Relato: El huesped frecuente



Relato: El huesped frecuente

En un peque�o hotel estilo los BED & BREAKFAST europeos,
estaba un hombre en sus 40s realizando sus tramites de registro con la due�a
quien le comento el gusto de volver a verlo ya que cada invierno se hospedaba
ah� excepto los dos �ltimos a�os; aunque no explico a ella la raz�n de su
ausencia fue la larga agon�a de sus padres despu�s de un accidente en carretera.
Ahora su cabello lucia casi completamente cano pero su cuerpo lucia como
resultado del ejercicio que practico estos dos �ltimos a�os para sacar toda su
tensi�n contenida debido a la situaci�n de sus padres. La due�a le asigno el
�nico cuarto disponible pues el hotel hab�a ganado excelente reputaci�n en sus
�ltimos a�os y adem�s se publicaba en las p�ginas del INTERNET sobre turismo.



La due�a extra�aba esa jovialidad, una caracter�stica muy
notoria en el; adem�s de las canas en su rostro hab�an aparecido algunas
arrugas. Solo respond�a brevemente a las preguntas de la due�a. Se alejo para
meterse al cuarto y desempacar sus cosas.



Mas tarde, la due�a cargaba una bandeja en la cual hab�a una
jarra con jugo, un vaso con hielos y algunos emparedados dirigi�ndose a la
oficina donde estaba su sobrino quien cubr�a el tercer turno.




Much�simas gracias, t�a!- exclamo el joven- Estoy
hambriento! Debido a los ex�menes no tuve oportunidad de comer algo durante
la tarde- continuo


En el refrigerador hay pastel del que te gusta por si no
quedas satisfecho con lo que te traje- dijo la t�a tomando su bolso


De nuevo estamos llenos!


Si, gracias a DIOS; hoy llego el se�or McKenzie ocupando
el ultimo cuarto disponible


Ya tenia tiempo que no venia- dijo el joven ocultando su
alegr�a por saber que hab�a vuelto


Quiz�s le paso algo pues esta muy cambiado pero despu�s
conversamos ya que no quiero manejar tan tarde


Muy bien, t�a; yo aqu� me hago cargo





El joven estuvo recordando las convivencias que tuvo con el
se�or McKenzie a quien conoci� desde los trece a�os cuando comenz� a ayudar a su
t�a en el hotel; a trav�s de las conversaciones con el conoc�a de otros pa�ses y
tambi�n le tuvo gusto por aprender idiomas. Sus estancias eran tan largas y
frecuentes cada invierno que se hab�a convertido para el como un pariente
visitante.



Las horas pasaron r�pidamente para el joven quien paso la
estafeta al empleado quien cubr�a el turno matutino para luego irse a un cuarto
que su t�a hab�a adaptado para que ah� viviera. Estaba tan exhausto por la carga
de ex�menes que ni se puso pijama quedando en ropa interior recostado en la
cama; pero su sue�o no duro mucho ya que le llamo el empleado para informarle
que no funcionaba la regadera del cuarto donde estaba el se�or McKenzie, el
joven propuso que usara la regadera de su cuarto as� que se puso un pantal�n
corto de algod�n para recibirlo.



El se�or McKenzie quedo sorprendido al ver a ese joven tan
desarrollado resultado de practicar deporte en la universidad donde estudiaba;
este le pidi� disculpas por el problema de plomer�a y le aseguro que se
revisar�a en el transcurso del d�a, le mostr� el ba�o para que viese que estaba
limpio.



El joven se quito el pantal�n corto y se volvi� a acostar;
tambi�n el hab�a notado el cambio en aquel hu�sped frecuente, pero no pens� mas
ya que volvi� a dormirse de nuevo. El se�or McKenzie se quitaba la ropa mientras
ve�a a ese joven dormir placidamente; no pod�a negar que su frecuencia en ese
hotel era por el aunque tambi�n le agradaba el servicio, su atracci�n jam�s lo
ceg� para tener sexo con el pero si se masturbaba pensando en el. Estando ya
desnudo se sent� en la cama al lado del joven quien estaba boca abajo y con las
piernas separadas; la respiraci�n del joven demostraba total somnolencia as� que
el se�or McKenzie se tomo el atrevimiento de acariciar aquel trasero metiendo
con sus dedos la tela de la trusa entre aquellos gl�teos para luego acariciar
esas piernas cubiertas con vello muy fino, al ver moverse el cuerpo del joven se
asusto y se meti� en la regadera.



Al se�or McKenzie le atra�a la gente de su mismo sexo pero
solo lo hab�a practicado con personas de su edad o mayores; jam�s con j�venes
pero aquel lo encend�a aunque siempre lo respeto conteniendo su pasi�n por aquel
que ahora ya era un mayor de edad pero la diferencia de edad parec�a como si
fuese su hijo. El acostumbraba ba�arse con agua muy caliente as� que el cuarto
de ba�o se quedo inundado de vapor y aprovecho esa invisibilidad para
masturbarse teniendo en su menta la imagen del cuerpo de aquel joven quien le
hab�a permitido usar su ba�o.



El joven se despert� pues tanto beber jugo le estaba
generando ganas de orinar as� que abri� la puerta del ba�o saliendo vapor de
ah�; escucho al se�or McKenzie murmurar una canci�n mientras se enjabonaba su
cuerpo. Debido a la imposibilidad de ver, no aviso que estaba en el ba�o y
aprovecho para acercarse a la taza del ba�o y orinar; su ropa se hab�a
humedecido por el vapor y se pegaba a su cuerpo como una segunda piel, esa
sensaci�n provoco una erecci�n en su pene del cual sal�a orina con mezcla de
liquido preseminal. Las toallas estaban colocadas en una repisa arriba del
deposito de agua del ba�o as� que cuando el se�or McKenzie salio de la regadera
para tomar la toalla su cuerpo sinti� al joven quien esperaba que su erecci�n
concluyera para guardarlo en la trusa, con ese contacto su erecci�n aumento pues
sent�a el pene del se�or McKenzie entre sus gl�teos; el vapor hab�a actuado como
un afrodis�aco en ellos dos quienes estaban sin moverse hasta que las manos del
se�or McKenzie acariciaron el pene del joven comprendiendo que ambos estaban
excitados.



Los labios del se�or McKenzie se pasearon por la nuca, cuello
y orejas del joven mientras sus manos frotaban aquel pene erecto provocando que
el joven moviera su pelvis de tal manera que frotase su trasero con el pene del
otro; ninguno emiti� sonido alguno pero por el ritmo de sus cuerpos entend�an el
placer logrado, solo cuando eyaculo el joven este emiti� una inhalaci�n profunda
llenando sus pulmones de ese aire h�medo. El semen cayo en el ba�o mezcl�ndose
con la orina; el joven se inclino un poco para jalar la palanca y as� se fueran
por el drenaje, ese movimiento provoco que el glande del pene del otro ingresara
mas y estuviese en la entrada del orificio anal sirviendo solo la tela de la
trusa como fortaleza para evitar su penetraci�n.



El se�or McKenzie no pod�a contener mas su pasi�n por ese
joven as� que sus manos acariciaron el torso de este y con sus manos en el
cuello de la camiseta jalaron hacia los lados para romper aquella prenda hasta
la altura del ombligo; el coraz�n del joven se acelero ante esa acci�n pero no
se alejo sintiendo como esos dedos ahora acariciaban su torso al descubierto,
primero en su vientre y lentamente subiendo hasta acariciar sus tetillas
mientras el pene del otro buscaba vencer la tela de esa trusa para tener
contacto con ese orificio anal del cual era virgen. Sus piernas se separaron por
la taza del ba�o y el joven se apoyo del toallero mientras sent�a como aquel
hombre lo acariciaba e intentaba penetrarlo. El se�or McKenzie gozaba
intensamente como sus fantas�as se hac�an realidad con aquel joven; sus manos
bajaron por los costados de aquel cuerpo hasta llegar a la trusa para jalar
aquella tela humedecida por el vapor y su lubricante natural de tal manera que
genero una abertura en la zona donde estaba su glande siendo acariciado por los
hilos de aquella tela de algod�n. Fue tal sensaci�n para el que su semen salio
disparado con tal fuerza quedando entre aquellos gl�teos.



Ambos ingresaron a la regadera para asearse, el joven salio
del ba�o con una toalla para secar su cuerpo y se volvi� a acostar quedando
dormido inmediatamente mientras el se�or McKenzie continuaba con su vestir para
luego salir del cuarto. Horas despu�s, el joven despert� d�ndose cuenta de su
desnudez confirm�ndole que no hab�a sido un sue�o lo sucedido; encontr� en el
ba�o sus prendas desgarradas, las cuales estaban en la esquina del piso de la
regadera. Hab�a sido su primera experiencia con un hombre por lo cual su mente
estaba confusa pues sus sensaciones eran de culpabilidad pero tambi�n de gozo.
Se visti� pues tenia el tiempo contado para irse a la universidad, antes de
salir del hotel se topo con su t�a quien le agradeci� que permitiera al se�or
McKenzie usar su ba�o e inform�ndole que ya estaba el plomero trabajando en el
desperfecto.



Durante su estancia en la universidad, sus amigos ve�an al
joven distra�do; sin seguir la conversaci�n pero obviamente el jam�s revelo
porque su mente estaba tan ocupada en recordar cada detalle de lo acontecido con
el se�or McKenzie quien estuvo recorriendo la ciudad y recordando sus anteriores
viajes as� como aquel joven cuando era un puberto le mostraba cada rinc�n de ese
lugar. El tambi�n se sent�a nervioso y no decid�a si continuar hospedado en ese
hotel despu�s de lo sucedido.



Ambos no se vieron en todo el resto del d�a. El joven
despidi� a su t�a quien le informo que el plomero no terminaba de arreglar
aquella regadera y que no hab�a podido cambiar al se�or McKenzie de cuarto por
no haber disponibles as� que le pidi� le prestase de nuevo su regadera si el lo
requer�a.



El turno esta vez pas� muy lento para el joven quien no sab�a
como reaccionar al ver de nuevo al se�or McKenzie; la comida que le dejo su t�a
se la fue ingiriendo lentamente, la m�sica emitida de un reproductor fue su
compa�era relaj�ndolo.



El empleado del turno matutino llego antes de tiempo as� que
el joven lo dejo para dirigirse a su cuarto; se quito la ropa y en vez de
ponerse la pijama se coloco un b�xer de algod�n que le hab�a regalado una de sus
amigas de la universidad; la prenda le quedaba pegada a su cuerpo, la hab�a
elegido para asegurarse que esta no se rompiera pues su tela era el�stica. Se
acost� en la cama sin conciliar el sue�o en la espera de que llegara el se�or
McKenzie pero este no lo hizo hasta las 11 siendo despertado por el sonido del
tel�fono avis�ndole el empleado que el hu�sped estuvo tocando y no abr�a.




Disculpe que no lo haya escuchado- dijo el joven abriendo
la puerta y dejando entrar al se�or McKenzie


Pens� que estabas molesto conmigo por lo sucedido ayer-
dijo el se�or McKenzie con ese acento alem�n, el joven se puso nervioso y no
respondi�- Te llamas Fernando, no?


Si. Solo d�jeme paso al ba�o y se lo dejo disponible-
dijo el joven mostrando nerviosismo por lo cual se�or McKenzie ya no
continuo hablando





Fernando salio del ba�o y se acost� en la cama sin cubrirse
el cuerpo con los cobertores mostr�ndose retador ante el se�or McKenzie quien se
desnudaba tranquilamente hasta mostrar sus genitales y acariciarlos con sus
manos; haciendo lo mismo Fernando con sus manos en su bulto cubierto por aquel
b�xer cerrando sus ojos, el se�or McKenzie iba a meterse al ba�o pero se sent�
al lado de Fernando para que las cuatro manos acariciaran su bulto p�lvico que
demostraba dureza en cada acaricia y los ojos de Fernando se manten�an cerrados
disfrutando de ese masaje er�tico. El pene de Fernando fue sacado por una de las
piernas del b�xer para ser acariciado por la lengua h�meda y tibia del se�or
McKenzie y despu�s ingresar paulatinamente en su boca hasta topar con las
paredes de su garganta; Fernando gem�a al sentir aquella lengua como acariciaba
su pene, pero cuando sinti� la succi�n grito teniendo que llevarse sus manos a
la boca para que no fuera tan audible. El se�or McKenzie volv�a a hacer realidad
otra de sus fantas�as as� que su �mpetu por degustar aquel pene lo mezclaba con
movimientos cambiando la velocidad de sus succiones mientras sus manos
acariciaban las piernas y torso de Fernando; unos de sus dedos ingresaron en la
boca de este quien los lami�, as� estuvieron hasta que el semen fue ingerido en
aquella garganta para luego sus labios acariciar el torso de Fernando
deteni�ndose en aquellas tetillas firmes y abultadas. El se�or McKenzie se
coloco encima de Fernando mientras lam�a, besaba y chupaba esas tetillas, sus
manos bajaban el b�xer para colocar su pene entre las ingles frotando su glande
ese espacio entre los test�culos y el orificio anal; demostraba su amplia
experiencia en el sexo con hombres. Las piernas del se�or McKenzie estaban
separadas pero ejerc�an presi�n en las de Fernando para que su pene fuera
atrapado en aquellas ingles; su excitaci�n fue tal que ya mord�a aquellas
tetillas ejerciendo dolor en Fernando pero este no imped�a que lo hiciera por el
placer provocado en el. Cuando el se�or McKenzie sinti� que eyacularia abrazo a
Fernando para rodar sus cuerpos quedando este encima de tal manera que su semen
fue expulsado sin manchar las telas de la cama y cayendo entre los gl�teos de
Fernando quien al sentir como se movia esa sustancia cremosa lentamente lo
excito tanto que volvi� a eyacular sobre el abdomen del se�or McKenzie.



Sus cuerpos se mantuvieron juntos hasta que la temperatura de
sus cuerpos volvi� a la normalidad; ninguno hizo comentario alguno, el se�or
McKenzie se dirigi� al ba�o y Fernando se durmi� tan profundamente que de nuevo
no se dio cuenta cuando aquel se fue del cuarto.



Fernando ped�a que el tiempo transcurriera r�pidamente para
ser el siguiente d�a y volver a tener al se�or McKenzie en su cuarto; a su
regreso al hotel su t�a le comento que el plomero le hab�a informado que el
desperfecto era mayor y que necesitaba mas tiempo, provocando una sonrisa
lasciva en Fernando pero no duro mucho al comentarle que el se�or McKenzie se
retirar�a del hotel debido a que no pod�a cambiarlo de cuarto al no haber
disponibles. Mas tarde estando Fernando en la oficina a solas llego el se�or
McKenzie.




Como te va en la universidad?- pregunto el se�or McKenzie
al ver a Fernando leyendo un libro


Muy bien, gracias- dijo Fernando levant�ndose y
acomodando una silla para que se sentara el se�or McKenzie


No pod�a irme sin hablar contigo


Vaya recibimiento que le dimos, no? Despu�s de a�os de no
venir le damos el cuarto con problemas de plomer�a


Pero por el hemos podido hacer ciertas cosas tu y yo


Que me han extasiado enormemente


Espero todo ello no cambie tus preferencias sexuales





El se�or McKenzie le confeso su atracci�n por Fernando desde
que era un adolescente prematuro pero que jam�s quiso demostr�rselo pues el no
era un pederasta; con el hab�a sido la primera vez que lo hacia con alguien
menor a el, ped�a disculpas por haberse dejado llevar por esa pasi�n contenida
por tantos a�os. De los ojos de Fernando salieron l�grimas que rodaron por su
rostro pues tem�a que sus experiencias sexuales concluyeran.




El plomero comento que el fin de semana seria suficiente
para arreglar as� que me ir� a un hotel que encontr� en una consulta por
Internet, siendo de ambiente gay- menciono el se�or McKenzie as� que
Fernando se limpio las lagrimas para sonre�r de nuevo- Me gustar�a que me
acompa�aras, que opinas?- pregunto y Fernando solo movi� su cabeza en signo
de aceptaci�n de aquella invitaci�n





Al d�a siguiente, el se�or McKenzie y Fernando recorr�an las
instalaciones de aquel hotel que ofrec�a servicios de SPA; los hu�spedes eran
desinhibidos asombr�ndole a Fernando ver como se besaban o acariciaban sin
importar la presencia de los dem�s. La mayor�a de los hu�spedes venia en pareja
y solo algunos estaban solitarios pero dispuestos a conocer gente. Mas tarde,
estaban en la alberca nadando cuando llego un hombre con el cabello rizado a
ofrecerles los servicios de SPA; su vestimenta era transparente as� que pod�a
notarse su piel morena a trav�s de la tela, aceptaron la invitaci�n y fueron a
una zona donde se aplicaban barro en todo el cuerpo teniendo que quitarse sus
trajes de ba�o. Ambos se colocaron el barro como lo hacia los dem�s hu�spedes,
el hombre de cabello rizado observo la erecci�n en el pene de Fernando todo
lleno de lodo. El se�or McKenzie se recost� durmi�ndose.




No es bueno que tengas mucho lodo en los genitales- dijo
el hombre de cabello rizado con sus manos dispersando el lodo en los muslos
y vientre de Fernando quien se hab�a puesto mucho lodo para no mostrar su
erecci�n pues era la primera vez que estaba desnudo en publico. Las caricias
de esa mano aumento la dureza de su erecci�n- Cuando gustes te puedo ayudar
a relajar esa tensi�n- susurro al o�do





Fernando volteo hacia el se�or McKenzie para averiguar si
hab�a visto lo que pasaba pero aquel estaba completamente dormido.




Comprendo, son pareja; pens� que eras su hijo- dijo el
hombre de cabello rizado quien era un par de a�os mayor que Fernando


Somos amigos simplemente- respondi� Fernando molesto por
el comentario


Para quitarse el barro esta esa pileta de all�; les
sugiero que despu�s de ello se metan al vapor- dijo el hombre de cabello
rizado volviendo a su papel de empleado del hotel





Mas tarde, de los vapores sal�an el se�or McKenzie y Fernando
con toalla ce�ida a la cintura y dirigi�ndose a los vestidores donde otros
hu�spedes ten�an sexo pareciendo una org�a as� que optaron por cambiarse en un
privado con regadera. Ambos se enjabonaron sus cuerpos sintiendo el efecto del
lodo en sus pieles; las escenas en los vestidores les hab�a excitado as� que
estuvieron acarici�ndose su cuerpo mientras sent�an la ca�da de agua en ellos,
el se�or McKenzie puso sus manos en los hombros de Fernando ejerciendo leve
presi�n haciendo que se arrodillara y teniendo enfrente aquel pene erecto y
deseoso de seguir engullido. El se�or McKenzie fue paciente y dejo que Fernando
decidiera el momento de atender su pene disfrutando intensamente como aquella
boca y lengua atend�an cada pulgada de su pene; despu�s lo hizo el se�or
McKenzie en el pene de Fernando pero este succiono hasta obtener aquella
sustancia cremosa y salada. Luego salieron de la regadera y en una banca se
sentaron para comenzar a vestirse pero Fernando se recost� alzando sus piernas
exponiendo su orificio anal ante el se�or McKenzie quien deseaba penetrarlo. En
el lavabo hab�a un recipiente con condones as� que tomo uno y enfundo su pene
para m�s tarde tomar los tobillos de Fernando y acomodar su pene en la entrada
de aquel ano dispuesto a dejar de ser virgen.



El se�or McKenzie uso sus dedos para dilatar aquel ano
inquieto hasta llegar a ingresar cuatro de sus dedos; dos de cada mano, Fernando
sinti� dolor al principio pero luego se convirti� en placer total; el simple
hecho de ver como provocaba excitaci�n el se�or McKenzie eyaculo quedando su
semen atrapado en el cond�n.



El se�or McKenzie se alejo para tirar el cond�n y comenz� a
vestirse; Fernando deseaba sentirse penetrado pero al ver que no suceder�a, se
puso la ropa saliendo ambos del hotel para recorrer el poblado. En un
establecimiento de artesan�as y ropa, se toparon con quien les sugiri� los
servicios SPA.




Soy Daniel, trabajo en el hotel donde est�n hospedados;
como se sienten despu�s del ba�o en barro?- pregunto salud�ndolos de mano


Totalmente relajado- respondi� el se�or McKenzie


Me alegra saber que les gusto; algo en especial que
busquen?- dijo Daniel acompa��ndolos a recorrer el lugar y explic�ndoles
algunas artesan�as





Fernando se entero que Daniel se hab�a graduado recientemente
de la misma profesi�n que estaba estudiando aquel; el se�or McKenzie al ver el
trato entre ellos decidi� dejarlos a solas regres�ndose al hotel, pues se dio
cuenta que no era justo tener la exclusiva de Fernando.



Daniel invito a Fernando a su casa la cual compart�a con sus
papas y hermanos; estando en su recamara Daniel le mostr� fotos de los lugares
por donde ha viajado.




Se ve muy tranquilo el se�or Alan McKenzie- menciono
Daniel


El no era as�, quiz� le afecto la reciente perdida de sus
padres- dijo Fernando


Solamente son amigos?


Claro que si; nos conocemos desde que yo tenia trece a�os


Entiendo, disc�lpame por mi mal pensamiento pero en ese
hotel se ve cada cosa; una vez llego un hombre maduro con un ni�o diciendo
que era su sobrino pero bien que se lo cogia


Como lo supiste? Acaso esp�as a los hu�spedes?


Solo de aquellos que me interesan- dijo Daniel sonriendo-
Me llamo la atenci�n la actitud del ni�o tan callado y serio as� que le hice
platica y me confeso lo que le hacia su supuesto t�o


Debiste protegerlo


Soy metiche pero no me entrometo en la vida de los dem�s;
all� ese tipo que le gustan los ni�os


Tengo que irme pues ya esta oscureciendo


Nos vemos en el hotel mas tarde pues estar� cubriendo el
tercer turno


Eso mismo hago en el hotel de mi t�a


Tambi�n atiendes a los hu�spedes d�ndoles masajes y
masturb�ndolos en sus cuartos?


Eso haces t�?


Son las mejores propinas, amigo- dijo Daniel
sarc�sticamente pero Fernando se molesto- Espera, no soy un prostituto que
vende su cuerpo; simplemente les doy masajes y les jalo sus vergas hasta
venirse


No tienes que explicarme- dijo Fernando levant�ndose pero
Daniel lo toma del brazo


Ning�n hu�sped ha usado mi cuerpo; yo decido con quien y
jam�s cobro por ello- dijo Daniel y planto un beso en la boca de Fernando-
Quisiera sentir tu verga en mi culo- dijo manoseando el bulto de Fernando
quien trataba de zafarse


Yo tambi�n decido con quien- dijo Fernando logrando
separarse de Daniel y saliendo de aquella casa





Fernando encontr� a Alan en la recepci�n conversando con
alguien de su edad as� que se dirigi� al cuarto para meditar todo lo sucedido
con Alan y Daniel. M�s tarde, Alan estaba acostado junto a Fernando; ambos
estaban desnudos y boca arriba. Fernando ahora fue el de la iniciativa as� que
lami� la tetilla izquierda de Alan mientras su mano izquierda acariciaba el pene
de este y el suyo yac�a en el muslo de aquel.




Perm�teme sentir tu verga dentro de mi; deseaba que
sucediera hace horas- susurro Fernando


Disc�lpame pero me tardo mucho en obtener una erecci�n
despu�s de eyacular- respondi� Alan quien tomo unos condones del bur� para
enfundar su pene, luego tomo una botella de crema y lo unto en sus manos
para iniciar las caricias en aquel ano hambriento de pene.





Fernando estaba boca abajo con las piernas completamente
separadas y Alan apoyado en sus rodillas y manos inicio el ingreso de su pene en
aquel ano que solo hab�a sido dilatado por sus dedos; aquel resist�a el dolor
pues su deseo era mas, su trasero al fin hab�a sido invadido por Alan quien
pacientemente dejaba que aquel ano recibiera su pene hasta tenerlo completamente
adentro y abrazar a Fernando para moverse y quedar recostados de lado. Alan tomo
la pierna derecha y la separo poni�ndola a 90 grados; de esa manera movi� su
pelvis para sacar parte de su pene y volverlo a meter; las sensaciones de
Fernando rebasaban sus expectativas generando una erecci�n en su pene el cual
babeaba con su lubricante natural y algo de semen, en esa posici�n estuvieron
por casi media hora para luego acomodarse de tal manera que ambos quedaran de
frente sin que Alan sacara su pene de aquel ano. Fernando separo sus piernas
para permitir tener el torso de Alan sobre el suyo; ambos se besaron y ahora las
embestidas eran mucho mas veloces hasta que el semen de Alan quedo atrapado en
el cond�n y el de Fernando humedeci� ambos vientres.



La noche aun era joven as� que los recientes amantes
experimentaron m�s posiciones resultando m�s eyaculaciones en Fernando y su ano
completamente dilatado; pas� al ba�o para asearlo y regresar a la cama para
dormir abrazado a Alan quien ya estaba dormido.



Los rayos del sol entraron al cuarto despert�ndose Alan quien
se levanto despacio para no despertar a Fernando quien dorm�a placidamente; se
puso el traje de ba�o y una camiseta saliendo del cuarto para dirigirse a la
alberca donde estaba el hombre con quien hab�a conversado en la recepci�n del
hotel cuando llego Fernando. Ambos estuvieron nadando un rato cuando Alan vio a
Daniel y le ordeno un suculento desayuno para ellos y uno para que fuese llevado
a su cuarto para Fernando.



Mas tarde, Fernando se terminaba de secar su cuerpo despu�s
de haber usado la regadera del cuarto cuando escucho toquidos en la puerta
abri�ndola y dejando pasar a Daniel con una bandeja con varios platillos. Daniel
tra�a puestas dos prendas de color verde turquesa haciendo un excelente
contraste con su piel morena; el short era de lycra as� que se ajustaba a su
piel as� como delineando su bulto, la playera no estaba pegada a su piel pero
mostraba sus brazos completamente as� como una buena parte de su torso hasta una
de sus tetillas se ve�a.




Un energizante desayuno para el se�or- dijo Daniel
sonriendo- Fue ordenado por Alan- agrego antes de que Fernando dijera algo


Acaso no descansas?- dijo Fernando sin dejarlo pasar


Ya termine mi turno, simplemente que antes de retirarme
quise traerte este desayuno digno de un semental agotado; no dudo que lo
hicieron toda la noche


No tengo porque explicarte lo que hago- dijo Fernando
intentando cerrar la puerta


Hey, tengo que dejarte esto; en verdad lo ordeno Alan





Daniel ingreso al cuarto y dejo la bandeja sobre una mesa
acomodando una silla para que se sentara Fernando.




Lo comer� despu�s de que te vayas- dijo Fernando serio


Pues no lo har� hasta ver que te haya gustado la comida-
dijo Daniel por lo que Fernando firmo el voucher para indicarle se retirara





Daniel tomo el papel y al pasar al lado de Fernando le quito
la toalla que cubr�a parte de su cuerpo mostrando una erecci�n comprendiendo
Daniel que no era totalmente indiferente para Fernando quien trataba de quitarle
toalla hasta que ambos cuerpos se reflejaron en un espejo. Daniel se arrodillo
r�pidamente y lami� el pene de Fernando quien no pod�a negar que le agradaba lo
que ve�a en el espejo; en cada lamida y succi�n Daniel le demostraba su inter�s
por tener algo m�s con Fernando quien tem�a que Alan regresara al cuarto.




Tranquilo, Alan no regresara hasta un buen rato pues esta
repitiendo el ba�o de lodo- dijo Daniel al sentir que Fernando se alejaba de
el- Tenemos el tiempo suficiente para disfrutar de nuestros cuerpos





Sin sacar el pene de Fernando de la boca de Daniel, ambos se
movieron para colocar una silla enfrente del espejo; Fernando se sent� y sigui�
deleit�ndose con las im�genes. Daniel saco de su short un sobre de cond�n para
colocarlo en el pene de Fernando; mientras bajaba su short su lengua recorr�a el
torso de este hasta que sus labios se besaron separando sus piernas y pidiendo
que sujetara el pene enfundado para colocarlo en la entrada de su ano. Fernando
pod�a mirar como ese trasero se iba consumiendo su pene; su �xtasis era tal sin
importar que la noche anterior hubiese sido de puro placer sexual, se deb�a a
que ahora el estaba penetrando siendo una nueva experiencia para el. Daniel
resisti� la longitud y grosor de aquel pene hasta sentir que sus gl�teos se
frotaban con los test�culos de Fernando; sus manos se apoyaron del respaldo de
la silla para moverse como si estuviese montando un toro mec�nico provocando en
Fernando un placer indescriptible intentando aplazar su eyaculacion lo m�s
posible. Daniel enfundo su pene para contener su semen que estaba por salir.
Ambos se abrazaron y casi simult�neamente sus sustancias cremosas fueron
atrapadas por sus respectivos condones.



Mas tarde, Fernando estaba sentado en la silla dando la
espalda a los platillos pues Daniel le daba de comer en la boca teniendo el pene
de aquel dentro de su trasero.




Hace mucho que no lo hacia con un novato- dijo Daniel
d�ndole de beber jugo a Fernando quien se dejaba consentir


Mi vida sexual no es tan activa; mi prioridad son los
estudios as� que no quiero embarazar y joder mis planes- dijo Fernando


Tu cuerpo si que necesitaba alimento; jam�s imagine que
te acabaras todo- dijo Daniel d�ndole de comer una rebanada de pastel


Ayer com� muy poco por disfrutar de las instalaciones


Y de Alan, no?- interrumpi� Daniel


Alan!- exclamo Fernando intentando levantarse de la silla
pero Daniel no lo dejo.


El ha hecho amistad con otro hu�sped de su misma edad
quien creo tambi�n es europeo o canadiense; no lo dije para molestar


Alan y yo solo somos amigos; no hay contratos de
exclusividad- dijo Fernando besando a Daniel y acariciando sus manos aquel
cuerpo





Daniel respondi� a esos besos apretando sus esf�nteres y
apresando aquel pene que se fue endureciendo ante ello; movi� su torso para que
Fernando disfrutara de sus tetillas siendo lamidas y mordidas delicadamente,
Fernando lleno sus pulmones de oxigeno y cargo el cuerpo de Daniel para caer
ambos en la cama iniciando sus embestidas tratando de ejecutarlas como Alan lo
hab�a hecho con el. Daniel gozaba completamente de esas penetraciones
exigi�ndole a Fernando que lo hiciera con m�s fuerza. Mientras estos consum�an
su pasi�n nuevamente; Alan y su nuevo amigo estaban observando la org�a que
hab�a de nuevo en los vestidores.




Viva la juventud!- exclamo Alan


No estamos tan viejos- dijo el otro poni�ndose su ropa


Karl, a que vienes a este hotel?- pregunto Alan
terminando de acomodarse su ropa


Solo a observar estos cuerpos tan bien formados; algunas
veces llamo a Daniel para que pase a mi cuarto en la noche y me ayude a
masturbarme, es un excelente amante- respondi� Karl y Alan se imagino lo que
podr�a estar pasando entre Daniel y Fernando- Has tenido sexo con tu
acompa�ante?


Jamas imagine que sucediera pues lo conoc� desde que era
un puberto


Tiene un excelente cuerpo, ser�n pareja?


No, creo que no deb� dejarme llevar por esa pasi�n
contenida


Si el joven lo acepto, no te sientas mal por ello; la
juventud de ahora le gusta experimentar con ambos sexos sin con ello
afectarles emocionalmente, te lo digo en base lo visto en mis hijos y
sobrinos


Por que no te volviste a casar?


Respeto la memoria de mi esposa difunta; adem�s ahora
quiero tener una pareja hombre, mis hijos ya son mayores y vivo solo


Quisiera seguir conviviendo contigo; por que no te vienes
unos d�as a la ciudad, quiz� te puedas quedar en el hotel donde estar�


Pero ah� estar� tambi�n tu joven acompa�ante


Somos solamente amigos; adem�s no me imagino teniendo una
pareja tan joven a mi lado


Me gustar�a intentarlo contigo





Ambos hombres maduros se besaron en la boca para ser una
pareja m�s en esa org�a de los vestidores.




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Relato: El huesped frecuente
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