El deseo casi incontenible es una caracter�stica de los
inicios de la pubertad y el despertar sexual. No reconocemos mucho de moral o de
morbosidad e, incluso, hasta situaciones simples y cotidianas nos provocan un
grado de excitaci�n que, las mas de las veces, salimos corriendo a darnos una
paja que siempre consideramos descomunal.
As�, al menos, era o fue mi adolescencia. Desde chico siempre
me gust� estar con mujeres, temprano comenc� a concurrir a bailes de la escuela
invitado por amigos de a�os superiores y eso hizo que mi inter�s por el sexo
femenino creciera bien temprano. Ya con doce a�os hab�a dado mi primer beso,
manoseado alguna que otra compa�era de escuela pero el sexo aun no se me daba en
su plenitud.
Cumpliendo los catorce tuve mi primera relaci�n sexual con
una compa�era de escuela que ya ten�a su experiencia, fue una sola vez y nunca
mas, ya que mi inexperiencia no le satisfizo pero yo, lejos de sentirme mal por
la perdida estaba contento con mi debut sexual y quer�a m�s de todo eso.
Fue entonces que mi atenci�n se detuvo en una mujer mayor que
yo, una mujer con la que tenia un contacto asiduo pero no permanente, una mujer
que no pens� antes pudiera responder (vaya que si lo hizo mas de lo que yo
esperaba entonces) a mis instintos carnales. Esa mujer no fue mi madre, sino; la
nueva esposa de mi padre quien estaba divorciado de mi madre hacia muchos a�os y
que se hab�a vuelto a casar hacia no mucho y tenido un par de hijos de ese
matrimonio.
Todos los relatos que he le�do cuentan o describen
f�sicamente a las personas, yo s�lo dir� que ella era aun joven (de 35 a 40),
cabello oscuro, piel blanca, ojos celestes y dos pechos que eran un primor y se
llamaba Celeste.
La atracci�n no fue instant�nea, ni ella demostr� jam�s un
inter�s especial por mi y eso hizo mas dif�cil el acercamiento a esa mujer que
poco a poco comenzaba a desvelarme casi al punto de ser insoportable.
Cada vez que concurr�a de visita a su casa ella sal�a a
recibirme y me daba un fuerte abrazo, largo, hermoso, dej�ndome totalmente
inm�vil aprisionado por esos brazos fuertes y hundido en sus pechos, enormes
ante mis ojos y el calor de su proximidad me excitaban tanto que de solo
abrazarme me comenzaba una erecci�n que inmediatamente trataba de ocultar.
Fueron esos abrazos los que me hicieron descubrir mi
atracci�n por ella, el deseo que tenia de tener su cuerpo para mi y con el
correr del tiempo mis visitas a casa de mi padre comenzaron a ser m�s
frecuentes, llegando incluso a ir cuando mi padre estaba en su trabajo y
disfrutar de la compa��a de ella a solas y aunque m�s no fuera solo conversando,
mirando televisi�n o acompa��ndola de a ratos.
Bastaba con verla para que ya me sintiera excitado y ni que
hablar si en esas visitas ella estaba con uno de sus vestidos sueltos y
escotados donde le surg�an esos pechos enormes del escote y mis ojos perdidos
por largos minutos dibujando el contorno de sus formas o imaginando sus pezones
y como disfrutar�a de ellos.
No hay que decirles que cada vez intentaba acercarme m�s a
ella, no se si ella se diera cuenta por entonces que me volv�a loco, pero as�
era. En cada visita a la casa de mis padres no dejaba d�a sin dedicarle una paja
en su honor e, incluso, hasta dos o tres seg�n fuera m�s largo el tiempo que
estaba all� con ella.
No se cuanto tiempo paso sin que yo tomara una iniciativa de
mayor acercamiento pero si fue mucho, m�s de un a�o tal vez, siempre con el
deseo incontenible por ella y como era l�gico, poco a poco comenc� a hac�rselo
notar sutilmente, nada directo, nada n�tidamente sexual pero siempre mostr�ndole
mi inter�s, mi cari�o o mi agrado hacia su persona.
Nunca advert� un rechazo de su parte y eso alimentaba mis
esperanzas que algo se diera entre nosotros y cada vez que ella me abrazaba yo
me aferraba a ella con fuerza, pegaba todo lo que pod�a mi cuerpo al suyo y
cuando estaba en su casa a solas, siempre andaba rond�ndole, rozando su cuerpo
al m�o y tratando de compartir sus actividades lo mas posible para tenerla
cerca.
Fue por ese entonces que a mi padre le comenzaron a
encomendar en su trabajo viajes a otras ciudades por varios d�as e, incluso, al
extranjero y yo aprovechaba esos viajes para ir de visita aunque sabia que el no
estaba, me quedaba todo el tiempo posible con ella y sus hijos, le ayudaba con
ellos a darles de comer, ba�arlos, cuidarlos y esas cosas.
Note que mis visitas no le eran molestas y que ella era muy
atenta conmigo y en esos viajes de mi padre comenc� a ir por las tardes,
quedarme a cenar, dormir a los ni�os y luego compartir ratos con Celeste en la
sala de la casa viendo la televisi�n juntos, charlando o jugando a las cartas
hasta bien tarde.
El temor de lo prohibido me paralizaba hasta el punto de no
poder avanzar m�s y cuando la notaba que ella estaba cansada me retiraba a mi
casa para volver al otro d�a o los siguientes y no sab�a que hacer para poder
expresarme, decirle lo que me provocaba o conseguir que se diera alguna
situaci�n donde se produjera un desenlace.
Como Celeste tampoco dec�a nada sobre lo que suced�a, m�s
temor me daba, porque si avanzaba en la situaci�n y era rechazado no pod�a
imaginarme como volver a estar frente a ella y, mucho menos, que se lo contara a
mi padre y por el otro, yo con mis 16 a�os enfrentando a una mujer con m�s de 35
y pensaba, "si no le gusto" o "si no me desea" o "si se enoja conmigo ya ni sus
abrazos podr� disfrutar" y todo ello me dejaba de una pieza de piedra sin poder
mover un dedo para tener a esa mujer que por entonces ya me tenia completamente
enloquecido.
Ocurri� entonces que a mi padre le dieron una comisi�n o
viaje al extranjero por varios d�as y poco despu�s de la noticia parti�
dej�ndola a Celeste y sus hijos en casa y yo otra vez reanud� mis visitas a su
casa para compartir un tiempo con celeste. Ya me hab�a decidido yo en mi
interior tratar de avanzar de alg�n modo sobre la situaci�n y que ese martirio
terminara, si tenia que ser que FUERA y si no, ya ver�a como enfrentaba lo
vendr�a a consecuencia de mis actos pero de ning�n modo dejar�a pasar esa
oportunidad de hacerla m�a.
Pocos d�as despu�s de que mi padre sali� de viaje llegu� de
visita a casa de Celeste, esa tarde ella llevaba puesto un vestido color azul
profundo, ce�ido a su cintura por un lazo, de gran escote que dejaba ver sus
formas en plenitud y me recibi� como siempre, con un gran y fuerte abrazo que yo
aproveche a disfrutar m�s que de costumbre tom�ndola con mis torpes manos y
atray�ndola a mi cuerpo para sentirla bien.
Pasaron las horas haciendo cosas en la casa, viendo la
televisi�n, jugando con sus hijos y luego cenamos todos en la sala. Cuando la
cena concluy� ya eran m�s de las 22 de la noche y ella se dispuso a dormir a sus
hijos y yo me quede en la sala viendo la televisi�n sentado a la mesa.
Unos instantes despu�s volvi� Celeste, levanto los trastos,
los llev� a la cocina y se dispuso a lavarlos. Yo fui detr�s y me ofrec� para
ayudarle y ella me dijo que no, que ella se encargaba de todo y que fuera a ver
la televisi�n y yo me aleje obedeci�ndola pero mi cabeza no dejaba de estar
tramando como hacerle para acercarme, besarla y acariciarla como ten�a
propuesto.
Cuando termin� con la cocina, vino a la sala donde yo miraba
la televisi�n sin ver nada, pues mis pensamientos corr�an a mil tratando de
resolver como le har�a para que ah� mismo fuera m�a y, por m�s que he intentado
recordar que daban en la televisi�n ese d�a nunca lo pude saber.
Celeste se sent� en la sala en un sof� detr�s m�o como a dos
metros y donde para verla ten�a que sacar la vista del televisor para dirigirme
a ella y se qued� all�, pasados unos segundos cruz� sus piernas y apoy� su
cabeza en una de sus manos recostando el codo en el posa-brazos y pude notar
como el tajo del frente de su vestido dejaba ante mi vista sus largas piernas.
No era una posici�n insinuante, pero yo la v�a en la pose mas sensual que hab�a
visto a una hembra y mi deseo ya estaba logrando calentarme s�lo de pensar en la
situaci�n.
Cada tanto la miraba, cruz�bamos algunas palabras y segu�amos
viendo la televisi�n, cada uno desde su ubicaci�n y sin que nada se insinuara.
Entonces, no se porque, le pregunte �Estas cansada? �Quer�s que me vaya ya, es
tarde? Y ella me respondi�: No esta bien as�.
Fue entonces que tome el coraje no se de donde y me decid� a
lanzarme al abismo, esos dos metros me parec�an todo un continente que nos
separaba uno del otro y como pude me levante y me dirig� hacia su sill�n que
estaba en medio de la sala y me coloqu� por detr�s, puse mis manos en sus
hombros a cada lado y dici�ndole "Pobre, estas muy cansada" comenc� a darle un
masaje suave con mis dedos.
Todo parec�a una escena normal en familia, nada sexual, pero
en cabeza no era as�, desde mi ubicaci�n pod�a ver a escasos 50 cms. sus dos
pechos insinu�ndose bajo el amplio escote del vestido azul.
Yo segu� d�ndole el masaje en sus hombros y pregunte: �Te
sent�s mejor? Y ella me respondi�: Si, mucho mejor, gracias.
Tome esa frase como un asentimiento y continu� d�ndole el
masaje aprovechando la situaci�n para correr levemente la parte superior del
vestido y darle masaje directo sobre su piel, cerca del cuello y por los
hombros.
Con el movimiento de mis dedos sobre su piel y sentir el
contacto de su cuerpo y mis manos mi verga comenz� a hincharse y yo segu� mi
actividad tratando que ella diera alguna se�al para que avanzara pero nada hizo.
Mis manos se mov�an solo de lado sobre sus hombros y yo segu� con mi vista
clavada en esos pechos que quer�a aferrar con fuerza y clavarle mis dientes en
esa carne y solo logr� ver que ella llevaba un sujetador color blanco, de un
blanco tan claro como jam�s he vuelto a ver otro as�.
Estuve como unos 10 � 15 minutos d�ndole el masaje en los
hombres y entonces paso, ella hizo un movimiento, fue sutil y sencillo pero eso
me hizo tomar el coraje suficiente para avanzar m�s all� de aquel limite sin
retorno, de lanzarme al abismo y darme contra el suelo o caer sobre esos pechos
que ya eran mi obsesi�n por entonces. Ella simplemente reposo su cabeza en el
respaldo del sill�n mientras tenia los ojos cerrados y con ese movimiento mejor
pod�a verle esas tetas que tanto deseaba.
No pudiendo masajear mucho sobre su espalda y viendo la
ocasi�n deslice mis manos m�s hacia el frente y segu� mi tarea. Pens� entonces
que si ella reacionaba le dir�a que la posici�n no me dej� seguir haci�ndolo
sobre los hombros y comenc� una suave caricia con la yema de mis dedos sobre su
cuerpo sobre los dos pechos y tratando a cada movimiento de abarcar mas abajo.
Celeste no dijo nada y yo tome eso como la expresi�n de su
deseo y me aventure m�s en ese camino sin retorno, bajando mas mis manos,
comenc� una suave caricia sobre sus pechos por sobre la tela del vestido azul.
Lo hac�a de modo suave, sin brusquedad, casi de forma imperceptible y ella me
dejo hacer, quedo inm�vil en la misma posici�n y yo empec� a deleitarme con ese
parte de tetas carnosas, grandes y que ya estaban bajo mis dedos.
Habr� estado dos o tres minutos acariciando sus pechos con la
punta de mis dedos y aflojando la mano inicia a sobarlos con la palma de la
mano, tom�ndolos suavemente como si uno pesara algo con la mano o intentara
medir con ellas un objeto y all� pude darme cuenta que no cab�an enteros bajo mi
palma, que le sobraba por los costados y m�s quise aferrarlos.
Ya estaba yo all� toc�ndole esas tetazas descomunales y no lo
pod�a creer. Dentro de mi pantal�n la erecci�n era completamente evidente y ella
segu�a ah�, como si estuviera dormida pero ambos sab�amos que no lo estaba y que
algo comenzaba a ocurrir entre los dos.
Con movimientos circulares sobre los pechos mis manos jugaban
a placer en su cuerpo y note como el pez�n se le hizo evidente bajo la tela del
brasier y el vestido, como se le estaba erectando o endureciendo del placer que
sent�a y m�s fuerte frote mis manos para que siguieran creciendo.
No resist� m�s el deseo y me dispuse a deslizar mis manos
bajo el vestido, necesitaba sentir esos pechos en mis manos libres de ropas,
necesitaba el contacto de esa piel no pod�a volverme para atr�s.
Instintivamente, sin dejar de admirarla recostada en el
sill�n, con su cabeza hacia atr�s y a pocos cent�metros de mi verga bien dura,
met� mis manos en un solo movimiento por bajo el vestido y comenc� a estrujar
esos pechos de manera casi incontrolable.
Ella no hizo movimiento alguno, s�lo me dejo hacer a mi
placer y, entonces, el deseo irrefrenable de besar sus labios me llev� a
reclinarme sobre su cara. Al acercarme pude otra como por lo bajo gem�a del
placer que le estaba causando con mis caricias y segu� acerc�ndome a su rostro
hasta que puse mis labios sobre los de Celeste.
Primero fue un beso de labios cerrados, con la ansiedad que
me sacaba el coraz�n por la boca y el miedo de que me hubiera equivocado y ella
reaccionara mal a lo estaba haciendo. Contrariamente a lo que pensaba, ella
segu� ah� y abr� mi boca tocando con la lengua sus labios y su reacci�n no se
hizo esperar, ella abri� su boca dejando entrar mi lengua que comenz� a
recorrerla por todos lados cambiando roces con la suya y fundi�ndonos en ese
instante en el deseo mutuo de uno por el otro.
Celeste segu� sin moverse de su posici�n, las piernas
cruzadas, los brazos a cada lado en reposo, la cabeza sobre el respaldo del
sill�n y, mientras tanto, mis manos jugaban ya descaradamente con sus pezones
entre mis dedos y mi lengua se enredaba con la suya prolongando el �xtasis de
ese momento tan desea por mi y como luego supe, por ella tambi�n.
Pasaron unos minutos en esa posici�n y decid� sacar mis manos
para comenzar a abrir su vestido y, cuando me encontraba haci�ndolo mientras la
besaba, ella se apart� de mi boca, abri� sus ojos y de un solo movimiento se
puso de pi�. En ese instante s�lo atin� a pensar que hasta all� me dejar�a
llegar, que me reprender�a por mi osad�a dici�ndome que era la mujer de su
padre, que era un puerco y tantas cosas m�s pero me sorprendi� al dar la vuelta
sobre el sill�n, acercarse a mi y decirme.
Si tu padre se entera de esto me mata. NOS MATA (exclam�).
Ah� me hizo dar cuenta de nuevo de quien era la mujer con la
que estaba, en un instante me imagine lo peor y ella s�lo se peg� m�s a mi, me
abraz� y volvi� a buscar mi lengua con su boca y nos volvimos a besar. Ella se
separ� de mi y sin decir palabra me llev� a su habitaci�n, encendi� una peque�a
luz de mesa de noche y se sent� en la cama quedando yo de pie a su lado.
Sola abri� su hermoso vestido azul dej�ndome ver sus tetas
tras el brasier blanco, lo dej� caer a su espalda y desabroch� la ropa interior
para luego sac�rsela por completo. He ah� la visi�n m�s espl�ndida que recuerdo
de una mujer, mi segunda mujer, con sus dos pechos balance�ndose armoniosamente
ante mis ojos, la piel de color blanco p�lido, sin marcas de traje de ba�o (era
invierno) y dos grandes aureolas color Rosado suave que cubr�an casi todo el
frente de unas tetas como nunca hab�a visto jam�s.
Solo con sus calzones de color blanco puestos, se estiro
hasta tomarme de la parte de atr�s de mi cabeza con una mano y mientras sosten�a
uno de sus pechos con la otra me fue acercando para que se la comiera toda. Ni
que decir que no me hice rogar y cai de inmediato de rodillas junto a ella y mi
boca comenz� a succionar ese pez�n con lujuria.
Primero lo succione un rato, notando como se endurec�a m�s
entre mis labios, luego abr� mi boca y comenc� a jugar con mi lengua en c�rculos
sobre el pez�n y mientras lo hacia pod�a sentir como las dos manos de ella me
tomaban por la cabeza gui�ndome para pasar de un pecho al otro, llev�ndome por
donde ella quer�a sentir mis caricias.
Tome sus pechos con mis manos y mientras uno lo chupaba,
mord�a, succionaba, el otro lo estrujaba y pellizcaba con las yemas de los
dedos, lo estiraba y lo retorc�a haciendo que no perdiera la dureza en ning�n
momento.
Mientras yo jugaba con sus pechos ella comenz� a sacarme la
ropa. Me ayudo con la camisa desaboton�ndola y retir�ndola, aflojo mi cintur�n y
cuando ya no pod�a seguir me hizo parar para bajar mis pantalones de tela jean y
dejarme s�lo con mis boxer puestos y mi verga que lat�a completamente hinchada
bajo ellos.
De pie frente a ella y Celeste sentada a la cama, sus manos
fueron directo a acariciar mi pene sobre la ropa interior, lo apret� entre sus
dedos, desliz� la mano como midi�ndolo y meti� sus dedos por la abertura del
rente hasta apretarlo todo en su mano sin sacarlo de debajo de la tela. Hizo un
par de movimientos de sube y baja y retiro la mano para poder quitar la ropa que
quedaba.
Primero se quito sus bragas en un movimiento �gil y r�pido y
luego con las dos manos estiro de la tela de los boxer hacia delante y los bajo
con suavidad, dejando mi miembro completamente listo frente a su cara para luego
dejarlos caer a mis pies.
Sus manos recorrieron mi cintura, fue primero para atr�s y me
acaricio las nalgas y luego llev� una hacia delante hasta tomar entre sus dedos
mi verga, corri� toda la piel para atr�s dejando que saliera la cabeza
completamente roja e hinchada y empuj�ndome desde atr�s con la mano que sosten�a
mis nalgas se la acerc� a la boca.
De una sola vez la introdujo toda en su boca, lo mas hondo
que pod�a y lento comenz� a retirarse moj�ndola toda con su lengua y saliva para
dejarla lubricada y brillante y con la mano que la sosten�a acompa�aba el
movimiento de su boca comenzando a pajearme suavemente con su boca y mano al
un�sono.
Yo estaba en la glor�a, no me lo pod�a creer, casi sin mediar
palabras entre nosotros est�bamos en su cuarto, ella d�ndome la primera felatio
de mi vida, la m�s sensual y dulce que yo recuerde de todas y yo, como en el
cielo, estaba teniendo sexo por segunda vez a mi temprana edad con aquella
hembra descomunal, con un cuerpo que me parec�a la locura y a quien le hab�a
dedicado cada paja del �ltimo a�o y medio.
Ella sigui� con sus artes, cada movimiento de su boca sobre
mi verga me hac�an aflojar las piernas y parec�a que ir�a a caer ah� mismo, ya
no era una mano la que tomaba mi pene, sino que con ambas juntas le daba un
movimiento de arriba y abajo indescriptible. Su lengua recorr�a primero en
c�rculos la cabeza hinchada para luego bajar por las venas del costado,
surc�ndolas, hasta alcanzar mis test�culos y con una leve succi�n meterse uno y
jugar con el dentro de la boca con la lengua y luego soltarlo para seguir el
camino inverso hasta aferrarse a la punta otra vez.
No resist� mucho en esos menesteres, ello lo hac�a como
ninguna otra, era una experta y le gustaba demasiado como luego me lo dijo. Ella
succionaba con fuerza, su lengua parec�a atravesarme por completo a cada
movimiento y desde debajo de mis test�culos comenc� a sentir la electricidad que
produce el instante previo a la eyaculaci�n.
Le avise que no aguantaba m�s lo que me hacia y le dije:
Celeste, esto es incre�ble. No resisto m�s, voy a acabar.
Y ella respondi�:
Si Francisco (as� me llamo yo), damela, la quiero toda
aca, quiero sentir tu leche ahora.
Sin m�s, comenc� a derramar mi semen en ese instante, era
como si me dieran latigazos en el cuerpo y la vida se me fuera por la punta de
la verga y un ser angelical la tomara toda para si. No hace falta decirle que se
la bebi� como sali� de mi y que aun habiendo terminado yo de eyacular ella no
dejaba de succionar y jugar con la punta que brillaba bajo la luz del foco tenue
de la mesa de noche.
Al cabo de un instante, ella se hizo para atr�s y se dejo
caer acostada en la cama con sus piernas bajando por el lado y me dijo:
Francisco, es mi turno, dame una buena chupada que ya no
me aguanto de tenerte.
Ni lerdo ni perezoso, me arrodille a sus pies y comenc� a
besarle las piernas y ella se abri� aun m�s y con sus manos comenz� a frotar su
sexo y a abrirlo para mi. Yo por primera vez chupaba una concha y mi
inexperiencia se hacia notar por si sola y ella al darse cuenta poso sus manos
en mi cabello y comenz� a atraerme hasta que tuviera contacto con su sexo y mi
boca.
Habl�ndome con suavidad, me dijo: "no te preocupes, lo har�s
bien, ya veras. Celeste te ayudara y ense�ara para que seas el mejor". "abre tu
boca y saca la lengua. Luego sigue tu instinto y deseo con la lengua y ya veras
que bien se esta con eso"
Yo la obedec� en todo, saque mi lengua y la pase r�pido de
abajo para arriba todo a lo largo de su sexo y ella me corrigi� "suave, mi bebe,
m�s lento, para que te sienta como lo haces" y yo volv� a hacerlo lo mas lento
que pod�a y ah� note como ella que no soltaba mi cabeza comenzaba a pegarme mas
a su vagina incrust�ndome como queriendo meterme dentro.
Volv� a pasarle la lengua pero esta vez de arriba para abajo
y al final pude sentir la entrada de su vagina y me aventure a meterle por ah�
la lengua. La reacci�n de su cuerpo no se hizo esperar y not� como los flujos
comenzaban a lubricarla y desde su boca sali� un suave gemido "aaahhhaaa, siiii
que lo haces bien mi bebe" e inmediatamente inicie un juego de mi lengua en ese
lugar, primero daba vueltas en c�rculos para luego simular que mi lengua era una
verga y darle con ella en punta como penetr�ndola.
Yo estaba ah� jugando en su sexo cuando advert� que sus manos
ya no sosten�an mi cabeza y que ahora con una se abr�a los labios vaginales y
con la yema de un dedo de la otra mano se acaricia y frotaba justo en la parte
superior de su sexo. Sub� besando y succionando los jugos que se le escurr�an
por la vagina hasta donde ella tenia sus dedos todos brillosos de sus propios
l�quidos y entonces descubr� lo que es el cl�toris, el bot�n de placer de las
mujeres y comenc� a pasarle mi lengua por ah�.
Como se puso Celeste con aquello, ya su cuerpo se
contorsionaba a cada movimiento que daba en su sexo, sus manos se aferraron a
las sabanas y mientras yo jugaba con ese bot�n comenz� a jadear y gemir ya en un
tono m�s alto que me hizo temer que los hijos de ella se despertaran.
Intente parar por temor a que los ni�os nos vieran ah� de esa
forma y ella, inmediatamente hizo un movimiento levantando la cabeza para verme
y tom�ndome con las manos la cara, me dijo: "Ni pienses que vas a dejar.
Terminaras todo lo que comenzaste y no te preocupes que no pasa nada malo, me
das mucho placer bebe."
Yo volv� a succionar su sexo y con un movimiento de las manos
me llev� otra vez a jugar con su cl�toris y cuando empece de nuevo pude sentir
que dijo: "Sii, ah�, ahiii es, sigueee bebee. Ahhhhaaaa siiii quiero
sentirllooooo. Siiii ufff" y yo comence a darle mas fuerte con mi lengua en ese
sitio.
Su orgasmo no se hizo esperar mucho y cuando se vino en mi
boca torrentes de sus flujos comenzaron a salir de la vagina y yo me los bebi�
todos con lujuria, le pasaba la lengua recogi�ndolos todos, metiendola en el
interior de su cueva y volviendo a pasarla hasta bien arriba donde jugaba otra
vez con su cl�toris.
Las convulsiones de su cuerpo fueron fuertes, sus piernas se
estiraron y apretaron aprisionando mi cara contra su vagina y sus dedos
entrelazados a mi cabello jalaban haciendo que me incrustara en su cuerpo como
un clavo en la madera joven.
Tras las �ltimas convulsiones, ella se relajo de espaldas en
la cama y yo me sub� sobre su cuerpo recost�ndome encima de ella. Ya mi verga
hab�a recobrado todo su vigor y estaba listo para otra vez y deseaba m�s que
antes el penetrarla por fin.
Celeste se dio cuenta de mis intenciones y dijo: "Vaya, Vaya,
hab�a olvidado como son Ustedes los J�venes, siempre listos y nunca descansan" y
hecho a reir. Yo la bese en sus labios y ella respondi� abraz�ndome y peg�ndome
a su cuerpo.
Mis manos buscaron sus caderas y sus piernas volvieron a
separarse dej�ndome que mi pelvis se juntara a la suya haciendo que mi verga
rozara su sexo que otra vez estaba todo empapado.
Ella se giro hacia un lado haciendo que mi cuerpo cayera
junto al suyo, se solt� del beso y otra vez volvi� a chuparme la pija que ya
estaba dura como piedra.
Me mir� y me dijo: "No termines as�, yo tambi�n te quiero
sentir dentro" e inmediatamente tomo la verga con sus labios y manos y comenz�
como antes un sube y baja infernal. Mis manos apartaban su cabello oscuro para
poder verla comerme la pija de esa manera y ella, mirando de reojo, cada tanto
dejaba escapar una sonrisa mostrando sus dientes y jugando con la lengua en la
punta hasta volver aprisionarlo todo y meterlo hasta su garganta.
No tarde nada en sentir que me vendr�a y se lo hice saber.
Ella de inmediato dejo de chuparme, hizo un par de movimientos de sube y baja y
cruzando las piernas sobre mi cuerpo se monto sobre mi de frente y sin soltar la
verga ni un instante.
De cuquillas sobre mi, mir�ndome al rostro acomod� la verga
en la entrada de su vagina y se fue dejando caer lentamente, suave, haciendo que
la penetrara como tantas veces lo hab�a so�ado.
Pod�a sentir el calor de cuerpo alrededor de mi pija, la
humedad de las paredes de la vagina aprisionando mi miembro, trag�ndolo por
entero, la misma humedad que escurria por sus dedos hasta mi pelvis y ella
descendiendo todo lo largo de mis 18 cm hasta quedar ensartada como una espada
en la carne.
Cuando todo estuvo adentro, saco su mano y se apoyo con las
dos en mi pecho y comenz� un movimiento de caderas en sube y baja, suave, lento,
como tratando de lubricar al m�ximo mi pija y suavemente comenzaba a jadear.
Mis manos buscaron en forma autom�tica esos pechos que ahora
se balanceaban en c�rculos opuestos frente a mis ojos y comenc� a amasarlos otra
vez. Sus pezones reaccionaron de inmediato endureci�ndose y por primera pude
advertir como la aureola de los pezones se contra�a en tama�o a medida que se le
pon�an duros como piedras entre mis dedos.
El clima de la relaci�n comenzaba a aumentar, ella misma
hacia sus movimientos cada vez m�s r�pidos. A cada movimiento de sube, al final,
ella se dejaba caer cada vez con mas fuerza hasta chocar con mi pelvis y otra
vez vuelta a subir para repetirlo. Busque con mi boca uno de sus pechos y
comenc� a morderlo suavemente y ella entonces me pidi� "muerdelo, muerdelo bebe,
clava tus dientes que me gusta".
Yo lo hice y tem� lastimarla pero al cabo de un instante ya
no me pod�a controlar y ella comenz� a decir cosas ininteligibles y exclamar en
voz alta: "Dame fuerte, no seas marica Francisco, como todo un hombre dale a
esta puta" y yo tome otra vez el pez�n con mas fuerza y ella aull�: "Siiii,
assiiiii, vamos Francisco dale a esta puta como le gusta".
Ella estuvo como por 10 minutos montada sobre mi cuerpo y yo
comi�ndole esos pechos incre�bles hasta que sola se bajo de sobre mi y
coloc�ndose en cuatro patas sobre la cama me dijo, "dame como lo que soy, como
tu perra"
Yo me vine por detr�s de ella y primero le frote mi verga
todo la lo largo de su sexo y al bajarla se la calc� otra vez en la vagina y de
un solo envi�n se la met� hasta el fondo. Ella me dejo entrar y reclinando su
cabeza hasta la almohada ahog� ah� un grito gutural que en ese instante exhalo.
Jadeo una o dos veces y volvi� a erguirse para mirarme y decirme: "Vamos, a que
estas esperando, Coj�eme que quiero volver a acabar como reci�n cuando lo
metiste".
Mis caderas comenzaron a moverse haciendo que entrara y
saliera mi verga en toda su extensi�n dentro de su vagina, primero eran
movimientos largos, pausados, lentos, sintiendo como entraba y sal�a cada
cent�metro para luego comenzar ella a empujar su culo para atr�s a cada estocada
acelerando los movimientos hasta ser completamente instintivos, como de animal.
La situaci�n era mejor de lo que la hab�a imaginado en tantas
pajas y comenc� a decirle: "Celeste, te voy a llenar con mi leche" "cuantas
veces me hice la paja so�ando con esto, mi amor" y ella entonces me dijo: "Si,
quiero que me des esa leche que dec�s y no te imaginas hace cuanto quer�a que me
cogieras de una buena vez".
Las manos m�as aferraban su precioso culo, abri�ndolo,
haciendo que cada penetraci�n fuera mas hondo a cada embestida y ella busco con
una de sus manos mis caderas y comenz� a acompa�ar mi ritmo y tirando de mi para
que entrara mas en ella. Tan fuerte me agarraba de mis caderas y nalgas que sus
u�as se comenzaron a clavar en mis carnes y la mezcla de dolor y placer que me
causaba esa situaci�n me embriagaba a punto tal de que ya me daba cuenta que no
tardar�a en eyacular de nuevo.
Ambos nos mov�amos de forma fren�tica, sus gemidos y sonidos
se confundian con mis jadeos y la respiraci�n se aceleraba a cada segundo y
entonces le avise que estaba por terminar "Puta, toma mi leche" "ah� tenes toda
la que quer�as putita mia, ah� te va" y me descargue sin siquiera pensar en las
consecuencias de ello.
Ella al sentir como los chorros de semen le golpeaban en las
paredes de su vagina, solo grito "AHHHHAAAAHHHHH......." y luego dijo: "Sos un
hijo de puta" "No, no sos mi hijo, pero que puta me haces sentir as�..." y se
dejo caer hacia delante apretando mi pene en el interior de su vagina y el
cuerpo de ambos temblando de las convulsiones del orgasmo que juntos est�bamos
teniendo.
Quedamos echados en la cama por varios minutos, sin decirnos
palabra, yo besando su cuello, sus hombros, sus mejillas hasta que mi verga sola
se escurri� de dentro de su vagina al perder su erecci�n y luego nos tiramos uno
junto al otro, abrazados, bes�ndonos y acarici�ndonos mutuamente.
Al cabo de unos instantes, la mire a su cara y dije: "espero
que te haya gustado y que me dejes volver a estar contigo" y ella luego de
besarme, respondi�: "Por lo pronto, tu padre regresa en m�s de dos semanas y tu
volver�s ma�ana y ma�ana y ma�ana hasta que �l llegue y me tendr�s cada vez que
lo desees", nos volvimos a besar y luego acot� "Ahh, no s�lo me gusto lo que
hemos hecho, lo deseaba hace m�s de un a�o".
Quedamos en la cama otro rato, volvimos a hacerlo una vez m�s
y como a la una de la madrugada me duche para volver a mi casa, ella me despidi�
en la puerta con su bata y un suave beso y dici�ndome "ma�ana, como a las 10.30
de la noche que los ni�os ya duermen te espero aqu� para que me des mi raci�n de
leche calientita" y me fui.
As� fue mi experiencia, o mejor dicho comenz� mi experiencia
de incesto, la que duro por algo m�s de 18 a�os, hoy el que tiene m�s de 35 a�os
soy yo (Francisco) y hace algunos a�os que ya no veo a Celeste pero cada
instante que hemos vivido nuestro amor ha sido tan m�gico e intenso como aquel
primer d�a e, incluso, aun le dedico alguna que otra paja en su recuerdo.