El primer d�a que la vi pens� que era una alumna. All� estaba
ella: alta, esbelta, pelirroja, de generosa melena ondulada. Su caminar era
decidido y a la vez tranquilo, no se como definirlo. Era como si el campus fuera
suyo pero sin destilar ning�n aire de prepotencia. En ese momento llevaba un
abrigo tres cuadros. Lo recuerdo perfectamente porque no pude ver si tenia un
buen trasero. Si, lo admito, miro el trasero de todas las chicas lindas que se
cruzan por delante de m�, y aqu� en la universidad eso sucede a menudo. No, no
soy un pervertido, pero creo que casi todos los hombres hacemos lo mismo.
Especialmente aquellos que no. . . errr. . . tenemos la suerte de mantener
relaciones sexuales a menudo. Bueno, en mi caso nunca.

No, no se burlen, estaba en la universidad y todav�a era
virgen, �no es tan malo?, �o, si?, bueno, tan solo tenia dieciocho a�os. No
hab�a tenido nunca especial suerte con las chicas. No es que se a feo o
especialmente t�mido, es que nunca he tenido suerte. Y no por que nunca haya
intentado ligar, que lo he intentado muchas veces. Pero es que no se que decir
para "entrarle" a una chica, a dem�s odio los sitios ruidosos como las
discotecas: no se puede hablar y la gente tiende a comportarse de manera muy
superficial en esos lugares. Adem�s, algunos de mis amigos son aut�nticos crack
en esto de ligar, atractivos y decididos, con lo que siempre soy el del grupo
que se queda sin chica. Ya me he acostumbrado.

A lo que iba. La mire y me qued� embelesado. Y la verdad es
qu� no s� por que. El abrigo que ella llevaba me imped�a ver su cuerpo, as� que
no sabia si estaba realmente buena. De acuerdo, tenia unas buenas piernas pero,
por lo dem�s no hab�a visto nada ni sab�a nada de ella, ni siquiera la hab�a
visto la cara. Supongo que un flechazo debido a mi bajo estado de �nimo. El
inicio de cursos siempre me produc�a ese estado de �nimo entre triste y
melanc�lico.

De repente se par�, se giro y se nos qued� mirando (yo iba
con un par de amigos), "Disculpen" nos dijo, mientras se quitaba un cigarrillo
de entre los labios y expulsaba el humo "estoy buscando el aula de Literatura
Inglesa". "Sin problemas, linda" le contesto r�pidamente uno de mis amigos,
nosotros vamos hac�a all�".

�Es preciosa! Tenia una cara perfecta y unos labios de lo mas
sensuales, sus cejas eran finas y sus ojos grandes y expresivos.

Normalmente no me gustan las chicas que fuman, pero en ella
no me import�. Le daba un aire de madurez e independencia que encontr� muy sexy.
�Vaya cabeza tengo! �Acabo de ver a una chica desconocida y ya me rob� el
coraz�n! Ya se me pasar�a, es la historia de mi vida. Gran impresi�n al llegar a
clase. Mis amigos hab�an estado charlando animadamente con ella y empezando a
intentar conquistarla, como hac�an con casi todas las chicas que les gustaban.
Seg�n ellos, cuantos mas anzuelos tires mas posibilidades tienes de pescar algo.
Me pareci� que los ignoraba un poco a ellos y me miraba a m� de manera
disimulada. Claro que, con una imaginaci�n desbocada como la m�a, eso no era
extra�o, esas fantas�as me pasaban a menudo por la cabeza.. Lo dicho, al llegar
a clase la sorpresa fue may�scula al ver que ella, en lugar de buscar un sitio
para sentarse entre los alumnos, se dirig�a al estrado y dejaba su mochila en
el. Apag� el cigarrillo, se aclar� la voz y se dirigi� a la clase. "Buenos d�as.
Este a�o ser� su profesora de Literatura Inglesa. Espero que nos llevemos bien."

Recuerdo perfectamente sus primeras palabras a la clase, pues
fue en ese momento cuando o� de verdad su voz clara, directa y a la vez cargada
de una cierta sensualidad aterciopelada. No pude evitar sonre�r ante la mirada
at�nita de mis compa�eros, que tambi�n se estaban lamentando por haber intentado
ligar con una profesora. La verdad es que yo estaba en clase de Literatura
Inglesa por pura casualidad. No soy estudiante excesivamente brillante, pero
pasando de falsa modestia, la verdad es que soy bastante inteligente. Por
desgracia soy un vago y no me esfuerzo demasiado. As� pues, boy aprobando todas
las materias con calificaciones decentes, pero sin destacar en absoluto. Me
inscrib� en Literatura Inglesa por que me hab�an dicho que no hab�a examen, que
con asistencia a clase y un trabajo final de curso seria suficiente. Gran
sorpresa al ver que hab�an cambiado al viejo profesor de otos a�os por esta
joven belleza que parec�a reci�n salida de la Facultad.

El curso fue avanzando y nos dimos cuenta de que, a dem�s de
tremendamente atractiva la profesora Riona o de Lite (como la llam�bamos
nosotros) contaba con grandes conocimientos. Su predilecci�n por la poes�a de
Lord Byron y las comedias de Shekespeare me quedo clara desde el principio.
Cuando le�a para la clase su perfecto ingles de Oxford, yo me quedaba embelesado
por su voz, a la que cada vez se le notaba un tono mas sensual. En clase llegu�
a excitarme con su voz al leer ella las l�neas de Titania la reina de las hadas
en Sue�o de una Noche de Verano de Shakespeare.

Pero lo realmente fuerte vino cuando me pidi� que fuera al
estrado para leer las l�neas de Ober�n, el esposo de Titania. No sabia si se iba
a notar mi. . . excitaci�n por la curva de mis pantalones. Yo estaba de lo m�s
sonrojado y o� risitas est�pidas de algunas alumnas. Pero una vez a su lado me
olvid� de todo. Como solo ten�amos un libro nos tuvimos que poner muy cerca uno
de el otro. Pude sentir su perfume e incluso su calor corporal. Eran principios
de verano y el calor se dejaba notar. Ella llevaba una falda corta y una blusa
de generoso escote, aunque se cubr�a con una chaqueta larga blanca. No pude
evitar lanzar un par de miradas que casi me hicieron perder la l�nea que me
tocaba leer a continuaci�n. Sus senos eran perfectos (la parte que pod�a ver),
creo que nunca hab�a estado tan excitado en mi vida. Acabamos la lectura cuando
son� el timbre de la ultima hora. Mientras todo mundo se iba ella se dirigi� a
m�.

"Te he estado observando en clase desde hace tiempo" me dijo
de manera directa y sin rodeos.

Entonces, era verdad-pens�- me miraba a m�, no era mi
imaginaci�n desbocada. �Pod�a ser que yo le gustara?

"Tus textos sobre las obras de Shakespeare son brillantes,
auque veo que no te esfuerzas demasiado en ellos", continuo.

Vaya, puro inter�s acad�mico-pens�-. Claro �c�mo pude pensar
en eso? Ella era una profesora, tenia mas a�os que yo (auque no demasiados)
estaba buen�sima, �c�mo iba a estar interesada en m�? Cierto que hab�a escrito
un par de cosa en los textos que me devolv�a corregidos, Algo as� como "Muy
bien, joven Shakespeare" pero, evidentemente eso no significa nada.

"Creo que eres mas inteligente de lo que muestras y que
tienes una sensibilidad especial para apreciar ciertas cosas, aunque no sean
evidentes o puedan estar ocultas. Me gustar�a charlar un rato contigo. . . si no
tienes nada mas que hacer."

�Algo m�s que hacer? �Nada en absoluto! Por lo menos nada que
fuera mas importante que estar con ella, auque fuera platicando.

"Po. . .podemos ir a charlar" consegu� balbucear. Ella me
sonri�, al parecer le hacia gracia mi timidez. No era de extra�ar que fuera
t�mido, despu�s de todo hab�a tenido fantas�as sexuales con ella desde principio
de curso. La imaginaba ante m� con lencer�a sexy de color rojo, mir�ndome con
esos ojos tan expresivos. . . Simplemente estar a su lado ya me excitaba
tremendamente.

Subimos a la terraza de el edificio. Ella se apoy� en la
barandilla y dejo que el viento jugueteara con su preciosa cabellera pelirroja.

Yo me plant� a su lado y empezamos a hablar. Ella me hablo de
lo mucho que le gustaba la literatura, de c�mo se hab�a hecho profesora y de que
se hab�a mudado a la ciudad a principios de curso y todav�a no conoc�a a mucha
gente. Yo me extra�e de que una chica tan hermosa no tuviera un mont�n de amigos
y amigas. Ella pareci� captar mis pensamientos y sonri�, pregunt�ndome sobre mi
vida. Habl� de m� (era un tema f�cil, puesto que lo conoc�a de primera mano) y
ella me fue haciendo preguntas llevando la conversaci�n hac�a los temas que ella
quer�a. Me di cuenta de que era muy h�bil en ello, pero ya era demasiado tarde,
me hab�a acorralado en el tema de "chicas" y no pod�a zafarme, me sent� bastante
avergonzado. Ella me mir�, de hecho llevaba rato mir�ndome, y sonri�. Se acerc�
a m�, despacio, con premeditaci�n. Pos� sus labios encima de los m�os antes de
que yo pudiera reaccionar y me bes� suavemente. Yo quede como en trance mientras
ella jugueteaba con mis labios, mordisque�ndolos mientras acariciaba mi cabello
y apretaba su cuerpo contra el m�o. "No sabia como acercarme a ti, joven
Shakespeare. Y la verdad es que me vuelves loca. He pensado en ti muchas veces
en la intimidad." Ella se aferr� a mi cuerpo como si quisiera fundirse con �l, y
levant� su pierna derecha par sujetarme con ella. "No pienses que soy una. . .
una. . . ya sabes. . . yo. . ." Por primera vez era ella la que se hab�a quedado
sin palabras, aunque la entend� perfectamente. Era como un sue�o, cuanto mas
extra�o era lo que me estaba sucediendo mas f�cilmente lo entend�a y reaccionaba
ante ello. Empec� a reaccionar y a devolverle los besos, empezando por sus
labios y yendo hac�a sus orejas, que mordisque� con delicadeza, bajando a
continuaci�n hacia su cuello y hombros, que descubr� echando su chaqueta hacia
atr�s.

Ella emiti� un ligero gemido de placer cuando mis dientes
rozaron la blanca piel de su hombro y me apret� con una fuerza que me permiti�
darme cuenta de su ardiente deseo. Apenas sin darme cuenta una de mis manos se
deslizo hacia su cintura y la otra hacia su pecho. Antes de tocarla me di cuenta
de lo que estaba haciendo y la mir� a los ojos, como pidiendo permiso. Ella me
sonri� de manera traviesa y ligeramente maliciosa y eso signific� la promesa de
un cielo de placer para m�.

Pero claro, est�bamos en la terraza y no era el mejor lugar
para ciertos intercambios, sobre todo si eran entre un alumno y una profesora.
As� pues, se separo de m� y me tom� de la mano. Fuimos hacia las escaleras,
bajamos y nos dirigimos al despacho del departamento de Literatura. No hab�a
nadie en los pasillos, lo cual era normal pues hac�a mucho rato que hab�a pasado
la �ltima hora de clases. Hablando con ella ni me hab�a dado cuenta del tiempo
que hab�a pasado.

Entramos en el despacho (mejor dicho, me empujo dentro de el
despacho) y ella cerro la puerta con llave desde dentro. Me abrazo por detr�s,
me desabroch� la camisa y me la quit�, acariciando mi pecho a continuaci�n. Me
gir� y la sujete por las nalgas, levant�ndola t presion�ndola contra mi miembro,
que en esos momentos estaba realmente duro. Me agarr� por la cintura con las
piernas y me mordi� los hombros apasionadamente. La corta falda se le hab�a
arremangado totalmente y pude ver su ropa interior oscura y suave. La dej� en el
suelo y le acarici� los senos. Ella me apart� con una sonrisa maliciosa y se
sent� en una silla. "Desn�date", me dijo, "quiero verte hacerlo". Empec� a
desabrocharme los pantalones torpe y apresuradamente. Ella empez� a tocarse
mientras me observaba, sus dedos rozaban su sexo por encima de su pantaleta y
tambi�n se acariciaba los pezones. Pude ver por fin sus senos, de tama�o y forma
perfecta con los pezones totalmente excitados.

Yo me hab�a dado tanta prisa con mis pantalones que me hab�a
olvidado de los zapatos y me ca� al suelo al intentar quit�rmelos. Ella se
sonri�, pero no me sent� ofendido ni rid�culo. "Falta de experiencia, joven
Shakespeare", me dijo mientras se arrodillaba a mi lado y me ayudaba con lo que
me quedaba de ropa. Una vez yo estuve desnudo del todo, ella se acab� de quitar
la ropa y se puso a horcajadas encima de m�, introduciendo mi miembro en ella a
la vez que yo le acariciaba los pechos. Empez� a moverse lenta y r�tmicamente y
sent� un placer como no hab�a sentido nunca. Ella gem�a y se agitaba. Tom� mis
manos y las llev� hacia su trasero. "Apri�tame fuerte" dijo. Hice lo que ella me
ped�a mientras observaba sus preciosos pechos bambole�ndose arriba y abajo. No
pod�a creer que eso me estuviera pasando a m�.

No pude resistir su ritmo demasiado tiempo, le dije que iba a
venirme. Ella se levant� de encima de m� y bajo hasta que mi pene quedo a la
altura de su cara. Se lo introdujo entero en la boca y empez� a succionarlo con
delicadeza mientras sus manos me acariciaban. M e vine en su boca y ella se lo
trag� todo. En esos momentos me sent� algo sucio y avergonzado, pero se me paso
cuando la vi sonre�r, maliciosa y juguetona. Su sonrisa me indic� que yo no
hab�a hecho nada malo o que ella no quisiera. Pero no se conformo con eso, no.
Me indic� sutilmente que ella tambi�n quer�a mi boca y lengua entre sus piernas,
as� que empec� a lamer y a chupar su vagina. No lo hab�a hecho nunca (de hecho
llevaba un buen rato haciendo cosas que no hab�a hecho nunca) y puse todo mi
empe�o en hacerlo lo mejor posible. Sus gemidos ahogados y respiraci�n
entrecortada me sirvieron de pista para darme cuenta de que no lo estaba
haciendo mal. Llego un momento en el que me tomo por la cabeza con ambas manos y
la apret� fuertemente contra su sexo, a la vez que abr�a las piernas al m�ximo.
Despu�s qued� relajada, acerc� su cara a la m�a y me bes� apasionadamente.

De repente o�mos un ruido fuera de el despacho y ambos nos
sobresaltamos, pero no vimos ni o�mos nada mas. Nos vestimos y me llev� a casa
en su coche. Apenas intercambiamos palabras durante el viaje. Ella se fumo dos o
tres cigarrillos en ese tiempo.

Esa noche no pude dormir. Ten�a miedo de que, si me dorm�a,
al despertar todo habr�a sido uno de mis sue�os. A la ma�ana siguiente fui a
clase sintiendo una sensaci�n muy extra�a en el estomago. Ten�a ganas de verla y
hablar con ella, Pero no tenia clase de Literatura Inglesa ese d�a. Fui al
departamento de Literatura y me dijeron que la profesora Riona ya no trabajaba
en la Universidad. Que esa ma�ana el decano la hab�a llamado a su despacho y
que, al volver al departamento hab�a tomado sus cosas y de hab�a ido, diciendo
simplemente a los otros profesores que "hab�a decidido dejar su trabajo por
motivos personales".

"�Vale madre!", pens�. La hab�an echado porque alguien se
hab�a enterado de que hab�a tenido relaciones con un alumno. Me sent� fatal el
resto de el d�a, casi sin enterarme de nada en las clases.

Al salir de la Universidad iba s�lo, cabizbajo, pensando en
mil cosas y en ninguna, totalmente deprimido. Un coche se cruz� en mi camino y,
pens� que estuvo a punto de atropellarme, ni me inmut�. Mire al conductor, que
me acababa de abrir la puerta del acompa�ante. Grande fue mi sorpresa al ver
como la conductora me sonre�a, mir�ndome con una mezcla de cari�o y malicia
desde debajo de sus mechones pelirrojos.