Un verano entre hermanos
Como suele suceder entre hermanos, todo empez� como un juego.
Ten�amos� bueno, ten�amos la edad suficiente para que pasara lo que pas�, y
�ramos lo suficientemente j�venes para no comernos demasiado el coco con
cuestiones morales.
Siempre me he dicho que todo ocurri� gracias al imb�cil de
Jos� Antonio, al que meses antes hab�a regalado con pocos aspavientos mi
virginidad, que ya ven�a sobr�ndome desde hac�a alg�n tiempo. El caso es que, ya
fuera por mi falta de experiencia o por pura torpeza por su parte, el elogiado
arte de follar me parec�a a m� una est�pida forma de ensuciarse las bragas. Se
enfundaba el cond�n (por lo menos, precauci�n no le faltaba, Dios le bendiga) y
soltaba su inevitable "ahora vas a gozar, nena", e inevitablemente la cosa
duraba tres minutos y de goce, poco tirando a nada. Lo ten�a bien merecido por
ir regalando virginidades a guaperas que s�lo piensan en presumir con sus
amigos.
Hac�a ya dos meses que hab�a cortado con Jos� Antonio por
puro aburrimiento (�l contaba otra versi�n m�s adecuada a su imagen) y el verano
se presentaba francamente negro. Ni mi hermano Santi ni yo �ramos estudiantes
modelo, y en aquella �poca, asignatura que suspend�as, asignatura que ten�as que
estudiar en verano para el examen de septiembre. Nuestros padres encontraron una
estupenda soluci�n (estupenda para ellos) para que pudi�semos estudiar sin
fastidiarles las vacaciones. Alquilaron una casa de campo en medio de la nada
donde lo �nico que pod�amos hacer nosotros era estudiar, mientras ellos se
dedicaban a hacer senderismo por la regi�n. A�n las recuerdan como sus mejores
vacaciones. Nosotros tambi�n.
Era la fat�dica hora de la siesta. Mis padres hab�an subido a
su habitaci�n, y nosotros se supon�a que deb�amos estudiar, pero jug�bamos a
darnos patadas debajo de la mesa (ya lo s�, �ramos bastante mayorcitos para eso,
pero nos aburr�amos tanto...). Mi hermano decidi� que ya hab�a fingido bastante
y subi� a echarse un rato, yo le segu�.
Al pasar frente al cuarto de nuestros padres, vimos que la
puerta estaba entreabierta. Siempre con ganas de enredar, Santi se acerc� con
precauci�n, mir� dentro y me hizo una se�al con la mano de que all� estaba
ocurriendo algo gordo. Me acerqu� y me asom� por la apertura. All� estaban
nuestros padres, follando como salvajes, mam� encima de pap�, cabalg�ndole con
sus grandes tetas balance�ndose al viento.
2
Apenas asom�bamos las narices por la puerta, pero desde
nuestra posici�n ten�amos una espl�ndida panor�mica del culo de mi madre
movi�ndose arriba y abajo, ora mostrando, ora ocultando la �m�s que
considerable! polla de mi padre. Mi madre la hac�a salir y entrar de su co�o a
un ritmo cada vez m�s fren�tico.
La enorme morbosidad de la situaci�n se sobrepon�a al
malestar de ver por primera vez a nuestros progenitores en tales ocupaciones. Mi
hermano y yo est�bamos petrificados. No movimos un m�sculo hasta que el culo de
mam� se contrajo en un orgasmo feroz y la polla de mi padre se cubri� de un
l�quido blanquecino.
Huimos por el pasillo intentando no hacer el menor ruido. Por
suerte, and�bamos descalzos y no pudieron o�r nada. Nos encerramos en mi cuarto
conteniendo la risa y el asombro. No pod�amos articular palabra. Cuando pude
recuperar parte de mi aliento, pregunt�:
��Ya los hab�as visto antes?
�Noooo, qu� dices �y t�?
�Tampoco. Joder, qu� energ�a.
Imposible dejar de re�r. Mi hermano vest�a unos pantalones
cortos de deporte, en los que se distingu�a perfectamente el bulto de su polla.
��Santi! �Te has puesto cachondo!
�Co�o, �y qui�n no? �Menudo espect�culo de primera!
M�s por curiosidad que por otra cosa, le ech� mano al
paquete.
��D�jame ver!
Y de un tir�n le baj� los pantalones. Menuda polla. A ojo,
tan grande como la de mi padre, bien dura y proporcionada. Nada que ver con el
pingajo en forma de botella de cocacola venida a menos del que presum�a Jos�
Antonio. Santi se puso colorado y, balbuceando algo que no entend�, se subi� los
pantalones y se fue r�pidamente.
No le segu�, imaginando que, lo que iba a hacer, lo quer�a
hacer s�lo. Me desnud� y me tumb� en la cama. Estaba muy excitada pensando en
mis padres desnudos. Santi ten�a raz�n: hab�a sido un espect�culo de primera.
Sus cuerpos cercanos a la cincuentena conservaban toda su sensualidad. Con una
mano me abr� bien los labios del co�o y con la otra empec� a acariciarme el
cl�toris. Me concentr� en la polla de mi padre entrando y saliendo del co�o de
mi madre. Me corr� imitando el casi inaudible gemido que hab�a emitido mam� en
el momento de su orgasmo.
Me levant� al final de la tarde. Mis padres hab�an salido,
como todas las tardes, a pasear y de Santi, ni rastro. Mis padres volvieron poco
antes del anochecer. Cuando mi madre se meti� en la ducha, me las arregl� para
ser la siguiente y me met� en el cuarto de ba�o antes de que terminara. Ella
entrando y yo saliendo, nos quedamos frente a frente, desnudas. Admir� aquel
cuerpo maduro, capaz de recibir y de dar tanto placer (m�s del que ella
imaginaba). Me ofrec� a secarle la espalda para acariciar su piel suave.
Fingiendo bromear, le sequ� bien el ojete. Ni por un momento debi� imaginar que
la estaba sobando. Me devolvi� la broma solt�ndome un cachete cari�oso en el
culo y diciendo:
�Ay, qui�n ser� el afortunado que se aproveche ese culete
resping�n y de ese par de tetas.
�O afortunados, mam� �respond�.
�Di que s�, hija, disfruta mientras puedas.
Yo no me atrev� a responderle "y t� tambi�n", pero lo pens�
sinceramente.
Santi no apareci� hasta la hora de cena, en la que estuvo muy
callado. Cuando termin�, dijo que se iba a estudiar a su cuarto y se marcho. Mis
padres y yo no tardamos en acostarnos tambi�n.
Una hora despu�s de meterme en la cama, segu�a sin dormir. Me
levant� y entr� con sigilo en la habitaci�n de mi hermano:
��Est�s dormido?
Sin respuesta. Ech� el cerrojo a la puerta y me acerqu� a la
cama. Las contraventanas estaban abiertas, y la habitaci�n estaba en penumbra.
Me aproxim� a la cara de mi hermano hasta sentir su aliento en mi rostro. Vi el
brillo de sus ojos a la luz de la luna.
�S� que no duermes.
�No.
Le bes� en la boca. Le met� la lengua hasta la garganta.
Estuvimos bes�ndonos un buen rato. Santi, tan t�mido �l, me acariciaba con
pasi�n el brazo. Le agarr� la mano y me la llev� a las tetas, para que supiese
que aquello no iba en broma. Empez� a sob�rmelas como si le fuese la vida en
ello.
��Que tetas tienes! �Qu� preciosas son!
Sus palabras me calentaban a�n m�s. Met� la mano bajo la
s�bana. Estaba desnudo. Su polla estaba dura como una piedra. Se la agarr� y
empec� a mene�rsela.
��Me gustar�a tanto que me la comieras!
Me hizo gracia, porque era el hermano pidi�ndole un favor a
su hermana. Me di cuenta de que no hab�a cambiado nada entre nosotros, que
segu�amos siendo hermanos que nos llev�bamos bien, y ahora m�s que bien.
�Vale, si t� me lo comes a m�.
Me quit� el camis�n y las bragas y le puse el co�o en la
boca. Nos fundimos en el sesenta y nueve m�s lascivo que recuerdo. Me met� la
polla en la boca y le hice una buena mamada. Aunque no era la primera, s� sent�a
por primera vez ese placer tan especial que se consigue dando placer a otro.
Nada me parec�a sucio con mi hermano, as� que cuando me indic� que se corr�a, me
com� su semen hasta la �ltima gota, era la primera vez que lo hac�a, y me supo a
gloria.
�No te vayas a parar ahora, cabr�n, sigue lamiendo.
�Pero c�mo voy a parar de comerte ese culo que tienes.
La lengua de mi hermano hac�a maravillas con mi cl�toris, con
mi vulva, y hasta con el agujero de mi culo. Parec�a que hubiese pasado toda su
vida comiendo co�os.
�Sigue as�, Santi, que me corro.
El de la siesta pas� a ser el segundo mejor orgasmo de mi
vida. �ste lo superaba con creces.
Me di la vuelta e intercambiamos jugos con nuestras lenguas.
La polla de Santi empezaba a recuperarse con la facilidad de la adolescencia.
�Santi, espero por tu bien que tengas condones, porque como
no me folles esta noche te capo.
Mi hermano sonri� malignamente y, abriendo su mesilla de
noche, sac� una caja de grande de condones sin estrenar. Prefer� preguntarle
cu�l fue el proceso mental que le llev� a pensar que le ser�an �tiles cuarenta y
ocho condones en una casa de campo en medio de la campi�a. O ya hab�a previsto
alg�n tipo de incesto o quiz�s planeaba una fiesta con globitos. Decid� dejar
las bromas para el d�a siguiente y alabarle el gusto.
�Eres un cielo Santi. Anda, ponte uno, que me quema el co�o.
Se enfund� uno con bastante torpeza y me sent� sobre �l.
Aquella vez no escuch� el rid�culo "vas a gozar" sino que, en cambio, sent� una
buena polla llen�ndome bien. Emulando a nuestros progenitores, empec� a cabalgar
a mi hermano como lo hab�a hecho esa misma tarde mi madre sobre mi padre.
Aquello era gloria pura. La polla de Santi entraba y sal�a de mi co�o como si
fuera su funda natural.
�As� Santi, sigue foll�ndome, qu� gusto.
�Qu� co�o tienes Maribel, eres gloria pura.
La polla de Santi empez� a bombear semen dentro del cond�n y
su estremecimiento me llev� a m� tambi�n al orgasmo.
Esa noche empez� una relaci�n que dur�... en fin, ahora Santi
y yo estamos casados cada uno por nuestro lado, pero seguimos manteniendo el
contacto. Este verano, con la excusa de la necesidad mutua de vernos, hemos
dejado a ambas familias en una playa abarrotada y hemos alquilado una casa de
campo para los dos. Aqu� surgi� la idea de escribir nuestra historia. Estoy
tumbada sobre la cama, desnuda, escribiendo en mi ordenador port�til. Otro d�a
seguir� con nuestras aventuras, porque Santi acaba de salir de la ducha y ha
entrado en mi cuarto, y creo que me va a ser muy dif�cil seguir escribiendo con
una polla en el culo.