y comenz� a
comer mientras me magreaba las tetas me las pellizcaba, estiraba de mis pezones
como si fueran de goma y me daba cachetes en la cara. Casi todos los alimentos
que consum�a primero los introduc�a en mi co�o, que a esas alturas parec�a un
lago, los dejaba un buen rato, los sacaba con los dedos y los com�a. "Todo esto
sabe a zorra salida, �te gustar�a correrte verdad? Vamos a ver" cogi� un enorme
pepino y me foll� con �l. Yo me mov�a pose�da por un gran placer mientras mi amo
segu�a comiendo, en muy poco tiempo not� que mi orgasmo estaba llegando, intent�
disimular por s� se arrepent�a, pero enseguida not� que me iba a correr y
comenz� a bombear el pepino con una fuerza que en algunos momentos me hac�a
da�o. El orgasmo fue enorme, no terminaba nunca, mi co�o dej� salir l�quido
suficiente para una buena comida, y mi motorista lo aprovech�. "Se ha llenado el
cuenco de salsa" mientras dec�a esto segu�a dejando la comida un rato en mi
inundado co�o y luego la com�a, pero ahora no sacaba la comida con los dedos, lo
hac�a directamente con la boca, lo que provoc� un segundo orgasmo casi mejor que
el primero.
Cuando termin� de comer recogi� la "mesa" y dijo "es la hora
del postre" y dej� caer sobre mis tetas, vientre y pubis chocolate caliente.
Cuando note el contacto del l�quido sobre mi cuerpo otro orgasmo me lleg�. "Est�
igual de caliente que t�, eres una zorra" y dicho esto me desat� de manos y pies
y puso mi co�o en el borde de la mesa. Y me foll�, primero por delante con
fuerza como si quisiera destrozarme, y lo hizo, los orgasmos me llegaban uno
detr�s de otro casi seguidos. Al rato me dio la vuelta y me la meti� por el culo
mientras derramaba m�s chocolate caliente por mi espalda. Estaba gozando como
nunca en mi vida. Al poco tiempo me volvi� a dar la vuelta y me ordeno que me
arrodillara para que le comiera la polla y termin� dentro de mi boca. El sabor a
chocolate y a semen hicieron que me corriera una vez m�s.
Despu�s de unos momentos de descanso, me puso un collar de
perro y como a su perra me paseo por toda la casa, que era enorme. Mientras
pase�bamos se deten�a y me magreaba, me met�a los dedos en el culo, me agarraba
el cl�toris y me lo sobaba sin ning�n miramiento. Con su permiso yo iba de
orgasmo en orgasmo. Me daba cachetes en el culo, me tiraba del pelo, y en un
pasillo enorme me puso contra la pared con las piernas muy levantadas y me follo
mientras me insultaba, me pellizcaba los pezones me los mord�a. Fue un polvo muy
rapido pero tuvimos un orgasmo largo y profundo. Yo me sent�a mareada y feliz,
dolorida e inmensamente relajada. Despu�s me sac� al jard�n y all� estuvimos, �l
sentado en una silla y yo a sus pies dormitando. Feliz.
Me despert� un gran chorro de agua fr�a que sal�a de una
manguera del jard�n. "Vamos zorra es hora de limpiarse". Mi amo estaba reci�n
duchado y yo tiritaba de fr�o pues el sol ya se hab�a escondido y comenzaba a
hacer fresco. Despu�s de la ducha me vest� y nos volvimos. El viaje de vuelta
fue como el de ida, no me dirigi� la palabra m�s que una vez para ordenarme.
"Estoy cachondo, vamos puta, c�meme la polla". Y mientras conduc�a le fui
lamiendo hasta que un chorro de semen caliente me inund� de nuevo la boca. Mi
orgasmo lleg� casi al mismo tiempo que el suyo. Llegamos ya entrada la noche, me
dej� en el garaje y desapareci�. El mejor d�a de mi vida.
A la ma�ana siguiente no apareci� y tem� que se hubiese ido
otra vez. Pero nada m�s llegar al trabajo recib� una llamada interna, mi co�o
not� enseguida que era �l antes de descolgar. "Abre tu caj�n derecho". Hab�a un
paquete, lo abr� y era un artilugio que yo no hab�a visto en mi vida. Era un
cord�n con un mont�n de bolas de llamativos colores. "�Sabes que es eso?" "No mi
amo" le contest� con un hilo de voz avergonzada de mi ignorancia. "Es una tira
de bolas chinas y quiero que te las metas todas en tu co�o. YA". Sin rechistar
fui metiendo cada una de las cinco bolas en mi rajita hasta que no qued� m�s que
un trocito de cord�n con una arandela para tirar. "Quiero que las lleves en la
oficina SIEMPRE, y recuerda NO te permito correrte" y colg�.
Las bolas me produc�an un inmenso placer cada vez que me
mov�a, y el orgasmo estaba muy cerca aunque luchaba con todas mis fuerzas por no
tenerlo. Mi amo no me lo permit�a. Desde su posici�n no s� si me ver�a luchar
contra el orgasmo que ten�a en puertas pero una nueva llamada me confirm� que me
estaba viendo sufrir. "Abre bien las piernas quiero ver tu co�o, y vete sacando
las bolas lentamente, cuando las tengas fuera te las vuelves a meter". Mi mente
luchaba contra mi cuerpo para no correrme y como si de una orden interna se
tratase comprend� que mis orgasmos le pertenec�an al igual que todo mi cuerpo y
en ese mismo momento deje de tener ganas de correrme. "S�lo cuando tu amo te lo
mande" me dec�a mi cerebro. Me tuvo toda la ma�ana sac�ndome y meti�ndome las
bolas con un placer indescriptible pero sin llegar nunca a tener necesidad de
llegar al orgasmo. Mi amo me ten�a, ahora s�, sometida totalmente.